Cada tarde, a la salida de la escuela, los niños se iban a jugar al jardín del Gigante... amplio y hermoso, con arbustos de flores y cubierto de césped verde y suave...

-¡Qué felices somos aquí!-se decían unos a otros.

Pero un día el Gigante regresó.

Oscar Wilde "El gigante egoísta"

Cap. 2 "El regreso de un extraño"

Tokio. Japón:

Escuela preparatoria Jubba. 8:00 am.

El día empezó de manera normal para los estudiantes de la escuela preparatoria Jubba. En el salón 1 A Todos esperaban la llegada del profesor Togo, quien impartía la primera clase del día, entre sus alumnos se encontraba la siempre inquieta Mina Aino quien se encontraba absorta leyendo una revista de espectáculos, cuyos artículos pronto la hicieron soñar despierta con un gran escenario donde ella pudiera brillar como toda una estrella. De pronto alguien perturbo su ensueño.

-¡Mina!-la princesa de Venus estuvo a punto de caerse de su pupitre a causa de aquel rudo "despertar".

-¡Presente!-dijo sin pensarlo, creyendo por un momento que su maestro estaba pasando lista a su clase.

-Calmate Mina.-le dijo Lita sorprendida por su extraña reacción.

-Oh eres tú.-dijo la princesa de Venus dejando escapar un suspiro de alivio.-¡Porque me asustas de ese modo!-

-Lo siento.-dijo la princesa de Júpiter, mientras una gruesa gota de sudor resbalaba por su nuca.-Pero quería preguntarte ¿por qué no ha llegado Serena?-

-¿No ha llegado?-pregunto Mina cayendo en cuanta de que el lugar de su compañera estaba vació.-Es verdad. Y ya falta poco para qué empiece la clase-dijo preocupada y agrego.-Ahora que lo pienso trate de hablarle ayer por la noche para preguntarle algo sobre la tarea de biología. Pero no nadie me contesto en su casa.-

-¿Crees que le haya pasado algo?-dijo Lita cada vez más inquieta.

-Tal vez el pastel le hizo daño.-dedujo Mina en voz alta.

-¿Qué insinúas?-exclamo indignada la princesa de Júpiter.-¿Qué mi comida enferma a la gente?-

-No.. Claro que no...- balbuceó la princesa de Venus temerosa de despertar la ira de la más fuerte de las sailors.-Es solo que Serena pudo haber comido demasiado. Y ya conoces el refrán: "Tanto va el cántaro al agua hasta que alguien se saca un ojo"- Lita se quedo boquiabierta ante aquel galimatías, como siempre Mina era una experta en decir frases sin sentido, por un momento pensó en corregirla pero al final solo meneo la cabeza desistiendo de rebatir la lógica de su compañera. En ese momento los chicos del grupo comenzaron a sentarse en sus lugares, señal de que el profesor debía estar llegando al salón.

-Creo que debemos hablar con Ami y con Rei. Tal vez ellas sepan algo.-

-Buena idea. Vamos ahora mismo a ver Ami.-dijo impulsiva la princesa de Venus. Pero justo en ese momento una voz se dejo escuchar.

-Ejem.... Ejem...- Lita y Mina volvieron la cabeza lentamente y sus rostros adquirieron un tono azulado, provocado por el miedo y la vergüenza, al descubrió al señor Togo de pie junto a ellas, mirándolas fijamente con una expresión fría que nada bueno les auguraba, mientras el resto de la clase observaba la escena desde sus lugares. Los ojos de la princesa de Venus se abrieron como platos a causa de la impresión, al tiempo que una sonrisa tonta se formaba en su boca, pero antes de pudiera pensar en alguna excusa Lita decidió sincerarse con el profesor.

-Discúlpenos por favor.- dijo la princesa de Júpiter bajando la cabeza.-Lo que pasa es que nuestra amiga, Serena Tzukino, no ha llegado y estamos preocupadas.

-Ya veo.-le respondió fríamente el profesor echándole una mirada al asiento vació de su alumna.-Pero eso no justifica su falta de disciplina. Ahora ocupen sus lugares para que podamos empezar la clase.-

-Si señor.-dijeron a cor ambas princesas acatando las ordenes del señor Togo. Más tarde, a la hora del almuerzo, Lita y Mina fueron en busca de su amiga Ami. Pero se encontraron con que ella no estaba en su salón.

