Disclaimer: No hay modo de decir esto de una manera nueva, así que al grano. Ninguna de las dos autoras es J. K. Rowling, ella es la millonaria que posee todos los personajes y el mundo de Harry Potter, nosotras unas fanáticas que toman prestados sus personajes para escribir historias, con las cuales no ganamos ni un quinto.

Nota de Lorien Lupin: Hola gente linda, aquí su Lorien, con un nuevo fic, otra vez de los merodeadores, pero está vez no vengo sola, este es un fic compartido como pueden haberse dado cuenta, dos grandes escritoras de fics se han juntado para escribir este descalabro, ambas tienen muchas cosas en común, resaltando el hecho de que las dos estamos muy locas, y escribimos cosas muy enredadas. Pues mi amiguita querida, mi coescritora en el fic es CarlaGray, cada una estará encargada de un capítulo en particular. Yo escribí este, que es el número uno, y es por eso que la nota de autor es mía, la que presentara el siguiente capítulo será obviamente Carlita. Nuestra Beta (persona que corregirá los capítulos) será la también maravillosa, mi queridísima Tana Abbott. En todos los capítulo podrán aparecer notas de las tres, y podrán identificar a cada una por las iniciales, las notas de CarlaGray empezarán con N.C. las mías con N.L. y las de Tana Abbott con N.T. y que conste que no me responsabilizo por lo que esas dos puedan poner entre líneas. Ahora sí, y después de una muy larga nota de inicio los dejo con el fic, y déjennos sus comentarios a mi libro de visitas o al de CarlaGray, se los agradeceremos.

Lorien Lupin

Administradora adjunta de

La Legión de las Lupinas

Miembro de la Orden Siriusana

Y Co-Administradora de

Fiction World (en construcción)

&

CarlaGray

Miembro de La Legión de las Lupinas

Miembro de la Orden Siriusana

Y Co-Administradora adjunta de

Fiction World (en construcción)


"VIAJES EN EL TIEMPO"

Autoras: Lorien Lupin & CarlaGrey.

Vaya, eso tiene que ser un récord – escuchó Remus decir a Peter en cuanto se acercó a la puerta del cuarto que compartía con los otros chicos de séptimo.

Sí, en definitiva debe ser la cosa más estúpida a la que has dedicado tiempo – exclamó James con voz burlona.

No dirás eso cuando rompa una marca mundial – oyó decir a Sirius.

Ya la rompiste, la de la actividad más estúpida jamás conocida – rió James.

Ja, ja – fue la única sarcástica respuesta que dio Sirius, justo en el momento en que la puerta se abría y entraba Remus.

El chico castaño observó con diversión a sus amigos. Sirius estaba sentado al borde de su cama, dando la espalda a Remus y haciendo algo que Remus no alcanzaba a mirar bien. Echado en la cama al lado de la de Sirius estaba James, que cómodamente recostado en la cabecera observaba risueño a su amigo de ojos azules. Peter miraba divertido desde su cama, riendo de la última frase de James, pero sin soltar aún el libro que había estado leyendo.

Remus se acercó hasta la cama de James. Sus ojos se abrieron con sorpresa al notar qué era lo que su amigo estaba haciendo. Sirius tenía sostenida entre las manos una larga cadena de la que pendía un dije redondo de forma ovoide. Remus observó con temor como Sirius tenía la cadena sostenida y estirada entre las manos y la hacía girar hacia adelante, ocasionando que el dije realizara un movimiento circular a una gran velocidad. Si la cadena que sostenía Sirius hubiera sido otra, Remus hubiera reído con James, opinando que era una actividad completamente idiota, pero no era nada prudente hacer ese movimiento en particular, con ese dije en especial.

Sirius, sácate eso – exigió Remus con voz nerviosa, terminando de acercarse hasta la cama de James y sentándose frente a Sirius – pero no te detengas – se apresuró a agregar.

