¡Hola a todos aquellos que leen a Lince!
Si alguno de ustedes recuerda a su hermano, Lugar, que después se cambió el nombre a Magus, ha iniciado su nueva cuenta en fanfiction, ¡hurra! Pueden llamarme Ecko a secas.
Mi presentanción no es muy necesaria ya que está en mi bio, así que vayamos al grano. Espero que les guste esta, mi primera historia, y cuando la lean, no vayan a tratar de lincharme, que por todos los cielos, juro que traté de hacerla normal!
Bien, comencemos!
Digimon no me pertenece, y si lo hiciera, aún seguiría siendo incoherente como esta historia!
En las garras de Morfeo
Por: Ecko runemaster
Capitulo 1: todo comienza con un cabeceo
Todo empezó en un día de verano algo caluroso y en casa de las Nonaka, una residencia en la que Rika, su madre, y la madre de su madre (ósea, la abuela) vivían juntas; aunque en esos momentos no se encontraban dentro y habían dejado a la pelirroja sola.
En esos momentos Rika se encontraba recostada plácidamente en el pasillo de madera que daba hacia el jardín...
–¡Renamon quiero otra limonada! –o eso pensaba (gotita)... – ¡y la quiero ya!
Renamon, un digimon con forma de un zorro dorado (y que para acabarla de amolar traía puesto un mandil rosa) salió de la cocina con aire de sofocación
–Aquí tiene.... –decía arrastrando las palabras. –... su majestad.
La pelirroja, que estaba recostada dándole la espalda a la casa, simple mente alzó la mano y recibió el vaso de las manos de Renamon sin siquiera voltear a ver a su camarada, y le dio un sorbo, sin prestar atención de que a su compañera digimon le empezaban a resbalar unas cuantas gotas de sudor por todos lados de su cuerpo (o sería que por tanto pelo no se le notaba... ¡Bah!, ni que importara)
–¿Algo más? – dijo esta.
Rika dejó el vaso a un lado
– ¡Ah! ¡qué refrescante! No sabes que bien se siente el beber esto –la chica de ojos violetas decidió optar por una postura que no demostrara tanta pereza, y se sentó en el mismo lugar en el que estaba admirando el paisaje de su jardín –En estos días de tanto calor es cuando toda actividad física se reduce... –tomó su vaso de nuevo dándole otro sorbo a su bebida. – Todos están en sus casas, con la menor cantidad de ropa posible, y si a esto le sumamos que no hay escuela, seguramente algunas gentes se la estarán pasando sentadotas frente a un ventilador, dentro de una piscina o ya de plano saliendo de vacaciones a las montañas nevadas donde en vez de calor hace un frío riquísimo... –Rika se detuvo repentinamente al observar que una pequeña corriente de agua fluía en dirección al jardín. –¿Renamon, dejaste el grifo abier....? –la chica se quedo pasmada al ver que su compañera digimon estaba tiesa como una estatua que oscilaba con el viento, rodeada por un gran charco de sudor. –¿Renamon te sientes bien?
Renamon solo se desplomo sobre ella y todo se volvió negro.
– – –
Mientras tanto. un chico de pelo castaño y ojos carmesí estaba de pie frente al refrigerador, manteniendo abierta la puerta.
–¡Takato! – Se escuchó el grito de la madre del chico.
El chico refunfuñó, al escuchar a su madre acercársele –¡si, ya sé, ya sé.! –gruñó, girando los ojos –No dejes abierta la puerta del refri, porque se descompone. –soltó con una voz aguda, como tratando de imitar a su madre.
–Bueno, si ya lo sabes, ¿entonces por qué lo haces? –a la señora Matsuki no pareció hacerle gracia la imitación de su hijo porque se veía muy molesta. –tienes que reponerte al calor, así que ve afuera a que te dé un poco de aire fresco. –se acercó a la puerta y la abrió para su hijo, que en esos momentos la veía, intentando poner sus mejores ojos de borrego a medio matar, que parecieron no dar muy buen resultado, porque casi de inmediato añadió –y llévate a Guilmon contigo, que ya van tres veces que me le piso la cola.
El castaño salió a regañadientes de la casa junto con su compañero digimon con rumbo al parque de Shinjuku, mientras su madre lo veía salir desde la ventana de la cocina
–¡Hasta que se fue! –la mujer miró a ambos lados y solo cuando se aseguró de que estaba sola, se acercó a la nevera y abrió la parte del congelador donde diviso un bultito de escarcha. –¡Hola pequeño! –le dijo a la bola de nieve –¿Me extrañaste?... yo también. –dicho esto, solo dejó caer su frente sobre el inocente bulto de escarcha, que de seguro si hubiera podido hablar, habría estado pidiendo misericordia.