-¿Dónde se habrá ido?-se pregunto Lita mientras caminaban por los pasillos de la escuela tratando de encontrar a la chica peliazul. A su lado Mina movía la cabeza de un lado a otro tratando de visualizar a su amiga.

-Vamos a buscarla en el patio.-sugirió de pronto Mina dejándose llevar por su intuición femenina. Al salir al patio el resultado fue el mismo, ni rastro de la princesa de Mercurio. De pronto, algo llamo la atención de Lita.

-¿Que será lo que pasa?-se pregunto curiosa al ver a un grupo de alumnos reunidos en torno al periódico mural de la escuela, donde varios profesores terminaban de colocar unos grandes carteles dentro de unas amplias y delgadas vitrinas metálicas.

-Son los resultados de los exámenes.-dijo descorazonada la princesa de Venus al tiempo que un viento helado sacudía fúnebremente su cabello.

-Bueno. Vamos a verlos.-dijo Lita un poco más animada. -Ami podría estar hay.-ambas chicas se acercaron al mural y comenzaron a buscar a su amiga entre la multitud, sin embargo, al cabo de unos minutos no pudieron evitar la curiosidad y consultaron los resultados de sus exámenes.

-¿Cómo te fue?-preguntaron Mina sin atreverse a mirar hacia las vitrinas.

-No muy bien.-respondió con pesar la princesa de Júpiter.-Aprobé todas las materias, pero mis calificaciones son bajas.-

-No te preocupes por eso. Todavía tienes otras cualidades.-dijo Mina tratando de brindarle consuelo a la princesa de Júpiter.

-Eso me dolió.-pensó Lita no muy conforme con las palabras de su amiga. Pero en ese momento sus ojos descubrieron una figura familiar, sentada justo en frente de las vitrinas escolares.

-¡Ami!.-exclamo corriendo hacia la chica genio, quien parecía no haberse dado cuenta de la presencia de sus amigas, pasando literalmente, sobre Mina quien quedo tendida en el piso y con la huella de un zapato en su espalda.

-Que brusca eras Lita.-se quejo la joven rubia levantando la cabeza del suelo. Sin embargo no tardo en descubrir la causa de aquel exabrupto por parte de su amiga.-¡Ami!-exclamo levantándose para alcanzar a sus amigas.

-¡¿Dónde estabas?!-le pregunto apenas llego junto a ellas.-Te hemos estado buscando y....-Mina no pudo terminar de hacer sus reclamaciones, pues se dio cuanta, igual que Lita, del semblante preocupado de la princesa de Mercurio.

-Ami. ¿Te ocurre algo malo?-pregunto Lita sentándose a un lado de la chica genio. Quien se limito a negar con un suave movimiento de cabeza.

-Por favor amiga.-insistió Mina sentándose del otro lado.-Sabes que puedes contar con nosotras para lo que sea.-Ami miro alternativamente a sus amigas y al final dejo escapar un suspiro.

-Chicas.-les dijo esbozando una leve sonrisa y comenzó contarle lo que le había ocurrido el día anterior.

Flashback

Después de que las chicas se despidieron de Serena comenzaron a dispersarse poco a poco, según le convenía a cada cual. Rei fue la primera en despedirse ya que tenía que tomar un autobús que la llevara hasta el templo Hikawa, luego Mina hizo lo propio. Lita la acompaño un poco más pero al cabo de unos minutos tuvo que tomar otro camino para llegar a su departamento. Así Ami se quedo sola y emprendió el camino de regreso a su casa. Estaba tranquila y de buen animo después de haber pasado el día en compañía de sus queridas amigas.

Con toda calma ascendió por las escaleras del edificio de apartamentos donde vivía mientras pensaba, como siempre, que aún podría estudiar un rato antes la cena. Sin embargo, al abrir la puerta de su casa, la joven se llevo una sorpresa al descubrir un par de zapatos de mujer colocados en el porche. Ami reconoció de inmediato el calzado de su madre, pero curiosamente, eso era lo que hacía extraña su aparición en la casa. Pues ese era el día en que su madre solía quedarse de guardia en el hospital donde trabajaba. Por lo cual ella no esperaba verla sino hasta el día siguiente.