Vaya, ¿por qué tan nervioso? – preguntó Sirius sin detener el movimiento de la cadena pero mirando a Remus.

Sirius, escúchame con atención – exclamó Remus lentamente, como para que el chico del frente no perdiera ni una palabra de lo que decía – sin parar de girar esa cosa, te la vas a quitar del cuello en un movimiento rápido y la vas a aventar hacia otro lado ¿me entiendes?

¿Cómo? ¿Así? – exclamó Sirius, agrandando el radio de giro de la cadena, que cayó sobre la cabeza de Remus, deslizándose hasta su cuello.

¡NOOOOO!!!! – Gritó Remus mientras veía, como si fuera en cámara lenta como la cadena se deslizaba por su cabeza.

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Durante un segundo nada sucedió, las risas de Peter resonaron junto con las de Sirius y James, pero las risas de Peter y James se cortaron de pronto, y las de Sirius se detuvieron apenas y el giratiempo hacia efecto.

¡Eres un idiota!!!! – bramó Remus quitándose la cadena, apenas y su "viaje" de unos segundos hubo concluido, y los dos estaban nuevamente sentados en las camas de la habitación circular (N.L. . ¡Amo su lado histérico! ¿Ustedes no?) (N.C: yo amo todos y cada uno de sus vértices.)

Sirius no estaba seguro de qué cosa había hecho, pero cuando Remus gritaba era mejor correr, y eso hizo. Ninguno de los dos pareció notar que Peter y James no se encontraban ya en la habitación, ni tampoco a los otros dos asombrados muchachos que los habían visto aparecer y salir corriendo.

Fred, ¿quiénes eran ésos? – exclamó George hablando a su gemelo, pero aún mirando la puerta abierta.

No lo sé, pero. . . ¿no se supone que no se puede aparecer en el castillo? – preguntó Fred a su vez, también hablándole a su hermano y mirando a la puerta abierta.

No se puede – afirmó George.

Los gemelos intercambiaron una breve mirada antes de brincar de sus camas y salir corriendo tras los chicos misteriosos.

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Ven acá y enfréntame, cobarde – gritaba Remus que en ese momento perseguía a Sirius alrededor de las mesas de la sala común, sin importarle los muchos pares de ojos que los miraban en ese momento, incluidos dos pares de idénticos ojos azules que los miraban desde el tope de las escaleras.

A Remus en esos momentos sólo le importaba atrapar a su amigo y quitarle esa cosa del cuello. En cuanto a Sirius su única preocupación era huir del enojado Remus. Además era usual que todo el mundo se interesara en lo que ellos hacían, siempre llamaban la atención aunque no fuera su intención, ya se habían acostumbrado.

¿Lavender, quiénes son esos dos? – preguntaba una chica de unos quince años a su amiga mientras ambas, como el resto de la sala común, observaban a los dos muchachos de cabellos largos perseguirse por la sala común.

Nunca los había visto antes – respondió su amiga – pero están guapos ¿verdad?

Sí – rió la primera chica de manera tonta – ¿de dónde habrán venido?

Vinieron de arriba – respondió su amiga con voz confundida – pero ¿en qué momento subieron?

Vamos Remus, explícame qué hice ahora y si tienes derecho a estar enojado pues dejo de correr y te dejo que me ahorques – exclamó Sirius cansado de la larga persecución, y que preveía que la persecución podía llegar a durar aún demasiado, dado la resistencia del joven licántropo.

Eres un irresponsable – bramó Remus que también empezaba a cansarse ligeramente – pero está bien – exclamó finalmente dejando de correr y aventándose sobre el sofá que tenía al lado – no voy a asesinarte.

Gracias – exclamó Sirius resoplando aliviado y dejándose caer exhausto al lado de su amigo – ¿puedes decirme qué era eso, y por qué tanto alboroto? – preguntó cuando hubo recuperado el aliento.

