Clases Especiales

Por Aiko Winner

Capítulo 5:

"No me debes nada, haz lo que quieras…"

La tensión aumentaba conforme avanzaban los segundos. Dos siluetas recortadas por la oscuridad que cubría el sótano. Los latidos escuchándose cada vez más fuertes. Ojos grises y cobalto enfrentándose en una batalla por dominar.

El rostro serio e inexpresivo de Heero observó con detalle el cuerpo del francés, desde el rubio flequillo hasta las zapatillas de marca que llevaba puesto, otro rico sin cerebro. Fijó su atención en la respiración agitada que poseía, en sus ojos llenos de furia, pero claro, a él no le importaba en o más mínimo haber llegado de improviso, todo fuera por salvar a SU Duo de las garras de aquel sátiro sexual que tenía enfrente.

Phillipe abrió su boca, en un claro intento por comenzar una pelea verbal, si bien él no tenía un cuerpo muy fornido o un gran tamaño, pero sus palabras podían doler como las mordidas de las víboras.

- ¿Así que ha venido por Duo, no, Yuy-Sensei?- preguntó con sorna.

- Creo, Señor Maniaque, que sus suposiciones no son del todo erradas- miró al suelo para verificar la condición del trenzado- me parece que usted y yo tenemos una conversación pendiente- antes de que Phillipe pudiera abrir su boca para protestar, Heero había puesto sus dedos índice y medio, indicándole silencio- dopar a un estudiante que está bajo prescripción médica, eso valdría por lo menos como una suspensión permanente, ¿No cree?

- No se atrevería…- sus palabras salieron como un susurro arrastrado por el viento.

- Claro que sí, Maniaque- los ojos de Heero brillaron peligrosamente- podrás tener todo el dinero que quieras, pero con una nota más en tu expediente saldrás de inmediato del Instituto… suponiendo que tú no lo supieses… has tenido el descaro y la imprudencia de no acatar con las normas establecidas…

- Pero…!!

- Pero nada, además, has tomado las llaves del gimnasio subterráneo sin previa autorización- la boca del hombre se torció en una mueca cínica- ¿Cuántas reglas rotas llevamos?- preguntó de manera irónica.

- ¡¡Es que Reelena…!!

- Puedo suponer que fue lo que dijo Reelena, pero ahora, el asunto que requiere mi mayor atención eres tú…

El maestro de cabellos revueltos caminó lentamente junto al cuerpo semidesnudo de Duo, le tomó en brazos y lo recostó sobre una colchoneta más alta.

Se giró lento para encarar al rubio prepotente, que en esos momentos se encontraba pálido como un fantasma y temblando como una hoja a punto de caer a mediados de otoño. Avanzó con paso firme hasta llegar a su lado, e inclinándose levemente acercó su boca al oído del francés.

- Tú lo tocas de nuevo… y yo… te mato…- susurró con voz gélida. Phillipe comenzó a temblar aún más fuerte cuando Heero tocó su frente con la suya y le miró con aquellos ojos cobalto que podrían hacer helar hasta el mismo sol.

Con una sonrisa macabra se alejó de él y se dirigió rápido hasta Duo, puso una mano en su espalda, la otra bajo sus rodillas y lo alzó, como quién levanta una pluma. Volteó su rostro levemente para dirigirle una mirada de advertencia al muchacho que seguía de pie, con la camisa desarreglada y pantalones desabrochados.

Phillipe vio salir la figura delgada de Heero a través de la estrecha entrada del gimnasio y apretó sus puños cuando sintió el chirrido de la puerta al cerrarse. Sus labios compusieron una mueca desagradable mientras se abotonaba tranquilamente el pantalón… lástima que hubiera llegado tan pronto… un poco más y el exquisito trenzado habría sido suyo… y quién sabe, a lo mejor incluso hubiera compartido con Heero el cuerpo delicioso de Duo.

Para él no había pasado desapercibida la mirada que Heero constantemente le dirigía a Duo, de todas las veces en que le había seguido a la biblioteca. Había notado como aquellos fríos ojos cobalto brillaban cuando veían el rostro bonito.

Tomando su chaqueta y poniéndola en su hombro salió del lugar, sonriendo maliciosamente. Si el profesor creía que por una tonta advertencia se iba a intimidar… estaba muy equivocado. Nadie jugaba con su comida.

