DISCLAIMER: Nada de este mundo de fantas�a me pertenece. Todo es propiedad de JK Rowling y sus asociados.

CAPITULO 29: LA FIESTA.

Los d�as pasaron mas r�pido que de costumbre, entre las clases agobientes y las lecciones de baile, pronto lleg� la v�spera de la fiesta. Ese s�bado, todos los profesores estaban ocupados con los preparativos, mientras que Jennifer daba unos �ltimos retoques al casi perfecto danzar de sus alummnos.

La profesora McGonagall, junto con el profesor Filwick, eran los mas ocupados. Deb�an encargarse de todos los arreglos, para que el Gran Sal�n se encuentre en perfectas condiciones para albergar a los alumnos, profesores, personalidades del Ministerio y periodistas.

Los invitados estabn citados para las 5 de la tarde, y a las 5.30 comenzar�a la velada. La planificaci�n comenzaba con una deliciosa cena, a cargo de los elfos dom�sticos; luego el primer baile, a cargo de los alumnos de Hogwarts; y, por �ltimo, el discurso del Ministro de la Magia, cornelius Fudge.

A las 4 de la tarde, el �ltimo de los alumnos fue enviado a su habitaci�n para prepararse para la gran noche. Conscientes de que probablemente algunos de los chicos no ten�an dinero para una nueva t�nica de gala, el colegio provision� a todos los varones con una t�nica negra, con ribetes de los colores de su casa en los pu�os, cuello y extremos. Mientras que las capas que completaban el atuendo eran del color de los ribetes.

Ron observaba y estudiaba su t�nica como si fuese alg�n extra�o animal de los que Hagrid sol�a traer a sus clases de Criaturas M�gicas. Los ribetes rojos y dorados eran incre�blemente perfectos y parec�an estar hechos con hilo de oro, el escudo de Gryffindor en la parte izquierda del pecho se ve�a tan real que el le�n pod�a salir rugiendo en cualquier momento.. Por otra parte, la capa se amoldaba a la perfecci�n a la espalda de su due�o y parec�a que les hubiesen tomado las medidas.

Las mujeres tambi�n recibieron lo suyo, pero las t�nicas eran del color de sus casas. Roja las de Gryffindor, algunas de las chicas se quejaron por el color, pero al ver las capas negras con peque�os detalles en dorado y rojo se calmaron. No era tan desagradable despu�s de todo.

A las hora se�alada, la Profesora McGonagall dirigi� a sus alumnos al Gran Sal�n. Al encontrarse chicos y chicas, comprendieron el por qu� de los colores de las t�nicas y capas. Evidentemente, todo estaba pensado y ya nadie se quejaba porque eran absolutamente perfectos. Las cuatro casas se reunieron en las puertas del Gran Sal�n, dispuestas a entrar, dirigidos por sus jefes de casa.

Snape se mostraba orgulloso de sus serpientes, que vest�an t�nicas negras los hombres y verdes las mujeres. Ambos, con detalles plateados y el escudo de Slytherin en el lado izquierdo. La Profesora Sprout guiaba a los Hufflepuff y Filwick a los Ravenclaw (creo que es el Jefe de Casa de Ravenclaw, la verdad, no lo se). Las puertas de abrieron, y los alumnos ingresaron en una perfecta armon�a y sinconizaci�n, dirigi�ndose a sus mesas, acomodadas en la parte izquierda del gran Sal�n, que se ve�a mas imponente que nunca.

El cielo estrellado, mostrando una hermosa luna menguante, hadas revoloteando de aqu� para all� por lo alto, sin intenciones de molestar, las paredes y piso relucientes, adornos florales en cada mesa y antorchas en las paredes. Mesas peque�as, dispuestas en la parte derecha del Sal�n, y una gran mesa en el fondo, desde donde pod�an apreciarse todas las dem�s, para que se ubique el Ministro junto a sus invitados especiales.

