Bad Luck Tour
Capítulo VIII: "Dos son compañía y tres..."
13/06/2004.
Autor: Geisha Sakura
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Advertencias: Trío, ¿algo más que necesiten saber? P
Clasificación: NC-17
Suguru miró por la ventana, seguía lloviendo, eso era lo que no le gustaba de los tours de verano: el mal clima, por suerte habían podido terminar el concierto de Fukushima justo antes de que comenzara el diluvio, apenas tocaron la última nota empezó al tormenta, a él le desagradaban bastante estos meteoros, lo ponían de nervios y no lo dejaban dormir bien.
El tecladista dio un suspiro y contempló su alrededor, la habitación en la que estaba alojado era elegante, y bastante amplia, todo ese espacio le recordaba algo nada grato: que estaba solo. Después del concierto todos habían corrido al hotel a secarse, quedaron empapados en el breve trayecto del escenario a los vehículos. En cuanto el joven músico llegó a su cuarto entró a la tina a darse un baño caliente y a escuchar música con los audífonos puestos para relajarse, al salir, bien envuelto en una mullida bata, había notado el inusitado silencio que reinaba. Todos estaban en habitaciones contiguas, por orden de K, quien los quería a todos en la misma área para tenerlos bien vigilados. A la izquierda de la habitación de Suguru, estaba la de Shuichi, y a su derecha, la de Hiro, ningún ruido provenía de ellas, eso le indicaba que sus compañeros habían salido a algún lado a pesar de la torrencial lluvia... y no lo habían invitado.
El joven se sentó en la cama, secando su cabello con una pequeña toalla decorada con el monograma del hotel, fijó su vista en la ventana, donde la lluvia azotaba los cristales produciendo un ruido monótono, incómodo, recalcando la soledad que sentía en ese momento. ¿A dónde habrían ido todos? Tal vez Hiro había querido animar a Shuichi ahora que Yuki había vuelto a Tokio por cuestión de trabajo (aunque con la despedida que le dio el rubio en el camerino y que él accidentalmente presenció, Shindo no debería estar tan decaído) y lo había llevado a algún sitio divertido, Ryuichi probablemente fue a algún cine con su fiel Tatsuha, a quien ni la lluvia, ni el viento, ni nada lo detenían para acompañar a su ídolo a donde se lo pidiera, K y Sakano tal vez discutían de negocios en algún elegante bar.
Fujisaki se encogió de hombros, abrazándose a sí mismo, Hiro y Shuichi, Ryuichi y Tatsuha, K y Sakano, todos eran un par de amigos, de dos en dos, y él... él parecía sobrar....ser el mal tercio...a veces se sentía tan fuera de lugar... con las constantes discusiones que tenía con Shuichi respecto a la composición de las canciones y el apoyo incondicional que Hiro le daba al pelirrosa, claro que su primo Tohma muchas veces le otorgaba la razón a él, pero...Tohma tenía a Mika y no los acompañaba a los tours.
Suguru suspiró de nuevo, dejándose caer de espaldas en la cama, con los brazos extendidos, mirando al vacío, volteó a ver el redondo reloj de pared, apenas iban a ser las 11 de la noche, se sentía cansado pero no tenía ganas de irse a dormir, cerró los ojos un momento. ¿Sería acaso que lo discriminaban porque era más joven que ellos?, ¿lo considerarían un niño tonto?, no, eso no era cierto, muchas veces habían alabado su talento musical, Bad Luck no sería lo mismo sin él, tampoco sin Shuichi, ni sin Hiro. Sí, ellos tres eran Bad Luck, únicos, irremplazables, eran un trío exitoso, juntos conquistaban el mundo de la música, no era posible que les fuera tan bien si no existía empatía entre ellos, ¿cierto?
