Bad Luck Tour

Capítulo IX: "Rosas"

26/06/2004.

Autor: Geisha Sakura

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Advertencias: Lo usual, lemon. P

Clasificación: NC-17

-Sapporo, Muroran, Akita, Fukushima, Niigata, Utsonomiya, Maebashi y Kofu son tan sólo algunos de los lugares donde Bad Luck ha dado conciertas en esta, su exitosa gira Gravity, hoy tenemos a los miembros de esta fabulosa banda, además de la leyenda de Nittle Grasper, Sakuma Ryuichi, en vivo y en directo para ustedes, así que llamen para preguntarles lo que deseen, los teléfonos son.... –

Shuichi contempló con expresión perdida al público que se situaba al otro lado del cristal que aislaba a la cabina del programa de radio al cuál habían sido invitados. Se encontraban en la ciudad de Nagoya, tras dos meses de tour por Japón, y a sólo un par de semanas de concluir, el cantante de Bad Luck se sentía exhausto.

Adoraba las giras, los conciertos, cantar con todo su corazón para el público, que la música llenara su ser, envolviéndolo, transformándolo en alguien diferente cada vez que pisaba el escenario, sin embargo, su más grande inspiración no había podido estar con el la mayoría del tiempo, y eso lo entristecía. Yuki lo acompañó unas semanas, pero las exigencias de su profesión lo habían obligado a regresar a Tokio, aunque la promesa de que viajaría para unirse a él en la última etapa de los conciertos lo animaba un poco, echaba de menos la presencia del rubio, su expresión aparentemente gruñona y fría bajo la cual escondía todo el amor que sentía por él. Y ese amor no podía dárselo nadie más, ni los cientos de admiradores que gritaban su nombre cada vez que tocaban, ni estos que lo contemplaban a través del cristal con expresión fascinada, como si fuera un interesante ejemplar del zoológico.

Shuichi suspiró y volvió a la realidad con un codazo que le propinó Hiro para llamar su atención, pues ya estaba al aire la primera llamada de una admiradora que deseaba saber cuál era su shampoo preferido. Después de una hora en que los músicos contestaron preguntas tan profundas e interesantes como cuál es tu color favorito, duermes desnudo o vestido, si fueras un animal cuál te gustaría ser, y demás interrogantes por el estilo, Bad Luck y Sakuma salieron de la cabina y firmaron unos cuantos autógrafos para los admiradores ahí presentes, entre los que se encontraba Tatsuha. El joven no había regresado a Kyoto cuando su hermano partió, permaneció con el grupo todo el tiempo, siendo el fiel compañero, o perrito faldero como lo llamaba burlonamente K, de Ryuichi.

Hey Shuichi, K quiere ir a tomar algo antes de regresar al hotel, ¿vienes con nosotros?

No gracias Hiro- contestó Shuichi estirándose para desentumirse- estoy cansado y quiero volver al hotel.

Kumagorou también quiere irse- dijo de repente Sakuma mientras se unía al grupo, con Tatsuha siguiéndolo- dice que le duele la cabeza, pobre Kuma-chan, ¿necesitará ir al hospital?- musitó triste mientras le sobaba la cabeza a su rosado animalito.

Ok, pero ambos tendrán que ir con un guardaespaldas- ordenó K mientras le hacía señas para que se acercara a uno de los enormes gorilas que había contratado como parte del equipo de seguridad del tour.

¡Tat-chan puede ser nuestro guardaespaldas!- protestó Ryuichi señalando al moreno Uesugi.

No, no, no- K movió el dedo negativamente enfrente de la cara de Sakuma, quien estaba con los ojos llorosos, a punto de hacer un berrinche- Taro se asegurará de que lleguen sanos y salvos al hotel, y que no se vayan a ningún otro lado, ¿eh?- el manager puso énfasis en estas últimas palabras, y Ryuichi se supo descubierto de sus previas escapadas nocturnas con Tatsuha, por lo que, mordiendo la oreja de su peluche, se resignó y asintió lentamente, enfurruñado, mirando con odio el rostro impasible del guardaespaldas de casi dos metros, totalmente vestido de negro, con lentes obscuros y cara de yakuza que se había colocado a su lado para escoltarlos.

