CAPITULO 6

- ¡Harry! ¿Has leído esto?

- ¿Herms, cómo quieres que lea el periódico si no lo dejas ir?

La chica tenía cogido "El profeta" y parecía haberse quedado absorta en la portada y había dejado el almuerzo de lado.

- Atento: "Seis Mortifagos muertos y varios heridos son lo que queda de un ataque al Ministerio.

No se sabe ni cómo ni porque seis Mortifagos aparecieron ayer de madrugada en la sede del Ministerio y atacaron a los ahí presentes. Parece ser que cuatro de los seis atacantes son algunos Mortifagos fugados de Azcaban el año pasado. Se cree posible que éstos siguieran ordenes de El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado y por lo tanto que en sus filas vuelven a haber movimientos." - La castaña paró y miró a Harry que no parecía inmutarse por la noticia y seguía comiendo. – ¡Harry que ha habido un ataque!

- ¿Y? – levantó para mirar fijamente a la chica.

- Harry, eso quiere decir que Él volverá para…

- Acatarte - los hermanos pelirrojos se acabaron las frase.

- Calma. Si atacan vosotros estaréis seguros aquí en Hogwarts.

- Harry, no es eso. ¡Por Merlín quieres dejar de ser el Niño-Que-Sobrevivió y volver a la realidad! ¡Vendrá a por ti!

- Si pero no quiero que NADIE acabe como… como Sirius. – Ginny, Ron y Hermione no comentaron nada más del tema. No les gustaba discutir con Harry cuando sacaba a Sirius por el medio porque la cosa no terminaba bien.

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- Nunca pensé que esto fuera posible Dumbledore y menos teniendo a Snape, pero es cierto ha pasado y hay que vigilar al chico.

- Moody, el chico pidió que no. Que no se le vigilara.

- Pero Dumbledore no es coherente. ¡Sale hasta en los periódicos1 - Dijo Ojoloco Moody señalando un ejemplar del Profeta que estaba en la mesa que lo separaba de Dumbledore.

- Tonks habló ayer con Harry y ya esta informado…

- Que el chico este afectado por Sirius lo entiendo, pero hace ya más seis meses… no puede vivir en el recuerdo.

- Lo sé, pero no creo que sea necesaria la vigilancia si esta en Hogwarts…

- ¿Y cuando no lo esté?

Albus Dumbledore respiró hondo y miró fijamente a Moody.

- Sabe lo que hace… no lo tenemos que tener siempre controlado… ha de batir sus alas.

- Y si se cae… - Moody no pudo terminar su frase. Alguien llamó a la puerta y callo de golpe. Ésta se abrió y apareció un pelirrojo.

- Señor Weasley, le esperábamos. Tome asiento. - Ofreció Dumbledore.

- No, no. Sólo vengo a traerles los informes del ataque. Ahora debo volver al Ministerio, la gente está muy inquieta.

Dumbledore asintió y alargó el brazo hasta alcanzar el pergamino que Arthur le daba. Cuando ya lo tenía en sus manos Arthur desapareció.

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- Chicos mañana es el partido! Espero ganar a los Gryffindor's… - Dijo Blasie caminado por los pasillos de Hogwarts para ir al aula de Transformaciones.

- Lo haremos.- Dijeron los dos Malfoy's a la vez, más que convencidos.

- Vaya, si que confías en el equipo de este año…

- Pansy, ganaremos a los leones, es evidente…

- Nay, si que tienes los ánimos subidos… lo que hace cumplir años…- Sonrió Pansy.

- ¿Y eso de Nay?

- No se…

- ¿Me lo llevas diciendo desde ayer y no lo sabes? Viva la inteligencia.

Los dos chicos rieron, mientras Pansy se ponía roja.

- Ya basta, ¿no? – La frase de Pansy y su cara hizo que ellos rieran más fuerte.

- Vaya… Veo que os lo pasáis bien. Reír ahora que podéis…

- ¿Tienes ganas de pelea Weasley?- Dijo Draco muy serio mirando fijamente al recién llegado, como no, con sus amigos: Potter y Granger.

- Pero si es cierto, Hurón, no vais a ganar a Gryffindor. No lo habéis hecho nunca…

- Vaya, la novia del Pobretón habló. – Hermione y Ron se sonrojaron. – Como se nota que los Weasley soy tan miserables que solo alcanzáis a salir con Sangres Sucias…- Ron se lanzo al cuello de Draco, pero Nayra se interpuso.

- Mañana veremos quien puede más. Gryffindor contra Slytherin. Será divertido veros derrotados…

Draco, Blasie y Pansy empezaron a andar ante los señales de Nayra, mientras que ella miraba fijamente al pelirrojo quien parecía que de un momento a otro iba a explotar de rabia. Un par de segundos después, la chica ya estaba con el grupo de Sly's.

