DISCLAIMER: Nada de este mundo de fantasía me pertenece. Todo es propiedad de JK Rowling y sus asociados.
CAPITULO 42: LA LECHUZA
Los días pasaban y Draco seguía sin recibir la lechuza que cambiaría la vida de Tiny. Comenzaba a impacientarse, pero sabía que su padre iba a escribirle tarde o temprano, pues la idea de hacerle daño a Potter era demasiado tentadora.
-Hemos adelantado la tercer y última fecha del campeonato de quidditch –anunció Dumbledore durante el desayuno –porque en los cuatro equipos hay muchos alumnos de 5° y 7° que deben rendir sus MHBs y EXTASIS respectivamente. Por este motivo, éste sábado se enfrentarán Slytherin y Ravenclaw, y el domingo harán lo suyo Gryffindor y Hufflepuff. Les deseo mucha suerte a los cuatro equipos y que la Copa de Quidditch sea para el mejor.
Alicia Spinnet desesperó inmediatamente. Reunió a todo el equipo de Gryffindor en la Sala Común y les dio la mas insoportable charla sobre tácticas, entrenamientos excesivos y premios. Definitivamente era un pequeño clon de Wodd, mas la histeria femenina.
-Tenemos que ganar. Si perdemos vamos a depender de los puntos que hagan Ravenclaw o Slytherin y no soportaría que la Copa se fuera de nuestras manos. Entrenaremos doble turno esta semana.
-QUÉ?
-NO!
-Alicia, por favor –suplicó George.
-Dije doble turno y así será. Quiero a todo el mundo a las 7 de la mañana y a las 5 de la tarde en el campo. Debo decirles que la profesora McGonagall está totalmente de acuerdo. Y NI SE LES OCURRA FALTAR O QUEDARSE DORMIDOS! Entendido?
-Alicia... Estás segura que eres tu o....? –preguntó George mirándola intensamente.
-Eres Oliver disfrazado de mujer? –completó Fred, provocando la risa de todos.
-Muy graciosos, muy graciosos. Comenzamos esta tarde! Vamos George, tenemos clases.
-Esto es una pesadilla –murmuró Ron cuando los demas se habían ido.
-Totalmente. –afirmó Harry –Pero es necesario si queremos ganar el partido y la Copa. Imagínate el rostro de Malfoy cuando pierdan nuevamente.
-Harry... no deberías hablar así. –dijo ron asombrándose de sus propias palabras.
-Oh vamos Ron! Sea como sea, sigue siendo un arrogante.
-Te estás equivocando Harry. Hermione se encuentra con él casi a diario, y yo he ido muchas veces... ya sabes, no quería que se quede sola con él, y... no creo que sea una mala persona.
-De quién hablan? –preguntó Ginny abrazando a Harry por la espalda.
-De... Snape. –dijo Ron rápidamente.
-Snape? Snape buena persona? –preguntó Ginny incrédulamente. –Oh si! Y yo soy la mejor alumna de este colegio!
-Yo... creo que... –Ron se había enredado tanto que no sabía como solucionarlo –Mejor me voy.
-Qué le sucede? –preguntó Ginny risueña cuando su hermano desapareció de su vista.
-No lo sé –dijo Harry negando con la cabeza –Pero no me importa demasiado si estás aquí conmigo.
Ginny sonrió mientras Harry se acercaba a sus labios y la besaba cariñosamente. Definitivamente había tomado una buena decisión al aceptar al moreno.
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Sirius estaba encerrado en su habitación. No podía salir de allí sin la autorización de Dumbledore y el anciano le había pedido que no lo haga porque Lucius podía volver en cualquier momento.
Ya no sabía que hacer. Remus le llevaba libros cada día, pero nunca le había gustado leer. La mayoría del tiempo lo ocupaba reviviendo viejos recuerdos, forzando su mente al máximo para recuperar sus años pasados, que fueron absorbidos por los dementotes.
Un golpe en su puerta lo sacó de su ensimismamiento. Hacía prácticamente media hora que estaba mirando la misma foto, la del casamiento de Lily y James. Se quedó en silencio esperando a que quien estuviera golpeando se identificara.
Cuando escuchó la voz de Draco, se relajó visiblemente y abrió la puerta con un giro de su varita. Enseguida apareció frente a él una réplica casi perfecta de Lucius Malfoy.