-¿Mamá?-llamo extrañada mientras se cambiaba sus zapatos de calle por un par de pantuflas. Sin perder tiempo penetro en el departamento y no tardo en encontrar a su madre, quien estaba preparando un poco de café en la cocina.

-Buenas noches Ami.-le saludo mientras se servía una tasa de café caliente.

-Buenas noches mamá.-le respondió intrigada la princesa de Mercurio. Por alguna razón, ambas parecían estar incomodas, como si esperaran que algo inusual fuera a ocurrir de un momento a otro. Finalmente fue Ami quien se atrevió a romper el silencio.

-Er... este... ¿Cómo te fue en el trabajo?-balbuceó torpemente la princesa de Mercurio mientras se acercaba a la mesa de al cocina.

-Buen... Muy bien...-le respondió su madre mientras hacia girar una cuchara dentro de al tasa. La doctora Izumi Mizuno era una mujer joven, de escasos 36 años, con un rostro hermoso y una figura envidiable. Sus ojos eran de un color azul oscuro, su cabello era del mismo color que el de su hija, aunque su labor le obligaba a usarlo mucho más cortó. Una profesionista de la cual Ami siempre se había sentido orgullosa. Pero esa noche tenía una expresión que Ami nunca le había visto antes, entre preocupada y enojada.

-Siéntate hija.-le dijo al fin.-Hay algo que tengo que decirte.-Ami obedeció la orden de su madre y espero pacientemente a que esta reuniera el valor para iniciar la platica.

-Ami.-le dijo con voz temblorosa.-Tu padre vendrá a visitarnos pasado mañana.-la princesa de Mercurio estuvo a punto de caerse de su silla al escuchar aquel anuncio. ¡Su padre!... ¡Después de tantos años finalmente iba a conocerlo!

-¿Cómo lo sabes?-fue lo único que alcanzo a balbucear aún aturdida por la noticia. Su madre la miro con evidente contrariedad y le respondió sin la más mínima emoción.

-El me llamo al hospital esta mañana. Ami ¿estas segura de que quieres conocerlo?-

¡Claro que si!-le respondió Ami levantándose de un salto de asiento, con el rostro encendido de alegría. Sin embargo, su entusiasmo se estrello de lleno contra el gesto glaciar de su madre, quien parecía casi ofendida por su reacción.

-Pasa algo malo...-

-No te preocupes.-le interrumpió Izumi haciendo a un lado su tasa de café.-Supongo que es natural que quieras conocerlo. Después de todo... es tu padre. Pero antes de que eso ocurra hay algo que debo decirte.-

-¿Qué es?-interrogo Ami sintiendo que si alegría se desvanecía lentamente.

-Ami... Tu padre y yo nos casamos muy jóvenes, demasiado jóvenes, creímos que nuestro amor lo vencería todo, pero no fue así. Ambos teníamos diferentes prioridades, nuestros sueños eran tan distintos como el cielo y la tierra y por eso al final nuestra vida juntos se convirtió en un infierno de peleas, gritos y recriminaciones. Luego, cuando tú naciste decidí que lo mejor era separarnos. Tu padre no estuvo de acuerdo y por eso no tuve más remedio que presentar una demanda de divorcio ante un juez. Fue algo muy desagradable.-

-Pero ¿Por qué hiciste eso mama?-fue todo lo que Ami pudo decir al enterarse de aquella historia.

-Porque tu padre es un irresponsable y un embustero. Un hombre falto de carácter que no merece el amor ni la confianza de nadie. Tuve miedo de que terminara lastimándote... Como lo hizo conmigo.-le dijo con una voz llena de amargura.-El juicio de divorcio fue horrible pero al final del juez fallo a mi favor y yo le prohibí a tu padre que acercara a ti. Pero ahora ya eres mayor de edad () y si quieres conocerlo no puedo impedírtelo.-

Por un momento Ami se quedo callada, las palabras de su madre habían hecho mella en sus deseos de encontrarse con su padre. ¿Cómo era posible que el hombre que le mandaba aquellos hermosos y calidos dibujos fuera el mismo a quien su madre parecía odiar con tanta fuerza? No obstante la joven sabía que si dejaba pasar aquella oportunidad tal vez nunca podría conocer al autor de sus días.

-Mamá... yo... Por favor.-dijo casi suplicando. Izumi dejo escapar un prolongado suspiro antes de levantarse de la mesa.

