El escenario…Egipto, cinco mil años antes del nacimiento del poderoso empresario Seto Kaiba, majestuosa tierra faraónica protegida y bendita por Ra, la divinidad del sol; poderoso y piadoso, la tierra de la enigmática y misteriosa cultura que apenas esta por presenciar el nacimiento de su nuevo gobernante, a quien había estado esperando desde hacía varios años, desde el primer día que Ra lo bendijo y lo reconoció como parte de la familia real, desde su nacimiento en carne.
Con escasos diecisiete años de vida contaba el príncipe cuando se vio obligado a mirar al pueblo y a la tierra que lo había visto nacer como elementos a los que debía guiar y proteger con la ayuda de los Dioses, aunque en ese tiempo la temprana edad no significaba realmente ser inmaduro, por el contrario, el príncipe había sido preparado desde mucho antes para tal suceso, el que, supuestamente, debía ser el día más importante de su vida.
Nueve largos años habían pasado desde que su preparación se volvió más ardua e intensa, desde que por órdenes de su padre, el faraón de la dinastía en "turno", tuvo que ser aislado para concentrarse en sus estudios.
Posiblemente el faraón había sido demasiado estricto con él, pero pensaba que era lo mejor para el pequeño príncipe, no podía permitir más interrupciones…
Sin embargo, otro había sido el destino de su primo, el hijo del sacerdote, sin duda, el más afectado por la decisión de sus superiores, bastante tiempo había pasado sin ver aquellos ojos azules tan expresivos…
Tanto tiempo y nadie, con excepción del sacerdote, sabía del pequeño….
El aún príncipe Atem deseaba poder volver a ver a sus viejos amigos y a su primo…
Aunque fuera unos minutos antes de la ceremonia en la que debía asumir la responsabilidad de toda una dinastía…los necesitaba, simplemente eso…
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A tale from the thousand lake
Capítulo 8
Preciada oscuridad
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Escasas horas faltaban para la ceremonia en la cual Atem debía subir al trono, todos los preparativos ya estaban previamente revisados, todo en su lugar y todo debía estar perfecto para el nuevo rey, los sirvientes, los sacerdotes y uno de los factores más importantes, el conjunto de artículos milenarios que debían ser heredados a sus nuevos portadores o que debían permanecer con los más sabios y preparados.
La mayoría de los herederos ya se encontraban en el palacio, aunque se desconocía quiénes eran, únicamente los más altos sacerdotes y los nuevos portadores sabían la respuesta a la incógnita.
Todos, menos una…la heredera al milenario collar de enigmáticos poderes, los cuales daban al portador el don de prever los hechos del futuro así como conocer y ahondar en los del pasado.
La bella, misteriosa y futura sacerdotisa de nombre Isis.
Era la noche previa a la ceremonia y ella aún estaba en su pequeña y escondida vivienda, algo alejada del pueblo cercano al palacio, aunque segura para una familia de cuidadores de tumbas, como a la que pertenecía la joven Isis.
Durante días enteros había estado visitando la tumba de sus padres, rezando y meditando en privado, como futura sacerdotisa conocía perfectamente sus nuevas responsabilidades y a pesar de que no era guardiana de tumbas tenía un amplio conocimiento del tema, esto, por su padre, para el que sólo existía una prioridad: servirle al faraón.
No por nada había sido elegida por los Dioses, en boca de los sacerdotes mayores, para ser pilar de la majestuosa tierra.
Sus propios preparamientos le habían obligado a alejarse de toda rutina, la noticia no había resultado fácil, a pesar de que se trataba de una muy esperada por la familia desde tiempo atrás, ansiada incluso por ella misma.
Aunque no estaba del todo sola, mientras ella permanecía en su aislamiento temporal, su hermano, Marik, que supuestamente no debía saber nada de la responsabilidad recientemente heredada a su hermana, aunque ya estaba bastante bien enterado…
Siendo un cuidador de tumbas, no era de esperarse que fuera tan hábil e intrépido, aunque eran habilidades que desde temprana edad habían resaltado en él y que al llevar una vida tan sedentaria como es la de un cuidador de tumbas, por obvias razones, no debía desarrollar…
Su padre nunca entendió porque el muchacho rubio siempre había sido tan despierto, tan inteligente, audaz, hábil con las labores manuales e intrépido, incluso, en ocasiones llegaba a ser un tanto arrogante y ambicioso…
La tarea de un cuidador de tumbas exigía inteligencia, si, pero no necesariamente las habilidades que éste había desarrollado…
Su padre llego a dudar en iniciarlo en el ritual de los guardianes, pero después de todo era su único hijo varón…no tenía opción…
Isis sospechaba de su hermano, pero tenía sus dudas por lo que decidió seguir teniéndole confianza ciega.
