Sorry por la tardanza!!! Ando atareada con finales de fics y no había
tenido oportunidad de actualizar este, pero aqui esta el capítulo 2!!!
**********
Como todos los dias, ella se levantó a las cinco de la mañana, nunca había dormido bien, y al paso que iba sentía que no iba a llegar nunca el día en que durmiera tranquila. Se levantó rapidamente y se vistió, tomó su mochila y salió de la casa a las seis de la mañana. Dio las gracias a que aquel sujeto no se había levantado, al parecer se había divertido mucho con su madre. Solo pensar en eso le daba un asco enorme; miró su brazo derecho y vio una especie de mancha morada, ese sujeto le había dejado un fuerte moretón en el brazo izquierdo, asi que mejor se puso una cazadora de color negro para ocultár el golpe, tal vez era verano y pensarían que estaba loca, pero lo ocultaria como pudiera. Ya en la universidad y en su salón de clases volvió a sentarse en la ultima fila. A pesar de que no había dormido como se debe, ella se encontraba tranquila, con energía; a la mejor por la costumbre era que no se sentía como si se hubiera desvelado.
- "Todos los hombres son una porquería... unos imbeciles, idiotas... malditos..."
Apretó su puño derecho con furia y coraje, los malditos hombres tenían toda la culpa de su desgracia, lo unico que recibía de los hombres eran golpes y engaños. Su odio era demasiado grande, tanto que tenía que apurarse a sacar a su madre de ahi.
- "Falta poco... solo un poco mas..."
*****
Por su parte, el castaño Akiyama no había podido dormir nada, mas a pesar que traía unas ojeras enormes y que solo se había pasado el peine por su cabello para parecer peinado. Había pensado toda la noche sobre lo sucedido el día anterior, llegando a la conclusión de que si no lo controlaba eso se convertiría en una obseción. Hirokazu y Kenta se dieron cuenta de como estaba el joven castaño y como siempre comenzaron con sus indiscreciones.
- Estuvo chila la noche verdad? Esa Yuki... - comenzó Kazu a meter su cuchara en el asunto - O fue Himiko?
- Si claro... - respondió el castaño.
- Le pasa algo Alteza? - preguntó Kenta.
- Lo siento chicos... creo que... no me siento bien... es todo...
No podía ser que sus pensamientos lo traicionaran, y no nada mas fue ese día, fue toda la semana y todo el mes. Inclusive Takato y Henry, sus compañeros del equipo de soccer se dieron cuenta de lo sucedido. A la pelirroja no le había vuelto a dirigir la palabra desde la ultima vez, cuando ella practicamente lo rechazo de por vida. Ese bloqueo que tenía en su cabeza, sin poder separar sus pensamientos de su cerebro lo mantenía todo estúpido y no podía quitarselo de encima.
Un dia después del entrenamiento, camino a su departamento, se encontró a la pelirroja saliendo de una especie de mansión. dos puertas de madera al frente estilo oriental mostraban una entrada, y una gran barda rodeaba dicha propiedad. El castaño se escondió en donde ella no pudiese verlo, mirando como la pelirroja cerraba la puerta con llave y a su vez la guardaba en uno de los bolsillos de su pantalón, para luego ir caminando hacia el lado opuesto a donde el estaba.
Le daba curiosidad el seguirla, saber mas de ella, pero no lo hizo, tenía que quitarse esa obseción de la cabeza. Esa noche el terminó en el club nocturno, con una rubia escultural en uno de los rincones mas oscuros, imaginando el cuerpo y los labios de la pelirroja. Aquello se estaba convirtiendo en una obseción y una fantasía, simplemente sentía como sus manos y sus labios hacían que se imaginara a la pelirroja en cualquier mujer con la que estaba.
Terminó todo borracho en el club, tanto qu eno pudo ni siquiera tomar un taxi. Caminaba por las calles desconocidas, por lugares que no conocía, pasando a los lados de bares, hoteles y casas de prostitución, pasando por callejones y edificios, tambaleandose de la borrachera. Su imaginación le jugaba malas bromas, muy malas bromas, incluso parecía que escuchaba la voz de ella gritando dentro de alguna de esas casas de gente pobre. Era un barrio bajo, mas se apresuró a salir de allí, cuando un par de horas después llego a su departamento, se tumbó en su cama mientras cerraba lentamente los ojos. Su imaginación le daba vueltas, creía escucharla, que estaba a su lado; suspiró, aquello le estaba pareciendo una gran obseción, una grande y oscura obseción.
Se durmió enmedio de una confusión, mientras que su subconciente ideaba algo para poder enamorar a la chica. Era su razón de vivir, todo lo que hacía lo hacía por culpa de ella... su obseción... su mayor deseo era ella.
*****
Ella en cambio estaba encerrada en su cuarto, intentando conciliar el sueño a pesar de que aquel cerdo la había golpeado de nuevo para luego irse a hacerle el amor a su madre con insistencia. Dios sabía el porque Rika se encerraba: si no lo hacía podía ser victima de ese cerdo, y aunque ella lo superaba en inteligencia, aun no lo superaba en fuerza, asi que mejor no se arriesgaba. Por mas que intentaba dormir no podía, asi que mejor tomó un cuaderno de los de su escuela y comenzó a escribir y desahogarse de todo lo que tenía dentro.
- "Papá, abuela, ya no soporto estar aqui, siento que un dia mas y voy a estallar..."
Volvió a su rutina de sueño, durmiendo por ratos y despertando por algunos momentos. Ya de madrugada se volvió a levantar, mas esta vez no desayunó nada, saliendo lo mas rapido que pudo de ahi para no recibir golpes esa mañana. A pesar de estar a la mitad del verano ella llevaba gabardina negra y pantalón del mismo color, la blusa que llevaba apenas se notaba por andar con la gabardina puesta. Apenas le faltaban un par de cuadras para llegar a su facultad cuando se dio cuenta de que alguien la seguía y que ese alguien era Ryo, el cual no parecía tener resaca de la noche anterior.
