Bueno, bueno, bueno. ¡¡¡ He vueltooooooo!!! Me he intentado esmerar bastante en este capitulo... Creo que me ha quedado bastante gracioso. Siguen habiendo bromas y encuentros SS pero además... la trama se complica. Poco a poco iré incorporando más personajes y historias paralelas, claro que lo más importante siempre será la parjita más encantadora del universo (SS por si alguien tenía alguna duda)
He decidido publicar en honor a Tomoyo. ¡Hoy día 3 de septiembre del 2004 es su cumpleaños! ¡¡¡FELICIDADES!!! Y según mi parecer cumple 13 años (Sí, para todos los que os lo preguntéis estoy como un cencerro). Además hoy he visto dos capítulos de CCS: el de cuando Spinel se empacha de dulces y... ¡El del ascensor! Ohhhh Adoro la canción de Kininaru Aitsu. (la que sale en este capitulo) En realidad es mi favorita.
Y ahora... algo que me había olvidado de hacer en los capítulos anteriores:
Disclaimer: Cada día pienso en ello, lo deseo, lo imploro, lo suplico y sueño con ello. Siempre que pido un deseo este es mi objetivo. Nunca se ha llegado a cumplir pero todavía no he perdido la esperanza. CCS no me pertenece(pero algún día lo hará)
En fin. Dejo de aburriros con mis largos sermones y os dejo el tercer capítulo preparado. Espero que disfrutéis con él y.... déjenme muchos reviews. Cuantos más reciba más me animaran a publicar el siguiente capítulo.
Las casualidades no existen
3. "El Pollo Loco"
3 SEMANAS Y MEDIA PARA NAVIDAD
Algunos tímidos rayos de luz entraban por la ventana y despertador sonaba insistentemente. Un cuerpo yacía inmóvil sobre la cama intentando no despertar de su sueño. De fondo se oía el ruido del agua de una ducha. De pronto se giró y se tapó la cabeza con la almohada como si esto fuese a permitirle continuar durmiendo. El despertador no cesó y además se empezó a oír como alguien raspaba la puerta. Debía ser el gato hambriento. De repente una mano apareció de debajo de las sábanas y busco torpemente el despertador para apagarlo y poder proseguir con el sueño. Una vez silenciado volvió a acomodarse intentando que las primeras luces no le impidieran dormir. De pronto empezó a sonar otro despertador. Tenía la costumbre odiosa de ponerse varios despertadores para no quedarse dormida pero inconscientemente también apagó el segundo despertador y continuó plácidamente dormida.
Pasaron los minutos y la puerta se abrió. Entro una muchacha con el cabello largo levantó la persiana dejando entrar la luz del día. Pero no consiguió mover los párpados de quien seguía en la cama. Después abrió la ventana y un frío helado entró en la habitación
- Buenos días dormilona. Ya es hora de que te levantes, ¿no crees?- dijo dulcemente
- No... tengo frío... no seas cruel.- dijo con una voz casi inteligible- Sólo cinco minutitos más.
- Nada de eso. Eres increíble. No has cambiado nada des de que eras una niña.- dijo Tomoyo estirando la manta para acelerar esta típica escena matutina.
- Noooo. ¡Tomoyo! ¿Por qué me haces esto? ¿No sabes que el sueño es una necesidad básica de los seres humanos?
- Va Sakura. En serio. ¿No sabes que día es hoy?
- Mmmm... no lo sé... ¿1 de diciembre?
- Exacto y hoy empiezas en ese nuevo trabajo. ¿vas a llegar tarde ya el primer día?
- Mmmm... Puede.
- Sakura... - dijo Tomoyo desesperándose.- haz el favor de levantarte. Yo me tengo que ir ya o llegaré taradísimo. Dale comida a Kero o nos destrozara la casa dijo acariciando el gato quien se dirigía hacia la cama de Sakura. El gato subió a la cama y empezó a lamer la cara de Sakura- ¿lo ves? Hasta Kero quiere que te levantes ya.
- Este gato lo único que quiere es que le ponga la comida- dijo Sakura incorporándose.
Tomoyo se despidió de Sakura y ésta se dirigió a la cocina a prepararse su desayuno... y el de Kero. Después se preparó un té caliente y cogiendo el tazón entre sus manos para calentarlas se sentó cómodamente en el sofá mirando por la ventana. Hacía un día muy bonito, el sol brillaba pero a pesar de eso el frío persistía. Paso largo rato recordando su infancia y como todos habían jugado por las calles de Tomoeda. Ahora todos habían decidido trasladarse hacia el centro de Tokio pues para estudiar y trabajar les era mucho más cómodo. Pasado un rato se levantó y se fue a duchar. No quería llegar tarde en su primer día. Realmente no le acababa de convencer el trabajo de repartidora, pero algo tenía que hacer mientras encontrase otro trabajo mejor. Había hablado con su jefe y éste había accedido a que llevase coche. Era una suerte por que ni tan sólo Sakura se imaginaba a ella misma repartiendo comida en ciclomotor. Tomoyo le dejaba su coche ya que ella nunca lo utilizaba. De cualquier manera estaba muy contenta esa mañana.
Apenas pasaban unos minutos de las ocho de la mañana y una joven salía alegremente de la portería de su casa. Llevaba el pelo un poco mojado y aunque ya estuviesen en diciembre sabía que en pocos minutos se le secaría por completo. Esa era una de las razones por las cuales seguía manteniendo su corta melena. En realidad apenas había cambiado su peinada desde que era una niña. Tenía un toque nostálgico por el pasado pero endulzaba su cara. Caminaba a paso ligero hasta llegar a la parada de autobús que legaría breves momentos.