Era un enigma para todos, menos para dos personas…
Faltaban unas horas para el amanecer, unas horas para que tuviera que decirle "adiós" a su hermana, la única familia que le quedaba, y todo por una razón, una que según Isis él no conocía…
Y no podía verla ni decir nada al respecto porque se delataría a sí mismo…
Aunque no lo demostraba, le dolía la partida de Isis de sobremanera e ir en contra del destino resultaba imposible…
Esa noche salió a escondidas, como casi todas las anteriores, a contemplar el inmenso manto oscuro que envolvía la tierra de Ra, el cielo.
Sabía perfectamente dónde encontrar a Isis, pero su decisión de mantenerse sumiso ante la situación era firme, no iría muy lejos de su casa, sólo se quedaría sentado sobre el pozo cercano a la misma, observando el infinito.
El frío era bastante intenso, aunque no le importó, las fuertes ráfagas de viento despeinaban sus claros cabellos, golpeaban sus brazos desnudos, llevaba puesta la vestimenta típica de los cuidadores de tumbas pero le había cortado las mangas, sus ojos reflejaban una mezcla de sentimientos; enojo, tristeza, soledad…
En medio de la oscuridad y en esos momentos…ya todo le daba igual…
De repente, una ligera brisa pareció acariciar sus mejillas y una lágrima, sólo una, resbaló por su mejilla izquierda hasta su barbilla…
La expresión en su cara comenzó a cambiar, sus facciones se distorsionaron, poco a poco empezó a cerrar los ojos y finalmente se llevó ambas manos al rostro, no pudo evitar romper en llanto, gemía y sollozaba en silencio, con la cabeza apoyada en las rodillas y los brazos rodeando sus piernas.
-Ay por favor…-escuchó una voz muy cercana a él y bastante conocida.
Casi en el acto, levantó la cara, soltó sus piernas y limpió las lágrimas, no podía mostrarse débil ante él…
Marik: Oye no me espantes así…-dijo con voz ronca, debido a su llanto, y queriendo ocultar su tristeza.
Bakura: ¿Te espanté? La próxima vez gritaré cuando esté a unos mmm…5 kilómetros de aquí, ¿te parece?
El guardián de tumbas no dijo nada, sólo observó sus pies, que se mantenían suspendidos en el aire ya que seguía sentado sobre la cubierta del pozo.
Bakura: Perdón…es que no sabía que un roba tumbas tenía que avisarle al cuidador cuando se acercaba- respondió con tono irónico y acercándose cada vez más al rubio, exactamente a su rostro.
Marik siguió callado, aunque comenzó a desviar la mirada hacia el ladrón de tumbas, su cercanía empezaba a ponerlo nervioso.
Lo conocía desde hacía casi nueve años, de él había aprendido tantas habilidades al acompañarle en secreto a casi todas sus "misiones" en plan de "sólo juego" y "amigos"…durante todo ese tiempo, y más recientemente que habían dejado a la infancia muy atrás, ese tipo de acercamientos ya era frecuente, aunque siempre era lo mismo, cuando Bakura notaba que estaba tan rojo y nervioso que casi echaba humo por los oídos, se alejaba de él haciendo un comentario irónico y burlándose.
Pero esa noche algo pareció cambiar…
Sintió su respiración más cerca, más cálida, el ligero roce de sus mejillas… miró de reojo al ladrón, su escultural cuerpo, aquella piel más oscura que la suya, sus cabellos despeinados, blancos casi grises pero a la vez con brillo a pesar de la oscuridad, pero sobre todo…esa mirada…
No le conocía esa mirada…nunca antes se la había visto…parecía estarlo retando y a la vez estaba sonriendo, pero no era esa sonrisa burlona o de sádico psicópata asesino desgraciado que acostumbraba a tener…no sabía cómo describirla pero lo hacía sentir nervioso, temeroso y bastante tímido a la vez.
Sabía que nuevamente estaba sonrojado y el ladrón lo estaba disfrutando, quería apartarse de él, aventarlo y echarse a correr pero no tenía el coraje suficiente para hacerlo, eso sin mencionar el hecho de que brazos y piernas le temblaban, su ritmo cardiaco había aumentado de sobremanera y algo en su interior le decía que siguiera ahí…
Tan nervioso estaba que no se dio cuenta de cuando el albino comenzó a acercarse aún más, cerrando los ojos en cada proximidad aunque nunca por completo, quería seguir mirándolo de esa manera.
