Los personajes de esta historia no me pertenecen. Son propiedad de TSR o/y R.A Salvatore, el argumento se beneficia de historias varias de vampiros.

No obtengo beneficio alguno por escribir esto salvo mi propio entretenimiento.

AVISO: Este fanfic es YAOI (y slash)y este se da entre los personajes Jarlaxle y Artemis, además de Vladimir Giurescu (personaje propio), si este género no te interesa o te resulta desagradable no lo leas, comprendo perfectamente esa postura.

Capítulo 12. La Esperanza esquiva.

Los aullidos eran mas cercanos ahora.

Entreri y Jarlaxle se movían por la oscuridad lo mas rápido que podían sin ser descubiertos, hacía horas que recorrían el bosque, sintiendo en todo momento unos ojos clavados a su espalda. Los lobos recorrían la zona como perros de caza, les vislumbraban moviéndose en manadas, gruñendo nerviosamente, haciendo eco de la búasqueda impaciente de su amo.

A veces el cielo era surcado por figuras aladas, que hacían picados sobre los árboles. Entreri podía jurar que la que veían mas a menudo era Voica, que recorría el firmamento con desesperación.

No podrían evitar el enfrentamiento demasiado tiempo. Las damas volaban cada vez mas cerca y los lobos cercaban el terreno. Entreri maldijo entre dientes y apretó el paso, con Jarlaxle a la zaga.

El asesino y el mercenario no habían mencionado nada de lo que habían sentido en el claro, no les salían las palabras para definir el vínculo que habían creado.

Una siniestra sombra pasó sobre ellos y supieron que no podían seguir escondiéndose. Desenvainaron justo a tiempo de recibir la carga de Voica.

La terrible vampiresa destrozó el suelo bajo los pies por la fuerza de su acometida, al ser esquivada por Jarlaxle, que rodó por el suelo mientras Entreri hacía lo mismo con ánimo de rodear a la mujer.

Las alas muercielaguescas de Voica desaparecieron, y sus rasgos volvieron a ser los de una sobervia dama de alta cuna, mirando con desprecio a sus enemigos.

- Regresad ahora, es una orden.

- Me temo que debemos rechazar su petición, hermosa dama, tengo que volver a casa antes de que amanezca o mi esposa sospechará algo malo.

Entreri tomó nota mental de recomendar a Jarlaxle que no usase chistes malos contra muertos vivientes ariscos y hambrientos.

Voica se lanzó sobre el drow con un rugido inhumano, moviendose a tal velocidad que parecía solo un borrón de cabellos negros y seda verde. Jarlaxle se movió igualmente, con menos velocidad pero con aspavientos destinados a confundir a Voica. Entreri por su parte avanzó para hostigar desde la espalda, trantando de atraer la atención de la vampiresa, dado que era probable que tuviesen ordenes de no matarle.

Voica lanzó un aullido que pareció desgarrar la mente de los mortales, momentaneamente confusos, Voica aprovechó para afilar sus zarpas y atacar directamente la yugular.


Irina no era estúpida, había sido creada por Giurescu hacía ya 130 años, antes de la llegada de Anna ella había sido la mas joven de las damas. Algo iba mal.

Desde la llegada de Entreri al castillo, hacía doce años, las cosas iban de forma distinta. Como si algo hubiera podrido desde dentro el castillo de Giurescu.

Vladimir se había vuelto mas obsesivo, Voica mas paranoica, Catherine mas celosa... todos parecían haber acentuado sus rasgos mas negativos con el paso del tiempo.

Culpar a Entreri podía resultar facil y tentador. Pero a Irina no le encajaba que la simple existencia del humano hubiese trastocado todo de aquel modo.

Tras la muerte de Catherine, a Irina le había resultado cada vez mas dificil permanecer al margen del desastre que parecía cernirse sobre ellos desde hacía doce años.

Hacia doce años algo había cambiado y era...

Irina paró en seco su vuelo al percatarse de la realidad. Tenía que buscar a Giurescu cuanto antes, tenía que avisarle de quien era el artífice de sus males...

Antes de que pudiese contactar telepaticamente con su amo, alguien la empujó bruscamente desde atrás, desiquilibrando sus alas. Asustada, intentó recuperar el control, pero su atacante clavó sus afiladas zarpas de rapaz en su espalda y sus alas, para acto seguido desgarrar furiosamente la delicada membrana de las alas.

Irina gritó y se volvió desesperadamente, solo para ver el rostro de su asesino mientra caía a gran velocidad hacia las afiladas rocas. Su asesino se rió de ella mientras alzaba el vuelo, Irina solo pudo gritar mientras se estrellaba.


Entreri atravesó la ceniza creada por su espada, la terrible Garra de Charon y destripó a Voica con un diestro ataque. No obstante eso no detuvo a la poderosa Voica, la mujer hizo caso omiso de la herida y sus uñas abrieron largas heridas en el torso de Entreri antes de que este retrocediese.

