Capítulo 9. La confesión.
Hamburgo, Alemania.

Al llegar a su departamento, Wakabayashi encontró a Yuri guardando sus escasas pertenencias en una maleta.

- ¿Qué haces, por qué estás empacando? ¿Nuevamente huyes, igual que como lo hiciste ayer?
- No estoy huyendo, pero no puedo seguir viviendo contigo, no después de lo que pasó en Munich.
- ¡Ah! Supongo que Schneider al final logró convencerte, ¿no es así?
- Otra vez con lo mismo, ¿quieres dejar a Karl fuera de esto?
- ¡Ja! Lo haré cuando esté seguro de que no te lavó al cerebro, aunque tal parece que ya lo hizo. Sé que lo viste esta mañana, ¿qué fue lo que te dijo?
- ¡No me lavó el cerebro! ¡Y no te importa lo que él me haya dicho! Se ha portado muy bien conmigo... para que lo sepas, me pidió que fuera su novia, me dijo que no le importaba que no recordara mi pasado, que con todo... él me quiere...

Genzo aprieta los puños, pero al hablar su voz muestra indiferencia...

- ¿Y qué le contestaste?
- Le dije... le dije que no, que agradecía mucho su apoyo, y que a pesar de que él me gusta, yo no podía aceptar ser su novia hasta no descubrir quien soy.
- Ya entiendo... entonces me dejas para irte con él, ¿cierto?
- ¡Me voy porque las cosas no pueden seguir así! Kaltz me contó sobre la gran rivalidad que ha habido entre ustedes desde que se conocieron, la cual aumentó cuando tú empezaste a salir con Marie. ¿Qué no te das cuenta de lo que sucede? Tú no sientes nada por mí, simplemente no puedes soportar que Schneider consiga algo y tú no. ¡Yo no estoy dispuesta a ser otra manzana de la discordia! ¡NO SOY UN OBJETO! ¡NO TIENES DERECHO A JUGAR ASÍ CONMIGO!

Conteniendo las lágrimas, Yuri dio la media vuelta y salió del apartamento. Le dolía. Le dolía y mucho, porque ahora, más que nunca, ese sentimiento prohibido hacia Genzo surgía con una fuerza incontenible en su interior...

No sabía a donde iba ni lo que hacía; lo único que en esos momentos quería era irse muy lejos de allí. Bajó una escalinata casi corriendo, pero justo cuando acababa de bajar alguien llegó por detrás y la abrazó por la cintura. Yuri se da cuenta de que es Genzo el que la está abrazando.

- ¿Qué haces? ¡Suéltame!.- murmura Yuri, completamente avergonzada. Pero él la abraza con más fuerza.
- No voy a dejarte ir.- le susurra al oído.- no pienso perderte. Él la hace girar para que queden frente a frente.- ¿Cómo se te puede ocurrir pensar que lo que siento por ti es debido a mi rivalidad con Schneider? ¿Es que no lo sabes aún? Me he enamorado de ti. Yo te quiero, Yuri, sin importar quien seas, sin importar nada...

Yuri no puede desviar la mirada de los ojos de él...

- He tratado de enterrar mis emociones.- continúa Genzo.- y no logro continuar engañándome... es inútil el seguir negando... que te amo...

En ese momento, Genzo se inclina y la besa en los labios. Ella cierra los ojos y se pierde en el torbellino de sensaciones que la inundan... Al finalizar el beso, ella apoya su cabeza contra el pecho de él.

- Ahhh, mi querido Gen, yo te he amado desde que me rescataste del río, por más que quise no pude evitar este sentimiento... solo estando contigo siento que no importa nada, que no importa quien sea o de donde venga, siento que solo soy... que solo soy yo. Pero... ¿qué va a pasar ahora? No puedo estar por siempre sin saber de donde vengo, y tampoco es conveniente para ti.
- Te prometí que te ayudaría a recuperar tus recuerdos, y no te voy a fallar, y ahora menos que nunca, pues sabiendo que me amas nada será imposible.
- Pero...
- Confía en mí, no te fallaré.

Yuri sonríe, y para Genzo, esto es más que suficiente. Deciden regresar al departamento, ya que parece que va a llover, el cielo se está nublando (otra vez).

- Espera a que Kaltz se entere, tiene ya un mes burlándose de que parecemos novios.- dijo Yuri, solo por decir algo.
- Ah, ¿así que era eso con lo que te molestaba? Nunca habías querido decirme.
- O sea, ¿crees acaso que te hubiese dicho algo así? Cada vez que me lo decía me entraban las ganas de arrojarlo por la ventana.
- Ja, ja, algunas veces se lo merece.

Al llegar al edificio, se dieron cuenta de que a la entrada del mismo se encontraban un grupo de personas, dos de ellos eran el detective Von Tornitz y el Dr. Stein; la tercera persona era un hombre joven, de cabello negro y ojos claros, casi azules, quien, al ver al verlos llegar, se les acercó trotando, casi corriendo.

- ¡Lily! ¡Estás viva, no puedo creer que al fin te haya encontrado!.- gritó el joven.

Yuri inmediatamente se detuvo.

- Leo... .- murmuró.
- ¿Lo conoces? ¿Lo recuerdas? .- le preguntó Genzo.
- Sí... él es... él es... es mi prometido...

En ese momento, el joven llegó hasta ellos y abrazó a la chica, mientras que Genzo los observaba, completamente sorprendido...