Otro capítulo, qué bien XD, espero tener los demás pronto…siento que se me acaban las vacaciones T.T en fin….
Mai-Tachikawa: Qué puedo decir n.n, simplemente, muchas gracias por el apoyo y me alegra que te esté gustando!!!
Silvia Barton: Aquí esta la actualización XD, y si, realmente me inspiré en Duvet para escribir el capitulo 2, esa cosa me trauma…me trae tantos recuerdos…jeje…n.nU
Selene Sumeragi: ¿Sacasticidad? O.o creo que nunca lo había escuchado pero weno XD, habrá partes que no serán tan…mm…."animadas" y creo que ambos sufrirán ;.; pero también habrá momentos muy…."bonitos" XD Y si, Seto e Ishizu seguirán comunicándose de esa manera tan curiosa n.n
AGUILA FANEL: Gracias por el apoyo n.n, aquí esta la actualización
Kendra duvoa: me creeras si te digo que pretendía hacerlo todo muy coherente? .. aunque…como que si va a estar algo extraño pero ahora si se aclarará todo conforme avance la historia. Si, verá su vida como sacerdote…incluso un poquito más atrás..n.n
Kaoru: ¿Sentido del humor? Vaya que bueno lo creas así n.n aunque a veces creo que la cosa se pone medio seria ¬¬ pero en fin
tanuki-chan y kitsune-kun: Muchisisisisimas gracias por el apoyo ;T.T, es como digo, reviews así me inspiran a continuar n.n, gracias!!!
Megumi Gabbiani: Espero que la historia siga siendo de tu agrado n.n aquí esta la actualización.
Oriko Asakura: Sip, si habrá lemon…mucho…en realidad…si…muchooo XD, pero no por el momento ¬¬ aún no --U
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A Tale from The Thousand Lake
Capítulo 3
Soñando despierto
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La tarde iba llegando poco a poco, conforme avanzaba el día, el cielo se iba tornando de un color anaranjado, las nubes le cubrían lentamente, casi como dibujadas sobre ese manto rojizo y que hacían juego con el mismo.
Casi era el final de un día, un domingo común y corriente casi para la mayoría de los habitantes de Dominó, el clima no había presentado ninguna anomalía, las actividades cotidianas seguían como siempre, nada nuevo, todo tranquilo como solía ser.
Una ligera brisa hacia mecer las copas de los árboles al igual que sus débiles ramas, había muy pocas personas en las calles.
Dentro de las casas se podía apreciar, a través de los cristales transparentes de las ventanas, a las familias que se reunían pacíficamente a degustar los alimentos de la cena, todos juntos alrededor de la mesa del comedor, sintiéndose protegidos por la comodidad de lo que conocían como hogar, disfrutando del calor que se podía percibir únicamente estando reunidos en un momento del día tan especial, quizás muy cotidiano y rutinario pero no por eso dejaba de ser especial.
Sin embargo, no en todas las residencias era el mismo caso, en una pequeña pero lujosa y seguramente cálida casa, situada en medio de otras cuantas en lo que parecía ser una calle algo poblada, la única presencia que podía apreciarse por la ventana era la de un muchacho rubio de ojos marrones y mirada seria, lo cual no era muy común en él.
Joey estaba acostado en un sillón color café y decorado con bordados de flores rojas y carmesí, jugaba con las cortinas moviéndoles pesadamente casi sin interés en sus acciones, estaba sumergido en sus propios pensamientos, se encontraba demasiado concentrado que, incluso no dio mayor importancia a la televisión, la cual tenía el volumen a casi todo lo que daba dicho aparato, ni siquiera había tocado los aperitivos que se encontraban en la mesita de la sala, a esas alturas del partido, era normal encontrar todas las bolsas de chicharrones, y demás cosas grasosas y crujientes, vacías debido a que "el cachorro" ya las había devorado todas, al igual que todos los refrescos y uno que otro vaso de agua de frutas.
-¿Eh?...Joey, ya te dormisteeee?!
-mmm…que? Que paso?
Tan sumergido estaba en su propio mundo que no se percató de en qué momento había llegado uno de sus mejores amigos.
Tristán: Viejo qué te pasa?- se hincó ante el sillón y le pasó la mano varias veces enfrente de los ojos de Joseph- ¿Ya viste que ya esta "servido"?
Joey: ¿Qué?...
Tristan: AAAHHH mi amigo se quedó ciegoo TT!!!