El agasajado no se hizo esperar demasiado y a las 5.30 ingres� en el recinto, recibiendo aplausos de todos los sectores. Caminaba junto a su hija, inclinando la cabeza en forma de saludo cuando divisaba alg�n conocido. La muchacha tom� asiento junto a su padre, en la Mesa Principal. A su lado estaba Albus Dumbledore, junto a Lucius Malfoy y algunos otros miembros del Consejo Escolar.

El banquete preparado por los elfos dom�sticos era variado y delicioso. Todos los invitados com�an a gusto, eligiendo entre los m�s ex�ticos y exquisitos platillos. Para los adultos, hab�a una selecci�n de bebidas dignas de la realeza, y para los menores, cerveza de manteca de primera calidad. Al finalizar el banquete, Dumbledore se puso de pie, recibiendo la atenci�n de todos los participantes de la fiesta.

-Como ustedes sabr�n, esta fiesta es en honor al Se�or Cornelius Fudge, Ministro de la Magia y, por ello, la profesora Snape ha preparado a los alumnos para dedicarle un antiguo y muy especial baile. Alumnos, por favor....

Uno a uno, todos los alumnos de las cuatro casas se dirigieron al centro del Gran Sal�n. Los �nicos que se ve�an c�modos recibiendo toda la atenci�n eran los Slytherins, que corr�an con una gran ventaja: la mayor�a de ellos hab�an aprendido el baile desde peque�os, siguiendo la tradici�n de las familias de sangre pura, ya que se utilizaba para honrar al jefe de cada familia.

Draco Malfoy era, seguramente, el mejor de todos los alumnos. Su t�a le hab�a ense�ado a bailar a la edad de cuatro a�os, argumentando que cuanto antes aprendiera, mas sencillo le ser�a y lo llevar�a en la sangre, como una costumbre mas.

Los nacidos de muggles bromeaban con el baile, a pesar de los nervios, dici�ndo que era similar a los que ve�an en las pel�culas de �poca, en bailes de la realeza. Pero a�n as�, con mas o menos experiencia, ninguna de las tres casas restantes se sent�a a gusto con bailar algo que hab�an aprendido hac�a pocas semanas, delante de tanta cantidad de gente desconocida y periodistas. Ni hablar de Harry, que sent�a que se estaba traicionando a s� mismo y todos sus ideales al rendir tributo a Fudge.

La formaci�n era sencilla, una dos filas a lo largo del comedor, enfrentado varones con mujeres. Las parejas hab�an sido formadas por Jennifer que, para evitar disputas y darle mas esplendor debido a los colores de las t�nicas, decidi� que no habr�a mezcla de casas. Todos los alumnos estaban dispuestos a empezar, pero la m�sica no comenzaba. A�n as�, nadie volteaba para saber que suced�a, porque la Profesora Snape les hab�a advertido que el que no quisiera un castigo con ella o su hermano, mantuviera la cabeza levantada, la espalda derecha y la vista al frente.

-Oh no! Por Merl�n que alguien me salve de esta! �susurr� Jennifer �Sev, te lo ruego, te lo imploro, baila conmigo.

-Pero...no dijiste que s�lo bailar�an los alumnos?

-Es que el depravado de Fudge viene hacia aqu�, con claras intenciones de que baile con �l.

-Lo siento, olv�dalo. Odio este baile, odio la m�sica, odio los pasos y...

-Ya s�...odias al mundo, pero por favor...soy tu hermana, por favor, faltan cinco pasos para que me saque a bailar, te lo ruego!

Como si se hubieran puesto de acuerdo, o tal vez, viendo en los ojos la desesperaci�n de Jennifer (aunque no dec�an nada a simple vista, pero para un experto en disimular sentimientos, esos ojos estaban desesperados), Lucius Malfoy haciendo uso de movimientos �giles, felinos y sutiles, se interpuso entre el Ministro de la Magia y SU Jennifer y le tendi� la mano.

-Me permitir�a esta pieza? �dijo haciendo uso de toda su galanter�a, inclin�ndo la cabeza y tom�ndole la mano.