Bajó en una parada del centro y entró en un café. No era el que frecuentaba habitualmente con sus amigos pero ella tenía la costumbre de desayunar allí todos los días. Se acercó a la barra para pedir lo mismo de siempre. El camarero le sonrió. Se llamaba Guinta Suo. Eran viejos amigos. Se habían conocido ya hace años y habían sido muy amigos. Iban juntos al cine, bromeaban, quedaban para hablar, se reían mucho. Mucha gente creyó que eran pareja pero este asunto jamás llego a convertirse en realidad. Quizás si que hubieron sentimientos pero ninguno de los dos se atrevió a mostrárselo al otro. Guinta se fue a estudiar al extranjero y con el paso del tiempo y la distancia simplemente perdieron el contacto. Ahora Rika había cogido la costumbre de ir a desayunar a esa cafetería en la que casualmente trabajaba Guinta. Aunque él no era el motivo por el cual frecuentaba ese lugar por las mañanas.
Guinta sabía perfectamente lo que iba a pedir, Rika era una chica de costumbres. Llegaba puntual, pedía un capuchino y un croissant y se sentaba mientras leía algún libro. A veces había intentado mantener alguna conversación con ella pero él tenía trabajo en la cafetería y ella parecía más interesada en observar el ambiente. Entonces ella se iba a sentar en una mesa desde donde podía ver casi todo el local y parte de la calle. Ella no era la única clienta habitual de ese local. Al poco rato ya parecía estar sumergida en la lectura de su libro pero las apariencias distan bastante de la realidad. No solía prestarle demasiada atención al libro. Apenas leía un par de líneas seguidas y levantaba la mirada para observar algo, o mejor dicho a alguien. Después volvía sus ojos marrones hacia la lectura pero no conseguía concentrase. Llegaba al final de la página y se daba cuenta de que no había prestado atención a lo que estaba leyendo y tenía que volver a leerse la página entera.
Guinta pasaba cada poco rato entre las mesas ofreciendo más café a los comensales. A veces intentaba enlazar una conversación con Rika pero le resultaba desmesuradamente difícil. Después de tantos años juntos y habían perdido la confianza. Era casi increíble. Pero Guinta no se daría por vencido. Él quería recuperar esa amistad que un día casi llegó a ser más que eso.
Sabía perfectamente que en la cafetería no lograría entablar una conversación que valiese la pena con ella. Debería intentarlo otro día y en otro lugar. Se sentía decepcionado por esta situación.
Entonces continuaba ofreciendo cafés y saludando a otros clientes habituales del local.
Sakura se vistió y se cubrió el cuelo con una enrome bufanda. Salió a la calle y se dirigió hacia la parada de autobús. En poco rato llegaría a su nuevo trabajo. Tenía la esperanza de que no fuese monótono ni aburrido. Con un poco de suerte sería incluso anecdótico. El autobús llegó y ella se subió y se sentó mirando por la ventana como iban pasando las calles de Tokio. El trayecto era bastante largo pero tardaría poco rato en llegar. A esa hora no había demasiado trafico por la ciudad. Veía adornos de Navidad por todos lados y anuncios de miles de productos. Realmente le incomodaba esta época del año pero hoy nada le iba a estropear el día. Estaba muy contenta y no iba a dejar que esto cambiase. Nada le iba a estropear su día.
¿Nada?
Al cabo de un rato llegó al restaurante. Sobre la puerta había un gran cartel luminoso donde ponía: "El Pollo Loco". Entró y vio al encargado de personal y se dirigió hacia él. Era un hombre alto y bastante gordo
- Hola. Buenos días.- dijo tímidamente
El encargado se giró y le echó una ojeada. En estas fechas se necesitaban más empleados de lo habitual así que habían ampliado la plantilla temporalmente. Sakura era la nueva repartidora del restaurante. La saludó cordialmente y le enseñó el restaurante al mismo tiempo que le presentaba a sus compañeros quien la saludaron con unas risitas de fondo y prosiguieron con sus respectivas tareas. En el restaurante parecía que cada uno tenía su mundo ya que trabajaban sin cesar e intentando no molestarse. Después el encargado llevó a Sakura a la cocina y le presentó a los cocineros. Le explicó por donde le entregarían los encargos y como le darían los datos. Después le entregó una gran bolsa.
- ¿Que es esto?- preguntó Sakura inocentemente.
- Pues... Tu nuevo uniforme.- Sakura se quedó blanca. No recordaba nada acerca de llevar uniforme. Pero no quería perder el trabajo. Parecía que tendría que esforzarse mucho como sus compañeros, ya que había mucha faena pero quería que funcionase. Así que asintió y preguntó dónde podía cambiarse.
Sakura estaba sola y mascando insistentemente un chicle en la parte posterior del restaurante. Era una habitación que utilizaban para cambiarse. Estaba sentada en una silla y realmente blanca. Miraba con unos ojos como platos hacia delante donde había colgado el uniforme. Observaba las piernas, la parte superior el traje, la cabeza y el gorro. Se resistía a ponérselo. No quería perder totalmente su dignidad. Era lo más ridículo que se había propuesto en toda su vida. Si fuese carnaval si que se vestiría así pero el caso es que no lo era. Tiró el chicle que tenía en la boca y empezó a mascar otro. Se estaba poniendo realmente nerviosa. ¿Por qué tenía que pasarle eso a ella? Estaba dispuesta a trabajar de repartidora pero... el disfraz era demasiado para ella. No paraba de mirarlo una y otra vez y cada vez su espanto era mayor. Pero así ni tan sólo podría conducir miraba una y otra vez las supuestas piernas del uniforme. Debía ser imposible de esa manera. Debía llevar en el vestuario más de veinte minutos en esa misma postura. De repente unos golpes se oyeron tras la puerta.
- Perdona, ¿Sakura?- era el encargado quien debía estar preocupado de que Sakura tardase tanto en salir del vestuario.- ¿Todo va bien? ¿Hay algún problema?
¿Que si había algún problema? En ese momento Sakura se levantó es estuvo a punto de ponerse a chillar. Pero se controló. Se recordó a si misma que necesitaba el trabajo y sobretodo el dinero. Hacia tiempo que no trabajaba y su cuenta del banco empezaba a tocar fondo. Miró una ultima vez a su uniforme y después contestó.