Mientras tanto, nuestro joven amigo caminaba por las calles de la ciudad viendo los escaparates e intentando caminar por las pocas sombras que se dibujaban en la acera y en las que pudiera seguir su rumbo. En eso estaba cuando en una de los vitrinas de una tienda deportiva vio un video de un grupo de chicos y chicas disfrutando de un soleado día de verano acampando cerca de un lago lleno de un agua, que con solo verla te sentías refrescado
–mmm... no es mala la idea. –pensó para sí mismo –Si, ¿por qué no?, nosotros también nos lo merecemos –esta vez dijo lo último en voz alta, dejando a Guilmon, y a toda la gente que pasaba por ese lugar, desconcertados –Bien, ¡prepárate Guilmon, que nos vamos de campamento! –el chico se dio la media vuelta y enfiló de regreso a su casa a todo correr, con la intención de llamar a todos sus amigos y proponerles su idea, para saber lo que opinarían y si lo querían acompañar.
– – –
De regreso en casa de las Nonaka, Renamon estaba tirada en el suelo de un cuarto oscuro con todos los ventiladores posibles apuntándole, mientras Rika limpiaba el suelo del pasillo.
–Debí suponerlo. –comenzó la pelirroja exprimiendo un trapo en una cubeta. –Renamon no es muy resistente a los veranos calurosos como este. –volvió a dar otra pasada con el trapo al suelo. –pero en fin, es su decisión... –volvió a exprimir el trapo. –ya le ofrecí rasurarla y se negó rotundamente, así que si ella prefiere cocinarse a si misma con tanto pelo y seguirle teniendo miedo al agua es muy su problema. –en eso sonó el timbre del teléfono. –¡Yo contesto! –gritó corriendo hacia el vestíbulo. –¿Si, bueno?... ¡Ah, Takato! ¿cómo estás?... ¿Qué? ¿un campamento?, ¿tú crees que todavía estemos en edad para eso?... No digo que ya estemos viejos... bueno, entonces si lo digo, pero... mmm... bueno, en eso tienes razón... Ok, pero solo voy si me prometes que no van el Baka-Kazu ni su camote Kenta. De acuerdo... bien, nos vemos. – la chica colgó el teléfono y se fue a seguir secando el pasillo.
– – –
–Señor sus predicciones han sido acertadas. –dijo una criatura a la que no se le distinguía el rostro. –solo falta que los Tamers vayan al lugar al que usted ha predicho que irán.
–Lo sé. –contestó una voz de entre las sombras, que sonaba algo distorisionada. –pero no te preocupes, lo harán y entonces sabrás que hacer...
– – –
Al día siguiente los tamers: Takato, Henry, Juri, Ryo y Rika (esta última, refunfuñando por la presencia del Akiyama) fueron rumbo al sitio que el castaño Matsuki había elegido (que ni siquiera yo sé dónde es, pero en sí ¿qué importa?, el lugar no afecta en la trama... si es que la tiene ¬ ¬... Así que, sigamos con la historia)
–Entonces goggles... este es el lugar donde acamparemos... –dijo la pelirroja con cierto aire de desaprobación.
–Pues... –el chico miró a su alrededor viendo un lago con agua muy fresca, rodeado de varios árboles de sombra y algunos frutales, un buen pedazo de césped verde para acampar, jugar a cualquier cosa que se les ocurriera... vamos, para que me entiendan, ya nomás faltaba el rayito de luz cantante que lo iluminara... ah, perense que ahí viene... aaaaaah! (cancioncita celestial), entonces asintió con la cabeza y miro los ojos de la joven (poniendo de nuevo su carita de borrego) por si tenía alguna objeción.
Rika guardó silencio un rato como meditando la respuesta.
Juri, quien estaba prácticamente entre estos dos dijo: – ¡Vamos, Rika! mira que ya llegamos hasta aquí y el lugar se ve cómodo y fresco –dijo. –nada más mira como esta Renamon. –terminó señalando a unos árboles.
La joven de ojos violetas volteó para ver a qué se refería su amiga y cuál es su sorpresa al ver a su digimon hecho un ovillo bajo la sombra de un gran árbol sonriendo de lo lindo. –esta bien me doy, ustedes ganan, nos quedamos aquí.
Todos ovacionaron la decisión de la pelirroja y en instantes empezaron con los deberes iniciales dignos de un campamento como lo son: levantar las tiendas, traer agua, buscar madera y todo lo que fuese necesario para solo divertirse en lo que quedara de su tiempo.
