A Ara mi querida amiga que siempre me apoyo..... y casi me mata si no los dejaba juntos...
A mis amados lectores, en este ultimo capitulo se responden tres de las mas grandes preguntas, ¿quién es Origa?, ¿Por qué Shun lloraba en el parque? ¿Por qué Hyoga no metía mano en el asunto? Además de otras, y he aquí porque no debía decirles nada de Origa e incluso deje que pensara que se tratara de la madre de Hyoga..... todo a favor de un final feliz
Besos.
Dedicado a todos ustedes que me corretearon para acabarlo, si nunca lo acabo...., que me preguntaron de todo y me dieron ideas, y sobre todo a todos que lo leyeron y recorrieron un rato las calles de Tokyo y de paso aprendieron junto conmigo una que otra palabra en ruso.
Námarie.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Cuando Rusia era joven, también lo fue Baba Yaga. Cuando Rusia creció en poder, también lo hizo Baba Yaga, Cuando Rusia se volvió corrupta también lo hizo Baba Yaga.......
Proverbio de los colmillos azules
Minoru sonrío ante el abrazo de los hermanos, sujeto de un brazo a Saori alejándola de ellos -Ahora que están aquí, es mejor que sepa lo que esta pasando aquí -susurró el monje caminando con la joven en la misma dirección en la que Origa se había llevado a los otros santos minutos antes.
-¿A que se refiere? - pregunto nerviosa Saori
-a que hay fuerzas antiguas jugando un juego con sus amigos - respondió parándose delante de una de puerta -algo que necesita de ellos
Saori esta confundía, de sus labios saldría una pregunta, callada al ser introducida en la habitación.
-madre - murmuro sorprendido al ver a Origa junto a los otros tres santos
-¿qué demonio haces aquí Marinushka? - pregunto la rusa al ver la silueta de Hyoga acompañado del hombre
-Tu magia ha fallado madre - reclamo acercándose, los tres santos estaban sorprendidos, no podían creer hacia uno momentos la habitación estaba completamente vacía y ahora aparecía Hyoga y otro hombre, Seiya alegremente corrió a abrazarle, detenido bruscamente por el hombre de traje, ¿pero porque llamaba Marinuska a Hyoga o se refería al otro hombre?
-Nuestro trato termina aquí Yaga Baba - dijo el hombre en solemne- nosotros encontrábamos al niño y ustedes se hacían cargo, el viaje fue cortesía - sonrío y del mismo modo en que apareció desapareció, dejando a una Origa frustrada o mas bien, a mujer pequeña, con una nariz grande y arrugada, sus cabellos blancos y largos, atados en una trenza, ojos vivarachosy diabólicos, un vestido de flores horrible del cuál salían sus piernas flacas y huesudas. La hermosa mujer que había sido Origa fue remplazada por esa horrible visión
Su sonrisa era de lo mas cruel que ninguno de los tres santos pudiera recordar, Seiya solo atino a ponerse de pie al lado de sus otros dos compañeros
-Menos mal Marinushka que no nos iremos con las manos vacías - sonrío la bruja observando fijamente a los tres santos, la blancura del cuarto lentamente desapareció, como si las sombras llenaran la habitación, haciéndolo mas pequeño, inundado de miedo y terror. Los tres santos se mantuvieron juntos y firmes, aunque el miedo comenzaba a invadirles, tenían la seguridad de contar con el otro.
Los tres retrocedieron cuando aquello que parecía tener la imagen de su amigo Hyoga fue acercándose lentamente cambiando su aspecto,
-Marinushka - gruñió la bruja - estos chicos no son de fiar, pueden engañarte si no te cuidas - dijo la bruja recordando el día entero que paso al lado de Shun, en el cementerio la bruja no podía usar su magia, era un lugar santo. Trato de convencerlo con la palabra, era como si algo le protegiera de sus artimañas y ella en cambio en cada palabra parecía embelesarse con la pureza del joven, deseando aun mas tener en sus manos al joven Shun.
Marinushka abandonaba por completo la hermosa silueta de Hyoga, para sorpresa y terror de los santos -madre, no tienes que repetírmelo - dijo teniendo en mente la vez que había tenido en sus brazos a Shun, pero no podía actuar, no podía llevárselo y no sabia el porque, y sorpresivamente fue atacada por un hermano mayor asustado que actuaba por instinto.
Marinushka era muy parecida a Yaga Baba, salvo que era mas joven, sus cabellos eran cafés largos y sueltos, y su nariz no era tan larga como la de su madre, y al igual que ella, un extraño deseo oculto en esos ojos negros.