Sus ojos verdes se abrieron sorprendidos ante la visión que estaba frente a él. Quatre estaba simplemente exquisito esa noche, vistiendo un traje de etiqueta negro que contrastaba perfectamente con su pálida piel y con su rubio cabello, peinado pulcramente. Clavó sus ojos en el cuello de su alumno, conteniéndose apenas de besarlo salvajemente mientras sentía como las pulsaciones del chico se hacían cada vez más rápidas, así que, haciendo acopio de todas sus fuerzas, le tendió el brazo dispuesto a llevarlo a una mesa en el piso superior "privado" de aquel recinto.

No distinta fue la impresión que tuvo el heredero de la familia Winner al toparse con semejante Adonis frente a él. De porte mayor al de él mismo, Trowa vestía un traje semejante al suyo, negro también, pero adornado con una bella Camelia blanca en el bolsillo superior derecho, su cabello castaño caía como siempre a un lado de su cara, tapando una de sus hermosas esmeraldas. El pequeño rubio concibió la idea de quedarse contemplando al apuesto profesor durante toda la velada, y lo hubiera hecho si un sonrojo de proporciones épicas no hubiese tenido la osadía de aparecer en sus mejillas cuando notó como el mayor miraba su cuello con fuego en los ojos para seguidamente tenderle el brazo y guiarle hasta su mesa.

Quatre estaba hecho un lío cuando la cena fue servida por el mesero, había pasado toda la tarde preguntándose por el dichoso mensaje que su maestro le había dejado, otro más que guardaba celosamente en su cajón de escritorio… su cuerpo se estremeció cuando la mano del moreno se posó sobre la suya suavemente.

- ¿Sucede algo malo? No has probado la comida…- observó Trowa mientras con su índice hacía círculos en la mano del chico.

- No, no es nada… Trowa…- pronunció el pequeño mirando nerviosamente a todos lados. Se suponía que no debía llamar a su maestro por su nombre de pila, pero cómo no hacerlo si lo amaba? De todas maneras este era uno de los pocos momentos que podían disfrutar a solas lejos de la escuela. Bendito el día en que los chicos habían organizado la fiesta.

- ¿Completamente seguro?- volvió a preguntar. El chico de cabellos dorados sólo sonrió ante la interrogante, mientras jugaba con los cubiertos- me alegra… porque tenía planeado algo para hoy…

- ¿Qué cosa, Trowa?- susurró, moviendo sus labios suavemente en un claro gesto de insinuación al joven frente a él, el cual pasó su lengua suavemente sobre su labio superior…

- ¿Es un sí?

- Depende…- le sonrió de forma coqueta, olvidando cualquier recato que hubiese tenido. De todas maneras, no lo necesitaba en esa situación, o sí?. Lo mejor era dejarse llevar, y Alhá sabía que lo haría.

Tomó la mano que le era ofrecida por su maestro y se dejó llevar hasta una habitación que se encontraba en el mismo piso que su mesa privada, una fugaz idea atravesó la mente de Quatre cuando cayó en cuenta de que el lugar también era algo planeado por Trowa. Y esbozó una sonrisa mientras imaginaba sobre qué cosas le instruiría su apuesto profesor.

Trowa fue jalando de la mano de Quatre mientras cruzaban la puerta de madera tallada, y cuando lo acercó a él, sediento de beber de aquellos labios de fresa, una sonrisa adornó su rostro.

- Sabes que te amo… ¿Cierto?- preguntó con la voz ronca por el deseo

- No podría olvidarlo…- susurró Quatre mientras pasaba sus manos por sobre los hombros del moreno.

Sus labios casi tocaban los del otro, sintiendo al mismo tiempo como sus corazones palpitaban, los labios rojos por la pasión, las mejillas sonrojadas, más en uno que en el otro, y el verde y el aqua fundiéndose.

Todo habría sido perfecto, tal y como esperaban, pero un dolor profundo en los ojos del pequeño ángel detuvo al hombre mayor.

Una punzada atravesaba el pecho de Quatre, y él sabía que no era la primera vez que la sentía. En repetidas ocasiones había tenido sensaciones parecidas, pero nunca tan intensas. En su mente resonó el nombre de su amigo de larga trenza. Miró a Trowa con súplica brillando en sus bellos ojos y éste, comprendiendo el mensaje implícito que conllevaba, asintió suavemente…

Cuando entró en su departamento se sorprendió no encontrarlo con el habitual desorden que reinaba en él, pero claro, después recordó por qué, Duo había estado ausente los dos últimos días y sólo había entrado a dormir y esa misma tarde a cambiarse de ropa, aunque todo terminó por ponerse color de hormiga.