Joey: Vamos Tristán, no seas payaso…-dijo en tono de reclamo, bastante serio.
Tristán: OO …¿estas enfermo…?
Joey: Claro que no… ¬¬
Tristán: Seguramente fue algo que comiste porque…
Antes de que el más alto de los dos pudiera terminar de hablar, Joey se incorporó sobre el sofá, pasándose ambas manos por los ojos intentando despertarse un poco.
Joey: Discúlpame…
Tristán: OO me estas asustando…
Joey: No no no….-dijo moviendo las manos como queriendo disculparse nuevamente- es que…creo que si …tengo algo de sueño nnU …
Tristán: Hoy estas algo raro …¬¬
Joey: Es sólo sueño, viejo…cansancio por tener que levantarme temprano en domingo…y luego a trabajar --U
Tristán: Pero así ha sido siempre y…nunca te quejas tanto o.oU
Joey: Es…tu sabes…verás…aahh me siento enfermo . eso debe ser…
Tristán: Si tú lo dices…- sin más que agregar, el muchacho moreno se sentó en el piso, no muy lejos de su amigo y a diferencia de éste, él si comenzó a comer lo que estaba en la mesa y a ver la televisión.
Mientras esto sucedía, Joey seguía como hipnotizado, únicamente observando el exterior a través de las pesadas cortinas que le obstaculizaban la visión, se veía muy pensativo, generalmente no pensaba las cosas, simplemente las hacía.
¿Qué demonios estaba pasando?
Joey: …Se…to-suspiró sin siquiera darse cuenta y se quedó dormido repentinamente.
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Seto…
- Qué…¿qué pasa?
Tienes que despertar…
-¿En dónde estoy?
Sé que no fue tu intención…
-¿Qué…?
Lo que pasó…no fue tu culpa
-No…no entiendo…
Pero ahora…tienes que despertar y tomar las cosas con calma
-No…no te vayas! Por favor regresa!!!
Un lugar en la oscuridad…
Seto: Fue un sueño…?
Comienza a despertar poco a poco, abriendo los ojos lentamente, al principio su vista no le permite ver claramente ya que vislumbra su entorno un tanto borroso, pero después de parpadear un par de veces puede adaptar su vista, el lugar es iluminado por una escasa luz proveniente de una antorcha situada no muy lejos de él.
Mientras intenta despertar por completo, comienza a levantarse dificultosamente, apoyando ambas manos sobre la pared en la que segundos atrás había estado dormido …o inconsciente, después, sus rodillas se encuentran en el piso, seguidas de sus pies.
Estando de pie, observa su alrededor, se trata de una antigua construcción, las paredes son de un color café amarillento…como la arena, están adornadas por una serie de jeroglíficos, al igual que el suelo y el resto del cuarto.
En medio de las tinieblas, se encuentra un pequeño niño de aproximadamente, tan sólo once años de edad, cabello corto y oscuro, de un tono castaño, brazos y piernas pequeños al igual que todo su cuerpo, a excepción de sus grandes y expresivos ojos azules, de piel morena y vestimenta de tonos blancos y azules, sus muñecas, cuello y tobillos están cubiertos por adornos dorados y circulares.
Sin embargo, en su rostro se puede apreciar un notable miedo, tiene dibujada una expresión de tristeza y preocupación apenas iluminada por la escasa luz del débil fuego.
Al parecer, Seto, hijo de uno de los sacerdotes encomendados a velar por la salud y bienestar del faraón y por consiguiente, de todo Egipto, se había perdido en una de las tantas pirámides de la familia real.
No podía recordar porqué estaba ahí, lo que le preocupaba en esos momentos no era solamente el hecho de que, prácticamente se había perdido en medio de la nada, ni que seguramente no habría vida humana en muchos kilómetros a la redonda, ni que posiblemente tardaría horas en poder salir de ahí…para nada, le parecían problemas diminutos comparado con lo que le diría su padre…
El sacerdote era un hombre estricto, comprensivo pero sólo hasta cierto punto, no toleraría un descuido tal, menos por parte de su propia sangre, su hijo debía seguir el camino de la rectitud para poder pertenecer al grupo de los sacerdotes guardianes de la mayor autoridad en el reino.
El sólo pensar en el castigo hacía que se le helara todo el cuerpo, le respetaba y obedecía la mayoría del tiempo, a eso precisamente se debía su frustración, no podía recordar porque estaba ahí, en medio de nada y desobedeciendo las estrictas órdenes de sus superiores.