- Esto se ha vuelto muy incomodo para mi - inquirió ella, con mirada de furia enorme.
- Me gustan los retos, eso es todo...
Ella logró escabullirse por el patio de la universidad, con el chico siguiendola. Una vez que lo hubo perdido de vista decidió dejar de huir, total si lo miraba entonces lo enfrentaría y le daría su merecido. Se recargó en un arbol y esperó a que apareciera, cosa que ocurrio unos momentos después.
- ¿Ya te rendiste?
- Si rendirme significa terminar en tus brazos y en tu cama... entonces no...
- Ya veo...
- Por qué cada vez que te veo a los ojos me atrapas mas y mas en tu juego llamado amor? Mi reina... ¿Por que? No me lo explico!!!!
El se acercó a ella y pasó su brazo al lado, de manera que se apoyaba en el arbol. Ella seguía inmune a los encantos de Akiyama, sin mostrar emoción alguna. Se acercó mas a ella y puso sus manos en su cintura, por dentro de la gabardina. Era algo raro, un contacto sublime para el, aunque ella no mostraba ningun signo de emoción, asi que se dispuso a besarla, acercando su rostro al de ella, sintiendo un ligero roce de labios, mas al final no lo hizo.
- Asi no... no puede ser asi...
- ¿Por qué? ¿Acaso no querías besarme?
- Si pero... asi no... no asi...
- Pues bien, acabas de perder tu unica oportunidad - ella se separó de el y comenzó a alejarse - los hombres son tan idiotas, nunca saben lo que quieren...
- Yo si se lo que quiero! - le gritó el - Y te quiero a ti!
Ella paró su caminata y volteó para mirarlo fijamente. Sonrió sarcasticamente y volvió a retomar su rumbo.
- Idiota, no sabes nada...
- Conozco a las chicas como tu, siempre huyendo de algo o de alguien...
- No sabes nada... idiota...
Ella se retiró y el no la volvió a ver en todo el día. Eso ya se había convertido en una gran obseción para el, que podía tener a todas las chicas que quisiera, pero al parecer no podia tenerla a ella. Sus dos mejores amigos notaron su distracción durante los entrenamientos, para luego comenzar su interrogatorio en los vestidores.
- ¿Que te pasa Akiyama? Parece que estas enfermo...
- No es nada Henry... nada...
- Mejor vete a descanzar Ryo, no te ves nada bien - mencionó el castaño de Takato - te cubriremos con el entrenador, anda, ve a descanzar...
- Gracias chicos... les debo una...
- Pero recuerda que seremos los padrinos de boda y de hijo - mencionó Takato, bromista como siempre.
Akiyama sonrió y se escapó de sus entrenamientos. Caminó hasta llegar a la mansión donde vió salir a la pelirroja la ultima ocasión. Esa vez se quedó mirando a la enorme puerta con matiz oriental, que se abrió y miró salir a la pelirroja ya sin gabardina. Ella lo miró parado cruzando la calle, con la mirada con la que siempre lo veía las otras veces, llena de furia. A el le encantaba que lo mirara asi, le ponía mas reto a su conquista. Comenzó cruzando la calle y acercandose a ella.
- No me invitas a pasar?
- No.
- Bien, gracias...
El chico cruzó la puerta y entró a la residencia como vil perro por su casa, haciendo que la pelirroja volviera a entrar y cerrara la puerta que daba a la calle, sin percatarse de que algo los estaba mirando.
- Bonito lugar - mencionó el castaño ojiazul - Aqui trabajas por las noches o que?
Ella no le respondió y entró a la casona, mientras que el ojiazul se quedaba admirando el estanque del jardin, lleno de agua cristalina y plantas de bambu en la orilla. Cuando por fin reaccionó fue a buscar a la pelirroja dentro de la casona. Escuchó unos silbidos provenientes de una de las habitaciones, y como buen curioso que era se dirigió hacia el lugar de donde provenía dicho silbido. Encontró a la pelirroja incada recogiendo unas cosas, al parecer libros, con la mirada perdida y sin poner atención a que el estaba ahi.
- Oye... ¿Este lugar que es?
- No entres! - gritó ella.
- Por?
Avanzó por el cuarto, mas por andar hipnotizado con ella tropezó con una especie de caja que estaba tirada, intentando aferrarse a lo primero que encontró, que practicamente fue ella, terminando ambos en una no muy favorable posición. Por pura casualidad, la mano de Ryo había terminado en la pierna derecha de la pelirroja, mientras que con la otra intentaba levantarse del suelo, mas no podía por quedarse hipnotizado con esos ojos violeta que lo volvían loco.
Su cuerpo practicamente no le respondía a los impulsos creados por su cerebro, ya que practicamente se estaba comiendo a la pelirroja con la mirada, subiendo la mano que el tenía en su rodilla cada vez mas, llegando a la cintura e intentando meterla por debajo de la blusa color negro que ella traía.
- ¿Quieres quitarte de encima?
- No puedo, no respondo...
Sin que pudiera hacer nada el la besó, y por mas que ella intentaba quitarselo de encima no podía ya que el la tenía aprisionada contra el piso, besandola cada vez de manera mas apasionada, por mas resistencia que ella ponía el seguía besandola, buscando entrelasar su lengua con la suya, aferrandose cada vez mas a su piel.
Ella sentía como su piel se erisaba al contacto que el ojiazul tenía para con ella, las caricias que en esos momentos le daba hacía que se confundiera aun mas de lo que ya estaba. El castaño comenzó a besar su cuello, haciendo que a ella se le entrecortara la respiración, emitiendo ligeros gemidos de placer.
- Te quiero pelirroja... no sabes cuanto...
A esas palabras la pelirroja juntó todas las fuerzas que pudo y lo empujó fuertemente contra la pared, levantandose ella del suelo y mirandolo desafiante nuevamente.
