Capítulo 10. La despedida.
El joven por fin soltó a Yuri.
Mi amor, no sabes lo preocupado que he estado por ti, ya había comenzado a perder la esperanza.- dijo.
Perdone, ¿quién es usted?.- preguntó Wakabayashi.
¡Ah! Disculpe usted mis malos modales, pero la alegría de ver a Lily sana y salva me han hecho olvidarme de todo. Yo soy Leonardo García y ella, porque supongo que aún no lo sabe, es Lily Del Valle, mi prometida.
Este hombre respondió al llamado que se hizo a la embajada de México sobre Yuri.- terció el detective Von Tornitz.
Tardamos muchísimo en localizar a Lily, nunca pensamos que ella podría encontrarse en Alemania, pues desapareció en España. Jamás nos imaginamos que la llevarían por media Europa.- dijo Leonardo.- ¡Por Dios! Lo que debiste haber sufrido... .- continuó dirigiéndose a Yuri.
Ella había enmudecido; como en una especie de flash back empezaban a llegarle imágenes de un hospital, de un tiroteo, de un secuestro a plena luz del día...
Es demasiado.- murmuró.
No te esfuerces, los recuerdos llegarán por si solos pero no debes forzarlos.- intervino el Dr. Stein.
No te preocupes amor, no te pude proteger aquella vez, pero ahora será diferente.- dijo Leonardo, abrazándola de nuevo.
Wakabayashi, sin decir una palabra, se dirigió con paso firme a su departamento.
Wakabayashi.- lo llamó el detective Von Tornitz.- sé que esto fue muy repentino, pero necesitábamos actuar cuanto antes, Yuri... perdón, Lily, podría correr peligro, aún no se sabe quien o quienes la secuestraron y por qué.
Antes de que Wakabayashi pudiera responder, Kaltz y Rina aparecieron.
¿Es cierto que ya saben quien es Yuri?.- preguntó Kaltz.
¿Y que ya llegaron sus familiares?.- preguntó a su vez Rina.
Su prometido fue el que llegó.- respondió Genzo. Solo Kaltz captó el tono amargo de su voz.
Eh... ustedes fueron quienes cuidaron a Lily, ¿verdad?.- Leonardo se dirigía a ellos.- no encuentro palabras para agradecerles, si pudiera pagarles de alguna manera...
No la cuidé para obtener una recompensa.- respondió Genzo con frialdad.
Al menos podría decirnos algo sobre ella.- intervino rápidamente Rina, pues urgía desviar el tema.
Bueno, pues ya había comentado que ella es Lily Del Valle, mi prometida, ambos somos médicos mexicanos y estábamos trabajando en el hospital de Cardiología más importante de España cuando ella desapareció. Llevamos meses buscándola, aunque a estas alturas ya no esperábamos encontrarla con vida... es por eso que tardamos tanto en responder al llamado de la embajada.
¡Dios mío! ¿Tienen alguna idea de quien pudo haberlo hecho?.- preguntó Rina, muy asustada.
No, y puesto que ella perdió la memoria tal vez no sepamos nunca qué fue lo que pasó. De cualquier modo, no creo que eso importe ya, Lily está a salvo y ahora todo podrá volver a la normalidad.
¡Ja, no puede estar hablando en serio!.- estalló Wakabayashi.- ¿De verdad cree que ella no corre peligro? ¡La encontré casi muerta en el río! Quienquiera que haya intentado matarla lo intentará de nuevo.
No lo creo.- le respondió Leonardo.- nosotros creemos que solo querían pedir rescate, algo salió mal y la abandonaron. Punto.
Daba la impresión de que Wakabayashi quería ahorcar a Leonardo. Solo que en ese momento apareció un grupo de muchachos latinos, quienes al ver a Lily y a Leonardo se abalanzaron sobre ellos. Wakabayashi aprovechó para retirarse a su departamento. Kaltz lo siguió, pero Rina, sospechando que era un asunto de hombres, se fue con el Dr. Stein.
