Capítulo 4. El sueño.
Yuri había recuperado su voz, pero aún no recuperaba sus recuerdos. El neurólogo y el Dr. Stein estaban de acuerdo en algo: no iba a ser fácil que ella recuperara la memoria. "El problema es", decían, "que no tenemos ni la más mínima ni remota idea de quién es, así que nos resulta difícil ayudar, pues si tuviésemos alguna pista, podríamos mostrarle objetos o situaciones que se relacionaran directamente con su vida y de esa manera hacerla recordar". La única pista real que tenían era el dije que ella llevaba puesto cuando la encontraron. Al reverso del mismo estaban grabadas las letras "LD" y unos números: 29/07/81. Yuri suponía que las letras eran iniciales (tal vez las de su nombre verdadero) y los números una fecha (probablemente la de su nacimiento). Si esto era correcto, ella tendría poco más de 22 años. Desgraciadamente, esa inscripción no le decía nada más.
Al detective Von Tornitz empezaba a parecerle sospechosa la situación.
No es normal que una chica aparezca en el río, sin identidad, sin pasado, sin recuerdos.- le decía constantemente a Genzo cada vez que se reunían.- antes no había sospechado, pero ahora que he descubierto que nadie sabe nada de ella, me parece de lo más extraño.
No comparto sus sospechas.- le contestaba Wakabayashi.- estoy seguro de que ella es una chica inocente, víctima de alguna banda de secuestradores.
De todos modos deberías andarte con cuidado.
Yuri, por su parte, se sentía perdida. A pesar de que le encantaba ser la asistente del Dr. Stein y le fascinaba poder asistir a todos los entrenamientos del Hamburgo, se sentía como una intrusa. Ella sabía que esa vida no le pertenecía. Y lo peor no era eso: ni siquiera sabía qué vida en realidad era la suya. No podía recordarlo, por más que lo intentara. El neurólogo le había dicho que probablemente empezara a soñar con su vida anterior, y tal vez así empezara a recordar. Pero, hasta la fecha, ella no había tenido ningún sueño. Yuri sabía muy bien que si no fuera por el joven que la rescató del río, ella se habría marchado de esa ciudad en busca de su pasado.
El joven que la rescató del río. Y que la llevó a vivir con él, a pesar de ser ella una perfecta extraña. Genzo Wakabayashi. El portero del equipo de Hamburgo. Toda una estrella del sóccer. Él la había cuidado desde el primer momento. La había aceptado como su compañera, y más que eso, la había aceptado como su amiga. Le había dado su plena confianza. Yuri no deseaba defraudarlo, aunque se pasara el resto de su vida sin recordar jamás su verdadera identidad. Ella no sabía a ciencia cierta qué era ese extraño y maravilloso sentimiento que surgía en su interior cada vez que su mente volaba hacia él. Pero sí sabía que era un sentimiento prohibido.
Al Dr. Stein se le había ocurrido una idea: llevar a Yuri al lugar de los hechos. El río era el único lugar donde ella podría recordar. Genzo no estaba muy convencido, temía que el trauma fuese demasiado fuerte.
Por eso debes llevarla tú, Yuri te tiene muchísima confianza.- le dijo el doctor. Wakabayashi no dijo nada, pero sonrió para sus adentros. Sí, ella le tenía mucha confianza, era evidente que estaba segura de que él cumpliría su promesa.
Está bien. Mañana la llevaré al lugar donde la encontré.
Al día siguiente, Genzo le explicó a Yuri la estrategia del Dr. Stein. Ella se mostró un poco dudosa, pero aceptó; al fin y al cabo, no tenían un plan mejor. Decidieron saltarse el resto del recorrido rutinario y se dirigieron directamente hacia el río. Genzo la condujo hacia la colina donde la había visto por primera vez.
Mira, allí es donde te encontré.- dijo al tiempo que señalaba el lugar exacto donde ella había estado.
Ella no dijo nada por unos instantes; se limitó a observar el río con cierta melancolía.
Ojalá pudiera recordar algo.- murmuró.
No te presiones, esto llevará su tiempo. Recuerda lo que dijo el neurólogo. Además, es muy probable que haya alguien buscándote en algún sitio. Tarde o temprano te encontrarán. Ya lo verás.
Pero... ¿y si eso no es verdad? ¿Qué tal si no hay nadie buscándome? ¿Qué tal si a nadie le importo? ¿Qué tal si en realidad lo que querían era deshacerse de mí?
En este punto, la voz de Yuri se quebró. Los ojos se le llenaron de lágrimas, pero ella hizo todo lo posible para no derramarlas. Genzo se le acercó y la tomo de los hombros.
Ésas son tonterías. Nadie en su sano juicio querría deshacerse de una mujer como tú. Yo no conozco a la otra Yuri, pero ésta es maravillosa. Estoy seguro que la otra también lo es. Ánimo, no pierdas la esperanza.
Al oír estas palabras, ella lo abrazó. Él se sorprendió, pero sabía muy bien qué era lo que tenía que hacer: la tomó entre sus brazos y le acarició el cabello. "Todo saldrá bien; yo estaré contigo...".
Por la noche, nuevamente estaba lloviendo. Wakabayashi y Kaltz debían asistir a una reunión "especial" del equipo.
Psssss, ¡vaya manera de hacernos perder el tiempo! Como si no supiéramos que es pura publicidad.- dijo Kaltz.
Yuri se negó a asistir pretextando que se sentía muy cansada y que a final de cuentas, ella no tenía nada que hacer allí. La verdad era que desde esa mañana se sentía más extraña de lo habitual. Más fuera de lugar ("jujuju, un término muy apropiado", pensó con cierta amargura). Genzo, que últimamente se había vuelto muy perceptivo para los cambios de humor de Yuri, le preguntó preocupado si algo andaba mal.