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Las clases habían transcurrido normalmente, pero al parecer para los estudiantes de Hogwarts sólo había un tema para hablar: el ataque de los seguidores Del-Que-No-Debe-Ser-Nombrado al Ministerio. Todos hablaban de eso menos Harry y su grupito y el grupo de los Malfoy's.

Ya, tarde, Nayra estaba tumbada en un sofá de su Sala Común mientras, según lo que ella creía, sus compañeros hacían los deberes. Tumbada ahí, leía el libro que los compañeros le habían regalado, pero en vez de empezarlo por el principio (como haría cualquier persona normal) ella lo empezó por detrás. Estaba tan absorta en su lectura que cuando alguien le sacó el libro de sus manos, el enfado fue más que evidente puesto que se levanto de un vote.

- Draco Malfoy devuélveme el libro. – Dijo mirándole fijamente.

- ¿Tan interesante está? – dijo él con un toque de burla cariñoso.

- Dámelo.

- ¿Y los deberes?

- Devuélvemelo.

- Te lo doy, pero recuerda de hacer los deberes y que has de estar d'aquí a media hora en el Campo.

Nayra con el libro ya en sus manos decidió ir al Campo para no hacer tarde. Ahí seguiría leyendo.

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Los Gryffindor's estaban sobrevolando el campo de Quidditch cuando atravesándolo a pie, sin inmutarse por ver gente en sus escobas, una sombra fue directa a las gradas.

El capitán del equipo, Harry, bajó con su escoba hacia la persona que se había tumbado cabeza arriba y tapaba su rostro con un inmenso libro.

- Lo siento pero no puedes estar aquí…- Dijo el moreno volando encima de la chica. Ella bajó el libro y lo posó en su pecho. Los ojos verdes de Harry toparon con los de Nayra.

- ¿Y eso?

- Estamos entrenado…

- Seguid. Estoy leyendo, no creo que eso os impida seguir a lo vuestro ¿no? – Otra escoba bajó para ponerse encima también de la chica (levitando) que seguía estirada.

- ¿Harry, qué pasa?

- Ginny ve ahí arriba y sigue entrenado…- Ginny miró a la chica. No le gustó que estuviera ahí y menos si ellos estaban entrenado. Tampoco le gustó el tono de voz de Harry pero en esos momentos le molestaba más esa Malfoy.

- Potter… ¿tan preocupado esas por el partido de mañana, que tienes miedo a que chibe a Slytherin vuestras técnicas…?

- No, pero preferiría que siguieran en secreto. – Nayra se incorporó, con lo que Harry bajó de su escoba.

- Pues si es así, tranquilo. Lo serán. Pero, no te acostumbres a esta actitud. - El moreno sonrió y vio como la chica se iba hacia detrás del campo y seguía andando hasta que no se la vio.

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- ¿Alguien ha visto a Nayra?

- Hace un momento estaba en ese sof

- Pues ahora no está, Parkinson.

- Drakin… estas mucho de tu prima…- Pansy aprovechó que la chica no estaba cerca de su Drakin y se le tiró encima. No sabia muy bien el porque pero la morena la intimidaba.

- Parkinson, déjame ir…- El rubio se despegó como pudo de Pansy. – Mira si está arriba y si lo esta dile que baje.

- Y si no quiero…- Dijo Pansy con voz de chica mala con un tono un poco sexy.

- Parkinson haz el favor…- Dijo Draco girando los ojos.

La chica no tubo más remedio que subir, a regañadientes, pero subir. Al rato bajo.

- No, no está.- Dijo con pesadez.

- Draco hay entrenamiento…

- Ya lo sé Blasie, no soy estúpido.- Se dirigió a la puerta.- Nos encontramos en el Campo a y media.

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- Vaya, pensé que no vendría nadie…- Un alumno bastante gordito y alto estaba ahí. Nayra se pensaba que estaría sola. – Bueno, en realidad nadie viene.- Reconoció el rostro de ese Gryffindor. Era ese patoso que el primer día de Pociones había hecho mal el trabajo. No recordaba su nombre, pero lo conocía.

- Haz como si no fuera nadie.- La chica se apartó y se apoyó en un árbol que había, abrió el libro y empezó a leer.

El chico reconoció la voz de la Slytherin y se quedó callado. El silencio era interrumpido por el croar del sapo con el que estaba ese chico.

- Longbotton,- de repente recordó su nombre.- Dime la hora.

- Casi y media…- Dijo con un hilo de voz, no muy convencido.

La chica se levantó y se fue a paso ligero hasta el Campo.

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- ¿No la encontraste Draco?- Preguntó Blasie ya en el vestuario cambiado. El rubio negó mientras se empezó a cambiar para el entrenamiento.

Ya cambiados salieron al Campo con sus escobas. Fuera ya encima de la escoba y dando una vuelta al campo había alguien del equipo de Sly.

- ¡Montad!- Blaise se tomaba enserio lo de ser el capitán del equipo.

- ¿Nayra se puede saber qué hacías?

