UU mas despistada no podía ser, gracias por la advertencias.
Gracias a todos por sus comentarios o mas bien sus preguntas pronto todo tendrá solución, creo.
Besos
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-¡¿Digan me que paso?! -exigió furioso Tatsumi en la entrada del gran hospital de la fundación. Estaba realmente enfadado con lo que lo que había pasado el día anterior al anochecer, por suerte nada serio.
-Nadie lo sabe Tatsumi -declaró Saori acompañada de Shiryu, dejando a un Tatsumi resignado a no saber nada mas, a primera hora la habían dado de alta al igual que a Shiryu, al parecer habían caído en un sueño del cual despertaron muy frescos y alegres en la mañana. Aun así las dudas los atormentaban.
Seiya y Jabu esperaban al lado de limosina, platicando amenamente, guardando silencio al verlos llegar.
-¿Cómo estas Saori? -preguntó Seiya primero
-Muy bien Seiya gracias por preguntar -contestó con una sonrisa -¿Has sabido de los demás? -directa al punto.
Ambos santos bajaron la cabeza apenados por no saber la respuesta a la pregunta, Tatsumi se adelanto con ganas de sacarles algunas respuestas....
-Ellos estarán bien -dijo una dulce voz con acento fuerte.
Sorprendidos, todos voltearon a ver de donde provenía la voz, una hermosa mujer rubia con ojos azules, ataviada con un abrigo largo, ocultaba algo entre sus manos de lo único que se podía ver eran unas cuentas doradas y plateadas.
-Disculpen -sonrió ante la cara de sorpresa -soy Origa
En la avenida de oomotesando, cubierta aun de nieve a ambos lados de esta, los trabajadores se apuraban a retirar la nieve y dar paso libre a los vendedores y compradores de esta zona, poco turística y poco conocida de Tokyo, agradable por su poca concurrencia y mas sin embargo con importantes tiendas europeas como la Blueberry.
Hyoga caminaba tranquilamente junto aquel hombre de barba, cuyo nombre aun desconocía, mas era la segunda ves que veía, sus ojos una mezcla de sentimientos, llenos de confianza, paz y sabiduría, no había razón para temerle, no habían intercambiado palabra alguna, justo en la entrada de un parque muy cercano al cementerio Aoyama, unos 5 o7 minutos de distancia tal vez, aquel hombre al fin decidió romper el silencio.
- son como la nieve-
-¿qué cosa? -preguntó extrañado el ruso, deteniéndose al mismo tiempo que su compañero caminaba hacia un cerezo
-los pétalos del sakura -sonrió el hombre volviéndose con la mirada puesta en su mano, en ella había un pétalo de mencionada flor, Hyoga se sorprendió, esta no era la temporada para que florecieran estos arboles y mucho mas al ver un pétalo tan blanco, siempre los había visto rosados.
-es blanco - exclamó
-así es - sonrío complacido el hombre de barba alzando la mirada y observar con detenimiento la cara de Hyoga -eso se debe porque el árbol es joven e inocente, pronto se teñirá de rosa
-¿cómo es eso? -esto sonaba extraño a Hyoga
-Por que en sus raíces han enterrado un cadáver y su sangre teñirá los pétalos de rosa en primavera -explicó entregando el pétalo al sorprendido Hyoga, quien sintió el pétalo en la mano como una gota cálida, llena de sentimientos...... -como testigos mudos del tiempo y del destino, no......... no pongas esa cara -animó al ver la cara de Hyoga, entristeciendo - ya falta poco, ya lo veras, todo saldrá bien.
Un chocolate caliente seria todo su desayuno, Ikki había buscado toda la noche en el cementerio Aoyama, en todos los templos de los alrededores y e incluso había ido al gran Asakasa donde estaba el recito de la deidad mas importante en Tokyo, Asakasa Kannon, la diosa de la misericordia y en ese mismo lugar al alba, hizo lo que jamas llego a imaginar, pidió por su hermano. Estaba desesperado, no sabia nada de él, lo buscaban dos tipos extraños y luego la extraña mujer que ataco o mas bien durmió a sus amigos saliendo de la clínica Izumi haciendo una advertencia muy rara "aléjate de Shun", y lo mas extraño del caso, Hyoga, el único que al parecer tenia respuestas desaparecido.
Cansando y ojeroso decidió descansar un poco, mas para refrescar sus ideas y concentrarse. El parque que tenia enfrente era la mejor opción, sus arboles desnudos y la nieve de alfombra ofrecían una buena forma de relajamiento mental.
Prometía un hermoso día soleado, quizá un poco de frío pero nada mas, bebió un poco de su chocolate antes de escoger una banca en la cual se haya un hombre con la capucha de su abrigo puesta, le pareció conocido el viejo abrigo. Conforme se fue acercando, noto que la silueta tenia entre sus manos un rosario, instantáneamente el corazón se le lleno de alegría, corrió a su lado.
-¡Shun! - grito lleno de alegría
La silueta abrió los ojos a la mención de su nombre, sus ojos verdes se posaron en su hermano, mas su cara no mostró emoción, ni al verle llegar, ni cuando le abrazo, ni cuando recibió algunos besos en las mejillas.
-Por los dioses, estas frío hermanito -exclamó uno momentos después - ¿has estado toda la noche fuera verdad? -preguntó, no hubo respuesta -¿qué pasa? -
Shun simplemente le abrazo y enterró su cara en el pecho de su querido hermano, y comenzó a sollozar. Ikki noto como las manos de Shun soltaron la cruz, no la oyó caer, debió caer en nieve. Respondió el abrazo acariciando suavemente los cabellos de su hermano.