-Buen día Draco.
-Hola. –dijo alegremente el rubio –Cómo estás?
-Aburrido. Tu?
-Feliz. Bueno, no completamente, pero las cosas comienzan a mejorar.
-Si? Te refieres a Ginny?
-No. Hablo de Tiny. Estuve hablando con Lucius y me dio alguna información bastante importante.
-DILO! DILO!
-Te alegrará saber que no engañaste a Tiny con esa mujer.
-ESO YA LO SABÍA DRACO!
-Tranquilo, tranquilo. –dijo Draco riendo –Cuando vino Lucius le pregunté que era lo que tío Trangus había hecho para separarte de Tiny. Y me dijo que nada, que sólo tuvo la suerte de encontrar primero a Tiny.
-Entonces? –preguntó Sirius confundido.
-Lucius fue el que se interpuso entre ustedes.
-Idiota –murmuró Sirius antes de romper en una estruendosa carcajada.
-Sirius? –Draco comenzó a dudar que su mente estuviera demasiado bien.
-O sea que le salió mal –pudo decir Sirius cuando se calmó. –el muy idiota armó todo un plan para separarnos y ella se casó con su hermano.
Ahora los dos se rieron con ganas. Si bien a Sirius no le hacía demasiada gracia todo lo que había sucedido, era gratificante saber que Lucius había fracasado en la parte mas importante del plan.
-Bueno... Y vas a decirme que fue lo que hizo?
-Bueno, la mala noticia es que no lo se. Justo cuando empezaba a contarme, llegó Fudge y se lo llevó.
-Mierda!
-Pero la buena noticia es que va a enviarme una lechuza diciéndome su plan.
-Cómo voy a pagarte esto Draco? –murmuró Sirius mas para sí mismo que para Draco.
-Sólo asegúrate de que haya una habitación para mi cuando te mudes con Tiny.
-Eso te lo aseguro. –dijo Sirius sonriendo abiertamente.
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El sábado por la mañana, cuando se dirigía al campo de quidditch para jugar el último partido de la temporada, Draco fijó sus ojos en su tía.
Jennifer caminaba junto a Remus Lupin y Severus. Éste último parecía estar completamente furioso y solía mover un brazo como para golpear a alguien, claro que sólo había aire.
Lupin casi se cae de cara al suelo, si no fuera porque Jennifer alcanzó a tomarlo de un brazo, para luego saltar ligeramente y agarrarse el trasero como si alguien le hubiese pegado.
-Disculpa Tiny, estás bien?
-Si Draco, es sólo que....
-AUCH! –exclamó Draco agarrándose la cabeza -Quién me golpeó?
-Black- -dijo Severus demasiado molesto –No entiendo porque demonios no vino como perro. Está bajo la capa de invisibilidad que "alguien" –dijo mirando con odio a su hermana –le dio.
-Es mas divertido molestarte sin que sepas donde estoy Snape –dijo la voz de Sirius desde la derecha de draco. –Además dumbledore dijo que es mas seguro que nadie me vea, por mas que sea en mi forma canina.
-Definitivamente todos ustedes... TODOS están locos.
Severus abandonó el grupo haciendo ondear su túnica tras él y caminando rápidamente con los brazos cruzados. Los alumnos que se cruzaban en su camino, se apartaban lo mas apresuradamente que podían, pues nadie quería ser víctima de un Severus Snape furioso.
-Siempre me pregunté como es que hace eso –dijo Remus viendolo caminar, provocando risas en Draco y Jennifer.
-"Eso" –dijo la mujer –Es muy fácil de hacer cuando tienes la postura, el movimiento y la túnica adecuada. Yo puedo hacerlo.
-Yo también. –dijo Draco sonriendo arrogantemente.
-Yo creo que en vez de hacer eso, habría que buscarle una novia –dijo Sirius riendo no muy disimuladamente –Es evidente que no está muy feliz con su vida.
-Sirius, no seas injusto –dijo Jennifer enojada. –La vida de Severus fue muy difícil, y no creo que jamás acepte estar con otra mujer que no sea Sarah.
-Nunca me dijiste que sucedió con ella. Cómo murió? –preguntó Draco interesado.
Jennifer tardó unos minutos antes de contestar, pues estaba reviviendo en su mente la última vez que vio a su cuñada.
