Capítulo 14. Tomando una decisión.
Wakabayashi, Tsubasa, Sanae, Kaltz, Rina, Azalea y Leonardo se encontraban en esos momentos en la embajada mexicana, en donde ya se encontraban reunidos el detective Von Tornitz y los embajadores de México y Alemania.
Esto es lo que sabemos.- hablaba el detective.- la Dra. Toledo y la Dra. Del Valle fueron secuestradas por los Mattute, una poderosa familia perteneciente a la mafia. Giovanni Mattute, el líder, sufre de una grave insuficiencia cardiaca y necesita de un transplante. Hace 6 meses robaron un corazón de un hospital en Frankfurt y hace apenas 12 hrs. otro corazón desapareció. Ahora, han secuestrado a la doctora que ha tenido más éxito en este tipo de cirugías. Todo es obvio: desean que la Dra. Toledo opere a Mattute.
¿Y Lily que tiene que ver en todo esto?.- preguntó Azalea.
No lo sabemos aún, pero es muy probable que simplemente haya estado en el momento equivocado en el lugar equivocado.
¿Y qué es lo que van a hacer ahora? ¿Van a buscarlas o que harán?.- preguntó Leonardo.
Haremos lo posible.- dijo el detective.- pero...
Pero...
No hay muchas esperanzas. Realmente nadie sabe en donde se encuentran los Mattute, o siquiera cómo son físicamente. Tienen miles de fincas en toda Europa y miles de reclutas. Son muy pocas las personas que los conocen a fondo, y éstas son muy leales, se matarían antes que soltar palabra alguna. No lograremos descubrir a tiempo en dónde tienen a sus rehenes. Lo único que sabemos es que Mattute tiene una hija de 33 años, Gianella, quien es la segunda al mando; las pocas personas que la han visto y que han vivido para contarlo dicen que es una mujer muy bella, pero muy fría. El día que Lily desapareció en España, una mujer que corresponde a la descripción de Gianella Mattute fue vista en las cercanías del hospital. Este dato nos confirma que son ellos los secuestradores, pero desgraciadamente no podemos hacer nada más.
Todos quedaron momentáneamente en silencio. De pronto, y sin previo aviso, Wakabayashi tomó a Leonardo por las solapas del saco, lo levantó en vilo y lo empujó contra la pared.
¡Todo esto es tu culpa!.- le recriminó.- ¡Tú debiste estar con ella, debiste haberla protegido!
El detective Von Tornitz, Kaltz y Tsubasa trataron de contener a Genzo, pero era tanta la fuerza y la furia del joven que apenas podían con él.
¡Ya basta!.- dijo el detective.- ¡No conseguiremos nada con esto!
¡Tienes que calmarte Wakabayashi.- dijo Tsubasa.- ¡Vamos, contrólate!
Genzo al fin se tranquilizó. Soltó a Leonardo y salió de la embajada. Tsubasa no tardó en darle alcance.
Wakabayashi-kun, entiendo como te has de sentir. No quiero ni pensar qué sería de mí si algo así le pasara a Sanae.
Al menos.- respondió Genzo.- tú no cometiste la estupidez de dejarla ir...
Esperen.- era Sanae, quien venía con Kaltz y Rina.- ¿Qué vamos a hacer ahora? ¿Quedarnos de brazos cruzados?
¿Y qué podemos hacer nosotros, Sanae-chan? Si la policía no puede hacer nada, nosotros menos.- contestó Tsubasa.
Pero aun así, deberíamos intentar hacer algo, buscar pistas, no sé.- terció Rina.- me siento tan impotente...
¿Qué pasa, Wakabayashi-san?.- preguntó Kaltz, al ver que Genzo miraba fijamente una cosa que traía en la mano.
Lo que sucede... es que ya sé en donde tienen a Yuri.- respondió.
¿QUÉ? ¿Cómo lo sabes?.- preguntaron todos al mismo tiempo.
Por esto.- Genzo mostró el aparato que traía en la mano: una minicomputadora, idéntica a la que le había regalado a Lily.- ella acaba de enviarme un mensaje.
Pero, ¿qué cosa es eso? ¿Un localizador?.- preguntó Sanae.
No exactamente. Es una computadora de bolsillo que manda y recibe e-mails, pero como usa un sistema satelital, puedo saber su ubicación exacta. Y por lo que veo, Yuri traía la suya cuando la secuestraron, ahora ya sé en donde se encuentra.
¿Pero qué esperamos? ¡Hay que decirle al detective Von Tornitz!.- gritó Rina.
No. Tú lo oíste: no las encontrarían a tiempo. El fuego, solo se combate con fuego.- dijo Wakabayashi.
Ninguno entendió de que hablaba, excepto Tsubasa.
¿No irás a... .- quiso preguntar Tsubasa.
Sí. Debo hacerlo.- lo interrumpió Wakabayashi.
Pero dijiste que nunca...
Sé que fue lo que dije, pero esto es algo de vida o muerte. No me importa romper mi promesa si con esto puedo salvarle la vida.
Sanae, Rina y Kaltz miraban alternativamente a uno y a otro, sin acabar de entender qué era lo que estaba pasando. Wakabayashi sacó su celular y marcó un número de larga distancia.
Buenas noches. Soy Genzo Wakabayashi y deseo hablar con mi padre.
