El domingo a medianoche Ron encontró a su hermana y a su mejor amigo besándose en un sillón.
Unas horas antes...
"¡No puedo creer que hayamos terminado!", exclamó Ginny sentándose en el piso. "Creo que voy a casarme contigo, Harry, nunca había visto esta cocina tan limpia".
"No te sientes en el piso, todavía tienes arena en la ropa y vas a ensuciarlo de nuevo", dijo Harry tirando del brazo de Ginny para obligarla a levantarse.
Pero Ginny parecía estar sufriendo un ataque inmanejable de risa.
"Suenas como Ron".
A pesar de lo cansado que estaba, Harry reconoció que Ginny tenía razón, y se apoyó en la pared doblándose de la risa.
"Ron solía ser una persona divertida", dijo cuando pudo tomar aire.
"Hermione también ha sido influenciada por Ron, ¿acaso no recuerdas el día que él le propuso matrimonio?"
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6 años atrás, departamento de Harry y Ron
Harry abrió la puerta de su departamento agotado por un largo día en el Ministerio de Magia. Hacía poco que había terminado su entrenamiento como Auror, y como aún era un principiante, por el momento sus días de trabajo consistían en lo que se podría llamar "papeleo". Claro que lo que él hacía sólo compartía el nombre con lo que los muggles llamaban papeleo. De hecho, acababa de pasarse todo el día persiguiendo a dos memorándums que se resistían a ser enviados.
Ron aún no había llegado de su práctica de Quidditch en las ligas juveniles de los Cannons. En la cocina estaban los platos sin lavar del desayuno, y también los de la cena del día anterior. Harry se imaginó la expresión de Hermione si estuviese viendo el desastre que su novio y su mejor amigo habían dejado en la cocina "No sé por qué los hombres nunca pueden acodarse de los hechizos de limpieza". Un momento, eso no lo estaba imaginando. Era lo que ella había dicho dos noches atrás.
Un golpeteo en la ventana le avisó que tenía correspondencia. Harry abrió la ventana para hacer entrar a una lechuza gris de gran tamaño (seguro una lechuza de larga distancia). Y no se había equivocado. Era una carta de Madame Maxime, la directora de Beauxbatons. Ésta era la segunda carta que recibía de ella. Madame Maxime viajaba a Londres la semana entrante, y quería reunirse con Harry. Ella no había mencionado palabra del tema de la reunión, y Harry estaba bastante intrigado.
Ron llegó cuando Harry había terminado de ordenar la cocina (qué oportuno, pensó Harry).Se sentó frente a él y sin preámbulos le dijo:
"Acabo de arruinar mi vida".
"¿Por qué dices eso? Un mal día de práctica no es el fin del mundo...", aventuró Harry, si bien no entendía a qué se refería Ron.
"No tiene nada que ver con el quidditch... sino con Hermione".
"¿Y por qué se pelearon esta vez?"
"Hice lo más estúpido del mundo..."
"Si la has estado engañando..."
"¡NO!... Le pedí que se casara conmigo".
Harry seguía sin entender nada.
"Y ella me dijo que no"
"¿Cómo que te dijo que no?"
"Dijo que necesitaba un tiempo consigo misma".
"¿Cómo un retiro espiritual?"
"No... como un tiempo sin mí".
Ron no cenó, una gran señal de lo mal que se sentía, y se encerró en su habitación. Harry caminó hacia su chimenea y dijo "Hermione Granger" arrojando polvo flu.
Hermione vivía con Ginny en las afueras de Londres. Cuando Harry salió de la chimenea no había nadie a la vista, encontró a Hermione en la cocina comiendo helado de chocolate.
"¿Me puedes explicar qué está pasando?"
Hermione no levantó la vista de su pote de helado.
"Hola Harry, un gusto verte a ti también".
"¿Acaso ya no estás enamorada de Ron?"
"No lo sé".
"¿Cómo que no lo sabes? Ustedes dos han estado juntos... casi desde siempre".
"Creo que ése es el problema. Estamos tan acostumbrados a estar juntos...¿pero si sólo es eso? Tal vez estamos juntos por costumbre y no por amor".
Harry se rascó una mejilla. La mente de las mujeres seguramente era tema de estudio del Departamento de Misterios. Para él, era simplemente algo incomprensible.
"Además somos muy jóvenes para casarnos...primero deberíamos divertirnos un poco, ¿no lo crees?".
Harry trató de descifrar a qué se estaba refiriendo Hermione. ¿Habría alguna feria de libros a la que quería ir?