- Creiste que sería tan facil? Pues no imbecil... Ahora largate de mi vista si no quieres que te deje esteril de por vida...
No le quedó mas remedio que dirigirse a la puerta, seguido de una muy furiosa pelirroja que echaba humo de la rabia que tenía. Ya anochecía y se miraba que iba a caer un fuerte aguacero en cualquier momento, haciendo que ella se impacientara para sacar al castaño de la casona. El se quedó a un metro de distancia en lo que la pelirroja cerraba la puerta de la mansion con un candado algo grande, luego volteó y lo miró, de nuevo furiosa.
- Que todavia no te vas?
- No sin mi despedida...
Acto seguido el la agarro de sorpresa y la volvió a besar, haciendo que de nuevo la pelirroja se sintiera nerviosa pero con un muy buen sabor de boca.
- Ahora si - dijo el, separandose y tomando camino - nos vemos cariño mio...
El castaño se alejó rapidamente, perdiendose en la lejanía del atardecer.
- Idiota...
- Idiota tu, por andar haciendo cosas indebidas...
Una fuerte manaza le golpeó el rostro, haciendole sangrar el labio inferior. Era su padrastro, que al parecer había visto toda la escena desde fuera de la mansión.
- Como no llegaste a casa supuse que estabas aqui... que dira tu madre cuando sepa que te has vuelto en una perdida... justo como ella...
La jaló fuertemente del brazo, llevandola casi a rastras hasta la diminuta casa donde vivía con su madre. Llegando, el tipo la lanzó contra una mesa de madera, golpeandola en la espalda y cayendo directo al suelo.
- Mira maldita hija de perra! Si tu madre no te enseña a respetar la casa en donde vives yo si te enseñare!
- Eso si yo me dejo!
Rika se levantó y comenzó el forcejeo, golpeando a la misma vez que su padrastro la golpeaba. Logró tirarla en elsuelo con fuerza y comenzó a patearla fuertemente en el vientre, luego la arrastró y le dio una bofetada en la cara. Rika sintió como su propia sangre salía de la comisura de su boca, haciendo que el sujeto se carcajeara diaolicamente, levantandola y tomandola del cuello para lanzarla de nuevo pero ahora contra la pared, cayendo y golpeandose de nuevo con una mesa en el pecho.
- Masao dejala!
- Tu callate mujer! - mencionó el sujeto, dandole una bofetada a la rubia y comenzando a arrastrar a la adolorida Rika hacia afuera, con la lluvia cayendo - Con esto aprendera a respetarme y a respetar la casa en donde vive!
La lanzo a la calle justo a un charco de lodo, mientras que jalaba a a rubia hacia dentro. La pelirroja lobró levantarse como pudo y se apoyó en el marco de la puerta, tocandose el labio y luego mirando sus dedos llenos de su propia sangre, que se disolvía entre las gotas de lluvia. Sus ojos mirarone ntonces a la luna, casi oculta entre las nubes rebosantes de lluvia, la cual caía en ella mezclando el color de su sangre con el lodo que ahora tenía su ropa.
Practicamente podía escuchar lo que pasaba en la diminuta casa, gritos de dolor por parte de su madre, de seguro el la estaria golpeando y luego practicamente la forzaría a tener relaciones con el.
- "Estupido... ya veras cuando llegue el día... me vengare..."
En su departamento, Ryo sintió una punzada en su corazón, algo le decía dentro de si que algo malo estaba pasando, asi que rapidamente tomó su paraguas y salió caminando por toda la ciudad, hacia un rumbo que no conocía, pero que su corazón practicamente le indicaba.
- "Algo le paso... lo se..."
Salió del departamento como pudo, y aun cuando se topó con dos de sus chicas, Yuki e Himiko siguió derecho sin hacerles ningun caso aparente. Estaba completamente seguro de que algo había pasado esa noche.
La lluvia arreciaba en la ciudad, era demasiado fuerte, mas ella estaba apoyada en el marco de la puerta de su casa, en estado casi de shock. Traía varias heridas en sus brazos y piernas, golpes en todo su cuerpo, y si no tenía muchos golpes en su cara fue porque se había cubierto el rostro a tiempo con sus manos. Si tan solo no hubiese llegado tarde, y todo por culpa del castaño Akiyama, si el no la hubiera entretenido por andar queriendo ver la mansión Makino ella hubiese llegado a tiempo; en esos momentos ella estaría adentro, encerrada pero a la vez protegiendo a su madre. No entendía por qué había vesado al castaño, no entendía porque el la había besado, o mejor aun, no entendía por qué ella se había dejado besar. Entonces fue como si lo hubiese llamado con el pensamiento, porque ahi estaba el frente a ella, sosteniendo un paraguas de color azul marino y acercandose a ella. Creyó que era una ilusión, mas al sentir el roce de la mano del chico en su rostro le comprobo lo contrario.
- ¿Quién te hizo esto? Mira, te rompió el labio...
Ella se volvió a llevar la mano hacia su labio inferior, para luego observar su propia sangre en sus dedos correrse por las gotas de lluvia.
- Vamos, yo te cuidaré... - el joven la tomó suavemente del brazo.
- Dejame en paz... - mencionó ella a la vez que rechazaba la ayuda - No quiero tu lastima...
- Ya deja de andar con tu estupido orgullo, y vamonos de una vez...
El joven la volvió a sostener en si y ella no pudo oponer ninguna resistencia, estaba muy cansada y adolorida por lo sucedido esa noche en su infierno. La llevo como pudo a su departamento, sin preguntarle absolutamente nada en el camino y dejandola unos momentos en la sala mientras iba por unas toallas y un vaso de agua para la pelirroja.
- No preguntare nada, y no te obligare a decir o a hacer cosas que no quieras... solo quiero que confies en mi.... se que es raro, debido a mi reputación y a la tuya, pero es todo lo que pido...