FLASH-BACK
Sarah había estado dos semanas con ella y Sirius en la casa que compartían. Desde que había abandonado a Severus, no hacía otra cosa que llorar y casi no comía. Jennifer intentaba pasar mucho tiempo con ella, pero Sarah no quería hablar con nadie.
Jennifer comenzaba a preocuparse por la rubia. Su salud estaba empeorando debido al estrés u los nervios seguramente, pues solía marearse y había vomitado varias veces lo poco que comía.
Una noche se acercó a la habitación de huéspedes que estaba utilizando. Encontró a Sarah llorando mas desconsoladamente que nunca, en posición fetal sobre la cama.
-Ey –le dijo suavemente –Estás bien? –Sarah solo asintió –Juro que me gustaría golpearlo hasta que entrara en razones.
-No puedo creer que haya hecho eso Jenny. En qué se ha convertido? Cómo puede ser que no me haya dado cuenta antes?
-Sarah... la única razón por la que yo me enteré, fue porque Trangus me lo dijo. –Jennifer le acariciaba el cabello mientras le hablaba –Él quería protegerme y me lo dijo porque temía que Severus me hiciera daño. Yo sé que mi hermano no nos haría nada a ninguna de las dos. Y... probablemente sea parcialmente mi culpa. Si yo no me hubiera venido a vivir con Sirius...
-No! No es tu culpa Jenny. No pienses eso. No sé que fue lo que llevó a Severus a hacer una cosa así, a unirse a ese monstruo, pero no fuiste tu.
-No lo sé.
-Yo sí lo sé. No te atormente así.
-Gracias. –dijo Jennifer sonriendo tristemente, para luego quedarse en un largo silencio las dos –Sarah... tu salud me preocupa. Por qué no me dejas hacerte un chequeo?
-No! –exclamó la rubia –Estoy bien. Ya me lo hice yo misma y es sólo el cansancio y los nervios. Lo mejor será que me aleje de todo esto y comience de nuevo.
-Quieres irte de Inglaterra? –preguntó incrédulamente Jennifer.
-Es lo mejor Jenny. Necesito alejarme de Severus y rehacer mi vida. Necesito salir de aquí.
-Está bien. Hay algo que pueda hacer por ti?
-De hecho, sí. Me preguntaba si no podrías adquirir un pasaje de avión a América. Tu manejas mejor todo lo muggle.
-América? Eso es muy lejos Sarah.
-Por favor Jenny, necesito irme lo mas lejos posible de Severus. Necesito olvidarlo.
-Está bien. Cuenta conmigo.
Tres días después, Sarah, Jennifer y Sirius se dirigieron al Gatwick, uno de los aeropuertos de Londres, para despedirse definitivamente.
Las dos mujeres tenían lágrimas en sus ojos, porque habían sido buenas amigas y era muy probable que no volvieran a verse jamás.
Sirius las apoyó lo mas que pudo, aún sin comprender el motivo por el que Sarah había abandonado a su esposo.
Después de interminables abrazos y promesas de reencuentros, Sarah había abordado el avión, sin saber que era el último lugar que la iba a ver con vida.
Sirius y Jennifer observaron como el avión despegaba desde una de las ventanas del aeropuerto. Y, cuando estaban a punto de irse a casa, vieron como, para su horror, una de las turbinas se prendía fuego y la máquina perdía el control, estrellándose contra la pista.
La catástrofe robó las vidas de todos quienes viajaban en el avión. Y, para mayor consternación, la mayoría de los cuerpos había desaparecido, siendo incinerados cuando explotó el tanque de combustible.
FIN FLASH-BACK
-Murió en un accidente de avión. –dijo Sirius al ver el rostro de dolor de Jennifer. Sabía que lo estaba reviviendo y se maldijo por ser él el que trajo el tema de una novia para Snape.
-Oh. Entonces.. era muggle? –preguntó Draco confundido.
-No. Era una bruja de sangre pura y familia muy respetada, pero estaba huyendo de Severus y sabía que él no tenía idea de cómo rastrearla en el mundo mágico.
-Y por qué escapaba de Severus? –siguió preguntando Draco, pero cuando nadie le respondió descifró el motivo –Se enteró que estaba del Lado Oscuro, verdad?
-Si. Pero no tiene caso recordar todo eso –dijo Jennifer sacudiendo la cabeza –Lo mejor será que vayas a prepararte para el juego.
