Cap.10: MerryChristmas
Disclaimer: Harry Potter y correlacionados pertenece a Jk Rowling, todo lo que no se le parezca, es de mi invención.
Advertencia: Slash:relaciones hombre/hombre, no flame, Lemon.
— Nethilium —Declaró con simpleza el moreno al ver el pentagrama invertido en las máscara—. Deben ser novicios… o algo así. Nadie cae en una trampa de forma tan estúpida —Sin esperar un poco más y de forma frívola, junto los dos cadáveres de una patada, y sin dudarlo ni un minuto—. Avada Kedavra…
En la actual residencia de Harry Potter, se encontraban en la sala; todos los habitantes de la casa. Mientras una mujer gritaba alterada, y unos ojos verdes estaban comenzando a perder la paciencia.
— ¡¿POR QUÉ LES ASESINASTE?! ¡ESTÁS LOCO! ¡NOS HUBIERAN SERVIDO PARA SACARLES INFORMACIÓN!
— Es la ley —Cortó de forma seca. O los matas o te matan. Aunque le hubiésemos triturado los huesos a punta de Cruciactus no hubiesen hablado. Es más, se hubiesen suicidado…
— ¡Sí como no! —Le escupió tercamente.
— ¿Qué parte de "Adoran al Demonio", osease: ORGANIZACIÓN SATÁNICA, no me has entendido? —Le preguntó de forma cruel y cínica.
— Harry tiene razón, Patricia. Hubiese sido una pérdida de tiempo.
— Mis papas tienes razón, tía Pat… es más, ellos normalmente quieren morir. Papi fue caritativo y se les cumplió en sueño —Nadie podía decir que no era hija de Harry…
— Bueno —Dijo resignada.
A la mañana siguiente, luego de haber dormido menos de dos horas. Abordaron en el avión, y al llegar a Londres de nuevo, se dirigieron a la casa de los Weasley. La Madriguera. En frente estaba, lo que era ahora La Digna Mansión Weasley. Harry abrió la boca, Draco arqueó una ceja. La niña se preguntaba si realmente eso era un sitio habitable. Patricia sólo sonrió.
— ¡Hola! —Dijo Hermione yendo a abrazar a Patricia.
— Oye, Harry —Dijo su hija jalándole la manga para que el ojiverde bajara su metro ochenta a su metro diez—. Sé que son tus amigos de toda la vida, pero ¿es necesaria esta humillación?
— Ah… —Respondió de manera autista.
— Sus gustos siempre han sido un tanto… excéntricos… —Explicó el rubio no muy convencido.
— ¿Y qué, ustedes están allí pintados o qué? ¡Saluden! —Les regañó Patricia severamente.
— ¡Hola!
— ¡Mucho gusto! —Fueron diciendo Harry y Katrid.
— No es por nada pero, necesito hablar con mis padres ¡A solas! —Soltó Katrid amenazante, a Hermione. La castaña se retiró ante la mirada tan macabra de la criatura.
— Katrid —Le retó el moreno ojiverde.
— No te preocupes. También te puedes quedar. Patricia me habló de ti…
— Será unos segundos, sino te molesta —Dijo lo más agraciada que pudo.
— Bueno, está bien, pueden hablar en la sala ¿les parece bien? —Preguntó Fred alejando a Hermione quién se encontraba un poco alterada por el carácter bipolar que presentaba Katrid.
La de ojos hazel, cayó sobre sus piernas al ver la sala.
— ¿Por qué Hermione a permitido que hagan esto? —Murmuró Harry tratando de no pisar o mover nada. Después de todo, había sido Fred Weasley quién sugirió que hablaran en la sala… eso no podía traer nada bueno.
— ¡No te sientes! —Jaló Harry a su hija—. ¡Piro Destructo! —Conjuró y todas las bromas de los gemelos comenzaron a desaparecer.
1
— Patricia… hemos llegado a la determinada conclusión de que, no nos podemos quedar aquí.
— ¡Piensen! ¡Aquí nadie les podrá descubrir!
— Aquí estamos en más peligro que en cualquier otra parte. Si bajamos la guarda terminaremos siendo los conejillos de india de los gemelos —Trató de razonar el ojiverde aterrado. Sabía todos los males que esos dos locos, buena gente, nadie se los negaba. Podían causar. Temía por la salubridad de su hija.
— ¡Propongo que pasemos la noche acampando en el patio y luego nos busquemos una casa pequeña y la atiborremos de hechizos! —Soltó en carerilla la niña desesperada.
