¿Qué tú camino no va a ninguna parte?

¿Qué va a algún sitio que no puedes ver?

Si te limitas a seguirlo,

Puede que te traiga aquí conmigo...

Canción popular americana

Capitulo 3: Bautizo de Sangre

Estados Unidos.

Ciudad de Nueva York.

-Pasen por favor.-les dijo el hombrecito apenas abrió la puerta para recibirlas en aquel costoso apartamento de la calle Lexington. Ambas chicas eran rubias, de no más de 18 años, con cuerpos sinuosos y atractivos. Tal como él le había solicitado a la agencia de "acompañantes". Una de ellas, que dijo llamarse Christie, iba vestida con un elegante vestido de noche, negro y escotado casi hasta las caderas. La otra se presento simplemente como Katrina, en su voz había un marcado acento ruso, vestía de manera más agresiva con un ajustado pantalón de cuero que se adhería a sus piernas y nalgas como una segunda piel. Su torso estaba enfundado en una especie de corsé, también de cuero negro, que apenas y podía contener sus grandes pechos.

El hombrecillo las miro embelezado por sus encantos, al tiempo que las hacia pasar hasta la sala, de un estilo modernista y confortable, de inmediato las chicas se dieron cuenta de que él parecía muy nervioso. Tal vez era alguien que cometía su primera infidelidad después de años de "feliz" matrimonio o tal vez era solo un caso crónico de timidez senil. En ambos casos ellas podrían terminar pronto con su trabajo para poder irse a casa.

El hombrecillo era un hombre de cierta edad, casi un anciano, con cuerpo en forma de pera y unos brazos y piernas flácidos. Su rostro era de facciones anodinas, donde solo destacaban los gruesos lentes bifocales que cubrían sus ojillos inquietos.

-¿Quieren oír algo de música?-les dijo tartamudeando como un adolescente en su primera cita. Ambas chicas se miraron la una a la otra y por un momento él creyó que se echarían a reír ante su timorata aptitud. Sin embargo, ellas eran profesionales y se limitaron a negar con la cabeza sin hacer ningún comentario, mientras tomaban asiento en los mullidos cojines del sofá. Aún así el hombrecillo camino hasta el equipo de sonido y escogió un CD de entre varios cientos que había colocados en un estante de roble blanco.

-Espero que les guste Sinatra.-les dijo mientras encendía el aparato y colocaba el CD en su lugar. A sus espaldas Katrina hizo un gesto de fastidio mientras que Christie apoyo la barbilla en la palma de su mano en aptitud resignada. Sin perder un momento el hombrecillo se apresuro a ir a la cocina de donde volvió portando una gran charola de plata que contenía una botella de Chardonnay y unas finas copas de cristal cortado.

-¿Gustan tomar una copa?-les dijo mientras abría, no sin ciertas dificultad, la botella para llenar las copas. Christie tomo la copa por mera educación, acaso lástima, mientras que Katrina ni siquiera se movió un dedo.

-¿Quieren un dulce?-dijo el hombrecillo abriendo un pequeño arcón de cristal cuyo interior contenía una fina selección de chocolates. El delicado aroma hizo reaccionar a Katrina quien tomo un chocolate relleno de cereza y chupo golosamente.

-En seguida vuelvo.-les dijo el hombrecillo mientras se dirigía a la cocina. Donde le aguardaba una charola con bocadillos. En efecto el hombrecillo estaba asustado, pero no por la presencia de las chicas, sino por de alguien más que le esperaba impaciente en la cocina del departamento. Alguien de quien había creído escapar hacia mucho, pero que ahora había vuelto para atormentarlo una vez más.

-¡Guasta de tonterías!-le grito apenas le vio entrar. El hombrecillo se volvió aterrado y miro en todas direcciones hasta que encontró a quien le esperaba, cómodamente sentado sobre la mesa de la cocina.