Unas cuantas lágrimas comenzaron a nacer de sus ojos azules y preocupados, no era su culpa…además de respetar al alto sacerdote que era su padre…también le tenía temor.
Sintiéndose culpable y aterrorizado por lo que pudiera pasar, comenzó a caminar lentamente, inseguro de sí mismo, apoyando una de sus manos contra la pared para no tropezar con cualquier cosa en medio de la oscuridad.
Aunque fue inútil, ya que a pesar de las precauciones que intentó tomar, terminó por resbalarse al tropezar con un escalón que no pudo notar con tan poca luz.
Sus rodillas fueron las que recibieron el impacto casi por completo, aunque también sentía dolor en el pecho y brazos.
Casi rompe a llorar pero lo único que dejo escapar fueron débiles sollozos, nuevamente, intentó ponerse de pie, y cuando lo logró lo primero que hizo fue sacudir la parte inferior de su vestimenta, la que cubría sus rodillas, después, sus brazos y finalmente, su cara.
Haciendo conciencia de que en esas condiciones no llegaría muy lejos, intentó zafar la antorcha de la pared.
Algo que le costó un gran esfuerzo ya que se encontraba algo separada del suelo y él no era muy alto así que tuvo que estirar sus piernas y brazos lo más que se le fue permitido, pero cuando logró alcanzarla se dio cuenta de que era más pesada de lo que aparentaba ser en realidad, por lo que tuvo que llevarla cargando con ambos brazos.
Sin embargo, aunque aquella antorcha le brindaba, no sólo luz, sino que también calor, aquel sitio seguía demasiado oscuro, así que, con la garganta hecha un nudo, todo el cuerpo lastimado, con hambre y la preocupación del castigo que recibiría por parte de su padre, el pequeño Seto reprimió su llanto, se encomendó a todos sus Dioses y se preparó para buscar la salida de aquel lugar.
Sin darse cuenta de que era observado…
-Um…que inútil es ese tipo, con eso me basta para saber que no es uno de los nuestros…entonces…-le observó detenidamente desde su escondite en lo más oscuro- ¿qué estará haciendo en un lugar cómo este?...no acostumbran a castigar niños de esta forma, su ropa es bonita…si…incluso pareciese que pertenece a la familia real…pero…na imposible, debo deshacerme de éste pequeño estorbo…
Decía en voz baja una misteriosa figura, al mismo tiempo que observaba cómo aquel pequeño de ojos azules comenzaba a alejarse de su vista y a adentrarse aún más en aquella pirámide, desconocida para ambos.
El tiempo parecía detenerse a cada paso que daba el pequeño hijo del alto sacerdote, indescifrables eran para él los jeroglíficos que se le presentaban, no hacía falta decir que estaba muerto del miedo y el nerviosismo que sentía era estresante.
Pensaba que daría cualquier cosa por saber únicamente en qué pirámide se encontraba, al menos así sabría qué camino tomar, si se toparía con una serie de trampas…únicamente sabiendo en qué pirámide estaba sabría si saldría vivo de ahí o no.
Siguió su recorrido, definitivamente involuntario, percatándose de varios detalles, como que en varias esquinas de la construcción antigua, se encontraban puertas, al parecer selladas, recipientes, una serie de incrustaciones doradas en las paredes, con esa serie de datos, supondría que ya podría descifrar en qué pirámide estaba caminando casi a oscuras…pero no, no era suficiente.
Tal hecho hizo que se frustrara aún más, se sentía como ciego, y para aumentar más su tensión, hacía unos minutos que empezó a sentir otra presencia a parte de la propia, no solamente era como traer una venda en los ojos si no que también estaba siendo acechado.
Seto: …oh?...- de repente algo hizo que se detuviera en seco, había visto algo…
Aguzó un poco la vista, sujetó con más fuerza la antorcha que cargaba, pasaron varios segundos antes de que reaccionara de algún otro modo.
Finalmente, los ojos se le iluminaron y de ellos comenzaron a brotar varias lágrimas de alegría y en parte, alivio, una sonrisa se le dibujó y soltó la antorcha debido a la emoción que sentía en esos momentos, y corrió hacia la puerta que tenía en frente.
Por otra parte…a unos metros del pequeño Seto
-No creí que sería tan fácil…pero el pequeño conejo se dirige a la trampa del cazador…
Decía la extraña sombra que acechaba al pequeño niño, aún escondida entre las demás sombras, le observaba desde lo alto de uno de los muros, apoyando la palma de la mano sobre la pared.