-Entonces no hablemos más del asunto.-dijo mientras salía de la cocina con rumbo a su recamara.-Pediré permiso en el hospital para faltar pasado mañana é iremos a recibirlo al aeropuerto.-Ami se quedo sentada en su silla, de pronto estudiar le perecía algo tonto.

Fin de flashback

Lita y Mina se quedaron sorprendidas por la narración de su amiga Ami. Aquella escena parecía sacada de una telenovela.

-¿En verdad tu padre vendrá a verte?-dijo Lita sin salir de su asombro.

-Así es.- le dijo Ami con toda seguridad.

-Bueno... ¿Y porque estas tan triste?-le dijo Mina notando las lágrimas que asomaban a los ojos de la princesa de Mercurio. Esta se levanto de su lugar y les dio la espalda como si quisiera ocultarse de ellas. Mientras apretaba sus puños con fuerza.

-Yo... tengo miedo.-

-¿Miedo? ¿Pero de que? No lo comprendo.-dijo Mina por las palabras de su amiga.-

-Es que siempre creí que mis padres se habían separado en buenos términos. Pero no es cierto- dijo Ami mientras las lágrimas le corrían por las mejillas.-Ellos se odian. ¿Y si mi deseo de ver a mi padre hacen que vuelvan a pelear? Si eso pasa será mi culpa.-

-¡Espera un momento!-le interrumpió Lita visiblemente preocupada por el giro que iban tomando las cosas.- Lo que haya pasado entre tus padres no fue culpa de nadie. Mucho menos tuya.-

-Pero...-

-¡Nada de "peros"!-exclamo Mina apoyando la idea de Lita.-Tu no tienes la culpa de nada. Esas son cosas del destino. Deja que tu madre y él se ocupen de sus asuntos. Tu solo debes alegrarte porque al fin vas a conocer a tu padre. Y a propósito, ¿Cómo es él?-por toda respuesta Ami saco una cartera de su bolsillo y abriéndola les mostró una vieja fotografía.

-Solo tengo esto.-les dijo con pesar.-Mi madre me la dio hace mucho tiempo y seguramente no lo recuerda.-Lita y Mina miraron la foto y se quedaron sorprendidas al ver en ellas a un joven muy bien parecido, a pesar de las gafas que traía puestas.

-Vaya. Si que es guapo.-comento Mina pícaramente.

-Es verdad. De hecho se parecer al chico que me rompió el corazón.-

-¡Pero como se atreven!.-exclamo Ami indignada al tiempo que le arrebataba la fotografía a Mina.-¡Recuerden qué esta fotografía es vieja! ¡Mi padre es mucho más grande ahora!-

-Pero sin duda sigue igual de guapo.-dijo Mina para sacudir un poco el ánimo de Ami y así sacarla de su estado anterior.

-¡MINA!-

-No sabes cuanto te envidio Ami-dijo Lita con los ojos húmedos. Mina y Ami suspendieron de inmediato su pequeña refriega al percatarse de los sentimientos que aquella plática había despertado en su amiga Lita.-Si mis padres pudieran regresar yo...-

-Lo siento.-dijo Ami apenada por no haber recordado antes los incidentes que rodeaban la vida de su amiga.

-Yo también.-dijo Mina.

-Vamos no hay problema.-dijo Lita limpiándose los ojos con la punta de sus dedos.-Ami, pase lo que pase, no dejes pasar la oportunidad de conocer a tu padre.-

-Tienen razón.-les dijo a sus amigas apretando los puños.-Iré al aeropuerto y lo recibiré con una gran sonrisa.-en ese momento la campaña de la escuela se dejo escuchar, indicando el fin del descanso.

-Nos veremos después.-dijo la joven peliazul antes de salir corriendo a su salón de clase. Lita y Mina la vieron alejarse en silencio.

-¿Crees que estará bien?-pregunto Mina temerosa de haberle dado un mal consejo a su amiga.

-¿Por qué no?... Es su padre no es cierto.-le dijo Lita tratando de mostrarse segura de si misma, aunque también tenía sus dudas. De pronto una idea le paso por la mente de la princesa de Venus.

-¡AAAYYYYYYY!-grito sobresaltada.

-¡¿Qué te pasa?!-le interrogo asustada la princesa de Júpiter.

-¡Olvidamos preguntarle si tenía noticias de Serena!-una gruesa gota de sudor apareció en la frente de ambas chicas al darse cuenta de su olvido.

