Beyblade
Genero: Yaoi.
Pairings: KaixRei, TakxMax
Disclaimers: No poseo ni a los chicos ni a la serie...pero la historia si es mia
Warnings: Angst, (mucho!) Drama, mmm...esperanza, quizas el anhelo...y...lo demas me lo reservo.
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Los recuerdos no pueblan nuestra soledad,
Como suele decirse; antes al contrario,
La hacen más profunda…
Gustave Flaubert.
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La mañana, anunciada por el chirrido de las aves en cánticos llenos de holgorio sumido en la felicidad de ver un nuevo día nacer, el sol reaparecer, luego de la muerte cruel de la añoranza bajo el manto nocturno, cuando todo su mundo se oscurecía volviéndose nada y llenándoles de un miedo corrosivo. Sin embargo para él aquel manto luctuoso no se levantaba cual cada mañana, se conservaba íntegro, imponente, cual muralla se extiende sobre las tierras infértiles de un pueblo que muere día con día en penas y hambre, con un rey cuyo deseo de vida ha volado lejos, condenando la esperanza que azotada en aquel calabozo lleno de humedad y vicios.
Despierta como cada mañana, empapado en sudor, con la mirada perdida directamente clavada a la monotonía de un techo que ahora no es de su habitación, pero que podría confundirse como tal en aquella situación, el frío que carcomía su piel en aquellos instantes no se ha esfumado, continúa, persiste sobre su piel, aguijoneando la sensación quemante de la ventisca inhumana en la era de hielo.
Pero es imposible, no puede tener frío, se encuentra en la cama, bajo las abrigadoras mantas que una noche antes le habían sido proporcionadas, dentro del calor de la habitación que lograba el ambiente pesado de una mañana de verano, pero tenía frío, uno que se había filtrado hasta sus huesos carcomiendo lentamente en la búsqueda vehemencial por encontrar su alma para comerla a grandes bocados, encargándose de hacerlo con hambre voraz, deglutiendo cada rastro de vida saboreado sobre su paladar la tangible muerte.
Inconscientemente, muevo mi mano al otro lado de la cama, palpando el calor que debería estar ahí, curándome de la pesadilla, sosegando mis ánimos, girando su mirada para decirme que todo aquello no constaba más que de un mal sueño que debería olvidar tras el desayuno, pero me topo con un inmenso vacío, no hay nadie a mi lado. Sé que no lo hay, pero un mecanismo automático me ha hecho pensar que tal vez el sueño lo haya traído de vuelta, que quizá no he despertado desde aquella mañana, que al abrir mis ojos no me encontraré en la inmensidad de la habitación, con único acompañante, al viento egoísta que aún susurra a mis oídos, bailando en burla sobre mi ansiedad.
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"…Candor…"
El mar…excelsa maravilla de la naturaleza, imponente en su gran extensión albergando los más increíbles misterios de la vida. Ahora se extendía frente a sus ojos el centelleante color azul digno a comparación solo con la majestuosa cúpula del cielo en una mañana despejada, pero ahora no era de aquel modo, si bien el sol radiante se oponía con fuerza a los deseos de las personas urbanas, aquel día los pocos bañistas disfrutaban de la refrescante brisa marina golpeando su rostro para llenarle de aquel sabor salado que desprendía cada ola que sobre la orilla se precipitaba, creando aquella cortinilla de espuma blanca que hasta ahora parecían disfrutar con deleite.
Pero incluso el mar no era digno de recibir aquella fría mirada, cuya hermosura radicaba en el más profundo de sus misterios, de los cuales ni los abismos marinos podrían llegar a compararse, envidiando la fortuna de ser la única persona que podía fácilmente colapsar tal belleza con una sola mirada.
No, aquellas amatistas hallábanse concentradas en la lectura que sus manos sostenían, acariciando la suave pasta azulada cuyas letras apenas eran notorias debido a la tinta oscura con las cuales habían sido escritas, la diminuta remembranza de poesías dentro de la gran biblioteca a la cual, siempre había restado valor, era tan ínfimo pensarlo, pero desde aquel día, su gusto por la lectura clásica había acrecentado el ímpetu curioso sobre aquellos que el dueño de tan talentosa mano habían inspirado.