Sin pensarlo dos veces, el pequeño abrió la puerta de golpe e intentó penetrar en su interior corriendo pero resultó imposible…
Apenas abrió la puerta y dio unos cuantos, pero rápidos pasos, sintió como si alguna fuerza abstracta le sujetara ambos tobillos y lo succionara hacia abajo.
-Jajajaja…se acabó…definitivamente no era su destino estar aquí…No puedo evitar sentir lástima por el muchacho pero…ahhh, qué se le va a hacer
El misterioso sujeto se puso de pie y soltó la palanca que segundos atrás había manipulado.
Efectivamente, antes de que el pequeño Seto pudiera reaccionar, esa otra presencia había accionado una de las múltiples trampas, no "automáticas", de la pirámide, en el momento exacto había hecho que su "presa" cayera al vacío.
-En fin…a trabajar…si es que quiero ser aceptado…
Sin embargo, éste no contaba con la destreza que había desarrollado el pequeño hijo del sacerdote Akunadin.
Se encontraba colgando, a punto de caer y ser presa de aquella trampa, apenas si podía sostenerse del borde que dejaba la puerta, su rostro dejaba ver una expresión de terror absoluto, estaba aún más asustado que cuando había empezado su recorrido por intentar encontrar una salida de aquel tormento, tenía la frente bañada en sudor, su corazón latía como si quisiese estallar, había retenido sus lágrimas durante tanto tiempo que éste hecho era lo que necesitaba para romper en llanto.
Haciendo uso de todas sus fuerzas y concentrándolas en sus brazos, respiró profundamente queriendo calmarse a sí mismo, intentando no ponerse aún más nervioso por que sus dos sandalias, pequeñas y de color crema, habían caído al vacío, si lograba llegar a tierra firme, intentar salir de ese lugar iba a ser aún más difícil de lo que creía.
Finalmente, comenzó a subir ayudándose con sus piernas, haciendo que la arena que constituía aquella construcción comenzara a desplomarse y caer también, por este hecho supo que no duraría mucho en esa posición, pensó en milésimas de segundo lo que tenía que hacer y se apresuro a subir lo más rápido que le fue posible, aunque no fue nada fácil, sus pequeños pies luchaban desnudos contra la fuerza de la arena que se les venía encima, sus brazos temblaban y eso reducía la fuerza aplicada, diminutos granos de arena comenzaban a caer sobre sus ojos, obligándolo a cerrarlos y quedar, ahora sí, cubierto por tinieblas, los collares y brazaletes de oro hacían que su cuerpo fuera más pesado…
Comenzaba a pensar lo peor y a darse por vencido, intentando luchar cada vez menos, cuando sintió que algo le caía en la cabeza, algo pesado, que enseguida comenzó a moverse sobre sus castaños cabellos, casi involuntariamente llevó una mano a su cabeza, sintiendo algo nada agradable…la arena que le había caído sobre la cabeza llevaba consigo a un enorme alacrán, al darse cuenta, dejó escapar un grito de terror y asco, y nuevamente, en otro acto que parecía involuntario, subió rápidamente logrando llegar a tierra firme, a donde había estado momentos atrás, estando ahí, sacudió la cabeza con desesperación, acto seguido miró al piso, alegrándose al ver que el animal, que sin querer le había ayudado, se alejaba de sus pies.
Debido a tal conmoción, Seto tardó unos segundos en percatarse de que se había salvado de lo que pudo haber sido una muerte segura, esperó a que su corazón recuperara su ritmo normal, a que sus extremidades dejaran de temblar, a que su respiración dejara de ser tan agitada…
Enseguida de que casi todo volviera a la normalidad, o al menos a cómo estaba antes de caer en aquella trampa, respiró profundamente y observó sus alrededores, dio gracias a todos sus dioses al notar que en ese lugar había mayor iluminación, más antorchas en las paredes.