La tormenta amainó, convirtiéndose en un agradable murmullo que envolvía la noche, la lluvia era arrulladora, confortable, parte de los ruidos nocturnos, no los opacaba, sino los complementaba. Suguru abrió los ojos, le pareció escuchar el ruido de pasos, voces y una televisión que se encendía en el cuarto de Shuichi. El tecladista salió de su habitación, al llegar frente a la puerta del pelirrosa oyó las risas de sus compañeros de banda, dudó un momento, pero al fin se decidió y llamó suavemente con los nudillos.
- ¡Suguru!, ¡hola!, ¡entra!, pensábamos que estabas dormido- le dijo Shuichi con una sonrisa invitándolo a pasar a su cuarto, Suguru entró y vio a Hiro sobre la cama mirando la televisión y comiendo pizza.
-¡Hey Suguru!- le dijo Hiro a modo de saludo levantando la mano- ¿gustas?- lo invitó acercándole la caja donde una humeante pizza tamaño jumbo de carne y champiñones invitaba a ser devorada - Salimos hace rato por ella, creímos que estabas muy cansado y no te quisimos molestar.
Gracias- murmuró Suguru tomando un pedazo, sintiéndose muy contento, después de todo, sus compañeros no lo habían abandonado, no habían salido sin él a divertirse, y ahora, lo convidaban a pasar el rato con ellos.
La pizza duró poco tiempo, los tres músicos reposaban sobre la enorme cama, mirando con poco interés la televisión, Shuichi cambiaba de canal a cada rato con el control remoto, no parecía haber nada que valiera la pena ver por más de tres segundos.
¡Me aburro!- declaró Shuichi apagando el aparato con fastidio, su exceso de energía le impedía estar quieto tanto tiempo.- Podríamos salir a algún sitio- dijo mirando con expresión esperanzadora al pelirrojo.
Tú bien sabes que eso no se puede- le recordó Hiro- con este clima K nos dijo que ni a la esquina, no sea que nos enfermemos y no podamos actuar mañana.
Lo sé, lo sé- contestó Shuichi agitando la mano con impaciencia, haciendo un puchero- pero es que no hay nada que hacer- gimió con exasperación.
Podemos jugar a las cartas- propuso Hiro sacando del bolsillo de su camisa un pequeño paquete- las compré en la tienda del hotel, pensé que serían de utilidad cuando tuviera que entretenerte en la carretera, le dijo a Shuichi guiñándole el ojo.
¿Qué quieres decir Hiro?- preguntó con falsa indignación- ¿Qué me porto como un niño de seis años?
No- respondió muy serio el guitarrista- yo diría que de tres años- concluyó con una carcajada acompañada por la de Suguru, que finalizó cuando ambos recibieron un almohadazo en la cara.
¡Me tomaste por sorpresa!- gruñó Hiro fingiendo estar enojado- ahora verás- se lanzó sobre su amigo dispuesto a hacerle cosquillas, pero este fue más rápido y se bajó de la cama, iniciando así la carrera por toda la habitación, mientras Suguru los contemplaba riendo divertido.
Hiro era más grande, pero Shuichi era bastante escurridizo, lo persiguió por cinco minutos hasta que por fin, el pelirrojo lo tiró al suelo, aunque el pequeño se resistía, moviéndose como un pez al que acaban de sacar del agua.
¡Suguru!, ¡ayúdame!- pidió Hiro, porque Shuichi estaba a punto de escapársele en cualquier momento. El tecladista se unió a la batalla y ayudó a sujetar al pelirrosa, mientras Hiro le hacía cosquillas en el estómago hasta que le saltaron las lágrimas.
Los tres terminaron en el suelo riéndose como locos, cuando se calmaron, Suguru volteó a ver el reloj, casi las 12, hizo un ademán de levantarse, pero Hiro lo detuvo del brazo.
-Aún es temprano, quédate un rato más con nosotros- Suguru sonrió, complacido de que quisieran tenerlo con ellos, y asintió.
¿Y bien?- dijo Hiro volviendo a sentarse en la cama- ¿quieren jugar?