En un repentino acto, Marik giró su cabeza hacia el otro lado, con el rostro completamente rojo, aunque Bakura reaccionó aún más rápido que él, tomándole la barbilla y obligándole a mirarlo a los ojos.
Bakura: Te lo advertí…-comenzó a decirle en un tono casi de regaño y amenaza- ¿pero tu querías saber porque tu hermanita te dejaba no?- realmente no esperaba ese comentario, pero agradeció que fuera eso…y no otra cosa.
Y era verdad, Marik conocía parte del destino de su hermana por Bakura, quien como nuevo líder de los ladrones de tumbas debía conocer todo cuanto chisme circulara tanto dentro como fuera del palacio, hacía unas semanas le había contado al rubio, muy a su manera, lo que había escuchado acerca de Isis, aunque le advirtió previamente, otra vez a su manera, del peso de la noticia y Marik aceptó recibirla.
Marik: ¡Déjame solo!- reaccionó girando su cabeza nuevamente hacia otro lado, las lágrimas volvían a brotar…
La fría brisa volvió a golpearle el rostro, limpiando y secando las únicas lágrimas que fue capaz de derramar, aunque le provocó un escalofrío al principio, le sirvió para calmarse, por un momento pensó en volver a darse vuelta para disculparse con Bakura pero sabía que era inútil, el ladrón no aceptaría algo como eso, al contrario, seguramente le golpearía y se burlaría de él…
Algún tiempo pasó y Marik seguía con los ojos cerrados, la cabeza baja, pegada al hombro, escondiéndose…algunos minutos y Bakura no hacía nada, lo cual comenzaba a preocupar al rubio, empezó a creer que ya no estaba ahí por lo que miró hacia el otro lado para verificar.
Efectivamente…el ladrón albino ya no se encontraba en su lugar y la tristeza se apoderó de él nuevamente, en esos momentos ya sólo se preguntaba si regresaría…o lo había hecho enfadar por su actitud algo infantil.
Comenzaba a sumergirse más en sus pensamientos cuando un gran, pero cálido, peso sobre su espalda mientras que su estómago era rodeado por un par de brazos fuertes.
Bakura: Estas demasiado frío- dijo muy cerca de su oído ya que tenia la barbilla apoyada sobre el hombro de Marik.
El rubio no dijo nada, se quedó completamente paralizado por el repentino acto del ladrón, nunca lo hubiera esperado, hasta pensaba que ya se encontraba muy lejos.
Sólo lo miró de reojo, nuevamente respirando agitadamente y muy nervioso.
Bakura: Aja…¿no es el mejor clima verdad?...ni el mejor lugar…- dijo abrazándolo con más fuerza y volviendo el roce de sus mejillas más intenso.
Marik si que estaba nervioso, una cosa era que el ladrón sólo se le acercara y lo viera con una cara de pervertido depravado y otra que lo estuviera abrazando tan….tan…de esa forma!
Por otra parte, ¿Por qué diablos mencionaba el clima? ¿Mejor para qué? Y…¿lugar?, el guardián de tumbas no quería imaginar cosas, después de todo, Bakura era un experto para confundirlo, aunque estaba acostumbrado a "esperar lo inesperado" por parte de Bakura…
El ladrón lo soltó para poder quitarse la túnica roja que siempre acostumbraba a llevar, el guardián lo observaba de reojo, extrañado, aún bastante nervioso.
Marik: Pero que diab…-dijo en voz baja aunque fue interrumpido.
Bakura le había puesto su túnica sobre los hombros para después pasar su brazo derecho por la espalda, la nuca y finalmente el hombro del rubio, mientras que pasaba el izquierdo por debajo de sus rodillas, para cargarlo.
Marik: ¿Qu…q…qué…qué haces oo?- dijo el rubio bastante sonrojado, con la cabeza apoyada sobre el bien formado pecho del albino.
El "grave robber" no dijo una sola palabra, sólo comenzó a caminar con Marik en brazos, eso ya comenzaba a preocupar al joven guardián…
……………………………………………………
Minutos después, ambos ya se encontraban en la vivienda subterránea del cuida tumbas, casi no se alcanzaba a percibir el frío del exterior, era un lugar bastante cálido aunque algo tenebroso por estar casi entre tinieblas, únicamente unas cuantas velas iluminaban al par.