Tras un breve trayecto en el que Kumagorou intentó convencer a Taro que se sentía mal y debían desviarse para ir a un hospital, fallando al no conseguir ni una muestra de simpatía por parte del guardaespaldas, pues éste no creía importante la salud de un peluche, a pesar de la indignación de su dueño, Shuichi, Ryuichi y Tatsuha llegaron a su hotel. El guardaespaldas dejó el vehículo blindado ("K debe estar loco", pensó Suguru cuando lo vio, "nuestras fans cargan cámaras fotográficas, no ametralladoras") al cuidado del valet parking y acompañó a los cantantes, y a Tatsuha, al vestíbulo del hotel, donde se plantó con los brazos cruzados, dándoles a entender que más les valía irse derechito a sus habitaciones, pues él estaría vigilando y no pensaba moverse de ahí.

Las empleadas de la recepción miraban expectantes a que las celebridades se acercaran. Ryuichi se fue directo al elevador haciendo una rabieta seguido poco después por Tatsuha, quien recogió rápidamente la llave de su habitación y se fue corriendo tras de él. Shuichi caminó hacia el mostrador y les sonrió a las chicas, quienes pusieron una sonrisa boba.

Buenas noches, ¿me puede dar mi llave?, ¿hay algún mensaje para mí?- preguntó expectante, esperando algo de Yuki.

No, ningún mensaje Shindo-san- respondió una de las chicas de cabello castaño pasándole la llave de su habitación mientras miraba como la desilusión se dibujaba en el bello rostro el pelirrosa.

¡Pero llegó un ramo de rosas!- dijo la otra empleada de cabello negro, dándole un enorme ramo de rosas rojas que estaba dentro de un bonito jarrón blanco.

¿De verdad?, ¿para mí?, ¡qué lindas!- comentó emocionado Shuichi- ¡son de Yuki!- gritó al leer la tarjeta que las acompañaba, poniéndose aún más feliz y sonrojándose ante el encantador detalle de su amante. ¡Gracias!- se despidió de las mujeres y caminó al elevador muy contento, cargando sus flores con dificultad.

No debiste dárselas- riñó la joven castaña a su compañera- sabes bien que su manger dio órdenes de que él primero tiene que registrar todo lo que llega para Bad Luck y Sakuma-san antes de dárselos.

Pero es que se veía tan triste- se defendió la morena- y no soporto ver a mi amado Shuichi así- dijo con ojos soñadores- Además son sólo rosas, ¡y se las envió Yuki-san! ¿qué daño pueden hacer?

Un enorme ramo de rosas caminaba torpemente por el pasillo alfombrado del hotel, debajo de él salían dos piernas delgadas que daban inseguros pasos ante el peso de las flores. Las rosas se detuvieron frente a una puerta, una mano apareció entre las ramas y deslizó una tarjeta por la cerradura electrónica de la habitación, la puerta se abrió lentamente, de una patada la empujó y entró al cuarto. Shuichi puso el jarrón en una mesa cercana y se alejó un poco para contemplar el ramo, era tan bonito, con unas rosas rojas enormes, se acercó hundiendo la nariz entre las flores, olían muy bien, frescas y fragantes.

¡Qué lindo detalle de Yuki!- dijo contento aspirando el aroma de las rosas- a veces puede ser muy gruñón pero no hay duda de que me quiere mucho- concluyó contento, de repente, el perfume de la flores se hizo más intenso. Shuichi alejó la cara del ramo, salía algo parecido a humo de él. -¡Las rosas se están quemando!- pensó alarmado- ¡se están....- la mente se le empezó a nublar- ...quem....- la habitación le daba vueltas- ...ando.- No supo nada más, quedó tendido en el piso alfombrado, inconsciente, las rosas dejaron de emitir el gas, que seguía flotando por el cuarto, como una niebla ligera.