Ella lo miró entonces con sus ojos sin brillo, apagados y sin vida. El dedujo que la había pasado mal.
- Quisiera darme un baño...
- Claro, te entiendo, estas mojada y...
- Pero...
El la miró y cayó en cuenta de loq ue ella intentaba decirle: su ropa, la cual estaba mojada y ciertas partes llenas de lodo.
- No te preocupes por eso, te presto algo de mi ropa en lo que te encuentro algo...
Ella no respondió, mas asintió con la cabeza; entonces el la condujo hasta el baño después de darle un pequeño conjunto azul marino de franela. Ella se encerró y se dispuso a darse una ducha, aprovechando para darle un vistazo a los daños fisicos que había sufrido en su cuerpo. Un par de moretones en cada brazo, en ss piernas raspones y tambien señas de un par de golpes, su abdomen se encontraba rojo, y aunque no podía verlos sentía un par de golpes en su espalda. Tosió debilmente y se colocó su mano en la boca; cuando la retiró pudo ver claramente parte de su sangre en sus dedos. En cuanto salió de la ducha se secó y se puso lo que le había prestado el castaño; fue cuando se lo estaba poniendo que notó que tenía un golpe en su seno izquierdo, producto de cierta patada de su padrastro. Se miró al espejo y se acomodó lo que le faltaba del atuendo, luego se acomodó el cabello con un peine, hacia abajo de tal manera que caía libremente sobre sus hombros, mirando a la vez la comisura de su labio inferior, que aun no paraba de sangrar. Buscó algo en el botiquín para intentar parar la pequeña hemorragia, pero solamente encontró unos cepillos de dientes, una rasuradora electrica, pasta, crema de afeitar y una navaja suiza, siendo esta ultima la que le llamó la atención, tomandola de un extremo, sacando una especie de navaja de afeitar de dicho instrumento, mirandola fijamente y luego a su muñeca izquierda.
Ryo por su parte estaba en la cocina, aun seguía lloviendo, podía verse dicha lluvia por el gran ventanal de la sala, asi que preparó una pequeña olla de chocolate caliente. Una vez que estubo listo lo sirvió en dos tazas y se puso a esperar en la mesa, mas no empezaria hasta que la pelirroja estuviera presente. Esperó un buen rato, cinco minutos, diez minutos, quince... luego veinte... pero nada...
- "Ya lleva media hora ahi... algo pasa..."
El castaño se levantó de la mesa, rumbo al baño donde segun eso se estaba duchando la pelirroja, como no escuchó ruido de la regadera dio tres toques, y nada. No había respuesta, ni un sonido, ni un suspiro, absolutamente nada. Rapidamente fue a la cocina por un duplicado de llaves que su padre guardaba en un cajón, regresando rapidamente y abriendo la puerta. Ahi se encontró a la pelirroja incada en el piso, con la navaja cerca de su muñeca izquierda.
- Pero que...? Dame eso...
El castaño le quito rapidamente la navaja y la escondió de con la pelirroja; luego la ayudo a levantarse y la llevo a su habitación.
- Quedate aqui, te traere un chocolate caliente... No hagas NINGUNA locura, entendido?
Ella se le quedó mirando como salía de la habitación, nunca hubiera pensado estar a solas con el, mucho menos en esas circunstancias.
En eso pensaba cuando llegó el chico y le dió una taza de chcolate, que ella no aceptó. El la dejó en un buró de al lado de la cabecera y se sentó en la orilla de la cama, mientras ella estaba recargada en un par de almohadas.
- Sabes, en otras circunstancias me hubiese aprovechado de esta situación - mencionó el, dandole un sorbo a su propia taza de chocolate - Pero creo que comenzamos con el pie izquierdo... Bien, me presento, soy Ryo Akiyama...
La pelirroja se acercó a el lentamente, poniendo sus manos en el rostro del chico y acercandolo al de ella, frente a frente; el joven la tomó entonces de las manos e intentó calmarla.
- Venga, tomate el chocolate y descanza... mañana te llevare al medico para que te vea ¿Ok?
- No creas que después de todo esto vas a obtener algo de mi...
- No espero obtener nada, ya si lo obtengo es porque TU me lo das, no porque yo te lo pida... y cambiando de tema... soy Ryo Akiyama, y tu? - Ella se le quedó mirando fijamente, como muchas otras veces - Bueno, si no quieres decirlo entonces no importa...
Se levantó y se dispuso a ir por mas chocolate para el, pero fue cuando escuchó la voz de la pelirroja.
- Rika, Rika Makino...
Al escucharla el retrocedió y volvió con ella, le acarició la mejilla haciendo que ella se estremeciera, cerrando los ojos.
- No te preocupes, estaras bien aqui, luego ire a tu casa por algo de tu ropa y te la traere para que pueda llevarte al medico... lo que me pregunto es... ¿Por qué no has empezado a cicatrizar tus heridas?
- No devería decirte nada, puesto que no creo que seas de confianza... pero si mañana piensas llevarme al medico, tienes que saberlo...
- Saber que? El por qué no cicatrisas?
- Akiyama... - la pelirroja se volvió a poner la mano en la boca, tosiendo ligeramente y sacando algo de sangre, la cual se limpió con unos pañuelos que tenía el castaño en el buró - A esto me refiero... tengo Leucemia...
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Notas de Autora: Y ya empece a generar algo mas de trama... mas adelante habra *cof* Lemon *cof* y *cof* sangre *cof* y mas *cof* Lemon *cof*. Sobre la Leucemia... es cuando la sangre no genera suficientes leucocitos blancos o plaquetas (alias las defensas del organismo), la verdad busque una enfermedad para hacer sufrir a Rika, pero el Cancer, SIDA, Quedarse mudo y/o ciego, etc ya estaban muy usadas, asi que opte por la Leucemia, y he estado investigando, asi que esperen lo bueno. Ya no digo nada mas porque tengo un final que me llama a grits. Atte. Nayru.