Sí- dijo Shuichi muy alegre, encaramándose al lecho, seguido por Suguru, quien inspeccionó las cartas y preguntó como se jugaban, pues no parecía una baraja española ni ninguna que él conociera. En lugar de espadas y diamantes había figuras de plantas, frutas y animales que se repetían, además de que algunas cartas tenían cosas escritas sobre ellas como: "baila como pollo", "bebe media botella de licor de un trago", "párate de manos", "quítate una prenda".
Es muy sencillo- explicó Hiro revolviendo el mazo y repartiéndoles las cartas a sus amigos- tienen que juntar los pares de las figuras tomando cartas de los otros jugadores, pero puede que les toque alguna de castigo, quien complete sus pares primero gana, el truco es pasarle todos los castigos al contrincante para que él no pueda juntar sus pares.
Oh- dijo Shuichi asintiendo en señal de entendimiento, mientras examinaba las cartas que le habían tocado.
Suguru también asintió y miró las suyas, tenía la mayoría de castigos, tendría que pasárselos todos a sus compañeros y robarles las figuras adecuadas para poder ganar, sonrió confiado, adoptado la inescrutable sonrisa que había aprendido de Tohma, y comenzó a jugar.
Tal como lo había previsto el joven tecladista, era fácil ganarle a Shuichi porque su demasiado expresiva cara denotaba perfectamente la alegría cuando estaba a punto de tomar un castigo y la decepción cuando movía la mano sobre sus cartas hasta que llegaba a una figura, Hiro, por otro lado, era más serio, y consiguió pasarle varios castigos embarazosos como bailar al estilo de una hawaiana y saltar por toda la cama haciendo ruidos de mono.
Después de media hora, los tres jóvenes estaban nada más en ropa interior, producto de las cartas que exigían hacer streap tease, y algo alegres, por las que demandaban beber licor. Suguru se encontraba mareado y algo sonrojado, no aguantaba el alcohol pues era menor de edad y en su casa no le permitían beber, pero resuelto a ganar. A Shuichi nada más le quedaban dos cartas, de seguro con una de ellas completaría su último par, eso era pan comido. Alargó la mano hacia las cartas del pelirrosa, quien puso cara de perrito triste, Suguru sonrió seguro de su victoria, tomó la carta y al voltearla, se encontró con un castigo: "bebe media botella de licor de un trago"
Jajajaja- rió Shuichi- ¡te engañé!- dijo sacándole la lengua - ¡cumple tu castigo!- le exigió alargándole una botella de sake.
Suguru refunfuñó, molesto de haber caído en la trampa del baka de Shuichi, pero su orgullo no le permitía negarse, tomó la botella y se la empinó, casi vaciándola de un trago, la soltó, sintiéndose muy muy mareado, veía borroso, todo se le movía, y se fue de bruces sobre la mullida colcha. Hiro y Shuichi se echaron a reír como histéricos, pero Suguru no los escuchaba, sólo oía un murmullo lejano, apagado, como la lluvia de pegaba contra las ventanas.
Vamos Suguru- lo zarandeó Hiro, obligándolo a sentarse nuevamente- que todavía no termina el juego- sonrió maliciosamente, tendiéndole las dos cartas que le quedaban.
El tecladista se incorporó como pudo, y extendió la mano hacia las cartas de Hiro, no vio ninguna figura, sino letras, le había tocado de nuevo un castigo: "dale un apasionado beso a la persona que tengas más cerca". Del susto Suguru volvió a estar sobrio, esa persona era Shuichi.
-¿¡Qué!?- protestó airadamente- ¡no puedo hacer eso!
- ¿Por qué no?- cuestionó Hiro, muy divertido- ¿acaso te vas a echar para atrás como un cobarde?- dijo provocándolo.
- No...- murmuró Suguru mirando de reojo a Shuihi, quien le devolvió la mirada y se encogió de hombros.