-Creo que no hubiera sido muy oportuno.-dijo Lita tratando de minimizar su error.

-Es cierto.-le apoyo Mina con el mismo deseo. De pronto una voz se escucho a sus espaldas.

-¡Oigan ustedes dos!-las chicas se volvieron de un salto y miraron asustadas a un chico de quinto grado que portaba una banda de vigilancia.-¡El descaso ya termino, regresen a su salón ahora mismo!-

-¡SI SEÑOR!-respondieron a coro antes de salir corriendo de ahí. El resto de la jornada transcurrió normalmente y cuando el timbre toco la salida Lita y Mina salieron juntas hacia el templo Hikawa, como hacían todos los días para reunirse con las otras sailors, aunque sabían que Ami no acudirá esa tarde.

-Tal vez Rei sepa algo de Serena.-dijo Mina mientras ascendían por las escaleras del templo.

-Tal vez.-comento Lita un tanto preocupada, su sexto sentido le decía que ese día algo malo estaba ocurriendo, pero no sabía que. Al llegar al final de las escaleras las chicas descubrieron inmediatamente a Nicolás, el ayudante del abuelo de Rei, mientras barría el amplio patio del santuario.

-Hola Nicolás.-le saludaron ambas chicas como era su costumbre.

-Hola.-les respondió el joven deteniéndose un momento en su labor. Normalmente el chico les hubiera dedicado al menos una sonrisa, pero ese día su semblante lucía tenso y preocupado.

-¿Te ocurre algo Nicolás?-dijo Lita notando de inmediato el estado del joven ayudante.

-Es la señorita Rei.-les dijo cabizbajo.-Ella esta furiosa... como nunca antes, y no se porque.-

-Bueno no es raro que Rei este molesta.-dijo Mina con una tonta sonrisa dibujada en su rostro.

-¡Esto es diferente!-le replico Nicolás.-¡No ha querido hacer sus ejercicios espirituales, ni sus deberes escolares! Se ha pasado todo el día encerrada en su cuarto, sin querer ver a nadie, ni al Maestro.-

-¿Todo el día? ¿Quieres decir que hoy no fue a la escuela?-interrogo Lita cada vez más preocupada. Por toda respuesta el joven negó con la cabeza, antes de mirar hacia la casa de la joven sacerdotisa.

-¡Pero si ayer nos dijo que tendría un examen muy importante!-dijo Mina con una extraña sensación de desasosiego brotando en su alma.

-Lo se. De hecho yo mismo le ayude a estudiar varios días. Pero desde anoche parece que nada le importa.-dijo Nicolás mientras daba algunos escobazos al azar sobre las losas del piso.

-¡Vamos a verla!-dijo Lita emprendiendo el camino hacia la casa de su amiga, seguida por Mina. Nicolás las miro alejarse, esperanzado en que ellas podrían sacar a su "amada" de aquel estado tan lamentable. Ambas princesas llegaron hasta la puerta de la casa, donde encontraron al abuelo de Rei tomando una tasa de aromático té.

-Hola chicas.-les saludo el viejo sacerdote visiblemente agotado.-Si vienen a estudiar con Rei me temo que hoy no será posible.-

-¡Queremos ver a Rei!-demando Mina sin pensarlo. El anciano las miro extrañado por su aptitud, pero intuyendo que Nicolás les había hablado de la extraña conducta de su nieta se encogió de hombros y les señalo hacia el interior de la casa.

-Esta en su cuarto. Espero que con ustedes sea más cooperativa.-Lita y Mina entraron a la casa y rápidamente llegaron hasta la habitación de la princesa de Marte. Donde pudieron ver un letrero con forma de conejo clavado en la puerta con un mensaje impreso en el.

-"Favor de no molestar"-Mina no solo ignoro el letrero sino que se apresuro a abrir la puerta sin medir las consecuencias.

-¡Rei!-llamo desde el umbral.-¡Rei!... ¡¿estas aquí?!-

-¡¿Es que no sabes leer Mina?!-fue la respuesta que recibió desde el interior de aquella habitación, cuyas ventanas y cortinas estaban cerradas, dejándola sumida en una oscuridad casi total. La voz de Rei les sonó a ambas tan lastimosa que Lita hizo a un lado las reglas de urbanidad y penetro en la habitación para abrir una ventana y dejar que entraran los rayos del sol. En cuanto la luz penetro en aquel lugar las dos chicas descubrieron de inmediato a la princesa de Marte, tendida sobre su cama, con los ojos inflamados a causa de haber llorado por varias horas. Su rostro estaba pálido y su cabello lucía sucio y desaliñado.

