Creo que me tomo demasiado tiempo escribir esta parte....... en parte porque alguien quería que tuviera un final feliz y que no lo hiciera nada a Usagi, digo Shun..... ; no es que le tenga miedo a ser comida viva sino que...... me gusta mas la idea de hacerlos sufrir......

Creo que esto ya cobra mas sentido tenia fe en que este fuera el último...... pero no fue asi. Ya los dejo y siento siento que me haya tardado tanto para tan poco.

Espero no tardarme tanto......

Besos.

-Nos esperaran - dijo Shun abrazando a Hyoga, el viaje en el subterráneo había sido mas rápido de lo esperado, tenia que serlo, aquellos tipos que habían interrumpido en su apartamento les habían metido tremendo susto. Shun al igual que Hyoga tenia sus dudas, un par de tipos comunes y corrientes, aparecen en la puerta de su apartamento momentos después de recién entrar, Hyoga amablemente los disuade de marcharse, estos se convierten en seres con un cuerno en la cabeza, enormes, fornidos, tres ojos, pies con tres dedos, causan problemas, y como sea logran huir. Son poderosos y no quieren preocupar a sus amigos en una noche tan especial.

-¿quien te contesto? -preguntó Hyoga tratando de analizar la situación, abrazaba protectoramente a Shun, mientras él se entretenía con el teléfono celular

-Fue Seiya -respondió Shun, guardando el teléfono, en una de sus bolas -se oía muy feliz, no creo que sospeche nada

Hyoga le sonrío, se podía confiar en su amigo Seiya, por lo despistado que podía ser algunas veces.

Una dulce voz anuncio en el altoparlante la llegada inminente a la estación de Hibiya, a partir de esta estación ya faltaba por lo menos unos 20 minutos mas en el subterráneo y otros 10 caminando para llegar a la mansión, para llegar con sus amigos.

"Tenemos mas información sobre los extraños sucesos acontecidos en la víspera de Navidad, en la estación de Hibiya, al fin se localizaron a los dos sospechosos y son llevados por la policía para su interrogatorio, las víctimas de tan terrible incidente fueron ingresadas varios hospitales de la cercanías....."

Jabu apago el televisor al sentirse rodeado por sus compañeros

-Ellos están bien -repitió Origia acompañando a Saori y sus amigos

Seiya sintió un gran nudo en su garganta oír estas palabras, Shiryu permaneció en calma, algo no encajaba en este rompecabezas, al ver a Saori con la mirada un poco triste sosteniendo la cruz, medito un poco, era imposible que ellos estuviesen en un hospital, si la tarde anterior Ikki aseguraba haber visto a su hermano en el cementerio Aoyama, y él mismo había visto a Hyoga en la clínica Izumi.

-Esta bien -siguio un poco mas la charada de la mujer, noto que Jabu la veía con cierta admiración al igual que Seiya, Saori con el rosario parecía perdida en algún sueño, se pregunto ¿Qué clase de control ejercía sobre sus compañeros? ¿Y porque él no estaba bajo ese dominio? Seria prudente y paciente con la mujer rusa.

En el parque, el sol aumentaba su temperatura, la blancura de la nieve se volvía con cada hora mas intensa, en Ikki de pie observaba incrédulo a su hermano, pero aun mas sorprendido al ruso que le abrazaba y consolaba, se veía extraño a como lo había visto ayer en la clínica, muy saludable, sin ningún rasguño,. El hombre barbudo sentado en la banca, de cuando en cuando con un pañuelo se limpiaba o fingía limpiarse lagrimas de su rostro, los otros dos aun seguían postrados al lado de Ikki, quien no podía creer la historia que le habian contado los tres tipos, estaba demasiado sorprendido, nada tenia sentido, salvo ver a su hermano un poco mas tranquilo en los brazos del ruso, tratando de confortarlo. ¿Qué debia hacer? ¿Dejar que el rubio se llevara a su hermano nuevamente? ¿permitir que su hermano sufriera?, las palabras de Saori, los demonio oni, todo cuadraba muy bien. El torpe de Hyoga era un Yubei que regresaba por su hermano

Lo siento Shun-koi , lo siento -Hyoga se esforzaba terriblemente para respirar y hablar en brazos de Shun

-no hables Hyoga - sollozaba con voz ahogada en lagrimas - por favor, no te vayas, recuerda nuestra promesa - suplico conteniéndose el inevitable llanto, el miedo llenaba su corazón, el miedo mas grande se realizaba.

-no me apartare........ -susurró una ves mas Hyoga, tratando de dar fuerzas a su amor, dándole a entender que lucharía para quedarse con él, como fuese.

- Hyoga-koi....... no -le abrazaba Shun como si la vida se le escapara irremediablemente, como si su mas preciado tesoro estuviese marchándose.

