Bueno, lo siento a mis queridos lectores, pero esto no es un nuevo capítulo, sino una corrección del sexto, que mi ordenador había decidido "cambiar" (como Lucio = Lucius) y cosas así. He dejado todo lo demás igual, incluso la presentación de antes, sólo dos cosas. La primera que nadie se desespere, escribiré en cuanto termine el último examen (este sábado) y, una tontería en verdad, no voy a cambiar más el mini resumen, lo digo para que estéis atentos a los nuevos capítulos. Pues nada, muchos besos.
Presentación antiguaà¡¡Aquí estoy otra vez!! Perdonad la tardanza pero he estado de vacaciones sin ordenador. Sólo dos cosas: he solucionado el problema de los reviews, que solo dejaba mandarlos a la gente que estuviera registrada. Ya podéis escribirme, XD. Lo segundo. Advierto que este capítulo tiene una escena bastante fuerte. O por lo menos no apta para mentes impresionables.
Ah, la aquí está la única concesión que he hecho por el libro 5º de Harry Potter, pero que nadie se preocupe, no hay Spoilers. De hecho, muchos ni se darán cuenta. XD
Nada más, la contestación a los reviews abajo.
S. Lestrange
CAPITULO VI
Draco paseaba nervioso por su cuarto, mientras esperaba a que Goyle saliera del maldito cuarto de baño. Acababan de llegar de Hogsmeade, donde había evitado cuidadosamente todo tipo de cercanía a los Gryffindors, y Draco estaba sudado y con ganas de pegarse una ducha. Cosa que no podía hacer porque Goyle se le había metido en la cabeza cambiar de look, ayudado por Blaise que le encantó la idea, y quería darle una sorpresa. Así que se entretuvo dando vueltas como un león enjaulado, mientras Crabbe ojeaba una revista de Quidditch tirado cómodamente en su cama, aunque la estaba llenando de barro.
- Si te calmas un poco, pasaría el tiempo más rápido.
- Eso es una maldita estupidez Crabbe. – Draco lo miró con asco.- yo no soy como tú, necesito ducharme. Estoy totalmente pegajoso.
- Vamos, tampoco es para que te pongas así. Solo lleva tres cuartos de hora.
- ¿¿¡¡Y te parece poco!!??- Al rubio le empezaron a saltar chispas de los ojos.
- Tu tardas más.- murmuró en respuesta el Slytherin.
- ¿Interrumpo?- La puerta del cuarto se abrió lentamente dejando paso a Katrinna, que tenía todo el cabello mojado, con lo que se le pegaba a la cara de manera muy sensual y a la vez inocente.
- Nooo.- Crabbe parecía que se había atascado en la palabra. La miraba con los ojos como platos y la boca semiabierta.
- ¿Te has quedado enganchado?- La voz de Draco resonó burlona mientras se dirigía hacia su compañero.- Y deberías cerrar la boca, pareces más idiota de lo que habitualmente eres. – Empezaba a irritarse, pero desde la conversación de la anterior semana con el Trío de Oro, el rumor se había extendido y la población masculina había aumentado su interés por la rubia de manera descarada. Y eso no le hacia ninguna gracia.
- Um, supongo que no interrumpo nada interesante. ¿Ha salido ya?
- ¿Quién?- Ahora parecía ser Draco quien se había subido a la parra.- ¡A Goyle! No.
- Ahora es Greg. – interrumpió Blaise desde la puerta del cuarto de baño. Les sonrió emocionado, como un científico loco cuando muestra su obra.- ¡Y con todos ustedes… GREG!
- Joder….
Goyle, a partir de ahora Greg o Gregory, salió del cuarto de baño entre las exclamaciones de incredulidad de los ocupantes de la habitación, mientras Blaise sonreía satisfecho.
El anterior Goyle había sido un chico alto y fuerte, pero tremendamente desaliñado. Llevaba la ropa siempre manchada y por fuera, caminaba encorvado y llevaba el pelo cortado a tazón. Eso junto a unas horribles gafas que le habían hecho ponerse el verano anterior, constituían una estampa de lo más desagradable para una chica.
Pero el Gregory que salió del aseo era un chico alto y fuerte, que caminaba erguido y con orgullo. Había sustituido sus gafas por unas pequeñas y cuadradas que le daban un aire sorprendentemente inteligente y un poco pícaro. Se había cortado el pelo y ahora lo llevaba de punta y un poco revuelto. Las túnicas sucias del colegio las había cambiado por unas nuevas consistentes en unos pantalones negros ajustados por arriba y más sueltos por debajo, más una camisa blanca que había dejado desabotonada en el cuello, donde llevaba una corbata con los colores de Slytherin a medio hacer.
Gregory dio un par de vueltas lentamente sobre si mismo y les pregunto sonriente:
- ¿Qué tal chicos?