El ataque de furia le salió caro, Jarlaxle clavó hasta seis dagas en su costado, perforando con precisión de cirujano. Voica desplegó por sorpresa sus alas y las abrió en abanico, empujando al drow y al humano en direcciones opuestas y lejos de ella.

Jarlaxle y Entreri jadeaban, la vampiresa les había causado ya un gran daño, el ataque tras el aullido de banshee casi había conseguido derrotarles, Jarlaxle había perdido una de sus espadas y tenía marcas de zarpazos en el antebrazo y la cadera, no eran profundos, pero sangraban, igual que las heridas de Entreri.

Apenas teniendo un instante para recuperarse del ataque de ala, Jarlaxle apenas si pudo parar la nueva embestida de Voica, cuyo aspecto asemejaba ahora mas a un lobo que a otra cosa, convertida en una bestia que daba el todo por el todo.

Entreri corrió hacia ellos mientras Voica hincaba sus desproporcionados colmillos en el cuello de Jarlaxle. El drow no permitió que el narcótico de la saliva vampírica pasara a él, antes de que su sangre empezase a ser succionada clavó una daga en el cuello de Voica, perforando directamente la yugular, que estalló en un reguero de sangre.

Con un rugido, Voica se apartó con un espectacular salto.

Entreri se situó entre Voica y Jarlaxle, y lanzó al drow una poción de curación que debería ayudar a parar la hemorragia de las heridas y las punzadas del cuello. Jarlaxle lo agradeció con un cabeceó y bebió a toda prisa mientras Entreri frenaba a Voica, que pese a la terrible herida seguía combatiendo ferozmente.

Ninguna de las damas de Giurescu eran guerreras, ni lo necesitaban. Su inexperiencia de combate estaba suplida por su casi inmortalidad y sus poderes no-muertos.

Jarlaxle arrojó el casco de la botella a un lado y volvió a la carga junto a Entreri.


Giurescu descendió junto al cuerpo destrozado de Irina, sorprendido y desconcertado.

Ya no podía hacer nada por su dama, su cuerpo ya empezaba a marchitarse y deshacerse en cenizas. Dos damas en dos días, demasiadas pérdidas.

El último contacto con Irina le desconcertaba, el miedo, la confusión, la caida... había sido atacada en pleno vuelo, lo cual no encajaba con que la hubiesen matado Entreri y el drow. Ninguno de los tenía armas de largo alcance y no volaban.

No obstante ignoró sus dudas, sentía en su mente la llamada de la leal Voica, la primera dama había encontrado a su presa.


Entreri supo que aquello no podía continuar, pese a la magia de sus armas, las heridas de Voica no parecían perturbarla lo mas mínimo y su velocidad no disminuía en absoluto, mientras que los movimientos de Jarlaxle y los propios eran cada vez mas lentos y desesperados por terminar con el combate.

Tenía que arriesgarse.

Si sus suposiciones eran correctas, Voica no tenía intención de matarle, le necesitaba para hacer feliz a su señor. Con esto en mente, Entreri cambió su estrategia de combate, sin preocuparse de proteger sus puntos débiles, atacó frontalmente.

Por suerte para él, sus suposiciones eran correctas, y el desconcierto de Voica era visible. No podía atacar con todas sus fuerzas a Entreri, no podía permirtirse matarle por error. La espada y la daga atacaron a placer.


Giurescu notó la alarma en la mente de Voica y aceleró su vuelo al máximo, aprovechando los vientos descendió con el viento silbando en los oidos hasta el final de la pedregosa llanura, en el principio de los bosques. Y allí, entre los árboles, estaba su primera dama, su enemigo y su presa.

Giurescu mostró una amplia sonrisa y extendió sus colmillos. Se saciaría de sangre drow y llevaría a Entreri de vuelta al castillo, su transformación se haría adecuadamente, en una cama, y tras unas horas de placeres.

Se relamió solo de pensarlo.


Voica estaba a punto de caer.

Entreri cercenó de un certero tajo uno de sus brazos y la mujer aulló, pero el efecto de banshee se perdió por el dolor y un segundo ataque, esta vez de Jarlaxle, que atravesó su caja torácica con un estoque, buscando el corazón y fallando por poco.

Entreri se sentía pletórico, por primera vez desde que habían salido del castillo sentía que podían conseguirlo, que Jarlaxle y él podrían abandonar aquel lugar maldito

Sus ilusiones se desvanecieron con un fuerte aleteo.

Giurescu bajó de los cielos con las enormes alas negras extendidas y cuando tocó el suelo retornó a su aspecto mas humano. Pero sus ojos seguían siendo ascuas encendidas y sus colmillos relucían.

- Es un placer volver a verte.

Entreri no prestó atención a Voica mientras esta se retiraba a la seguridad de los árboles. Estaba mirando a Giurescu, sin dejar de preguntarse como iba a vencer a aquella criatura.

En ese momento Jarlaxle le sacó de su ensimismamiento, le puso la mano sobre el hombro y le dio un apretón alentador.

- Vamos a por él.

Jarlaxle sonreía. Todo iría bien.