Era bastante amplia, aunque sólo había un par de cámaras (o como se llamen…cuartos, pues) el de Marik y el que debió pertenecer a sus padres, en el que actualmente dormía Isis…pero no esa noche.
El rubio se encontraba sentado en su cama, aún con la túnica de Bakura, éste, por su parte, acababa de depositarlo en su lecho y estaba de pie frente a él, mirándolo como siempre, con indiferencia, lo que terminó por asustar a Marik.
Marik: Bakura yo…- comenzó diciendo pero éste volteó hacia otro lado rápidamente, no entendía qué diablos le pasaba, nunca actuaba así, nunca antes había estado tan serio, ni había sido tan atento…amable…no Bakura.
Nuevamente el silencio se apoderó de los dos, por más que Marik intentaba no mirarlo, le resultaba imposible.
Casi nunca tenía la oportunidad de verlo así, con la mitad del cuerpo desnuda, su bien formado abdomen y pecho, sus brazos fuertes y su espalda amplia, eso sin mencionar la piel perfectamente bronceada, la enigmática mirada…
Volvió a sonrojarse, esta vez inconscientemente, mientras sentía un cosquilleo en el estómago y entre las piernas.
Estaba tan perdido observando al ladrón que no se percató que él ya se había dado cuenta de que era observado.
Sabía perfectamente a que se debía el sonrojo del guardián, no pudo evitar reír para sí mismo, aunque Marik no pudo notarlo debido a la poca iluminación.
Bakura aprovechó el momento y rápidamente se hincó sobre la cama, sorprendiendo al rubio, a quien no le dio tiempo ni de respirar, tan rápido como se había acercado a él, lo empujó hacia atrás con un solo brazo par que quedara recostado por completo sobre la cama y él, con las rodillas a los costados del cuerpo del guardián.
Marik: Ba…
Bakura: Cállate
Al instante, el cuida tumbas se puso a la defensiva, sabía lo precipitado que podía llegar a ser el ladrón y quien sabe que tanta cosa tenía en la mente en esos momentos, quizás si lo había hecho enojar con su actitud en el exterior…¿de qué era capaz el ladrón?
Rápidamente, Marik intentó zafarse del poderoso brazo de su contraparte aunque sin éxito, ya que al sentir tal acto el ladrón rápidamente lo volvió a empujar contra la cama, esta vez con ambos brazos.
Hizo lo mismo con las piernas obteniendo el mismo resultado, Bakura lo tenía completamente aprisionado.
Su respiración se intensificó, al igual que su ritmo cardiaco y su transpiración corporal.
Estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano por intentar zafarse del albino, aunque empleaba todas sus fuerzas no podía hacer nada contra el experimentado ladrón de tumbas, sólo cerrar los ojos y esperar a que todo eso pasara cuanto antes.
Tenía la cabeza contra la cama y la mitad de su rostro estaba hundida en la misma, casi como en un reflejo entre abrió el ojo derecho y miró a Bakura con temor, comenzó a pensar lo peor cuando, aún en medio de la oscuridad, pudo notar cómo se le formaba una tenebrosa sonrisa al ladrón y no sólo eso, sus ojos, vacíos e inexpresivos, parecían brillar con emoción, deseo…
Cerró los ojos fuertemente y dejo de luchar, su respiración agitada fue calmándose al grado de que ya sólo se alcanzaban a percibir débiles gemidos, aunque no dejaba de estar nervioso y casi muerto del miedo.
Prácticamente estaba sudando frío, rogándole a los dioses que todo terminara…hundió la mitad de la cara por completo en la cama y una lágrima resbaló por su mejilla.
Acto seguido, comenzó a sentir cómo la presión sobre sus hombros era mayor y sintió un frío en el pecho, seguido de un aumento en el ritmo cardiaco, pero el miedo pronto se convirtió en una curiosidad tremenda…
El ladrón albino se estaba acercando a su rostro como lo había hecho varios minutos atrás y comenzaba a dejar de ejercer presión sobre su cuerpo, apoyando los codos sobre la cama. Cada segundo que pasaba podía percibir más cerca el cálido cuerpo de su "maestro", curiosamente, su respiración también se escuchaba agitada.
Marik quedó en silencio casi total cuando la punta de su nariz alcanzó a tocar la de Bakura, la cercanía de ambos nunca antes había sido tan marcada, el guardián se sonrojó sin notarlo y el ladrón sólo tomó su rostro bruscamente, poniendo la palma de la mano sobre su mejilla, finalmente obligó a sus labios a rozarse mutuamente.