-Por favor señor. Tenemos invitadas.-

-¡¿Inguitadas?!-espeto el otro con furia contenida.-¡Esas dos son un par de putas que guinieron a joder! ¡No a que les sirguieras como un pelele toda la noche!-

-Pero... -

-¡Cállate!-ordeno tajantemente mientras miraba fijamente al hombrecillo.-Ese ha sido el proguema con nuestra sociedad. ¡Eres un maldito coguarde! Un pobre infeliz que se conforma con que todos le pasen por encima. ¡Pero eso se acaguo! ¡Es hora de que comportes como un homgrue!-

-No puedo señor...-

-¡¿No puedes?!-

-Yo... nunca he lastimado a nadie.-

-Pues es guena hora para comenzar "Muñeco"-

-¡No lo haré!-dijo le hombrecillo encarando a su interlocutor.-¡No seré como usted señor!-

-¡¿Ah no?!-

-No. Y no puede obligarme.-

-¿Eso crees Arnold?-dijo el interlocutor levantándose de su lugar.

-¡Nooooooo!-grito el hombrecillo con los ojos desorbitados por el terror.-¡No puede ser!... ¡No debe ser!... ¡TU NO PUEDES!-

-Eso era antes Arnold-le dijo aquel con una voz hueca y cavernosa que parecía formada por el sonido de muchas gargantas.-Pero ahora no es tiempo de explicarte nada. ¡Es hora de diguertirnos!-

-¡NOOOOOOOOOOO!-mientras tanto, en la sala, las dos chicas escuchaban la música mientras saboreaban las cosas que el hombrecillo les había dejado.

-¿Por qué tardara tanto?-dijo Katrina dando cuenta del quinto chocolate de la noche.

-Quien sabe.-dijo Christine mirando su reloj de pulsera.-Tal vez se acobardo.-

-Yo no apostaría por eso nena.-ambas chicas miraron hacia la entrada de al cocina donde el hombrecillo permanecía recargado en el umbral.

-¡Donde fuiste cariño?-le dijo Katrina burlonamente, divertida por el ahora despeinado cabello de su anfitrión.

-Eso no te importa puta.-le respondió el hombrecillo con un tono tan enérgico que sus palabras fueron como una bofetada para la chica. Ambas miraron al hombrecillo en silencio, asombradas por aquel repentino cambio de aptitud.

-¡Si pensaron que se irían sin desquitar hasta el último centavo de mi dinero están locas!-les grito él acercándose a la mesa para tomar la botella de Chardonnay y beber su contenido casi de un solo sorbo. Luego la arrojo contra el suelo y las miro con ojos lujuriosos.

-¡Vamos a la recamara putas!-ordeno groseramente indicándoles el camino. Las dos chicas lo miraron con furia apenas contenida, pero aquel infeliz tenía la sartén por el mango, y si presentaba una queja en la agencia eso les traería muchos problemas.

-Tu.-dijo el hombrecillo señalando a Katrina.-Baila un poco mientras te quitas la ropa.-la chica frunció le ceño pero igual tuvo que iniciar una serie de movimientos, siguiendo el ritmo de la música que llegaba desde la sala, mientras el hombrecillo y Christine le observaban sentados a al orilla de la gran cama de agua con que contaba la habitación. Tal como esperaba Katrina tuvo algunos problemas para seguir el ritmo de la música, dado lo estrecha de su ropa, pero al final su cuerpo fue apareciendo ante sus ojos. Era una verdadera belleza, de piel suave y perfecta, de pechos grandes y duros, caderas firmes y piernas bien torneadas. Sus ojos verdes resaltaban como dos esmeraldas en su rostro.

Cuando estuvo desnuda, el hombrecillo le hizo una señal a Christine y esta se levanto para bailar al lado de su compañera. La pieza musical cambio en ese momento por un ritmo más rápido. Pero gracias a que el vestido de Christine estaba sujeto solo por unas cuantas cremalleras la chica no tuvo problema en quitárselo de forma seductora. Christine también era una belleza, su de piel era menos blanca que la de la chica rusa, pero su figura es perfecta y armoniosa, aunque sus pechos eran pequeños en comparación con los de Katrina. Por un momento el las dejo bailar para él, disfrutando de la vista de aquellos cuerpos femeninos.

