Gracias a todos espero solucionar mas dudas que dar mas

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La noche en cualquier momento cubriría con su manto a la ciudad de Tokyo, en algunos puntos la luz del atardecer cubría con hermosos colores dorados y sepia, era la hora del crepúsculo, la hora en que no hay sol pero hay luz, momentos en los que aparecía la primera estrella y las luces artificiales.

-una frase - cuidadosamente Shiryu leyó los dedos de Hyoga- de 3 palabras, primera - por cuarta oración comenzaban, Hyoga había decidido como último recurso usar aquel juego americano en el que la gente traba de adivina palabras con solo ver los movimientos y los gestos del otros hasta conseguir una frase o una idea, el rubio creyó que seria fácil, pero no contaba que sus amigos hubiesen jugado poco y no estuvieran acostumbrados. El personal del hospital tampoco ayudaba, ni le ayudaban a servir d interpretes ni le dejaban ir.

-déjense de tonterías -despertó al fin Ikki, su tono característico llamó la atención de todos, sin mas ni más se puso de pie y caminó hasta donde estaba Hyoga quien simplemente le miraba tranquilo -ese estúpido juego los ha hecho perder el tiempo -Seiya reaccionó al instante poniéndose junto a Ikki en caso que su voluble carácter fuera a recaer en su amigo ruso - por lo que entendí de tus amigos -continúo en tono sarcástico mirando a Hyoga y después a Seiya y volviendo de nuevo a Hyoga -es en esta hora que en que nos puedes ayudar

Hyoga abrió los ojos muy grande, en cierta forma el fénix tenia razón, asintió levemente. Ikki sonrió -vamos que es poco el tiempo -Saori, Jabu, Seiya y Shiryu intercambiaron miradas de sorpresa, Hyoga se levantó tratando de seguir a su camarada, fue ayudado por Seiya a no perder el equilibrio -bien que Seiya venga con nosotros y nadie mas -aseguró mientras se quejaba un poco de algunas leves heridas mientras se ponía una chamarra, posiblemente de Jabu.

-A ningún lado van los tres -intervinó Tatsumi, había hecho de vigía en la puerta todas estas horas en vista que no había nada mejor, la fundación había retrasado el traslado, las juntas de la tarde canceladas. Que tarde mas extraña sin decir lo aburrida para el pobre Tatsumi.

-¿quieres probar? -amenazó Fénix, no estaba dispuesto a perder un solo segundo mas en esta clínica, a lo que Tatsumi dejo el paso libre.

-es la hora del crepúsculo -murmuró Origa alzando la vista al cielo, contemplando las últimas horas de luz sin sol -debo irme

-Es cierto -sus ojos llenos de tristeza contemplaron la nieve con algunos pétalos de la flor del cerezo, blancos como la nieve, ocultándose en esta al tocarla. -Creo que tu hijo ha de extrañarte mucho.

-no tanto -sonrío la rubia acercándose para darle un beso en la frente -como tu a él.

Shun alzo la vista para preguntarle, sus ojos no la encontraron, una brisa fresca movió sus mechones verdes, una risa a lo lejos le hizo girar, la silueta de la mujer se alejaba, se desvanecía entre la nieve que volvía a caer.

Suspiro.

Las sombras crecían entre las tumbas del cementerio de Aoyama elaborando complejas siluetas de formas abstractas e inverosímiles, la risa de algunos visitantes desaparecían en la infinidad, en poco tiempo se quedaría solo y encerrado en el lugar

Suspiro

Hasta ahora las tierras del cementerio habían sido un gran refugio, tal y como prometio su amor

Pero....

Hacia poco mas de un día que no comía, que no sabia nada de Hyoga, que estaba solo al lado de esa mujer, con un frío extraño. Era la hora del crepúsculo, hora en que estaría a salvo si salía del campo santo, comer algo y encontrar un nuevo refugio. No podía acudir a su hermano o los demás, serian atacados por

Ikki- murmuro recordando a su hermano mientras se ponía en marcha -Hyoga......

