¡¡¡HA SALIDO EL QUINTO LIBRO!!!

                        Jajajaja. De todas maneras no va a tener ningún tipo de influencia en el fic. (De todas maneras ya me lo había leído) aunque… odio a Black (¿Qué? Solo es un maldito gusano prepotente que se queja de Snape encima.) Bueno, se que he tardado algo más de lo que pensaba, pero aparte de los líos propios de comienzo de nuevo cuatrimestre, a la estúpida de la ADSL le da por no funcionar de vez en cuando. (problemas con el Proxy, que se le va a hacer, si tuviera alguna idea de que diablos es eso.)

            Bueno, muchas gracias  a todos los reviews y a los que no me los habéis mandado: MALOS!!! Joe, animan un montón y me hacen escribir más rápido (que no se note el chantaje)

            Publicidad: SALAZAR, de mí misma.

            Que por cierto actualizaré o dentro de un rato (cuando termine de estudiar Ciencias de los Materiales) o mañana a muy tardar (esta vez lo prometo en serio)

            Bueno, os dejo con el nuevo capítulo (que es un pelín más largo de lo habitual)

            S. Lestrange

CAPITULO X

            Harry daba vueltas por los tres mismos malditos pasillos como si fuera un león enjaulado. Hoy había habido otra pelea Mione vs. Ron en la Sala Común. Y por el mismo motivo. ¿Es que no se cansaban de pelear por Soleen? Y eso que no se le veía el pelo desde la fiesta de Halloween. Halloween. Apenas habían pasado tres míseros días y ya parecía una eternidad.

            Rememoró como se sentía cuando salió del Baile, lleno de esperanza y felicidad por su futuro y por lo que acababa de pasar. Y ahora, no se sabe cómo, acababa de salir de la enfermería donde estaba porque se había peleado con la que creía que era la chica de sus sueños, huyendo de sus amigos y rezando para que McGonagall no se acordara de la detención. Aunque ya había pasado una semana y aún no les había dicho nada. ¿Se le habría olvidado? No sabía porqué, pero esa idea le preocupaba.

            Fin de pasillo, parada, giro sobre sus talones, vuelta a andar.

            Sonrió ligeramente cuando recordó el inicio de la nueva pelea entre sus amigos. Ron, despechado dijera lo que dijera, le había pedido para salir a una bonita Gryffindor de 4º curso. Pero ésta ya tenía una cita al parecer. Con nada menos que Gregory Goyle. Y Hermione no había podido evitar reírse. Error.

            Creo que a Ron se le ha olvidado que el Sábado hemos quedado con Wolfgang. Le dará una ataque cuando se lo recuerde.

            Suspiró. Lo que le hubiera gustado de verdad era tener planes con Kat y no con una bomba a punto de estallar. Kat. ¿Qué le pasaba con ella? No es que no fuera malo quedar sin palabras cada vez que estaba cerca, o comportarse de manera estúpida. No. Es que encima le lanzaba hechizos. ¿Es que era idiota? No hacia falta ser Sirius Black para saber que así no se conseguía nada. Quizá era culpa suya que se llevaran tan mal. Quizá debería haber intentado aclarar las cosas en la enfermería.

            Y otra cosa. ¿Quién había entrado en la enfermería para hablar con Malfoy y sobre qué?

            Definitivamente necesitaba un pensadero.

            Fin de pasillo, parada, giro sobre los talones, vuelta a andar.

            ¿Qué hacer? Aunque tenía un par de días para pensarlo hasta el jueves, donde compartían Duelo y Defensa contra las Artes Oscuras, notaba que debía darse prisa. Una corazonada. Aunque con un poco de suerte en la clase de Hagrid podría hablar con ella. O quizá faltaría a su clase de por la tarde y darían Pociones. Jamás pensó que se alegraría de tener una clase extra con Snape. Me estoy volviendo loco Sonrió para sí. Enamorarse, o obsesionarse, de la prima de tu antagonista, que además era de familia de mortífagos, no era lo que podía llamarse una idea cuerda.

            Aunque cada cosa en su tiempo, debería hablar primero con Ron, para recordarle la cita con Soleen, ver que se podía hacer con su enfado con Hermione e ir a hablar con Ginny de su extraño comportamiento. Luego podría intentar hablar a solas con Katrinna.

            Katrinna intentó encogerse en la Sala Común cuando su primo por fin bajó de su cuarto. Basta decir que no sirvió para nada. Se encorvó sobre sus apuntes, mientras miraba a Pansy esperando una salida. La rubia se encogió de hombros. La miró con gesto de súplica.

- ¿No puedes hacer nada?- le susurró por encima de la mesa.

- No. No se me ocurre nada.- le contestó Pansy.- Pero no parece enfadado. ¿por qué debería estar enfadado?

- No sé. Me lo dijiste tú ayer, ¿no te acuerdas?

- Ah, era una corazonada de las mías. Me pediste que te las dijera cada vez que las tuviera.

- Ah. Entonces se enfadará más tarde.

El rubio se dirigió a la mesa donde estudiaba su prima con tranquilidad. Por extrañas razones habían suspendido todas las clases de primera hora. Cuando estaba a punto de llegar, Blaise lo cogió del brazo.

-    Draco.

-    Ahora voy a hablar con Kat, Blaise. Cuéntamelo más tarde.

- Es sobre Quien tu Sabes.