- Guau
La respuesta de Katrinna le pareció más que suficiente. Ensanchó su sonrisa, volviéndola un poco más maliciosa y dijo:
- ¿Vamos a revolver un poco el gallinero?
- He creado un monstruo.- Blaise les dedico una media reverencia.
El ambiente en Gryffindor era más frío. Aunque esta vez Hermione salió con los chicos y no con Wolfgang, Ron seguía ciertamente enfadado. Y fue aún peor cuando al llegar a la sala común se les acercó una chica de primero, que le dio una rosa blanca a Hermione, sonriéndole y diciéndole que era del más maravilloso chico que he visto
- ¿Ves como no te deja en paz?- gruño Ron al ver la rosa. Con instintos asesinos se podría añadir.
- Solo me ha regalado una rosa.- se defendió Hermione mientras protegía la rosa con las manos.- Es un DETALLE que otros podrían tener.
- Claro, así todos podrían disfrutar de los placeres de la recompensa por ser tan caballerosos.- No bien acabó de decirlo, cuando Ron deseó haber cerrado la boca a conciencia. ¿Cómo podía haberle dicho eso? ¿Qué le pasaba?
- ¿Cómo..?¿Cómo te atreves?- Hermione estaba furiosa, apenas podía hablar de la ira que sentía agitarse en su pecho, del dolor de su corazón al sentirse así de traicionada por el que creía su amigo.
- Mione, yo…
- ¡¡NO ME LLAMES MIONE!!- La castaña se dio la vuelta con brusquedad y se fue corriendo escaleras arriba. Ron la miró asustado y compungido, contemplando la puerta que había cerrado de un golpe, hasta que un carraspeo a su espalda lo sacó de su ensimismamiento.
- Ron, cómo… por qué…- Harry estaba totalmente alucinado. Ya había asistido a muchas peleas con anterioridad de sus amigos, pero Ron nunca se había comportado de manera tan cruel.
- Yo…- Ron abrió la boca y la cerro un par de veces, parecía tan confundido como Harry, como si el que hubiera dicho eso no hubiera sido él. – No se que me paso Harry, sólo es que no confió en ese chico.
- Será mejor que te disculpes. Y Solenn parece buena persona, a ti lo que te pasa es que estás celoso. – le contestó el moreno con seriedad.
- No, Harry. No es eso.
- Hola Kat!- Pansy se acercó a Katrinna sonriendo. Habían ido de compras las dos juntas a Hogsmeade, pero Pansy se había separado de Kat cuando ésta se encontró con su primo. Ahora la había reencontrado cerca de una tienda de joyas. Un lugar muy propio para una Malfoy.- ¿Qué haces?
- Busco algo para mi primo. Su cumpleaños es dentro de unas semanas y no se si vamos a tener la oportunidad de volver al pueblo antes.
- Oye, ¿Sabes lo que he soñado?
Katrinna la miró curiosa. Tenía que ser un sueño muy raro para que Pansy se desviara del tema de esa manera. Al fin y al cabo, hablaban de Draco. Aunque la verdad es que últimamente parece evitar el tema de mi primoreflexionó la rubia para sí.
- ¿Y que has soñado?
- En verdad es una tontería. – Pansy se ruborizó un poco. – Simplemente soñé que Goyle, ya sabes el mastodonte que acompaña siempre a tu primo, llegaba un día totalmente cambiado, guapísimo. ¿Lo ves? Era una tontería.
Pansy miró extrañada a su compañera, que la miraba sonriendo y tenía un dedo levantado dando vueltas. - ¿Qué..?- Captando por fin el significado del gesto, se dio la vuelta. Sólo eran su primo, Blaise, Crabbe y un chaval bastante guapo que no conocía. Se volvió a mirarla para continuar hablando con ella. Un momento, ¿seguro que no lo conocía?
Kat observó con atención a Pansy, que la miró primero sin comprender. Vio como sus ojos se abrían con pasmo cuando por fin entendió quien era el chaval "desconocido". La miró y se echó a reír. Al poco Pansy reía con ella.
- Prima, ¿de que te ríes?- Draco la miró extrañado. Últimamente las tías estaban muy raras. No solo se habían vuelto más bonitas y coquetas, sino que se echaban a reír en los momentos más raros y por los motivos más incomprensibles.
- Por nada primo, solo es que Pansy dijo…- De repente Kat dejo de reír, mientras miraba fijamente a Pansy, que felicitaba en ese momento a Greg por su cambio de look. A los ojos de su primo, que observaba sus reacciones con atención, parecía que acaba de caer en la cuenta de algo muy importante.
- ¿Qué?- le picaba horrores la curiosidad.
- Nada.- Kat le sonrió con malicia. Al rubio esa sonrisa le provocó escalofríos. Significaba problemas.