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Como todos los dias, ella se levantó a las cinco de la mañana, nunca había dormido bien, y al paso que iba sentía que no iba a llegar nunca el día en que durmiera tranquila. Se levantó rapidamente y se vistió, tomó su mochila y salió de la casa a las seis de la mañana. Dio las gracias a que aquel sujeto no se había levantado, al parecer se había divertido mucho con su madre. Solo pensar en eso le daba un asco enorme; miró su brazo derecho y vio una especie de mancha morada, ese sujeto le había dejado un fuerte moretón en el brazo izquierdo, asi que mejor se puso una cazadora de color negro para ocultár el golpe, tal vez era verano y pensarían que estaba loca, pero lo ocultaria como pudiera. Ya en la universidad y en su salón de clases volvió a sentarse en la ultima fila. A pesar de que no había dormido como se debe, ella se encontraba tranquila, con energía; a la mejor por la costumbre era que no se sentía como si se hubiera desvelado.
- "Todos los hombres son una porquería... unos imbeciles, idiotas... malditos..."
Apretó su puño derecho con furia y coraje, los malditos hombres tenían toda la culpa de su desgracia, lo unico que recibía de los hombres eran golpes y engaños. Su odio era demasiado grande, tanto que tenía que apurarse a sacar a su madre de ahi.
- "Falta poco... solo un poco mas..."
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Por su parte, el castaño Akiyama no había podido dormir nada, mas a pesar que traía unas ojeras enormes y que solo se había pasado el peine por su cabello para parecer peinado. Había pensado toda la noche sobre lo sucedido el día anterior, llegando a la conclusión de que si no lo controlaba eso se convertiría en una obseción. Hirokazu y Kenta se dieron cuenta de como estaba el joven castaño y como siempre comenzaron con sus indiscreciones.
- Estuvo chila la noche verdad? Esa Yuki... - comenzó Kazu a meter su cuchara en el asunto - O fue Himiko?
- Si claro... - respondió el castaño.
- Le pasa algo Alteza? - preguntó Kenta.
- Lo siento chicos... creo que... no me siento bien... es todo...
No podía ser que sus pensamientos lo traicionaran, y no nada mas fue ese día, fue toda la semana y todo el mes. Inclusive Takato y Henry, sus compañeros del equipo de soccer se dieron cuenta de lo sucedido. A la pelirroja no le había vuelto a dirigir la palabra desde la ultima vez, cuando ella practicamente lo rechazo de por vida. Ese bloqueo que tenía en su cabeza, sin poder separar sus pensamientos de su cerebro lo mantenía todo estúpido y no podía quitarselo de encima.
Un dia después del entrenamiento, camino a su departamento, se encontró a la pelirroja saliendo de una especie de mansión. dos puertas de madera al frente estilo oriental mostraban una entrada, y una gran barda rodeaba dicha propiedad. El castaño se escondió en donde ella no pudiese verlo, mirando como la pelirroja cerraba la puerta con llave y a su vez la guardaba en uno de los bolsillos de su pantalón, para luego ir caminando hacia el lado opuesto a donde el estaba.
Le daba curiosidad el seguirla, saber mas de ella, pero no lo hizo, tenía que quitarse esa obseción de la cabeza. Esa noche el terminó en el club nocturno, con una rubia escultural en uno de los rincones mas oscuros, imaginando el cuerpo y los labios de la pelirroja. Aquello se estaba convirtiendo en una obseción y una fantasía, simplemente sentía como sus manos y sus labios hacían que se imaginara a la pelirroja en cualquier mujer con la que estaba.
Terminó todo borracho en el club, tanto qu eno pudo ni siquiera tomar un taxi. Caminaba por las calles desconocidas, por lugares que no conocía, pasando a los lados de bares, hoteles y casas de prostitución, pasando por callejones y edificios, tambaleandose de la borrachera. Su imaginación le jugaba malas bromas, muy malas bromas, incluso parecía que escuchaba la voz de ella gritando dentro de alguna de esas casas de gente pobre. Era un barrio bajo, mas se apresuró a salir de allí, cuando un par de horas después llego a su departamento, se tumbó en su cama mientras cerraba lentamente los ojos. Su imaginación le daba vueltas, creía escucharla, que estaba a su lado; suspiró, aquello le estaba pareciendo una gran obseción, una grande y oscura obseción.
Se durmió enmedio de una confusión, mientras que su subconciente ideaba algo para poder enamorar a la chica. Era su razón de vivir, todo lo que hacía lo hacía por culpa de ella... su obseción... su mayor deseo era ella.
*****
Ella en cambio estaba encerrada en su cuarto, intentando conciliar el sueño a pesar de que aquel cerdo la había golpeado de nuevo para luego irse a hacerle el amor a su madre con insistencia. Dios sabía el porque Rika se encerraba: si no lo hacía podía ser victima de ese cerdo, y aunque ella lo superaba en inteligencia, aun no lo superaba en fuerza, asi que mejor no se arriesgaba. Por mas que intentaba dormir no podía, asi que mejor tomó un cuaderno de los de su escuela y comenzó a escribir y desahogarse de todo lo que tenía dentro.
- "Papá, abuela, ya no soporto estar aqui, siento que un dia mas y voy a estallar..."
Volvió a su rutina de sueño, durmiendo por ratos y despertando por algunos momentos. Ya de madrugada se volvió a levantar, mas esta vez no desayunó nada, saliendo lo mas rapido que pudo de ahi para no recibir golpes esa mañana. A pesar de estar a la mitad del verano ella llevaba gabardina negra y pantalón del mismo color, la blusa que llevaba apenas se notaba por andar con la gabardina puesta. Apenas le faltaban un par de cuadras para llegar a su facultad cuando se dio cuenta de que alguien la seguía y que ese alguien era Ryo, el cual no parecía tener resaca de la noche anterior.