— Buena idea… Paty, si te quieres quedar aquí, no nos sentiremos ofendidos.
Luego de unas cuantas discusiones con la familia dueña del hogar y un susto al recomendar que Katrid dormiría en otro cuarto. La distribución quedó con que Patricia dormiría con Ginevra Weasley y Draco, Harry y Katrid, dormirían en otra habitación.
Luego de las revisiones pertinentes y unos cuantos hechizos por parte de Harry y Draco, se relajaron, viendo que el cuarto no era extravagante ni pesado. Las paredes eran blancas, y sólo había unas pocas cosas acompañando a la cama. Dejaron las maletas en un rincón y se sentaron en el piso a descansar del movidito viaje.
— No creo poder dormir luego de todo esto…
— Tranquila, nosotros no dormiremos por ti —Le confortaron al unísono Harry y Draco.
— No quiero salir de esta habitación. Sé que estoy algo melindre pero ¿Podría recomendar salir a comer en otro lado?
— Eso tenía pensado antes de que lo propusieras, cielo… he estado demasiado tiempo con los gemelos como para comer algo que no es preparado por la señora Weasley.
— ¿Y qué hacemos, mientras tanto? —Preguntó Draco.
— Ya sé, juguemos a la guija e invoquemos a un espíritu malvado que les persiga, en venganza por habernos tratado de hechizar…
— Katrinna… —Le retó por su nombre completo—. Sé que soy una mala influencia, pero ¿se puede sabes de dónde demonios sacas esas ideas?
— Bueno, sigamos hablando y analicemos concienzudamente que hechizos rodearan nuestro nuevo hogar —Propuso la chica hablando de forma impecable tratando de enmendar su error. Harry miró a Draco, y éste se alzó de hombros.
2
Habían decidido ocupar la Antigua Mansión Malfoy. Nada mejor en protecciones que ella. Sólo un Malfoy (o en su defecto a quién éstos quisieran dejar entrar) podían penetrar sus gruesos muros. Sólo había que reforzar los antiguos conjuros y lanzar otros nuevos, por aquello de que nunca se lo suficientemente paranoico, cuando se es perseguido.
— ¡Parecen una familia! —Exclamó Ron alarmado ante la cercanía y la complicidad que presentaban Harry y Draco.
— La niña parece que fuese su hija —Le secundó Mione nada exaltada ante que su mejor amigo siguiera su relación con Malfoy. Sólo pensaba que habían terminado en malos términos antes de la graduación…
— Lo son, Draco y Harry decidieron adoptar a Katrid… —Les respondió Patricia observándolos con una sonrisa a través de la ventana. Ron se desmayó.
Harry se encontraba sentado en los jardines más próximos a la Mansión Weasley. Mirando una llama en su mano, mientras que Draco muy cerca y con sus manos libres enlazadas en el piso, charlaban confidentes, mientras que Katrid leía boca abajo, interviniendo apropiadamente de vez en cuando en la conversación.
— ¿Tan difícil es de creerlo? Que solamente lo sepamos nosotros no significa que no mantenga el mismo significado…
— No tiene nada de malo, sólo que pensé que habían terminado…
— Pues, ya ves que no.
— Ello dos, ¿cómo? ¡Eso no es posible! —Dijo Ron comenzado a caer presa de la locura. Sólo quería ir y ahorcar a Harry por haber cometido tal acto.
— Bueno, Ronald, ni los veas, porque es la única realidad que existe. Y ni te atrevas a hacerles un comentario hiriente… ya bastante tienen con todo lo demás… ignórales, el mundo será más feliz si haces eso…
3
Veinticuatro de diciembre del presente año. La recién formada familia Malfoy-Potter, se encontraba en la sala del fuego, disfrutando del después de la cena de navidad, tomando un espeso, espumoso y delicioso chocolate con leche, mientras hablaban temas carentes de trascendentalidad tales como, quidditch, moda o afines.
La una de la mañana los sorprendió infragantes. Katrid luego de haberle dados sus presentes de navidad, se había disculpado, poniendo de excusa la antelada invitación del ministro de Francia y de Patricia a pasara lo que quedaba de noche en la maravillosa torre Effeil, dejando a la pareja en la intimidad solitaria y acogedora del hogar.
Los tórtolos habían tenido el mismo ascenso de cursilería y aún sin saberlo, se habían regalado: anillos de compromiso. Fue una sorpresa un tanto chocante, aunque luego habían terminado riéndose. Par de anillos para cada uno, bueno, cuando menos tendrían repuesto en caso de pérdida inminente de dichos.