-Está bien. Nos vemos luego.
-Suerte Draco –dijo Jennifer besándole la frente.
-Atrapa la Snitch –dijo Sirius en un susurro, intentando no escucharse a sí mismo.
Durante todo el encuentro, Sirius se dedicó a molestar a Jennifer y Remus, ante la mirada divertida de Dumbledore y la reprobatoria de Severus. Aunque, el mayor de los Snape reconocía que el animago estaba haciendo reír a su hermana y eso le agradaba.
Al cabo de una hora de juego, Draco atrapó la Snitch, superando excesivamente a Cho Chang, la buscadora de Ravenclaw, y Slytherin ganó 210 a 70. Las serpientes ahora ponían todas sus esperanzas en que Gryffindor perdiera, para quedarse con la Copa.
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El domingo era el turno del último partido de la temporada de Quidditch. Gryffindor vs Hufflepuff.
Alicia estaba muy confiada, pues después de la lamentable muerte de Cedric, Hufflepuff no había logrado encontrar un buen buscador que lo reemplace. Eso, sin contar que los ánimos de esa casa no eran los mejores.
El partido comenzó con las gradas repletas de alumnos. Ravenclaw permanecía neutral, pero Slytherin alentaba claramente a Hufflepuff.
En las gradas de profesores, Remus, Sirius y Jennifer estaban sentados uno junto al otro, atentos a cada jugada y a los movimientos de Harry en búsqueda de la Snitch.
Draco parecía ser el único alumno que no se había presentado al partido. Sabía que las posibilidades de que Gryffindor perdiera eran casi nulas. Aún guardaba pequeñas esperanzas, pero estaba convencido de que eran casi imposibles.
Estaba en la biblioteca, estudiando Pociones para mejorar sus posibilidades de aprobar sus MHBs, cuando la lechuza de su padre aterrizó sobre su libro.
Con el corazón en la boca y los nervios a flor de piel, Draco abrió el pergamino que su padre le había enviado y sonrió al ver que tenía la solución a uno de sus problemas. Jennifer Snape iba a regresar con Sirius black, él estaba seguro de eso.
La carta continuaba y, cuando leyó las últimas líneas, se levantó abruptamente, provocando que la Señora Pince lo regañe por el ruido y abandonó la biblioteca corriendo.
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El partido iba 50-20 a favor de los leones, cuando Harry divisó la Snitch. La deseada dorada estaba prácticamente estática, volando cerca de las gradas de Ravenclaw.
Potter dirigió su escoba hacia ella y, como si lo hubiera visto, la pequeña pelotita comenzó a moverse, volando de un lado hacia el otro, pero a una velocidad extrañamente lenta, que hacía posible que ambos jugadores la siguieran.
Jennifer observaba divertida los esfuerzos que hacía Remus para no gritar sus ánimos a Harry y podía notar el cuerpo de Sirius (bajo la capa de invisibilidad) moverse nerviosamente junto al suyo. Casi podía verlo mordiéndose las uñas para no gritar.
Entonces vio a Draco correr hacia el campo de juego con un pergamino en su mano derecha. Frunció el seño entre preocupada y confundida, y vio que su hermano tenía la misma expresión en el rostro.
-¡POTTER! ¡NO LA ATRAPES! ¡NO AGARRES LA SNITCH! –gritó Draco aplicándose un "Sonorus" y agitando las manos.
Todos los alumnos lo miraron confundidos. Qué demonios hacía Draco Malfoy gritando como un condenado a muerte en el medio del Campo de Quidditch?
Y fue justo cuando la profesora Hootch se dirigió a él en su escoba, cuando todos se sorprendieron aún mas.
Draco le aplicó un efectivo hechizo levitador que mantuvo a la profesora lo suficientemente lejos de su escoba, como para que él pudiera montarla y volar hacia Potter.
Jennifer comenzó a sentir que algo estaba muy mal. Draco no estaba haciendo eso por un estúpido partido de Quidditch, conocía muy bien a su ahijado como para creer algo así.
Harry lo observó incrédulo mientras se acercaba cada vez mas a los dos buscadores que iban tras la Snitch. Qué era lo que pretendía?
-Qué está haciendo? –preguntó Remus
-Quiere evitar que Harry atrape la Snitch –dijo Sirius estableciendo lo obvio, mientras Jennifer y Severus retorcían sus neuronas tratando de comprender a Draco.