Ahora si que se ganó toda la atención de Draco. Con cierta dificultad apartó los ojos del cabello reluciente de Kat y miró a los ojos negros de Blaise con seriedad. Al ver la tensa reunión, Greg se acercó.

- ¿Has tenido noticias nuevas?

- Más que noticias, rumores.

- ¿Para eso me molestas? – entrecerró los ojos con súbita ira.- Los rumores no son importantes, al paso que vas acabarás leyendo Corazón de Bruja.

- Son sobre tu prima y Potter.

- ¿Sobre...?- No pudo evitar echar una rápida ojeada al objeto de sus temores. Creía haberle dejado muy claro que tenía que dejar de verse con Cara rajada.- Pero...

- Hay de muy diversos tipos. Algunos dicen que si habla con Gryffindors es que es una traidora.

- Otros que debería seducir al Chico de Oro para tenderle una trampa.- intervino Goyle.- Y que es por eso por lo que paso lo del Baile. ¿Es cierto?- Los dos Slytherins miraron al joven Malfoy ansiosos por una respuesta.

- ¡¡Katrinna!!

- La liamos.- murmuró la interpelada bajando la cabeza con resignación.- Deberíamos haber huido.

- Suerte – le susurró su compañera con aprensión.

La pareja rubia andaba hacia su siguiente clase, Encantamientos, con tranquilidad, apartados del resto de los de su casa. Draco miraba hacia el frente con su habitual arrogancia, pero Kat contaba las líneas del suelo por como lo miraba. Alzó la cabeza con una súbita idea.

-  ¿No podrías hablar con tu Padre? Podrías decirle que se intentó pero que no salió bien. Que no le gusto.

- Ya. Y de paso le arrancas los ojos a la mitad de los Slytherins para que no vean como babea por ti.

- Podría hacerse.

Draco se paró en mitad del pasillo mirándola con escepticismo. Katrinna suspiro derrotada.

-  Tenía que intentarlo.- murmuro para sí mientras echaban a andar de nuevo.

- Lo que aún no me has contado es qué...

Por suerte para Kat, el Profesor Flittwick los esperaba en la puerta de la clase, con cara de pocos amigos.

Así que se sentaron en silencio en unos pupitres alejados de su mesa, pero no tanto que resultara sospechoso, y sacaron sus libros en silencio. Cuando llevaban unos diez minutos escribiendo, Draco le hizo temida pregunta.

- ¿Te gusta Potter?

Kat lo miró sorprendida. Se hubiera esperado cualquier tono entre la amenaza y la furia, pero no el suave y derrotado que utilizó. Parecía más un amante despechado que a un defensor de la pureza y castidad de la familia que se esperaba. Aunque la verdad es que en cierta medida lo es. Lo miró con súbita ternura. En vez de contestar, le cogió la mano por debajo de la mesa. Draco sonrió sin dejar de mirar al frente en ningún momento.

- Aún no has contestado.

- Creía que no era necesario.

Draco la miró escéptico, alzando una ceja en un delicado arco.

- Solo es un entretenimiento. La fruta prohibida por así decirlo.

- Creo que mientes.- mientras hablaba, le apretó con delicadeza la mano.

- Si quieres te lo demuestro.- susurró.

Draco se rió divertido durante unos momentos. Al cabo de unos segundos la miró con sus increíbles ojos grises brillando entre mechones de oro.

- No mientas que me ilusiono.- le contestó al fin en torno de burla.

¿Quién miente?

Harry medio empujo, medio arrastró a Ron hacia la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas. Atisbó de puntillas por encima de las cabezas de sus compañeros de clase, pero no veía nada por mucho que se estirara. Quizá no ha llegado aún

- No ha llegado aún.

- ¿Qué?¿Cómo lo sabes?

- Por favor Harry…

Ahora que se fijaba la verdad es que su pelirrojo amigo le sacaba una cabeza a sus compañeros. Entre eso y que estaban a mitad de una escalera, la verdad es que si Ron no la veía es que no había llegado aún.

¿Y si no viene?¿Y si le ha pasado algo? ¿Y si Malfoy…?

- Harry, se te esta descomponiendo la cara.

- Umphs.

Katrinna y Draco se apresuraron a su siguiente clase, la del tonto del semigigante. La verdad, no sabía aún porque se había apuntado. Era un verdadera pérdida de tiempo. Bueno, se corrigió al mirar hacia su lado, si que lo sabía.

Draco caminaba mirando al frente con fijeza, la habitual soberbia de la que hacia gala plasmada en su cara. Sin embargo, sus ojos no paraban de desviarse a hurtadillas hacia su prima. Es tan hermosa Sacudió la cabeza, provocando que su pelo destellara con un aura dorada (y que la mitad de las chicas presentes en ese corredor se quedaran embobadas), Genial, sigue pensando en esas cursiladas y acabarás pareciendo un Gryffindor

- ¿No te parece que es una tontería?

- ¿El qué?- Kat se volvió confusa hacia su primo.

- Nuestra siguiente clase.

- Ah, pues si. Pero fuiste tú el que se apuntó.

- Vaya, y yo que creía que tu también estabas apuntada.- le sonrió con burla, contento de pillarla.

- Bueno…- tan ensimismada iba pensando una posible salida que tropezó con unos escalones que maquiavélicamente se habían aparecido en su camino.

Draco la cogió justo a tiempo por la cintura antes de que cayera. De repente, fue consciente de que estaban solos en el pasillo.