- Esto se ha vuelto muy incomodo para mi - inquirió ella, con mirada de furia enorme.
- Me gustan los retos, eso es todo...
Ella logró escabullirse por el patio de la universidad, con el chico siguiendola. Una vez que lo hubo perdido de vista decidió dejar de huir, total si lo miraba entonces lo enfrentaría y le daría su merecido. Se recargó en un arbol y esperó a que apareciera, cosa que ocurrio unos momentos después.
- ¿Ya te rendiste?
- Si rendirme significa terminar en tus brazos y en tu cama... entonces no...
- Ya veo...
- Por qué cada vez que te veo a los ojos me atrapas mas y mas en tu juego llamado amor? Mi reina... ¿Por que? No me lo explico!!!!
El se acercó a ella y pasó su brazo al lado, de manera que se apoyaba en el arbol. Ella seguía inmune a los encantos de Akiyama, sin mostrar emoción alguna. Se acercó mas a ella y puso sus manos en su cintura, por dentro de la gabardina. Era algo raro, un contacto sublime para el, aunque ella no mostraba ningun signo de emoción, asi que se dispuso a besarla, acercando su rostro al de ella, sintiendo un ligero roce de labios, mas al final no lo hizo.
- Asi no... no puede ser asi...
- ¿Por qué? ¿Acaso no querías besarme?
- Si pero... asi no... no asi...
- Pues bien, acabas de perder tu unica oportunidad - ella se separó de el y comenzó a alejarse - los hombres son tan idiotas, nunca saben lo que quieren...
- Yo si se lo que quiero! - le gritó el - Y te quiero a ti!
Ella paró su caminata y volteó para mirarlo fijamente. Sonrió sarcasticamente y volvió a retomar su rumbo.
- Idiota, no sabes nada...
- Conozco a las chicas como tu, siempre huyendo de algo o de alguien...
- No sabes nada... idiota...
Ella se retiró y el no la volvió a ver en todo el día. Eso ya se había convertido en una gran obseción para el, que podía tener a todas las chicas que quisiera, pero al parecer no podia tenerla a ella. Sus dos mejores amigos notaron su distracción durante los entrenamientos, para luego comenzar su interrogatorio en los vestidores.
- ¿Que te pasa Akiyama? Parece que estas enfermo...
- No es nada Henry... nada...
- Mejor vete a descanzar Ryo, no te ves nada bien - mencionó el castaño de Takato - te cubriremos con el entrenador, anda, ve a descanzar...
- Gracias chicos... les debo una...
- Pero recuerda que seremos los padrinos de boda y de hijo - mencionó Takato, bromista como siempre.
Akiyama sonrió y se escapó de sus entrenamientos. Caminó hasta llegar a la mansión donde vió salir a la pelirroja la ultima ocasión. Esa vez se quedó mirando a la enorme puerta con matiz oriental, que se abrió y miró salir a la pelirroja ya sin gabardina. Ella lo miró parado cruzando la calle, con la mirada con la que siempre lo veía las otras veces, llena de furia. A el le encantaba que lo mirara asi, le ponía mas reto a su conquista. Comenzó cruzando la calle y acercandose a ella.
- No me invitas a pasar?
- No.
- Bien, gracias...
El chico cruzó la puerta y entró a la residencia como vil perro por su casa, haciendo que la pelirroja volviera a entrar y cerrara la puerta que daba a la calle, sin percatarse de que algo los estaba mirando.
- Bonito lugar - mencionó el castaño ojiazul - Aqui trabajas por las noches o que?
Ella no le respondió y entró a la casona, mientras que el ojiazul se quedaba admirando el estanque del jardin, lleno de agua cristalina y plantas de bambu en la orilla. Cuando por fin reaccionó fue a buscar a la pelirroja dentro de la casona. Escuchó unos silbidos provenientes de una de las habitaciones, y como buen curioso que era se dirigió hacia el lugar de donde provenía dicho silbido. Encontró a la pelirroja incada recogiendo unas cosas, al parecer libros, con la mirada perdida y sin poner atención a que el estaba ahi.
- Oye... ¿Este lugar que es?
- No entres! - gritó ella.
- Por?
Avanzó por el cuarto, mas por andar hipnotizado con ella tropezó con una especie de caja que estaba tirada, intentando aferrarse a lo primero que encontró, que practicamente fue ella, terminando ambos en una no muy favorable posición. Por pura casualidad, la mano de Ryo había terminado en la pierna derecha de la pelirroja, mientras que con la otra intentaba levantarse del suelo, mas no podía por quedarse hipnotizado con esos ojos violeta que lo volvían loco.
Su cuerpo practicamente no le respondía a los impulsos creados por su cerebro, ya que practicamente se estaba comiendo a la pelirroja con la mirada, subiendo la mano que el tenía en su rodilla cada vez mas, llegando a la cintura e intentando meterla por debajo de la blusa color negro que ella traía.
- ¿Quieres quitarte de encima?
- No puedo, no respondo...
Sin que pudiera hacer nada el la besó, y por mas que ella intentaba quitarselo de encima no podía ya que el la tenía aprisionada contra el piso, besandola cada vez de manera mas apasionada, por mas resistencia que ella ponía el seguía besandola, buscando entrelasar su lengua con la suya, aferrandose cada vez mas a su piel.
Ella sentía como su piel se erisaba al contacto que el ojiazul tenía para con ella, las caricias que en esos momentos le daba hacía que se confundiera aun mas de lo que ya estaba. El castaño comenzó a besar su cuello, haciendo que a ella se le entrecortara la respiración, emitiendo ligeros gemidos de placer.
- Te quiero pelirroja... no sabes cuanto...
A esas palabras la pelirroja juntó todas las fuerzas que pudo y lo empujó fuertemente contra la pared, levantandose ella del suelo y mirandolo desafiante nuevamente.