En esas horas pasó de todo. Nadaron en el lago para refrescarse, hasta que Guilmon le cayó encima a Terriermon en una zona poco profunda, y por alguna extraña razón a Takato se le perdió su traje de baño y las chicas casi le vieron el orgullo, después de eso jugaron a la gallinita ciega hasta que Ryo le pisó la cola a Renamon y esta optó por la venganza: por lo que, después de vendar la cola de Renamon y todo el cuerpo de Ryo se dieron cuenta de que se les estaba haciendo tarde y había que encontrar a Takato, que después del incidente del bañador, ya no había aparecido en toda la tarde, después de un rato de búsqueda por fin lo encontraron dentro de su carpa, más rojo que un tomate y con deseos de quedarse en ese lugar hasta que la tierra se abriera y se lo tragara. Por fin Rika logró convencerlo de salir, cuando le juró que ni ella ni Juri le habían visto nada (que será verdad, será mentira, ustedes deciden qué pensar) Total, la fogata ya estaba encendida, la cena cocinándose y las charlas flotaban por el aire.
–Vamos chicos. –dijo Juri. –si lo ven de cierto punto, las cosas estuvieron divertidas, claro hubo unos pequeños desperfectos, pero no es nada grave.
–Eso dices tú. –mencionó Ryo, quién estaba empezándose a quitar poco a poco los vendajes. –como a ti no intentó rebanarte un kitsune gigante... ¡Aaaaaaay, hija de tu mamá zorra!.
Renamon, que casualmente había pasado cerca del castaño, le había arrancado de golpe uno de los curitas que traía puestos en la espalda, llevándose con él, trocitos de piel y pelo.
–¡Ups! lo siento Ryo ¿te lastimé? –preguntó burlonamente, retirándose a su lugar riéndose con sorna.
Henry veía cómo Rika se partía de la risa por lo sucedido, después de eso se fijó en Takato, quién estaba mirando fijamente el fuego que crepitaba.
–Hey hermano, tanta seriedad en ti es inusual –le dijo al joven castaño – ¿En que piensas?
Parecía que el chico de goggles, en vez de mente, tenía a un hámster en su rueda de ejercicios dando lo mejor de si para razonar la pregunta; después de un rato, el castaño respondió.
–En los sueños –dijo con seriedad. –es que esto ya me había pasado... pero en un sueño. –explicó.
El silencio se hizo absoluto.
–¡Vamos Takato! –dijo Terriermon. –Si te refieres a lo que pasó en el lago, no es la gran cosa. –añadió saltando y posándose sobre la cabeza de Henry. –Todo mundo en algún momento se ha soñado a sí mismo, desnudo frente a un público.
–¿Tú crees? –inquirió Takato, todavía serio, mientras echaba un par de ramas al fuego.
–Sí, Henry me ha dicho varias veces que él se ha visto a sí mismo desnudo frente a una horda de mujeres hermosas con muy poca ropa y... –Terriermon repentinamente guardó silencio, no se si fue porque se dio cuenta de que sus comentarios no eran de mucha ayuda o por el macanazo que le dio Henry en el mero cuerno de la frente.
Las dos chicas presentes simplemente se le quedaron viendo al joven de ojos grises, alejándose un poco de donde se encontraba.
–¡Nombre Henry! –dijo Akiyama atacado de la risa y sujetándose el estómago por el dolor de tanto reír. –¡tu imitación barata de conejo debe estar bien pacheca para andarte quemando de esa forma tan babosa!
Todos se rieron a costa del inconsciente Terriermon, menos el dinosaurio rojo que preguntaba cada que podía qué era estar pacheco.
– – –
El fuego estaba extinto, las casuelas vacías y ya limpias, y el arrullo de la noche era constantemente interrumpido por los ronquidos de Akiyama, que por suerte no logró quitarle el sueño a nadie; de pronto, una niebla espesa apareció donde antes estaba la fogata y se extendió hasta cubrir todos los refugios de los Tamers.
–bien yo ya hice mi parte. –susurró una voz lejana. –ahora el resto le corresponde a él...
– – –
Rika abrió los ojos y en vez de encontrarse en su bolsa de dormir, se encontró a si misma flotando en una gran concentración de niebla junto con sus demás compañeros, que uno por uno comenzaron a despertar confundidos.
–¡Dónde estamos! –gritó la pelirroja en un momento de desesperación total.
–Ustedes están en mi mundo –dijo una voz de entre algún lugar de la niebla. –en el cual solo yo sé cómo salir –dijo con un aire burlón. –¡y ustedes ahora son mis prisioneros! (se supone que en este espacio va una risa maniática, pero como no sé cómo ponerla, mejor lo dejo así).
Continua en el próximo capitulo...
¿Qué pasará? ¿realmente las chicas le vieron el orgullo a Takato? ¿El lo superará o requerirá terapia? ¿Ryo seguirá viendo a los kitsunes con cariño?, ¿algún día descubrirá Guilmon lo que es estar pacheco? No se pierdan el próximo capitulo!
Ah! Y dejen review, porque si me dan ganas tal vez conteste preguntas como las de arriba y otras mafufas que se les vayan ocurriendo.
Nos leemos!