Wakabayashi-san.- llamó Kaltz.- ¿qué piensas de todo esto?
Es maravilloso, al fin sabemos quien es en realidad Yuri.- contestó el aludido, con un tono de voz que indicaba todo lo contrario.
Si me permites una observación, no parece que eso te agrade mucho.
No sé de que hablas.
Vamos amigo, deja ya de negarlo, ¿o es que acaso no te importa que ella se vaya con otro?
Sin previo aviso, la puerta del departamento se abrió y Lily entró por ella. Aún se veía aturdida.
¡Ah! Lo lamento, no quise interrumpir.- dijo, al ver que Kaltz y Genzo estaban allí.
No te preocupes, ¿qué ocurre? ¿Vienes por tus cosas?.- contestó Wakabayashi, quien aún no cambiaba su tono amargo de voz.
Eh, yo me voy, los dejo solos. Nos vemos luego.- dijo Kaltz, cerrando la puerta.
Lily se quedó pensativa unos instantes, como si en esos momentos le hubiese caído el veinte de que apenas 20 minutos antes ella le había confesado a ese hombre que lo amaba.
Gen... yo... no sé que decir...
No tienes que decir nada, tu gente te ha encontrado, es maravilloso. Bien, debes terminar de arreglar tus cosas, estoy seguro de que tu prometido desea llevarte de vuelta a México lo antes posible.
Gen, por favor, quiero que sepas que lo que siento por ti no se esfumó solo porque Leo apareció. Es decir, él es mi prometido, pero tú... tú has estado conmigo todo este tiempo y...
No digas más. Ambos sabemos qué es lo que hay que hacer. Tú tienes una vida propia, ambos lo sabíamos desde el principio. Fue algo muy estúpido e ingenuo de mi parte pensar que yo podía encajar en ella, o más estúpido aún, pensar que tú te integrarías a la mía.
Pero...
No.- la calló poniéndole un dedo sobre los labios.- sabes que no puede ser. Tienes una carrera, hay gente que te necesita. Y estás comprometida con otro hombre. No puedes, y no debes, tirarlo todo por la borda solo por una relación que nunca existió. Y yo no puedo pedirte que lo hagas por mí.
Gen...
Sabes que es lo correcto, no está bien pensar solo en posibilidades en vez de cosas concretas. Yo no soy así y sé que tú tampoco lo eres. Vamos, tus amigos te esperan.
Tocaron a la puerta. Eran Leo, Rina y una chica latina; venían a ver si Lily ya estaba lista.
Denme solo un par de minutos.- pidió Lily.- ya casi termino.
Rina quería saber qué era lo que había pasado, pero Genzo había vuelto a ponerse su máscara de fría indiferencia. Lily no tardó en volver. Bajaron al estacionamiento en donde ya los aguardaba una camioneta de la embajada mexicana. Lily se despidió con un apretón de manos del detective Von Tornitz y con un abrazo de Kaltz, Rina y el Dr. Stein, y les agradeció todo lo que habían hecho por ella. Wakabayashi habíase quedado unos cuantos metros atrás. Él le tendió la mano, pero ella le echó los brazos al cuello.
Toma.- cuando se separaron, Genzo le tendió un pequeño aparato, apenas más grande que una calculadora de bolsillo.
¿Qué es?
Es una pequeña computadora que envía e-mails. De vez en cuando, hazme saber que te encuentras bien.
Te lo prometo.- dijo ella.
Subió a la camioneta, y antes de que ésta arrancara, sonrió y les hizo un gesto de despedida con la mano. Después, miró al frente y no volvio la vista atrás ni una sola vez.
Esa noche, cuando Wakabayashi se acostó esa noche, sintió algo extraño en su almohada; al sacudirla, algo cayó al suelo con un suave tintineo: era el dije de plata de Lily. Ella se lo había dejado como recuerdo.
