¡¡Hola a todos!! Pues aquí está el track 3 del fic, que lo subo hoy a pesar de que mañana tengo dos exámenes (uno de Historia del Arte y otro de Historia de España), pero es que no quiero estudiar... Bueno, dejémonos de lamentaciones...
Para este capítulo os recomiendo "Pax Deorum" de Enya y "Messaiah" de la banda sonora de Angel Sanctuary.
Muchos besos y saludos a todos ¡Y dejadme reviews!
Arigatou! Sayonara!
Adriana Umbraslev, escritora frustrada ya no solo por falta de inspiración sino por la cantidad de exámenes que tiene estas semanas...
.:Track 3:.
Aturdidos y embriagados por el cúmulo de sensaciones experimentadas tras el ritual reposamos exhaustos y sudorosos contra el suelo sobre la manta ahora cubierta por nuestra sangre mezclada. Shûichi aún estaba confuso, se encontraba sumido en una especie de estado de shock tras realizar tan inusual ritual. Mi cuerpo sobre el suyo, las respiraciones entrecortadas y jadeantes y sus grandes ojos fijos en mí buscaban una respuesta a lo que acababa de suceder…
- Yuki… ¿Qué ha sido esto? ¿Qué…? – me preguntó interrogándome con la mirada.
- Ya te lo dije baka, es el ritual de iniciación vampírica – le contesté con cansancio y la respiración más pausada.
- Pero… ¿Para qué lo has hecho?
- Para mi nueva novela… Quería experimentarlo… Sólo contigo… Este ritual une a dos personas de por vida… - dije retirándome de encima suyo y levantándome en busca de mi ropa.
- ¿Eso quiere decir que…? – dijo él incorporándose e intentando taparse con la manta ensangrentada.
- Si necesitas pruebas ahora mismo estás intentando taparte con una… - dije observándole de reojo mientras encendía un cigarrillo y me sentaba en la cama.
- Y… ¿Ahora? ¿Cambiará nuestra vida? – me preguntó temeroso con cara de niño inocente, algo que sin duda era.
- No digas estupideces… - dije severo pero un deje de duda cubrió mis palabras – Tan sólo… Tal vez debamos repetirlo más a menudo… - dije sonriendo maliciosamente observándole ahora que se encontraba de pie frente a mí tapándose con aquella manta impregnada de nuestras sangres que le hacía parecer una víctima… Y en verdad lo era, era víctima de mi voluntad.
Le atraje hacia mí con mis brazos y le hice reposar encima de mí sobre la cama. Noté su cuerpo relajarse con mis caricias y poco a poco fue quedándose dormido. Con cuidado le dejé en un lado de la cama cubierto por las sábanas pues su cuerpo se estaba quedando frío y yo me fui hacia la cocina para prepararme un café y así continuar escribiendo.
Con un humeante café acompañado de un nuevo cigarro encendido sujeto entre mis labios entré en el estudio a fin de continuar la novela que había dejado en aquel punto muerto antes del ritual. La retomé con un increíble ansia por relatar todo lo experimentado junto a mi pequeño koi… Pero aún así no era suficiente, seguía habiendo espacios en blanco pues si bien había podido describir aquello ahora me era imposible la manera de explicar la vida de esos dos amantes condenados al destierro entre los de su propia raza. Necesitaba más, algo de ambientación, un poco de ayuda… Y cual fue mi genial idea que en menos de dos horas convertí mi apartamento en algo similar a una mansión victoriana francesa y conseguí la vestimenta adecuada tanto para Shûichi como para mí.
Cuando Shûichi despertó yo ya estaba a su lado ataviado con mis ropas, algo le sorprendió indudablemente…
- Pe… Pero… Yuki ¿qué haces vestido así? Y… ¿Qué ha pasado con la casa? – preguntó extrañado mi pequeño observando a su alrededor cada uno de los detalles cambiados.
- Ya sabes que para mis novelas necesito inspiración, y esta era la mejor forma de lograrlo con esta – dije con una media sonrisa observando su rostro de incredulidad – Aquí tienes esto, póntelo, es una orden… - miré sus ojos que analizaban cada uno de los detalles del traje marfil y oro que le acababa de entregar – Sino ya sabes donde está la puerta…
- No, no, no hará falta yo… Yo me lo pongo ahora mismo – asintió con una sonrisa un tanto extrañada pero que provocó una sonrisa de satisfacción en mi interior. Shûichi salió disparado hacia el baño mientras yo lo observaba divertido, sin duda me lo iba a pasar muy bien hasta que terminara mi novela.
Mientras Shûichi se preparaba decidí encender el equipo de música (una de las pocas cosas que no había retirado para que no rompieran mi actual entorno victoriano), coloqué en el reproductor un cd de una cantante irlandesa y seleccioné la canción perfecta, una canción completamente en latín que reflejaba los sentimientos de angustia y desesperación que los amantes de mi novela sentían a cada momento mientras se amaban furtivamente. Dos vampiros dando todo de su ser, bebiendo uno la sangre del otro y siendo rechazados por aquellos que les rodeaban.
Durante mis cavilaciones Shûichi salió del cuarto de baño y la verdad es que me dejó sorprendido, jamás hubiera imaginado que aquella ropa le sentara así… Era una visión demasiado atractiva para mí, mi koi con su pelo engominado hacia atrás y con aquella levita color marfil con bordados en oro, reluciente… Parecerá extraño que yo escriba hoy estas palabras pero… Parecía un pequeño príncipe… Se acercó lentamente hacia mí y depositó un suave beso en mis labios, yo quise deslizar mi lengua en su interior y quitarle esas ropas que en aquel momento me causaban tanto morbo, pero él no me dejó llegar a más y se escabulló hacia la mesa en la que la comida ya estaba preparada, una mesa iluminada por dos brocados candelabros de plata… Mientras deleitamos nuestro paladar con aquella deliciosa comida y saboreamos aquel sabroso vino no perdimos ni un segundo el contacto de nuestras miradas…
- Y bien mon petit amant ¿Qué te parece? – pregunté mirándolo fijamente a los ojos mientras en mi mano sostenía la copa de vino.
- ¿Desde cuando hablas francés? – me preguntó mirándome extrañado.
- Ah mon petit, todavía te queda mucho por descubrir…