Draco subió cansado las escaleras hacia el cuarto que compartía con sus compañeros. Había sido un día agotador. Las salidas a Hogsmeade normalmente no eran tan cansadas, solían dar una vuelta y luego se iban a las Tres Escobas. Pero esta vez había visitado todas las tiendas de ropa del lugar para encontrar algo adecuado para el baile, porque no se pensaba poner las túnicas que le había elegido su madre. Porque Narcisa tenía un gusto excelente para la ropa femenina, pero horrible para la masculina. O por lo menos para su ropa.
No hubiera sido tan cansado sino fuera por las chicas. Normalmente las chicas se acercaban para hablar con él o con Blaise, que solían pasar de ellas, o se quedaban mirándolos desde lejos. Pero esta vez Goyle, no, Greg, había sido también el centro atención de las féminas. Quizá incluso más que ellos por ser la novedad. Y para él no supondría ningún problema, sería incluso un descanso, sino fuera porque Greg se empeñó en hablar con todas y dar una vuelta con cualquiera que fuera guapa. Con todas.
Por el fin el cansado rubio abrió la puerta del cuarto y la cerró tras de sí con un suspiro, ahogando las risas de la sala común, donde Greg lucía sus nuevos encantos con algunas de Slytherin.
Draco se tumbó, o mejor dicho se dejó caer, en su cama con los ojos cerrados. Estaba a punto de dormirse cuando, por la fuerza de costumbre no porque pensara que tenía algo, miró hacia la bandeja donde recibía el correo que llegaba tarde.
Mierda, una carta pensó con irritación. ¿Quién podía ser ahora? Seguro que es alguna que quiere que vayamos juntos al baile, como parece que no voy a ir con Pansy esta vez. Con este pensamiento Draco se dio la vuelta con la obvia intención de pasar de la maldita carta.
Mierda. Draco se levantó enfurruñado, pero le picaba demasiado la curiosidad, su peor defecto, por lo menos a su juicio. Pero es que el maldito sobre le había llamado la atención. No era de los que se solían utilizar en Hogwarts. Abrió la carta medio dormido, y bostezando la leyó. Sólo eran unas pocas líneas pero bastaron para que se despejara completamente.
Querido hijo:
La hora ya ha llegado. Reúnete conmigo en las puertas del Colegio a la una el día de Halloween.
Tu padre
L. Malfoy.
- Kat, necesito hablar contigo.- La respiración del rubio era entrecortada, aunque quizá se debía a que acaba de bajar las escaleras de dos en dos. – En privado
- Claro.
Kat acompañó intrigada a su primo hasta su cuarto, donde cerró con llave la puerta e insonorizó el cuarto. (Para decepción de algunos que se habían acercado a escuchar) Se acercó a su prima vacilante, como se buscara las palabras adecuadas. La expectación de Katrinna aumentó.
- Kat… ¿Tienes pareja para el baile de mañana?
- ¿Qué?- Kat se quedó con la boca abierta. ¿Tanto lío y misterio para esto?- ¿Qué te pasa?
- Kat, ¿tienes o no pareja para el baile?- al ver la confusión de su prima añadió: es que necesito que me hagas un favor.
- Bueno, la verdad es que aún no le he dicho a nadie que sí. La verdad es que no me apetece ir con nadie en especial. ¿Por qué? ¿Quieres que vaya con alguien en especial?
- No, no es eso. – Draco se sentó muy serio en su cama. Le tendió la carta. Cuando terminó de leerla, la miró y le he indicó un sitio a su lado.
- ¿Es lo que creo que es?- La voz de Katrinna sonaba vacilante. Al ver el cabeceo de afirmación de Draco, se sentó desconsolada.
- Voy a ir.- al ver la que la cara de Katrinna se iluminaba por una súbita esperanza continuó.- Y sí, se me da la opción de mantenerme al margen, mi padre no es cabrón sin sentimientos que todos creen.- la miró a los ojos.- Pero pienso ir igualmente y no me vas a convencer de lo contrario. – La esperanza de Kat murió.
- ¿En que quieres que te ayude?- al ver la sonrisa de Draco se sintió un poco más aliviada. Quizá sabía lo que hacía.- No creerías que iba a dejar que mi único primo se metiera en líos.
Draco la cogió de la mano y se la apretó en agradecimiento, mientras la miraba con los ojos chispeantes y una sonrisa sincera. Kat nunca lo había visto así. Tuvo que agachar la cabeza para que su cabello ocultara sus repentinas ganas de llorar.
- No te preocupes tendré cuidado. Lo que quiero es que vengas conmigo. Yo tendré que salir antes de la fiesta y tú me disculparás ante la gente diciendo que me dolía el estomago y que me he ido a dormir al Nido. Así tendrás el resto de la fiesta para ir con quién quieras.- En esta última frase, Katrinna detectó un cierto tono amargo.
- No te preocupes Draco. Yo quiero ir contigo.
Harry se miró al espejo por décima vez. Nada. Su pelo seguía sin querer alisarse. Bueno, tu ganas Con repentina decisión cogió un bote de gomina del aparador de Seamus y se revolvió el pelo, deshaciendo lo que intentaba conseguir desde la última hora.
