El fantasma, las mazmorras y la clase.
Al día siguiente, en las mazmorras hacia mucho frío, pero él parecía no sentirlo. Pasó volando silenciosamente por el oscuro pasillo
entró en su salón, traspasando la puerta.
-Ahora sé como se siente Binns al hacer esto, la única diferencia es que yo sí entro por la puerta –Severus rió en sus adentros -.Pero, ¿cómo le harán los alumnos para entrar, si yo no puedo abrir? –se preguntó así mismo y se fijó en el reloj que estaba en la pared y vio que aún faltaban 20 minutos para poder inicia la clase, la puntualidad había sido una de sus virtudes y estando muerto ahora, no podría dejar de serlo.
-¿Acaso tienes problemas, Severus? –el Barón sanguinario hizo su aparición en el estante de pociones peligrosas.
-Me preguntaba como abriré el salón para que puedan pasar los alumnos –le explica.
-Bueno, las llaves para ti ya no son necesarias. Iré por Filch para que te abra el salón todas las mañanas a partir de hoy –Severus asiente y el barón abandona el aula.
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En el pasillo principal. Filch se encontraba riñéndoles como de costumbre a los gemelos Weasley, dado a que estos habían aventado cierta cantidad de bombas fétidas.
-¡Pero estoes el colmo! –Filch les gritaba.
-Ya no te enojes, deberías de agradecernos de que ahuyentáramos a Peeves
–decían
los gemelos, mientras que parecía que la Sra. Norris estaba
paralizada
por el olor.
-¿Y que explican de mi gata? –el conserje la señaló.
-Pues no es nuestra culpa que sea tan delicada –Fred y George vieron que incluso los cuadros tenían tapabocas.
-¡Ja, ja, ja! –Vieron venir a Peeves con una gran bomba fétida -¡Ahora va lo mío! –está a punto de arrojarla, cuando de pronto…
-¡Qué haces Peeves! –Infartado, el poltergeist alcanza a ver detrás de él al barón -¡Hazme el favor de no aventar eso aquí! –lo corrió y Peeves salió volando hacia los jardines donde su grandiosa bomba le explotó en las manos y lo dejó apestando aún más.
-Jajajaja –Severus se rió al verlo, ya que decidió salir al jardín en lo que abrían su salón y comenzaba su clase.
-¡No te burles de mí, Gasparín! (Por lo pálido y por que es el fantasma más joven que existe en Hogwarts) –Peeves se alejó molesto, y de nuevo en el pasillo principal.
-Sr. Filch, quiero saber si usted le haría el grandísimo favor a Severus de abrirle su salón todas a las mañanas, a partir de hoy –Filch asiente, mientras castiga a los gemelos y les pide que alejen todo el mal olor.
-Que peste –dijo Harry al pasar.
-Bah, Peeves quedó más mal oliente –le explican al trío y ellos se ríen.
-Hasta el profesor Snape se dio un coctelazo con eso –le platica George.
-Tan siquiera ya se ve un poco mejor –el trío baja a la mazmorra.
-¡Sr. Potter! –Mc Gonagall se dirige al encuentro de los tres.
-¿Ocurre algo profesora? –Harry se giró a verla.
-Dice el profesor Dumbledore que el digas al profesor Snape que cuando acabe su clase, pase a hablar de inmediato con él –Harry asiente y después sigue a sus amigos y ven a Filch abriendo el salón.
-¿Y el profesor Snape? –preguntó Malfoy, quien también llegó en ese momento.
-Aquí estoy –el fantasma hizo su aparición.
-Buen día profesor –lo saludaron todos los alumnos.
-Buenos Días –Severus los dejó pasar y les dijo que hicieran la poción del encogimiento, crecimiento, mientras Draco ayudaba a poner las instrucciones en el pizarrón.
-Aún se ve un poco triste –le comentó Hermione a sus amigos.
-Le costará trabajo recuperarse –dijo Harry y los otros dos asintieron.
-No vayas a olvidar darle el recado de Mc Gonagall –le recordó Ron.
-Descuida-Harry se pone a cortar, tiritas muy finas de piel de pulga.
-Y para el crecimiento es hacer polvo los pelitos de una cola de jirafa muggle –Hermione leía y Harry se rió.
-Pues a ver si no nos crece sólo el cuello –Harry se seguía riendo.