- No. Que va. Todo va perfecto. Salgo en un par de minutos. Pero... ¿cómo se supone que voy a conducir con este... este... "uniforme"?- dijo realmente intrigada.
-Bueno, de cualquier manera date prisa. Tienes tu primera entrega en diez minutos.
- Vale, Ahora mismo salgo- Dicho y hecho. Se empezó a cambiar no creyéndose que fuese a hacer tal cosa. NO le resultó nada fácil. Ese uniforme tenía su complicación – Esto es totalmente humillante- se repetía una y otra vez.- No quiero hacer esto. No puedo. – Se miró al espejo con la primera parte del uniforme. En ese momento recordó que no podía rendirse tan fácilmente así que decidió ser optimista y tomarse todo esto como una diversión más.- Sakura piensa que – se decía a ella misma- al menos no te tienes que disfrazar de duendecillo navideño. Ni de perrito caliente gigante y pasear por la calle haciendo propaganda. Así que date prisa y agarra lo que tienes que podría ser peor.- Se iba terminando de vestir. Realmente sería un trabajo anecdótico para recordar. Se terminó de vestir y se miró al espejo. Estaba realmente ridícula. Soltó una gran carcajada. Era mejor reír que llorar así que decidió tomarse todo esto con optimismo.
Ahora Sakura ya no era ella misma sino que un gran pollo gigante. El disfraz era redondo alrededor del cuerpo y recubierto de una especie de plumas. Tenía un gran casco en para la cabeza y el pico se abría ampliamente. Por ahí asomaban los verdes ojos de Sakura. El pollo tenía un gran gorro de cocinero. Y para colofón tenía que llevar unos pantalones amarillos que imitaban las patas de pollo y acababan en unos amplios y ridículos pies. El uniforme también incluía un delantal con el nombre del restaurante. Realmente sería un buen disfraz para una fiesta. Pero en vez de eso era el uniforme del nuevo trabajo de Sakura. Por lo menos no se la reconocía debajo de tanto bulto.
Salió del vestuario tímidamente y se encontró con el encargado mirándola fijamente. Este soltó una gran risotada. A Sakura no le hizo demasiada gracia. Si incluso el encargado se reía de ella no esperaba que el resto del mundo hiciera menos.
- Te queda justo a tu medida. – dijo un camarero con una gran sonrisa en la cara. Era un chico alto y atractivo que Sakura había visto antes en la cocina. Peor el comentario había sonado más a broma que a cumplido y Sakura frunció un poco el ceño.
- No le hagas caso a Yuhi. Es muy bromista. Él empezó igual que tú.- dijo el encargado.- De cualquier manera, esta es tu talla sin duda.
- Bueno... no creo que sea... justo a la medida.- dijo Sakura sintiendo ese gran traje encima de ella.
- Ya es como se supone que tiene que quedar. Mira. Para conducir te sacas las patas y la cabeza y conduces normal y cuando bajes del coche te las pones y vas a la casa a entregar el pedido. Y sobretodo sonríe y se amable, ¿entendido?
- Entendido- dijo Sakura recordando que encima tendría que ir de casa en casa a entregar comida.
El encargado le entregó tres paquetes con la factura de cada uno y la dirección donde tenía que dejarlos. Luego le enseñó la puerta trasera del restaurante por donde debía entrar y salir para los encargos. Le entregó la lleva de un coche, que para suerte de Sakura era normal y corriente, y se despidió de ella.
Sakura abrió el coche y dejó los paquetes dentro.- Va Sakura- se dijo- piensa que podría ser un coche estrambótico, con un gran sombrero o pintado multicolor. Tampoco es todo tan horrible- se quitó las patas de pollo y se dispuso a empezar a repartir.
El espejo estaba completamente antelado y se oía una suave música de fondo. Unas velas iluminaban ligeramente el cuarto de baño. Sakura estaba sumergida en una bañera llena de burbujas y movía lentamente la mano dibujando cosas sobre ésta. Se miró las manos y observó como sus dedos empezaban a arrugarse por el agua. Le encantaba darse largos baños en días tan duros como los que había tenido. Le ayudaban a relajarse y a olvidar. Al fin y al cabo su estupendo día se había convertido en una pesadilla.
De pronto se oyó la puerta. Sakura pensó que debía ser Tomoyo. En realidad no le apetecía demasiado verla. No quería hablar de su nuevo trabajo. Al menos todavía no. En poco rato Tomoyo entró en el lavabo y se encontró a Sakura inmersa en una enorme bañera de espuma.
- Vaya, vaya... ¿qué haces aquí? ¿No deberías estar trabajando sirenita?- preguntó al verla tan relajada.
-Mmmm... no. Sólo trabajo por el mediodía y por la noche. Cuando hay pedidos de comida. Así que por la tarde tengo mucho rato libre.
-Y has decidido venir a darte un baño, ¿no?-Sakura asintió- Y, ¿qué tal te ha ido el trabajo?- preguntó Tomoyo dulcemente.
- Prefiero no hablar de ello.- Sakura cerró los ojos y sumergió toda la cabeza en la bañera. No le apetecía hablar de lo horroroso que había resultado ser. Se lo acabaría contando pero primero tenía que asumirlo ella misma.
Cuando volvió a salir vio a Tomoyo observándola tristemente. Sakura sabía que su amiga no estaba del todo de acuerdo con que ella sobreviviese con trabajos temporales. Tomoyo siempre decía que Sakura tenía mucho talento y podía dedicarse seriamente a cualquier cosa. El único problema es que ella no quería dedicarse a nada seriamente. Quizás fuese una actitud infantil pero era así como ella había decidido vivir. De cualquier manera Tomoyo respetaba su decisión.
- Pero... ¿estás bien?
