Siempre te amé (2ª parte)
El tiempo pasó pero nunca olvidé tu amor

La magia los había llevado hasta una cálida habitación. Estaba muy bien decorada. Los colores burdeos y negros hacían un excelente juego. De seguro era la habitación del príncipe. No sólo los colores lo delataban, también la videoconsola, la patineta y la pelota de fútbol en un rincón, decían que ésta era y no otra.

Akatsuki recostó a Doremi en la cama, su cama. Se acercó a ella, se sentó a su lado.

-¿Te encuentras bien?
-Si- susurró.
-¿No tienes hambre o sed?
-No- susurró nuevamente intentando no ver la amable mirada del muchacho.

El chico se levantó. Fue hasta lo que parecía un armario y sacó una túnica. No era de mago sino más bien de una princesa.

-Ten- le dijo con una amable sonrisa mientras dejaba la ropa en la cama- tal vez te queden.

Y con estas palabras salió de la habitación y dejó sola a Doremi.

-¿Por qué eres... tan amable conmigo?

Comprendió de inmediato la intención de su amigo. Se quitó sus broches y dejó caer su húmedo cabello para que se secara. Se cambió rápidamente las mojadas y pesadas ropas por esa cómoda túnica color rosa. Le quedó a la perfección. Se miró en un espejo y sintió que se veía muy linda con aquella ropa. Por alguna razón se acordó de aquellos tiempo en que era aprendiz de bruja, recordó los momentos que pasaba junto a la bebé Hana, el día en que la conoció y que gracias a ella pudo conocer al chico del cual se enamoró... su conjuro, recordó su conjuro... un conjuro de aprendiz...

-Pirika Pirirara...¿Pirika Pirirara...?- no podía recordar como iba- ¿Pirika Pirirara...?
-...Poporina Peperuto- dijo una amable voz- Pirika Pirirara Poporina Peperuto... ¿No recuerdas tu conjuro?
-Creo que no- dijo tristemente y una vez más intentando no mirar al chico- ha pasado tanto tiempo.
-Mucho tiempo.
-Ésta ropa es muy linda.
-Era de mi madre- dijo con angustia- es uno de los poco recuerdo vivos que tengo de ella. Antes de que el Mundo de la Magia se separara, mi padre conservaba todos los recuerdos de mi mamá. Pero cuando lo perdió todo, creo que también debió sentir que ya la había perdido para siempre. Mandó a quemar todo lo que le recordase a ella, ese vestido fue lo único que pude salvar.
-Nunca antes me habías hablado de tu madre- Doremi se había acercado a él- ¿Cómo era ella?
-Era una persona muy especial.

Akatsuki se sentó en el suelo. Chasqueó los dedos. Una bandeja con varios bocadillos hizo su aparición en el instante. No se dijeron nada mientras comían. Pero una vez terminada la comida, Doremi preguntó:

-¿Qué hacías en Misora?
-Para ser sincero, logré escaparme para ir a visitarte- el pobre chico hacía esfuerzos para no acordarse de la escena en que había hallado a Doremi.
-¿Por qué me fuiste a visitar?
-Porque yo...- balbuceaba un sonrojado Akatsuki- porque yo necesitaba... decirte...
-Gracias- interrumpió la chica- se me había olvidado darte las gracias por rescatarme... ¡Muchas Gracias!- abrazó al muchacho en un momento de impulso.
-Doremi yo...
-Te quiero mucho- dijo en un susurro.

El príncipe del Mundo de los Magos se sonrojó. No podía creerlo: Aquella chica se le había declarado.

-Te quiero mucho Akatsuki.
-Esto... ¡Esto no está bien Doremi!- dijo él mientras la alejaba de sí mismo.
-¿Por qué?
-Doremi yo... yo también te quiero mucho- confesó- pero... ¡Esto es imposible!... Tú eres una chica del Mundo Real y yo soy el príncipe del Mundo de los Magos... ¡Somos muy distintos!
-No me importa- dijo Doremi y levantó la mirada, vio a los ojos de Akatsuki y luego...

Y luego sucedió: Sus miradas se cruzaron, cerraron sus ojos, acercaron sus rostros... y un beso se formó entre los labios de los dos.

Se separaron. Los pensamientos de cada uno estaban confusos. Doremi, por un lado, estaba muy sorprendida ante su propia actitud del momento... ¿Había sido violada hace unas horas por el que creyó que era su mejor amigo y lo único que quería ahora era estar con un muchacho que no veía hace tiempo y que además no le tenía la misma confianza que había tenido alguna vez con Kotake?

Akatsuki, por otro lado, se reprochaba su actitud... ¿Cómo fue capaz de besarla? ¿Por qué lo hizo?... Hace unos momentos atrás su "amiga" había pasado por un mal momento y, por una fracción de segundo, él había pensado en hacer... ¿Lo mismo?

-¡Esto no está bien Doremi!... ¡Mejor vete!
-No quiero irme... quiero estar contigo... déjame quedarme aquí- le suplicó, siempre mirándole a sus ojos.
-Pero esto... está mal- Akatsuki intentó hacerle frente a esa mirada- esto está mal... Doremi, esto...- intentó evitar acercarse nuevamente al rostro de Doremi, no pudo.

