"Harry, la verdad es que no sé por qué tardaste tanto en resolver tu situación con Ginny...la hubieras besado cuando estábamos en 7º año y no hubiera tenido que pagarle un galeón a Lavender".
Harry se quedó mirando a Hermione con su taza de café a medio camino entre el plato y su boca. Ése no era el motivo por el que había pedido a Hermione que se reunieran en aquel bar.
"¿Y puedo saber a qué te refieres con eso de resolver mi situación con Ginny?"
"No te hagas el inocente...sé todo sobre sus besos del domingo a la noche. Lo que me gustaría saber ahora es cuál va a ser tu próximo paso".
Harry decidió dejar su taza en el plato, era el lugar más seguro teniendo en cuenta los sobresaltos que Hermione le estaba dando.
"Esta mañana volví a verla", se animó a decir Harry.
Hermione lo miró, esperando más detalles.
"Tuve un accidente casero de magia..."
"El 80 por ciento de los accidentes de magia ocurren en el hogar", acotó Hermione.
Harry se sintió tentado a preguntarle si había sido idea de ella poner aquel cartel en San Mungo.
"Y en el hospital tuve tanta mala suerte que me atendió Ginny..."
Hermione lo miró extrañada, y Harry comprendió que se había expresado incorrectamente.
"La mitad de mi cabeza había desaparecido dentro de mi almohada y tenía mis sábanas pegadas al cuerpo...créeme que no era así como quería verme cuando volviera a hablar con ella.... Igual, a pesar de todo, quedamos en cenar juntos el viernes."
"Escucha Harry, yo conozco a Ginny muy bien, es mi mejor amiga y vivimos juntas varios años...debes ser muy cuidadoso con ella, no es como las otras chicas con las que has salido".
"Eso ya lo sé", dijo Harry. Y era verdad, Ginny era más divertida y especialmente atractiva que cualquier otra chica que conocía, y además era parte del único grupo de personas al que Harry podía llamar familia.
"¿Y qué es lo que piensas hacer el viernes?", preguntó Hermione mirándolo con gran interés.
Harry sintió una apremiante necesidad de pedir que intensificaran el hechizo climático que mantenía fresco el bar.
"Yo...yo...no sé...", balbuceó.
"Creo que te pueden servir algunos consejos...", dijo Hermione con el mismo tono de voz que utilizaba para contestar las preguntas de los profesores en Hogwarts.
"Primero, como Ginny y tú se conocen desde hace unos cuantos años, tienes que demostrarle que ahora ella es muy especial para ti...llévala a cenar a un lugar romántico a la luz de las velas y regálale flores...las rosas melodiosas blancas, son sus favoritas."
¿Rosas melodiosas? ¡Ése era el nombre de aquella planta en el departamento de Ron! Pero ésas eran amarillas.
"El domingo alguien le había enviado rosas melodiosas amarillas a Ginny, pero ella no quiso decir de quién eran".
"Ummm...", dijo Hermione intrigada. "Supongo que se las habrá enviado Jimmy Stuart...pero no te preocupes, él no es competencia para ti".
"¿Quién es Jimmy Stuart?", preguntó Harry, con un interés poco común tratándose de alguien a quien no conocía.
"Trabaja en el Equipo de Reversión de Accidentes Mágicos...hace unas semanas tuvo un accidente mientras estaba trabajando, y Ginny lo atendió en San Mungo...ella me contó que cuando él abrió los ojos, lo primero que dijo fue que acababa de conocer a su futura esposa," Hermione soltó una risita . "Mi catástrofe personal empezó cuando Jimmy descubrió mi relación con Ginny. Me acosa diariamente para obtener información sobre ella. Pero fíjate que será despistado este muchacho, lo único que le contesté fue lo de las flores, y no recordó el color correcto..."
"¿Y cómo puedes estar tan segura de que Ginny no está interesada en él?"
Hermione desechó la idea con un gesto de su mano, y retomó su tono de lección escolar.
"Es importante que pases a buscar a Ginny por su casa...vamos, no les temas a Ron y George, a ti te adoran...y compórtate como todo un caballero...invítala a bailar y dile lo bonita que se ve. Lo más importante es que la beses antes de que se termine la cita, para demostrarle que realmente estás interesado en ella."
Harry abrió la boca para acotar, pero Hermione lo ignoró y continuó hablando.
