DISCLAIMER: Nada de este mundo de fantasía me pertenece. Todo es propiedad de JK Rowling y sus asociados.
CAPÍTULO 38: PARTIDA.
El viernes por la mañana, el Gran Salón estaba repleto de alumnos ruidosos que desayunaban alegres por ser el último día de la semana. Draco Malfoy estaba entre ellos. Bebía su leche tibia sin prestar demasiada atención a su alrededor.
Pansy Parkinson le hablaba melosamente , mientras le acariciaba el brazo. Ya no la soportaba mas, tenía que hacer algo para salir de allí.
Pero entonces tuvo la genial idea de voltear el rostro hacia las puertas de entrada. Y los vio. Potter caminaba junto a Ginny, con su brazo rodeando su cintura. Y ella se veía feliz nuevamente. Ambos tomaron asiento juntos y Draco ya no lo soportó.
Las náuseas no tardaron en llegar, su piel palideció mas si era posible y el estómago no quería dejar de dar vueltas. Se puso de pie sin importarle lo que Pansy le estaba diciendo y salió del Gran Salón, diciendo que se sentía mal e iría a la enfermería.
Al atravesar las puertas no sabía que hacer. Sentía que se ahogaba, quería llorar, pero no iba a hacerlo. No deseaba ver a nadie, pero no quería estar solo tampoco. Entonces recordó unas palabras que le habían sido dichas no hacía mucho tiempo y salió al encuentro de esa persona.
Jennifer apartó a Harry del grupo antes de que ingresaran a la clase de Defensa para hablar con él.
-Mira Jen, si es por lo de Ginny....
-No es eso Harry –dijo Jennifer tristemente al recordar el rostro de Draco al verlos juntos –Hoy por la noche me voy del castillo hasta el domingo.
-A dónde vas? Dumbledore no te va a enviar a alguna misión, verdad?
-Bueno... digamos que tengo mi propia misión desde el comienzo de este curso.
-Te vas con Malfoy –no fue una pregunta. Harry miraba a su madrina como si se hubiese vuelto loca.
-Si Harry.
-No puedes...Jen, no vayas. –pidió Harry.
-Harry, por favor. Es algo que tengo que hacer. No quiero que te preocupes por mi. Te lo estoy diciendo para que no imaginen que algo malo me sucedió.
-Pe...pero...
-Harry, ve a clases. Y, por favor, trata de que Draco no esté muy solo, por favor.
-Está bien....cuídate mucho.
-Lo haré.
Draco dejó de correr cuando subió las escaleras giratorias y se encontró con la puerta que buscaba. No estaba seguro de lo que hacía, o de sus motivos, pero de todos modos, golpeó.
-No va a responder –dijo la voz de Dumbledore detrás suyo –Tienes que llamarlo y decirle que eres tú.
-Oh! Ah...eh...bueno... Sirius! Soy Draco, puedo pasar?
-Draco? –dijo Sirius abriendo la puerta. –Entra, entra. Qué ocurre?
-Yo... yo recordé que me dijiste que si necesitaba hablar con alguien te busque y...
-Está bien. Siéntate. –dijo Sirius señalándole una silla –Te? Jugo?
-No, gracias. Estoy bien así.
-Como prefieras –Sirius se sentó en su cama, frente a Draco –Vas a decirme que es lo que te sucede?
-Yo...yo sé que es tu ahijado, pero LO ODIO! No quiero verlo con ella!
-Draco...no te pongas así –dijo Sirius arrodillándose frente a él –todo va a terminar pronto. Ginny va a saber la verdad y va a volver contigo.
-Y si se enamora de Potter?
-En ese caso, yo voy a acompañarte, y voy a estar contigo. Nunca te olvides que yo se lo que es ver a tu mujer con otro. –Sirius hizo una pausa y evitó pensar en Jennifer, ahora tenía que ayudar a Draco -No te preocupes, con el tiempo vas a olvidarla.
-Eso es mentira! Tu no olvidaste a Tiny en todos estos años!
-Pero Draco, es diferente. Yo estuve en Azkaban 12 años, sin posibilidad de conocer a otras mujeres. Ya ves que ella sí me ha olvidado.
-Es que....ni siquiera soporto a Pansy. Me persigue por todos lados como si fuera un estúpido perro faldero!
-Sin insultos hacia los perros! –exclamó Sirius.
-Que? Granger defiende a los elfos y tu a los animales? –preguntó Draco irónicamente.
-No, pero.... –Sirius resopló derrotado –Voy a contarte un secreto, pero no puedes decírselo a nadie, ni siquiera a Jennifer.