Kat sintió los labios del rubio sobre los suyos. Se olvidó del resto.

Cierta clase de Cuidado de Bichos Peligrosos, quiero decir, de Criaturas Mágicas, fue interrumpida cuando cierta pareja rubia llego tarde. Y eso que parecía que habían corrido una maratón. Pero gracias a la intervención de cierta Slytherin, que le había dicho a Hagrid que iban a llegar tarde porque…bla, bla, mentira, bla, no hubo consecuencias. Excepto porque a cierto moreno Gryffindor por poco se le escapa el bicho, ups, criatura que tenían que cuidar. Y dado que la criaturita tenía cuatro poderosas pinzas y un peligroso aguijón, dicho hecho provocó un pequeño caos y las risas de su pelirrojo amigo.

- Katrinna, ¿puedo preguntarte una cosa?

- ¿Qué se te ha perdido esta vez Potter?

Harry la cogió del codo con suavidad para apartarla de donde charlaba con Pansy y Blaise, que inmediatamente bajaron la vista a su tarea (mientras se reían entre dientes). Cuando estuvieron lo suficientemente lejos para que no lo escucharan, y a la lo suficientemente cerca para que Draco no se diera cuenta de nada raro (que estaba siendo entretenido por una curiosa serie de circunstancias), Harry tomó aire con cierta aprensión y comenzó a hablar.

- Verás, Katrinna. Yo quería hablar sobre lo que ha pasado estos últimos días y… sobre el baile.

Kat miró hacia todos los lados con rapidez y disimulo. Acto seguido se inclinó suavemente hacia el Gryffindor, que seguía todos sus movimientos de cerca.

- Aquí no. Ven a Slytherin cuando este a punto de terminar la cena. Yo me saldré cinco minutos antes. Te veré en la puerta para que puedas pasar.

El resto de la tarde paso rapidísimo para Harry y Kat, que esperaban con distintas emociones la llegada de la cena. Kat no paraba de repetirse que era poco menos que subnormal, pero eso no le impedía mirar su reloj cada cinco minutos, con lo que se ganó más de una mirada extrañada de Draco.

Harry… bueno, era Harry.

 Por fin llego la ansiada hora de la cena. Aunque si hubieran sabido lo que significaba…

Severus daba nerviosas vueltas por su despacho. Teóricamente debería haber estado ideando un modo de recuperar la clase perdida esa mañana, pero después de las noticias que le habían hecho perderla, no podía estarse quieto.

Refunfuño por lo bajo. ¿Por qué todo debía ser tan difícil? Y no es que fuera esperado, pero podría haber esperado un poco más, ¿No? Así hubiera tenido tiempo para solucionar las cosas, para…

El moreno profesor sacudió la cabeza irritado. Claro, el Señor Oscuro iba a retrasar sus planes para que el pudiera hablar tranquilamente con su ex-novia. ¿Y qué le iba a decir de todas maneras? Mira Sam, nunca te he olvidado, y me da igual que vayamos a entrar en una guerra pero quiero volver. Estúpido, totalmente estúpido.

- ¿Severus?

La suave voz clavó a Snape a mitad de una zancada como nadie hasta ahora lo había hecho. Se dio la vuelta con parsimonia, para descubrir al eje de sus temores y esperanzas en la puerta: Samantha Blake. Aspiró con fuerza, aunque silenciosamente, para prepararse para lo más difícil que había hecho hasta ahora. Aunque no supiera aún lo que iba a hacer.

- ¿Puedo pasar?- la bella profesora no esperó respuesta y entró en el santaoctarium de Severus. Se apoyó en la puerta, con las manos en la espalada y el oscuro cabello cubriéndole parcialmente la cara. Lo miró intensamente con sus ojos violetas, evaluándolo. Un escalofrío le recorrió la espalda al Slytherin.

- Claro, no te cortes.- aunque no había querido, había sonada sarcástico. Pero consiguió que los rojos labios de su interlocutora se curvaran en una media sonrisa.

- ¿Qué opinas del ataque?

- ¿Qué quieres que opine? Si el Señor Tenebroso ataca tan directamente y a blancos tan poco… políticos, es que ya esta preparado para la guerra. ¿No es lo que opinamos todos?

- Sí. Pero que opinas sobre como nos va a influir la guerra.- hizo un ademán impaciente con la mano, para a continuación devolverla a su lugar.- y no me refiero a lo típico: muerte, destrucción…

- Bueno.- Severus hizo una pausa y se acercó lentamente a Sam sin despegar sus oscuros ojos de ella.- Muchas cosas van a cambiar, además ahora tenemos más posibilidades con Harry Potter (dientes apretados). Y aún tenemos a Dumbledore. Creo que si el Señor Oscuro ha atacado tan rápido es para que no le dé tiempo a prepararse y no sea una amenaza real.

Silencio. Aún le separaba medio metro. Inesperadamente, Severus se dio la vuelta, dirigiéndose hacia su sillón, detrás de su mesa.

- Aparte de eso, para mí lo único que significa es que volvieron mis días de espía.

- Aún no me has dicho porque cambiaste de bando.

Severus rehuyó su mirada, algo que no paso desapercibido a la auror. Se encogió de hombros.

- Simplemente cambié de idea.

- ¿Tengo que creérmelo?