-Ser� un honor, se�or Malfoy. �respondi� Jennifer siguiendo el protocolo.

Severus mir� de mal modo a su hermana cuando se situaron en el centro de los alumnos, que no sab�an si quedarse ah� o salir corriendo. Definitivamente prefer�an bailar solos antes de hacerlo con un Snape y dos Malfoy. Hermione cre�a que iba a morir en ese instante, todas las parejas se cruzaban en alg�n momento, lo que significaba que, m�nimamente, iba a tocar la mano de Lucius Malfoy.

Jennifer les aclar� a los alumnos que ellos dos iban a hacer un baile mas complicado, ya que el que ellos hab�an aprendido era s�lo lo que se llamaba �el inicio�, es decir, que a esos pasos se le iban agregando otros, a medida que se perfeccionaba. Todos en sus posiciones, Lucius frente a Jennifer, sin quitar sus ojos grices de los dos azules que tanto amaba.

La m�sica comenz�. Todos, inclu�dos Jennifer y Lucius, comenzaron de la misma manera, palma con palma, movi�ndose en c�rculos, como estudi�ndose mutuamente. Harry bailaba con Lavender, que se notaba emocionada por la proximidad de su pareja, mientras que Ginny intentaba que Collin no la pise demasiado fuerte. Ron y Hermione se sonrojaron ni bien sus manos se rozaron (cuando no), y Draco, que bailaba con Pansy Parkinson, miraba a la �feliz pareja� (como �l le llamaba a Lucius y Jennifer) con furia.

Cuando lleg� el momento de tomar a las parejas por la cintura, Lucius ofreci� galantemente su mano izquierda a Jennifer para que la tome, y con la mano derecha la atrajo hacia su cuerpo posesivamente. Y aqu� se ve�an esas diferencias de las que habl� Jennifer.

La pareja de adultos se rob� todas las miradas, bailaban demasiado pegados y con una soltura que parec�an haberlo hecho toda su vida (de hecho, era as�). Sincronizados como si se leyeran la mente mutuamente, no daban ni un paso en falso. Lucius marcaba el ritmo, haciendo giros sorpresivos, separ�ndose y volvi�ndose a juntar con su pareja, pero sin quitar la mirada el uno del otro.

Parec�an flotar por encima del suelo, sus pasos eran sutiles pero provocativos y sensuales. Las capas de sus vestimentas dibujaban perfectos c�rculos a su alrededor y el largo de las tunicas no parec�a en absoluto un impedimento para que ambos cuerpos se movieran con destreza sobre la pista.Las miradas que se desprend�an de los presentes iban desde la admiraci�n hasta la envidia, sin olvidar la furia y sorpresa.

Sorpresa porque todos conoc�an lo bueno que era Lucius Malfoy en ese tipo de bailes, lo demostraba cada vez que hab�a una reuni�n social, junto a su siempre sumisa Narcissa. Pero nadie esper� semejante demostraci�n. Jennifer tambi�n era conocida por su talento, pero no hab�a pisado una pista de baile desde la muerte de su marido, y nadie crey� volver a ser testigo de algo similar.

Furia de Draco, que no asimilaba el hecho de que su padre fuese tan descarado para bailar de esa forma con SU Tiny, a meses de la muerte de su madre. Furia de Severus, que no ve�a con buenos ojos el reencuentro de la pareja, ya que no auguraba nada bueno para su hermana. Furia de Harry, porque ese hombre, sabido mort�f4ago, estaba bailando con su madrina, la mujer que �l quer�a para Sirius.

Y no hay que olvidar la incredulidad de Dumbledore, Lupin y el resto de los profesores de Hogwarts. Se notaba a la legua que Lucius Malfoy hab�a estado esperando un momento como ese para poder sentir a Jennifer en sus brazos, porque todos sab�an que �l nunca se hab�a resignado a perderla.