Limpieza- dijo una voz femenina que sonaba ahogada, al tiempo que tocaba levemente con los nudillos la puerta abierta. La figura de una mujer apareció en el marco de la puerta, vestía el uniforme de recamarera del hotel y jalaba un carrito con productos de limpieza y sábanas sucias, todo habría sido perfectamente normal de no ser por la máscara anti gases que cubría su rostro, dejando ver solamente unos ojos obscuros en los que se dibujaba una satisfacción maniática- Perfecto- dijo- y se acercó al desmayado cantante con paso decidido.

La tarde daba paso a la noche, pintando el horizonte de colores dorados y naranjas, las estrellas comenzaron a aparecer, las luces eléctricas se fueron encendiendo poco a poco, formando un mar de brillos sobre la oscuridad, opacando a los astros nocturnos, la luna llena brillaba trémula sobre la bulliciosa metrópoli.

Ryuichi contemplaba la luna con aire aburrido desde la terraza de su cuarto, el clima era estupendo, algo caluroso y húmedo, pero no estaba lloviendo como le había tocado en tantas ocasiones durante el tour, y lo que menos le apetecía era encerrarse en una habitación de hotel, o en el hotel mismo, que, aunque tuviera todas las comodidades como gimnasio, spa, bar y restaurante, no se comparaban con caminar ente la gente y divertirse en las tiendas y salones de videojuegos.

Quiero salir no da- le dijo a Tatsuha, quien estaba conectando la consola para jugar a las carreras.

Pensé que querías quedarte a jugar conmigo- dijo apesadumbrado el moreno, dejando caer el control sobre el piso- además el guardaespaldas ese, Taro, no nos dejará pasar.

Lo sé, lo sé no da- contestó agitando la mano con aire de impaciencia- pero podemos escaparnos como la otra vez- dijo poniendo una sonrisa expectante, previendo todas las aventuras que tendrían.

No- sentenció Tatsuha, cruzándose de brazos- K estará loco, pero tiene razón, es peligroso que andemos solos por ahí, como recordarás- terminó tocándose el hombro donde había sufrido la herida, ya completamente curada.

¡Podemos disfrazarnos! Nadie se dará cuenta que somos nosotros.

No, no quiero que vuelvas a estar en problemas. Y si intentas escaparte tú solo yo mismo le diré al Taro que te has ido.

Hmp- gruñó Ryuichi inflando los cachetes, encarando a Tatsuha- pensé que eras más divertido, y valiente- le dijo al azorado monje, quien no pudo evitar sentirse dolido ante las palabras que le dirigía su ídolo. El cantante caminó hacia la puerta.

¿A dónde vas?- preguntó Tatsuha, dispuesto a detenerlo por la fuerza si era necesario.

A la máquina de bebidas que está afuera- contestó fríamente Ryuichi- quiero un jugo, a menos que pienses que es muy peligroso para mí caminar por ese oscuro y tenebroso pasillo- concluyó mirando con burla a Tatsuha. Se dio la vuelta y salió del cuarto, enfurruñado, dejando al moreno con expresión sombría.

La máquina de bebidas estaba a pocos pasos de su habitación, doblando la esquina en el pasillo, Ryuichi llegó rápidamente, dando grandes zancadas, se sentía molesto, ¿quién se creía Uesugi que era para prohibirle cosas? Introdujo las monedas por la ranura, apretó el botón de jugo de uva, tomó su bebida y comenzó a beberla, a grandes tragos, sintiendo como la ira se le iba bajando con cada sorbo. Al terminar, tiró la lata a un contenedor cercano, se sentía más tranquilo, no debió haberse puesto tan pesado con Tatsuha por una tontería.