- Ron, ¿has acabado ya?
- Un momento.
Eso es lo que llevas diciendo desde hace media hora se dijo para sí el moreno fastidiado. Se contempló una vez más en el espejo. Al final no había acabado tan mal. En vez de la túnica larga del año pasado se había puesto un conjunto de pantalón negro y camisa verde botella. Encima de todo se había puesto una túnica negra abierta por delante. También había cambiado sus gafas, que se caían a pedazos a pesar de los hechizos reparadores de Hermione, por unas nuevas más pequeñas y no tan circulares.
Ron salió por fin del cuarto de baño, donde se había estado vistiendo con la nueva túnica que le habían regalado sus hermanos. En realidad no estaba muy entusiasmado con la fiesta, pues Hermione y él seguían algo tirantes. Aunque había pasado disculpándose todo el día y Hermione pareció perdonarlo, cuando salió el asunto de quién iría con quién, resultó que pensaba ir con Solenn. Dijeran lo que dijeran.
- Odio a ese Ravenclaw.
- No seas así Ron. No se porque le tienes tanta manía, no ha hecho nada malo. Aparte de adelantársete.
- No me refería a Solenn.
Harry simplemente le miró.
- Bueno, quizá sí.- Harry levantó una ceja a modo de respuesta.- Vale. Pero no estoy enfadado con él porque se me haya adelantado, sino porque no me fío.
Sonriendo por esta confesión de los sentimientos de Ron, totalmente inadvertida por el pelirrojo, lo acompañó a la Sala Común, donde esperaba la pareja de Harry.
Ginny esperaba impaciente a que bajara Harry. Estaba a punto de subir, pese a lo que pensaran los demás, cuando vio con alivio que la puerta se abría, dejando paso a Harry y a su hermano, que recogería a su pareja, Hannah Abbot de Hufflepuff, en el vestíbulo. Se había arreglado especialmente para la ocasión, con un vestido amarillo que resaltaba su cabello. Era un regalo de sus hermanos y para ser ellos era precioso. Tenía un escote no muy recatado (ideal para su figura aún sin formar del todo) pero una raja a uno de los lados de vértigo, que le estilizaba las piernas. Supo que había sido la elección correcta cuando Harry, que también estaba impresionante, se detuvo al divisarla.
- Hola Harry, Hola Ron.- Ginny los saludó con una sonrisa y un gesto de la mano. Había pensado saludar con un beso en la mejilla (a los dos para que no se notará tanto la preferencia) pero a la hora de la verdad no se había atrevido. Y eso que eres una Gryffindor se recriminó.
- Hola Ginny. Estás preciosa.- Harry le sonrió y le tendió el brazo.
- Hola Gin.- Ron apenas le echó una ojeada. Mientras se estiraba para ver quién estaba en la Sala Común.
- Hermione ya se ha ido.- le dijo un tanto seca, por su frío saludo.
- Ah. Vale.- Ron la miró un tanto rojo.- ¡Oye! Que no la buscaba a ella.
Harry y Ginny simplemente se rieron.
La verdad es que Katrinna se lo estaba pasando bomba con su primo. El baile solo llevaba tres cuartos de hora, pero ya le empezaban a doler los pies de bailar. Cuando terminó la pieza, le suplicó a Draco que fueran a sentarse con los demás. Blaise había ido finalmente con Susan Bones, Greg con Padma Patil, Crabbe con Millicent Bulstrode y Pansy con el prefecto de Ravenclaw, a quién Kat no conocía.
La verdad es que se lo pasaron bien. Los ravenclaws parecían sorprendidos por el buen humor reinante, pero pronto se relajaron y se unieron a las risas. Cuando Blaise iba por su sexta anécdota de sus encuentros con Susan, fue interrumpido por la llegada de la amiga de ésta, para alivio de ella que estaba totalmente roja, que llegaba para saludar con su pareja y los amigos de este.
Hermione se lo estaba pasando bien, aunque no tanto como esperaba. La verdad que aún le dolían las palabras de Ron. Y los echaba de menos. A todos. Miró por encima del hombro de Solenn para ver si los veía.
- ¿Te pasa algo?- Solenn se apartó un poco de ella para verla mejor. – Es que estás un tanto tensa.- añadió al ver su cara de sorpresa.- ¿Quieres que los busquemos?
- No, da igual.- le sonrió de manera dulce. Los ojos de Solenn se iluminaron, aunque se veía aún un poco dubitativo.
- Seguro.- su voz sonó trémula.
- Seguro.- en ese momento los vio. Con los Slytherins.
- Potter.
- Malfoy.