AL principio fue un contacto leve, que duró cuando mucho un par de segundos ya que después el mismo que lo había empezado lo intensificó, explorando con su lengua la boca del guardián, sin pasar inadvertido por algún rincón, quería probarla toda, como si necesitase recordar cada milímetro.
Marik, instintivamente volvió a cerrar los ojos, esta vez, no tan forzadamente, en un principio dudó en corresponder, pero se vio obligado por la intensidad de dicho contacto entre ambos, como si el ladrón le estuviese obligando a responderle.
De igual manera, por mero instinto, quizás deseo, el rubio rodeo el cuello de su contraparte con ambos brazos, acariciando su largo y claro cabello, mientras que le besaba, Bakura pasó su brazo por la espalda de Marik, obligándolo a arquearla para levantarse levemente de la cama, lo cual le permitió bajar hasta sus caderas y posteriormente, a sus nalgas, pudo acariciar con mayor libertad aquella zona que tanto había deseado explorar.
El guardián se sonrojó más de lo que ya estaba, inconscientemente agradeció a la poca iluminación ya que si Bakura le hubiese visto en ese estado probablemente se burlaría de él.
Ahora él intensificaba el beso, acariciando, no sólo el cabello y la cabeza del ladrón, sino también su amplia y bien formada espalda.
Unos minutos más duró el contacto entre ambas bocas, hasta que Bakura rompió con él, separándose del rostro del guardián y obligándolo a poner sus brazos a los costados, sujetándolo por las muñecas, ya no tan bruscamente, para comenzar a recorrer su cuello dejando un rastro de besos y leves mordiscos que se iban intensificando.
La respiración del guardián volvía a agitarse y comenzaba a dejar escapar leves gemidos, que era exactamente lo que Bakura esperaba que pasara para proseguir con la operación…
Volvió a soltarlo, aunque seguía prácticamente encima de éste, sólo para quitarse lo que quedaba de su vestimenta habitual.
Aunque la luz era escasa, Marik pudo contemplar por completo el cuerpo desnudo del que era su "maestro", musculoso, bronceado…perfecto…la mayoría del tiempo había tenido la oportunidad de sólo apreciarle de la cintura para arriba y parte de las piernas.
Ahora conocía el resto; sus caderas y muslos, pero lo que sin duda llamó su atención en el primer instante, fue la potente erección que se presentaba en medio de sus piernas, que no había podido notar por lo abultado de la túnica que recientemente se había quitado.
Sus mejillas…no, todo su rostro estaba rojo a más no poder, no pudo evitar pensar que él estaba igual que su contraparte, a esas alturas, ya no tenía duda de qué era lo que quería hacer el ladrón.
Bakura regresó a buscar el pecho del rubio, despojándolo de la túnica de los cuida tumbas, arrancándola de su cuerpo y haciéndola a un lado sin importar donde quedara, aunque no le extrañó en lo más mínimo al guardián, le conocía más que cualquier otro y sabía que no sería suave, quizás considerado pero para nada suave…Bakura podía ser muchas cosas pero no era nada delicado, se movía con la misma gracia que tiene una estampida en medio de una cristalería.
Una vez que el pecho de Marik estuvo completamente vulnerable, Bakura hizo lo suyo; empezando por el cuello, siguiendo el rastro de saliva que había dejado con anterioridad, mientras escuchaba los gemidos provenientes del cuerpo que tenía bajo el suyo, ahora más intensos, ya que no sólo la lengua del ladrón lo estaba seduciendo, sino que se había sumado el fuerte roce de su ardiente miembro contra sus propias piernas y muslos, aún sin llegar al suyo.
Bakura siguió explorando aquel terreno virgen hasta ese momento, marcándolo con besos y mordiscos, deteniéndose en los pezones, jugueteando con su lengua durante breves instantes, mientras que su discípulo sólo se dejaba llevar, exigiendo desesperadamente cada vez más del ladrón por medio de sus gemidos, que aunque no lo sabía, estaban teniendo efecto en éste, incitándolo cada vez más.
Adelantándose a lo que Marik sólo tenía en mente, bajó una mano rápidamente hasta las caderas del guardián, pasando por sus muslos para llegar finalmente a su meta…
Bakura comenzó a poseer el miembro de su discípulo tan repentina y desesperadamente que los gemidos de éste cambiaron a gritos de placer.