"Finalmente, deben acordar antes de despedirse cuándo será su siguiente cita, de lo contrario ella creerá que no has disfrutado la salida y no planeas repetirla".
Harry aguardó unos instantes para ver si Hermione realmente había terminado de hablar.
"Pues...te agradezco mucho...", se animó a decir.
Miró su café pensando que él debía ser el único idiota de toda la ciudad que había pedido una bebida caliente en un día tan sofocante.
"La verdad es que me siento un tanto confundido con todo ...Ginny...¿cómo fue que tú te diste cuenta que querías que Ron fuera...más que tu amigo?", preguntó Harry, escogiendo con cuidado las palabras. "¿Hay algún tipo de señal?"
"No esperes levantarte mañana y encontrar en tu espejo un cartel fluorescente diciendo Buen día, estás enamorado", dijo Hermione con una media sonrisa. "Siempre sentí que Ron era...distinto para mí que los demás... lo que él decía...lo que él hacía.... Empecé a temer que me había enamorado de él por la época del Baile de Navidad de 4º año. Estaba muy entusiasmada por la invitación de Víktor, que me había sorprendido muchísimo... pero aún recuerdo perfectamente que cada vez que veía a Ron esperaba que él me invitara, para decirle en la cara que ya tenía una pareja... cosa que cuando finalmente pude hacer...fue más dolorosa y menos triunfal de lo que había pensado...Y cuando lo vi en el baile con Padma...me quería morir".
Hermione parecía perdida en sus recuerdos, y Harry pensó que podría aprovechar la situación para desviar la conversación hacia el tema que él quería discutir con ella.
"Tú y Ron hacen una pareja genial. Pasaron juntos por muchos momentos horribles".
"Todos hemos pasado por momentos que preferiríamos olvidar".
"¿Recuerdas el último ataque?", preguntó Harry.
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Algún lugar del Bosque Prohibido, Junio, 10 años atrás.
Cola de Gusano yacía muerto en el piso, con las piernas dobladas en una posición anti natural. Voldemort pateó el cuerpo sin vida de su sirviente y se acercó a Harry con una mueca (que en un rostro normal hubiera podido llamarse sonrisa) victoriosa.
"Estúpido sirviente, recordando su valentía Gryffindor en el momento más inoportuno".
Hermione estaba sentada en el piso, contorsionándose fuertemente junto al cuerpo inmóvil de Ginny. Pettigrew había absorbido la mayor parte del impacto del hechizo, pero Ginny y Hermione habían sido alcanzadas también. Un grupo de mortífagos se había llevado a Ron, a lo que Harry creía había sido una muerte segura.
Harry estaba desarmado, Voldemort estaba jugando con los extremos de su varita rota entre sus largos dedos pálidos.
"Es el momento de la despedida, Harry Potter", dijo Voldemort apuntando su varita hacia Harry. "Avada Kedavra".
Harry pensó que si así se sentía estar muerto, era exactamente igual de doloroso que estar vivo.
Tom Riddle siempre había sido demasiado orgulloso como para reconocer sus errores, o más aún, aprender de ellos. Y cuando quiso asesinar a Harry a los 17 años, cometió la misma equivocación que 16 años antes: no tuvo en cuenta las consecuencias de sus acciones anteriores.
Al matar a Pettigrew, la deuda que éste tenía con Harry se trasladó a Voldemort, a través del brazo que Cola de Gusano le había dado. La maldición asesina se disparó contra quien la había emitido, y Voldemort saldó la deuda que su sirviente tenía con Harry Potter, muriendo por él.
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"Yo pensé que Ginny había muerto...pero al final todos nos sorprendimos cuando ella salió del hospital mucho antes que tú", comentó Harry pensativo.
"Los daños por hechizos de ese tipo son acumulativos", explicó Hermione."Era la primera vez que Ginny recibía un golpe así, por eso ella se recuperó más rápido".
"¿Y pudiste recuperarte por completo después de tantas agresiones?", preguntó Harry tratando de disimular que ya sabía la respuesta.
"Hay daños que son irreversibles...", contestó Hermione con voz triste, ocultando el rostro entre sus manos. "¿Has estado hablando con Ginny sobre esto?".
Harry saltó en su lugar ante la pregunta imprevista.
"No...vi tu carpeta accidentalmente cuando estaba en el hospital", confesó parcialmente Harry.
"Ron no puede saberlo".