- Si, sí, por supuesto Es sólo que estoy un poco cansada- dijo para no preocupar a Tomoyo aunque sin demasiado éxito
- Bueno, está bien. Yo sólo venía a recoger una cosa y ya me iba. Disfruta de baño sirenita. Esta noche trabajo hasta muy tarde así que no me esperes despierta. - le dijo salpicándole la cara para romper la tensión. Sakura respondió intentando mojar a su amiga pero está fue más rápida y salió del baño cerrando la puerta.
- No te pensaba esperar de ningún modo- gritó Sakura bromeando y volvió a sumergirse en la relajación del baño.
Tomoyo se dirigió al salón y marcó un número.
- Eriol Hiragizawa- se oyó al otro lado del auricular.
- Eriol. Soy yo, Tomoyo. Estoy preocupada por Sakura. Sabes lo de...
Shaoran estaba de pié junto a la ventana de su despacho. Tenía una amplia vista sobre todo Tokio. Podía ver perfectamente la mayor parte de la ciudad. Apoyó la ventana sobre el cristal. Estaba muy cansado. El día había sido agotador y ya casi no tenía fuerzas para nada.
Había quedado con Eriol que iría a cenar a la embajada inglesa. Su padre era el embajador y Eriol solía estar merodeando por ahí pese a que él vivía en su propio apartamento. A veces quedaban para cenar todos juntos ahí. Seguramente vendrían también los chicos y alguna de las chicas. Pero aun así esta vez tampoco podría conocer a la novia de su amigo ya que otra vez más estaba demasiado ocupada. Hacía ya meses que estaba viviendo en Tokio y Eriol no le había presentado a su novia. De ella tan sólo sabía que se llamaba Tomoyo Daidouji y que era una belleza que trabajaba como reportera gráfica. Parecía una muchacha amable y dulce. Eriol era muy afortunado de tenerla. Tan sólo había hablado con ella algunas veces por teléfono. Siempre que se la iba a presentar tenía que irse de viaje o estaba demasiado ocupada o el mismo no podía.
Estos últimos meses habían sido una locura. Con su traslado de Hong Kong a Tokio, los problemas con el apartamento y el ascenso que acababa de recibir. No podía controlarlo todo. Ciertamente las cosas le iban de fábula en su trabajo. Quizás demasiado bien y todo. Para su gusto las cosas estaba yendo demasiado rápidas. Ahora se veía a él mismo convertido en un importante ejecutivo de una multinacional, vestido en un elegante traje y cansado de todo lo que le rodeaba. Le apetecía dejarlo todo en ese mismo instante, olvidarse de sus responsabilidades y volver a ser un niño. Y ahora más aun ya que las Navidades siempre le recordaban a su tierna infancia. Pero no podía dejarlo todo de lado. Shaoran Li jamás dejaba sus obligaciones.
Shaoran continuaba mirando por la ventana como la ciudad de Tokio se iluminaba con miles de luces. Estaba sumido en sus pensamientos cuando oyó un ruido detrás suyo. Se giró y vio a Kimiko Katsuhara. Ella era su secretaria. Era una mujer bastante mayor y muy amable. Tenía mucha experiencia. Antes de ser su secretaria había sido la del hombre que ocupaba su actual puesto. Realmente era una mujer de mucha ayuda.
- Hola Kimiko. ¿quería algo?
- No señor Li. Era sólo que ya me iba y quería preguntarle si necesita algo más antes de que me vaya.- Dijo la mujer
- No, No necesito nada más. Puede irse.
- Está bien señor. Entonces hasta mañana.
- Hasta mañana Kimiko.
La secretaria se fue y la oficina se quedó completamente en silencio. Shaoran permaneció unos minutos más junto a la ventana y después cogió su abrigo y se fue. Estaba muy cansado y todavía tenía que pasar por la embajada inglesa antes de irse a su casa.
En su primer día de trabajo Sakura había comprendido que ese era entre todos sus anteriores trabajos, el peor de su vida. Incluso preferiría volver a ser paseadora de perros que ir de puerta en puerta disfrazada. El día había cambiado completamente su estado de ánimo. Y ahora ya conducía ese coche por segundo día consecutivo. Incluso ella misma estaba sorprendida de no haber dejado el trabajo en el mismo momento en el que le enseñaron el uniforme. Pero ahí estaba ella. Le parecía casi una pesadilla. Esos dos días se habían convertido en unos de los peores de su vida.
Yesterday was the worst day ever- Ayer fue el peor día
And tomorrow won't be better – Y mañana no será mejor
It's history repeating on and on - La historia se repite una y otra vez
Summer plans are gone forever – Los planes del verano se han ido para siempre
Cause everyday is never ending – porque cada día es el peor día de todos.
I need to work I'm always spending – Necesito trabajar, siempre estoy gastando
Era de noche y Sakura conducía muy lentamente. Habían hecho un encargo des de la embajada de Inglaterra. ¿Quién demonios pedía pollo a domicilio en una embajada? En un principio se había negado a ir. Incluso se dirigió al encargado para pedirle que no le hiciese ir pero tan sólo consiguió un "no" rotundo y ahora ya estaba de camino hacia allí. Necesitaba el trabajo así que no le quedaba otro remedio. No sabía cómo diablos la habían convencido pero el caso es que iba hacia la embajada. Pero no tenía porque haber hecho el pedido Eriol. Quizás era otra persona. En el pedido se pedía que se hiciese la entrega por la puerta trasera así que seguramente sería de algún empleado. Sakura rezaba en su interior por no encontrarse con Eriol. Ya era suficientemente humillante este trabajo como para encima tener que entregarle comida a sus amigos vestida así.
And I feel like I'm living the worst day - Y siento comos si viviese el peor día
over and over again - una y otra vez
And I feel like the summer is leaving again - Y siento como si el verano volviese a desaparecer
I feel like I'm living the worst day – Me siento como si estuviese viviendo el peor día
And every day is the worst day ever – Y cada día es el peor día.