- Es un juego- explicó el pelirrosa- no es real ni nada.
Viendo que no tenía más remedio, Suguru tragó saliva y se acercó al rostro sonrojado de Shuichi, sus ojos violetas se veían enormes, hermosos, brillantes, su piel suave y sus labios pequeños y sonrosados. Suguru apartó esos pensamientos de su cabeza, no tenía por qué contemplar así a su compañero de banda, un beso rápido y a dormir, que ya había tenido suficiente de ese estúpido juego.
Shuichi cerró los ojos, Suguru hizo lo mismo, sintiendo su cara arder de vergüenza, Hiro los contemplaba con ojos vidriosos y una sonrisa extraña. El tecladista posó sus labios sobre los del pelirrosa, y se apartó de inmediato.
-¡Listo! me voy- declaró moviéndose hacia la orilla de la cama
- ¡Claro que no!- lo detuvo Hiro, jalándolo del brazo- aquí dice beso apasionado, no beso de niño de kinder, hazlo bien o no te dejaré marchar.
Suguru sintió que se sonrojaba, se soltó de la mano de Hiro y gateó sobre la cama hasta llegar junto a Shuichi, quien lo contemplaba con una expresión atontada en el rostro, probablemente producto del alcohol. Suguru no quiso ni pensarlo, simplemente le plantó el beso al pelirrosa, abriendo un poco los labios, Shuichi le devolvió el beso de manera más apasionada, envolvió la pequeña cintura de Suguru con sus brazos, atrayéndolo hacia sí, frotando su piel desnuda de una manera tan sensual que ocasionó que a Suguru lo recorriera un impulso de placer, deslizando después sus manos hacia el trasero del tecladista, metiéndolas bajo su ropa interior, apretando sus redondas nalgas. De la sorpresa ante la repentina caricia Suguru abrió la boca, permitiendo que la lengua de su compañero entrara en él, probándolo, explorándolo, invitándolo a hacer lo mismo, Shuichi sabía dulce, sus labios eran suaves, al igual que su piel, el jovencito también lo recorrió con manos torpes, introduciendo después sus manos dentro de la ropa interior de su compañero, moviéndolas de forma circular sobre su trasero, acariciándolas todas. La mano de Shuichi bajó hasta las rodillas los boxers de Suguru, tomando su miembro frotándolo suavemente. El tecladista gimió ante la intensidad de ser tocado de esa manera, y se separó del pelirrosa abruptamente, empujándolo hacia atrás.
Quedó recargado sobre la cama, jadeando, apoyándose en los codos, sintiendo el aire frío de la habitación sobre su virilidad erecta, goteante. Miró a Shuichi, este se relamía los labios, y le sonreía de manera provocativa, mientras se quitaba su ropa interior.
-Esto no está bien- murmuró con voz ronca Suguru, al ver como Shuichi, completamente desnudo, se aproximaba gateando hasta quedar sobre él, cara a cara, con el deseo brillando en sus ojos violetas, que veía reflejado en los verdes del otro.
-¿Por qué no?- susurró el pelirrosa- de manera grave y sensual al oído del tecladista, quien sintió de nuevo una oleada de excitación, y gimió placenteramente cuando Shuichi trazó un largo camino húmedo por su cuello, lamiéndolo como un gato- Tú lo deseas, y yo también- murmuró mientras lo empujaba suavemente para acostarlo en la cama.