"¿Por qué no? Él..."
"Ron siempre ha querido una familia numerosa, y eso es algo que yo no puedo darle. Si él supiera esto, se sentiría obligado a quedarse conmigo. Nunca me perdonaré que Ron no sea feliz por mi culpa."
Finalmente, Harry lo comprendió todo. Hermione quería alejar a Ron de ella, para que él fuera "feliz" teniendo una familia con otra mujer. Algo que, y de eso Harry estaba completamente seguro, Ron jamás pensaría o desearía hacer.
"Para ser una bruja tan inteligente, a veces tomas decisiones muy estúpidas", replicó Harry enojado. "¿No crees que Ron tiene derecho a decidir cómo prefiere pasar su vida?".
"Harry Potter, si le dices una palabra de esto a Ron, no volveré a hablarte nunca más", dijo Hermione con la voz temblorosa por el enojo.
"Pues me parece bien, porque si TÚ no se lo dices, entonces YO no volveré a dirigirte la palabra".
Hermione le dirigió un mirada rencorosa y desapareció con un plop.
Harry trató de consolarse pensando que su charla con Ron no podría salir peor que su reunión con Hermione.
El jueves a la tarde Ron y (¿por qué Merlín?) George lo estaban esperando en una mesita del Caldero Chorreante.
"Espero que hayas reservado un lugar en tu ocupada agenda para el partido del sábado", le dijo Ron a modo de saludo.
"Es en el estadio Ilkley Moor ¿no?", dijo Harry sentándose en una silla que parecía no haber sido limpiada desde hacía un par de años.
La charla derivó al quidditch durante unos cuantos minutos.
"Pero mejor pasemos a los negocios", sugirió George abriendo su cuarta cerveza.
"¿Negocios?", preguntó Harry, de golpe muy conciente de que Ron le estaba bloqueando la única salida del local.
"Negocios de familia", agregó Ron sonriendo. "Cena – viernes – Ginny...¿te ubicas?".
Harry asintió nerviosamente. Así que ésta era la famosa charla Weasley que había dejado traumatizado a Dean Thomas en sexto año.
"Realmente estoy muy decepcionado contigo, Harry," empezó Ron, ignorando los balbuceos de Harry. "¡Hace 12 años que estaba esperando que invites a salir a Ginny!"
Harry se lo quedó mirando sin saber si verse aliviado sería una buena idea.
"Pero por mucho que te queramos, y por más convencidos que estemos de que nadie mejor que tú para Ginny, por favor recuerda que ella sigue siendo nuestra hermanita, y verla besándose con un hombre aún nos provoca pensamientos asesinos", continuó Ron.
"Yo no... besar...", murmuró Harry.
"¡No nos malinterpretes! No nos molesta que TÚ beses a Ginny...solo que no lo hagas frente a nuestros ojos...al menos por un tiempo", agregó Ron sonriendo.
"Así que ahora que por fin has dado el primer paso", continuó George, "creímos conveniente darte algunos consejos."
"Ginny no es como las otras chicas con quienes has salido", retomó Ron."Ella ya pasó la etapa de oh merlín es Harry Potter así que tendrás que recurrir a otros recursos con ella".
¿Acaso eso era una ofensa? ¿Ron estaba sugiriendo que las chicas salían con él sólo porque era el famoso Harry Potter?
"Y aquí es donde debes ser muy tu cuidadoso. Como tu has (bastante tardíamente) notado, nuestra hermana es una bruja muy atractiva... está acostumbrada a tener hombres alabándola todo el tiempo, como ese idiota de Agripa Valentino..."
"¿Quién es Agripa Valentino?", preguntó Harry, aunque tal vez no deseaba saberlo.
"Valentino es el medimago de los Cannons, y casi hemos comprobado que él le envió aquellas espantosas flores musicales el domingo. Pobre ignorante, las flores preferidas de Ginny son los tulipanes voladores amarillos", explicó George.
"Oh, no te preocupes, él no es competencia para ti", dijo Ron, interpretando erróneamente la mirada confundida de Harry. "Pero si realmente quieres lograr un impacto en Ginny, invítala a un lugar sencillo, tal vez tu departamento...(George le dirigió una mirada muy expresiva a su hermano)...no, mejor lo más lejos posible de ahí...y no la pases a buscar por casa, espérala en el restaurante, porque si vienes a buscarla te hará esperar un hora sólo para demostrar el poder que tiene sobre el último inútil que la llevó a cenar...casi me dio lástima el pobre...lo hizo venir y ella ni siquiera había salido del hospital..."