Paró en un semáforo y miró al asiento del copiloto. Observó el enorme gorro de cabeza de pollo y las patas amarillas. No podía verla nadie vestida así. Pensó que si era Eriol intentaría hablar lo menos posible y bajar la cabeza. Seguro que ni tan sólo la reconocía.
It's so long – Es deamsido
I can't go on- No puedo continuar
Ya estaba llegando. Y como de costumbre no veía ningún lugar para poder aparcar bien. Tendría que apañárselas como pudiese.
It's so long – Es deamsido
I can't go on- No puedo continuar
- ¿Estás seguro de que no te quieres quedar?- preguntaba Rika amablemente al joven chino.- los chicos acaban de pedir comida a domicilio
- No de verdad. Es que estoy muy cansado y prefiero irme a casa. Aunque no creo que eso sea del todo bueno.
- Claro que no. Deberías quedarte y olvidarte de los problemas y de...- decí Aki despreocupadamente.
- ¿Todavía sigues en casa de tu hermana?- preguntó Chiaru mientras Shaoran afirmaba con la cabeza. – Con tus sobrinos jugueteando todo el día, ¿no?
- Exacto. Pero hoy intentaré pasar desapercibido.
Shaoran se despidió de las chicas y se fue en busca de los chicos que estaban en un despacho hablando tranquilamente. Aki le acompañaba hablando animadamente de las vacaciones, cosa en la que Shaoran no se permitía pensar. Ambos recorrieron los pasillos de la elegante embajada en busca de sus amigos. Mientrastanto las dos chicas continuaron hablando de sus asuntos.
- Oye, ¿que tal está Guinta?-preguntó Chiaru. –Me dijo Naoko que ahora lo ves bastante.
- Pse.- dijo a modo de afirmación Rika.- Lo veo cada mañana. Voy a desayunar a la cafetería donde él trabaja.
- Vaya, no te veo muy ilusionada.
- Es que no hablamos mucho. Supongo que después de perder el contacto... No creo que las cosas vuelvan a ser como antes.
- Por que no intentas ser un poco más positiva. Estoy segura de que a él le encantaría volver a tener la misma relación de antes. Te quería muchísimo y...
- Chiaru, por favor, no empecemos con lo mismo de siempre. S"LO éramos amigos.
- Pero pudisteis ser mucho más que eso. De todas maneras no me refería a eso. Sólo hablaba de volver a ser tan amigos como antes, esa confianza que teníais el uno en el otro, ¿sabes?- Rika asintió con la cabeza.
- Pero parece que las cosas no son así. Es como si ya no tuviésemos de que hablar. Cuando estamos juntos se crea ese silencio inomodo... como cuando estás en un ascensor con un desconocido... Que solo se te ocurre hablar del tiempo.
- Estoy segura que no se trata de eso. Quizá no le prestas demasiada atención o... hay un obstáculo de por medio... alguna obsesión o...
-¡Basta ya! No quiera hablar más de este tema. No se por que os empeñáis en sacarlo siempre.
- Perdona pero sueles ser tú quien lo hace. "Matsuda hace esto", "he descubierto que Matsuda Tsukimine aquello", "ahora creo que Matsuda ha cambiado y prefiere aquello otro".- Chiaru continuó bromeando mientras Rika le suplicaba que se callase.
- ¿Así que era Sakura?- Yamasaki no se lo podía creer. Eriol le estaba contando que era Sakura la desconocida que irritaba a Shaoran. No cabía en si de alegría. Realmente sería muy divertido tomarles el pelo durante un buen rato.- Y ninguno de los dos se conocen todavía, ¿no?
- No, no claro que no. Saben como se llaman pero no han relacionado quien es cada uno. Así que puede ser genial. –decía Eriol frotándose las manos.
- Y no pretendes presentarlos por el momento, ¿verdad?
- Por supuesto que no. Iba a presentarlos lo antes posible pero después de enterarnos de esto... He pensado que podríamos darle un poco de emoción al tema.
- Ni que lo digas. -Yamasaki empezó a pensar en las múltiples posibilidades de este pequeño juego.- Mejor que ahora cambiemos de tema antes de que Shaoran nos pille hablando de esto.
- Si, será mejor. En cualquier momento vendrá a despedirse. Por suerte- Yamasaki hizo una extraño gesto. ¿A que se refería con "por suerte"?
- Bueno Eriol. ¿Me quieres contar ahora por que tanto interés en pedir comida a domicilio a "El Pollo Loco"?- preguntaba Yamasaki intrigado.
- Pues bien. Nuestra pequeña Sakurita ha vuelto a cambiar de trabajo y ahora....
- Ahora....- decía Yamasaki temiéndose lo peor.
- Des de ayer es repartidora en "El Pollo Loco". Es increíble. – Eriol continuaba hablando sin prestarle atención a su amigo quien estaba completamente blanco y asustado.- Por eso es una suerte que Shaoran se tenga que ir. Si no descubriría ya todo el pastel. Lo que no entiendo es como Sakura nos sorprende cada vez con algo nuevo. La verdad es que estamos alucinando con estos cambios pero hay que animarla. Tomoyo me ha llamado contándome que estaba algo triste así que hemos pensado en pedirle comida y darle así una sorpresa...
- ¿Triste? ¿Una sorpresa? Pero ¿estáis locos? No conocerás por casualidad ese restaurante ¿verdad?- preguntó Yamasaki nervioso.
- No ¿porqué?- preguntó Eriol
- Hay que detener esto. ¡Llama para anular el pedio o haz algo!
- Pero ¿por qué?- Eriol empezaba a preocuparse
De pronto se abrió la puerta del despacho y entraron Shaoran y Aki.
- ¡Chicos! Sólo venía a despedirme. – ambos chicos se levantaron y lo saludaron nerviosamente. Luego empezaron a hablar de extraños temas y acompañaron al joven chino a la entrada principal de la embajada.
- Es una pena que no puedas quedare hoy- dijo Eriol.- pero tú te quedas, ¿verdad?- añadió mirando a Aki quien asintió con la cabeza.