"Yo siempre me he tomado todo tan en serio... me gustaría descubrir que se siente vivir como Ron... sin preocupaciones..."
Hermione Granger sin preocupaciones. Tal vez el mundo no estaba preparado para eso.
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"Yo no lo podía creer... durante todo un año Ron había estado quejándose de que su relación era demasiado seria... que eran como marido y mujer sin los beneficios...y de pronto ¡pum! ... Ron se transforma en Hermione y Hermione en Ron", recordó Harry.
"Sí que fue toda una sorpresa cuando Hermione pidió que la transfirieran al consulado inglés en Tahití...", dijo Ginny.
Un mes después, Hermione había regresado con el cabello corto y un bronceado envidiable, y le había pedido a Ron que se casara con ella. Una vez comprometidos, los dos entraron en pánico simultáneo, y pasaron dos años hasta que finalmente se casaron.
"¿Qué se sentirá saber que conociste al amor de tu vida a los once años?", se preguntó Harry a sí mismo.
Ginny se estaba restregando un ojo con el puño cerrado, como los niños.
"Ya es tarde y hoy ha sido un día largo... mejor me voy", dijo Harry.
Ginny lo acompañó hasta la chimenea, y cuando se acercó a él para despedirse Harry pudo sentir todavía el perfume de Ginny, que le hizo recordar a la primera vez que había volado en una escoba.
Tal vez Harry apuntó inconscientemente a su boca, o quizás Ginny corrió un poco la suya, y el beso pensado para la mejilla terminó en los labios. Ginny tenía sabor a verano, y Harry no podía recordar la última vez que alguien lo había besado tan dulcemente. Bueno, siendo un poco más sincero consigo mismo, debía admitir que no lo habían besado así en más de diez años.
El grito de sorpresa de Ron lo trajo de vuelta a la realidad, y si habían pasado dos horas o cinco minutos besándose en el sofá, Harry nunca lo supo.
Ron dijo algo con voz de dormido, pero Harry no se quedó para ver si era una felicitación o una amenaza de muerte.
A la tarde siguiente Ron le envió una lechuza para avisarle que estaba invitado al gran partido del sábado siguiente, pero no mencionó el incidente con su hermana. Harry no sabía si eso sería una buena o mala señal.
Harry seguía teniendo el mismo departamento que una vez había compartido con Ron, solo que ahora era Dobby quien vivía allí la mayor parte del año. En los últimos cinco años, Harry había pasado un promedio de 3 ó 4 días por año en Inglaterra, generalmente para la época de las fiestas. Dobby era ahora un elfo muy ocupado, ya que había sido elegido Presidente del Sindicato de Elfos Libres. El año pasado Harry ni siquiera había ido a la reunión Weasley de Navidad, porque había sido el 500º aniversario de la fundación de Beauxbatons y se había quedado allí para las celebraciones.
Gracias a Dobby, que le había dejado una nota recordatoria en la puerta de la cocina, Harry llegó a tiempo al acto que se celebraba en Hogsmeade en honor de los caídos en la guerra. La tarde del lunes se le pasó recibiendo saludos, y cuando pensaba que ya se había ganado el derecho a irse, los representantes del Comité de Familiares lo invitaron a la cena oficial.
Cuando llegó a su casa esperó encontrar algún mensaje de Ginny, pero lo único que encontró fueron diversas invitaciones a todo tipo de reuniones. Harry Potter era una figura pública y todos esperaban que él cumpliera con cierta cuota de apariciones para satisfacer a todos sus admiradores.
Harry había pasado todo el día pensando en Ginny. Más exactamente, pensando en qué se suponía que debería hacer ahora respecto a ella. La noche anterior se habían besado casi por accidente (al menos la primera vez) y después continuaron besándose sin decirse nada. Cuando Ron apareció, Harry se sintió tan avergonzado que apenas atinó a balbucear un adiós e irse. Entonces, no estaba muy seguro de cómo se sentía con lo que había pasado, y estaba completamente perdido en cuanto a qué estaría pensando Ginny sobre aquellos besos nocturnos.
El martes Harry se reunió con sus ex – compañeros del Ministerio, y se cansó de repetir el resumen que ya tenía preparado sobre sus últimas anécdotas escolares. En algún momento se propuso escribirle a Ginny cuando llegara a su casa, tal vez invitándola a tomar algo. Sin embargo, cuando finalmente estuvo sentado frente al pergamino con la pluma en la mano, ninguna frase le parecía apropiada, así que decidió dejarlo para el día siguiente. Harry se dijo a sí mismo que probablemente sólo era falta de práctica, y no porque pensar en Ginny le provocara paralización parcial. Nunca había tenido que invitar a salir a ninguna chica, porque las mujeres siempre parecían estar más que dispuestas a invitarlo a él.