-¡Vengan con papá putas!-les ordeno de pronto al tiempo que se despojaba del saco de su traje, dejando al descubierto su impecable camisa blanca. Christine fue la primera en llegar hasta él y, siguiendo su rutina acostumbrada, desajusto el botón de los pantalones Armani y tiro de ellos junto con los calzones tipo boxer del viejo hombrecillo. De inmediato la verga salto hacia ella como un muñeco de caja de sorpresas. No era nada del otro mundo, pero tampoco era el flácido pellejo que ella había imaginado.

-Hhhhuuuuuu.-ronroneo la chica tomando el falo erecto en su mano para masajearlo con la sabiduría propia de la experiencia.-Vaya. No eres un viejo acabado después de todo Paul.-aquel era el nombre que el hombrecillo había dado en la agencia de acompañantes, Paul Saimon, él solo sonrió. La excitación lo había dejado sin habla, respiraba entrecortadamente y por un rato dejo que la chica hiciera su trabajo.

Katrina miraba la escena sin dejar de bailar, ahora siguiendo su propio ritmo, así vio cuando su compañera descendió sobre la verga de su cliente para depositar un beso húmedo sobre la roja cabeza que para ese momento estaba dura como una piedra, para luego pasar su lengua por el tronco venoso. Finalmente Christine abrió grande la boca y comenzó a mamar el miembro del hombrecillo. Apretando con sus labios el tronco cada vez que echaba la cabeza hacia atrás o hacia delante.

-Gruuuuuuuu.-gruño le hombrecillo al tiempo que sujetaba la cabeza de Christine con su mano izquierda.

-¿Pasa algo?-pregunto ella confundida y temerosa de haber hecho algo que molestara a su cliente.

-Nada.-le respondió el viejo resoplando como un toro.-Es solo que tu amiga también vino a trabajar. ¿O no?-Katrina miro al viejo casi con odio, pues no le atraía la idea de chapársela a un anciano. Pero era una chica con muchas deudas que necesitaba el dinero casi desesperadamente. Así las cosas no tuvo otro camino que resignarse y acercándose a la pareja se arrodillo ante el hombrecillo para meterse su pene en la boca.

-¡Aaaahhhhhhhh!-gimió el hombrecillo lleno de satisfacción al sentir como su varga se hundía en la ardiente boca de al chica rusa. Katrina era menos delicada que Christine en su técnica oral, por lo que literalmente engullo el miembro del viejo hasta que la roja cabeza golpeo contra sus anginas, mientras sus manos jugaban a con los testículos de él. Mientras tanto, Christine fue desabotonando la camisa del anciano hasta que al fin consiguió quitársela. Como esperaba le torso del hombre era solo huesos y piel, pero como todo una profesional se apresto a lamer las tetillas de aquel hombre que semejaban los pechos caídos de una mujer.

El hombre se tendió sobre la cama y dejo que las dos chicas le agasajaran con sus seductoras bocas, hasta que, al cabo de unos minutos, ya no pudo aguantar más y empezó a correrse como un adolescente en la boca de Katrina. La cual no dejo de succionar hasta sacar la última gota de semen.

-¿Satisfecho?-pregunto la chica rusa escupiendo el semen del hombre sobre la alfombra.

-Eso estuvo bien para empezar. Pero aún no hemos terminado.-acto seguido el hombrecillo hizo que Christine se pusiera en cuatro patas. De cara al cabecero y con el culo levantado, ofreciendo el hermoso espectáculo de sus perfectas nalgas a los ojos lujuriosos del anciano. Milagrosamente aquella visión hizo que la verga del viejo se irguiera de nueva cuenta, incluso parecía más grande que antes. Sin perder el tiempo él comenzó a besar y lamer las bellas lunas blancas de Christine, mientras le metía uno de sus largos dedos en el ojo del culo.

¡Aaaahhhhhhh!-exclamo la chica dando de respingo. En verdad aquel vejete sabía lo que estaba haciendo. Por su parte Katrina miraba la escena atentamente sintiendo que la excitación iba naciendo en su cuerpo. Pero no por la vista del miembro del viejo, sino por la visión del esplendido culo de Christine. El hombrecillo debió darse cuenta de la mirada lasciva de la chica rusa, ya que coloco sus manos sobre las esplendidas mollas para separarlas y así permitir que Katrina contemplara el rosado ojo del culo y los abultados labios de la vagina de Christine.

