Cap.8: Overrated
Disclaimer: Harry Potter y correlacionados pertenece a Jk Rowling, todo lo que no se le parezca, es de mi invención.
Advertencia: Slash:relaciones hombre/hombre, no flame, Lemon.
— No le prestes atención a sus ironías. Él no quiere ser así, pero las circunstancias lo obligan —Harry lo besó como despedida y Draco volvió a la realidad, para encontrarse encima de Harry Real en una posición poco decorosa.
— ¿Cuándo menos bájate, no? —Le soltó hiriente.
— Antes de hacer vas a tener que escucharme… —Le increpó Draco, levantándose un poco para evitar aplastarlo con su peso. Apoyó una de sus rodillas en medio de las piernas del ojiverde. Harry lo miraba como si en algún momento fuera a pronunciar un conjuro para matarlo.
— Habla rápido y suéltame —Imperó forcejeando con el rubio.
— No te voy a soltar. Por Merlín, Harry. Podrías haber sido un poco más valiente y habérmelo contado tú. ¡¿Estamos en peligro y tú no dices nada!? ¿O es que acaso piensas que tú solo podrás controlar la situación?
— ¿Y a ti eso que te importa? —Preguntó aún tratando de vejar el agarrare.
— Me ofendes con esa pregunta. Parecieras que no me conocieras. No estaría aquí, rogándote, sino me importaras o no me preocupara por ti…
— ¡Ahora sí te preocupas de mí!
— Siempre lo hecho. Tú fuiste quien se empeñó en desaparecer a capa y espada —Expresó con cinismo.
— ¡Mira mal nacido! ¡Hijo de tu putísima madre! —Detractó alterado—. ¡¿Quién fue quién acabó conmigo?! ¿Quién fue quién me dijo que no me amaba? ¡Que no fui más que un juguete para ti! ¡¿Y ahora me vienes a pedir que te perdone!? ¿¡Así de fácil?! ¡Serás Cara-Dura, Malfoy!
— Ni siquiera me has dejado explicarme… no fue mi intención decirte esas cosas. Pero ¡Entiéndeme! ¡La presión en ese momento me estaba volviendo loco! —Lo pegó de nuevo contra el piso ejerciendo más fuerza—. ¡Me iban a marcar y yo no podía hacer nada! ¿Qué querías que hiciera? ¡No me iba a convertir en tu verdugo si el Lord se enteraba que salía contigo! ¡Sí! ¡Soy un imbécil! Cierto, cometí un error que hizo mucho daño. Pero estoy aquí tratando de remediarlo… ¿Cómo me remido si me huyes como la peste?
— ¿Qué quieres? Una segunda oportunidad ¿Eso es lo que quieres?
— Todo el mundo se merece una, pero no, no te estoy pidiendo algo como eso. Lo único que te estoy pidiendo es que me oigas y luego juzgues. Soy humano, se me permite cometer errores de vez en cuando, aún siendo un Malfoy… y sé que también se pueden reparar, nos reencontramos de nuevo, y eso estoy haciendo… reparar un error castatrófico, sí, pero reparable…
— ¿Cuánto tiempo llevas preparando esta conversación? —Le cuestionó con cínico escepticismo.
— Mírame y dime: ¿Crees que he practicado esta conversación? ¿Crees que te estoy hablando un guión aprendido? Sí, he hecho millones de hipótesis, he imaginado doscientos y más escenarios de lo que me podrías responder… ¿Por qué demonios te comportas así? Yo tomaría tu dolor y me lo tragaría si así pudiera volver a ver al Harry del que yo me enamoré hace cuatro años…
— Ese Harry, ya no existe, Malfoy… aquel Harry del que te enamoraste murió hace mucho y está enterrado muy profundo en mi mente. Estás buscando de lo que hoy queda una ilusión.
— ¿Por qué nos alejas? Es cierto que nadie tiene tu poder, pero, no puedes tener todo el peso del mundo sobre tus hombros, sólo porque tienes temor a perdernos —Expuso soltándose y acercado sus caras mientras sus manos le apoyaban al lado de la cara vacía del moreno.