No aquí, hay mucha gente – exclamó Remus en voz baja, sin mirar realmente a su alrededor antes de ponerse de pie y subir a la habitación de séptimo, acompañado por Sirius, y seguidos, sin darse cuenta por cientos de ojos que miraban atentos todos sus movimientos.

Cuando la puerta de séptimo se hubo cerrado tras ellos, los murmullos se alzaron en la sala común.

¿Quiénes eran ésos?

¿Creen que deberíamos decirle al profesor Dumbledore, o a la profesora McGonagall?

Supongo que sí, aparecieron de la nada, podrían ser magos oscuros.

Nadie se puede aparecer en Hogwarts.

Por eso mismo.

La discusión siguió, finalmente venció el bando de los que querían informar a algún maestro, y tras poner un hechizo para encerrar a los dos extraños muchachos dentro de la habitación, una pequeña comitiva, conformada por los gemelos Weasley, Alicia y Angelina, las compañeras de equipo de Fred y George, y el premio anual, se dirigieron a la oficina del director a informar de los repentinos visitantes.

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Profesora McGonagall – llamó la voz de los gemelos Weasley inmediatamente después de que sonaran unos insistentes sonidos a la puerta del despacho de la jefa de la casa Gryffindor.

Creo que no está – opinaron Alicia y Angelina tras algunos minutos de insistentes llamadas.

¿Qué les hizo llegar a esa conclusión? – opinó Fred con voz ligeramente sarcástica.

No te hagas el payaso – exclamó Angelina, dando un pequeño empujón al gemelo que acababa de hablar – ¿dónde puede estar la profesora McGonagall? – preguntó luego, mirando al premio anual.

Ni idea – admitió este encogiéndose de hombros – ¿por qué no vamos con el profesor Dumbledore?

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Buena idea – exclamaron las chicas.

¿Me vas a decir por qué el escándalo? – preguntó Sirius echándose sobre su cama y cogiendo entre sus dedos la larga cadena.

Antes que nada – exclamó Remus acercándose a la cama de Sirius y quitándole del cuello la dichosa cadena – dame esa cosa.

Remus se colocó la cadena al cuello y la metió dentro de su camiseta.

Vaya, como eres quisquilloso con tu joyería – se burló Sirius – pero ¿desde cuando usas collares, Remus, amigo mío?

No es un collar, Sirius, no seas tarado – lo regañó Remus – es un giratiempo.

¿Un qué? – exclamó Sirius emocionado, saltando de su cama y yéndose a sentar a la de Remus.

Ya me oíste.

Eso no luce como un giratiempo – exclamó Sirius cogiendo la cadena y sacando el dije de forma ovoide.

El giratiempo está dentro – explicó Remus abriendo el dije y dentro del cual estaba un pequeño reloj de arena – tenía que ocultarlo de ti.

Si me hubieras dicho qué era, no habría sido tan irresponsable – sentenció Sirius.

Si te hubiera dicho qué era lo habrías buscado y ahora estaríamos en el antiguo Egipto o algo así.

Sí, puede que tengas razón – aceptó Sirius.

Menos mal que no lo estuviste girando demasiado tiempo, debes habernos mandado algunas horas al futuro – exclamó Remus despreocupadamente – tú, idiota; me hiciste perder todas las clases de la tarde – añadió acusador, pero ya sin cólera en su voz.

Y cómo funciona exactamente ¿eh? – preguntó Sirius al parecer muy interesado en su pequeño viaje al futuro.

Lo giras ya sea hacia adelante o hacia atrás, según cuantas horas quieras viajar al futuro o al pasado – explicó Remus.

¿Cuántos giros por hora? – preguntó Sirius – debe ser molesto tener que darle tantas vueltas para viajar una hora al pasado.

Es solo una vuelta por hora – informó Remus distraídamente.

¡Ups!!! – exclamó Sirius bajándose suavemente de la cama de Remus y alejándose rumbo a la puerta sin darle la espalda a su amigo de cabello castaño.