"Es fundamental que te muestres apenas interesado en ella, Ginny se aburre de los tipos cargosos."
"Pero si hago eso...¿ella no pensará que hemos salido sólo como amigos?", se animó a preguntar Harry. Bueno, no Harry, sino una parte de su cerebro que él no había autorizado a hablar.
"El pequeño Harry quiere ser más que amigo con la pequeña Ginny...cómo crecen los niños", dijo George secándose una lágrima imaginaria.
"Confía en nosotros, hemos crecido con ella...hemos visto (no sin deleite) cómo maltrata a sus citas...Recuerda: la indiferencia es tu arma principal."
Harry miró a Ron y George tratando de descifrar si le estaban hablando sobre la misma Ginny que Hermione. ¿Cómo podía una persona dar impresiones tan distintas? Además, ¿por qué todos parecían creer que él necesitaba ayuda respecto a Ginny?
Por el momento Harry decidió no mencionar su charla con Hermione, se había propuesto darle unos días para que ella hablara con Ron. Así que agradeció a sus amigos por los consejos, y a los pocos minutos estaban bromeando sobre cómo sería tener a Snape de director.
Llegó el viernes al mediodía y Harry aún no había decidido si seguir los consejos de Hermione o los de Ron y George. El sentido común le decía que probablemente Hermione tuviera razón, ella era mucho más observadora que su esposo y su cuñado, pero por otra parte aún estaba enojado con ella por su tozudez.
Como medida precautoria, decidió enviarle una nota a Ginny preguntándole si quería cenar en el restaurante Velas Susurrantes, el lugar más elegante de Hogsmeade, o si prefería una cena casera en el departamento de Harry (siempre y cuando no se lo mencionara a sus hermanos).
Ginny le contestó que había un restaurante muy agradable llamado Esa muggle pasión, oculto en un callejón de una calle muggle de Londres, y que lo esperaba allí a las 8.
A las siete de la tarde Harry se paró frente a su armario tratando de decidir qué túnica ponerse. Claro que toda su anticipación no era porque quería verse especialmente atractivo, se dijo a sí mismo, sino porque no terminaba de imaginar qué grado de formalidad requeriría el lugar que Ginny había propuesto.
Harry salió de la chimenea del restaurante para encontrarse con uno de los lugares más peculiares que había visto. El dueño sin duda debía ser el gemelo perdido de Arthur Weasley, un mago amante de todo lo relacionado con los muggles (especialmente con la tecnología) pero sin mucha formación en el asunto.
En un rincón había un televisor transmitiendo en blanco y negro un partido de fútbol entre dos equipos ingleses. Uno de los magos que estaba siguiendo el evento discutía con uno de sus compañeros que el "vitelisor" transmitía los programas en cámara lenta, y por eso aún no habían visto ningún gol.
Había numerosas mesitas en el lugar, la mayoría ocupadas, y contra las paredes había vitrinas con aparatos muggles y carteles explicativos. El más cercano a Harry, exhibía una calculadora moderna, y el cartel decía "artefacto diseñado para comunicarse con las mascotas". Harry no podía imaginarse cómo había llegado a semejante conclusión la persona que había escrito aquel cartel.
Los dos magos que estaban siguiendo el partido de fútbol volvieron simultáneamente sus cabezas hacia la chimenea, y casi por reflejo Harry se fijó qué era lo que les había llamado la atención. Una joven bruja de túnica roja sin mangas, color que hacía juego con su cabello, acababa de aparecer junto a la chimenea.
Ginny saludó a Harry con un beso en la mejilla, y los dos magos del televisor le dirigieron miradas llenas de envidia.
"¿No es encantador este lugar? Es el restaurante favorito de papá", comentó Ginny mientras se sentaban en una mesita junto a un equipo de música que estaba siendo utilizado como porta macetas.
"Imagino que cuando viene se la pasa revisando los aparatos con enchufes", bromeó Harry.
"Pobre papá...se compró un vitelisor y está empecinado en hacerlo andar... tiene una botonera separada, como una cajita negra, que no encaja en ningún lugar...y encima está todo el asunto de la eclecticidad...".