-Acercate.-le ordeno el viejo con una sonrisa malsana mientras metía otro de sus dedos en el trasero de la joven prostituta.

Katrina obedeció la orden y acerco su rostro al culo de su compañera. Sus ojos estaban fijos en aquellos dedos largos y esqueléticos que entraban y salían lentamente del ano de Christine. De pronto el viejo saco sus dedos suavemente de su delicada vaina y sin previo aviso los coloco en los labios rojos de la chica rusa. Ella no lo pensó dos veces y abrió su boca para chupar los dedos del anciano. Quien usa su otra mano para acariciar el rubio coño de Christine, que cuelga pesadamente, muy mojado debajo de su bien estimulado ojo del culo.

La verga del anciano estaba dura como una roca, pero aún no deseaba poseer a ninguna de las dos, quería más diversión.

-Chúpale el coño a esta puta.-le ordeno el viejo. Katrina no dudo un momento y pego sus labios al ano de Christine, quien se estremeció ante aquel contacto.

-¡Aaaahhhhhh!... Ssssssshhhhh... Así...-gemía Christine al tiempo que movía en círculos sus hermosas nalgas. Katrina se esmeraba por complacer a su compañera. Abriendo los labios de su vulva con sus dedos para lamer desesperadamente las entrañas de Christine. Concentrándose sobre todo en el erguido clítoris de la bella prostituta.

-¡Me voy a venir!-anuncio estrepitosamente Christine mientras se estrujaba fuertemente sus propios pechos, buscando incrementar más su placer carnal. Ese era el momento que el hombrecillo había estado esperando y sin ninguna consideración arranco a Katrina del ardiente coño de su compañera para obligarla a chupar su pene. Cosa que ella hace a regañadientes. Mientras el viejo atrajo a Christine hacia el para besarla golosamente en los labios, metiéndole la lengua, enroscándola con la suya.

En tanto la chica se acariciaba el coño con los dedos, acaso extrañando la experta lengua de Katrina, su entrepierna estaba tan mojada que sus muslos parecían cubiertos con alguna cosa brillante.

-Ahhhh... Que rica boca.-gimió el hombrecillo temblando de placer. En ese momento una idea paso por la mente del viejo y empujando a Christine la hizo descender hasta su entrepierna para que realizara la misma labor que Katrina. Ambas chicas se pusieron de acuerdo al instante, sin necesidad de palabras, y comenzaron a turnarse para mamar la verga de su cliente. EL viejo miraba complacido a las dos bellezas rubias que le magreaban el pene de forma tan deliciosa. De pronto una de ellas, no sabe cual, toma sus testículos en la mano y los acaricia pasándoles la lengua antes de chuparlos también. El hombrecillo siente sus bolas duras que se ponen cada vez más duras hasta que le duelen.

Por suerte aquel servicio dura poco y las dos chicas vuelven a concentrar su atención en le tronco de su verga. Ambas se besan con furia, atrapando la roja cabeza justo entre sus bocas, haciendo que un caudal de saliva escurra por el tronco nudoso. Ahora ambas se masturban, hundiendo sus dedos entre los pliegues de sus ardorosas vulvas, jadeando cada vez más fuerte. En ese momento el viejo aparto a las dos chicas de su miembro y se recostó sobre la cama indicándole a Christine que se sentara a horcajadas sobre su rostro. Cosa que la chica hizo sin demora. El viejo aspiro el aroma perfumado del coño rubio, sacando la lengua para saborear los jugos íntimos que bajaban hasta su boca.

-¡Estas riquísima...!-dijo él con una voz apenas audible, cosa normal teniendo en cuanta que su cara estaba bajo el cuerpo de Christine, mientras paladeaba el sabor del cuerpo femenino al tiempo que le clavaba un dedo en el ojo del culo. Katrina aún estaba ocupada chupando la verga del hombrecillo, meneándola desde la base mientras el resto le llena la boca. Pero pronto decidió tomar la iniciativa y levantándose sobre el cuerpo enclenque de su cliente se sentó a horcajadas sobre el erecto miembro.