La pieza termin�, quedando Jennifer y Lucius tan juntos que pod�an respirar el aliento del otro, a�n sin romper el contacto ocular, ese que dec�a tantas cosas sin necesidad de palabras, pues ambos eran maestros en leer pensamientos ajenos. La conversaci�n que mantuvieron durante todo el baile solo ellos la sabr�an y eso era lo mejor de todo. Podr�an haber estado planeando matar a Fudge, y nadie se hab�a enterado.

Los aplausos reinaron en el Gran Sal�n del afamado colegio, mientras todos los alumnos y la otra pareja hac�a una reverencia hacia donde se encontraba el Ministro de la Magia, mostr�ndole as� sus respetos y admiraci�n. Admiraci�n y respeto que nadie le ten�a, pero todo fuera por la apariencia.

Cortando su conversaci�n mental con un �hasta luego mi amor�, Lucius dej� que Severus se lleve a su hermana lejos de �l. Los alumnos se retiraron de la pista de baile, mientras los adultos invitados hacian gala de sus conocimientos en el rubro, a�n algo cohibidos luego de la demostraci�n anterior.

-Qu� se supone que est�s haciendo?

-Bailando Sev �respondi� Jennifer sonriendo a su hermano �Rel�jate, quieres?

-No me relajo nada...No fue nada inteligente de tu parte bailar de esa forma con Lucius. No te das cuenta de que alguien podr�a sospechar que ustedes...?

-Basta Severus! Ya estoy grandecita para que me digas con qui�n puedo bailar y con quien no!

Poco a poco los alumnos se fueron retirando del Gran Sal�n. La fiesta era, a su parecer, de lo mas aburrida. Y el discurso que hab�a dado el Ministro era un somn�fero tan potente como las clases de Historia de la Magia que les daba el Profesor Binns. Los invitados, en cambio, parec�an estar pasando un buen rato, rodeados de todos los magos �prestigiosos� de Inglaterra.

Fudge estaba totalmente orgulloso de s� mismo. La fiesta en su honor hab�a sido un gran �xito, salvo por un �peque�o� detalle. Jennnifer Snape se le escabull�a cada vez que se acercaba para hablar con ella. Ambos eran viudos y estaban sin pareja, no entend�a por qu� la mujer se negaba a darle una oportunidad.

Lucius, que conoc�a las intenciones del Ministro, hab�a instru�do a Crabbe y Goyle, para que la alejen de �l cada vez que se le acercaba. Mientras que Severus, sin saberlo, tambi�n contribu�a a la causa, haciendo pr�ctivamente imposible que la Jennifer sea acechada por el hombre mayor.

Luego de un tiempo prudencial, calculado para no parecer grosera, Jennifer se disculp� con todos y se retir� hacia su dormitori, alegando cansancio, pues los preparativos para la velada la hab�an dejado exhausta.

Lucius se despidi� en Hogsmeade de los invitados que se hab�an retirado junto a �l, en el mismo carruaje y se encamin� hacia donde lo esperaba Jennifer. Sabiendo que ten�a media hora de retraso, apresur� su caminata, quer�a llegar lo antes posible a verla, apenas hab�a podido contenerse mientras bailaban. Ten�a demasiadas ganas de probar esos labios que le pertenec�an nuevamente.

Jennifer estaba en la sala de un lujoso apartamento de Hogsmeade. Hab�a llegado hac�a ya una hora, y segu�a esperando por Lucius, mientras recordaba la primera vez que hab�a visitado el lugar.

FLASH-BACK

En su cuarto a�o, Jennifer hab�a llegado a Hogsmeade junto con su inseparable amigo Trangus Malfoy, dispuestos a disfrutar de un soleado d�a en la compa��a del otro. Estaban decidiendo a donde dirigirse en primer lugar, cuando un brazo tom� a Jennifer de la cintura y la hizo quedar cara a cara con su novio.

-Lu! Amor! Qu� haces aqu�? Pens� que no pod�as venir!

-Quise darte una sorpresa....te extra��.