El ladrón no pudo retrasar más la hora en la que el guardián debía ser sólo suyo, tenía que poseerlo cuanto antes.
Sin apartar una mano del miembro del rubio, lo cargó levemente para que le diera la espalda, dándole vuelta, su pecho desnudo quedó apoyado contra la cama, al mismo tiempo que escondía la cara entre las sedosas sábanas que le rodeaban, aunque no podía dejar de gritar el nombre de su mentor, rogándole para que continuara.
Aunque el ladrón no prosiguió, lo cual extraño a Marik…
Despegando el rostro levemente de la cama, el rubio volteó a ver de reojo a Bakura, encontrándose con una expresión que nunca había visto en éste.
Parecía una de curiosidad y a la vez de deseo por continuar…
Bakura: Esto supondría una barrera para mi…-comenzó diciendo.
Aunque al principio sus palabras no tuvieron sentido para su contraparte, sólo hasta que éste comenzó a recorrer su espalda con el dedo índice, entonces recordó las sagradas escrituras…lo que había marcado su destino, el sello de los guardianes de tumbas sobre su espalda.
Por un segundo creyó que el ladrón se había arrepentido que no proseguiría…
Bakura: Eres sagrado…supuestamente estas prohibido para alguien como yo- comentó antes de agacharse hasta su oído- y tu sabes que a mi me encanta violar lo sagrado…adoro lo prohibido…es más excitante así.
Pero que equivocado había estado el guardián al pensar que Bakura retrocedería, apenas estaba asimilando sus palabras cuando sintió como su espalda era "profanada" del mismo modo que su pecho mientras que el ladrón seguía masturbándolo.
Marik: Quien…lo hubiera pensado…-dijo entre gemidos, pero Bakura seguía con lo suyo- un ladrón y un cuida tumbas…
El albino sólo dejó escapar una leve carcajada, que más bien parecía de ironía.
Marik: Bakura…yo…
No pudo terminar, ya que sintió como el ladrón le volvía a dar la vuelta nuevamente de manera brusca y repentina.
Estando de frente, ambos se miraron, estando en medio de las sombras…
Pasaron varios segundos así, con sus cortadas y agitadas respiraciones como único sonido, acompañadas de gemidos ahora débiles y por primera vez en toda la noche…y quizás todo lo que llevaba de vida y el resto de ella…Bakura se mostró suave y delicado, posiblemente hasta cariñoso…
Acarició muy suavemente la mejilla de su contraparte con el dorso de la mano, pasando un dedo por sus labios, dibujando el contorno de los mismos, recordando como los había hecho suyos no mucho tiempo atrás.
Ante esto, Marik abrió los ojos de par en par, con brillo en ellos, nunca creyó conocer esa faceta de su, ahora, amante, y sabía que no podría verla con frecuencia por lo que decidió apreciar cada segundo, por mínimo que fuera, de aquel momento.
No pudo evitar dejar escapar varias lágrimas acompañadas de sollozos.
Y por si fuera poco y no conforme con lo anterior, el leve llanto del guardián provocó que el albino volviera a buscar los labios de éste para iniciar un beso, tierno y lleno de sentimiento a diferencia de los anteriores, y que también fue más prolongado.
Minutos después, Bakura ya estaba preparando a su amante para el momento culmine.
Lo abrazó fuertemente, y acercándose a su oído le susurró varias palabras.
Bakura: No es mi estilo….pero…trataré de…no lastimarte…-advirtió bastante excitado, deseaba continuar cuanto antes.
El rubio asintió moviendo la cabeza de arriba abajo. Con los ojos cerrados, el rostro escondido en el cuello y hombro de su amante, rodeando la espalda de éste con ambos brazos y aferrándose a él fuertemente, se preparó para lo que seguía…
Finalmente, el albino hizo que el rubio rodeará su cadera con sus piernas y comenzó a entrar en él, primero lentamente, arrebatando gemidos bastante sonoros de su amante, y después tomó su ritmo, brusco, rápido y violento.
Sólo tenía en mente poseer al guardián, hacerlo suyo de una sola vez.
El dolor se apoderó de Marik, era uno que no se podía comparar con nada que hubiese vivido con anterioridad pero que poco a poco comenzaba a transformarlo en puro placer. Para esto, los besos y caricias improvisadas por el ladrón ayudaron bastante, estaba manejando la situación bastante bien, al menos no lo había lastimado…mucho.