- No has venido a hablar de la guerra ¿verdad?- Ahora si que Severus miró a Sam, taladrándola con su mirada. Pero la mujer no se dejó amedentrar, se separó de la puerta y camino hacia su escritorio sin perder la compostura en ningún momento. Pero cuando llego a él, agachó la mirada para jugar con una pluma, tímida de repente.

- No.- Alzó su morena cabeza para mirarlo con decisión. – Venía para hablar sobre nosotros. 

A Severus eso frase fue lo mismo que si le tirarán un cubo de agua fría en la cabeza. ¿De ellos? Cómo podría seguir habiendo un ellos si en poco tiempo iban a ser un espía en las filas del Señor Tenebroso y una auror. Además, ¿desde cuando había un ellos?

            Parte de sus pensamientos debió de reflejarse en su cara, porque los ojos de Samantha perdieron algo de su brillo. Mirando al suelo, se volvió dispuesta a irse.

            Severus vio su movimiento, su intención. Sabía que si cruzaba la puerta habría perdido cualquier esperanza de estar con ella. Ella, que había sido su gran amor. Por ella, había dado la espalda a todo lo que conocía para escoger el camino más peligroso. Por ella, había arriesgado su vida. Por su recuerdo, se había convertido en un ser amargado y sin esperanzas.

            La delicada mano de Sam tocó el picaporte, girándolo con suavidad para abrir la puerta. 

- Sería una locura.

La voz del Slytherin sonó bronca en el silencio, oscura y desesperanzada. Samantha se quedó quieta, pero no se volvió.

- ¿Alguna vez no lo fue?

- Ahora es distinto.

- ¿Por qué?

- Por que sabemos.

Ahora si se giró la auror, su silueta a contraluz delante de la puerta semiabierta, mirándolo con pasión y serenidad a la vez.

- Yo siempre supe.

- Sam…- la voz del hombre más frío de Hogwarts se quebró, las lágrimas luchando por salir de sus ojos negros.- Solo me arriesgaría a que te matasen.

- Yo siempre me arriesgo a que me maten.- se apoyo una vez más en la puerta, cerrándola.- además, ya te dije que me gusta lo peligroso.

Sonrieron. Mirándose a través de la oscura habitación, divididos por algo más que polvo y un escritorio, se sonrieron. Y con esa sonrisa sellaron su destino.

El Gran Comedor resonaba con el bullicio habitual de la cena. Todos sin excepción miraban de vez en cuando hacia la mesa de los profesores, para ver si alguno hacia algún ademán de explicarles su extraño comportamiento de la mañana. Pero todos comían en silencio, mirando a sus platos. Aunque si hubieran estado más atentos, podrían haber visto a cierta pareja mirándose de reojo, los únicos que sus ojos brillaban con algo más que tristeza y determinación, con esperanza.

Harry comía con rapidez, ante las atónitas miradas de sus amigos, que lo habían visto muy apagado desde el día anterior. Bueno, realmente a Ron no le extrañaba tanto, sobre todo cuando miró hacia la mesa de Slytherin y vio que su comportamiento era copiado por cierta persona rubia.

Cuando iban por la mitad de la cena, más o menos, Dumbledore se levantó con semblante serio, consiguiendo que en unos segundos la sala se quedará en silencio, expectante.  Pero su discurso fue interrumpido por la sorpresiva llegada de lechuzas al Gran Comedor.

Lechuzas negras.

El anciano director las miró revolotear por encima de las mesas buscando a sus destinatarios con tristeza. Se volvió a sentar entre una sacudida resignada de su alba cabellera, seguro que ahora cualquier palabra de explicación sería vana.

Las lechuzas fueron bajando una a una, posándose enfrente de asustados y pálidos chicos y chicas, que repentinamente temerosos, se debatían ante la carta, indecisos de abrirla. Cuando por fin los sobres fueron rasgados, los primeros llantos y gritos invadieron el anteriormente alegre Comedor.

Harry miró a su alrededor. En un principio vio hacer lo mismo a todos sus compañeros de curso. Pero su alivio de que las lechuzas negras hubieran despreciado su sector fue interrumpido por la llegada de un oscuro heraldo. El pájaro se poso con delicadeza en el centro, delante de un muchacho que ya lloraba.

- Oh, Dean…

Pasados los primeros momentos, la tensión y los lloros no paraban de aumentar, unidos a las preguntas de aquellos que se habían librado de la alada visita, pero no por ello menos asustados, y los intentos de consuelo de los amigos de las víctimas. Ante ello, Dumbledore se levantó, instaurándose de nuevo el silencio, aunque roto por algunos hipidos y llantos de algunos inconsolables. Desde la Gran Mesa, el admirado director pasó si brillante mirada por todos, reconfortándolos.

- Estamos ante el inicio de tiempos oscuros, tiempos que ya nos han tocado con sus dedos de muerte a algunos y que tocaran a muchos más antes de su fin.- todos miraban pálidos a su erguida figura, inseguros ante lo que quería decir, de lo que se avecinaba.- pero no por ello debemos agachar la cabeza, refugiarnos en mentiras y engaños. Lord Voldemort ha vuelto y la guerra ha comenzado. La oscuridad amenaza con ahogarnos… pero eso jamás ocurrirá. Porque lucharemos, lucharemos con todas nuestras fuerzas, con esperanza y valentía, dando todo por aquello que amamos, para derrotar totalmente a la Oscuridad. Y venceremos. Juntos, venceremos.

Os lo prometo.