-Yo tambi�n. �dijo Jennifer pr�cticamente sobre sus labios, antes de besarlo.

-Trangus! Vete! No tienes nada mejor que hacer? �le dijo Lucius a su hermano menor, que los miraba con pena.

-No lo trates as�, Lu �dijo Jennifer cuando Trangus se hab�a ido �Es tu hermano.

-Si, pero siempre est� entre nosotros y me molesta.

-No puedes estar celoso de tu propio hermano. �l es mi amigo, tu eres mi novio y yo te amo.

-Ya lo s� �dijo Lucius sonriendo orgulloso �Compr� un departamento en el edificio nuevo, para que podamos pasar los d�as que tengas visitas al pueblo. Te gustar�a venir y conocerlo?

-Lu...no se...

-Jenny �le dijo Lucius levant�ndole el rostro para ver esos dos lagos luminosos que pose�a como ojos �S�lo quiero estar a solas contigo. No tiene que pasar nada. Estoy cansado de que cada vez que te vea nos moleste alguien. Porque debes admitir que si no es Potter, es Black, Severus, Trangus, o la idiota de Narcissa, nunca podemos disfrutar de nosotros sin pelearnos con alguien.

-Est� bien. �dijo Jennifer a�n dudosa. �Vamos.

El edificio era de lo mas imponente. S�lo pose�a tres pisos, con un solo departamento en cada uno. Una escalera del mas fino m�rmol los condujo al �ltimo piso, donde Lucius abri� la puerta, para encontrarse con una gran sala de estar, con varios sof�s, una mesa petiza en el centro, y un gran ventanal sobre una de las paredes. Jennifer se acerc� y lo abri�. La terraza era majestuosa, con plantas ex�ticas (y muy caras), algunos asientos perfectamente distribu�dos. La vista....incre�ble. Pod�a verse gran parte del pueblo, especialmente la zona residencial, donde hab�an algunas mansiones, rodeadas de hermosos jardines.

Lucius le dio un peque�o tour por su �nueva adquisici�n�. La cocina era bastante peque�a, pero suficiente para que un elfo trabaje. Un majestuoso comedor con una gran mesa de roble en el centro y sillas para seis personas alrededor, luego un ba�o para invitados. Tres habitaciones, todas con una gran cama de dos plazas en el centro y amplios ventanales. Cada habitaci�n con un ba�o privado, equipados con una c�moda y convocante tina.

El rubio se acerc� por la espalda a su novia, que segu�a mirando por el ventanal de la sala, sumida en sus pensamientos. Espec�ficamente, Jennifer pensaba en su relaci�n con Lucius, ella ten�a 14 a�os, �l 18, era l�gico que necesitara algo mas que besos, pero no estaba segura de poder d�rselo. Se sent�a todav�a muy insegura para pasar por ese momento.

Todos los pensamientos se esfumaron cuando sinti� los brazos de Lucius cerr�ndose en torno a su abdomen, mientras que le apoyaba el ment�n en su hombro. Pod�a sentir la respiraci�n de Lucius en su cuello y eso la incomodaba a�n mas. Estuvo a punto de decirle que se fueran de all�, cuando Lucius habl� en susurros.

-No voy a comerte. Rel�jate. No va a pasar nada si no quieres. �Jennifer s�lo asinti�, a�n nerviosa, sabiendo que Lucius no era una persona a la que pudiera dec�rsele que no. �Ven, sent�monos. S�lo quiero estar aqu� contigo hasta que tengas que regresar a Hogwarts.

Se sentaron en uno de los sof�s, y comenzaron con su pl�tica de siempre. Lucius le preguntaba hasta el �ltimo detalle de sus encontronazos con los Gryffindors. Adoraba como ella los hac�a sentirse miserables, s�lo a pedido suyo y de Severus. Entre relato y relato, Lucius le regalaba peque�os besos en los labios o el cuello, hasta que ya no pudo resistir la proximidad y la bes� como necesitaba, apasionadamente.