Harry apartó la mirada de Draco para posarla en su prima. Nada más hacerlo supo que había sido un error. Durante todo el baile había conseguido pasar de todo y disfrutar bailando y riendo con Ginny pero al verla todo cambió. Llevaba un vestido sedoso, que caía en suaves pliegues hasta sus pies, con una abertura a uno de sus lados, que en la posición en la que estaba hacía que se le viera una de sus hermosas piernas. Era de un color verde que se iba oscureciendo según descendía. La miró totalmente embelesado, perdiendo el hilo de su discusión con Draco. Se dio cuenta de que se había enamorado de ella.
- Tierra llamando a cara rajada. ¿Quieres dejar de mirar a mi prima como si fuera una de las fieras del Zoo?
- Yo creo que es más bien una obra de arte.- musitó el moreno sin desviar un ápice su mirada de los bellos ojos de la rubia, que se ruborizó al oír su comentario.
- ¿¿¿Qué???- Todos los miraron con la boca abierta. Por una vez en la historia de Hogwarts, Gryffindors y Slytherins estaban totalmente de acuerdo. Harry Potter estaba loco.
- Harry.- la voz de Ron sonó un tanto plañidera, pero es que estaba viendo como la cara de su hermanita iba perdiendo color mientras que sus ojos iban ganando furia.
- Um?... Ah, Ron, ¿qué pasa?
Por muy increíble que pareciera, Harry tenía toda la pinta de no saber que había dicho ni lo que había pasado. Ron y Draco cruzaron sus miradas entre el desespero y la diversión.
- Empieza tú, Ron.- Le cedió gentilmente Draco la palabra. Ron la aceptó con una sonrisa, con lo que se ganaron más miradas de incredulidad de parte de los presentes que las que había recibido Harry. Padma apartó de sí su vaso con disimulo.
- Harry, ¿sabes lo que has dicho hace un momento?
- No. ¿Qué he dicho?- Harry se empezó a poner nervioso, las miradas incrédulas de sus compañeros le estaban retorciendo las tripas y el intenso sonrojo de Katrinna no ayudaba a tranquilizarlo. Él no recordaba haber dicho nada, pero la verdad es que se sentía como si acabará de bajar de una nube.
- Que Katrinna te parecía una…
- ¡Chicos!- Hermione apareció junto con Solenn. Al ver las miradas estupefactas y divertidas (excepto la de Ginny y Katrinna, por causas diferentes) que le dirigían todos a Harry y algunas a Draco y Ron, supo que se había perdido algo importante, no una simple pelea como había pensado al ver al singular grupo junto.- ¿Me he perdido algo?
- Muchas cosas.- El corte de Ron, cuyo mal humor había vuelto nada más verla, hizo que las miradas cambiasen de objetivo.
- Mira Ron, aquí la única que debería estar enfadada soy yo, así que si no me quieres decir…
Draco empezó a aburrirse en cuanto vio que la charla, que había sido divertida mientras le tomaban el pelo a Potter, aunque fuera a causa de Katrinna, degeneraba en una típica discusión Weasley vs. Granger. Miró su reloj con hastío: las 12:25. Volvió a dirigir su atención hacia la discusión, en ese momento tanto Harry como Solenn se metieron para intentar apaciguar las cosas, aunque la aparición del Ravenclaw las empeoró, en su opinión.
Miró a Katrinna, que aún tenía las mejillas algo rojas, aunque recuperaba la calma y la dignidad con rapidez. Menos mal que podía contar con ella para cubrirlo. Un momento Draco sacudió la cabeza. Mierda…. ¡¡Llegaba tarde!! Aunque fuera corriendo tardaría sus buenos 20 minutos en llegar a las puertas. Y se tenía que cambiar.
- Kat.
- Um? ¿Sí, primo?
- Acompáñame un momento fuera.
Al principio Kat pensó que la iba a regañar por el incidente de Harry ¡Pero si yo no tuve la culpa! Y se llama Potter, ¿recuerdas? pero mirando la hora en un súbito impulso se tranquilizó. Era la hora de su cita. Aunque calculando bien el tiempo la verdad es que llegaría tarde a menos que sucediera un milagro. Y después se queja…
Se levantó con tranquilidad de su asiento y lo acompañó a las puertas. La verdad es que la discusión les había venido de perlas. En la confusión muy pocos se darían cuenta de su marcha, y lo que los vieran pensarían que iban a hablar de la metedura de pata de Potter.
- Prima- Una vez que hubieron salido del Gran Comedor, Draco le dijo las instrucciones con rapidez, le faltaba tiempo.- Yo me voy ahora, no creo que tarde mucho. Intenta que ninguno de los de mi cuarto se vayan antes de un par de horas. Y si preguntan cuéntales lo que habíamos hablado, que…
- Tranquilo primo. Ya me lo sé. Me lo has repetido un montón de veces.
Kat observó intranquila como desaparecía de su vista con rapidez. Seguramente había dejado la ropa en algún lugar a medio camino, porque no fue hacia las mazmorras. Deseó a ver podido impedirle de alguna manera que fuera. De cualquiera.