Bajó la mirada y observó sus pies, estaban enrojecidos debido al esfuerzo realizado, su vestimenta estaba empolvada al igual que su cabello, se talló ambos ojos debido a que le ardían, un escalofrío recorrió todo su ser…
Estaba asustado, una trampa de esa naturaleza…era de las más leves existentes en una tumba, y no pudo evitarla, el sentido común le hacía razonar, que si con trabajos pudo escapar de algo como eso, seguramente no podía salir vivo de ahí…era lógicamente imposible…
Al darse cuenta de su cruda realidad comenzó a sollozar, y sin darse cuenta ya estaba llorando, no era de extrañarse…se trataba de un pequeño niño que sólo conocía las pirámides y su naturaleza, sólo gracias a los libros, uno que rara vez salía del palacio y se dedicaba al cien por ciento a sus estudios…
¿Qué estaba haciendo un lugar como ese? Sólo y sin esperanza alguna…
Sin embargo, sabía que no se rendiría tan fácilmente, que ese no podía ser su destino…
Sin dejar de llorar, se levantó aún temblando de miedo, se dio cuenta de que la antorcha que había estado cargando se había vuelto inútil al caer a la arena y sofocar su llama, para su suerte, las de la zona a la que había llegado no estaban tan separadas del suelo como las anteriores, así que no lo costó tanto trabajo agarrar una de éstas…
Nuevamente comenzó a caminar, sintiéndose vigilado y cegado…
-No entiendo…cómo es que sigue con vida?...será uno de nosotros…? Pero…no lo parece, se ve que conoce el lugar, y si…¿sabe que estoy aquí? No…la prueba no puede ser así…-decía mientras observaba al pequeño completamente desorientado y perdido…-Voy a seguirlo…si también esta en la prueba, puede que me muestre el camino…
¿Cuánto tiempo había pasado desde que el pequeño Seto había despertado?
Su conocimiento llegaba hasta el hecho de que estaba perdido en una pirámide desconocida, que no sabía por qué estaba ahí, intentando hacer memoria de hechos pasados, recordó que antes de despertar en ese lugar, había estado paseando por la aldea, tampoco recordaba porqué, que había llegado hasta el centro de la misma, a una pequeña fuente que ya se había secado tiempo atrás, en ella había visto a una pequeña niña, seguramente menor que él, de cabello corto y de un tono castaño, más claro que el de él, casi rojizo y de ojos azules.
Estaba sentada en la orilla de la fuente, moviendo sus pequeñas piernas y observando el cielo, las personas que pasaban cerca de ella y demás detalles insignificantes.
Seto sintió como si debiera hablarle a esta pequeña, quería comenzar a conocer más gente, aunque, cuando estaba a punto de acercarse a ésta, llegó otro infante a hacerle compañía a la niña.
Era un niño al parecer de la misma edad que Seto, un poco parecido a él, de cabello corto y de un tono no muy común, casi dorado, de ojos color marrón y lleno de vida y energía, con una cara de alegría que le iluminaba el rostro.
Cuando el pequeño llegó hasta donde estaba la niña, le picó el hombro con el dedo índice, esta volteó y él le hizo señas de que debían irse, la niña bajó de la fuente de un brinco y ambos se fueron corriendo.
Al ver esto, el hijo del sacerdote se echo a correr detrás de ellos y después…no supo que pasó, sólo que despertó en aquella pirámide.
Era como si le hubiesen borrado ese fragmento de su memoria, se sentía confundido…
Seto: Para empezar, nunca debiste salir del palacio…-dijo en voz baja, regañándose a sí mismo mientras continuaba caminando.
Después de estar recorriendo dicha construcción de la cual había sido preso, se encontró nuevamente con una puerta …
Se quedó pensando al mismo tiempo que se quedaba como petrificado, estando de pie frente a esta, era obvio que, después del incidente ocurrido no hacía mucho tiempo, tenía miedo de que se repitiera…
Dudando, empujó la puerta con ambas manos, sin avanzar un centímetro si quiera, la puerta apenas si se movió, al hacerlo emitió un sonido al hacer contacto sobre la arena que también se iba moviendo abriéndole paso, por un segundo su corazón volvió a latir rápidamente, sin darse cuenta se había quedado parado sin hacer nada…
-Yaaa entra!!!- escuchó a sus espaldas, aunque no le dio tiempo de reaccionar, cuando intentó asimilar la situación ya se encontraba dentro de la habitación a la cual tenía miedo de entrar, intentando no perder el equilibrio debido al empujón que había recibido, volteó a ver de reojo a su nueva compañía…
Aquella sombra que le había estado acechando desde que tuvo conocimiento de en dónde se encontraba, ahora se le hacía presente, dispuesta a darse a conocer al pequeño niño.
Seto: Qui…én…eres tú?-tartamudeó el castaño
-Es lo mismo que pregunto…estas con ellos?
Seto: …¿Cómo?...