Kuma-chan se va a enojar conmigo, no da, a él le cae bien, y... a mí también- admitió mientras regresaba a su habitación, dispuesto a hacer las paces. Un ruido curioso llamó su atención, algo se acercaba a toda velocidad, algo con ruedas, justo al doblar la esquina, un carrito de limpieza chocó con él, empujándolo a un lado. –¡Hey, cuidado!- gritó Ryuichi a la persona de limpieza que empujaba el vehículo, pero esta no se detuvo, ni siquiera a recoger una prenda que se le había caído. –Oiga, espere- la llamó el cantante mientras la perseguía- ¡tiró esto! La empleada continuó su camino, huyendo de Ryuichi, hasta que, de repente, se detuvo junto a la puerta de la escalera de emergencia, y, dejando el carrito, la abrió, escabulléndose, bajando a toda prisa por los semi oscuros escalones.

Que mujer tan rara no da, ¿le tendrá miedo a los cantantes?- se preguntó mientras empujaba el carrito hacia su habitación, llamaría a la recepción para que lo recogieran. Al llegar a su puerta entreabierta, alcanzó a escuchar la voz de Tatsuha.

No lo culpo Kumagorou, comparado contigo, debo de ser la persona más boba del mundo- suspiró apesadumbrado- a pesar de todo el tiempo que he pasado junto a él durante el tour, siento que sigo sin saber quién es...¡Ah!... soy un chico tonto por pensar que podría llegar a ser alguien cercano al dios de la música. Creo.... que él sólo me ve como alguien con quien divertirse...no me importaría salir con Sakuma de noche, no me importa lo que me pase a mí.... Pero... no deseo que nada le suceda a él, lo amo demasiado, nunca me lo perdonaría, después de lo cerca que estuvo la otra vez.-

Ryuichi se sintió muy mal, se había comportado de una manera muy egoísta, queriendo utilizar a Tatsuha como su diversión, sin tomar en cuenta sus sentimientos.- ¡Ya sé como lo pondré contengo de nuevo no da!- pensó feliz, al examinar de cerca la prenda que había tirado la empleada.

¡Limpieza!- llamó una voz fina, aunque extrañamente familiar.

¿Eh?... no... así está bien- contestó Tatsuha, extrañado de que ordenaran los cuartos en la noche.

No, no creo que esté bien- contestó la voz, mientras la puerta se abría.

Oiga, le dije que...- el joven se quedó sin habla, frente a él estaba la recamarera más hermosa que había visto en su vida. Ryuichi vestía el uniforme del hotel, un vestido corto y entallado color verde pistache, con un delantal blanco, y mallas del mismo color, calzaba zapatos negros de tacón bajo, sostenía en la mano un plumero y miraba al moreno con expresión pícara, levemente sonrojado, con el deseo brillando en sus ojos azules.

Tatsuha estaba impresionado, tanto así que se le cayó Kumagorou de las manos y rodó cerca de su dueño, no podía ni siquiera hablar, Ryuichi se veía tan sexy con ese atuendo, la ropa se ajustaba divinamente a su cuerpo, revelando la perfección de sus caderas estrechas, de sus hermosas y bien torneadas piernas, toda su bella y delicada figura, era tan lindo, era una extraña y excitante combinación entre inocencia y lujuria.

Está muy desordenado este cuarto- dijo Ryuichi poniendo las manos sobre sus caderas, mirando con desaprobación la habitación que él mismo había puesto de cabeza momentos antes- este conejito no debe estar en el suelo- dijo poniéndose de espaldas a Tatsuha, y agachándose para recoger a Kumagorou. Hizo esto sin flexionar las rodillas, de tal manera que la falda se levantó, permitiendo que Tatsuha echara un vistazo a su trasero.

Tatsuha tragó saliva, alargó la mano para tocar a Ryichi, pero éste se levantó, poniéndose fuera de su alcance y colocando a su conejito sobre la mesita de noche.