-Dime.
-Yo soy un animago. Soy...soy Hocicos. –terminó Sirius provocando la risa de Draco.
-Quieres que te crea? Yo estudié los animagos en tercer año y tu no figuras en la lista.
-No estoy registrado. Pero si no me crees, puedo demostrártelo. –Sirius cerró los ojos, y en pocos segundos, Draco se encontró con Hocicos frente a él. Luego de lamerle el rostro, y que Draco le tire de las orejas de castigo, Sirius volvió a ser él mismo.
-Puedes enseñarme a hacer eso? –pidió ansiosamente Draco –Por favor, por favor.
-No lo sé. No creo que sea lo correcto....
-Dime una cosa –Draco empezaba a utilizar su naturaleza Slytherin contra Sirius –Si no estás registrado, es ilegal. Si es ilegal, entonces no debe importarte mucho hacer lo correcto. Y si no te importa, no veo por que no puedas enseñarme.
-Está bien...lo pensaré.
-Qué está sucediendo aquí? –preguntó una risueña voz desde la puerta de la habitación.
-Nada –dijo Draco intentando verse inocente, pero fallando miserablemente.
-Pansy me dijo que te sentías mal y que habías ido a la enfermería. Qué haces aquí? Y por qué no estás en clases si te sientes bien?
-Porque necesitaba hablar con alguien.
-Deberías haberme buscado Draco –dijo Jennifer comprendiendo.
-Tu ya tienes suficientes preocupaciones. A qué hora te vas?
-En un rato. Ve a clases Draco, no quiero quejas de los profesores.
-Adios Tiny –dijo Draco besándola en la mejilla –Ten cuidado por favor.
-De qué hablaba? –preguntó Sirius cuando la puerta estuvo cerrada nuevamente –A dónde te vas? Y por qué tienes que tener cuidado?
-Es el cumpleaños de Lucius.
-Y?
-Me voy a pasar el fin de semana con él. –dijo Jennifer esperando la reacción de Sirius.
-NO! Dime que no es cierto. Dime que es una broma de muy, muy, muy mal gusto Jen.
-Ojalá lo fuera. Hace mucho tiempo me lo pidió y Albus ya me autorizó a irme.
-No saldrás de este castillo Jennifer Snape! No te dejaré ir con él!
-Sirius –dijo Jennifer acercándose a él y tomándole las manos –Ya no soy una niña, se cuidarme sola. Es mi decisión ir con él, y no la tuya.
-Jen no voy a soportarlo –dijo Sirius tomándola de la cintura –Cómo voy a dormir pensando en que tu estás sola con él? El va a besarte, va a tocarte, va a...
-No lo pienses entonces –lo cortó Jennifer.
-No te vayas, por favor.
-Sirius, no vine a pedirte permiso. Vine para que te quedes tranquilo, sabiendo donde voy a estar. Además, no tienes derecho a pedirme que no lo haga.
-Sí que tengo! Soy tu amigo! Soy el padrino de Harry y a él no va a gustarle esto!
-Cálmate Sirius, por favor.
-No me calmo! La verdad, cualquiera diría que disfrutas el hecho de irte con Lucius!
-Eres un idiota –le dijo calmadamente Jennifer, con esa voz helada que caracterizaba a los hermanos Snape, y salió de la habitación.
-Si, lo soy –susurró Sirius y se desplomó en su cama.
Jennifer terminó de empacar con furia. Comprendía el comportamiento de Sirius, pero le dolía que desconfiara de ella. Tal vez ser amigos no había sido una buena idea después de todo.
Respiró hondo y salió de la habitación. Caminó por los pasillos despojados de alumnos, ya que era la hora de la cena y se acercó a la puerta de entrada. Cuando estaba por salir, divisó dos figuras que se acercaban a ella caminando apresuradamente.
-Por qué no me dijiste que te ibas? –preguntó peligrosamente Severus.
-No tengo ganas de discutir Sev, por favor.
-Jenny –dijo Remus esta vez –Tal vez sea mejor que no....
-PUEDEN DEJAR DE TRATARME COMO SI FUERA UNA ESTÚPIDA? PUEDO HACER EL ADAVRA KEVADA DESDE QUE TENGO 13 AÑOS! NO VA A SUCEDERME NADA! ADIÓS!
-Y ahora yo que hice? –preguntó Severus a la nada.
-Severus...tu sabías que Jennifer practica maleficios desde tan pequeña?
-Si.
-Y tu crees que Dumbledore lo sabe?
-Claro que lo sabe Lupin.