Draco corrió hasta donde había guardado la túnica negra y la mascara. Las había dejado en un claro resguardado que encontró en segundo, donde muchas veces iba a pensar. Salió del castillo por una puerta lateral, para que nadie lo viera salir si les daba por mirar desde el Gran Comedor. Corrió bordeando el bosque, lo suficientemente dentro para que no le vieran. Cuando llegó al claro, se quitó la camisa y se dejo los pantalones, decidiendo que no tenía tiempo para cambiarse entero.
Llego jadeante a las puertas, con un terrible dolor en el flato y las piernas totalmente entumecidas, pero consiguió llegar con menos de cinco minutos de retraso. Nada más cruzar las puertas de Hogwarts sintió a su padre a su lado, que sin decirle nada lo cogió del brazo y lo transportó a un claro que no reconoció.
- ¿Dónde estamos?- le susurró. Su padre no contestó, pero le ayudó a ponerse la mascara con movimientos suaves y delicados.
- No importa.- la cara de Lucius estaba totalmente cubierta por la máscara, pero sus ojos azules brillaban con fuerza.- ¿Estás seguro?
La pregunta conmovió profundamente a Draco. Al contrario de lo que todos pensaban, su padre siempre se había preocupado por él, aunque a veces (o casi siempre) era muy exigente e inflexible. Pero siempre lo había querido.
- Sí.
Lucius lo guió por un camino que se abría en la floresta. Al poco, Draco empezó a escuchar a gente que se movía en un claro más adelante, el susurró de sus túnicas y los tenues cuchicheos resonaban en el bosque. También de vez en cuando se escuchaban jadeos y gemidos, que eran rápidamente acallados.
- ¿Qué pasa?
- Vamos a interrogar a un auror.- le contestó su padre en un apresurado susurro.-probablemente el Lord Oscuro te haga participar, es lo normal no te preocupes, una vez que tengas las manos llenas de sangre él considerará que te tendrá bien cogido. Después de que todo terminé hablaré con él para que te dé un puesto de… otro tipo. ¿Es lo que quieres no?
- Sí.- La mente de Draco trabajaba a gran velocidad. Aunque él nunca había sentido especial odio por los muggles e hijos de muggles, en contra de lo que la gente creía, siempre había querido poder. Con la alianza a Voldemort lo encontraría y su padre ya se había encargado de que no se convirtiera en un asesino como él, sino que le adjudicará un puesto como financiador o algo así. Pero antes tenía que pasar por esto.
Por fin llegaron al claro. Aunque Draco miró con curiosidad, aunque sin dejar que nadie lo notara, no vio nada en especial. En él sólo había varios mortífagos, unos diez, alrededor de una figura tirada en el suelo, en el centro. Por lo que Draco vio era una mujer que tenía un cabello de color extraño. Muy joven, por lo menos para ser auror.
- ¿Quién es?
- Mejor que no lo sepas.- la voz de Lucius sonaba dura al salir entre los labios de la máscara.- El Lord está a punto de llegar, así que colócate en tu sitio. Recuerda, haz lo que te dice y no muestres compasión. Y cuando te despidas vuelve al claro y desaparécete. Ya contactaré contigo.
- Muy bien.
Justo cuando terminaba de decir estas palabras apareció el Lord Oscuro: Voldemort. Con su piel pálida y los ojos rojos parecía una aparición de ultratumba, pero esto no sorprendió a Draco. Ya había escuchado el relato de Potter.
- Bienvenidos mis mortífagos. – la voz de Voldemort sonaba en una parodia de cortesía que desmentía la maldad que despedían sus ojos y la crueldad que adornaba su sonrisa hipócrita. Con un ademán elegante se sentó en un sillón negro y elegante que apareció a sus espaldas.- Hoy no encontramos reunidos para que nuestra querida auror nos de la información que queremos. ¿No es así niña?
La auror por toda respuesta escupió a sus pies, con lo que se ganó un punterazo en el estomago del mortífago que estaba a la derecha del Lord. Draco estaba situado justo enfrente, por lo que tenía una vista sin impedimentos de lo que ocurría, así como Voldemort de sus reacciones. Su padre se había situado a la izquierda del Lord.
- Mala respuesta. – Esta vez se notaba que esta impaciente y regocijado. El estómago del rubio dio un vuelco, sabiendo lo que se avecinaba.- Colagusano, empieza.
El mortífago de la derecha avanzó otra vez. Alzando su varita le aplicó varias veces la maldición crucio, que hizo gritar de dolor a la auror. Cuando pareció que ya no iba a poder aguantar más, que se iba a morir o a volverse loca. Voldemort le habló de nuevo.
- Dime pequeña. ¿Vas a contestar a nuestra pregunta? ¿Nos vas a decir que protección puso Dumbledore en la casa de Potter?
- No. – volvió a chillar cuando Colagusano aplicó otra vez la maldición.- No… No lo sé, de verdad.