Sakuma-san.. ¿qué...?

Me parece que hay muchas cosas aquí que necesitan una buena limpieza- lo interrumpió Ryuichi- como tú- le dijo mirando divertido al moreno, caminando hacia él, de manera lenta y sensual, moviendo el plumero.

El joven Uesugi no opuso resistencia cuando Ryuichi lo empujó a la cama, y se subió a horcajadas sobre su pecho, pasándole el plumero por la cara, haciéndole cosquillas, para después desabotonarle la camisa con movimientos lentos, pellizcando levemente su piel desnuda, provocando que el moreno emitiera suspiros ahogados. La camisa quedó en el suelo y el cantante se inclinó sobre Tatsuha, besándolo profundamente, mordiéndole el labio inferior, invadiendo su cavidad húmeda y tibia con su lengua, siendo recibida por la de su joven amante, batallando por obtener el control.

Tatsuha sentía que su cuerpo se calentaba más y más a cada instante, el cuerpo de Ryuichi era un afrodisíaco que llenaba por completo todos sus sentidos, la boca del cantante, cálida, dulce, con sabor a uva, no dejaba de moverse sobre la suya, con su lengua explorándolo, estimulándolo; sobre su torso desnudo, las piernas, muslos y el trasero del cantante, cubiertos con las suaves mallas, no dejaban de frotarse contra él, excitándolo con cada sensual movimiento, con cada rose. Necesitaba hacer algo, un fuego interior lo consumía, deslizó sus manos por la espalda de Ryuichi, hasta llegar a su trasero, metió las manos bajo la falda, acariciándole las firmes y redondas nalgas, no pudiendo evitar darles un apretón.

Sakuma se sobresaltó ante la acción de su joven amante, gimiendo ante la inesperada caricia, rompiendo el beso, jadeando un poco se incorporó sobre Tatsuha, mirando su rostro ansioso, le sonrió sensualmente, pasándose la lengua sobre los labios, en anticipación por los placeres que vendrían. El moreno no podía permanecer sin tocarlo, apretó sus muslos, acariciando su interior, internándose más bajo la falda, subiéndola lentamente, hasta que la levantó por completo, viendo la virilidad erecta de Ryuichi irguiéndose contra el fino tejido de las mallas, reclamando que la dejaran salir, Tatsuha acarició el miembro de Sakuma, sujetándolo firmemente, frotándolo, consiguiendo que se humedeciera la tela que lo cubría.

-Mmm... Tatsuha... no...- gimió Ryuichi mordiéndose un dedo para no gritar ante la intensidad del ardiente toque de su amante, pero cuando éste tocó su entrada a través de las mallas, no pudo reprimir más el gemido. - ¡Ah!... no... ¡detente!- le ordenó, tomando sus manos y apartándolas de sus partes más sensibles- aún queda mucho que limpiar- le dijo sonriendo al muy excitado joven. Deslizándose sobre su torso hasta quedar sobre el miembro de Tatsuha, que reclamaba ser liberado de su apretada cárcel de mezclilla. Ryuichi frotó su trasero de forma juguetona sobre la virilidad de Uesugi, haciéndolo gemir con deseo, comenzando a mover sus caderas de forma involuntaria, ansioso de poseer a su ídolo.

Viendo con satisfacción las reacciones que podía provocar en el cuerpo del joven con unas pocas caricias, Ryuichi continuó con el juego ser de camarera, tomó el plumero, pasando suavemente las plumas por la mandíbula de Tatsuha, delineando su contorno, para bajar después por el cuello, se detuvo ahí, inclinándose con una sonrisa maliciosa, tomó entre sus labios un oscuro pezón de su amante, mordiéndolo delicadamente, escuchando complacido los gemidos de su compañero, chupándolo con fuerza hasta dejarlo duro, húmedo, torturando de la misma manera al otro, para después volver a tomar el plumero, acariciando con él los erectos pezones de Tatsuha, ocasionando que todo su cuerpo se estremeciera de placer ante la suave y sensual caricia.