-La Snitch –dijo Jennifer de pronto mirando a Severus.
-Oh por Merlín!
Sin darle explicaciones a nadie, Jennifer y Severus abandonaron las gradas. Ambos sabían una sola cosa, debían evitar que Harry tome la Snitch. Si sus pensamientos eran correctos, se iban a ver en grandes problemas.
La atención estaba puesta en los tres buscadores ahora. Harry perseguía la Snitch seguido de cerca por los otros dos.
El rubio ya no sabía que hacer. Tenía que quitar del medio al Hufflepuff para poder acercarse a Potter y explicarle o, en su defecto, tenía que tomar él mismo la Snitch.
Con un "Stupeffy", el buscador de Hufflepuff quedó fuera de juego, cayendo desmayado hacia el campo. No era momento de preocuparse por ello. Seguramente Dumbledore iba a evitar el golpe.
Maldito Potter. Era demasiado rápido y no podía alcanzarlo. Estuvo a punto de dejarlo solo y volver a sus estudios, pues no hacía caso a sus advertencias. Qué no apreciaba vivir?
-Potter! Deja la maldita Snitch! –dijo Draco cuando estuvo casi junto al Gryffindor. -Mi padre la hechizó!
-No puedo! Tengo que ganar Malfoy!
-Potter! No escuchas lo que estoy diciendo?
-No vas a convencerme Malfoy! Tu truco es patético!
Jennifer había llegado al Campo de Juego, seguida de cerca por su hermano. Su vista fija en sus dos ahijados. Por qué Harry no confiaba en Draco de una vez y dejaba la Snitch?
-HARRY POTTER! –gritó con todas sus fuerzas –NO TE ATREVAS A ATRAPAR ESA SNITCH!
-Creo que eso no sirve Jenny –dijo Severus intentando lanzar un hechizo aturdidor a su alumno, pero sólo para descubrir que un extraño campo de energía lo evitaba.
-Qué vamos a hacer Sev? –preguntó Jennifer viendo como Harry estiraba la mano para atrapar la pelotita, mientras que Draco lo tomaba por la túnica, en un infructuoso intento de evitarlo.
-No lo sé.
Justo en el momento en que Dumbledore se acercaba a ellos, seguido por McGonagall, Remus y Sirius bajo la capa de invisibilidad, Harry tomó la Snitch y desapareció, llevando consigo a Draco, que lo sostenía de la capa.
-Mierda –dijo Severus apretando sus dientes. –Tengo que irme.
-Aguántalo Sev –pidió Jennifer tomándolo del brazo no adolorido por el llamado de Voldemort, a través de la Marca Tenebrosa –Te veo allí.
-Ni se te ocurra Jennifer. –dijo Severus seriamente.
-Tranquilo, no iré sola.
-Pero..
-Vete.
Severus caminó apresuradamente hacia las puertas del colegio, donde podía aparecerse y responder al llamado del señor Tenebroso, mientras su mente trabajaba a mil por hora, pensando en una posible solución para Potter y Draco.
Los alumnos gritaban angustiados, mientras los profesores miraban a Dumbledore expectantes, salvo Jennifer que convocó un objeto desde su habitación hasta el campo.
-Los jefes de Casa, dirijan a sus alumnos a sus Salas Comunes. –dijo Dumbledore rapidamente. –Remus, tu encárgate de los Slytherins. Jennifer, tu...
-Me voy –dijo ella colocándose una cadena al cuello.
-Jennifer, es peligroso y...
-Trate de evitarlo Albus –lo retó.
-No lo haría y no podría jamás.
-A dónde se supone que vas? –preguntó Sirius en un susurro, observando mientras Jennifer se colocaba la cadena, llenándole de dicha el corazón al ver que era la misma que contenía su promesa de amor. –Creí que la habías desechado.
-Es un traslador. –informó Jennifer –Y... no puedo decirte a donde voy, pero puedo asegurarte que voy a traerlos de vuelta. Adios.
Y con eso, Jennifer desapareció justo en frente de todos ellos.
POR CADA CAPITULO QUE ALCANZO A PONER, NOS ACERCAMOS MAS A DONDE LO DEJAMOS EN EL FORO.
BESOS PARA TODOS Y GRACIAS POR SEGUIRME ACA.
BARBY