-¡Aaaaahhhhh!-gimió la joven rusa al sentir el falo del viejo penetrando su cuerpo, pese a que estaba lubricada por la saliva de su compañera y por sus propios jugos la penetración le provoco un escozor que hizo arder su dorada vulva. Por un momento dudo y trato de levantarse, pero las manos del hombrecillo le sujetaron por las caderas y le obligaron a bajar de un solo golpe.

El rostro de Katrina se cubrió de un sudor frío, el cual resbalaba por sus blancas mejillas, sus ojos se abrieron al máximo para mirar como la verga del viejo que se sentía como un hierro candente atizado en las llamas del infierno.

-¡Aaaaagggg!.... Noooo... ¡No lo soporto!-grito la chica en ruso al tiempo que trataba de huir, de luchar contra la presión que las manos del viejo ejercían sobre su cadera. Pero él hundió sin compasión sus largos dedos en la carne de sus nalgas y de un fuerte empujón hundió toda su verga dentro de la chica rusa.

-¡AAAYYYYYYY!-grito Katrina sintiendo que las paredes de su vulva se dilataban, aferrándose al miembro del hombrecillo que le producía un ardor intenso que empezaba en dolor y terminaba en tintes de locura. Por su parte, Christine continuaba disfrutando de las caricias que la lengua del viejo le prodigaba a su vagina. Creyendo a pie juntillas que los gritos de su compañera no eran otra cosa que una pantomima para alagar la vanidad de su cliente. Con eso en mente Christine se inclino un poco para besar los grandes pechos de la chica rusa, esta pareció encontrar alivio en los labios de su compañera y pronto ambas estuvieron besándose ardorosamente mientras saltaban sobre el cuerpo del hombrecillo.

-¡Aaaagggg!... ¡Me vengo querido!...-grito de pronto Christine moviendo ansiosamente las caderas sobre el rostro del viejo.

-¡Yo también me vengo!-grito Katrina quien ahora se empalaba gustosa sobre la verga del hombrecillo. Ambas chicas se estremecieron presas de un orgasmo brutal y cayeron desmadejadas sobre la cama. El hombrecillo las miro un por unos instantes, divertido y satisfecho de su hazaña amorosa.

-¡A traguajar putas!-les grito al tiempo que les daba fuertes palmadas en sus respectivos traseros. Ambas chicas se levantaron de inmediato y entonces él le ordeno a Katrina acostarse boca arriba en la cama, para luego colocar a Christine sobre ella, en posición de 69, con el culo levantado. La chica rusa no espero más instrucciones y de inmediato comenzó a comerle el coño a su compañera, concentrando su atención el clítoris que rápidamente respondió a las caricias de su experta lengua.

Luego metió uno de sus delicados dedos en la vulva rubia de Christine, penetrando poco a poco hasta llegar al final. Su mano trabajaba lentamente pero con gran efectividad como lo demostraban los gemidos de su compañera.

-¡Por favor, sigue, sigue... ¡Otra vez... ¡Otra vez... ¡Soy tuya, cariño, soy toda tuya!-grito Christine como una loca presa de incontrolables convulsiones que denotaban el buen trabajo que Katrina estaba haciéndole. El hombrecillo miraba la escena atentamente mientras masajeaba su pene para no perder la erección. Sus ojos brillaron intensamente cuando Christine abrió las hermosas piernas de la chica rusa para hundir su rostro entre sus muslos de alabastro.

-Hermoso.-exclamo la joven prostituta mientras aspiraba el delicado aroma del coño de su compañera. Suavemente coloco su dedo en medio de los húmedos labios íntimos y comenzó a pasarlo por toda la extensión de la vulva. Con toda calma halo los rozados belfos para atrapar el erguido clítoris entre sus labios rojos.

-¡Dame más duro perra americana!... ¡Más duro!...-gimió la chica rusa al tiempo que sus caderas saltaban hacia la boca de Christine. Su cabeza se sacudía de un lado a otro y sus manos se crispaban sobre la tersa piel de las nalgas. En ese momento el hombrecillo decido entrar de nuevo en acción y sigilosamente se dirigió al cuarto de baño. Sin perder un instante tomo una pesada toalla del armario y la puso bajo el grifo del agua caliente. Sus ojos brillaban intensamente mientras preparaba aquel instrumento. Luego volvió al lado de las chicas, quienes no se habían dado cuenta de su ausencia ocupadas en su magreo lesbico.