¿Ups? ¿Cómo que ups? ¿Qué rayos significa ese ups? – preguntó Remus bajando también de la cama y caminando lentamente hacia su amigo, que seguía retrocediendo.

Pues que, puede que hallamos perdido un poco más que las clases de la tarde – informó Sirius con una sonrisa nerviosa.

Sirius, dime que no me trajiste al siglo veinticuatro o algo así – pidió Remus.

No, tantas vueltas no le di – aseguró Sirius – creo – añadió luego con voz de duda.

¿Cuántas vueltas le diste? – preguntó alarmado el chico de cabellos castaños.

No sé, no las estaba contando. Déjame ver, me avisas cuando se cumpla el minuto – exclamó y colocando sus manos como si sostuviera la cadena empezó a girarlas muy rápidamente, está vez contando cada una de las vueltas.

Ya – exclamó Remus que había estado mirando su reloj.

Muy bien – exclamó Sirius – son como 900 vueltas por minuto.

¡Oh, vaya!

Esas son como – exclamó apareciendo una pluma y un pedazo de pergamino. Sirius se sentó en el borde de la cama y empezó a sacar cuentas sobre su mesa de noche –unas 54000 vueltas en una hora. ¿Y si el año tiene unas 8720 horas? – exclamó luego de sacar más cuentas sobre el pedazo de pergamino. (N.T. ¡vaya! Sabe sumar.) (N.L. mira ¡qué sorpresa!) (N.C: de hecho esta aplicando factores de conversión. Mis profesores os hubieran suspendido a las 2 x no saber distinguir.)

Sirius ¿qué demonios haces? – exclamó Remus con voz ligeramente impaciente.

Ten paciencia, Remus – exclamó Sirius aún concentrado en sus multiplicaciones –ya está.

Ya era hora ¿me puedes decir cuánto tiempo de mi vida me has hecho perder?

Pues, como estuve haciendo eso por unas 3 horas y media.

Remus se dejó caer en la cama más cercana con una expresión de shock en su rostro.

Has perdido como 21 años de tu vida, meses más meses menos – informó Sirius – Rem, ¿estás bien?

El joven hombre lobo tenía los ojos muy abiertos y parecía incapaz de moverse.

Rem, aún tenemos esa cosa, podemos volver. Todo es cuestión de dar el número adecuado de vueltas.

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¿Dónde están los profesores cuando los necesitas? – se quejó Fred al salir de la vacía oficina del director – en especial esos dos – agregó con una sonrisa divertida.

Sí, cualquiera diría que el director y McGonagall se han ido a pasar algún tiempo los dos solos – agregó su hermano con expresión burlonamente pícara.

No sean babosos – exclamaron ambas chicas, riendo también de la broma de los gemelos.

Muy bien, no está el profesor Dumbledore, y no está nuestra jefa de casa – exclamó el premio anual (N.L. Este chico no tendrá nombre, no puedo pensar en uno, me da flojera) (N.T. veamos... a quiénes conocemos de séptimo... Angelina, Alicia, Lee, George, Fred... yo voto por Angelina) (N.C, muy confundida: ¿cómo se va a llamar Angelina el premio anual? ¿No es un chico?) – ¿con quién hablamos ahora?

No sé, tiene que ser alguien que sea capaz de manejar estas cosas – exclamó Alicia.

Alguien que pueda causar algún temor en un par de muchachos salidos de la nada, tan sólo por si acaso – agregó Angelina. (N.T. OK, no es Angelina... ¿¡Lee!?)

¿Alguien como quién? – preguntó el premio anual, quien tenía la sospecha de quién era el maestro que pensaban proponer sus compañeras de casa.

¿El profesor Snape? – exclamaron ambas chicas, más como una pregunta que como una afirmación, y con obvia duda en su rostro, lanzando una mirada nerviosa a los gemelos.

La reacción no se hizo esperar.