-¡Váyanse!... ¡Déjenme sola!-demando la sacerdotisa levantándose de su lecho de dolor para encarar a sus compañeras de armas.

-Pero Rei...-dijo Mina sin atreverse a entrar aún en la habitación de la sailor de fuego.

-¡Pero nada!.-le interrumpió groseramente la joven sacerdotisa al tiempo que empujaba a Lita fuera de su cuarto.-¡No quiero ver a nadie y eso las incluye a ustedes!-

-¿Por qué actúas así?-le interrogo Lita al tiempo que plantaba sus pies firmes en el suelo, negándose a ser echada así nada más del cuarto de su amiga.

-¡NO LES IMPORTA!-grito Rei con tal fuerza que las paredes de la habitación parecieron retumbar. Lita se que inmóvil, impresionada, pues aunque Rei solía gritar con mucha facilidad, esa era la primera vez que le escuchaba hacerlo en ese tono tan hostil. Mina por su parte frunció el ceño y apretó los puños con rabia, herida por aquellas palabras, y antes de que Lita pudiera impedirlo se acerco a Rei para plantarle una bofetada en plana cara.

-¡ERES UNA TONTA!-grito la princesa de Venus con las lágrimas corriendo por sus mejillas. Por un momento Lita temió que se iniciara una pelea entre sus compañeras y rápidamente se coloco en medio de ambas princesas para impedirlo. Sin embargo, Rei se había quedado rígida como una estatua, sorprendida por la reacción de la princesa de Venus. Mina por su parte también se quedo inmóvil, contemplando horrorizada la mano con que había golpeado a su mejor amiga, por un momento se arrepintió de lo que acababa de hacer. El llanto sacudió su cuerpo y se dejo caer de rodillas, como si sus fuerzas le hubieran abandonado de repente. Pero aún así su voz se dejo escuchar claramente en la habitación.

-¡¿Cómo puedes decir que no nos importa?! ¡¿Acaso ya olvidaste todo lo que hemos pasamos en los últimos dos años?! ¡Hemos reído y llorado juntas! ¡Hemos arriesgado nuestras vidas para salvar este mundo! ¡Somos amigas! ¡Así que nunca vuelvas a decir que tus problemas "no nos importan"! ¡¿Me escuchaste Rei Hino?! ¡No te atrevas a decir eso nunca más!-la princesa de Marte no pudo contener más su propio llanto y se dejo caer al borde de su cama.

-Por favor déjenme sola... Por favor-suplico la joven sacerdotisa abatida por el dolor. Fue entonces que Lita decidió entrar en acción.

-Háblame Rei.-le dijo al tiempo que se sentaba a su lado.

-Lita. Por favor... solo váyanse.-

-Háblame por favor.-insistió suavemente, pero con firmeza, la princesa de Júpiter. Rei no tenía fuerzas para oponerse al pedimento de su amiga y lentamente giro la cabeza para mirar de frente a su amiga y compañera. La cual también estaba a punto de llorar.

-¡Maldita sea!... ¡¿Qué es lo quieren de mi?!-

-Queremos ayudarte.-le respondió la joven del trueno tomando colocando su mano sobre la de Rei.-No se como... pero por favor deja que estemos a tu lado... Amiga.-Rei miro alternativamente a sus compañeras de armas, ambas le miraban suplicantes, sinceramente acongojadas por su situación. En ese momento las fuerzas abandonaron a la princesa de Marte y rodeando a Lita con sus brazos comenzó a llorar como una niña pequeña.

-Yo... lo siento...-dijo entre sollozos.-Es que... me duele tanto el corazón...-la joven sacerdotisa no pudo decir más, el llanto le sacudía con tanta fuerza que las palabras quedaban atrapadas en su garganta. En ese momento Rei sintió el calor de unas manos sobre su espalda y supo que era Mina, quien también estaba ahí a su lado, como siempre.