El príncipe se dejó vencer ante esa mirada. La pareja se dejó caer a un nuevo beso y a nuevas caricias. Sin dejar de besarse se subieron en la cama. Las caricias se hicieron presentes para explorar el cuerpo del otro.

Empezaron a sentir que la ropa les estorbaba. Akatsuki empezó a retirar la túnica de Doremi, mientras que ella desabrochaba torpemente el atuendo del mago.

Quedaron desnudos ante el otro. No les importó. Sus mentes ya no podían pensar, sólo se dejaban llevar por el momento, sólo podían dejar fluir aquellas nuevas y placenteras sensaciones que estaban experimentando. Y entonces ocurrió: Akatsuki se introdujo en Doremi. Ambos temblaron ante el primer contacto íntimo con el otro... pero el momento de amor se rompía al igual que la virginidad de la chica...

-¡AAAAAAAAAH!- gritó de dolor Doremi, mientras las lágrimas se les escapaban de sus ojos.
-¿Estás bien?- preguntó Akatsuki al salir de su trance, dándose cuenta de lo que había hecho- ¡Perdona Doremi! ¡Yo no quería llegar a esto! Yo... ¿Qué estoy haciendo?- las lágrima comenzaron a brotarle también- ¡Yo no quería hacerte daño Doremi! ¡Perdóname!
-No has hecho nada malo Akatsuki... yo sé que nunca me dañarías a propósito.
-Doremi...- no pudo terminar de expresar lo que quería, porque unos cálidos labios sellaron su boca y junto a unas suaves caricias le invitaron a continuar lo que se había interrumpido.

Akatsuki, comenzó a entrar y a salir del cuerpo de Doremi. Y no sólo eso, también acariciaba todo su cuerpo. Doremi recorría con sus manos la espalda del príncipe hasta donde ésta perdía su nombre. Los movimientos del muchacho comenzaron a hacerse más rápidos y profundos, los cuales provocaron tímidos gemidos en la chica.

El momento culmine se acercaba, ambos podían sentirlo. Un orgasmo invadió el cuerpo de Doremi, obligándole a recordar el momento en que había conocido a ese chico, los momentos felices y tristes que pasó con él, lo sentimientos que le tenía, todo lo que tenía relación con él le estaba invadiendo. Akatsuki comenzó a experimentar un estremecimiento, todo su cuerpo comenzó a temblar, pero no detuvo su movimiento...

-¡¡¡Akatsuki!!!
-¡¡¡Doremi!!!

Akatsuki eyaculó en Doremi perdiendo sus últimas fuerzas. Sin salirse, se apoyó en la cama y despacio se fue apoyando en su pecho, donde ella lo recibió con caricias en su cabello. Estaban muy exhaustos.

-Tranquilo, descansa- Le susurraba ella.

Aunque sabía que no estaba bien, Akatsuki no quería salirse de Doremi. Se sentía tan seguro en su interior, como si nada malo le fuese a ocurrir en esos momentos. Doremi también podía sentir esa sensación de seguridad, podía sentir como la seguridad de ese príncipe le invadía su ser.

Poco a poco fueron cerrando sus ojos, se abrazaron fuertemente y se dejaron vencer por el cansancio...

El sol brilló anunciando que la tormenta del día anterior había terminado. Doremi abrió sus ojos y estiró los brazos.

-¡Qué bien dormí!- bostezó- ¿Estoy en mi habitación?- preguntó sorprendida al darse cuenta que ya no estaba en el Mundo de la Magia- ¿Todo esto habrá sido un sueño? ¿Nunca ocurrió nada?

Con la tristeza en el alma decidió levantarse y buscar sus broches para hacer su peinado de costumbre. Pero no los encontraba por ninguna parte. Y eso no era todo, a cada paso que daba sentía que le dolía la entrepierna.

-¡En dónde pude haber dejado mis broches!- fue entonces cuando los encontró en la mesita del despertador- ¡Aquí estaban! ¡Pensé que los había perdido!- exclamó felizmente, pero para su sorpresa encontró junto a los broches un pequeño papelito. Lo abrió y leyó:

Se te habían quedado tus broches. Gracias por todo Doremi. Espero volver a verte pronto.

Akatsuki

Se empezó a sentir observada. Fue hasta su ventana y la abrió: Los rayos del sol se internaron en su habitación. Sintió la cálida luz tocar su cuerpo mientras contemplaba el hermoso amanecer.

-Espero volver a verte pronto... Akatsuki.

Fin

Este fanfic está dedicado a mi amiga Tsory-chan, aunque a ella no le gustan mucho los fics lemons fue la primera en leerlo y en apoyarme para publicarlo.

Aclaración:

El título "Siempre te amé" deja en claro que tanto Kotake como Akatsuki siempre quisieron a Doremi pero de una forma distinta por parte de cada uno. Lo de Kotake era una obsesión y Akatsuki en realidad siempre la quiso.

Por último, el nombre de Akatsuki significa "Amanecer". Cuando Doremi ve el amanecer da cuenta de que lo que le faltaba ha vuelto a su vida y que la tormenta de su corazón ha desaparecido. ¿Entienden ahora el porqué decidí comenzar con un ambiente de tormenta y acabar con un amanecer?

Este fic fue hecho por Lime-chan. Todos los derechos reservados.