-Um…- dio un paso hacia delante y la antorcha que Seto llevaba en las manos alumbró su cuerpo y cara
Se trataba de otro pequeño niño, un poco mayor que Seto, pero no más de uno o dos años, de tez morena y ojos azules al igual que él, pero de cabello largo y de un extraño tono claro, entre blanco y gris, cuyas puntas terminaban en forma de picos, tenía una mirada seria y llena de coraje, el pecho desnudo y le miraba como cuestionándole…
-Estas aquí haciendo la prueba también?
Seto: ¿Prueba?- pensó sin decir nada, quizás por eso estaba ahí…-de qué hablas?
-Si no estas por lo mismo que yo…entonces porqué?
Seto: Yo…-comenzó a explicar…-únicamente desperté aquí…no sé porqué…-decía con un tono de voz frágil
-No sé porqué eso no me convence…
Seto: …
-¿Sabes? No creo que seas uno de los nuestros, tu aspecto te delata enseguida y en mi grupo tenemos una creencia…si no esta con nosotros esta en nuestra contra…
Seto: …-comenzaba a sentirse nervioso debido a ese último comentario- Porqué estoy…aquí?
-Niño…creo que es lo que te estado preguntando…
Sin embargo, el pequeño hijo del sacerdote no podía evitar ver a ese otro niño como un sujeto sospechoso, sin duda, él estaba involucrado en los últimos sucesos de su vida, de los cuales no tenía mucho conocimiento, lo veía en su rostro, tenía algo que ver, quizás no directamente, pero si de alguna forma…
Tenía que saber por qué estaba ahí, abandonado a su suerte…
Seto: ¿No puedes decírmelo?- volvió a cuestionar, esta vez subiendo un poco su tono de voz.
-Ya te dije que no…-se cruzó de brazos y volteó a ver a otro lugar.
Examinando el lugar minuciosamente, comenzó a hablar nuevamente.
-Creo que aquí nadie te escucharía…
Seto: …
-Ni verte…
Su misterioso acompañante, agachó la mirada, la cabeza, con esto, su rostro se veía sombrío, aún más extraño…dejó sus brazos a los costados y permaneció en silencio durante unos segundos, ante la confusión de un pequeño Seto.
Segundos de silencio pasaron para ambos, por su parte, el extraño sabía de alguna manera lo que pasaría, mientras que Seto estaba en un momento muy difícil de su joven vida, estaba nervioso y temeroso…
Una fría brisa recorrió a ambos, la larga cabellera del extraño se movió pesadamente, mientras que las holgadas vestimentas de Seto apenas reaccionaban ante el repentino y pasajero cambio del clima…
Finalmente, en un rápido movimiento, tanto que Seto no se percató de nada…el otro sujeto, de entre sus escasas ropas sacó un instrumento y enseguida, corrió en dirección hacia Seto.
Como si se hubiese tratado de un reflejo, el castaño esquivó al otro, justo a tiempo, ya que éste había alcanzado a rozar el rostro del muchacho con un arma punzo cortante, seguramente un cuchillo.
Seto se sorprendió de sobremanera, aunque el otro también, esperaba a hacerle mayor daño a su contraparte.
Sin decir nada volvió a lanzarse contra éste y sucedió lo mismo…Seto, sin saber cómo logró salvarse nuevamente.
Milagrosamente habían llegado a una habitación de mayor tamaño que las anteriores, apenas se dio cuenta de esto, el hijo del sacerdote se hecho a correr desesperadamente, sintiendo como a sus espaldas, el otro respiraba tranquilamente y se disponía a ir tras él.
Mientras que huía, había tocado su rostro, de su mejilla izquierda comenzaba a brotar sangre algo que le hizo preocuparse aún más…
Habían llegado a un amplio pasillo, algo parecido a un puente en medio de una habitación inmensa, enorme y oscura, aunque no tanto como el área en el que estaba antes Seto, al llegar ahí, éste se detuvo en seco mientras que su perseguidor seguía pisándole los talones…
Finalmente sabía en donde estaban…recordaba poco de ese lugar, lo que más resaltaba en su mente era un hecho en particular…
Volteó hacia atrás esperando encontrar al extraño, así fue y se apresuró a correr hacia él, algo que éste no esperaba, apenas tuvo oportunidad, Seto se lanzó contra él, abrazándole con ambos brazos extendidos y quedando con la cabeza en el pecho de éste, ambos en el piso…
Unos momentos después, una enorme cuchilla cayó ante los sorprendidos ojos de ambos niños, el peso de la misma provocó que parte del puente se desplomara.