"Max!!! Alcanza la pelota!!!" escuchaba las llamadas en fuerte voz expresadas por la vida misma de aquel muchacho alegre que en su vida había representado su némesis, y al cual había aceptado finalmente en su pequeño círculo, cada uno, cuya característica le hacía único, de su monotonía le habían rescatado, y muy dentro de su persona, se hallaba agradecido.
"Espera Takao!!!" uno más, cuya voz infantil hacía gala en cada expresión de jugueteo que ahora llevaba acabo, amor no confesado hasta ese día, el cual se había vuelto obvio a sus ojos, e incluso, cofre de secretos se había vuelto, al pequeño rubio que a su corazón cautivaría.
El sonido de las olas golpeando sobre la arena, arrastraba la suavidad de aquella piel, de la única voz que no había hecho eco aún en sus oídos, para entonces había partido por una bebida que sosegara el calor que por aquel cuerpo se extendía, ofreciéndose con aquella amabilidad cual característica única de un ser lleno de virtudes, capaces de opacar con facilidad cada uno de los defectos que tan minúsculos se volvían al solo escuchar la voz armoniosa de la cual hacía gala, reblandeciendo su escatimado corazón.
Sus manos pacientes posándose sobre la frágil hoja que ahora pasaba frente a sus ojos, dejando atrás aquel fragmento de poesía que culminaría en la próxima página, hablaba aquel poema la máxima de un amor inconfesable, que solo ser escuchado se condenaba de incorrecto y ante la sociedad cuyos ojos reprobarían el acto, sumergidos en el egoísmo vano de no poseer en sus corazones aquel amor que cual artista destilaba la mano anónima de aquel relato, tan lleno de vítores y calamidad.
No por ello dejaba de ser una obra cuya magnificencia superaba lo ordinario, cada página de aquel libro plagábase del perturbador tumulto emocional que a aquel hombre comía desde el alma al no poder expresar libremente, lo que aquel sentimiento gritaba desde su pecho degradando su ansiedad, volviendo al amor el aire más terrible a respirar, ahogando su persona, hasta la misma muerte, traída en la propia vida cual sentencia de su acto pecaminoso.
"Kai?" refinada voz colándose a través de la ligera capa significada entre sus oídos y latido ferviente de su propio corazón, volviéndose ajeno a la frialdad que con elocuencia solía representar ahora frente al extranjero de origen chino, cuya barrera había ido rasgando lentamente sin percatarse siquiera del efecto que sobre él sostendría. Si…era su voz, ninguna otra podría hacerle sentir de aquel modo…
Divinas sus joyas escarlata, dejaron el libro justo antes de la trágica obra comparable solo al tormento de cumbres borrascosas, aquel autor que casi había olvidado por completo, pero cuya obra había quedado implícita dentro de su cabeza durante muchos años más. Delante suyo, se encontraba la más pura representación de un sueño onírico, tan irreal que en ocasiones podría afirmar que solo se trataba de un basto espejismo creado por su corazón solitario, pero al escucharle hablar, ver aquellos ojos llenos de vida con promesas al futuro daban a su interior calma, era real.
"No quieres una bebida?" los graciles rasgos ablandándose para ofrecer una hermosa sonrisa posada en cada facción refinada de su rostro, su mano levantada ligeramente alcanzando con ella el líquido que pudiese refrescar sus sentidos dentro del calor agobiante de la playa, los ojos llenos de ilusiones si él tomase entre sus manos aquello que ofrecía.
¿Por qué siempre en aquella mirada se plagaba aquella sutil emoción cada vez que él aceptaba algo que le ofrecía? ¿Por qué aquella esperanza por la cual la ilusión culminaría cuando él recibiese algún detalle?, no lo comprendía, como aún no podía llegar a entender del todo, aquel fuego que dentro de su pecho se extendía cual vorágine fuerza derritiendo el hielo de su mirada solo al verle radiante de aquella felicidad inicua expresada en cada sonrisa confirmada con su voz.