Jennifer no tardó demasiado en llegar a su destino. Una vez fuera de las barreras de Hogwarts, se apareció frente a la puerta de la Mansión de los Malfoy. Podría haber aparecido dentro, pero no quería apresurar las cosas.
Antes de que pudiese llamar a la puerta, un elfo doméstico la abrió, haciendo una exagerada reverencia y tomando su equipaje. Jennifer alcanzó a dar dos pasos dentro del recibidor, antes de encontrarse envuelta en un par de fuertes brazos y que una boca cubriera la suya.
-Ya comenzaba a preocuparme por tu tardanza Jenny –le susurró Lucius al oído.
-Sabes que el viejo loco es un entrometido y me tuvo horas haciendo preguntas sobre la fiesta de compromiso de Draco. Supongo que querrá asegurarse que ese es el único motivo por el que dejo el colegio.
-Puedo imaginarlo. Con ese maldito brillo en sus ojos, como si fuera la bondad personificada.
-Lu, no hablemos de Dumbledore, puede ser?
-Claro que si. Ven, los elfos nos prepararon una velada perfecta.
-Mmmm, y qué tienes planeado hacer conmigo todo el fin de semana? –preguntó Jennifer mientras se acercaban al comedor.
-Me hubiera gustado que podamos salir a cenar, para que todos sepan que eres mía y no se acerquen a ti. Pero, como no se puede todavía......sólo nos quedaremos aquí y no pienso separarme de ti hasta el domingo. Qué te parece?
-Perfecto. –dijo Jennifer antes de besarlo.
Severus, Remus y Sirius estaban sentados frente al Director de Hogwarts. Los tras habían sido citados por Dumbledore no mucho después de que Jennifer se haya ido.
-Y bien? Se puede saber por qué Jennifer se fue de ese modo? –interrogó Dumbledore.
-No lo sé. –dijo Severus. –Nosotros sólo hablamos con ella dos palabras y nos gritó como loca.
-Fue mi culpa –dijo Sirius encontrando sus manos muy interesantes.
-Qué le dijiste Black? –siseó Severus.
-Yo....le dije que parecía disfrutar irse con él.
-QUÉ? –exclamó Severus poniéndose de pie y apuntándolo con su varita.
-Me desesperé –confesó Sirius –No quería que se vaya y cuando ella me dijo que yo no tenía opinión sobre su vida me dolió tanto que....
-Que lastimaste a mi hermana sólo porque eres un idiota, engreído, que no ve lo que sucede a su alrededor –terminó la frase Severus.
-Severus, por favor –pidió Dumbledore
-Albus, si Jennifer se fue enojada no va a poder cerrar su mente. –dijo el profesor de Pociones.
-Vamos, dale un poco de crédito a tu hermana. El día que todo se supo yo intenté entrar en ella y no pude Severus, y si en ese momento no pude, Lucius Malfoy no va a poder tampoco.
-Pero...
-Se terminó la discusión. –lo cortó el anciano –Espero Sirius, que cuando regrese le pidas perdón y aclares la situación con ella. No quiero mas problemas. Algo mas?
-Si Albus –dijo Remus –Es posible que Jennifer haya aprendido el Avada Kedavra a los 13 años?
-Jennifer no es una hechicera común –dijo Albus enredando una mano en su barba –Es una de las mas poderosas que he tenido el placer de conocer. Me atrevería a decir que es mas poderosa que yo.
-Albus eso no es posible –dijo Severus.
-Si lo es. No sé quienes fueron sus padres, pero definitivamente venían de una gran estirpe de magos.
-Pero ella no es sangre pura –dejó escapar Remus.
-Eso es lo que se supone –dijo Dumbledore –Pero tengo mis dudas al respecto. Verdaderamente es poderosa, de lo contrario, Voldemort no hubiera tratado de matarla cuando era apenas un bebé.
-Lo mismo hizo con Harry –dijo Sirius.
-Excacto. Algo hay en ella que él temió al enterarse de su nacimiento. Del mismo modo que con Harry.
-Pero qué puede ser? –preguntó Remus.
-No lo sé. Lamentablemente no tengo las respuestas para todo. Pero supongo que en algún momento lo sabremos. Ahora, si me disculpan, tengo una reunión con Minnerva.
-Claro –dijeron todos.
POR CADA CAPITULO QUE ALCANZO A PONER, NOS ACERCAMOS MAS A DONDE LO DEJAMOS EN EL FORO.
BESOS PARA TODOS Y GRACIAS POR SEGUIRME ACA.
BARBY