- Si una verdadera lástima- dijo Yamasaki.
- ¡Uy! Pero mira que tarde que es- dijo Eriol mirando el reloj. Creo que ya es hora de que te vayas. Ya nos llamarás mañana.- mientras decía esto se oyó un levemente un timbre. Era el timbre de la puerta trasera. Eriol no dudó dos veces y cerró la puerta de golpe. Shaoran se quedó alucinando por el extraño comportamiento de sus amigos pero decidió no pensar en ello. Estaba muy cansado para ello. Se limitó a girarse y a encaminarse hacia su coche.
Dentro de la casa Eriol se dirigía rápidamente hacia la puerta trasera. Por el camino se encontró a Rika y a Chiaru.
- Venga chicas. Esto es una sorpresa. Sakura nos trae la comida. Es su nuevo trabajo. Así que vamos a darle una pequeña sorpresa, ¿de acuerdo?
Las chicas se miraron con interrogantes en la cabeza. ¿De que estaba hablando Eriol? Sería mejor seguirle el juego. De pronto Eriol abrió un armario y sacó una bolsa de él. De dentro de la bolsa sacó unos collares de fiesta silbatos, matasuegras y gorritos.
- Es para darle emoción al tema. – las chicas asintieron y se colocaron todos los adornos.
- Un momento, un momento.- dijo Yamasaki alertado- hay que parar esto. Es un error. Va a ser un desastre. ¿No sabéis que clase de restaurante es ese? Se dedican a obligar a sus repartidores a disfrazarse de... -pero entonces el timbre volvió a sonar y todos corrieron hacia la puerta trasera.
- Yamasaki, ¡Guarda tus mentiras para otro día!- Exclamó Chiaru agresivamente y dejando al pobre hombre atrás. Por una vez que decía la verdad y nadie le creía.
- No pretenderás que nos lo creamos, ¿no?-decía Aki quien se divertía viendo a Yamasaki tan alarmado.
Yamasaki empezó a correr detrás de todos gritando como un desesperado pero nadie le hacía caso. Cada vez se oía más fuerte el timbre. Y entonces llegó a la puerta trasera. Se colocó junto a los demás y entonces la puerta se abrió acompañada de una fuerte exclamación.
- Aquí tiene su pedido de...
- ¡SORPRESA!- Gritaron todos al unísono.
En ese momento las reacciones fueron varias.
Yamasaki se había tapado la cara con la mano. No quería verlo, pero a la vez su alma bromista le obligaba a verlo entreabriendo los dedos; tenía que hacer algo por mejorar la situación. Eriol se había quedado sin habla. Veía a un gran pollo delante de la puerta con un enorme paquete. ¿Realmente era su amiga Sakura? Rika estaba boquiabierta y se frotaba los ojos. Aki creía estar alucinando. En su opinión Sakura a no era la clase de persona que se disfrazaría, y menos de pollo. Chiaru miraba incrédulamente al gran pollo; lo peor sería tener que reconocer que por una vez Yamasaki no estaba mintiendo. Por último Sakura había palidecido. Miraba con sus ojitos verdes a sus amigos. ¿Por qué tenían que pasarle estas cosas a ella? Se encontraba disfrazada, repartiendo comida enfrente de sus amigos. La tensión era máxima. Nadie se atrevía a decir nada.
- ¿Sakura? ¿Estás ahí dentro?- preguntó Rika
- Ho... Ho... Hola chicos- dijo con una casi inaudible voz.
- ¡Oh Dios Santo! Un pollo gigante se ha tragado a Sakura- no sabía si iba a mejorar o a empeorar la situación pero al menos rompería la tensión. Todos, incluido Sakura, empezaron a reír. Tardaron varios minutos en poder serenarse puesto que cada vez que la miraban volvían a estallar en risas.
- Va chicos. Ya os habéis reído suficiente.
- Lo... lo siento Sakura.- decía Eriol entre risas- pero es que antes le decía a Yamasaki que tu nunca dejas de sorprendernos pero... ¡Esto es demasiado!
- Pues yo encuentro que estás muy mona- dijo Chiaru intentando animarla.
- Más que mona sexy.- añadió Aki burlonamente.
- Pues con un poco de suerte te dejaran el disfraz para carnaval.- Rika intentaba buscarle el lado positivo
- Dejar a la pobre Sakura.- Yamasaki salió en su defensa. Se debía estar guardando algún as bajo la manga- Si a decidido trabajar como repartidora, pues debemos respetarla... seguro que "emPOLL"" las normas de los repartidores.- todos rieron ante el comentario de Yamasaki.
- Está bien, chicos. Lo he pillado. Os dejo en paquete y me voy. Tengo más cosas que hacer que aguantar vuestras bromitas- se giró para irse pero Eriol la detuvo.
- Lo siento Sakura. Hemos sido muy groseros contigo. Nos hemos pasado un "POLLO" contigo. Quiero decir un poco. - Todos reían a más no poder, incluso tenían lágrimas en los ojos.
- Eres un "caPOLLO" Eriol. No se dicen estas cosas a los amigos.- Chiaru también se apuntó a las bromas de sus amigos.
- ¿Os parece gracioso?- Sakura decía esto cruzando los brazos cubiertos de plumas a modo de las. La verdad es que estaba muy graciosa.- ¿No podéis cambiar de tema?
- Lo sentimos, mucho, no queremos que te enfades con nosotros. Tu sabes que eres nuestro "pimPOLLO" preferido.- Aki seguía bromeando pero Sakura frunció todavía más el ceño.
- Está bien. Vamos a dejar esto.- Rika se quedó pensativa y de pronto sonrió- ¿qué os parece si hablamos de la "POLLOnización" de las plantas?- Sakura tenía que asumirlo. Hoy y en los próximos días sería objeto de burla. Más le valía cargarse de paciencia. Se quitó la cabeza del uniforme y se quedó mirándolos a todos fijamente.