Jennifer respondi� a la caricia que le daba Lucius con sus labios, esos besos eran realmente embriagadores, y notar que Lucius deseaba estar con ella, la intimidaba, pero la hac�a sentirse feliz tambi�n.

Al cabo de unos cuantos besos, Lucius la recost� en el sof�, haciendo lo mismo sobre ella. Los labios de Lucius reclamaban nueva piel para saborear y �l sigui� sus instintos, despoj�ndo a Jennifer de la t�nica. Pero cuando sinti� las temblorosas manos de Jennifer desabroch�ndole la propia, ya no pudo contener la ansiedad y comenz� con caricias mas intimas. Claro que no contaba con que su novia lo iba a apartar de un empuj�n, y se iba a sentar de golpe, acomod�ndose la ropa, sin mirarlo siquiera.

-Lu...lo siento...yo....

-No importa �dijo �l acerc�ndose nuevamente �Pero prom�teme que la pr�xima vez no me vas a empujar con esa fuerza...casi me caigo.

-Es que...por un momento pens� que iba a poder, pero... �Jennifer hablaba en susurros, completamente sonrojada. Una visi�n adorable, seg�n Lucius.

-Ya te dije que est� bien.

-Pero yo quiero que seas feliz y...

-Jenny �dijo Lucius arrodill�ndose frente a ella, buscando su mirada �soy feliz a tu lado, con o sin ropa. S�lo me basta saber que me amas....porque me amas, no?

-Claro que te amo.

FIN FLASH-BACK

-Hola hermosa �dijo Lucius al cruzar el umbral del lujoso departamento, Jennifer ni siquiera hab�a notado su entrada..

-Tardaste mucho, Lucius �le respondi� fr�amente Jennifer.

-El imb�cil de Fudge no paraba de hablarme. Podr�as perdonarme el retraso? Te prometo que lo compensar�. �termin� con una sonrisa maliciosa y voz p�cara.

-Si? �pregunt� Jennifer sonriendo y acerc�ndose a �l �Y...c�mo piensas hacerlo?

-As�.

Lucius la atrajo con fuerza hacia �l y la bes�. Un beso posesivo, apasionado, urgente, ansioso y desesperado; pero tambi�n lleno de amor. Jennifer respondi� de igual manera, disfrutando de la calidez de las lenguas, en esa batalla que estaban forjando entre sus bocas. Las manos de Lucius no se quedaron quietas en su espalda, sino que comenzaron a bajar, acariciando toda la anatom�a de la mujer que ten�a rendida en sus brazos.

Cuando el aire se hizo necesario, Jennifer rompi� el beso para regalarle los mas deliciosos besos en el p�lido cuello de su amante. Lucius temblaba de pasi�n ante esas dulces pero apasionadas caricias que Jennifer le daba con su boca y su lengua, dejando peque�as marcas rojas. Pero qu� importaba si pasaba toda la vida marcado?

A�n repartiendose besos y caricias, Lucius comenz� el camino hacia el primer y mas grande dormitorio, donde esperaba culminar la noche demostr�ndole a Jennifer la magnitud de su amor y deseo hacia ella. Mientras caminaban hacia su destino, cuatro �giles manos se deshac�an de cada prenda de ropa que encontraban.

Cuando llegaron al borde de la cama, ambos en ropa interior, Lucius se acost� encima de Jennifer, que pod�a sentir la erecci�n palptante de su acompa�ante.

Lucius honraba cada porci�n de piel que encontraba. Comenzando por los labios de Jennifer, partiendo luego al cuello, donde dibuj� peque�os circulos con su lengua, antes de mordisquearle el l�bulo de la oreja. Mientras sus manos se despojaban de la �ltima prenda que llevaba Jennifer, Lucius explor� con su boca los senos de Jennifer, arranc�ndole exitantes gemidos. Gemidos que eran m�sica para sus o�dos.

