La casa Halliwell.

Cuando se creía que las hermanas Halliwell ya habían derrotado al mal, éste apareció de pronto. Pero ellas ya habían cumplido su cometido como embrujadas, había llegado la hora de pasar el testigo a sus hijos…

La vida de Piper había continuado sin demasiados cambios, seguía con sus dos hijos, Wyatt y Chris y manteniendo su "extraña" relación con Leo. Por su parte, Phoebe se había asentado sentimentalmente como pareja de Jason, a quien le había rebelado sus poderes mágicos, pero a pesar de ello, Jason viajaba continuamente y se veían poco. Aún así, Phoebe tenía un gran consuelo, su hijo Paul, quien vivía también en la casa Halliwell.

Paige por fin había conocido al hombre de su vida, George, su jefe, a quien había conocido en su nuevo trabajo como secretaria de éste en una empresa de transportes. Paige se había casado, al contrario que Phoebe que mantenía su soltería, y había tenido una hija, Sarah.

Así estaban las cosas en la mansión Halliwell, cuando el se creía el mal erradicado y de pronto llegó a los oídos de las embrujadas como el mal quería resurgir de nuevo. Pero ya no tendrían que ser ellas las que lo combatieran, sino sus hijos.