Satisfecho con el resultado de sus acciones, movió el plumero por el pecho del joven Uesugi, dejando que las puntas de las plumas rozaran las partes más sensibles de su cuerpo, bajó el cierre del pantalón de mezclilla de Tatsuha y acarició su virilidad a través de la ropa interior, aumentando cada vez más el deseo y la impaciencia del moreno, que sentía las suaves plumas moviéndose por su torax, moviéndose alrededor de su ombligo, ardiendo deseo cada vez que rozaban su miembro con movimientos sutiles pero eróticos, se sentía tan erecto que era incómodo, doloroso.

-Ryuichi, por favor... ah...- suplicó sollozando por la mezcla de placer y dolor que sentía en ese momento, pidiéndole que dejara de jugar con él, pues no hacía más que provocarlo, acariciando su miembro sin liberarlo, rozándolo con las plumas para excitarlo sin permitirle satisfacer su deseo.

Teniendo compasión de él, Ryuichi dejó la tortura, poniendo el plumero a un lado, era hora de comenzar la acción. Besó nuevamente a Tatsuha de manera apasionada, sintiendo como su propia excitación se hacía incontenible. Apoyó las manos en el amplio pecho del moreno, pellizcando sus pezones, para después, retirarse de sus labios, con la boca hinchada y húmeda. Sin bajarse de Tatsuha, abrió el cajón de la mesita de noche, extrayendo un tubito de lubricante, poniéndolo en las manos de su azorado amante, quien comprendió que por fin había llegado el momento que tanto había añorado. Ryuichi se levantó un momento, sonriendo pícaramente al moreno, y después, se dio la vuelta, quedando de espaldas a Tatsuha, quien tuvo justo frente a sus ojos la adorable vista del trasero de su ídolo. Pero pudo quedarse por mucho tiempo simplemente contemplándolo, pues Ryuichi ya había liberado su ardiente erección, y la frotaba suavemente con ambas manos, dedicándole pequeñas lamidas para recoger las gotas que resbalaban de ella, para después, introducirla completamente en su boca, chupándola con ansias como si fuera el mejor de los dulces.

No podía pensar, lo único que deseaba era rendirse ante el placer que recorría cada fibra de su cuerpo al ser devorado por la boca húmeda y caliente de Ryuichi, sin embargo, el redondo trasero de Sakuma que tenía justo frete a él exigía ser tocado. Saliendo de su ensueño, Tatsuha levantó la falta del cantante, para después, bajarle las mallas hasta que le dejaron libre acceso a la parte que más deseaba. Ryuichi sintió un escalofrío cuando quedó con el trasero al aire frío de la habitación, pero las manos expertas de Tatsuha se encargaron de calentarlo, frotándolo, pellizcándolo con cierta malicia, queriendo vengarse de la tortura que antes le había infligido. Rozó su entrada con un dedo lubricado, rodeándola, entrando un poco para luego retirarse.

Tatsuha...ah...deja de hacer eso...- gimió Ryuichi moviendo la cadera ansioso de un contacto más profundo.

¿Hacer qué?- dijo divertido y excitado el moreno, frotando el miembro de Sakuma que goteaba sobre su pecho.

¡Eso!- gruñó Ryuichi, dándole un apretón a la virilidad de Tatsuha.

¡Aaah!, está bien- murmuró con voz ronca, ya sin poder contenerse más. Introdujo un dedo en el aterciopelado interior de Ryuichi, moviéndose con cuidado, para después meter otro, abriendo el espacio que necesitaría en un momento más, preparándolo mejor con un tercer dedo.

Ryuichi no pudo continuar dándole placer a Tatsuha, sus gemidos eran cada vez más intensos, y aumentaron de frecuencia al sentir como su joven amante también envolvía su miembro con el calor de su boca, sin dejar de mover los dedos en su interior.