Pero el inquieto Lucius no se quedaba demasiado en el mismo lugar, y continu� su recorrido. Jennifer temblaba al sentir a Lucius besando su vientre, mordiendo suavenmente su ombligo, y no pod�a hacer mas que agarrarse de las s�banas con una mano y enredar el rubio cabello de su amor con la otra.

Y al fin lleg� el lugar que mas ansias ten�a por conocer. Ese que nunca antes hab�a explorado y que deseaba saborear como ning�n otro. Iba a hacerla gozar como nunca, iba a ser la mejor noche de su vida, de eso estaba seguro. A Jennifer se le cort� el aliento cuando sinti� la lengua de Lucius jugar con su cl�toris, envi�ndole corrientes el�ctricas por todo el cuerpo, nublando su cerebro. Cuando sinti� dos dedos de Lucius moverse dentro suyo, Jennifer decidi� que era tiempo de tomar mas acci�n en el juego.

Oblig� a Lucius a subir hasta su rostro y, con gran agilidad, intercambi� posiciones, quedando ella arriba de ese cuerpo musculoso. Ya era tiempo de darle un poco de su propia medicina y estimularlo hasta el l�mite, tal como �l hab�a hecho con ella. Mientras le besaba los pezones, y el est�mago, la mano de Jennifer lleg� hsta el borde de los b�xers negros de su amante. Con cuidado, pas� delicadamente una mano, roz�ndo la tela; lo que provoc� que Lucius gimiera sin poder evitarlo, y se muerda el labio inferior con fuerza cuando not� que ahora Jennifer le bajaba la �ltima prenda con demasiada lentitud.

Una vez que el molesto trozo de tela estuvo tirado en alg�n rinc�n de la habitaci�n, Jennifer tom� en sus manos el miembro erecto de Licius, quien grit� su nombre al sentir la calidez de esas manos estimularlo lenta y dolorosamente. Pero cuando sinti� la lengua de Jennifer recorrer su pene de punta a punta, no crey� poder soportar mucho tiempo mas. La mujer not� el estado en que se encontraba su pareja y decidi� que era suficiente tortura por el momento.

Luego de subir nuevamente hacia el cuello de Lucius, y susurrar un sensual �t�mame, ahora�, Jennifer se encontr� debajo de Lucius, con sus piernas rode�ndolo por la cintura, y sintiendo el miembro abriendose paso lentamente dentro suyo. Por un momento se tens�, al sentir la intromisi�n, pero cuando Lucius empez� a moverse en c�rculos dentro suyo, todo se convirti� en el mas aboluto placer.

Las embestidas aumentaban el ritmo aceleradamente, al igual que las respiraciones y los latidos de los dos amantes, que ya no dejaban de gemir audiblemente y de nombrar al otro llenos de pasi�n. Con un �Lucius!�, que se mezcl� y confundi� con un �Jenny!�, ambos llegaron al orgasmo en el mismo momento, desplom�ndose el rubio sobre el cuerpo que yac�a debajo suyo. Al recuperar el aliento, Lucius sali� de Jennifer y se acost� a su lado, mientras ella apoyaba la cabeza en su pecho.

-Te amo, Jenny.

-Yo tambi�n . �respondi� bes�ndole el torso. �Pero debo irme, no quiero que nadie sospeche nada.

-Ni se te ocurra dejarme ahora. �fue la respuesta de Lucius. �Qu�date a dormir. Ma�ana te levantas bien temprano y vuelves al castillo.

-Pero y si....

-Nada. Te quedas. Sabes que no es posible contradecirme.

-Hasta ma�ana entonces. �susurr� Jennifer antes de dejarse llevar al mundo de Morfeo.

Ambos se durmieron, agotados y abrazados. Ma�ana iba a ser otro d�a, igual que el resto, salvo por un detalle: su amor hab�a sido consumado esa noche.

POR CADA CAPITULO QUE ALCANZO A PONER, NOS ACERCAMOS MAS A DONDE LO DEJAMOS EN EL FORO.

BESOS PARA TODOS Y GRACIAS POR SEGUIRME ACA.

BARBY