Curiosamente vio caer pétalos como copos de nieve.
El clima agradable invitaba a cualquiera salir a disfrutarlo, un cielo azul raro en estas fechas de diciembre, un sol agradable y lo mejor, escaso frío.
-Tienes el mismo acento que Hyoga -hizo notar Seiya mientras se comía uno de los hot-cakes que Tatsumi traía para el desayuno de todos, instalados cómodamente en una de las terrazas de la mansión
Saori a su lado simplemente sonrío, sabia que no había remedio para su amigo -dime Origa ¿qué te trajo a Japón? -preguntó la chica de ojos lavandas, Origa alzo la vista y sonrió.
-Vine a visitar a mi hijo y a cumplir un encargo -respondió con confianza - ya me siento mas tranquila por ambos. -Los jóvenes sonrieron
-¿pero y.... -estaba a punto de preguntar Jabu con impaciencia, pues al igual había oído de sus labios que había pasado de sus amigos
-¿Da? -preguntó la mujer rusa mirando con sus ojos fríos al Jabu, esos ojos que de algún modo le recordaron a Hyoga
-Si definitivamente te pareces a Hyoga -declaró Seiya tras acabarse un vaso con jugo -si lo conocieras seguro te llevarías bien, aunque es muy frío
-Creó que la palabra que lo define -sonrió la mujer
-¿Tu lo conoces? -preguntó cortésmente Shiryu notando la verdad en las palabras de Seiya
-En cierto modo -sonrió - me debe un favor- añadió, no quería dar detalles, saco de entres sus mangas la cruz con las cuentas de rosario y lo entrego a Saori - deben confiar en que están bien.
-¿pero donde están? -preguntó Jabu con excesiva curiosidad mas que preocupación
-Tu - Origa contestó con voz seca mirando fijamente a Jabu - me extraña que no lo conozcas la respuesta ya, dada tus costumbres - añadió con un tono un poco serio, haciendo que el joven de cabellos cafés bajara la mirada apenado - es mas, en este momento seria bueno que hicieras uso de esa costumbre tuya
Jabu volvió sus ojos a la mujer extranjera, con una agradable sonrisa le guiño, los demás estaban anonadados por el rumbo en que tomo la discusión, Jabu asintió y entro a la mansión rápidamente.
-Que lindo muchacho -exclamó volviéndose a Saori, sostenía incrédula la cruz, estaba pálida y su mirada perdida, una lagrima resbaló vacilante por su mejilla.
-Shun -susurraba Ikki, su hermano aun seguía prendido de sus brazos llorando terriblemente desconsolado, como si nada en el mundo pudiera evitar esas lagrimas.
-sumanai Shun-koi - dijo apenada una voz, ambos hermanos se voltearon a ver, al instante Ikki se pusó en medio de ambos
-nada de perdón, ruso - gruñió ferozmente Ikki, de pronto cayo en la cuenta que había hablado en japonés y no en ruso -Así que finalmente de te dignaste en hablar, no sé que le hayas hecho a mi hermano pero de esta no te salvas -dijo furiosamente lanzando su puño a la cara de Hyoga.
-Lo siento - dijo una amable voz sujetando el puño a escasos centímetros del rostro del rubio, Ikki miro furiosamente al intruso, un hombre de mediana edad con barba, no lo había oído llegar, es mas ni siquiera estaba allí hace unos segundos -debo pedirte por tu bien que te relajes -sonrió el hombre, al momento alguien sujeto a Ikki por los brazos, eran los dos tipos del día anterior.
-¿pero que cree que hace.....-exigió muy enfadado,.
-Sera rápido -dijo el hombre sonriente tapándole la boca. Estos tipos tenían algo que siempre lograban detenerle, no sabia porque y observo resignado.
Hyoga miro a Ikki y después a Shun, se arrodillo ante él y su mirada aun abarrotada de lagrimas
-Shun, lo siento -volvió a decir en ese mismo tono de vos
-ya no mas - sollozó abrazándose al rubio, llorando.
Ikki se vio liberado de los tres hombres, estaba demasiado sorprendido, seguía sin entender nada, los miro un buen rato, su teléfono hizo el milagro de sacarlo de esa sorpresa.
-Ikki! -exclamó una voz a todo pulmón
-¿qué quieres Seiya? Eres tan oportuno veces -dijo
-Te-tenemos noticias de Hyoga y Shun -balbuceó Seiya
-Muy tarde, estoy con ellos genio -dijo con cierto tono de victoria y sarcasmo
-¿Ikki? - una suave voz femenina muy familiar le hablo lo mas tranquilo que pudo, simplemente le había arrebatado el teléfono, se escucho claramente a alguien limpiarse la nariz -Escúchame bien lo que te voy a decir, no es nada fácil - escucho silenciosamente, volteándose, para ¿no ver a su hermano llorar en los brazos del ruso otra ves?, ¿para no interrumpirlos?, ¿costumbre?, simplemente lo hizo.
-Junto a ti están tres hombres verdad? -preguntó Saori
-asi es ¿cómo lo sabes? -cuestionó en voz baja
-¿y un de ellos es barbudo? -volvió a preguntar haciendo caso omiso a Ikki
-Son Oni de Emma-oh respondió....
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Sumanai Shun-koi -literalmente lo siento Shun amor
Oni, una clase de demonios japoneses que no son buenos ni malos
Emma-oh dios japonés del inframundo, que es ayudado por los demonios oni de piel roja o verde a buscar y cazar pecadores.