-Ssssssssshhhhhhh. Todo esta bien.-le dijo con una voz dulce y sincera.-No te detengas... Solo déjalo salir...-el tiempo pareció detenerse alrededor de las tres princesas. No fue sino hasta que Rei se tranquilizo lo suficiente como para dejar de llorar que se dieron cuenta de que había trascurrido una hora y media desde que llegaran al templo Hikawa.

-Ya te sientes mejor Rei.-le pregunto Lita acariciando su larga cabellera negra.

-Si... creo que si...-respondió la princesa de Marte apartándose de su amiga, sus mejillas estaban cubiertas de rubor pues se sentía avergonzada de su conducta anterior. Sin embargo, ni Lita ni Mina pensaban en reclamarle nada, antes bien se sentían felices de haberla ayudado a aliviar un poco su pena.

-Rei. ¿Podrías decirnos que fue todo esto?-pregunto Mina ansiosa de conocer la respuesta.

-Es mi padre...-les dijo la princesa de Marte con el ceño fruncido.-Quiere que me vaya a vivir con el y con su nueva familia a Inglaterra.-

-¡¿TU PADRE?!..-exclamo Mina sorprendida.

-¡¿NUEVA FAMILIA?!...-exclamo Lita en iguales circunstancias.-¿Pero... como?-por toda respuesta Rei señalo un papel hecho bola tirado a un lado de la cama, Mina lo recogió y extendiéndolo ante sus ojos descubrió que era un telegrama dirigido al abuelo de Rei, mismo que leyó en voz alta.

-"Padre:

He contraído matrimonio. Mi esposa desea conocer a Rei y que venga a vivir con nosotros a Europa. Por lo tanto iremos a visitarlos el día 13 del mes en curso.

P.D. Dile a Rei que se comporte.

Firma. Soujirou Hino."-

-¿Tu papá también va a regresar?-pregunto Mina impresionada por aquella coincidencia.

-¿Qué quieres decir con eso?.-le interrogo Rei con amargura.

-Nada.-le respondió Mina dándose cuenta de que no propio contarle a Rei sobre el padre de Ami. Por suerte la princesa de Marte estaba demasiado inmersa en su propio problema como para interesarse por alguna otra cosa.

-¡No me importa que sea mi padre! ¡No tiene ningún derecho a disponer de mi vida otra vez! ¡No lo tiene!-

-¿Otra vez?-pregunto Lita intrigada. Rei no le respondió, sino que permaneció callada por unos minutos hasta que al fin se levanto con un gesto de decisión dibujado en su bello rostro.

-Discúlpenme chicas. Pero no puedo decirles más-les dijo a sus amigas sin volver la cara.

-¿Por qué no?-replico Mina indignada.-Creí que...-

-¡Entiéndeme por favor Mina!-le interrumpió la joven sacerdotisa apretando los puños.-Agradezco que se preocupen por mi... no saben cuanto. Pero este es un asunto familiar y debo resolverlo yo sola.-Mina intento decir algo pero Lita coloco su mano sobre su hombro para atraer su atención, y meneando la cabeza le indico que Rei tenía razón.

-¿Vas a estar bien?-pregunto la princesa de Júpiter aceptando dolorosamente la decisión de la sailor de fuego.

-Eso espero Lita... Eso espero...-les dijo Rei volviéndose para mirarlas con ojos llorosos.

-Llámanos si nos necesitas.-le dijo Mina tratando de demostrarle a su amiga todo su apoyo.

-Lo haré.-

-Bien entonces ya no vamos.-dijo Lita emprendiendo el camino hacia la puerta.-¿Rei?-

-Si...-

-No... no es nada... Nos vemos mañana.-dijo la seilor del trueno antes de salir de la habitación seguida por Mina. Rei las despidió con una triste sonrisa y apenas cruzaron el umbral volvió a cerrar la puerta. Al salir de la casa las chicas vieron al abuelo de Rei, todavía sentado en el engawa() de la casa.

-¿Como esta Rei?-les pregunto al anciano apenas y las vio aparecer el umbral.

-Un poco mejor.-dijo Lita mirando tristemente hacia el interior de la casa.

-Oiga abuelo.-dijo Mina inclinándose sobre el viejo sacerdote.-¿Cómo esta eso de que el padre de Rei va a llevársela de aquí así nada más? ¿Cómo puede ser tan desconsiderado?-

-¡MINA!-exclamo airadamente la princesa de Júpiter ante semejante intromisión en asuntos ajenos. No obstante la princesa de Venus no se dio por enterada y continuo mirando fijamente al abuelo de Rei, exigiendo una respuesta con la mirada.

