Cap.2: Draco's Return.
Disclaimer: Harry Potter y correlacionados pertenece a Jk Rowling, todo lo que no se le parezca, es de mi invención.
Advertencia: Slash relaciones hombre/hombre, no flame, Lemon.
― "Tan mal gusto como siempre" ―Dijo suspirando―.
― Toma ―Dijo dándole un vaso cervecero, lleno de Hidromiel y sentándole―. ¿Y como te fue en tu carrera de medicina muggle?
― Fantástico, es muy bueno cuando nadie sabes que eres Harry Potter ―Dijo sonriendo por primera vez.
― Si me imagino…
Habían pasado cinco meses, desde que Harry, había llegado a Inglaterra, se dedicaba a trabajar en el ministerio, en la sección de Medimagia, o cuando menos, eso decía su carnet, puesto que al final ternita haciendo, cualquier cantidad de cosas que no tenían nada que ver, con diagnosticar alguna enfermedad en personas. Había oído de fuentes nada recomendables que, su antiguo Némesis, Draco Malfoy, estaba en Francia, desde hace un año y no ha regresado. Para tranquilidad del moreno.
El moreno había hablado con Patricia, en esa conversación le decía que renunciaba a su antiguo empleo y esta le alabó diciéndole que era la única decisión correcta que le había visto tomar en toda su vida. Logrando que él joven le trancara en teléfono, pero, dos semanas después le había mandado todas sus cosas, yendo a saber el demonio como había conseguido su dirección. Se había mudado a un verdaderamente pequeño apartamento tipo estudio, colocando como único indumento mágico, una chimenea.
El calendario daba primero de diciembre, y Harry se encontraba hablando con el ministerio de magia Londinense, puesto que Fudge había sido asesinado en la guerra por el mismísimo Voldemort. El ministro de magia Francés iba a venir, y según el ministro, el ojiverde lo tendría que atender, puesto que era el único que sabía francés…
― Pero, señor ministro… ―Volvió a explicar Harry―. Yo soy medimago, no diplomático…
― No importa Potter, tú puedes desenvolverte en este medio perfectamente, y cabe decir que el ministro se cautivará puesto que eres tú el que le presente la misiva. Además, no estás ocupado ―Insistía tercamente el ministro.
― Pero, la señorita Hermione Granger, puede atender ese asunto… ella está millones de veces mejor capacitada que yo… Además ¿Qué puedo saber yo del tratado que tienen con Francia? Le recuerdo que soy legalmente un ciudadano norteamericano ―Expresaba el moreno tratando de buscar cualquier argumento válido.
― ¡Nah! Señor Potter, sólo es cuestión de una rápida lectura a los documentos, usted está totalmente calificado ―Seguía el ministro―. Y no quiero un "no" por respuesta ―Le dijo a la par que le colocaba una resma de papeles, cuando en ese momento uno de los pajes del ministerio, interrumpió la acalorada discusión.
― Disculpe, señor ministro, Monsieur L'croix, ha llegado ―Anució el joven respetuosamente.
― Gracias, muchacho, venga señor Potter, su trabajo empieza aquí y ahora ―Jalándolo para llevarle a donde estaba el ministros. Todo esto en contra de su voluntad.
― ¡Señor L'croix! ¡Cuánto tiempo! ―Saludó el hombre, dándole la mano efusivamente―. Venga, venga, le presento al Señor Harry Potter, que se hará cargo de usted y le enseñará todos los pormenores de su trabajo aquí.
― ¡Bonjour Ministre! Monsieur Potter… ―Saludó con una pequeña reverencia.
― Salut ―Concedió Harry con un suspiro.
― Bueno, los dejo, el deber llama, queda en buenas manos…
― Bon, Monseieur Potter… A lo que vinimos ―Dijo con un muy marcado acento francés y una mala pronunciación.