Pero el miércoles Dobby cambió sus planes. Harry estaba durmiendo en su habitación, y se despertó con un chasquido extraño en su oreja. Dobby empezó a gritar desaforadamente cuando se dio cuenta de que había lanzado un hechizo para que la cama se tendiera sola, mientras Harry aún estaba allí. El resultado fue que las sábanas rodearon el cuerpo de Harry como una túnica fijada a su cuerpo, y la almohada pasó a formar parte de su cabeza. Al principio Harry se rió bastante de la imagen que de sí mismo le devolvía el espejo, pero después de unos cuantos intentos frustrados de revertir el problema, ambos decidieron darse por vencidos, especialmente cuando un extremo de la almohada que salía de la cabeza de Harry se prendió fuego. Y Harry no tuvo más alternativa que aparecerse en San Mungo.
La recepcionista del hospital lo miró sin mucho interés y gruñó "Daños por hechizos, Cuarto piso".
Harry estaba ahora más nervioso que antes. Ginny trabajaba en el cuarto piso, y todas las veces que en los dos últimos días él había imaginado cómo sería volver a verla, ninguna incluía una situación donde la mitad de su cabeza había sido absorbida por una almohada.
Harry se sentó en la sala de espera, donde había otras dos personas mirando un cartel que se movía por el aire anunciando que "el 80 por ciento de los daños por hechizos se deben a accidentes hogareños". Suspiró aliviado cuando un sanador bastante anciano abrió la puerta y llamó a la pareja que estaba antes que él. Los minutos pasaban y la pareja no salía...bueno, él parecía estar bastante grave, ya que la mitad derecha de su cuerpo había desaparecido...
Se volvió a abrir una puerta, pero a la derecha del lugar por donde habían entrado los pacientes anteriores. Y para todo su horror y vergüenza, Harry vio a Ginny Weasley, muy bonita en su atuendo profesional y sin NADA pegado a su cabeza, indicándole que entrara para ser atendido.
"Hola Harry", dijo Ginny con tono tranquilizador.
Sin duda Ginny debía haber adquirido mucha experiencia, porque lograba disimular muy bien lo gracioso que debía parecerle ver a Harry en esa situación.
"Explícame qué pasó", inquirió ella.
"Yo quería hablar contigo, pero me han llevado de un lado al otro y no he tenido tiempo de...", explicó Harry hablando muy rápido.
Por los ojos de Ginny pasó una expresión indescifrable.
"Qué pasó para que terminaras así", agregó Ginny.
"Oh".
Harry se sintió aún más avergonzado, cosa que segundos antes hubiera creído imposible.
"Dobby aplicó un hechizo tiende-camas a mi cama, mientras yo aún estaba ahí".
Ginny se acercó a él para examinarlo, tocando con cuidado el área donde su cabeza había sido engullida por la almohada. Harry trató de pensar en otra cosa, para que ella no notara lo nervioso que lo estaba poniendo el contacto con sus dedos.
"Espera aquí mientras voy a buscar un instrumento para esto", le dijo.
Harry permaneció sentado, pensando que, en cuanto volviera a la normalidad, invitaría a Ginny a cenar.¡No podía ser tan difícil!
Golpearon la puerta y el sanador anciano que Harry había visto antes asomó la cabeza.
"¿Y la Sanadora Weasley?"
"Ya vuelve".
"Bueno, le dejo estas carpetas de pacientes en el escritorio".
Como Ginny no volvía y Harry estaba aburrido, miró los nombres escritos en las carpetas.
Reconoció solo uno "Sra. H. Weasley".
"¿Hermione?", pensó Harry tomando la carpeta.
"...daños irreversibles provocados por la aplicación recurrente de hechizos altamente agresivos y la maldición Crucio...".
Harry cerró la carpeta y volvió a dejarla en su lugar.
Ginny volvió un instante después con un artefacto curioso en la mano, que se veía como una mano de robot, pero con tentáculos en vez de dedos.
"Oh, no te preocupes por esto, no voy a lastimarte", dijo Ginny al ver el rostro tensionado de Harry. Ella no sabía que él había quedado tan impresionado por lo que había leído sobre Hermione, que no había tenido tiempo de pensar en los usos de aquel aparato.
