Disclaimer: No es mío. Es de ella. Si, de Rowling. Yo no gano nada con esto, solo el placer de ofrecer una historia entretenida, espero.
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II
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Desaparecido
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Hermione y los hermanos Weasley, Ron, Ginny y los gemelos, se encontraban sentados en las camas de la habitación de las chicas, mirando con ojos llorosos el periódico que Hermione sujetaba. Era el Profeta, en cuya portada, con grandes letras, rezaba el titular: Harry Potter, ¿desaparecido? El artículo que seguía decía algo que todos sabían desde hacía un par de días.
"Harry Potter, famoso por haber vencido a Quien-No-Debe-Ser-Nombrado cuando tenía solo un año, y por informar a la comunidad mágica del regreso del mismo hace unos meses, desaparece misteriosamente de su casa.
Fuentes del ministerio nos informan de que, efectivamente, el señor Potter, de 16 años de edad, desapareció sin dejar rastro de su casa el día de su cumpleaños. La casa del joven estaba bajo continua vigilancia, por su seguridad, pero dichos vigilantes tardaron dos días en sospechar de su ausencia.
Aparentemente no salía mucho de casa- nos dice July Mendelson, ministra en funciones-. Así que no fue hasta la segunda noche en que las luces de su habitación no se encendieron que empezaron a temerse que algo ocurría.
Sorprendidos de que la familia no hubiera informado de su desaparición, nos enteramos que la relación de Harry Potter con sus parientes muggles no era muy buena.
- Por lo que tengo entendido, sus tíos odian todo lo que tiene que ver con la magia, incluido el propio Harry- nos informa Percy Weasley, ex asistente júnior del ministro y ex compañero de Potter en Hogwarts-. Por lo visto las épocas que pasaba en casa de sus tíos eran un autentico infierno para él.
En vista de esta información nos planteamos si no existía la posibilidad de que simplemente se hubiera escapado de casa, pero…
- Imposible- afirma la ministra-. Estábamos advertidos de que podría intentar algo así y sus guardias estaban atentos a cualquier intento de fuga que pudiera suceder. Sabemos que no ha practicado ningún hechizo, o el Departamento Contra el Uso Indebido de la Magia nos hubiera informado del quebrantamiento del Decreto para la moderada limitación de brujería en menores de edad. No hay forma que un niño burle a un auror, por muy hábil que sea, y menos sin usar ningún tipo de magia.
En esta situación, el ministerio y la población se pregunta si el Niño que Vivió no habrá caído en manos del Señor Tenebroso y sus mortífagos…"
El día uno de agosto los jóvenes de Grimauld Place habían usado el nuevo invento de los gemelos, las Orejas Remotas, en un intento de enterarse de la verdadera situación de su amigo Harry. Las nuevas Orejas Remotas eran un sustituto mágico de los micros muggles, unas pequeñas orejas adhesivas, que podían ocultarse fácilmente, conectadas a una pluma a vuelapluma que transcribía todo lo que la "oreja" oía. Después de dejar una de estas orejas pegada bajo la mesa de la cocina durante el desayuno, los chicos combinaban sus obligaciones en la casa con rápidas visitas a la habitación de las chicas, donde revisaban los pergaminos de las transcripciones en busca de la información que deseaban.
Después de un par de días sin nada de interés, Tonks llegó a la casa como una exhalación, armando un terrible alboroto al tropezar con el paragüero y despertar el retrato de la señora Black. Unos minutos después, y respirando aceleradamente por el esfuerzo de tapar de nuevo el retrato con las cortinas, Tonks y la señora Weasley pasaron a la cocina. Intrigados por lo que podía haber alterado a la joven aurora, Ron, Hermione y Ginny subieron corriendo a leer lo que tenía que decir.
- Rápido, Ron- dice Ginny-. Cierra la puerta.
El trío se sentó en la cama de Hermione y se pusieron a leer con ansia a medida que la pluma escribía.
- Qué demonios ocurre, Tonks, no es propio de ti estar tan alterada.
- Es Harry, Molly… ¡Ha desaparecido!
-¿Cómo dices?
Los chicos intercambian miradas sorprendidas. La preocupación empieza a pintarse en sus caras cuando se apresuran a volver a la lectura.
- Ya sabes que estábamos muy preocupados porque Harry no había salido ni una sola vez de casa…
- Bueno, nunca he entendido esa preocupación. El chico solo hace lo que le dijo Dumbledore que…
- ¡Molly! ¿Desde cuando Harry se ha quedado quieto por mucho que se lo haya pedido todo el mundo? Olvida eso ahora. El caso es que cada noche veíamos la luz de su habitación encendida hasta altas horas de la madrugada, pero anteayer la luz no se encendió en toda la noche.