- ¿No lo sabes?- Voldemort se levanto y se acercó sinuoso hasta ella. La cogió suavemente de la barbilla y la miró a los ojos.- Es cierto. No lo sabes.- Le pasó los largos dedos por la mejilla, acariciándola. Se inclinó a continuación sobre ella y depositó suavemente un beso en sus labios, que brillaban rojos de su propia sangre. Se los había mordido. La auror lloraba desconsolada, pero parecía que el gesto del Lord la había esperanzado de que la iban a soltar.
Voldemort se levantó y se dio la vuelta sin mirarla. Cuando estaba a punto de abandonar el claro, se dirigió a ellos por encima del hombro.
- Matadla.- Y se fue. Inmune al grito de horror que profirió la pobre mujer.
Pero si Draco pensó que la orden se cumpliría de inmediato se equivocó. Los mortífagos se fueron acercando por turnos para aplicarle sus mejores maldiciones. La piel de la auror se agrieto y rezumó sangre, que pronto empapó el suelo, hasta entonces virgen. Sus piernas y sus brazos se arrugaron y se ampollaron bajo el manto de un invisible fuego. Cuando los gritos de la mujer llegaron a límites insospechados, Lucius, su propio padre, se acercó y le corto la lengua con una daga. Con su propia mano.
La maldición crucio la golpeó repetidas veces, mientras alguien conjuraba una feroz bestia que le empezó a devorar los pies. Pero el maléfico genio de los presentes para la tortura no acabó allí. Una pareja, que Draco reconoció como los Lestrange, se situó al lado de los despojos, aún vivos pero apenas reconocibles, de la auror. El hombre se bajó los pantalones y se subió la túnica, dispuesto a violar a la mujer. Pero su mujer, divertida por la escena, se "sumo" a sus actividades. Le aplicó un imperio a la prisionera y la obligó a parodiar el acto sexual, con gemidos y jadeos de placer que pusieron a punto de vomitar al joven Malfoy.
Éste no sabía que hacer. Por una parte deseaba ayudar a la pobre mujer, que se retorcía en el suelo apenas reconocible como ser humano, aunque fuera dándole la bendita muerte. Pero a pesar del asco, el horror y el miedo que la escena le causaba, un sentimiento mucho más horrible se agitaba en el fondo de su alma. El placer. Pese a todo la escena le gustaba y, en cierta medida, lo excitaba. Sintió asco de si mismo.
Cuando los Lestrange terminaron, los demás, que se había apartado por cortesía, se volvieron a acercar para continuar. Después de reventarle todos los dientes, con pequeñas explosiones que resonaban de manera alarmante en la cabeza de Draco, que se sentía a punto del desmayo o del vómito, todos se apartaron.
Sorprendido por el repentino silencio, Draco levantó la cabeza. Enfrente suya se encontraba una gigantesca serpiente, enrollada en el anterior sitio de Voldemort. ¿De dónde ha aparecido? pero en el fondo sabía que siempre había estado allí, vigilante. Su padre se adelantó.
- Draco Malfoy, tu turno.
Aunque se había mantenido al margen de toda la tortura, sin que ninguno de los presentes le dijera o hiciera nada, ni que lo invitaran, sabía que ahora no podía echarse atrás. No lo dejarían. Así que buscó dentro de él toda la indiferencia, toda la fuerza y el estoicismo que le había inculcado su padre, y se acercó lentamente a la auror. Sin que su cara demostrara el más mínimo sentimiento de piedad, alzó su varita, con mano firme.
- Avada kedvara
Hacia ya una hora desde que su primo se marchará a toda prisa del baile. Y Katrinna se aburría. Durante la primera media hora se lo había pasado francamente bien. Les había contado a todos los que le preguntaron que Draco se sentía mal y que se había tenido que ir, lamentándolo mucho, al Nido a descansar. Así que se había unido al grupo de Pansy, Blaise y Greg (Crabbe no hablaba a menos de que le preguntaran así que no contaba) y se había reído y divertido mucho.
Pero ahora todos se habían ido con sus respectivas parejas al jardín, a hacer sus "cosas". Así que allí estaba ella, con un vaso en la mano y apoyada en la mesa de los aperitivos, viendo como la gente bailaba.
- ¿Qué haces sola? ¿Y tu primo?
La voz que sonó a sus espaldas la sorprendió. A punto estuvo de tirarse el vaso encima de lo rápido que se giró. Era Potter. En otra circunstancia lo hubiera ignorado, pero como estaba sola y aburrida decidió hablar con él. Por compasión hacia él, no porque le hubiera gustado el piropo de antes.
- Tú también pareces solo. ¿Es que la pelirroja huyó?- Muy bien Kat, a eso se le llama diplomacia. ¿Quieres hablar con él o echarlo? Kat miró al moreno, que parecía dolido por tan brusca respuesta. Ya se estaba girando para marcharse cuando la rubia se sorprendió a si misma cogiéndolo del brazo para retenerlo.