-Aaah....Shindo-san...-gimió Suguru, al sentir como chupaba sus pequeños pezones, endureciéndolos terriblemente, excitándolo más y más con cada lamida, dejándolos erectos y llenos de saliva mientras seguía recorriéndolo por su pecho y vientre.- No.... no quiero- hizo un último esfuerzo por detenerlo, empujando la rosada cabeza, al ver hacia donde se dirigía- Ah... Shindo-san... no...- volteó a ver a Hiro, buscando ayuda, éste se encontraba recostado sobre las almohadas, mirándolos con ojos brillantes, desnudo, frotándose su miembro rítmicamente. –Aaaaaaah- Suguru soltó un grito de placer al sentir como la lengua de Shuichi se deslizaba por todo su miembro, para después, metérselo dentro de la boca, chupándolo fuertemente,- No... no.... espera...aaaaaah- con una última chupada, Suguru se arqueó y sintió como se derramaba en la boca de Shuichi, quien lo bebió todo. Cuando hubo terminado, sacó el reblandecido miembro de su boca, y se puso de rodillas junto a Suguru, quitándose con la lengua los restos que le quedaron en la cara. El tecladista se sentía tembloroso, Shuichi le tendió la mano, ayudándolo a incorporarse, quedando de rodillas frente él.
-Qué hermosos- susurró Hiro con voz ronca y sensual, avanzando sobre la cama, hasta colocarse delante de los dos, tomándoles el rostro, dándoles un breve beso a cada uno, acariciándoles las espaldas, bajando por ellas, introduciendo un dedo dentro de cada uno, arrancándoles un gemido- tan pequeños, tan estrechos, tan calientes, tan húmedos, bésense- ordenó mientras hundía otro dedo en su interior- los dos gimieron, y obedecieron abrazándose con ansias, devorando sus labios, sus lenguas luchando furiosas, sus goteantes erecciones se rozaban a cada momento, llenándolos de placer con cada contacto, aumentando cuando sintieron el gran miembro del pelirrojo también frotándose contra los suyos, humedeciéndolos más.
-Ya están listos- dijo Hiro saliendo de ambos, haciendo que se detuvieran- es una pena que no pueda tomarlos al mismo tiempo, los dos se ven tan apetecibles- sonrió con deseo viendo a sus pequeños compañeros, sus cuerpos delgados y exquisitos abrazados, sus ojos grandes y brillantes mirándolo con expectación, un delicioso rubor cubriendo sus mejillas, sus pequeños labios rosados hinchados y húmedos.
El guitarrista se movió hacia atrás, volviendo a recargarse contra las almohadas, se abrió de piernas, ambos pudieron ver su gran miembro erecto, goteante, clamando ser satisfecho. Hiro miró a Suguru- ven- le indicó, moviendo la mano. Él tragó saliva, y se sonrojó más, pero obedeció y gateó hacia él, cuando estuvo de frente, el pelirrojo le dio la vuelta, haciendo que quedara de espaldas, lo tomó de la cadera y lo levantó un poco, colocándolo sobre su virilidad.
A Shuichi no le importará que te posea primero- dijo lamiéndole el cuello- los vírgenes tienen preferencia- lo mordió suavemente, mientras lo bajaba lentamente hacia su miembro, Suguru sintió la punta presionándose contra su entrada, y cerró los ojos mientras lo invadía, gimiendo del dolor, era como si lo partieran en dos- tranquilo- lo calmó Hiro sin dejar de entrar en él- en un momento te sentirás muy bien- No... Nakano-san...aaah...aaah... me duele...-Sssh... ya casi....- De un último empujón, terminó de penetrar a Suguru, quien soltó un largo gemido, sollozando.
Ambos respiraban trabajosamente, el sudor los cubría. – Eres tan estrecho- gimió Hiro- apenas y puedo moverme- Suguru lloraba quedito- Silencio- ordenó el pelirrojo, frotándole los pezones a su compañero, haciendo que el placer lo comenzara a invadir nuevamente- Ahora verás que te gusta- sonrió deslizando sus manos hasta la cadera de Suguru, sujetándolo con firmeza, alzándolo un poco, para después dejarlo caer de nuevo sobre él, comenzó a moverse, despacio primero, después más y más rápido, a medida que los gemidos del pequeño le indicaban que lo estaba disfrutando.- Ahhh.... siiii....más.. yo... ah...Nakano-san, ah... Shindo-san... no....- Shuichi se había colocado entre las piernas de Suguru, lamiendo el líquido que escapaba de la virilidad de éste, sujetándola con fuerza mientras la frotaba. Suguru no pudo más, el placer de ser penetrado y estimulado manual y oralmente fue demasiado para él, y se rindió ante la fuerza de su orgasmo, derramándose y sintiendo como Hiro hacía lo mismo dentro de él, gimiendo fuerte, clavándole las uñas en la cadera.