- ¡Oh no! ¡Alguien a decapitado al pollo!
- Será mejor que te lleves el encargo. No querríamos comernos a tus amiguitos. Sería casi canibalismo.
- Uy, uy, uy... creo que se está enfadando.- De hecho Sakura tenía una gran vena sobre la frente- será mejor que nos fuguemos. Que no vayamos muy lejos, como mínimo al "POLLO" Sur.- no parecían hartarse de bromear acerca de la vestimenta del restaurante.
- Veréis chicos. Ya se que os estáis divirtiendo mucho pero tengo cosas más importantes que hacer. Así que, por favor, vosotros continuad bromeando pero yo tengo que irme. Se giró y salió dando un gran portazo.
- ¿Creéis que nos hemos pasado?- dijo Rika quien todavía estaba riendo.
-Mmmm... puede- dijo Yamasaki pensativo. – pero... ¡Iba disfrazada de pollo!- y volvieron a reír todos juntos.
- ¿Sabéis que ha sido lo más horrible de toda esta historia? – dijo Chiaru.- Pues que Yamasaki tenía razón. Por una vez que no mentía...
Por su parte Sakura caminaba frustrada hacía el lugar donde había dejado el coche. De pronto empezó a oír la bocina de un coche que no dejaba de sonar una y otra vez. Se acercó un poco más y vio como efectivamente como su coche impedía el paso de otro coche aparcado. Lo que le faltaba. Vestida de pollo y armando jaleos. Se acercó rápidamente al coche y cuando estaba a pocos pasos salió el conductor el otro coche aparcado.
- Oiga. La gente tiene mejores cosa que hacer que esperar porque no le da la gana de aparcar bien.- Y de pronto los ojos esmeralda de ella se fundieron con una mirada ámbar. Shaoran abrió la boca a más no poder. Sakura a la vez miró al otro conductor. Realmente tenía mala suerte. Hoy era el peor día de su vida.
- Tierra trágame- dijo murmurando mientras Shaoran estallaba en risas.
- Per... perdona... Jajajaja... Tal y como vas tienes derecho a aparcar en cualquier sitio.- él tampoco podía contener sus carcajadas. Sakura en cambio frunció el ceño y se quedó inmóvil. – ¿Es que se han acabado los disfraces de monstruo destructor y has tenido que pedir uno de pollo asesino?
Sakura estalló en ese momento. No podía soportar ni una sola broma más y menos de ese sujeto. Él no tenía derecho a burlarse de ella de eso modo.
- Que pasa, ¿te parece graciosa mi indumentaria?- Shaoran se calló en ese momento. Quizás la había ofendido. Al fin y al cabo ella le había devuelta la cartera hacía pocos días. No debía ser tan mala persona, tan solo un poco extravagante. Eso explicaba su incomprensible comportamiento. Pero cuando se iba a disculpar Sakura volvió a abrir la boca- ¿No te as visto a ti mismo? Vestido en ese aburrido traje gris de oficina. Pretendiendo ser un tipo importante que se mata trabajando todo el día encerrado frente a un ordenador.- Sus palabras tenían algo de razón.- Tú tan sólo eres un insecto petulante prematuramente envejecido y de mente obtusa- Ahora la que se estaba sobrepasando era Sakura y lo sabía. Pero no podía controlar toda su rabia después de aquel horrorosa día.
- Ei, ei, ei, espera pequeña energúmena. Eres una papanatas repelente sin capacidad de percepción. Apenas has acertado. Pero permíteme decirte que el traje conjunta perfectamente con tu personalidad.
Tras estas palabras Sakura dejo caer la cabeza del disfraz que sostenía entre las manos y observó con una mirada asesina al joven chino. Esto había sido la gota que colmaba el vaso. Dio un pequeño paso y se volvió a parar. Después miró fijamente al suelo. Shaoran estaba expectante. No sabía que debía esperarse de Sakura en este mismo instante así que retrocedió un par de pasos y se situó entre su coche que continuaba aparcado y el siguiente. De pronto Sakura dio un gran paso, justo el que le permitía dar su uniforme ya que con las patas de pollo perdía movilidad.
-Ahora verás- gritó Sakura y empezó a correr hacia el pobre Shaoran.- ¡No huyas cobarde!- pero él ya se había situado tras su coche. Sakura tendría que pasar por un estrecho pasillo formado por los dos coches.
- ¡Caramba! Ya veo mi equivocación. No eres un pollo, eres un gallo de peleas.-
Con este comentario Sakura no se lo pensó más decidió ir a darle su merecido. No era propio de Sakura tener comportamientos tan agresivos pero teniendo en cuenta el día de hoy, cualquier cosa podía pasar. Pero cuando intentó pasar entre los dos coches su suerte volvió a jugarle una mala pasada. Se quedó bloqueada entre ambos a causa del enorme disfraz de pollo. Al verlo intentó moverse pero no hubo manera. Shaoran se rió ante la graciosa situación. Verdaderamente Sakura estaba muy mona vestida de pollo atrapada entre dos coches.
- ¡Vaya! Lástima que no tenga una cámara de video. Podría enviar esto a un buen concurso. Lo titularía: "cómo cazar un pollo".
Sakura intentaba salir de esa situación pero no podía. No tan siquiera podía llegar a tocar el suelo con los pies. Empezaba a desesperarse. No podía más en ese momento se habría dejado caer al suelo y se habría quedado ahí parada hasta que alguien la recogiese. Pero lo cierto es que ni tan siquiera podía dejarse caer ya que estaba atrapada. Shaoran vio que realmente la chica estaba en apuros. Viéndola vestida así y con ese mal genio se figuró que debía haber tenido un mal día y por otro lado le había alegrado su día. Se había reído mucho con la escenita y verdaderamente los encuentros con esa muchacha extravagante le hacían olvidarse de todo el cansancio de su trabajo. Debería ayudarla.
-Esta bien. Voy a intentar sacarte de ahí- pese a su buena voluntad, le era difícil contener la risa.- pero sólo si prometes no pegarme.
