DISCLAIMER: Nada de este mundo de fantasía me pertenece. Todo es propiedad de JK Rowling y sus asociados.
CAPITULO 15:
La siguiente semana pasó tan rápido como un rayo, y ya todos estaban por irse
a casa porque llegaba el receso de navidad. Harry se quedaba, era el único de
sexto que no se iba a su casa.
-Adios Harry. No te metas en problemas. No intentes averiguar nada hasta que
volvamos.
-Ya Hermione! Déjalo en paz! Que haga lo que quiera –le contestó Ron.
-Bueno, váyanse. Que la pasen bien. Yo estaré aquí si quieren mandarme alguna
lechuza.
Saludos a todos en tu casa Ron, y saludos a tus padres Hermione.
-Gracias! –dijeron ambos.
Mientras Harry veía cómo se iban los carruajes, pensaba que sería la navidad
más triste de su vida. No solamente sus amigos no estarían, sino que tampoco
recibiría regalo de lo extrañaba! Pensaba mucho en él, si bien
ya no se echaba la culpa, se sentía mal, si él no hubiera caído en esa
trampa...
-Harry...te noto preocupado. Hay algo que te moleste?
-Kate! Eh, no...es sólo que...
-La navidad es una época triste para mí también.
-Puedo preguntar por qué?
-Sí claro, ven, entremos que hace frío para estar parados afuera.
Entraron
en silencio, Harry la siguió sin hablar hasta Torre de Gryffindor, se sentaron
cerca de la chimenea y, luego de un suspiro, Kate comenzó a hablar.
-Cada navidad recuerdo que ni mi madre ni mi padre están conmigo...es muy
triste sabes?
-Están...?
-Muertos, sí. Verás, yo creo que ya te había dicho que nací acá, en
Inglaterra. –Harry asintió. –Viví cuatro felices años con mis padres, los
dos eran magos, claro que no recuerdo mucho, tengo tan sólo imágenes de esa época.
Cuando yo tenía cuatro años, mi padre murió y mi mamá no pudo soportarlo.
Nos mudamos a España, ella era de ahí, había conocido a mi padre en unas
vacaciones y se enamoraron perdidamente el uno del otro. Poco después se
casaron. En fin, viví toda mi vida en un pueblito al sur del país, hasta que
me fui al colegio. Fueron algunos de los años mas felices de mi vida, supongo
que entiendes de qué hablo.
-Aha...si.
-Jugaba al Quidditch, tenía amigos, era muy feliz. Al graduarme del colegio, me
ofrecieron entrar a la Selección de quidditch de mi país, yo no cabía dentro
de mi misma. Pero mi mamá murió al poco tiempo...y yo...no tenía ganas de
jugar al quidditch, no quería hacer nada.
-Lo siento.
-Está bien, ya es hora de aceptarlo. Por eso entiendo que tú estés triste.
Perdiste a tus padres y hace poco tiempo a tu padrino....
-Sí, pero no me gusta hablar de eso.
-Está bien, además creo que ya es demasiado patético estar encerrados en el
colegio en la navidad como para encima hablar de estas cosas tristes. Mejor me
voy, tengo que ponerme al día con un par de cosas. Ese Malfoy va a tener que
quedarse a vivir en el colegio como cinco años después de graduado para c u m
p l i r con todos los castigos atrasados que me debe...jaja.
-Le has puesto muchos? –dijo Harry, sin poder disimular una gran sonrisa.
-Los suficientes para que me odie mas que a ti. Por lo menos será una cosa
menos por la que te preocupes.
Harry
se sintió un poco mejor después de esa charla. Había alguien que se sentía
tan mal o peor que él.
La cena de navidad fue muy agradable. Tan sólo eran 20 alumnos, sentados todos
juntos en una larga mesa, aunque los de Slitherin, estaban un poco apartados.
Igualmente, a nadie le importó, mejor así.
Dumbledore y los demás profesores estaban sentados con los cuatro guardianes
que se habían quedado: Kate por Gryffindor, dos chicas por Ravenclaw y
Hufflepuff y un muchacho bastante desagradable por Slitherin. De tanto en tanto,
Kate y Snape cruzaban miradas de odio infinito.
-Bueno, bueno, otra navidad...es una hermosa época, no creen? Estación del
perdón..si si, pueden decir que soy un poco romántico, o que estoy loco, pero
yo lo veo así. Así en esta misma mesa hay dos personas que están
peleadas, voy a pedirles que se den la mano y tal vez un beso en la mejilla en
unos minutos cuando levantemos las copas para brindar...por la navidad y el perdón.
-Lo siento Director, usted sabe que yo por usted hago cualquier cosa, pero no le
daré la mano, y mucho menos un beso. Me niego rotundamente.
-Vamos Severus –dijo sarcásticamente Kate –es navidad...qué te parece si
hacemos las paces? Se que en el fondo, muy en el fondo debes tener algo de buena
persona.
-Ya es suficiente! –Snape ahora se había parado de la silla y empuñaba su
varita –Me estás buscando! Eres exactamente igual a tu padre! Una engreída!
Una buena para nada! Volaturuis!
-Noooo!
Severus, no puedes agredirla –dijo Dumbledore, que ahora se había parado
también.
Todos estaban asustados. Los profesores miraban atónitos a Snape y a Kate, que
había volado por el aire unos metros y cayó justo al lado de Harry. La chica
se puso de pie. Apuntó directamente a Snape, y antes de que Dumbledore pudiera
pararla gritó:
-Expeliarmus!
La varita de Snape voló hacia la mesa de los alumnos, un chico de Ravenclaw la
tomó, pero no la devolvió. Nadie quería a Snape, y todos querían ver cómo
recibía su merecido. Snape miraba a todos lados buscando su varita, pero no la
vea.
-Qué pasa "Snivellus"? Tienes miedo sin tu varita? La última vez que
hablamos te dije que te lavaras tu mugrosa boca antes de hablar de él!
Cepillatis!
Una espuma blanca apareció en la cara de Snape. Harry había visto a su padre
hacérselo en el pensadero de Snape, cuando le dijo "sangre sucia" a su
madre. Ambos rostros parecían a punto de explotar del odio y el rencor.
-Finito incantatem!
Dumbledore se había acercado a Snape y con un movimiento de su varita hizo
desaparecer la espuma.
-YA ES SUFICIENTE! Ahora sí que estoy enojado! Severus! Kate! Los dos a mi
despacho! Ahora! Los demás, pueden terminar la cena. Los veo mañana.
POR CADA CAPITULO QUE ALCANZO A PONER, NOS ACERCAMOS MAS A DONDE LO DEJAMOS EN EL FORO.
BESOS PARA TODOS Y GRACIAS POR SEGUIRME ACA.
BARBY