- Creiste que sería tan facil? Pues no imbecil... Ahora largate de mi vista si no quieres que te deje esteril de por vida...
No le quedó mas remedio que dirigirse a la puerta, seguido de una muy furiosa pelirroja que echaba humo de la rabia que tenía. Ya anochecía y se miraba que iba a caer un fuerte aguacero en cualquier momento, haciendo que ella se impacientara para sacar al castaño de la casona. El se quedó a un metro de distancia en lo que la pelirroja cerraba la puerta de la mansion con un candado algo grande, luego volteó y lo miró, de nuevo furiosa.
- Que todavia no te vas?
- No sin mi despedida...
Acto seguido el la agarro de sorpresa y la volvió a besar, haciendo que de nuevo la pelirroja se sintiera nerviosa pero con un muy buen sabor de boca.
- Ahora si - dijo el, separandose y tomando camino - nos vemos cariño mio...
El castaño se alejó rapidamente, perdiendose en la lejanía del atardecer.
- Idiota...
- Idiota tu, por andar haciendo cosas indebidas...
Una fuerte manaza le golpeó el rostro, haciendole sangrar el labio inferior. Era su padrastro, que al parecer había visto toda la escena desde fuera de la mansión.
- Como no llegaste a casa supuse que estabas aqui... que dira tu madre cuando sepa que te has vuelto en una perdida... justo como ella...
La jaló fuertemente del brazo, llevandola casi a rastras hasta la diminuta casa donde vivía con su madre. Llegando, el tipo la lanzó contra una mesa de madera, golpeandola en la espalda y cayendo directo al suelo.
- Mira maldita hija de perra! Si tu madre no te enseña a respetar la casa en donde vives yo si te enseñare!
- Eso si yo me dejo!
Rika se levantó y comenzó el forcejeo, golpeando a la misma vez que su padrastro la golpeaba. Logró tirarla en elsuelo con fuerza y comenzó a patearla fuertemente en el vientre, luego la arrastró y le dio una bofetada en la cara. Rika sintió como su propia sangre salía de la comisura de su boca, haciendo que el sujeto se carcajeara diaolicamente, levantandola y tomandola del cuello para lanzarla de nuevo pero ahora contra la pared, cayendo y golpeandose de nuevo con una mesa en el pecho.
- Masao dejala!
- Tu callate mujer! - mencionó el sujeto, dandole una bofetada a la rubia y comenzando a arrastrar a la adolorida Rika hacia afuera, con la lluvia cayendo - Con esto aprendera a respetarme y a respetar la casa en donde vive!
La lanzo a la calle justo a un charco de lodo, mientras que jalaba a a rubia hacia dentro. La pelirroja lobró levantarse como pudo y se apoyó en el marco de la puerta, tocandose el labio y luego mirando sus dedos llenos de su propia sangre, que se disolvía entre las gotas de lluvia. Sus ojos mirarone ntonces a la luna, casi oculta entre las nubes rebosantes de lluvia, la cual caía en ella mezclando el color de su sangre con el lodo que ahora tenía su ropa.
Practicamente podía escuchar lo que pasaba en la diminuta casa, gritos de dolor por parte de su madre, de seguro el la estaria golpeando y luego practicamente la forzaría a tener relaciones con el.
- "Estupido... ya veras cuando llegue el día... me vengare..."
En su departamento, Ryo sintió una punzada en su corazón, algo le decía dentro de si que algo malo estaba pasando, asi que rapidamente tomó su paraguas y salió caminando por toda la ciudad, hacia un rumbo que no conocía, pero que su corazón practicamente le indicaba.
- "Algo le paso... lo se..."
Salió del departamento como pudo, y aun cuando se topó con dos de sus chicas, Yuki e Himiko siguió derecho sin hacerles ningun caso aparente. Estaba completamente seguro de que algo había pasado esa noche.
La lluvia arreciaba en la ciudad, era demasiado fuerte, mas ella estaba apoyada en el marco de la puerta de su casa, en estado casi de shock. Traía varias heridas en sus brazos y piernas, golpes en todo su cuerpo, y si no tenía muchos golpes en su cara fue porque se había cubierto el rostro a tiempo con sus manos. Si tan solo no hubiese llegado tarde, y todo por culpa del castaño Akiyama, si el no la hubiera entretenido por andar queriendo ver la mansión Makino ella hubiese llegado a tiempo; en esos momentos ella estaría adentro, encerrada pero a la vez protegiendo a su madre. No entendía por qué había vesado al castaño, no entendía porque el la había besado, o mejor aun, no entendía por qué ella se había dejado besar. Entonces fue como si lo hubiese llamado con el pensamiento, porque ahi estaba el frente a ella, sosteniendo un paraguas de color azul marino y acercandose a ella. Creyó que era una ilusión, mas al sentir el roce de la mano del chico en su rostro le comprobo lo contrario.
- ¿Quién te hizo esto? Mira, te rompió el labio...
Ella se volvió a llevar la mano hacia su labio inferior, para luego observar su propia sangre en sus dedos correrse por las gotas de lluvia.
- Vamos, yo te cuidaré... - el joven la tomó suavemente del brazo.
- Dejame en paz... - mencionó ella a la vez que rechazaba la ayuda - No quiero tu lastima...
- Ya deja de andar con tu estupido orgullo, y vamonos de una vez...
El joven la volvió a sostener en si y ella no pudo oponer ninguna resistencia, estaba muy cansada y adolorida por lo sucedido esa noche en su infierno. La llevo como pudo a su departamento, sin preguntarle absolutamente nada en el camino y dejandola unos momentos en la sala mientras iba por unas toallas y un vaso de agua para la pelirroja.
- No preguntare nada, y no te obligare a decir o a hacer cosas que no quieras... solo quiero que confies en mi.... se que es raro, debido a mi reputación y a la tuya, pero es todo lo que pido...