-......la bruja ha estado siguiendolos desde entonces - finalizo Minoru tomando entre sus manos las manos de Saori que lucia un poco mas despierta - al parecer se han aliado con algunos Oni de Emma-oh, después de que Hyoga.....
-¿qué ha sido de él entonces? - pregunto asustada la joven
-Esta en buenas manos - sonrió el monje - no es momento de preocuparnos de él, la bruja debe estar enfadada por no haberse podido llevase a Shun - vio como la jovencita se preocupaba con esta última frase - si mal no me equivoco - añadió apretando las manos sobre el rosario que tenía aun Saori - Baba Yaga debió quitársela a Shun, y ella se la entrego, ¿o me equivoco?
Saori afirmo silenciosamente, el monje que tenia delante de si, sabia mas cosas de las que aparentaba.
-Es un regalo que representa muchas cosas - continuo Minuro -y de algún modo trata de volver a la persona a la que fue encomendada, ni el poder de la bruja lo evito, y ahora esta en sus manos señorita, aun no podemos devolver el rosario, necesitamos de ese poder que encierra. -Saori volvió a asentir mas segura y deseosa de ayudar, no sabia como pero lo haría.
-Shun tranquilo ya todo paso - aseguro Ikki acariciando el cabello verde de su hermano - ya todo paso, entre nosotros estarás a salvo.
Shun se alejo un par de pasos negando con la cabeza -ella esta aquí - dijo
-¿Shun de que hablas? - pregunto sujetando los hombres de su hermano menor
-De esa mujer, de Origa - respondió sin miedo, Ikki le miro fijamente, recordó verla en el cementerio con una gran sonrisa, parecía que cuidaba de Shun, que le acompañaba y en cierto modo le protegía.
-Shun ¿ella es tu amiga no? - pregunto incrédulo
-No - respondió con una nota de miedo - ella es una bruja poderosa de Rusia, no la reconocí, me hacia pensar que tenia algo que ver con Hyoga, y solo la reconocí porque cuando se quito el abrigo mientras cenábamos sus piernas eran demasiado delgadas - explico Shun rápidamente - su mirada sobre mi
Los ojos de Shun se cerraron con el recuerdo, y volvió a abrazar a su hermano,- fue mi culpa-
Los tres santos, Jabu, Shiryu y Seiya estaban mas que desconcertados, el poder de la bruja era increíble, podían oírla en sus mentes riéndose de la mas horrible manera, podían sentir sus huesudas manos en la piel y sin embargo verla frente a ellos muy tranquila sonriendo, enseñando sus terribles dientes. El primero en caer fue Jabu, no pudo resistir mas, Shiryu se concentra en lo mas hermoso que recordaba, impidiendo a la bruja entrar de lleno a su mente, Seiya por su parte no quitaba de su mente a Saori, esa imagen para él era mas que suficiente.
La bruja sonreía ante la resistencia que oponían, eran fuertes si, pero no se comparaba a la resistencia que había puesto Shun en su momento, los tres no serian suficientes, pero sería mejor que regresar a Rusia con las manos vacías.
Om bassara darma kiri sowaka
Se escucho un leve murmullo, un canto que inundo la habitación, llenándola además con un agradable aroma a incienso.
Om bassara darma kiri sowaka
La bruja Yaga Baba se detuvo, odiaba ese aroma, odiaba esa tonada, su hija Marinushka también lo odiaba, quizá mas que ella por haber tenido que enfrentarse varias veces con el monje Minuro en mas de una ocasión.
La puerta se abrió lentamente, entro una enfermera. No se inmuto al ver a las dos brujas en su mas terrible aspecto, al contrario sonrío.
Om bassara darma kiri sowaka
El canto no paraba, la enfermera caminaba hacia ellas, Yaga Baba hastiada de tener que lidiar con los humanos se acerco a ella, decidida a atraparla y comerla después, como solía hacer en su querida Rusia. La sujeto de un brazo sonriendo ante una fácil victoria, la niña también sonreía. Acto seguido Yaga Baba gritaba.
Om bassara darma kiri sowaka
Marinushka acudió en ayuda de su madre, aquella enfermera no era una persona normal, ya la había visto antes, cuando estaba disfrazada de Hyoga, recostada en una cama de esa misma clínica tratando de engañar a esos mismos jóvenes y para su alivio había acudido aquella joven de cabellos lavandas y le había salvado. Si era un shinigami de alguien que podía usar magia Onmiyu. No se dejaría amedrentar fácilmente y se lanzo contra ese ser.