― Si, claro… según tengo entendido, hay un trasladador que lo llevará directamente a su hotel, donde puede descansar del largo viaje, y mañana hablaremos del proyecto como tal
―Dijo el moreno lentamente para que el ministro le entendiera a la par que rogaba para que el hombre dijera que si puesto que no tenía ni la menor idea de que iba todo aquello.
― Parfait, sera bon un peu de repos(1)… ―Dijo el hombre accediendo―. ¿Mañana a que hora?
― Ummm, ¿A las diez de la mañana le parece bien? —El ministro pareció pensárselo pero al final accedió—. Au revoir, ministre(2). "Ahora es hora de que Hermione Granger me las pague completitas" ―Pensó Harry furibundo porque la castaña había denegado el trabajo y se lo había dejado a él, pero, sabía que todo aquello era adrede.
― Señor Potter ―Le llamó un empleado del ministerio.
― ¿Que? ―Dijo Harry algo distraído.
― La señora Hermione Granger quiere hablar con usted…
― Está bien, dile que dentro de un momento voy ―Contestó, quitándose las gafas, y sobándose el tabique de la nariz, para luego comenzar a caminar hacía donde estaba su próxima víctima. Pudo percibir claramente como alguien se le había quedado mirando, pero, para evitar problemas, porque andaba algo alterado, decidió por la salud mental y física de todos, pasarlo olímpicamente.
― Ok, con su permiso, señor Ministro, Señor Malfoy ―Dijo el mensajero haciendo una reverencia para irse. Y estos dos respondieron con un movimiento de cabeza.
― Monsieur Malfoy, C'est un placer, vous voir de nouveau(3)… Comment tu-vas?(4)
― Bastante bien ¿Y a usted? ―Dijo el rubio platino.
― Oh, très bon(5), dígame señor Malfoy, ¿Qué interés tiene usted con el señor Potter?
― ¿Interés? Ninguno, solamente es que tenía entendido que había desaparecido ―Respondió al estilo Malfoy.
― Por lo que escuché regresó hace unos meses, y usted también estaba desaparecido, ¿Cuándo regresó? Porque estaba usted trabajando perfectamente en nuestro ministerio.
― Hoy, si por supuesto, hasta que a mi superior le dio por mandarme aquí, puesto que necesitaban gente.
― Algo le había escuchado a Amile. Con su permiso, me retiro, au revoir ―Dijo retirándose de allí, dejando a Draco maquinando como hablar con el moreno de ojos verdes.
Habían pasado algunas horas, desde que había terminado de discutir con Hermione, y estaba en su oficina leyendo el dichoso tratado, pasando por alto, las cuatro torres de papeles que tenía mal distribuidas por todo el escritorio. De lo que llevaba del tratado, tenían que inventarse una mejor para que se firmara una asociación pero, él solo estaba para firmar y ya.
― Disculpe señorita ―Habló Draco.
― Si, ¿En que le puedo ayudar?
― Vengo a hablar con el señor Potter.
― ¿Con el señor Potter? ¿Tiene cita?
― ¿Cita?
― Si, necesita una cita para poder hablar con él ―Le dijo la recepcionista―.
― Pero, yo necesito hablar con él, en este momento ―Dijo utilizando todo su Sex-appeal, para convencerla.
― Ummm, el señor me dijo expresamente que nadie lo molestara, pero, tal vez te pueda conseguir una cita para hoy…
― Anda, no seas así, llévame con él. Anda ―Dijo guiñándole un ojo, la mujer suspiró.
― Ok, ok… ―Lo condujo por el pasillo, justo a la puerta de Harry, el cual estaba saliendo en ese preciso momento.
― Anna ¿Que…? ¿Malfoy? ―Preguntó incrédulo a lo que sus ojos veían.