Después de las palabras de Dumbledore, todos se habían levantado para ofrecer consuelo o para hablar sobre la guerra. Harry se inclinó para posar una mano sobre el hombro de Dean, que estaba siendo abrazado por la mitad de Gryffindor. Incómodo y sintiéndose de más, se levantó inseguro de adonde ir. Entre la multitud, atisbó el reflejo de una cabellera dorada, lo que le recordó su cita. Es el momento perfecto para escabullirse No acababa de pensarlo cuando ya se estaba recriminado severamente su actitud ante sus compañeros. ¿cómo podía ser tan egoísta? ¿Cómo podía pensar en si mismo ante su dolor?

- ¿Harry?

Se volvió. Era Soleen. Un gruñido se gestó en su garganta. Lo que faltaba.

- ¿Sí?

Algo de su agresividad debió notarse, porque Soleen retrocedió un paso.

- Solo quería saber si estáis todos bien. En mi casa han llegado varias lechuzas y no me he fijado si vosotros…- su dulce voz se quebró. Ahora que el Gryffindor se fijaba, la verdad es que la cara del Ravenclaw aparecía surcada por las lágrimas. Se recriminó su anterior dureza.

- Estamos bien, solo ha llegado una.- miró con tristeza hacia donde Dean era consolado por sus amigos.- ¿cómo estas tú?

- Bien. No me ha llegado nada. Pero algunos de mis nuevos amigos…

- Comprendo. Yo no sabría que hacer si a Mione o Ron le hubieran llegado.

Soleen no dijo nada inmediatamente, paseando su vista algo perdida entre la gente de los Leones. Harry tuvo la oportunidad de estudiar con tranquilidad a la persona que había dado tantos problemas a Ron. Se veía demacrado y pálido, excesivamente pálido, como si acabará de salir de una enfermedad. Iba a preguntarle una vez más is estaba bien, cuando Soleen se volvió hacia él preocupado.

- ¿Dónde esta Mione?

- Está con Ron.- No pudo evitar hacer una pausa para ver si se mosqueaba. ¿Mione? Ron, vas a tener que espabilarte.- Han ido a llevar a los de primero ha la Sala Común.

- Que responsable y buena que es. ¿No te parece?

- Sí, claro.- No pudo evitar sentirse cada vez más inquieto. Empezaba a creer que la desconfianza de Ron hacia él no se debía solo a los celos. Aunque la verdad es que no había dicho o hecho nada que lo mereciera.

- Bueno, vuelvo con los míos. Nos vemos el sábado, ¿no?

- Claro. Hasta el sábado.

En esas, llegó Neville, que había estado consolando a Dean, pero que se había acercado al verlos hablar.

- Oye Wolfgang, ¿estás mejor?

- Sí. Muchas gracias por preocuparte.- Aunque sonrió con afabilidad, como siempre, a Harry le pareció que esta vez su sonrisa estaba más tensa.- Bueno, hasta luego.

- ¿Qué le pasaba?- interrogó a su compañero.

- No sé. Pero estaba en la enfermería cuando me fui esta mañana. Ahora se le ve mejor, pero aún esta algo pálido. No debería estar levantado.

- Ah.

Harry se dirigió hacia Ron, que volvía en ese momento, acuciado por una repentina duda. No pudo evitar fijarse en que Hermione se había dirigido hacia la mesa de Ravenclaw, seguramente buscando a su nuevo amigo.

-  Oye Ron, ¿te fijaste si Wolfgang estaba en la enfermería cuando llegamos?

- ¿Ése? No, la enfermería estaba vacía. Seguro.- añadió al ver la cara de duda de su moreno amigo.- ¿Por qué?

- Por nada, cosas mías.- Le sonrió inseguro. No sabía por qué, pero todo el asunto le sonaba raro.

- Oye, ¿No tenías una cita con alguien?- la voz de Ron pretendió sonar distendida, aunque el intento sonó algo raro.

- Pero no es el momento… ¡Oye! ¿Y tú como sabías…?

- Solo hacia falta veros.- ahora si que la sonrisa de Ron se vio sincera.- ¿No piensas ir? La verdad es que necesito una buena noticia hoy.

Harry solo pudo abrazarlo.

            Draco estaba pensando en como escaparse de toda la barahúnda que se había organizado en el Gran Comedor sin que se notase demasiado (no podía permitir que pensaran que estaba de parte de los mortífagos, aunque así fuera) cuando vio al profesor Snape dirigirse hacia él con gesto resuelto. A un lado de él, Katrinna se escabulló con habilidad hacia la puerta.

            Bueno, al menos ella se ha salvado. Se puso convenientemente serio y conmocionado y se preparó mentalmente para enfrentarse al único hombre que no le creería. Y encima aún no había podido entrar en detalles con la pequeña Weasley, después de su trato de la enfermería.

            Echó un rápido vistazo a su alrededor mientras iba a reunirse con el Jefe de su Casa. Distinguió su melena roja cerca de un montón de Gryffindors que se abrazaban entre sí. Patético. Tuvo que reprimir un bufido ante la escena. ¿No se daban cuenta del ridículo que estaban haciendo? Por suerte parecía que ella también estaba incomoda. Quizá podría pillarla al salir del Gran Comedor.

- Señor Malfoy, ¿puedo hablar un momento con usted?    

- Claro, profesor Snape.