El anciano levanto su brazo muy despacio, saboreando cada instante, su rostro se descompuso en una mueca cruel y su pene se puso aún más duro a causa de la excitación que le embargaba. De pronto, el brazo armando con el singular látigo descendió con fuerza, plantando un fuerte golpe sobre las espaldas de Christine haciendo que la joven prostituta se incorporara al tiempo que lanzaba un grito de dolor.

-¡Aaaaaaggggggg!... Nooooo... Eso nooooo.-se quejo al sentir la mordida de la toalla mojada sobre su cuerpo. El viejo contemplo gustoso la roja marca el su improvisado látigo había dejado sobre las delicadas nalgas de Christine. Sin pensarlo dos veces volvió a levantar su brazo armado y descargo otros dos golpes sobre el cuerpo de la chica.

-¡Sujétala bien!... –le ordeno loco de placer a Katrina quien aún seguía aún bajo las caderas de su compañera de oficio. La chica rusa sonrió perversamente, pues era muy afecta a los juegos sádicos y la hermosa Christine era la víctima ideal para una sesión de ese tipo. De inmediato aprisiono a su compañera por la cintura, presionándola contra su propio cuerpo, obligándola a permanecer con el culo en pompa para que el hombrecillo pudiera masacrarla a su gusto.

-¡Aaaaayyyyyyy.... No... no... aaaaaaaaayyyyyyyyy... por favor... aaaahhhhh.-suplicaba Christine mientras el viejo continuaba azotando su cuerpo con la toalla mojada. Los ojos de la chica se llenaron de lágrimas y sus gritos eran verdaderos alaridos de dolor. Pero esas demostraciones de miedo y dolor solo excitaban más al perverso sujeto quien continuaba golpeándola cada vez más fuerte.

Aquel instrumento cayo una infinidad de veces sobre el culo de Christine, la visión de su hermoso cuerpo contorsionándose bajo los golpes era un espectáculo maravilloso para los ojos de viejo, cuyo cuerpo estaba perlado en sudor a causa del esfuerzo, pero aún así incrementaba la fuerza y la frecuencia de los golpes, sin pausa.

-¡Aaaayyyy!... ¡Aaaaayyyyyy!-sollozaba la hermosa prostituta cada vez que aquel improvisado instrumento le quemaba la piel. Finalmente el anciano dejo caer la toalla húmeda a un lado de la cama y se retiro un paso para contemplar lleno de satisfacción la imagen de aquel cuerpo femenino, desnudo, convulsionándose por el dolor y las lágrimas. La verga del hombrecillo se sacudió como una serpiente ansiosa de devorar a su presa. Entonces el anciano se acerco a Christine y separando las enrojecidas nalgas sumió su pene en el ojete de al chica de un solo golpe.

-¡AAAAAYYYYYYYYYY!-grito Christine a causa del dolor, en parte porque no era frecuente que aceptara tener sexo anal con sus clientes y en parte por el escozor que tenía a causa de la azotaina. Pero el viejo no le dio importancia y empezó a moverse con violencia, brutalmente, moviéndose hacia delante y hacia atrás, para que la chica padeciera el rigor de su hinchado miembro. Mientras sus manos se aferraban a los bellos senos de la chica.

-¡Toma!... ¡Toma puta!... ¡TOMA!..-

-¡Aaaahhhhhh!... ¡Oooooohhhhhh!...-gemía Christine mientras se contorsionaba a causa del dolor. Por suerte para ella Katrina escogió ese momento para reanudar sus expertas caricias sobre el abultado clítoris de su compañera, proporcionándole una válvula de escape para su tormento.

-¡Aahhhhh!... ¡Aaahhhhh!... ¡Por favor.... Aaahhhh!!... ¡No más!... Nooo... Es demasiado.-gemía su suplicaba la joven prostituta con los ojos desorbitados por el placer y el dolor, sintiendo el ardiente escozor de la verga del viejo en su culo y las lascivas caricias de Katrina en su coño. Hasta que la fin la chica exploto en un violento orgasmo.