Harry se encontraba sentado en el piso sirviéndose de Draco como reposa espalda. El rubio lo envolvía completamente, sin asfixiarlo, abrazándole con suavidad, permitiéndole que su cabeza descansara en su cuello. Contemplaban el elemento del ojiverde perdidos, las tazas de chocolates habían quedado olvidadas hacía ya rato, en sus propias expectaciones.
Draco comenzó a besar el terso cuello de su pareja, causando una risilla tonta de su parte. El moreno se volteó y se fundieron en un fabuloso beso que los trasladó directo al mundo de las fantasías. Les encantaba sentirse, era maravilloso; todas las sensaciones se a galopaban, sin tregua en sus cuerpos haciéndoles sentir llenos de vida… haciéndole olvidar todo lo maligno de la vida…
— Espera…
— ¿Qué? —Preguntó en un jadeo estrangulado…
— Es capaz de llegar alguien… vámonos de aquí —Dijo volviéndole a besar. El moreno los trasportó a otro lugar. Era un cuarto cálido, sin caer en la opresión Gryffindor. El Slytherin no preguntó dónde estaban, tampoco le importaba, se encontraba más ocupado tratando de recorrer cada minúsculo recoveco del cuerpo de su amante. Disfrutar cada segundo de ese momento que estaba seguro, no se repetiría en mucho tiempo. No por falta de ganas, sino por falta de tiempo y momentos…
La ropa hacía tiempo que había dejado de ser un impedimento para que sus cuerpos se rozaran libremente y la temperatura comenzara a subir. Los gemidos comenzaron a mezclarse entre besos, abrazos y caricias envuelta en un cúmulo de carne que no hacía distinción de cuerpos.
Estimuló un buen rato el miembro de Harry sin dejarle llegar al clímax en ningún momento, para la frustración de su novio. Una vez que Draco estuvo lo suficientemente excitado para penetrar con más facilidad a Harry, y éste estuvo dilatado para no hacerle sufrir demasiado. Se deslizaron suavemente comenzando con dificultades, para terminar en la perfecta compenetración de sus cuerpos. Calzaban como un rompecabezas. Cada pieza en su lugar…, el cuerpo de Harry parecía adaptarte con perfección pasmante al del rubio, logrando un sublime momento.
Se mantuvieron un buen rato con salidas y entradas rítmicas, calmadas pero profundas, logrando un placer que estaba logran obnubilar por completo los sentidos del Gryffindor. Cada vez que el miembro de Draco rozaba sus puntos débiles, sentía como el fuego lo envolvía de forma que nunca lo había hecho antes. Cerró los ojos al sentir el primer orgasmo llegar. Se mordió los labios, delirante…
— No te cortes, gime… me encanta oírte gemir de placer —Le dijo con un tono de voz cargado de deseo, atrayéndole más a su cuerpo, siguiendo de la misma manera.
Poco después, sin poder, ni querer evitarlo más; explotó en el interior del moreno, sintiéndose en el mayor de los éxtasis…
Cayeron exhaustos en la cama. Largo rato estuvieron en silencio mirándose el uno al otro. No había palabras para describir el maravilloso momento que habían acabado de vivir…, no querían romper la tranquilidad casi celestial que se había cernido sobre ellos.
— Draco…
— ¿Umm? —Le respondió con los ojos a medio abrir, Morfeo estaba reclamándolo de vuelta a su reino.
— Fue maravilloso —Fue lo único que atinó a decir, sonrojándose como quinceañera; mientras jugaba torpemente con sus dedos.
— Feliz navidad, Harry —Concedió con simpleza dándole un corto beso en la comisura de los labios.
Draco abrazó el cuerpo aún febril del ojiverde para entregarse al mundo de los sueños. Harry se agazapó más buscando protección y sintiéndose potencialmente indefenso ante la oscuridad que ahora les rodeaba.
— ¿Qué necesitas para dormir? —Le preguntó suavemente con los ojos cerrados, un tiempo después.
— No lo sé… —Respondió sintiéndose estúpido.
— ¿Quieres hablar?
— Quiero dormir… —Se sinceró. El rubio se levantó.
— Volvamos a casa, y allí te daré una poción para dormir. ¿Está bien? —El pelinegro asintió desanimado…
— Hey… no pasa nada. Además, hay que estar allí cuando Katrid regrese.
Harry rió cómplice. Tenía razón…
TBC