- Calentar…

- ¡No! –Draco se le acercó más, con la escoba- Debías estar aquí a y media.

- Y lo estaba. Estaba cambiándome.

- Draco, Nayra, dejad eso para mas tarde y moveros.- Blasie desde medio campo y con el equipo reunido empezó hablar sobre el partido del día siguiente y de las técnicas que utilizarían.

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El equipo de Sly entró en el comedor, bueno, todos menos uno.

- ¿Quién crees, tu, que será uno de los nuevos encestadores de Slytherin? – Preguntó Ron a su capitán, mientras dirigía una mirada de odio a cierto rubio que hablaba con Blasie.

- No sé, pero se les ve muy confiados y no les he visto entrenar. –Dijo mirando hacia la mesa de Sly.- De hecho ni yo, ni nadie.

- No os preocupéis,- dijo Hermione al lado de Ron, - seguro que ganáis.- Ron le sonrió cogiéndole la mano y luego la besó.

- Por favor, comiendo no…- la suplica no fue sólo de Harry, como acostumbraba a pasar, sino que también Ginny lo pidió. Harry y Ginny se miraron después de hablar al unisón si planearlo y rieron.

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Nayra estaba en la Sala Común haciendo los deberes que aún no había hecho. Los hacia lo más rápido posible para luego leer.

Llevaba ya una hora, cuando alguien le jaló del pelo.

- Hola, ¿Sabes? Para mañana tendrías que estar descansada…

- Hola. Gracias por la recomendación, Blasie, pero creo ser mayorcita. – Dijo la chica con un poco de ironía en su voz fría.

- Ya, pero yo soy el capitán y quiero…

- Tranquilo, ya viste el entrenamiento…- El chico sonrió.

- ¿Necesitas ayuda con los deberes?

- No. Sólo me quedan pociones y eso se me da bien.

- Vale, pues entonces voy a la biblioteca antes de que cierren. Necesito un libro.- Diciendo esto el Sly salió de la sala.

Al rato, cuando ya casi tenia terminado el trabajo de Snape, los de primer año entraron en la Sala haciendo el mayor ruido posible. La morena levantó la cabeza para verlos, resopló y luego volvió a su tarea.

- ¿No te dejan concentrar?

- Pues la verdad, es que no mucho, por suerte solo me quedan un par de frases. – Pansy asintió y se sentó a su lado, sacó un pergamino, su pluma y su tintero verde y empezó a escribir lo que parecía una carta.

Cuando Nayra acabó sus dos frases recogió, y despidiéndose de la chica subió a la habitación.

Una vez arriba y con la camisa de dormir puesta, se echó en la cama, encima de las sabanas. Estiró el brazo hasta debajo de su cama, buscando un libro. Si bien antes de hacer los deberes quería seguir leyendo el libro de antes del entrenamiento, ahora, sólo quería leer por leer. Al sacar el libro, se quedó mirando la tapa y luego empezó a leerlo.

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- Gin… esto… no te quedes hasta tarde estudiando. Mañana hay cierto partido.

- Gracias Ron, pero si no acabo Defensa, cierta persona que ahora está hablando con su hermano, no podrá jugar ningún partido más.

- Entendido, pero procura no tardar.

 El pelirrojo se dirigió a su chica, la besó y los dos se fueron a sus respectivas habitaciones.

La sala se estaba quedando, lentamente, sin estudiantes. Hasta que finalmente, sólo quedaron dos personas. Una de ellas haciendo un trabajo y la otra embobada con las llamas.

De pronto, el chico dejó de mirar las llamas y se dio cuanta que en la Sala sólo quedaba Ginny. Se acercó a ella.

- Gin, será mejor que vayas a dormir…

- No he acabado. – Dijo sin levantar la cabeza.

- ¿Te parece si te ayudo?

- ¿Estas seguro? – Esta vez la chica si levantó la cabeza.

- Recuerda que yo, el año pasado hacía de 'profesor' de Defensa.

- ¡Oh! Gracias Harry.

En poco tiempo, los dos chicos habían acabado el trabajo.

- Muchas gracias, Harry.

- De nada. Ahora ve a la cama y descansa.

- Vale.- Ginny un poco roja, besó la mejilla de Harry y se fue a su habitación.

El moreno se sorprendió de que Ginny hiciera eso, pero no se molestó. Hizo una sonrisa a la nada y luego, en vez de ir a su habitación, salió de la Sala Común.

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En la habitación, todas ya dormían cuando Nayra cerró el libro y lo dejó, otra vez, debajo de la cama. Abrió las cortinas hasta entonces cerradas para que no la molestaran. Bajó a la Sala Común, para luego salir al pasillo.

Ella iba con su camisa blanca de dormir que le llegaba hasta encima de las rodillas y de manga tres cuartos ancha, pero no le importaba. Miró hacía la ventana y luego se acercó a la sombra (que claramente pertenecía de un chico) que la esperaba ahí. Se acercó más, hasta que él la tuvo en sus brazos.