Se sentía envuelto en una nube de placer, todo su cuerpo le palpitaba, su corazón parecía querer salirse de su pecho, sintió como el guitarrista lo abandonaba y perdió el conocimiento un momento. Cuando pudo enfocar la vista, alzó la mirada y se encontró a Hiro y Shuchi besándose lánguidamente, el pelirrojo tenía al pequeño sobre su regazo, le pellizcaba suavemente los pezones mientras mantenía sus miembros juntos, frotándolos. Hiro captó la mirada de Suguru y dejó de besar a Shuichi, quien también lo regresó a ver y le sonrió sensualmente, pasándose la lengua sobre los labios, para después alejarse de Hiro.
Que bueno que despiertas- dijo el pelirrosa avanzando a gatas hacia Suguru- yo... tengo un pequeño problema que necesito me ayudes a solucionar- finalizó mientras señalaba su virilidad erecta.
No...no puedo- protestó el joven sonrojándose violentamente- no de nuevo.
Claro que sí puedes- le sonrió Shuichi abrazándolo, llenándole de besos la cara, posándose sobre sus labios, forzándolo a abrir la boca, para invadirlo con su experimentada lengua, arrancando un gemido de Suguru, quien se sintió excitado de nuevo.
Vamos- le dijo al finalizar el beso- guiándolo suavemente hacia el centro de la cama, donde lo puso en cuatro, ante la atenta mirada de Hiro. Besó primero su cuello, dándole una suave mordida, después fue bajando por su espalda, mordiendo, chupando despacio, haciendo que Suguru lanzara suaves gemiditos placenteros, como maullidos de gato, para cuando llegó a su trasero, el tecladista estaba erecto de nuevo.
Shindo-san... ¿qué..? ¡ah!- No pudo completar la frase, Shuichi lamía su entrada con un ritmo lento y sensual, probando el sabor de Suguru, mezclado con el de Hiro- ah.. ah...- el joven gemía tratando de esconder la cara entre las sábanas que sujetaba fuertemente con las manos, porque sabía que Hiro los estaba observando, deleitándose con el espectáculo.
Shuichi se detuvo, se pasó la lengua sobre los labios, después se puso de rodillas detrás de Suguru, separó sus nalgas, y lo penetró lentamente, de manera más fácil que Hiro, llenando por completo su húmedo interior, el jovencito lo envolvía de manera deliciosa, estaba tan caliente y estrecho que le costaba trabajo contenerse de no tomarlo de manera violenta. Esperó un momento a que se acostumbrara a él, y luego ambos gimieron ruidosamente cuando el cantante salió un momento, para después embestir con todas sus fuerzas, hundiéndose de manera muy profunda en el tecladista, marcando un ritmo rápido, duro, pero enormemente placentero para los dos, que no podía dejar de lanzar gemidos y suspiros por el goce carnal que disfrutaban.
Suguru seguía con la cabeza entre las sábanas y los ojos fuertemente cerrados, cuando sintió que Hiro lo tomaba de la barbilla, obligándolo a levantar el rostro. El guitarrista estaba de rodillas frente a él. Su miembro erecto y goteante quedaba justo frente a su cara, le pasó los dedos por los labios, para después, guiarlos hacia donde más los necesitaba.