- Lo siento.- segunda sorpresa del día.- Es que me asustaste.
- No pasa nada.- Harry le sonrió con timidez.
Después de aquellas frases se hizo un incomodo silencio. Harry miraba a sus pies un tanto rojo, pero es que aún recordaba lo que Ron le había dicho que se le había escapado antes. Katrinna volvió a mirar con interés a las parejas que bailaban. Viendo tanto interés en los ojos de la rubia, el Gryffindor decidió armarse del valor que se suponía que tenía para invitarla.
- ¿Te apetece bailar?
- Si claro.
Salieron ala pista de baile, donde se cogieron para bailar la canción que sonaba, una bastante animada que, gracias a Dios, les permitía estar algo separados. Pero en cuanto Harry le cogió de la mano, la música cambió a un vals lento.
Katrinna le sonrió con timidez, dándole la oportunidad de que se fueran, pero Harry la cogió aún más firmemente y la acercó a él, dándole la oportunidad de que Kat sintiera todo su firme cuerpo contra ella, su olor…
- Espero que no te importe.
- No… - Kat, recostó su cabeza en su hombro.
- Hueles a fresas y vainilla. – la voz del moreno sonó dulce y tierna, apenas un apasionado susurro. Kat levantó la cabeza lo suficiente para mirarlo. Le sonrió.
Nunca supo cuanto tiempo estuvieron bailando, pero para Harry fue la mejor noche de su vida. Un sueño hecho realidad. A veces hablaban un poco, riéndose, mientras se movían entre sus compañeros. A Harry le parecía increíble lo dulce y simpática que era Katrinna, sobre todo después de las últimas semanas, pero en el fondo siempre había sabido que era así.
Cuando la gente empezó a escasear de la sala, la pareja se encontró en uno de los rincones, tenuemente iluminado y parcialmente oculto por una maceta. Kat fue consciente de repente de las manos que la asían suavemente por la cintura, del cuerpo que se pegaba a ella, moviéndose lentamente, de una manera que la hacía desear que el tiempo se parara, de la morena cabeza embebida en sus rubios cabellos. Fue consciente de a quién pertenecía ese cuerpo. Puso sus manos en su pecho para empujarlo y apartarlo de ella.
Harry sintió como Kat rebullía en su abrazo y ponía las manos en su pecho con la obvia intención de apartarlo. Pero él no tenía ni las más mínima intención de permitírselo. Aprovechando que Kat había levantado la mirada para decirle que se fuera, la besó.
El beso, que un principio fue tímido y recatado, pronto los llevó a un universo aparte donde solo existían el uno para el otro. Kat permitió que Harry profundizara el beso, abriendo un poco sus carnosos labios. Oportunidad que Harry aprovechó. Y de que manera. Ni siquiera escucharon la interrupción.
Ginny dio la última vuelta por el Salón antes de darse por vencida y volver a la Torre de Gryffindor. Afuera lo esperaba Ron y Hermione, que luego de pelearse, se habían despedido de sus parejas, pidiéndoles perdón, y estaban deseosos de irse a la cama. Antes de que se mataran. Pero faltaba Harry. Ginny lo había visto irse fastidiado nada más empezó la pelea, pero ocupada como estaba conteniendo a Hermione y aún un poco molesta por lo que le dijo a la Malfoy, lo dejó irse.
Y ahora ahí estaba. Dando vueltas como una tonta. Ya estaba girándose para dirigirse a las puertas cuando una visión por el rabillo del ojo la detuvo. Giró la cabeza para ver mejor.
El sonido de un vaso al romperse sobresaltó a algunos que aún quedaban, haciendo que Ron asomará un instante la cabeza desde el Vestíbulo. A Ginny eso no le importó, como tampoco que el vaso se le resbalará de las manos. Estaba sin fuerzas, con la cara totalmente blanca. Incluso le costaba respirar.
Cuando Ron fue atropellado por su hermana pequeña, que salía en un mar de lágrimas del Salón, no supo que hacer.
REVIEWS
Arel-M: Me alegro que te gustara mi anterior capítulo. Siento no haber despejado tu curiosidad sobre la conversación entre Blake y Snape, pero en el siguiente se aclararán algunas cosas. Respecto a quién fue a su habitación…..Ah!!!
Las escenitas Malfoy/Malfoy tendrán que esperar algo, o por lo menos las que tu quieres!!! Y como eres buena (has subido más capítulos, xd) te doy un pequeño adelanto. Es posible que Harry tenga que enfrentarse a la verdad de sus sentimientos sobre Katrinna antes de lo que piensa. XD. Nada más, te lo dejo a tu imaginación.
Espero recibir pronto un reviews contándome que te ha parecido este. Bss
Sailor Rukawa: Me alegro de que te guste tanto, espero que este también te haya parecido igual de bueno. Espero recibir noticias tuyas pronto.