Ella lo miró entonces con sus ojos sin brillo, apagados y sin vida. El dedujo que la había pasado mal.
- Quisiera darme un baño...
- Claro, te entiendo, estas mojada y...
- Pero...
El la miró y cayó en cuenta de loq ue ella intentaba decirle: su ropa, la cual estaba mojada y ciertas partes llenas de lodo.
- No te preocupes por eso, te presto algo de mi ropa en lo que te encuentro algo...
Ella no respondió, mas asintió con la cabeza; entonces el la condujo hasta el baño después de darle un pequeño conjunto azul marino de franela. Ella se encerró y se dispuso a darse una ducha, aprovechando para darle un vistazo a los daños fisicos que había sufrido en su cuerpo. Un par de moretones en cada brazo, en ss piernas raspones y tambien señas de un par de golpes, su abdomen se encontraba rojo, y aunque no podía verlos sentía un par de golpes en su espalda. Tosió debilmente y se colocó su mano en la boca; cuando la retiró pudo ver claramente parte de su sangre en sus dedos. En cuanto salió de la ducha se secó y se puso lo que le había prestado el castaño; fue cuando se lo estaba poniendo que notó que tenía un golpe en su seno izquierdo, producto de cierta patada de su padrastro. Se miró al espejo y se acomodó lo que le faltaba del atuendo, luego se acomodó el cabello con un peine, hacia abajo de tal manera que caía libremente sobre sus hombros, mirando a la vez la comisura de su labio inferior, que aun no paraba de sangrar. Buscó algo en el botiquín para intentar parar la pequeña hemorragia, pero solamente encontró unos cepillos de dientes, una rasuradora electrica, pasta, crema de afeitar y una navaja suiza, siendo esta ultima la que le llamó la atención, tomandola de un extremo, sacando una especie de navaja de afeitar de dicho instrumento, mirandola fijamente y luego a su muñeca izquierda.
Ryo por su parte estaba en la cocina, aun seguía lloviendo, podía verse dicha lluvia por el gran ventanal de la sala, asi que preparó una pequeña olla de chocolate caliente. Una vez que estubo listo lo sirvió en dos tazas y se puso a esperar en la mesa, mas no empezaria hasta que la pelirroja estuviera presente. Esperó un buen rato, cinco minutos, diez minutos, quince... luego veinte... pero nada...
- "Ya lleva media hora ahi... algo pasa..."
El castaño se levantó de la mesa, rumbo al baño donde segun eso se estaba duchando la pelirroja, como no escuchó ruido de la regadera dio tres toques, y nada. No había respuesta, ni un sonido, ni un suspiro, absolutamente nada. Rapidamente fue a la cocina por un duplicado de llaves que su padre guardaba en un cajón, regresando rapidamente y abriendo la puerta. Ahi se encontró a la pelirroja incada en el piso, con la navaja cerca de su muñeca izquierda.
- Pero que...? Dame eso...
El castaño le quito rapidamente la navaja y la escondió de con la pelirroja; luego la ayudo a levantarse y la llevo a su habitación.
- Quedate aqui, te traere un chocolate caliente... No hagas NINGUNA locura, entendido?
Ella se le quedó mirando como salía de la habitación, nunca hubiera pensado estar a solas con el, mucho menos en esas circunstancias.
En eso pensaba cuando llegó el chico y le dió una taza de chcolate, que ella no aceptó. El la dejó en un buró de al lado de la cabecera y se sentó en la orilla de la cama, mientras ella estaba recargada en un par de almohadas.
- Sabes, en otras circunstancias me hubiese aprovechado de esta situación - mencionó el, dandole un sorbo a su propia taza de chocolate - Pero creo que comenzamos con el pie izquierdo... Bien, me presento, soy Ryo Akiyama...
La pelirroja se acercó a el lentamente, poniendo sus manos en el rostro del chico y acercandolo al de ella, frente a frente; el joven la tomó entonces de las manos e intentó calmarla.
- Venga, tomate el chocolate y descanza... mañana te llevare al medico para que te vea ¿Ok?
- No creas que después de todo esto vas a obtener algo de mi...
- No espero obtener nada, ya si lo obtengo es porque TU me lo das, no porque yo te lo pida... y cambiando de tema... soy Ryo Akiyama, y tu? - Ella se le quedó mirando fijamente, como muchas otras veces - Bueno, si no quieres decirlo entonces no importa...
Se levantó y se dispuso a ir por mas chocolate para el, pero fue cuando escuchó la voz de la pelirroja.
- Rika, Rika Makino...
Al escucharla el retrocedió y volvió con ella, le acarició la mejilla haciendo que ella se estremeciera, cerrando los ojos.
- No te preocupes, estaras bien aqui, luego ire a tu casa por algo de tu ropa y te la traere para que pueda llevarte al medico... lo que me pregunto es... ¿Por qué no has empezado a cicatrizar tus heridas?
- No devería decirte nada, puesto que no creo que seas de confianza... pero si mañana piensas llevarme al medico, tienes que saberlo...
- Saber que? El por qué no cicatrisas?
- Akiyama... - la pelirroja se volvió a poner la mano en la boca, tosiendo ligeramente y sacando algo de sangre, la cual se limpió con unos pañuelos que tenía el castaño en el buró - A esto me refiero... tengo Leucemia...
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Notas de Autora: Y ya empece a generar algo mas de trama... mas adelante habra *cof* Lemon *cof* y *cof* sangre *cof* y mas *cof* Lemon *cof*. Sobre la Leucemia... es cuando la sangre no genera suficientes leucocitos blancos o plaquetas (alias las defensas del organismo), la verdad busque una enfermedad para hacer sufrir a Rika, pero el Cancer, SIDA, Quedarse mudo y/o ciego, etc ya estaban muy usadas, asi que opte por la Leucemia, y he estado investigando, asi que esperen lo bueno. Ya no digo nada mas porque tengo un final que me llama a grits. Atte. Nayru.