El cuarto estaba lleno de olor a sexo, caliente, pegajoso, impregnante, intoxicantemente delicioso, Suguru respiraba con dificultad, tratando de no ahogarse cuando mientras chupaba con fuerza el miembro de Hiro, lamiendo el fluido que salía en mayor cantidad, no podía gritar tal como hubiera querido porque tenía la boca ocupada, pero con cada movimiento que Shuichi hacía, con cada embestida profunda se sentía más cerca de culminar.
–Aaah... Suguru....mmmsiii...- comenzó a gemir el pelirrosa, aumentando la velocidad de su movimiento, respirando cada vez más de prisa, bajando mano entre los muslos del tecladista para tomar su miembro y frotarlo con fuerza. Suguru dejó escapar un gritito de sorpresa ante el nuevo placer, abandonando a Hiro, quien de inmediato se volvió a posicionar sobre su boca, indicándole que continuara- Ya casi Suguru- dijo el pelirrojo con voz ronca, chupa más fuerte..ahm... sí....mmm.....ah.. ah....
Suguru, aaaah- arqueando la espalda, Shuichi soltó un largo gemido, llenando al jovencito con su semilla, al mismo tiempo que Hiro le salpicaba el rostro con la suya. Suguru también se arqueó, gimiendo de placer, llegando nuevamente al orgasmo, dejando la mano de Shuichi llena de su líquido. El pelirrosa salió de él, lo mismo que Hiro, y Suguru se dejó caer en la cama, agotado por el esfuerzo, se durmió profundamente.
La fuerte luz del sol que se colaba por la ventana abierta, despertó a Suguru, quien parpadeó varias veces hasta poder acostumbrarse al resplandor. Se sentía fatal, le dolía horriblemente la cabeza, como si le fuera a estallar de un momento a otro, se pasó la mano por las sienes, frotándoselas, volteó a su derecha, encontrándose con el rostro de Shuichi, quien dormía apaciblemente. Un sudor frío lo recorrió al acordarse de lo que habían hecho. Se incororó, dispuesto a huir, cuando Hiro, saliendo del baño, lo vio.
-¡Buenos días Suguru! – saludó alegremente, el aludido se puso rojo como tomate, pelando los ojos, no tenía cara para mirarlo.
- ¡Nakano-san!, perdón- se disculpó enérgicamente el jovencito.
-No pasa nada- contestó sonriendo- creo que a todo mundo le ha sucedido al menos una vez en su vida.
-¿Eh?- Suguru no comprendía, ¿es que era de lo más normal hacer un trío con sus compañeros de banda?
- No recuerdas, ¿verdad?, caíste noqueado al beberte casi toda la botella de sake.
Shuichi pensó que sería mejor dejarte dormir, y te acomodamos en la cama, aunque nos preocupaste un poco porque de repente hacías ruiditos extraños, como gimiendo. ¿Ya te sientes bien? Suguru asintió poniendo una sonrisa boba, sintiendo como un gran peso se le quitaba de encima. Todo había sido un mal sueño producto de los cariñitos que había presenciado por accidente entre Yuki y Shuichi y los fanfics lemon del club de fans.
-Mmm... Yuki...- Shuichi se dio la vuelta, todavía dormido, y abrazó al jovencito por la espalda, frotándose contra él.
-¡¡Kyaaaa!!!- Suguru salió corriendo, todo pálido, rumbo a su habitación.
-¿Qué le pasa?- dijo el pelirrosa adormilado, frotándose los ojos.
Ni idea- respondió Hiro encogiéndose de hombros.
En su cuarto, Suguru tomaba una ducha fría.
-No es necesario que pasemos tanto tiempo juntos- decía hablando consigo mismo, con la frente apoyada en la pared- de verdad que no necesito una relación muy cercana con ellos, mejor será que todo quede en plan estrictamente profesional.
FIN del episodio.
Jeje, bueno, al inicio de este fic dije que todo era un gran pretexto para situaciones comprometedoras, y ahí lo tienen P. Este fic terminará pronto y dejaré de torturarlas con lemon sin sentido. XD