-Pues sí no hacen bien la poción, puede que sí –el profesor Snape se puso detrás de ellos (Lo cual les provocó un susto)-, y 5 puntos menos para Gryffindor –se fue volando entre los demás estudiantes para checar las pociones -¿Cuándo será la ocasión en que usted lea las instrucciones con la cabeza y no con los pies, Sr. Longbotton? ¡Repita la poción! –le ordenó y Neville brincó por el susto.
-Pobre Neville, nunca da una –Ron movía una de las pociones con cuidado, para que no se echara a perder.
-Sr., le tengo una noticia –dijo Malfoy –creo que esta vez la poción del crecimiento me esta negada a salir (Eso es lo que él cree) –
Severus se acerca a él.
-Pues yo le tengo otra Sr. Malfoy… La poción está bien y por esa mentira –levantó la cabeza después de checar la poción -… Slytherin tendrá 4 puntos menos –Por la impresión, Draco dejó caer la cuchara y Crabbe y Goyle cayeron de cabeza dentro del caldero -¡Ustedes dos sálganse del caldero! –les ordenó, pero no salían.
-Creo que les ha crecido la cabeza y están atorados –señaló Hermione y todos se acercaron al caldero.
-¡Recuerden que yo ya no puedo sacarlos! –les ordenó Snape.
-Sólo espero que les crezca el cerebro –dijo Ron, y Harry viendo el gran problema iba a meter las manos al caldero para sacarlos.
-Sr. Potter, si va a ayudar será mejor que se ponga esos guantes especiales para que la poción no lo afecte –Harry así lo hizo y le pasó otros guantes a Draco quien se los pedía.
-Profesor ¿olió lo feo que olía Peeves en la mañana? –dijo Pansy Parkinson.
-No seas tonta, el profesor Snape ya no respira, recuerda que ya es un fantasma –dijo Draco mientras intentaba sacar a Goyle.
-Muy bien –cuando lograron sacar a los dos, vieron que sus cabezas habían crecido 4 veces más que su tamaño normal.
-Que horror –dijo Dean Thomas y Severus le pidió a Draco que sacara de su armario una poción morada verdosa y le pusiera dos gotas a cada uno en la cabeza.
-Sí profesor –Draco fue al armario y sacó la poción, pero un pitido dado por Peeves, lo asustó y le hizo arrojar el contenido de la poción sobre las cabezas de sus dos compinches y ahora sus cabezas se redujeron al tamaño de una nuez.
-Perfecto, al tamaño de su cerebro –Ron rió.
-Ach –dijo Severus –Sr. Malfoy. Tendrá que quedarse después de clases para que haga la poción de la normalidad.
-Sí Sr. –Draco fue por un trapo para limpiar su desastre.
-Em, profesor –Harry se acercó a él -.El castigo de Malfoy tendrá que esperar –Snape se giró a verlo.
-¿Y desde cuándo decide usted a que hora se deben de castigar a los alumnos? 10 puntos menos a Gryffindor –ordenó Snape.
-Está bien profesor, pero es porque el profesor Dumbledore quiere verlo a usted, terminando esta clase –le informó.
-Acepto mi error y una disculpa a usted Sr. Potter. Pero no retiraré mi decisión de quitarle 10 puntos a su casa .Sr. Malfoy: deje lo que está haciendo y haga lo que le pedí para que ayude a sus amigos –Draco asintió y guardando los ingredientes que ya no utilizaría sacó los otros.
-Aún quedan 15 minutos para que acabe la clase –Harry consultó su reloj.
-Es tiempo suficiente para que Malfoy termine la poción –Señaló Hermione.
-Aún así no me agrada que Snape nos haya quitado 10 puntos por su error –Ron guardaba 6 pociones para darles las suyas a sus amigos.
-Así es él, que quieres –Hermione las etiquetaba.
-¿Es que ni siquiera muerto s ele quitará esa manía? –dijo Ron con queja y Hermione lo pisa –Ayyy –se quejó.
-¡Pudo oírte! –dijo la niña con reproche.
-Pero Snape ha cambiado un poco, castigo a Malfoy y les ha quitado puntos también –Harry fue a poner las pociones en el escritorio para que Snape las revisara cuando tuviera tiempo.
-Ya quedó la poción, profesor –le indicó Draco.
-Veamos, ahora póngales una gota a cada uno –Draco así lo hizo y las cabezas de ambos regresó a la normalidad -.Muy bien, pueden irse –Severus esperó a que todos los alumnos se fueran para subir con el director.
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Continuará…
¿Qué
le dirá Albus a Severus?