Ambos se dirigieron hacia una esquina más tranquila. Cuando el joven rubio se dio media vuelta para encararse con su moreno profesor, se sobresaltó al ver su intensa mirada enfocada en él. Y aún más cuando escuchó sus palabras.

- Dime que no te has visto involucrado, Draco.

- Pero profesor…- Draco solo tuvo que mirarlo para saber que no estaba allí como su profesor, como su jefe de Casa o como el amigo íntimo de su padre, sino como pocas veces se presentaba ante él, como su padrino.- Severus, te prometo que no he tenido nada que ver.

Draco escuchó el suspiro de su padrino con una sorpresa cada vez mayor pintada en su pálido rostro. Ese no era el hombre que él conocía, nunca se comportaba así en ninguna de sus numerosas facetas. Ahora que lo veía con claridad, había lago diferente en él, aunque no sabía qué.

Severus se sintió observado por los iris grises, seguro de que se estaba exponiendo demasiado al demostrar su preocupación. ¿Tan extraño era de que se preocupara por su ahijado? Si alguna vez había sentido remordimientos de su decisión, fue al tener que traicionar a los Malfoy, sus únicos amigos.

            Pero debía recordarse que Lucius sabía cuidar de sí mismo, se lo había demostrado muchas veces. Intentó poner su severo rostro habitual, pero había algo que no encajaba bien.

Ojala estuviera tan seguro de Draco.

- ¿Te ocurre algo?- la voz del rubio sonó preocupada. Severus pensó con cierta ironía que en ciertos momentos ni los Malfoy podían conservar la compostura. Hablando de Malfoy, se le había escapado la chica.

- No. Sólo me preocupo por mi único ahijado.- Sonrió ligeramente, aunque sin alterar su mirada seria.- Estos tiempos son peligrosos Draco, no solo por los ataques,- ondeo la mano desestimándolos.- sino porque es ahora cuando los aurores van a ir a por todas… ¿Entiendes?

- Claro que sí, Severus, gracias por el consejo.- Draco suspiró aliviado por dentro. Sólo quería advertirle de que ahora los aurores irían a por las antiguas familias que sospechaban que estaban con el Señor Tenebroso. Menudo susto le había dado, creía que se estaba ablandando.- Si me disculpa, será mejor que busque a Katrinna.

- Si, será lo mejor. Y no te escabullas demasiado, sería peligroso.

El rubio asintió. Como siempre, Severus lo cuidaba en todos los sentidos. Aunque…

- ¿Seguro que no le pasa nada? Lo noto… distinto.

- Ya te he dicho que no. Solo estoy algo cansado, ya sabes como es Dumbledore, nos ha tenido a todos escuchando sus discursitos.- el oscuro profesor se dio la vuelta con decisión entre el frufrú de sus túnicas, diendo por terminada la charla.

Maldita sea, ahora voy a tener que tener cuidado también con el hijo. ¿Cómo puede ser tan intuitivo? Una molesta vocecita le susurro que porque seguramente era uno de los pocos que le conocía. Y voy a traicionarlos a todos otra vez.

            Harry despegó con dificultad sus labios de los de Katrinna. Casi volvió a caer en la tentación cuando escuchó a la rubia gemir con frustración. Pero necesitaba aclarar algunos puntos primero, para eso había venido, ¿no? Si claro, y tú te lo crees, Potter Dios, su consciencia, o inconsciencia, empezaba a hablar como Malfoy… chico.

            Kat miró con atención al chico sentado enfrente suya. Su intención al invitarlo a Slytherin era para aclarar que no había nada entre ellos, que se olvidara de ella. Y allí estaba. Ansiosa de probar otra vez esos labios de sabor a chocolate. Ansiosa de saber que pasaba por esa cabecita morena. Ansiosa por… maldita sea Kat. Draco te va a matar

- ¿En que piensas?

- En que nunca debí invitarte aquí.

La respuesta no se hizo esperar. Los ojos de Harry se oscurecieron de dolor a la vez que un tenue rubor rosado invadía sus mejillas. Se levantó sin despegar la vista del suelo y alargó la mano para coger la capa invisible. Pero su mano nunca llegó a rozarla, porque Kat alargó la suya propia y enlazó sus extendidos dedos con los suyos.

- Perdona… Harry. No me refería a lo que… bueno, la verdad es que sí, pero no con esa intención…- Katrinna entrecerró los ojos molesta.- ¿De qué diablos te ríes?

Harry paró unos segundos de reírse y la miró dulcemente.

- ¿Eso es una disculpa para los Malfoy?

- Bueno…

- Podría enseñarte como es una proposición para los Potter…

- ¿No nos estaríamos apartando otra vez del asunto?

Harry sonrió mientras avanzaba suavemente hacia la rubia. Enredó sus dedos en la magnifica cabellera para obligarla a levantar ligeramente la vista. Cuando sus labios se rozaban, sonaron golpes en la puerta que lo hicieron apartarse alarmado.

- No te preocupes, será algunas de mis compañeras. Pasa de ellas.- susurró la Slytherin mientras acortaba las distancias.

- ¿¿Kat??

Los ocupantes de la habitación abrieron los ojos alarmados, repentinamente tensos. Eso no había sonado la voz de una chica. De hecho, les resultaba conocida. Muy conocida.

- ¡¡Un momento, Draco!!- Miró frenética a su alrededor.- Mierda, mierda, mierda… - añadió en un tono más suave.