Om bassara darma kiri sowaka
Seiya sujeto a Jabu aprovechando el momento de distracción de las dos brujas, y junto con Shiryu abandono la habitación, afuera encontró a Saori, sonriendo sin decir nada los condujo por la clínica hasta otra habitación en donde se encontraba el monje, arrodillado frente a una cama de la cual a su pie pendía el rosario, su canto era el mismo que habían oído con Yaga Baba.
Saori los acomodo en otra cama, como si supiera del cansancio que traían, Jabu completamente recostado, y los otros dos sentados.
Om bassara darma kiri sowaka
Yaga Baba no tuvo mas remedio que huir, el poder del ente superaba su fuerza creativa, a cada ataque siempre había un escudo, incluso cuando Marinushka se unía. La bruja era muy poderosa, pero no muy lista, además que era la primera ves que se enfrentaba a un shinigami, y Marinushka en su momento había sido salvada por alguien mas. Las dos no tuvieron mas remedio que regresar a Rusia con las manos vacías.
Om bassara darma kiri sowaka
Ikki no dejaba de abrazar a Shun cuando vio a Saori pasar sola y de regreso seguida por sus amigos. Con suave gesto y curiosidad, invito a su hermano a seguirla.
Shun se quedo estático en la entrada de la habitación, pálido y tembloroso.
-vamos Shun, hay que contares a los demás, tenemos que solucionar esto - urgió Ikki con dulces palabras, Shun volvió a la realidad con la voz de su hermano, asintió y entro tembloroso a la habitación.
"-Entiendo - le sonrió el dios protector de los niños y los viajeros -Te enviare a que veas a alguien que puede ayudarte, con una condición
Hyoga se calmo ante el ofrecimiento del benévolo dios, no le importaría irse entregarle su alma al mismo Hades, si con ello conseguía hacer feliz Shun -Lo que sea - susurró el rubio mirando al dios quien le devolvía la sonrisa.............."
Las estrellas brillaban débilmente como muchas otras veces eran opacadas por los colores del aurora boreal, el paisaje salpicado de pocos arboles y nieve apenas distinguía las luces de un poblado cercano. En las montañas, donde cientos de años atrás fuera quebrada la roca dejando un peñasco se divisaban claramente dos silueta. Una hermosa mujer, esbelta usando un abrigo blanco de pileles, sus dorados cabellos largos flotaban delicadamente con el suave viento, por muy frío que ofrecía Siberia en invierno, el viento era gentil, la otra figura sentada a los pies de la dama, contemplando la belleza de la luces del cielo.
-¿Por qué sigues aquí? -preguntó en dulce voz la dama
-no quiero estar solo- contesto con la mirada perdida
-El único que no entiende la felicidad es aquel que no entiende su llamado -le regaño dulcemente
- No entiendo - dijo volviendo sus ojos azules hacia la dama, hacia su progenitora que tantas veces había visitado en la tuba del mar congelado -madre, dime
-Hyoga - sonrío Natashia como aquella ves que se vieron por ultima ves en el barco -aún no puedes venir conmigo.
-Madre! - exigió levantándose
-Natashia es hora de irnos -susurró una voz hermosa, una luz suave distante, sonreía y consolaba.
-¿crees que nos volveremos a encontrar? -preguntó tristemente Hyoga, el viento aun peinaba sus cabellos
-ya lo veras que si, mi amor -contestó abrazando cálidamente a Hyoga - nos volveremos a ver cuando sea tiempo -beso la frente de Hyoga desapareciendo, el hermoso paisaje de noche lentamente como si fuese lavado fue cambiando, ahora todo era mas blanco, menos acogedor...... mas frío, mas civilizado.
-Minoru...... ella.. - trato de hablar Shun al ver el monje levantarse del suelo, tomar el rosario y ponerlo en sus manos sin decir nada, callando toda palabra en el joven
Por un largo minuto reino el silencio, Minoru sonreía a la cara de confusión de su amigo, después con un gesto le invito mirar hacia un lugar en particular.
Seiya y los demás con lo agitado que estaban no habían notado que la luz del sol entraba inundando toda la habitación, iluminando suavemente la cama frente a ellos donde reposaba tranquilamente Hyoga, en un sueño que parecía llegar a su fin.
Shun respiro profundo, no podía creerle a sus ojos, se cubrió la boca con ambas manos, una mezcla de sorpresa, alegría exaltación se apoderaba de todo su ser.