-Temo que mi hijo siempre ha sido así.-dijo tristemente el viejo sacerdote.-Desde que era niño siempre anteponía sus deseos a los de los demás. Sin importarle las consecuencias. Ah chicas si yo les contara...-

-No es justo.-reclamo Mina indignada, sintiendo una instintiva antipatía por el padre de su amiga.

-No. No lo es.-dijo el sacerdote levantado los ojos al cielo, que para ese momento empezaba a cubrirse de estrellas.- Pero yo solo puedo esperar y orar.-Lita y Mina guardaron silencio, comprendiendo que para el abuelo aquella noticia era aún más devastadora. Por un momento todos guardaron silencio. Después el viejo sacerdote les acompaño hasta las escalinatas del templo.

-Por favor, cuide a Rei.-suplico Lita sin poder ocultar su preocupación por el destino de su amiga.

-Lo haré.-le dijo el abuelo con un gesto comprensivo.

-¿Lo promete?-presiono Mina menos resignada de la princesa de Júpiter.

-¡Mina!-exclamo Lita al tiempo que propinaba un coscorrón sobre la rubia cabeza de la princesa de Venus.

-¡Aaaayyyyy!... ¿Por qué me pegas?-

-Chicas calma por favor.-pidió el anciano mientras una gruesa gota de sudor resbalaba pos cu calva cabeza.-Les prometo que cuidare a Rei.-después de eso las chicas se marcharon del templo y el viejo sacerdote regreso a su hogar.

Poco después, en la parada del autobús, Lita y Mina aguardaban en silencio. Ambas estaban mas que sorprendidas por los sucesos de ese día. Tan similares y a la vez tan diferentes. Los padres de dos de sus amigas estaban de regreso y eso modificaría sus vidas en formas que no podían imaginar. De pronto una idea paso por la mente de Mina haciéndola gritar de la impresión.

-¡Aaaaayyyyyyyy!-

-¡¿Qué te pasa Mina?!-exclamo Lita alarmada por aquella inesperada reacción.

-¡Olvidamos preguntarle a Rei si sabía algo sobre Serena!-ambas chicas se miraron fijamente, mientras una ráfaga de viento pasaba por la calle.

-No era el momento adecuando.-dijo Lita con una tonta en su rostro.

-Es verdad.-le apoyo Mina cruzándose de brazos. En ese momento otra idea paso por la mente de al joven rubia.-Oye Lita... ¿Y si llamamos por teléfono a casa de Serena?-la princesa de Júpiter se fue de espaldas ante aquella proposición tan obvia, que no se las había ocurrido hasta ese momento. Instantes después Mina, con un par de chipotes en al cabeza, marcaba el número telefónico de la familia Tzukino. Sin embargo nadie respondió a su llamada y la joven tuvo que darse por vencida.

-No contestan. ¿Ahora que hacemos?-dijo Mina preocupada.

-No lo se.-le respondió Lita al tiempo que consultaba su reloj de pulsera.-Ya es muy tarde y tenemos mucha tarea para mañana.

-¿Por qué no vamos a casa de Serena?-

-Tonta. Si no contestan es porque no hay nadie allí.-

-Es verdad. ¿Pero entonces?-por un momento Lita guardo silencio tratando de encontrar alguna solución para aquel misterio que las había entretenido todo el día. Finalmente apretó los puños con fuerza y dijo muy molesta.

-Por ahora no creo que podamos hacer algo. Lo mejor será ir a casa y esperar hasta mañana.-

-¿Estas segura?-

-¿Tienes otra idea?-por un momento Mina permaneció indecisa, buscando otra solución, pero al final no tuvo más remedio que aceptar la sugerencia de Lita.

-Esta bien.-justo en ese momento un autobús llego a la parada donde ellas estaban y ambas lo abordaron para irse a sus hogares, aquel había sido un largo día.

Continuara...

() Hasta donde se la mayoría de edad en Japón es a los 16 años.

() Engawa es ese estrecho corredor que daba al jardín en las casas tradicionales japonesas. Ya saben donde Suon Tendo y le señor Saotome se la pasaban jugando Shogi