¡¿Están locas?!!!!! – las interpelaron los gemelos con expresiones de incredulidad.

Debe haber otra persona – exclamó el premio anual, tan deseoso de ir con el maestro de pociones como los mismos gemelos.

¡¿Están locas?!!!!! – repitieron los gemelos.

Creo que es la elección más acertada – exclamó Angelina.

¡¿Están locas?!!!!! – repitieron una vez más ambos gemelos.

Ya dijeron eso dos veces – exclamó Alicia lanzando a los dos chicos de miradas incrédulas una mirada severa – si tanto se oponen, dennos otra opción más adecuada.

si sacamos bien nuestras cuentas podremos irnos a casa en poco tiempo – exclamó Sirius tranquilizador.

Supongo que sí – exclamó finalmente – el asunto es cuantas vueltas debes dar a esto.

Eso es simple, pura matemática – exclamó Sirius haciendo un gesto con las manos – sólo debemos averiguar con exactitud en que año y día estamos.

Supongo que sí, y evitar que nadie nos vea – exclamó Remus – podríamos provocar mucho caos.

Rem, yo creo que ese barco ya zarpó – exclamó Sirius.

¿Ah?

Pues que estuvimos corriendo como almas perseguidas, por toda la sala común, la cual estaba repleta de gente que no nos conoce – explicó Sirius.

¡Rayos!! – exclamó Remus recordando ese "pequeño" detalle – debemos salir de aquí – agregó acercándose a la puerta.

Profesor Snape – llamó Alicia después de tocar brevemente la puerta del despacho del maestro de pociones.

No hay nadie, que lástima – exclamaron los tres chicos dándose la vuelta apenas y su compañera hubo dicho esas palabras.

Pase – exclamó una voz fría y ligeramente irritada, después de unos momentos.

Ambas chicas les dedicaron una sonrisa resignada y se encogieron de hombros antes de empujar suavemente la puerta del despacho.

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Sirius – exclamó Remus, aun con la mano en la puerta, pero completamente inmóvil.

¿Ah? – preguntó Sirius de manera distraída, pues en esos momentos estaba revisando uno de los baúles para ver si encontraba alguna fecha probable.

Nos encerraron – exclamó Remus con resignación.

No seas bestia, usa un Alohomora –exclamó Sirius aún distraído y sin darle importancia.

Ya lo hice, so bruto – exclamó Remus con impaciencia – la han trancado con algo.

No seas tarado y usa un wingardium leviosa – exclamó Sirius, un poco impaciente, pero aún sin prestar demasiada atención.

¿Para levantar qué, Sirius? No tengo idea qué es lo que está trancando la puerta.

Intenta algo, yo qué sé o vuela la maldita puerta de una vez por todas.

Sirius, no puedo hacer eso – exclamó Remus con un tono de ligera irritación en la voz – ¿y si hay alguien cuidando afuera de la puerta?

No lo hay.

No puedes saber eso.

Sí puedo, no hay nadie detrás de esa puerta.

¿Cómo lo puedes saber?

Porque no habría razón para que nos pusieran un guardián, ya nos encerraron de dos maneras.

Aun así. . .

No lo hay. . .

Puede que sí. . .

No lo hay. . .

No puedes estar seguro. . .

¡Vuela la maldita puerta!!!!! – gritó Sirius que se había acercado a Remus y estaba de pie junto a la puerta, al igual que su amigo de cabello castaño.

¡¿Quieres que vuele la puerta?!!!!! ¡¿Eso quieres?!!!!! – gritó Remus a su vez.

Hazle un maldito hueco por donde podamos salir, eso es todo lo que. . .

Pero Sirius no pudo terminar de gritar su frase porque Remus había gritado también, y apuntando su varita a la puerta, la había volado en innumerables, y muy pequeños pedazos. (N.T. moraleja: no molestar a un licántropo experto en hechizos) (N.L. no me gustaría haber sido la puerta.) (N.C: espero q el seguro cubra voladuras de puertas provocadas x atractivos licántropos venidos del pasado.)