Marik empezó a moverse junto con su amante cuando el dolor hubo, casi, desaparecido, gemía y gritaba junto con él, dejándose guiar por el ritmo que éste le imponía, siendo presa de las caricias que sólo en sueños había sentido.
El albino volvió a besarlo y justo en ese momento, sintió cómo un tremendo alivio se apoderaba de cada centímetro que conformaba su ser, el momento culmine había llegado para ambos…
…………………………………………………………………
Una hora más tarde…
-Bakura...-llamó el guardián por segunda vez
Pero el ladrón no respondió, permaneció tranquilamente callado, refugiándose en las tinieblas, mientras la débil luz del fuego, que nacía de las velas, apenas dejaba ver su rostro.
Su silencio se debía a que estaba absorto en sus pensamientos, hundido en su propia meditación al mismo tiempo que experimentaba una mezcla, una revolución de nuevos sentimientos, ciertamente, una batalla contra sí mismo tenía como escenario su propio cuerpo.
Misma revolución que Marik no notó ni sintió, en parte, por la oscuridad y por otra por que el ladrón era un experto para mostrarse frío e insensible.
El guardián le llamó por tercera vez, ahora empleando un tono de voz triste y preocupado, tantos sentimientos y emociones vividos y revelados en una sola noche y todo se reducía a la respuesta que el ladrón estaba a punto de dar.
Sus temores habían tomado forma; un nudo en la garganta, y también comenzó a meditar, a recordar la atracción que tuvo hacía el ladrón desde el primer instante, aunque no sabía como llamarle a esa sensación al principio, era demasiado inexperto, se trataba de un pequeño niño de escasos ocho años.
El silencio del albino se prolongaba y su amante comenzaba a creer lo peor, que había sido utilizado como un simple objeto, como un vil y burdo juguete sexual…
Al caer en la cuenta de ello, se levantó de la cama, sentándose en la misma, quedando con la espalda y el pecho desnudos, necesitaba una respuesta pronta…
La cual fue una inesperada…
El albino se levantó tan rápido como era costumbre en él, abrazó fuertemente al rubio igual de rápido, rodeándolo de lleno con sus fuertes brazos, haciendo intenso el contacto entre sus cuerpos desnudos y escondió la cabeza entre el hombro y el cuello del guardián, el cual comenzó a besar y a recorrer con suaves y tiernos mordiscos.
Marik rompió en llanto, sabía el significado de tal acción, no era lo que esperaba pero si lo que quería, lo que deseaba.
Marik: Te…amo…-le susurró al oído, aspirando la embriagante fragancia que emanaba del cabello de su amante.
Bakura no respondió, realmente no esperaba nada más de él, al menos no palabras ya que al término de la frase éste comenzó a besarlo de una manera posesiva, desesperada pero que de alguna forma daba la respuesta que esperaba.
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Pasaron las horas tranquilamente, la luz matutina de un nuevo día acariciaba la tierra majestuosa del faraón, una tierra que clamaba por ver a su nuevo gobernador.
El guardián de tumbas despertó poco después que el ladrón, que ya se había vestido y le daba la espalda, sentado en la cama.
Marik: Ho…hola…Bakura…- dijo en voz baja, agradeciendo que el ladrón no pudiera ver su sonrojado rostro.
Bakura: Vístete que no tengo tiempo para esto.
Marik: …
Bakura: Necesito conocer al nuevo imbécil….tu sabes, el dueño de la tumba que profanaré en un futuro no muy lejano- explicó, con tono de maldad.
Marik: Ah si…cierto…yo…-se levantó de la cama y comenzó a vestirse torpemente.
Bakura: Y a sus nuevos lame sandalias, realmente no entiendo para qué diablos necesita seis jodidas sombras que le estén cuidando su real trasero.
Marik: …
El guardián entendió la indirecta, con todo lo que había pasado se olvidó completamente de Isis…aunque desde un inicio sabía que no se podían despedir…y que la entrada a la ceremonia de los sacerdote estaba restringida a un grupo muy selecto y pequeño, sin embargo sabía que iba con su "mentor", para el que no habia puerta, barrera o cárcel que le detuviera.
Marik: ¿Qué sabes de los sacerdotes?
Bakura: Ya te lo dije pelos necios, aún para mí es escasa la información
Marik: Ya veo…
Bakura: Únicamente sé que llegara alguien "de tierras lejanas"
Marik: ¿ Un extranjero de sacerdote?
Bakura: No seas estúpido niño, va contra las reglas del fanfarrón…ejem…faraón…
Marik: …
Bakura: Quiero decir, regresará…alguien.