En cuanto salió de la clínica, Hyoga se llevo una mano para proteger sus pupilas de los últimos vestigios de luz, Saori y Shiryu notaron este comportamiento, ambos se salieron con la suya para acompañar a Ikki.

Una hermosa mujer nipona extendió su paraguas haciendo sombra en la cara del cisne, la hermosa mujer pareciera haber aparecido de la nada, su sonrisa amable invitó a la confianza, sus huellas en la nieve también. Sus cabellos blancos contaban una larga vida, su traje otra, rica en costumbres, usaba un kimono blanco con dibujos de grullas en la nieve. Hyoga agradeció como le mejor pudo, la dulce mujer miró a los presentes con sus ojos negros, profundos y sabios.

Todos le sonrieron recíprocamente.

Saori sintió frío, Shiryu un extraño poder, Seiya peligro.

En cuestión de instantes se desató una tormenta de nieve, la mas terrible que jamas se hubiese visto, la furia de la tormenta sin embargo solo atacaba el frente de la clínica, Ikki se percato al llegar con el auto al frente, ya lo había visto antes, sabia como combatirlo.

Jabu que salía junto a Tastumi en ese momento, fueron atrapados por los vientos y lanzados pocos metros detrás del Fénix, Ikki se concentraba mientras en encontrar el punto mas débil de esta tormenta. Por mas que se recintiera de las heridas, ayudaria sus amigos y amaradas, su mas poderoso ataque puso fin a la tormenta.

Seiya sostenía arrodillado a Saori, claramente desmayada en sus brazos, Shiryu a su lado desplomándose poco después. Y el cisne, en ningún lado.

-¿qué va ordenar señor? -preguntó por de nuevo el joven que atendía el mostrador, Shun sonrío débilmente, estaba hambriento pero no le apetecía nada

-deberías escoger el Golubzy - dijo una voz familiar detrás de él, al volverse se encontró nuevamente con la rusa Origa

-pe-pero...... -estaba asombrado Shun

-2 Golubzy -dijo con una sonrisa la dama al vendedor -no esperaba verte aquí -añadió

Los pajarillos comenzaban a trinar, eran pocos pues en una gran urbe como Tokyo son pocas las residencias que están cercanas a las áreas verdes, el primero en despertar fue Shun, la poca luz que entraba por la ventana inundaba plenamente la habitación, los sonidos del despertar de la ciudad eran como suave murmullos. Shun agradeció una ves mas su suerte, solo tenia que girar un poco y ver el origen de toda su felicidad, sumido en un apacible sueño, delicadamente movió algunos mechones rubios. Nada mejor podía pedir que estos amaneceres junto al hombre que amaba, bueno quizás las noches.

-Buenos días- susurro Hyoga poco después, abriendo parcialmente sus ojos, acariciando la mejilla de aquel por quien podría renunciar a todo.

Hyoga despertó lentamente, el frío de la nieve le cubría una mejilla, mojaba sus ropas y su dorado cabello, como otras veces se levantó, se sacudió la nieve de sus ropas y caminó con rumbo a su apartamento. Por suerte esta ves nadie le había encontrado o recogido, y no estaba tan lejos de casa. La estrella de la mañana recién asomaba, podía sonreír mientras caminaba, recordando todos esos amaneceres junto Shun, cuantas veces había agradecido al destino por tal maravillosa suerte....... y ahora......

Un silbido tierno con tonada infantil le saco de sus pensamientos, un hombre mayor con barba se le acerco sin demora, Hyoga se detuvo para tenerlo de frente.

-Siento haber llegado tarde -se explicó el hombre, un traje de verde muy oscuro le engalanaba

-¡Ese no fue el trato! -reclamó en perfecto ruso al reconocer al hombre quien le entendía perfectamente

-No te preocupes, esta en buenas manos -sonrió - si vas para tu antiguo hogar te aseguro que no esta ahí, ven yo te llevo

El santo de los hielos accedió, era mejor que vagar por la gran ciudad de Tokyo y quizá hasta mas rápido de acabar con todo esto......

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Golubzy, plato ruso, por la preparación se ve delicioso :8101/cocinarusa/seg7.shtml