"Esto es un cosquillero", le explicó Ginny con voz maternal."Fue diseñado para hacerle cosquillas a los objetos, y suele ser muy útil en situaciones como esta".
Ginny acercó el cosquillero a la almohada, y Harry sintió un cosquilleo eléctrico en la cabeza, que podía provenir del aparato o de la mano de Ginny recorriendo su frente.
Finalmente, la almohada se desprendió de la cabeza de Harry.
"Bueno, ahora tenemos que aplicarlo a las sábanas".
Pero esa no fue una buena idea. Las sábanas estaban tan pegadas a la piel de Harry que él sintió toda la fuerza de las cosquillas en carne propia, y Ginny tuvo que dejar de usar el cosquillero porque Harry había empezado a gritar como loco.
"Parece que he encontrado tu punto débil...", comentó Ginny sonriendo.
Harry pensó que, si ella podía dedicarle una sonrisa tan hermosa, no debía estar tan enojada con él como temía.
Ginny permaneció pensativa por unos instantes, y luego exclamó golpeándose la cabeza.
"¡Tan obvio!".
Ginny sacó todas las cosas que había en su escritorio, dejándolas en el piso, y con un movimiento de su varita transfiguró el escritorio en una cama sin sábanas. Luego conjuró el hechizo tiende-camas, y las sábanas que rodeaban a Harry se deshicieron rápidamente de él haciéndole dar un giro sobre sí mismo, y se estiraron sobre la cama.
Harry quedó con su pijama de verano (que consistía en un pantaloncito color verde) parado frente Ginny. Ella se dio vuelta en seguida, pero Harry alcanzó a ver sus mejillas encenderse.
"Voy a buscarte una túnica....mientras tanto, por favor guarda tus sábanas y vuelve a transfigurar mi escritorio".
Cuando Ginny regresó Harry estaba reacomodando los objetos sobre su escritorio, y entonces ella reparó en la pila de carpetas que el otro sanador había dejado. Mientras las guardaba en unos estantes, Ginny vio la carpeta de Hermione, y se volvió a mirar a Harry por un momento.
Harry intuía que Ginny se enojaría muchísimo si se enteraba que él había estado leyendo la ficha de Hermione, por lo que decidió evitar el peligro de que ella lo descubriera desviando su atención:
"Eres una gran sanadora, Ginny...no sé cómo podré agradecerte..."
"Tienes que pagar la visita en Caja, en Planta baja".
"Sí... pero yo pensaba que tal vez...podría invitarte a cenar... mañana", dijo Harry sintiendo que se le secaba la garganta.
Ginny lo miró, escrutándolo curiosamente, y Harry se distrajo viendo como ella se mordía el labio inferior.
"Mañana no puedo".
Un temor fugaz pasó por la mente de Harry, haciéndole sentir una punzada en el corazón:¿el sujeto de las flores le habría ganado de mano?
"¿El viernes entonces?", preguntó Harry inseguro.
"El viernes está bien".
Harry ya estaba preocupado por su cena del viernes. ¿De qué hablarían? Todas las chicas que lo habían invitado a cenar siempre le preguntaban por su vida, a lo que Harry contestaba con una versión parcial y bastante incompleta de la historia. No podría hacer eso con Ginny...
Tal vez no sería tan difícil, él siempre se había sentido muy a gusto cuando estaba con Ginny . O quizás sí, porque ahora diferente: tenían una cita. Para aumentar su nivel de nerviosismo, le llegó una lechuza de Ron invitándolo a "reunirse para charlar y tomar una cervezas de mantequilla" el jueves a la tarde.
Pero lo que más inquietaba a Harry era lo que había leído sobre Hermione. ¿Sería eso lo que Ginny no había querido contarle en la fiesta en Hogwarts? ¿Por qué Hermione querría mantener en secreto que había sufrido daños por hechizos? La mayoría de las personas que conocía habían sobrevivido a la guerra con algún tipo de daño...
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N.A: Gracias a todos por sus comentarios! Me alegra mucho que les guste.
Como yo tengo los libros en inglés he tenido algunos problemas con las traducciones. Por ejemplo, para "Healer" encontré como traducción "Curandero", que es lo que utilicé en capítulos anteriores. Pero ahora vi otra traducción, "Sanador", que me gusta más, así que a partir de ahora voy a emplear esta versión.
Espero que este capítulo aclare algunas de las cosas que me preguntaron, lo de las flores tal vez para la próxima.