Harry levantó una ceja sorprendido por ese lenguaje tan poco… aristocrático. Miró a su alrededor rápidamente y, envolviéndose en su capa invisible, se acostó en la cama de Kat justo cuando sonaban más golpes en la puerta.

- ¿Pero qué…pasa Draco?- exclamó mientras se volvía en un revoloteo de su camisón de seda y su bata. Draco se paró delante de la puerta recién abierta para contemplarla. No hay que decir que al acompañante oculto de Kat no le gustó para nada su apreciativa mirada.

- ¿Por qué tienes la puerta cerrada?

- ¿Para qué la gente no entre?- no pudo evitar imprimir un tono sarcástico a su voz, pero la repentina situación la hacía sentirse muy incomoda. Estaba pensando en como advertirle a Harry que saliera por la puerta aún abierta cuando Draco, que a veces parecía leerle el pensamiento, o por lo menos eso parecía con esa expresión de total desconfianza, cerró la puerta a su espalda, para a continuación apoyarse en ella.

- ¿Nerviosa?

- ¿Lo parezco, primo?- Kat sintió como le fallaban las piernas. Tuvo que sentarse en la cama para evitar derrumbarse. Aun así, consiguió mantener el rostro impasible y la voz serena. Gracias madre, por todas esas clases de compostura. Que razón tenías al decir que las iba a necesitar.

- No. – Draco se despegó lentamente de la puerta, avanzando sinuoso hacia ella.- por eso mismo lo pregunto, pareces demasiado controlada, prima.

- Solo estoy… cansada. Además me sentí incomoda en el Comedor cuando llegaron las cartas.

- Habrá más.- la voz del rubio descendió a un susurro mientras se sentaba al lado de Kat. Alzó una mano despacio, para acariciar su hombro por encima de la seda verde con suavidad.- pero eso no debería afligirte, nunca será de alguien querido.

Harry no pudo evitar cerrar los puños ante tamaño descaro. ¿Cómo podía ser tan frío? ¿cómo se atrevía a… tocarla? Y por la postura del joven Malfoy, que se inclinaba con sus típico ademán sinuoso, a besarle el hombro a su Kat, no parecía que tuviera intenciones de levantarse e irse.

Tenía que reconocer que la presencia de su enemigo a escasos centímetros no le ayudaba a tranquilizarse precisamente. Apretó un poco más sus manos. ¿No pensaba irse?

Cómo se tumbe la liamos, no parezco una almohada precisamente

Pero todo pensamiento sobre su seguridad personal o la del Slytherin fue relegada a un segundo plano cuando el rubio se volvió a inclinar y…la besó.

Kat sintió los suaves labios de Draco unirse a los suyos en un suave y a la vez apasionado beso. Y como siempre que eso ocurría, perdió la noción del tiempo. Era tan intenso. No como Harry, pero a la vez parecido.

Harry.

Mierda, Harry. ¿Cómo se te puede olvidar que estás en la misma habitación?

Se apartó rápidamente. Quizá demasiado, porque su acompañante rubio la miró con súbita desconfianza.

- ¿Ocurre algo? – inquirió mientras volvía a sentarse erguido.

- No. Es que no me parece bien- mientras hablaba no pudo evitar mirar al suelo. Mentirosa… - por lo que somos primos.- añadió.

- Eso nunca te había supuesto ningún problema.- siseó Draco.- Nunca me habías rechazado.

Kat nunca supo si el repentino siseo enfurecido que sonó a sus espaldas fue producto de su imaginación o no. Se revolvió ligeramente incómoda. Draco, que no perdía ninguno de sus gestos, estrechó los ojos aún más, tomando la situación cada vez más sentido en su diabólica cabeza.

- ¿Estás sola?- le preguntó con una voz falsamente dulce.

- Claro, ¿No me ves?

Pero sus intentos de salirse por la tangente no engañaron otra vez al apuesto Sly. Draco miró hacia todos los lados inquisitivamente, mientras su prima se mantenía totalmente quieta a su lado. De repente, volvió sus escrutadores ojos grises hacia el único sitio donde aún no había mirado.

La cama.

Harry sintió helarse la sangre en sus venas cuando Malfoy estiró la mano hacia él. Volvía a tener la desagradable sensación de cuarto, cuando la Señora Norris, la gata de Filch, lo miraba como sabiendo donde estaba. Porque en los ojos del rubio no había duda alguna. Sabía que estaba allí.

Incapaz de moverse, por miedo a que el movimiento hiciera crujir la cama o moverse el cobertor, encogió todo lo que pudo el estómago. La blanca mano estaba ya a unos pocos milímetros de él.

Kat dejó de respirar cuando vio a su primo inclinarse hacia donde Harry se había tumbado minutos antes. Rogó a quién la escuchará que su primo desistiera de su intención o, algo más probable, Harry se hubiera cambiado de sitio.

En el último momento, cuando ya casi no quedaba cama, sonaron unos golpes en la puerta, mientras la voz de Zabinni, bendito sea, los urgía a salir.

Draco cerró su esbelta mano en el aire. Chasqueó la lengua disgustado. Reprimió su deseo de volver a intentarlo, aunque todas las fibras de su ser le decían que ahí había alguien. Alguien que no debería estar ahí.

El suspiro aliviado de Katrinna, lo hizo volver la cabeza, más firme en su deseo de volver a intentarlo, y a la mierda el orgullo Malfoy, pero los repetidos golpes de Blaise y el barullo creciente que se filtraba por la puerta proveniente de la Sala Común, lo hicieron desistir. Por ahora.