Shun se abalanzó sobre Hyoga en cuanto abrió los ojos, abrazándolo como un niño que no ha visto a su madre en días, un pequeño gemido salió de los labios del ruso, inconfundiblemente el llanto atrapo a Shun, el rubio dibujo una sonrisa a pesar del dolor que le causaba el abrazo, eso era lo de menos le daba gusto despertar y sentirse en los cálidos brazos de Shun, con molestias logro llevar una mano hasta los cabellos de Shun, sonrío ante el éxito, pronto se dio cuenta que estaba rodeado de gente conocida, a su derecha Shiryu, y Seiya, los dos parecían que hubiesen velado mucha horas, comenzado a dormir y sacado de la cama a gritos. Enfrente tenia a Saori, quien sonreía tranquilamente, a su lado Minoru y su eterna sonrisa que nunca sabes si es de felicidad o de costumbre. Y finalmente a su izquierda estaba Ikki, quien parecía molesto, seguro recibiría un buen regaño. Se sorprendido al recibir un cálido apretón en el hombre por parte de este. ¿qué había pasado para que todos estuviesen aquí? Seguro el monje había tenido algo que ver.
Todos voltearon al ver que la puerta se abría y por ella entraba una doctora, sonrío -Me has sorprendido de nuevo Hayawaka-sama - dijo la mujer saludando al viejo monje con una reverencia, miro a los presentes con una sonrisa - ¡¿Todos ustedes son conocidos del señor Kido?! - Exclamó casi como pregunta, le daba alegría saber que Hyoga y Shun no estaban solos, se conmovió al ver a Shun otra ves llorando, de alegría y no de dolor, y sonrío aun mas al ver a su paciente despierto
-Bien señor Kiddo, si sigue las ordenes de su doctora, en breve podrá salir de aquí - sentencio la mujer y salió, sin notar la extraña mirada de confusión sorpresa y alegría de los demás.
-Bien es hora que me marche - anuncio el monje - he dejado mi templo mucho tiempo por estar cuidando de estos dos - y sin una palabra mas salió de la habitación.
En la habitación Shun no conseguía dormir, la simple idea de tener a Hyoga de nuevo a su lado era mas que maravilloso, también influenciaba que estaba en su vieja habitación de la mansión tal y como habían rogado todos, Saori, Seiya, Shiryu, Jabu, e incluso su propio hermano.
Todo con la excusa de ayudar en la recuperación de Hyoga, Shun se imaginaba otras cosas, no podía decirles que no. Se recostó de lado para admirar mejor el rostro de su amado Hyoga, quitándole gentilmente algunos mechones del rostro, acariciando las mejillas, pasando suavemente sus dedos sobre los labios. Detuvo sus mimos un momento y entrego un cálido beso, el cual correspondido.
-No quise despertarse - susurro apenado
-No podía dormir Shun-koi - sonrío volviendo el rostro para ver a su amor -Ya tebya lyublyu
-y yo a ti - susurro en respuesta, depositando otro dulce beso en los labios de su amor, para después recargarse en el pecho, un gemido escapo de los labios de Hyoga, el ligero dolor del pecho le pillo desprevenido. Shun se levanto rápidamente, olvidaba muy seguido la herida, que aunque completamente estaba cerrada aun persistía la cicatriz roja la cual se debía cuidar y limpiar todos los días.
-Yo lo....- Shun se disculparía, interrumpido por un dedo
-No, Shun-koi, no te disculpes - le sonrío y lo atrajo hacia si con cuidado, recargándolo en su pecho, abrazándole y peinando sus cabellos a forma de dulce gesto - me duele menos cuando estas conmigo,
Shun se sonrojo.
Con el calor del pecho de su amado y las caricias, consiguió dormir al fin.
Shun dormía tranquilamente entre los muros de papel, hacia poco había oído a su amor venir a consolarle, lo había sentido, pudiera que fuere un sueño o no, de cualquier modo le había gustado mucho ese pequeño gesto.
Pronto sintió unas manos frías recorrer su piel, despertó con miedo, abrió los ojos al instante, no podía ser Hyoga, él nunca le tocaba con las manos frías, lo sabia muy bien. El cuarto estaba vacío, en silencio y a obscuras, escucho una voz como susurro.
-Lo siento
Shun se estremeció, era el mismo tono de voz de su amor, de su Hyoga, pero, él nunca se disculpaba y ahora pedía perdón. ¿qué clase de broma le jugaba su mente? Se aseguro que estaba solo en la habitación, cerro la única ventana, y volvió a meterse en la cama, ni siquiera cerro los ojos al sentir aquella fría caricia de nuevo, abrió los ojos y esta ves quedo paralizado. Hyoga frente de si, con semblante triste y preocupado. Su primer pensamiento fue abrazarle y besarle, mas muy dentro de si, el miedo inundaba su ser, ese que veía no era su Hyoga, como puso retrocedió, obligando a sus miembros moverse, levantarse y salir de la habitación Al voltear mientras cruzaba la sala, vio al rubio recoger un abrigo y caminar hacia donde él estaba. Busco desesperadamente la puerta con las manos temblorosas logro abrir la puerta y salir.