¡¿Estás feliz?!!!!! – Gritó finalmente.

Yo sólo te dije que hicieras un hueco – exclamó Sirius asombrado al ver el marco vacío donde antes estaba la puerta – mira el lado bueno – exclamó luego, asomándose hacia el pasillo – no hay pedazos de ningún cuerpo, así que no teníamos centinela.

Ambos chicos estallaron en carcajadas y salieron de la habitación, deteniéndose al tope de la escalera al ver todos los ojos de la sala común fijos en ellos.

- ¡Oh, oh! – exclamaron ambos – allá va nuestra huida fácil.

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Como me hagan perder mi tiempo por alguna tontería – amenazó el profesor Snape mientras el retrato de la dama gorda se hacía a un lado para darles pasó.

Todos los alumnos de la sala común vieron entrar al maestro de pociones con una mezcla de sorpresa, temor y bien disimulado enojo; antes de lanzar miradas interrogativas a los enviados que tan sólo se encogieron de hombros.

El profesor Snape caminó hacia las escaleras, que le había dicho el premio anual, llevaban a las habitaciones de los chicos. Unos gritos, seguidos de cerca por una explosión lo detuvo en la base de la escalera. Habían venido de las habitaciones de los chicos, al poco tiempo dos figuras esbeltas aparecieron al tope de la escalera.

Ambos chicos eran altos y guapos, no podían pasar de los dieciséis o los diecisiete años, y en esos momentos reían divertidos, con sonrisas verdaderamente alegres en sus rostros, pero para Snape sólo había una representación más exacta de sus peores pesadillas que esos dos muchachos de ahí.

Un extraño tic apareció en el ojo izquierdo del profesor Snape, y una expresión de odio tan intenso invadió su rostro, que todos los alumnos que lo alcanzaban a ver, se alejaron de él varios pasos, seguidos de cerca por el resto, que retrocedió apenas y se oyó la voz del maestro de pociones.

¡USTEDES!!!!! ¡NO PUEDEN SER USTEDES!!!! – bramó con una voz llena de odio. (N.T. ¿y por qué no? Chicos, saluden a Snapy )

¡¿Snapy?!!! – preguntaron al mismo tiempo los dos muchachos con expresión sorprendida.

¡MI NOMBRE NO ES SNAPY!!!!! – gritó Snape a voz en cuello (N.T. ¿no? ¿Y entonces? ¿Snivelly? ¿Snoopy?) – ahora sí, me vengaré. ¡VUELVAN ACÁ PEQUEÑOS IDIOTAS!!!!! – Bramó lanzándose a perseguir a los dos muchachos que no esperaron ni un segundo más para dar la vuelta y correr a su vez.

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Fin del capítulo


Nota de Lorien Lupin: Esto es el final del capítulo, pero este fic no se dividirá en verdaderos capítulos, sino que se dividirá en viajes. Este capítulo da inicio al viaje uno o primer viaje, se entiende que habrá más de uno. A través de esta historia veremos, básicamente, de qué modo se las arreglan esos dos para regresar a su tiempo. Y si pueden hacer eso sin alterar toda la historia y destruir el mundo en el proceso.

Como se pudieron dar cuenta este fic no toma en cuanta el quinto libro de Harry Potter, es un "antes de OdF" aunque lo escribí después, así que no hay ningún tipo de Spoilers en él (creo).

El próximo capi está escrito por CarlitaGray, el capi 3 por mí y el cuarto por Carlis ¿notan el patrón? Pues el 5 me toca a mí, subirá en 2 semanas. Déjennos reviews chicos y chicas, y háganlo si puedes por cada capítulo individualmente, es que con eso de que a cada una le toca un capítulo, pues agradeceríamos comentarios individuales; no pedimos mucho, un par de líneas cuando mucho.

Atentamente:

Lorien Lupin & Carla Gray