Avanzó con pasos seguros por el pequeño departamento mientras sentía como Duo se hacía una bolita en sus brazos. Una sonrisa se formó en sus labios… ese niño se había colado en sus pensamientos al poco de llegar…

Usando su pie derecho abrió con cuidado la puerta de su propia habitación y avanzó a la cama de manera segura. Dejó a Duo acostado en ella mientras iba a buscar ropa de cambio para el trenzado. No podía quedarse como estaba.

Después de unos minutos volvió, no había encontrado ningún pijama abrigador en el cuarto de Duo, al parecer el chico sólo dormía partes sueltas del pijama. Recordó aquella vez en que se había inmiscuido en el cuarto de Duo y le había visto sólo con el pantalón del pijama puesto. Su corazón latió acelerado ante el recuerdo y algo en su cuerpo comenzó a reaccionar, así que poniendo todo su autocontrol a trabajar y sacando un conjunto de dos partes de su cajón se dirigió al pequeño.

Con cuidado tomó la cabeza con sus manos mientras sentía la piel fría contra la suya y sólo entonces reparó en el sudor que bajaba por la frente y mejillas de Duo. Apoyó con preocupación su frente contra la de el pequeño sintiéndola caliente.

- Lo que faltaba… un ángel con fiebre…- pensó mientras sacaba con cuidado las mangas de la camisa mal puesta.

Si no fuera por sus estudios en medicina seguramente habría tenido que llamar a alguna enfermera que estuviera de servicio nocturno en el Instituto, pero como no era así no se preocupó mayormente. Él sabía que con una ducha caliente y paños húmedos en la frente y vientre estaría mejor…

Remeció suavemente el menudo cuerpo, hasta que consiguió que los ojos violetas se entreabrieran con sopor… Dios, el chico debía de estar muy cansado o muy bebido para no poder enfocar bien su mirada. De todas maneras el baño también ayudaría con la resaca.

- ¿Heero sensei?- preguntó adormilado mientras se frotaba los ojos.

- Sí, Duo, soy yo…- respondió algo seco mientras le desabotonaba los pantalones. El trenzado se tensó al sentirlo.

- No... Por favor… no… - susurró al viento mientras tomaba las muñecas de Heero con fuerza y las retiraba de sus pantalones.

- Duo…- dijo con firmeza y determinación brillando en sus rasgados ojos- necesito bañarte… tienes fiebre, si no lo haces podrías ponerte peor…- intentó calmarlo con aquellas palabras… el encuentro que había tenido con el loco rubio ése seguro lo había dejado perturbado.

- Yo… yo… puedo hacerlo solo…- respondió, las palabras saliendo temblorosas de su boca. Su respiración volviéndose más agitada a cada segundo que pasaba… Heero no debía verlo así… una oleada de vergüenza lo invadió cuando se percató de la profunda mirada de su maestro.

- ¿Estás seguro, Duo?

- Sí… sí… completamente…- tambaleándose entró con cuidado al baño, siendo sostenido de vez en cuando por los brazos firmes del hombre mayor.

Una vez adentro se deslizó por la puerta, cayendo sentado y abrazándose a sí mismo… se levantó, casi sin fuerzas para mirarse en el espejo y observar como una pálida figura le sonreía con sarcasmo… Dioses… estaba terriblemente demacrado. De aquella cara que alguna vez fuese vistosa y de mejillas sonrojadas ya no quedaba nada.

Se quitó la camisa hecha jirones y luego siguió con los pantalones… volvió su vista al espejo. Quizás se estaba volviendo paranoico, pero juraría que aquel le miraba con sorna y burla.

Tocándose el estómago suspiró… sabía que no debía verse así…

- Estoy engordando…- se dijo mientras se miraba desde varios ángulos. Abrió el grifo del agua caliente y esperó hasta que se llenó la bañera, dejó caer una porción considerable de sales aromáticas y se metió dentro con las fuerzas de quién ha comido poco en varios meses…- seguro que fueron los dulces de hoy…- jadeó al sentir el agua caliente sobre su sensible piel…

A él le parecía completamente normal lo que hacía. Vomitar por verse bien no era del todo malo, ¿O sí?. Cada vez su pequeño cuerpo se hacía más irreconocible, desde las costillas, que ya empezaban a marcarse más de lo que debieran en su cremosa piel, hasta las ojeras debajo de las amatistas que eran sus ojos.