El libro fue depositado con flemático parecer sobre sus piernas estiradas en la silla la cual le había sostenido de la caliente arena durante mucho tiempo, sus amatistas movidas por el deseo creciente sobre el cual notar la alegría en aquella mirada con un acto tan simple como recibir aquello golpeaban fuertemente dentro de su corazón. Su mano guiada por la apremiante emoción tomaba finalmente aquel ofrecimiento con la propia, el frío metal-plástico que contenía la bebida golpeó su sentido del tacto enviando una ola de percepciones extrañas a través de todo su cuerpo, pero sin lugar a dudas, placentero.
Aunque el mutismo continuaba estableciendo espada y flecha en aquella amistad, surcando la peligrosidad que el mismo Hiwatari hubiese establecido entre ellos, continuaba creciendo entre los espinosos rosales de pétalos rojizos y aquello de increíble color vulpino. La bebida fue llevada hasta sus labios depositando el frío dentro de su boca con paciencia enfermiza para un corazón ansioso, no para aquellos ojos de rasgos felinos, apreciando cada movimiento en las facciones rusas que pasando tanto tiempo, había aprendido a reconocer las pequeñas señales en aquel rostro que siempre se mostraría imperturbable.
"Gracias…" ni él mismo pudiese creer entonces aquellas palabras abandonando sus labios, reconociendo que dentro de aquel espacio, el neko formaba parte y a partir de ese entonces, lo sería para mucho tiempo adelante…el futuro prometía, y él…deseaba creer.
"No hay de que…Kai" si, esa sonrisa parecida al paraíso perdido, los secretos de sus ojos, la alegría de su rostro, la perfección de su cuerpo. Jamás hubiese existido en su mundo, en la vida, criatura más excelsa que aquel cuyos rasgos característicamente felinos, le volvían algo tan inigualable, ser que desplegaba ante la vista de cualquiera, cualidades infinitas de cálido interior, capaz de contagiar incluso la incipiente tibieza que su corazón deseaba representar.
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"Ray?...." susurra con un hilo de voz, esperando que se hubiese levantado para hacer algún encargo de la mañana, que hubiese estado ahí, quizá tomando una ducha, que en cualquier momento saldría detrás de aquella puerta tan quieta que se sostenía frente a sus ojos con frialdad asfixiante.
Pero el silencio es mas grande que el frío…
"Por qué no vienes aquí?...Ray… por qué?..." es ya una pregunta retórica, nadie le responderá al llamado y esa verdad la conoce mejor que nadie, quien más para experimentar el dolor que la propia persona que es capaz de sentirlo, degradándole lentamente desde aquel lugar que ahora se desvanecía en vacío.
Se que nadie me contestará, que no acudirá solícito a mi llamado…No está fuera preparando algo, no se encuentra detrás de aquella puerta de madera, no hay nadie al otro lado de la cama, ni en el otro extremo de la casa. No hay nadie aquí, ni lo habrá…
Recuerdo el sueño y me aferro a él como si pudiese significar la salvación de mi alma, de mi existencia, no encuentro que más pudiese hallar a mi alrededor, algo que me ayudase a encontrarme de nuevo sin la abrumante sensación de frío…me siento derrotado, engañado, degradado por dentro…salvajemente desgarrado por una soledad que me abraza desde mi nacimiento, por breves instantes quise escapar…pero no, soy suyo, no puedo ser de nadie más…lo repitió, lo dijo, lo estipuló…hay una marca en mi…la siento, cercena mi piel, donde tus besos debieron haber apaciguado el dolor…Ray…estoy abatido, extenuado…basta ya!.
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"…Incipiente…"
El viento cálido más allá del medio día aún golpeaba su rostro, removiendo aquel cabello azulado al deslizarse entre cada fina cuerda que, suave como la misma brisa, golpeaba su rostro en caricias propias que hasta aquel día, nadie más se hubiese nunca atrevido a proporcionarle, miedo, rencor, odio, indiferencia quizá…pero hasta ahora, ninguno le habría enseñado, el calor que una mano pudiese proporcionar sobre el frío de su piel.