La gente corría espantada, algunos se quedaban a ayudar a los heridos, otros llamaban a emergencias el caos era dueño de la situación, la muerte miraba a los desafortunados, muchos estaban en el lugar equivocado, aun no era su hora, otros ya estaban listos.

Ikki solo de pensar en esas palabras, le hizo tomar una decisión, esperando no tener que retractarse otra vez, ya había tenido suficiente con la primera al prohibir que su hermano andará con Hyoga y al final terminará marchándose con él. Para esta decisión tendría que ser sumamente rápido y muy preciso, miro disimuladamente a los dos tipos a su lado, miro al hombre barbudo y después a su hermano, finalmente se había calmado.

-Bien -distrajó el hombre barbudo -creó que nuestro convenio termina aquí -Hyoga alzo la mirada, con una mezcla de alegría y agradecimiento. -Ya es hora que "nos" marchemos -ese "nos" fue suficiente para Ikki, uso toda la velocidad adquirida en todos esos años de entrenamiento y batallas, para brincar efectuando el llamado salto del tigre, incorporándose igualmente rápido, propinar un buen derechazo al ruso y cargar a su hermano en carrera desesperada al lugar que sabia estaba su auto.

Los demonios Oni pillados de sorpresa solo atinaron en seguirlo hasta el auto y verlo perderse entre las calles de la inmensa Tokyo.

Hyoga fue ayudado por el hombre barbudo -esto complica las cosas - le dijo en aire burlón, el rubio solo le dedico una mirada molesta, el hombre sonrió como disfrutando de aquella mirada.

-Dime Hyoga -susurró una voz masculina suave y hermosa, que a pesar del constante murmullo atronador podía oírla claramente, -¿Por qué no quieres irte?

-Por él, me necesita -respondió, todo parecía como un sueño, el rubio estaba de pie junto a Shun, sollozando y clamando por ayuda para su amor, las personas parecían figuras borrosas, era una mezcla de sombras suaves difusas en movimiento lento o rápido según se mirara, las paredes de la estación blancas se balanceaban rítmicamente como si debajo estuviese meciendo el mar. Lo fijo y claro que se podía ver era un monje, sosteniendo una vara adornada curiosamente.

Parecía humilde, dado los materiales de la ropa, calvo y sonriente, algo mayor, delgado y alto, de él se sentía una gran pa..

-¿Por qué crees que te necesita? -replicó el dios Jizou, pues es lo que era

-Por que....... -podia sentir las lagrimas de Shun como si fueran propias, el dolor de su corazón en cada latido, la necesidad de respirar. No tenia respuesta muy clara a la pregunta

-Entiendo - le sonrió el dios protector de los niños y los viajeros -Te enviare a que veas a alguien que puede ayudarte, con una condición

Hyoga se calmo ante el ofrecimiento del benévolo dios, no le importaría irse entregarle su alma al mismo Hades, si con ello conseguía hacer feliz Shun -Lo que sea - susurró el rubio mirando al dios quien le devolvía la sonrisa

La hermosa limosina negra contrastaba bellamente contra el blanco de la nieve recién apilada en los costados, cuidadosamente descendieron de ella Jabu, Seiya, Shiryu, Saori y Origa, la hermosa mujer rubia los guió. Caminaban con cierto nerviosismo, excepto Origa que parecía muy segura y Shiryu decidido a averiguarlo todo.

Poco antes de entrar al edificio, uno de los teléfonos sonó, espantando a todos ligeramente, Seiya contesto de inmediato

-Hola

-Burro pásame a Shiryu -definitivamente Ikki no le volvería a hablar a Seiya desde la ultima ves, prefería a alguien mas tranquilo para este asunto. Seiya le paso el teléfono a Shiryu sin rezongar, un poco raro un él.

-¿Hola?

-¡Shiryu! - exclamo un poco aliviado -¿dónde estan? ¡Tenemos que hablar, mi ........

La llamada fue cortada de pronto, dejando a Shiryu y los demás sorprendidos, Origa sonrío

-Vamos - urgió la hermosa extranjera

-Señor? Señor? Hay alguien a quien podamos avisar? -preguntaba a un Shun, tembloroso y en blanco, sus mejillas sucias de lagrimas y polvo, su ropa aun manchada de la sangre del hombre que amaba, la enfermera trataba inútilmente de sacarle algo, tenia otros pacientes que atender, por el accidente en la estación. Dejo al muchacho solo con sus demonios y su peor miedo realizado. Shun quería tanto llorar, gritar, deshacerse de todo ese dolor, mas su cuerpo y mente aun salían del estado traumático del que estaba, no podía oír su propia vos de su conciencia gritarle. Solo tenia un pensamiento en su mente, muerte.

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Yubei, fantasma