Ojos que en ese momento volvieron a brillar con pena y resignación… el recuerdo de sus padres… aquel fatídico accidente… si tan sólo se hubieran ido todos juntos… si Shinigami no se hubiera apiadado sólo de él para hacerlo sentir más miserable… Si tan sólo Heero no supiera su secreto…

- Esto es castigo de los dioses…- murmuró hundiéndose en la bañera. Él no quería estar eternamente solo, era casi como una maldición que alejaba a todos a quienes él quería- Heero Sensei…- susurró evocando con parsimonia aquellos ojos determinados de hacía unos momentos, abrió la boca y dejó que sus pulmones se llenaran de aquel liquido transparente y perfumado.

Ya llevaba en el baño demasiado tiempo, pensó Heero, mientras daba vueltas como león enjaulado tras la puerta. Su cabeza comenzaba a fastidiarle, maldita migraña que había decidido entrar en acción en ese momento.

Se volvió a mirar la puerta del baño algo nervioso, sabía que no era buena idea entrar mientras Duo estuviera adentro, pero necesitaba desesperadamente esas aspirinas. Giró la perilla del baño, y empujando ligeramente la puerta, entró.

El lugar tenía olor a manzanas verdes… un olor casi cítrico, pero algo más dulzón. Aspiró un poco antes de dirigirse al botiquín y sacar lo que necesitaba mientras dejaba vagar su mirada por el baño… había mucho vapor ahí dentro. Y por alguna razón no podía ver la silueta de Duo tras el cristal catedral que era el que daba cierta privacidad al espacio destinado a tina y ducha.

Su rostro mostró un cambio significativo mientras sus cejas se curvaban medio molestas y su boca se contraía. El cuerpo mayor se movió libremente por el cubículo hasta llegar al vidrio, tomó con ambas manos éste y lo corrió por la pasadera. Lo que vio le dejó pasmado, sin las fuerzas necesarias para apartar sus ojos de la imagen que tenía frente a él.

Ahí dentro estaba Duo. Sumergido completamente bajo la esencia de manzanas. Con su suave cabello castaño flotando a su alrededor. Su piel cremosa brillando. Su pecho completamente rígido…

Notas de Aiko:

Gooooooomeeeeen, no me maten por favor!!!! TxT yo no quería hacerle eso a mi Duo-chan! pero… era necesario… por lo menos véanle el lado bueno… Duo, bañadito… desnudo… en una tina… a merced de los ojos de Heero… (parece que va a ser lemon… pero NO!!!! Juajuajua!!!!) Gracias a quienes me han escrito, espero que me disculpen, el capítulo ha salido MUCHO más corto que los 4 anteriores… pero… es que tenía que cortarlo ahí!!!

Es verdad!!!!! Desde el 15 de diciembre podrán enviarme todas sus amenazas sobre mis fics (oh, sí, segunda parte de Mascotas XDDD) porque salgo de vacaciones de veranooooo!!!!!!! Wiiiiiii :D

Contestación a los Reviews:

Kana Yuy: hoe!! Pues muchas gracias! Siento mucho no haber actualizado antes , pero ya sabes. Los estudios… TxT aaay, de acuerdo, no es excusa, pero… weno… ya verás cómo le salieron las cosas al francés (que si he decir, yo lo quiero mucho! XD)

Saria-sly: nn muchisimas gracias por leer el fic, aquí está la continuación

Zei Kinomiya/Ivanov/Chang: Hermano?? Oo??? No, no, no yo soy mujer!!! (te referías a eso, cierto nñU) jejejeje, pues ya ves que si lo continué… jajaja, y sobre salvar a Duo…. Eso le corresponde a Heero

Lune de Barlon: jajaja, gracias por tu review, pues, no sé si lo aclaré en el primer capítulo (revisaré, lo prometo) pero tanto Heero como Trowa tienen 22 años, Wufei tiene 23, mmm estoy segura de haber aclarado que se habían graduado muy jóvenes

Celas: hoeeee! Muchisimas gracias, ne??? Bueno, lo de Hilde y Wufei me gusta desde que mi amiga Ariel escribió sobre ellos (llliiiiiiiindaaaaaaaa te quieroooooo!!!!!!!! o) nn gracias por leer el fic

Vane O: oooiii, muchas gracias! Pero no te preocupes que aún no termina, tengo pensado por lop menos tres capitulos más, pero cuando el tiempo apremia y los estudios están de por medio….. (ay, otra vez eso XD ni siquiera he entrado a la universidad XD nñU soy una chica pequeña, sólo tengo 16 años XDDDD), pero espero continuarlo, ya tengo unas páginas del sexto, así que espero tenerlo para el próximo mes!!!!