-¡Ssssiiiiiii!... ¡Ssssiiiiiiiii!.... ¡Meeee coooorrrrooooo!-exclamó enloquecida, al tiempo que se vaciaba brutalmente.

-¡Sabia que eras una cerda!-le gritaba el viejo al tiempo que intensificaba sus embestidas.-¡Claro que si!... ¡Eres una cerda y nada más!...-grito sintiendo que su vega empezaba a disparar su semen dentro de la vulva de Christine.

-¡AAAAAAAAHHHHHHHH!..-gritaron los tres personajes mientras sus cuerpos se sacudían presas del éxtasis. Sin embargo, en medio del orgasmo Christine se percato de que algo muy caliente y viscoso estaba mojándole los muslos. Intrigada, con un extraño presentimiento naciendo en su interior, la joven prostituta se incorporo é hizo girar su cintura para mirar lo que pasaba a sus espaldas. La visión hizo que la pobre se orinara de miedo. EL anciano había sacado un enorme cuchillo de cocina de debajo de una de las almohadas y había cortado casi de tajo el cuello de Katrina.

Aterrada la joven prostituta se bajo tambaleante de la cama y miro como la sangre se iba extendiendo por las sabanas de blanca seda. Mientras el cuerpo de Katrina se agita grotescamente, como tratando tardíamente de defenderse de la fatal agresión.

-No son más que putas.-decía el viejo mientras descargaba un nuevo y mortífero golpe contra el cuello de la chica rusa.-No son más que unas asquerosas putas.-presa del pánico Christine intento huir, correr hacia la puerta de la habitación. Pero antes de que lograra moverse de su sitio el hombrecillo salto de la cama y con certera puntería le corto la garganta de un solo tajo. La chica retrocedió dando tumbos, su sangre se derramaba por todas partes, salpicando la alfombra persa y los muebles de la sala.

El hombrecillo la seguía con calma, disfrutando con su inútil intento de escape, solo cuando la chica amenazó con llegar hasta la puerta él se apresuro a llegar a su lado para terminar el trabajo. Christine se volvió hacia el con el rostro descompuesto por el terror. Pero nada puede hacer por evitar que el viejo le hunda el filoso cuchillo en el estomago. La chica cayó de rodillas sobre el piso y le se apresuro a apuñalarla varias veces más. Hasta que el bello cuerpo de la prostituta no fue más que una masa sanguinolenta.

-¡NNNNNOOOOOOOO!-grito de pronto le extraño asesino al tiempo que dejaba caer su arma junto al cuerpo inerte de su víctima. Horrorizado contempló sus manos llenas de sangre caliente. Enloquecido comenzó a jalarse el pelo con fuerza, arrancándose varios mechones, entre gritos de horror y de asco.

-¡SUFICIENTE!-demando de pronto una voz autoritaria é indiferente. El hombrecillo miro a quien le había hablado y se dejo caer de rodillas llorando como un niño.

-¿Por qué señor Scarface!... ¡¿POR QUÉ?!-

-¡PORQUE NECESITO QUE SEAS UN HOMGRUE NO UN RIDICULO PAYASO!-le respondió autoritariamente su interlocutor.-¡AHORA GUE A GUAÑARTE QUE TENEMOS QUE TOMAR UN AGUI"N A CIUDAD G"TICA!-el hombrecillo no dijo nada y levantándose fue a cumplir con el mandato de su jefe.

-¡Creyeron que se haguian desecho de mi! ¡Pero ahora soy más fuerte que nunca y finalmente ocupare el sitio que me corresponde! ¡La cima del mundo!-

CONTINUARA....

Autor: CrocCruac.

Nota del autor: Los seguidores de Batman sin duda saben quien es el villano que ha aparecido en este capitulo. Pero si no eres uno de ellos te diré que se trata del "Ventrílocuo" uno de los más bizarros enemigos del caballero nocturno, pues no solo es cruel y despiadado, sino que es muñeco de madera. ¡Si un muñeco de madera manejado por un pobre tipo llamando Arnold Wesker! Oficialmente se dice que Wesker es un esquizofrénico que padece de un desdoblamiento de personalidad. Pero a veces... solo a veces... uno se pregunta. ¿Realmente es ese o... hay algo más?