"No I can't forget this evening...or your face as you were leaving..." su voz, llegaba hasta sus oídos admirándose de aquel canto ruiseñor, las deliciosas notas que ahora su oído disfrutaba con fruición colándose hasta el fondo de su alma. La mirada rubí viajó de aquellas letras del libro hasta posarse de soslayo directamente sobre la figura, sentada a su lado, dueño de aquellas palabras que de sus labios habían escapado. Al parecer entonces, sintiéndose cohibido ante la intensidad de sus ojos buscaría respuesta de aquella que le juzgaba "…lo siento Kai, no quise interrumpir tu lectura…"
Se disculpaba, ¿sobre qué?, no era su falta, el mismo Kai rehuiría de su mirada al verse al espejo, tanta frialdad quemaba…aún se preguntaba, como era que sus compañeros hubiesen resistido tanto tiempo, aquel destructivo modo de mirar que poseía.
"Te intimida que te observe?" aquella pregunta retórica se había formado muchas veces dentro de su cabeza, él, jactándose tantas veces de su omnisciencia no tenía la respuesta sobre aquel gran enigma que representaba a su persona, el joven de origen chino.
"No, no es eso…" las mejillas tornándose con un hermoso tono rojizo subiendo a través de la piel pálida ahora revestida de vergüenza, los ojos vulpinos escondiéndose tras su cabello negro, como si ello pudiese representar la salvación a algo tan inconfesable como la historia de amor borrascoso de aquella poesía que yacía ahora semirecargado en la maleta de al lado.
"Entonces ¿qué es?" si, él mismo reconocía el tono peculiarmente curioso en su voz, había necesidad, el saber la respuesta se había vuelto entonces menester, sus ojos, siempre fríos restándole importancia a cada acontecimiento que sobre su vida surcaba, ahora demostrarían una emoción compleja a punto de desbordarse, aduciendo como única prueba válida la palabra que no sabría que escucharía, era obvio, nunca se lo había planteado.
"Bueno es…" las palabras parecían haber muerto entonces dentro luego de que aquel hilillo que representó la voz ajena hubiese abandonado toda posibilidad de expresar más allá de dos tres sílabas, casi dirimiendo la escasa esperanza que guardaba de escuchar algo que aún no comprendía que era con exactitud "…Kai…me gustas…"
Y fueron aquellas palabras las que sentenciaron cualquier hecho venido después de ello, el mar único testigo de aquellas palabras que el viento arrastraría hasta sus oídos…con la calidez de aquella caída del sol tras el horizonte…el corazón entumido por el frío…volvía a latir….
TBC.
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N. de A: que triste es saber que un trabajo deja de ser atractivo a los lectores, verdad? …bueno creo que es sucede con esta historia, y de verdad lo lamento. Pero bueh…a quienes aún leen, y más a quienes dejan un mensaje para dedicar unas palabras les agradezco profundamente, lo lamento por aquellos quienes no lo hacen ya.
Galy: gracias por los cumplidos, pero sublime no…quiza solo por un estilo distinto, pero gracias! Me esponjo como pavoreal. Y de Ray…te imaginas que hice?
Maraya: no he sabido de ti, donde andas que no te has conectado eh? Gracias por tus comentarios.
Sorceres Edea: Uy pues gracias, muchos adjetivos positivos para mi ego…mentira, besos.
Ishtar: muchas gracias, y disculpa hacerte leer la historia tantas veces, pero no puedo evitar escribir asi…raro no? Tus dudas seguro aclararan pronto.
BlackMime: tnk you tu siempre tan fiel lectra…y aun no has visto como va a sufrir hum…
Fantasma: gracias por leer okachan.
Kurisu: chica tenes mi admiración y asi sera por siempre, muchas gracias por tus comentarios, me subes los animos y me parece encantador la forma en como te expresas, gracias.
Chica rara: verdad…me estaba faltando por ley tu review, que bueno que te haya gustado el capitulo y el poema, de paso puse de quien, no vayan a decir luego que lo tome sin permiso, gracias por tus comentarios.
Ladyaylen: Irasema gracias, te falta leer lo que sigue, y claro, gracias por ser amiga y soportarme tanto.
Nos leemos gracias a todos.