Es suficiente- murmuró Ryuichi, haciendo que Tatsuha detuviera sus caricias- necesito tenerte dentro de mí- le dijo al moreno, levantándose rápidamente para quitarse por completo las mallas que le estorbaban. Una vez libre de ellas, se colocó encima del miembro del moreno, guiándolo hacia donde lo quería, sentándose despacio sobre él. Tatsuha soltó un gruñido y se aferró a las caderas de Ryuichi al sentir como poco a poco quedaba alojado en su estrecho interior.

Una vez lo tuvo completamente alojado, Ryuichi permaneció quieto un instante para acostumbrarse a la invasión, Tatsuha era grande, y estaba tan caliente y duro que le producía un enorme placer el más leve movimiento. Sonriéndole sensualmente, Sakuma comenzó a moverse, despacio, después más rápido, marcando el ritmo a su amante, que movía la cadera al compás que le indicaba Ryuichi.

Sakuma...ah...no te detengas...- gimió Tatsuha, sintiendo como el orgasmo comenzaba a invadirlo, no podía durar más, Ryuichi llenaba sus sentidos por completo, con sus manos que se clavaban en su pecho, sus suaves gemidos, la visión de su rostro hermoso, sonrojado, mientras lo montaba consumido en pasión, abandonado al placer, todo eso era demasiado excitante como para poder aguantar mucho tiempo. Tatsuha sujetó la virilidad de Ryuichi, y comenzó a frotarla con fuerza, ansioso de proporcionarle tanto placer como el que él sentía.

Tatsuha... ah...¡¡siiiii!!!- gritó Sakuma, arqueando la espalda, derramándose sobre el pecho de Tatsuha, sintiendo como él hacía lo mismo, llenándolo de su calor.

Permanecieron abrazados un rato, todavía unidos, con el corazón latiendo desbocado. Ryuichi se incorporó para permitirle a Tatsuha salir de él, besándolo tiernamente, quitándole el oscuro cabello que caía sobre sus ojos. Ambos sonrieron viéndose a los ojos, no había necesidad de decir nada, todo quedaba entendido en las miradas que compartían. Se besaron nuevamente, de manera dulce y sensual. Ryuichi se acomodó entre los brazos de Tatsuha, que lo cubrían protector, ambos estaban a punto de dormirse cuando un ruido proveniente del pasillo los alarmó, alguien gritaban, se escuchaba mucha conmoción.

Revisen en todo el hotel- ordenó K al equipo de seguridad- especialmente el área de servicio, puede que todavía estén aquí, el gas no se ha dispersado por completo, tiene poco tiempo que fue liberado. No se acerquen demasiado- dijo a Suguru y Hiro que miraban consternados la escena, la puerta semiabierta de la habitación vacía del pelirrosa, los guardaespaldas y policías del hotel movilizándose en todas direcciones ante la alerta que se había declarado.

¿Dónde está Shuichi?- preguntó Hiro nervioso- ¿estás seguro de que se lo llevaron?

De eso no hay duda- respondió K- este gas podría dormir a un elefante, se lo enviaron con la clara intención de secuestrarlo.

¿Qué sucede no da?- dijo Ryuichi uniéndose al resto de la banda, acompañado de Tatsuha, el cantante se había cambiado de ropa y sujetaba a Kumagorou entre sus manos, preocupado por todas las personas de seguridad que estaban ahí reunidas.- ¿Pasó algo malo en la habitación de Shuichi?

Me temo que sí- informó K- lo durmieron con gas y lo secuestraron. Debió haber sido alguien del hotel porque las cámaras del hotel muestran a una mujer vestida con un uniforme de recamarera entrando al cuarto de Shuichi, y saliendo después con una máscara anti gas.

¿Recamarera?.. ¡ah!- exclamó Sakuma contento- ¡yo se dónde está Shuichi!