Con una última mirada acusadora a Kat, que se reprendía mentalmente por su momentánea falta de autocontrol, se levantó para abrirle a Zabinni.

Kat observó a su primo levantarse y abrirle al pesado de Zabinni, al que tenía ganas de comérselo a besos. Remonoleó a propósito atándose con firmeza la bata alrededor de su cintura para que no se soltara, revelando su camisón semitransparente (algo que nunca hacía) para ver si podía sacar a Harry a hurtadillas.

Sus intenciones fueron frustradas por el rubio, que se paró al lado de la puerta y la hizo pasar por delante suya, cerrando tras de él la habitación con un hechizo. Uno que solo un Malfoy podía quitar.

Desconfiado

Harry respiró más tranquilo cuando vio cerrarse la puerta detrás de los Malfoy. Se quitó la capa rápidamente y se estiró en la cama de donde segundos antes, había estado a punto de caerse. Se concedió unos segundos para reponerse y a continuación se levanto y fue hacia la puerta.

Estaba cerrada.

Sintió sus tripas retorcerse por milésima vez ese día. Se increpó con dureza por su falta de temple. Menudo Gryffindor que estas hecho se reprendió. Sacó su varita del bolsillo, donde siempre la llevaba (¿Qué? Después de lo que había pasado en los últimos cinco años nadie podía reprocharle ser un poco… cuidadoso) y susurró lo más leve que pudo:

-  Alohomora.

Vale, que la puerta siguiera cerrada constituía un problema. Apoyó su morena cabeza en la puerta, escuchando al otro lado, para ver si podía arriesgarse a decir el hechizo más fuerte o tirarla abajo.

Nanay de hacer ruido, se escuchaba a Snape y el murmullo de lo que seguramente era toda la Casa Slytherin. Joder

Miró a su alrededor cada vez más nervioso. Estaba seguro que si Malfoy había cerrado a conciencia la puerta era para evitar que escapará. Y volver a buscarlo. Y nos que fuera un cobarde, pero hasta que no supiera como parar el Avada Kedavra o aprendiera a desaparecerse prefería no tentar a los talentos torturadores de su Némesis.

Si supiera aparecerse al menos. Ni terminó de pensarlo cuando escuchó la voz de Hermione en su cabeza diciéndole que en Hogwarts no se podía desaparecer. Tampoco es que supiera, de todas maneras De todas formas debía apuntarse que era algo útil para aprender de "contrabando".

De repente vio su salvación.

Aunque las habitaciones de Slytherin estaban en las mazmorras y por lo tanto no tenían ventanas, si tenían pequeñas claraboyas. Y aunque en otro momento le hubiera parecido un suicidio intentar colarse por una ventanita de menos de cuarenta centímetros de anchura, situada a 3 metros por encima suya y con la dificultad añadida de que no podía tocar nada de la habitación, no le apetecía ser encontrado por Malfoy en mitad del territorio Slytherin. O por Snape.

Con una mueca de decisión, se ató con firmeza la capa invisible a la cintura, mientras se preparaba mentalmente para aplicarse así mismo el hechizo de levitar.

Lo que hay que hacer para conseguir novia

            REVIEWS

            Arel- M: Ohhh, era la pelirroja. ¿cómo puedes preguntar eso? A ver, si se enteraron de lo de Quirrell, lo de la Cámara Secreta, etc… (y mira que pasaron en sitios donde solo estaba el Trío de Oro) como no se va a enterar de algo que ocurrió en mitad de un pasillo y que mando a la mitad de quinto a la enfermería, incluyendo a su hermano? Jejeje.

            Jajaja, amenazas a mí!!!XD. Aún no se que haré con Sirius, aunque había pensado… Xd. Pero es que le tengo una manía después de leer lo que le hizo a me querido Severus… Que no se note que soy Slytherin!! De todas maneras.. su destino aún no esta sellado. Xd.

            Para que veas que te he complacido con la escenita… aunque en principio la iba a hacer más fuerte pero después me dio algo de pena… ya sufrirá más adelante. Ays, deberías pillar lo de mini-lupin!!! Y mira que tienes pistas!!!jajajaja.

            Yo si que me río… pero de mis exámenes.

            Y no te preocupes, al paso que voy va a ser más largo que la Biblia.

            ¿Me puedo unir a tu liga? jajaja. una cosa más: ACTUALIZA!!

            PD: Aún no me has dicho que te parece mi otra historia.

            Aliena: ¿cómo quieres que no lea si tardas más de un cuarto de hora de reloj en escribir tres líneas? Y encima lo mandas mal… jajaja. Vale, se que me matarás cuando leas esto.

            Ya tienes conversación (jajaja, no han dicho nada de lo que quieres saber…) Xd. Lo de Ginny, ya se verá… Bueno pos-it humano, aunque me he retrasado espero que te guste. Por si no lo has notado, ahora las cosas se van aponer muy feas… Xd.

            Se llama R-E-V-I-E-W.

            Mangy: Me alegro que te haya gustado. Espero que no te haya pasado desapercibido cierto …asunto. Dado que pareces tan dispuesta a pillar a Soleen… jajaja. Bueno, se que lo de Ginny es algo fuerte, pero… debía convertirla al Lado Oscuro…jajaja. Además, ¿quién no quiere tener una de esas escenitas con Draco?

            Ya se destapará, no te preocupes.