La noche cómplice del frío se adornaba de nubes ocultando las estrellas, la nieve caía suavemente, sentía la nieve en sus pies desnudos, el frío atravesar su piyama, la roca cubierta de hielo le hizo tropezar, para cuando se dio cuenta fue alcanzado por esa visión, se puso de pie escuchando aquel lamento
-lo siento
Shun tenia que alejarse de ahí, eso le provocaba terror, su verdadero Hyoga yacía en cama, le habían dicho que posiblemente no despertaría en algunos días, pero que estaría bien, su llanto había sido innecesario mientras esperaba a que los doctores terminaran su trabajo, ir a descansar a la casa del monje seria mas agradable que quedarse en la clínica soportando a todas esas enfermeras pidiéndole que se marchara, porque como era una clínica pequeña no tenían mucho espacio. Se había dejado convencer por el viejo monje de pasar la noche en su casa y regresar al día siguiente.
Esta aparición no la esperaba, ¿por qué no lo dejaban en paz?
-lo siento moi chistîaya deusha -
Volvio a gemir aquella aparicion, Shun se aterro aun mas al oir aquellas palabras que solo habia oido cuando habian visitado Rusia hacia unos meses atrás y terminaron en problemas con la bruja Yaga Baba.
-¡¡Basta!! - grito Shun, con cierta impotencia. Aquella criatura con hermoso disfras de Hyoga le abrazo por detrás
- moi chistîaya deusha- le susurro al oido, Shun solto a llorar, mas por miedo que otra cosa, como pudo se solto y corrio. La nieve amortiguaba sus pasos, pero tambien le hacian el escape muy lento, tropezo.
Aquello le alcanzo y le cubrió con el abrigo, Shun se levanto con claro llanto en sus ojos, grito -¡Ya no mas! - con tal fuerza que el mismo se sorprendió, corrió, acomodándose el abrigo. Busco en sus bolsillos encontrando el rosario, dios debía encontrar un lugar consagrado. El cementerio de Aoyama seria un buen escondite.
Marinushka en su forma de Hyoga susurro- lo siento- sonrío y hecho a reír al perderlo de vista, seria divertido agarrar a este niño y sus amigos, busco un bonito lugar y se recostó a esperar la mañana.
Shun corrió, hacia la calle, a esas horas no había servicio en el subterráneo, encontró en los bolsillos un poco de dinero, Hyoga siempre traía algo extra de dinero en ese abrigo.
-al cementerio Aoyama - pidió al conductor de un taxi, este solo le dejo a dos cuadras, no podía entrar con el vehículo a los terrenos del cementerio a esas horas de la mañana. Las seis de la mañana, poca gente, aun lloraba por el miedo, había que tranquilizares, llego a una esquina, escucho el aviso con su dulce melodía, noto que alguien no.
Una dulce mujer, su compañía le tranquilizaba, dejo de llorar después de comprar un chocolate caliente en una maquina expendedora (en Tokyo los hay por muchos lados) caminaron juntos ha esperar que abrieran una de las entradas del cementerio.
El sueño se torno aun mas extraño, la mujer le miraba intensamente, quería robarle algo muy preciado, le hizo sentir un miedo como nunca.
-Basta!!! - grito Shun despertando, el sol de la mañana entraba silenciosamente, alentando poco a poco la habitación, se volvió y sonrío, a su lado tenía a Hyoga, durmiendo plácidamente.
Todo al fin se terminaba.
Le abrazo dulcemente, aguardando el momento en que despertara, no espero mucho, su alegría se pintaba de azul al ver los ojos del ruso, no se contuvo para besarlo, tenía muchas ganas de devorarlo a besos, la venda en su pecho le recordaba que debía esperar. Se recostó.
Un susurro provino de los labios de su amado - Ya tebya lyublyu, moi deusha, moi chistîaya deusha
--------------------------------------
un canto onmiyu que no tengo la mas remota idea de que significa. Y su uso es variado, invocar a espíritus, auyentarlos, calmarlos.. etc. Me lo fusili de Tokyo Babylon.... U
Son los espíritus que según la mitología japonesa acompañan a una persona toda su vida. UU de este no encontre ninguna liga, eso lo tengo en los libros..... mas bien en los mangas U
Ya tebya lyublyu, moi deusha, moi chistîaya deusha / te amo mi alma, mi alma pura