-Mmmm... no me dejas muchas opciones así que creo que voy a tener que aceptar.- dijo ella en tono sarcástico.
-Y si no me golpeas.
-Ya te he dicho que sí.
-Ni me das patadas, me muerdes, me gritas, me insultas o cualquiera de sus variables
- Si no me sacas pronto seré yo la que te tenga que sacar de debajo de mi coche.
-Está bien. He pillado la idea.- Entonces Shaoran se acercó a Sakura yla levantó ligeramente. Luego la movió un poco hasta que pudo dejarla otra vez en el suelo. En ese momento ambos se miraron a los ojos y permanecieron unos segundos en absoluto silencio. El que parecía haber sido su enemigo desconocido en los últimos días la estaba ayudando. – Que te parece si firmamos una sentencia de paz.- dijo Shaoran con una de sus mejores sonrisas y ofreciéndole la mano a Sakura.
Sakura miró su mano. Era una mano bastante grande y muy bien cuidada. Después volvió a mirarlo a él. Su pelo marrón estaba despeinado como siempre, pero esto no le daba un efecto desaliñado sino que le favorecía sus facciones. Sus ojos ámbar miraban expectantes a las verdes esmeraldas de Sakura a la espera de una respuesta. Y su sonrisa. Rara vez Shaoran Li sonreía pero valía la pena esperar toda una vida por verlo sonreír. Sakura se percató de que realmente era un chico muy atractivo. Después volvió su atención de nuevo hacia la mano. Sonrió y entonces le dio la mano.
- Sólo la paz temporal. Nunca se sabe lo que nos depara el futuro.
- Pero vaya. Te acabo de salvar y ahora me vienes con estas.- Shaoran se sentó sobre el capó de su coche y Sakura hizo lo mismo.
- Uy... Quizás mañana sale en las noticias y todo: "Valiente joven salva a desvalida muchacha de morir bajo las garras de un villano."
- No. Yo creo que todavía sería mejor el titular real: "Apuesto joven salva a un pollo gigante de una trampa espontánea creada por dos coches."- Sakura golpeó levemente el brazo de Shaoran. – ¡Ei! - dijo él acogiéndole la mano para que no le volviese a golpear.- Me has dicho que si te sacaba de ahí no me volverías a pegar.
- Esta bien. Oye... Siento si he estado un poco grosera pero es que he tenido un mal día y encima... vestida con este ridículo uniforme lo único que me faltaba era alguien más burlándose de mí.
- Vaya. Yo también lo siento. No debería haberme metido contigo. ¿y porque a sido tan horrible tu día?
Sakura miró al joven chino. ¿Hacía falta contestar esa pregunta?
-Bueno. Por si no te has percatado. Voy disfrazada de pollo. Este es mi nuevo trabajo. Y parece que incluso mis amigos se lo pasan en grande riéndose de mí. Por suerte ya he terminado todos los pedidos por hoy.
- No te lo tomes a mal. Es sólo que estás muy graciosa vestida de pollo. Pero piensa que podría ser mucho peor.
- Si, claro. Me podrían haber disfrazado de vaca, aunque el restaurante se llama "El Pollo Loco".
- O de cerdo.
- Espero que no estés insinuando nada con ese comentario.- dijo Sakura mirándolo de reojo.
- No, por supuesto que no, señorita.- dijo el moviendo los brazos- Va para mejorar tu día te invito a una copa.
- ¿Estás de broma? Sigo vestida de pollo. Que crees que pensaría la gente cuando me viese entrar.
- Pues que soy un buen cazador.- dijo Sahoran tranquilamente. Sakura se rió ante su comentario. Shaoran se sentía bien. Ahora estaba más relajado que antes y había olvidado todas las preocupaciones del trabajo. Un cargo tan importante conllevaba también mucha responsabilidad.- Bueno. Pues de cualquier modo creo que sería mejor irnos de aquí. Empieza a hacer mucho frío.
- Ves, yo con mi plumaje no tengo ese problema. Eres libre de irte cuando quieras.
- Mmm... la verdad es que no, pollo. - dijo Shaoran francamente. Sakura ni se molestó en protestar por el mote que le había asignado. Empezaba a resignarse. Pero ante el comentario un gran interrogante surgió sobre su cabeza, ¿a qué se refería?- De hecho tu coche sigue bloqueando la salida de mi coche así que no puedo irme.
Sakura sonrió al recordar como había empezado todo.
- Vaya. Lo siento. Supongo que esto si que a ha sido mi culpa. Ahora mismo lo muevo.
- Esta bien. Oye... hasta pronto pollo. – dijo tímidamente Shaoran.
- Si, hasta que el destino vuelva cruzar nuestros caminos. – y dicho esto Sakura se metió en el coche arrancó y se fue hacia el restaurante. Los encuentros con ese muchacho empezaban a intrigarle. Era demasiada casualidad encontrarse tantas veces con él. ¿Casualidad? En ese momento recordó a su amigo Eriol diciendo: "las casualidades no existen, sólo lo inevitable". ¿Sería esto inevitable? Sólo el tiempo lo diría.
Notas de la autora. (intentaré ser breve): ¿qué os a parecido? ¿Os ha gustado? En caso afirmativo me alegro mucho. Como ya he dicho antes le dedico este capítulo a la cumpleañera Tomoyo. POR FAVOR si tenéis alguna queja, idea, comentario o cualquier cosa decírmelo. Me encantaría que lo hicieseis. Acepto cualquier tipo de critica y queja (pero no me enviéis mails bomba ni nada por el estilo).
La canción que he utilizado se llama "The worst day ever" by Simple Plan. Y realmente creo que sakura ha tenido uno de los peores días de su vida... ¡Que bochorno! Pero después de la tormenta siempre llega la calma. Esperemos que la tormenta de Sakura no dure demasiado.
Mil Gracias a todos por leer mi fic.
Carmen Dreaming Angel.