—No puedo —Le contestó con terquedad. Cerró los ojos dejando que el último Malfoy le acariciara, hacía tiempo que no sentía el contacto cálido de esas suaves manos que tanto confort le dieron en aquellos momentos de felicidad plena. Era embriagante, su aroma, su porte, su energía…
— Hay mucha gente a tu alrededor Harry. Aunque tú sientas que estás solo. Estoy yo, está Patricia, Severus, Los Weasley, Hermione… hasta el Lord siente una extraña afinidad por ti… pero, no puedes tenerlo todo en la vida…
— No puedo, Draco no puedo —Gimió con voz quebrada, el rubio había logrado saltar la barrera de su apatía con mucha facilidad.
— ¿Qué es lo que no puedes? Ábrete conmigo… sabes que estoy allí para ti, como siempre lo estuviste tú, para mí. Déjame acompañarte…
— Sí —Lo miró con ojos vidrioso, tratando de evitar la tribulación en su voz—. Tengo miedo de perderlos. Es cierto. Necesito estas SOLO. ¿Por qué no pueden entender eso? Yo sólo traigo desventuras y muerte…
— No Harry. Mírame como tú sólo sabes hacerlo y verás que no es mentira lo que te voy a decir. Tú no has tenido la culpa de nada. Si alguien es víctima aquí, ese eres tú… Harry, tú sólo has traído dichas y alegrías a mi vida. Sin ti, haría ya mucho tiempo que hubiese dejado de existir…
— Tú viste lo que te dijeron en mi conciencia. Tú eres el último de los bichos raros eso… Voldemort también me lo dijo. Tengo un mal presentimiento y me da miedo utilizar el candelabro de Salem. ¿Qué no entiendes? Si utilizo el maldito candelabro para destruirlos… alguien de mis seres queridos morirá —Le explicó al ojigris en un estado casi de delirio anhelante.
— Mira, hagamos algo, dentro de muy pocos días, será navidad. Sólo por ese día de ser. Harry-yo-lo-puedo-todo-Potter, y conviértete en un ser humano común y corriente… recupera un poco de tu humanidad… —Depositó un casto beso en su frente. Y lo miró transmitiéndole o tratando de transmitirle todo lo que sentía por dentro. Eso era más de lo que Harry podía soportar. Llevaba días aguantándose, mordiéndose la lengua para evitar decirle a Draco, que mandaba todo a la mierda y le perdonaba.
Se levantó y con un deseo incontenible atrapó sus labios en un beso ávido, necesitado, pasional, una esperanza de, por unos cortos momentos, olvidarse de todo lo existente. Quería dejar su pasado y su presente atrás. Ya no quería negarse a si mismo que no le amaba. Era una realidad prácticamente innegable e imbatible. Draco notó ese brillo de lujuria en eso precioso ojos verdes. Él no se iba a hacer de rogar… introdujo una mano bajo la camisa, volviéndole a recostar con suavidad en el piso.
Llevaban algunos minutos en eso, hasta que alguien tocó la puerta, sobresaltando a los dos inquilinos del cuarto…
— Harry, es Patricia ¿Puedes abrirme? Uno de tus elfos me dijo que estabas aquí… —El aludido se levantó del suelo arreglándose lo mejor que pudo, con su mejor cara de frustración se dirigió a la puerta.
— ¿Qué quieres? —Preguntó tratando de ocultar su estado ante la rubia.
— Decirte que ya compré los pasajes y arreglé lo del hospe… —Patricia se detuvo, Harry colocó su mejor sonrisa que no era más que un gesto desfigurado por concentración de demasiadas emociones, mientras Draco se revolcaba en su mala suerte—. ¿Me estoy perdiendo de algo?
— Para nada —Le respondió en tono ambiguo que le sonó a ironía, tapándose más con su túnica. Desapareció lo más rápido que pudo. Necesitaba pensar, largo y tendido; lo que había estado a punto de hacer.
Luego de merodear un rato sin llegar a algo en concreto, decidió entrar en un pequeño cuarto. En él, sólo había un piano y un taburete. Se sentó, y colocó su cabeza a descansar en sus manos, para meditar; claro que en ese momento, lo menos que quería oír era el molesto zumbido en su cabeza.
TBC