― Señor, él me dijo que necesitaba hablar con usted urgentemente, y…
― Si, Anna, como sea, fuera de aquí…
― Si, señor ―Dijo apenada la mujer―. Malfoy la salida está por allá ―Dijo señalando con un dedo, y se iba a volver a encerrar en su oficina, ya se le habían quitado las ganas de despejar la mente, ahora tenía que tenerla lo más ocupada posible.
― Tenemos que hablar… ―Dijo Draco agarrándole por el brazo, el moreno se soltó bruscamente.
― No, no tenemos nada que hablar Malfoy, largo de aquí ¿O te lo digo en otro idioma? Escoge…
― Harry.
― Harry, nada, para ti soy Potter, perdiste hace bastante tiempo el derecho de llamarme por mi nombre de pila. Así que por favor, la salida por allá ―Volvió a señalar con el dedo―.
― No me voy a ir hasta que me escuches. Por favor ¿Que te cuesta?
― Escúchame muy bien Malfoy ¿Qué demonios quieres que te escuche? ―Le dijo ahora el agarrándole por el brazo y empezándole a sacar de allí―. Creo que dejaste muy claro los puntos aquella noche ¿no? Lo lamento pero yo no soy una muñeca de trapo a la que puedes venir a buscar cuando quieras ―Escupió con puro veneno impregnado en la voz―. Así que hazme el favor y desaparécete de mi vista que nada haces ¡aquí! ―Dijo lanzándolo―. Anna, que no me entere que lo has dejado pasar otra vez, y no me pases llamadas ―El rubio se pasó una mano por el cabello al ver a Harry molesto irse de allí, tantas cosas que quedaron en el aire, que lo único que hacían era corromper cada vez más su amor, y no era para menos, se fue de allí exhalando y audible suspiro preguntándole a Merlín ¿Por qué demonios había cometido esa tontería?
El moreno se sentó no sabía si molesto o deprimido, en eso sonó la línea de teléfono que sólo usaban los internos del ministerio, así que tuvo que agarrar de mala gana.
― Potter… ―Respondió.
― ¿Aló Harry? ―Preguntó una voz femenina en la bocina del teléfono.
― No, Caperucita Roja…
― Ains, creo que te agarré el un mal momento ¿no? ―Y Harry cayó en cuenta de quien era, pero, eso tachaba en lo imposible.
― No, en un mal momento no, en un PÉSIMO momento ¿Qué carajos quieres Patricia? ―Preguntó Harry tratando de hablar normalmente en el fondo sabía que no debía descargar su ira con ella.
― No mucho, darte una noticia, seré breve, ¿Es por el rubio tu mal humor no? ―El ojiverde sentía que la ira se iba a desbocar si no se callaba.
― ¡Si! ¡Es por tu querido Rubio! ¡Ahora habla o tranco el puto teléfono!
― ¿Mi queridorubio"¿Qué habrás querido decir?" Bueno, mira, mañana voy para allá, me trasladaron, te juro que fue por pura casualidad, pero, necesito momentáneamente una casa donde quedarme, y pensé en ti ―Dijo escogiendo muy bien las palabras―. ¿Crees que mañana me puedas recoger al aeropuerto? Es que no hay ningún personal disponible allá para eso… ¿Si? ¿Por fis?
― Está bien… ―Dijo sentándose de nuevo―. Mañana te iré a buscar, ahora nos hablamos después…
― Ok, ok, ok, perdón, adiós ―Harry colgó el teléfono y se tapó la cara con las manos, mientras sentía que un líquido salino y caliente bajaba por sus mejillas, se acostó en posición de descanso y unos sollozos se alzaron.-
― Harry ―Dijo Anna al otro lado de la puerta.
― ¿Qué quieres? ―Preguntó sentándose bien.
― He, no nada perdón ―dijo la chica preocupada sin abrir la puerta se fue de allí.
TBC…
(1) Perfecto, me caería bien un descanso.
(2) Hasta pronto, ministro.
(3) Es un placer verle de nuevo.
(4) ¿Cómo le va?
(5) Muy bien.