Marik: ¿Alguien?
Bakura: ¿Qué estas sordo?
Marik: -.-U
Minutos más tarde, el guardián terminó de vestirse y ya estaba listo para emprender el recorrido hasta el palacio…para "infiltrarse" en él.
Mientras que, Bakura había optado por meditar en privado.
Bakura: Más le vale al inútil hijo del viejo sacerdote que sea él, el que regrese…si no…terminaré pagándole con su propia muerte…si… es una idea mucho mejor…
Apenas salían de la guarida subterránea y Marik ya se había posicionado delante de Bakura y empezado a caminar, cuando el ladrón de tumbas cogió a su, ahora, amante del hombro y lo jaló hacia atrás, atrayéndolo hacia su cuerpo, para abrazarlo con fuerza e iniciar un apasionado y prolongado beso…
………………………………………………………………………………………………………
-Mi señor…
En el palacio, la historia era otra, días atrás, sus habitantes se preparaban para recibir a su nuevo rey y a su escolta.
Uno de los futuros seis sacerdotes, el mismo que había regresado de tierras lejanas, había pasado días enteros, desde su retorno, en sus antiguos aposentos, escondido en las sombras, solitario y casi como ausente.
Otro de los sacerdotes había ordenado que se respetara su soledad hasta el momento crucial, en el que algún servidor del mismo tenía que dar el aviso para acudir a la celebración más importante de su vida.
-Es tiempo mi señor…
El futuro sacerdote permaneció bajo la protección de la oscuridad por segundos, el sirviente aguardó en silencio hasta que la sombría figura decidió afrontar su destino.
Así fue como salió a la luz el, ahora, adulto cuerpo del hijo del viejo sacerdote, portador y guardián del ojo milenario, su mirada había cambiado, muy atrás había dejado a aquella infantil, profunda y llena de inocencia, una que no regresaría jamás…y que había dado lugar a una aún más profunda, pero fría, dejaba ver una confianza excesiva en sí mismo, una mirada decidida…pero carente de algún otro sentimiento, vacía…
Los cabellos castaños seguían igual, las facciones infantiles y afeminadas habían desaparecido por completo, se trataba de un hombre ahora…
Un hombre que quería luchar en contra de su destino…
CONTINUARA….
Uyyy aggghhh XX finalmente acabé el capítulo, debía estar listo hace varias semanas pero aahh la hueva es grande , en fin…siento mucho no haber llegado aún a la parte de Joey/Seto pero de alguna manera tenía que dar una introducción ..en fin, llegan las vacaciones y podré escribir más seguido n.n, si no es que me traumo con algo más o.o …ooh Ra el ps2 si que es un vicio.
Weno, espero que les haya gustado )
AGUILA FANEL: Nuevo capítulo finalmente, gracias por el apoyo n.n aunque créeme el sufrimiento por el que pasaron los escuincles no es nada comparado con lo que viene XD, sip al fin el lemon aunque no de seto/Joey … eso viene después…¿Cuándo? Pronto pronto…espro o.o, en fin…gracias n.n
Guerrera Lunar: Exactamente, Kura mató al custodio y luego le echó el choro al jefazo para que no le hiciera nada a ninguno de los dos, aunque ni a Jouno ni a Seto les fue muy bien…sip, lo sé…pero serán felices…algún día pero así será XD
Tenshi Lain: Con respecto a tu pregunta, sip, Mahado y Mana si son de la serie, de hecho, se supone que son las vidas pasadas del Mago y la Maga Oscuros, un rollo del Ka…el alma para los egipcios, y demás cosas raras, de hecho yo tampoco he visto toda la serie, estaba en proceso de, pero desapareció la tipa que me pasaba los caps, de repente ha dejado de ir a la escuela la muy bastarda , ni siquiera he podido ver como abren a Yami Marik u.u, pero weno muchas gracias por el review )
Kendra Duvoa: Aki ta nuevo cap ) muchas gracias por el apoyo.
Olvidé a alguien ????...creo que nu n.nU pero como siempre soy muy descuidada ahí me avisan n.-, por cierto, alguien me puede decir en qué coño van en Slam (Nickelodeon) ??? ya se llevó a cabo el duelo entre Yugi y Kaiba???? Que paso con Joey ??? es que mi tele pasó a valer madres y sólo la puedo usar para jugar Play (uy que sacrificada yo) ya no puedo ver Yugi ni Sonic TT ni las luchas .