Hacía bastante que Harry se había resignado a no corregir los términos muggles mal pronunciados.
"Tal vez yo podría ayudarlo con el control remoto...¿y tú has heredado su pasión por tecnología muggle?"
"Parecen juguetes divertidos...pero nunca podría usarlos...ni siquiera puedo recordar sus nombres...".
Harry giró la cabeza para que Ginny no viera la sonrisa en sus labios.
"¿Y por qué propusiste este lugar?"
"Velas Susurrantes es un lugar muy lindo...pero cenar ahí contigo sería como aparecer en la portada de Corazón de Bruja...y cenar en tu departamento...bueno, no quería que tuvieras que limpiar otra vez una cocina", explicó Ginny guiñándole un ojo.
Harry tuvo la repentina visión de Ginny teniendo conversaciones (separadas, por supuesto) con Hermione y Ron sobre "cómo salir con Harry". Probablemente Hermione habría dicho "Harry odia los lugares públicos donde lo pueden reconocer" y Ron "ni se te ocurra cenar en su departamento".
Durante la cena hablaron del próximo partido de los Cannons contra Puddlemore por las eliminatorias para la Copa Europea, de las cosas que les habían llamado la atención en la reunión de Hogwarts (ambos coincidieron en que nada le ganaba a Justin Smith bailando rock con la Profesora Sinistra, haciéndola volar literalmente), y antes de elegir el postre estuvieron más de 20 minutos decidiendo qué sabores de helado querían para su "súper copa desafío".
Mientras Harry compartía con Ginny la copa helada (era tan grande que apenas podía ver a Ginny del otro lado), pensó que su cita no le estaba resultando para nada difícil. En cierta forma, era el tipo de salida que como amigos más de una vez habían compartido.
Pero... ¿y si eso era lo que ella creía? ¿Qué habían salido sólo como amigos? Tal vez debería tomar su mano, o comentar lo hermosa que se veía, tal como Hermione le había sugerido.
"¿Y ya te has decidido?", preguntó Ginny.
"¿Mmmm?"
"¡No me estabas escuchando!¿En qué estabas pensando?"
¿Sería éste el momento adecuado para arriesgarse?
"Que me gusta cómo comes..."
Ouch...eso no había sonado muy bien...una vez Madam Pomfrey le había dicho lo mismo a Ron...
"Quiero decir...te ves muy bonita cuando entrecierras los ojos para saborear el chocolate..."
Ginny lo estaba mirando sorprendida, abriendo y cerrando levemente la boca, como si no se decidiera a contestarle. Tal vez Ron y George tenían razón, y él acababa de meter la pata horriblemente.
"Sí te estaba escuchando", continuó Harry, tratando de que su voz sonara como si nada hubiera pasado. "Aún no he decidido si aceptar ser profesor de Hogwarts", hizo una pausa para masticar una almendra, "pero debo decidirme en una semana, para darle tiempo a Minerva, o a Olympe, de...".
Ginny se había inclinado sobre la mesa y le estaba cerrando la boca con un beso. Si bien sus labios estaban fríos por el helado, Harry podía sentir un fuerte calor recorriendo su rostro.
Ella volvió a reclinarse sobre su asiento, y Harry se preguntó por qué no había notado antes qué largos eran los 80 centímetros de mesa que los separaban.
"Esa no fue una buena idea, ¿no?", preguntó Ginny inclinando la cabeza hacia un lado, y apoyando su mejilla en una mano.
Y entonces Harry hizo algo que pocas veces había hecho en público: estiró su brazo y tomó la mano de Ginny, acariciándole la mejilla. En ese momento lo golpeó con fuerza una revelación, como una bludger particularmente violenta. Diez años después, mejor decir que callar.
"Creo que estaba esperando algo así desde que tenía 17 años", confesó, en parte también para sí mismo.
Terminar con el resto de la copa helada se les hizo bastante difícil, ya que ninguno de los dos estuvo dispuesto a soltar sus manos entrelazadas.
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N.A: Lo de las flores ha sido aclarado sólo en parte...pero la respuesta definitiva llegará pronto.
Gracias nuevamente por sus reviews!
Temo que el próximo capítulo me llevará más tiempo (principalmente porque tendré menos tiempo libre para dedicarle), pero haré todo lo posible!
Por algún motivo que desconozco la primera vez que cargué esto desaparecieron algunas frases, espero haber corregido todo!