Esto había pasado tan rápido que Seto no supo en qué momento exacto, el extraño niño de cabello blanco se había levantado y ya estaba por salir por donde ambos habían entrado…
Únicamente observó como se desplomaba poco a poco y luego de golpe, el puente en el que habían estado segundos atrás, y comprendió que nuevamente se había salvado de una muerte segura, y que también había salvado al otro niño…
Se quedó pensando durante un rato…meditando acerca de los recientes sucesos ocurridos…
-¡Seto!- escuchó una voz bastante familiar y salió de su pasajero trance, enseguida volteó hacia donde había escuchado que le llamaban…
………………………………………………………………………………………
Unas horas después…
El pequeño de ojos azules y profundos, ya se encontraba debajo del débil rayo del sol, en un atardecer frío y de apariencia triste, aún no podía saber qué tanto tiempo había permanecido en aquella tumba, no se había atrevido a preguntar aún, perdido y aterrado, sólo sabía que ya había terminado…
Los ojos aún le ardían y les costaba trabajo adaptarse a la luz, la cabeza le daba vueltas, su estómago suplicaba por un poco de alimento y sus ropas parecían las de un mendigo.
Quería llorar…nuevamente quería hacerlo, pero seguía reprimiéndose a sí mismo, una ligera pero fría brisa acarició su cuerpo, y suspiró en señal de alivio…
Seto: Yo…-intentó empezar a hablar pero sintió la pesada mano del dueño de la voz que le había llamado, sobre su cabeza.
Por un instante quiso creer que no estaba molesto, pero qué equivocado estaba, se dio cuenta de ello sólo hasta que sintió la cálida arena del suelo de Egipto contra su pecho, apenas tuvo conciencia de su estado se dio vuelta, aún tirado en el suelo para enfrentar a su padre.
Un hombre de avanzada edad, pero de firme y fuerte consistencia física, de cabello castaño claro y canoso, de bigote, barba y cejas pobladas, vestido de una manera muy parecida a la de su hijo a diferencia de que éste tenía la cabeza cubierta y tenía incrustado en un ojo un extraño artefacto dorado
Quien se quedó de pie frente a su hijo, mirándole con cierto desprecio y furia.
Uno de los sirvientes que le acompañaba se acercó temerosa y lentamente hasta a él y pareció que le comentaba algo en voz baja y al oído…
-¡Para empezar nunca debió salir del palacio!- fue su contestación a las palabras de aquel sujeto, respiró profundamente y parecía aún más furioso.
Dio media vuelta, dándole la espalda a su propio hijo y le hizo una seña a su guardia indicándoles que debían retirarse, finalmente, indicó algo a Seto, sin mirarlo y éste se levantó del suelo unos segundos después…
-Así que…efectivamente venía del palacio, que extraño que nos hayamos topado en un lugar como este…-decía el niño que había querido exterminar a Seto en la pirámide, escondido en lo que parecían ser las ruinas de una antigua construcción, mientras observaba como se llevaban al que prácticamente había sido, su salvador- Nos volveremos a ver, hijo de Akunadin…Seto…no me gusta deberle nada a nadie y aunque me duela admitirlo…te debo la vida…y…algún día te lo pagaré….
-Bakura…- escuchó una voz a sus espaldas y al reconocerla, enseguida se le heló el cuerpo.
Bakura: OOU
-Creo que no cumpliste las instrucciones al pie de la letra…
Bakura: Ah…yo…-tragó saliva antes de continuar- ¿en serio nnU ?
……………………………………………………………………………………………..
Las horas continuaron pasando y la noche enseguida cubrió con su manto el palacio y la tierra del faraón, en la aldea…no se podía ver a casi ningún ser vivo caminando por ella.
En un rincón apartado de todas las viviendas, muy lejos de donde debía estar, se encontraba Seto, sentado a los pies de la fuente que había visto por la tarde, con las rodillas pegadas al pecho y la cabeza sobre ellas, ya dejando de luchar contra su sufrimiento y llorando desconsoladamente…
Seto: hubiera…hubiera muerto en ese lugar…-dijo con un tono de voz bastante débil y con una tristeza desgarradora.
Lloraba en silencio y contra su voluntad, tenía los brazos y el rostro helado, pero, el clima frío era lo último de lo que debía preocuparse en esos momentos, o al menos eso era lo que pensaba.