No te preocupes.- le contestó ella.- es solo que ayer me desvelé terminando un reporte para el Dr. Stein, eso es todo.
Tal vez no debería ir.- dijo Genzo.
No digas tonterías, eres el SGGK, el mejor portero de Alemania; y me atrevería a decir que el mejor del mundo; todos van a estar esperando por ti.- contestó ella.- vamos, váyanse ya que se les hace tarde.
Wakabayashi aceptó, aunque con ciertas dudas aún: "cualquier cosa que necesites, no dudes en llamarme". Ella le contestó que todo estaría bien, que no iban a irse 5 años sino solo 5 horas. Los despidió desde la puerta mandándoles un beso pícaro.
En cuanto ellos se fueron, Yuri se despojó de la falsa alegría con que los había despedido. "Eres una intrusa", se dijo a sí misma, "no perteneces a este lugar, nunca lo has hecho". Las lágrimas empezaron a correr por su rostro. "Si tan solo pudiera recordar algo... lo que fuera...". Se acostó en el sillón de la sala, con el propósito de derramar todas sus lágrimas. La verdad es que no quería que nadie la viese llorar. Mucho menos Wakabayashi.
La lluvia arreció hasta convertirse en tormenta. El cielo estaba surcado por relámpagos que hacían parecer tétrica a la hermosa ciudad de Hamburgo. Eran ya las 2 de la mañana; Wakabayashi y Kaltz salían de la reunión, la cual se había prolongado más de lo que se tenía planeado.
Yo no sé por qué nos mandaron llamar a todos. Los periodistas solo estaban interesados en ti, mejor hubieras convocado a una rueda de prensa.- le dijo Kaltz a Wakabayashi.
Lo siento amigo, no es culpa mía. Díselo al presidente del equipo.- le dijo él.
En ese momento, Kaltz vio una silueta conocida caminando por la calle como si tal cosa, como sino fueran las 2 de la mañana y no hubiera un aguacero cayéndoles encima.
Wakabayashi-san, ¿ésa no es Yuri?.- le preguntó. Genzo se sobresaltó: Kaltz tenía razón, hubiera reconocido esa cabellera en cualquier parte del mundo.
¿Qué demonios está haciendo ella aquí? ¿Y a esta hora? ¿Y con esta tormenta? Espera aquí amigo, voy tras ella.- dicho esto, Wakabayashi salió detrás de la chica.
¡Espera, Wakabayashi-san!.- gritó Kaltz, pero Genzo no lo escuchó. Su mente estaba fija en la joven que caminaba a varios metros por delante de él.
Yuri no lo sabía, pero ella esta soñando. En algún momento se quedó dormida en el sillón de la sala y al poco rato, aún dormida, se levantó y salió a la calle. Se dirigía al río. Pero tampoco lo sabía. De lo único que estaba consciente era que se encontraba en un lugar muy hermoso: un enorme prado cubierto de reluciente pasto y bellas flores. Había mucha gente alrededor de ella: hombres, mujeres y niños que comían, reían y jugaban. Un día de campo. Y todos la saludaban al pasar. Yuri les sonreía, como si esas gentes siempre hubieran formado parte de su vida. Llegó hasta un pequeño promontorio que se alzaba sobre un lago. Desde el agua había un grupo de jóvenes que le gritaban que se reuniera con ellos. "¡Salta! ¡Salta!", clamaban. Uno de ellos gritaba un nombre... su nombre... pero en ese momento, el promontorio parecía alzarse más y más, el cielo comenzaba a oscurecerse y las voces que le gritaban comenzaron a cambiar, y no solo las voces, la gente también... se convirtieron en seres horribles que le hacían muecas y gestos con las manos. Yuri se dio la media vuelta e intentó alejarse, pero esos seres horribles también estaban detrás de ella, la tenían rodeada. Yuri se alejó lo más que pudo de esas personas, hasta llegar al borde del promontorio. "¡Salta, salta!" seguían gritando las voces, cada vez con más fuerza. "¡Noooooo, déjenme en paz!" chillaba ella, pero uno de los seres se acercó a ella, la sujetó e intentó arrojarla al agua. Ella forcejeba, gritaba, luchaba con todas sus fuerzas...
¡Yuri! ¡YURI! ¡Vamos, despierta! Soy Genzo, tranquilízate por favor.
Ella se sobresaltó. Estaban en lo alto de la colina a donde Wakabayashi la había llevado el día anterior. Genzo la tenía entre sus brazos, y todo parecía indicar que él quería evitar que ella se arrojara al río.
Parece que eres sonámbula. Estabas caminando dormida como si tal cosa. No sé que habrás estado soñando, pero se notaba que deseabas lanzarte al agua... .- pero él no pudo continuar la frase por que ella súbitamente lo abrazó y comenzó a llorar desesperadamente.
¿Qué te sucede? ¡Estás temblando! ¡Dime que te ocurre por favor!.- le preguntó Wakabayashi, sumamente preocupado al notar lo desesperada que ella estaba.
¡Ay, Gen! A sido horrible... ¡ellos quieren acabar conmigo! ¡Quieren deshacerse de mí!.- le contestó ella entre francos sollozos de terror. Él la abrazó con fuerza.
Eso no lo permitiré. Nunca. Jamás voy a dejar que nadie te lastime. Yo estaré a tu lado para protegerte... para siempre.- le dijo mientras sentía como las lágrimas de ella mojaban aún más su pecho.
Y allí se quedaron los dos, fuertemente abrazados, bajo la fría lluvia de febrero...