No pasó mucho tiempo para que el frío comenzara a hacer estragos en su cuerpo, le dolía la garganta y ya comenzaba a estornudar, pero insistía en que era mejor pasar por aquel dolor físico que afrontar la terrible herida de su alma.
Inesperadamente, comenzó a escuchar otra respiración a parte de la suya y una pequeña llama iluminó su cansado y triste rostro, le proporcionó cierto calor y no pudo evitar elevar la mirada para ver de quien se trataba, inmediatamente pensó encontrar a su padre, pero no fue así.
-¿Qué te pasa?- preguntó una pequeña sombra que no alcanzó a distinguir a la perfección
Seto secó sus lágrimas con ambos puños y aclaró su vista.
No tardó mucho en reconocer a aquella sombra, se trataba de un niño, el mismo que había visto por la tarde, en ese mismo lugar, aquel que poseía ese extraño tono de cabello dorado, a quien había visto lleno de alegría y energía ahora lo notaba preocupado y un poco triste.
Seto: ¿Quién eres tu?-fue lo primero que se le ocurrió decir.
Pero el niño rubio pareció no escucharle y se limitó a hincarse junto a él, examinarlo minuciosamente ante la mirada de confusión de Seto, y con cierta confianza llevó sus pequeñas manos al rostro del castaño, dejando a un lado la delgada vela que llevaba consigo.
Enseguida, terminó de limpiar las lágrimas de Seto e intentar peinar su alborotado cabello, mientras que le sonreía intentando que éste le imitara.
-No eres de aquí verdad?- comenzó a cuestionar sin borrar esa sonrisa de su rostro
Seto: …n…no…
-Me di cuenta por tu ropa nn …oye, ¿por qué llorabas? Tan solo, en la oscuridad, mi mamá siempre dice que no debemos salir después de que Ra se oculta y llega la noche…
Seto: …
- ¿Estas triste? ¿Por qué?
Seto: yo…-nuevamente comenzó a llorar
Al verlo, el pequeño no dudó un segundo y extendió los brazos en dirección hacia Seto, abrazándolo…
El hijo del sacerdote dejó de llorar de repente, sentía un extraño calor que le recorría todo el cuerpo, su corazón latía aceleradamente, no sabía porqué…no recordaba haber experimentado algo como eso, no recordaba cuál había sido la última vez que había recibido una muestra de afecto…
El rubio se separó de él después de un tiempo y lo miró a los ojos.
-Sonríe n.n
Seto no dijo nada, sólo le observó, seguía sintiéndose raro…
Seto: ¿Cuál…es…tu nombre?
-¡¡¡Oyeeee Jouno!!!
Se escuchó una tercera voz proveniente de una pequeña vivienda no muy lejos de donde estaban, de ella salió una pequeña niña, muy parecida a la que también había visto Seto cerca de la fuente, pero ésta se veía aún más pequeña y tenía el cabello largo y cierto parecido al niño rubio con el que estaba.
-Ya voy!!!- contestó el rubio y comenzó a correr hacia donde estaba la pequeña, antes de alejarse más, volteó a ver a Seto- Sonríe n.n- dijo nuevamente- Nos vemos!!!
Y sin más que agregar, entró a la casa, no sin antes dirigirle una mirada llena de ternura a su nuevo amigo…
Seto: Jouno?...
Pensó después de un rato, pero comenzó a quedarse dormido, sentía los ojos pesados y las piernas entumidas.
Cuando despertó, sólo supo que ya se encontraba descansando en su cama, aún era de noche y a pesar de que pasó muy rápido, pudo notar cómo su padre cerraba dos pesadas cortinas que eran, precisamente, la entrada a la habitación de su hijo.
Y nuevamente se quedó dormido, pensando en aquel niño…
Únicamente se preguntaba si lo volvería a ver, de ser así, seguramente se sentiría el niño más feliz de todo Egipto…
CONTINUARA…
Sin comentarios…se prolongó más de lo que esperaba…espero que no se aburran ooU, creo que por el momento no tengo nada que aclarar, aunque de ser así espero dejar todo bien claro en próximos capítulos XD, aunque, no sé por qué pero, me gustó éste n.n
Y ya saben lo que dicen, "salva una vida, manda un review" Ahí se ven nn
Por cierto, a Joey le puse el nombre que tenía en el "Forbidden Memories" por que….nada más, se me ocurrió n.nU