- ¿Se lo dijisteis a Dumbledore?
- Por supuesto. Pero el dijo que mientras no saliera de la casa no podía pasarle nada, y que Harry ya era mayor para decidir cuando se acostaba.
- ¿Y?
- Pues que ayer ocurrió lo mismo. Me preocupé y hablé con los otros turnos. Ninguno de ellos había visto entrar o salir a Hedwig desde la noche del 31.
- No, no puede ser…
- Esta mañana no podía quedarme quieta y decidí hacerle una visita, quisiera o no quisiera y cuando hablé con ese tío suyo me dijo que al levantarse el día uno no estaban ni él ni su lechuza y que esperaban no volver a verlos. Quise ver su habitación, pero no me dejó pasar. He intentado ponerme en contacto con Dumbledore en seguida, pero no estaba en el colegio ni el ministerio y ya no sabía donde buscar…
En la habitación de las chicas nadie pudo seguir leyendo. Con los rostros pálidos por la impresión, los tres se miraban sin atreverse a hablar. No podían creer que a Harry le hubiera pasado nada en Private Drive, donde supuestamente una poderosa magia antigua le protegía, pero… En ese caso, ¿Qué le había ocurrido a su amigo?
- Es posible que realmente se haya fugado- Fred fue el primero en romper el tenso silencio-.
- ¿Sin decirnos nada?- contestó Hermione-.
- Bueno, él no quería tener contacto con nada que le recordara a Sirius, ¿cierto?- intervino George.
- ¡Pero nosotros somos sus amigos!- añadió Ron-. A nosotros nos hubiera avisado, ¿no? ¿No?- buscó confirmación en los demás.
- Quizá no, Ron- Ginny tenía la vista clavada en la punta de sus zapatos y su cara estaba completamente inexpresiva, como si su mente estuviera en cualquier otra parte-. Yo, por mi parte, soy incapaz de pensar que le haya ocurrido algo malo.
- ¡Es propenso a meterse en líos, Ginny!- Ron empezaba a perder la paciencia. La idea de que algo le hubiera ocurrido a su mejor amigo le aterraba, pero pensar que Harry fuera capaz de tenerlos preocupados cuando estaba bien no le cabía en la cabeza-. Quizá salió en un momento que la vigilancia estaba despistada y lo atraparon sin que nadie se diera cuenta o algo así.
- Yo no veo a Harry dejándose atrapar sin oponer resistencia- repuso Ginny-. Todos sabemos que ha llegado a enfrentarse incluso a Voldemort… oh, por favor, Ron, acostumbrate de una vez… incluso a Voldemort y logrado escapar.
- Ginny, a nosotros tampoco nos hace gracia que le pueda haber pasado algo- dijo Hermione, con los ojos húmedos-, pero V… Voldemort ya ha sido capaz de atraerlo con engaños en dos ocasiones…
- Mirad- intervino de nuevo George-, Harry ya demostró el año pasado lo mucho que le molestaba estar continuamente vigilado por Dumbledore.
- Y después de lo que le ocurrió a Sirius- continuó Fred-, es normal que Harry quiera estar solo.
- Y eso es difícil encerrado en casa de sus horribles tíos.
- Y aunque salga fuera sabe que la gente de la Orden estará vigilándole.
- Así que es muy probable que se haya largado de ahí para poder estar solo de verdad.
- ¡Pero eso es una locura!- protestó Hermione-. Harry no se arriesgaría por algo tan estúpido. Él no es como vosotros.
Hermione se llevó la mano a la boca al percatarse de lo que había dicho. Los gemelos se pusieron en pié de un salto, rojos de ira, y sin decir nada se dirigieron a la puerta y salieron por ella. Antes de cerrarla tras de sí, George, con voz seca, añadió:
- Harry ya es mayorcito para decidir por lo que es estúpido arriesgarse y por lo que no. A ver cuando maduráis vosotros también.
Cerró de un fuerte portazo. Los tres más jóvenes de la casa permanecieron un momento en silencio asombrado. Nunca habían visto a Fred y George ponerse tan serios o hablar de madurar. Parecía que todo el mundo a su alrededor estaba cambiando, nada ni nadie era el mismo últimamente. La muerte de Sirius había sido como una piedra cayendo en un lago. Se había formado una onda que crecía y crecía, alterando la vida de los que le habían conocido. El profesor Lupin estaba más pálido y demacrado que nunca, y parecía ausente de lo que ocurría a su alrededor. Cumplía con sus deberes de la Orden, pero el resto del tiempo permanecía callado y se aislaba de todo el mundo. La señora Weasley ya no tenía esa fuerza arrolladora de antaño. No la habían oído levantar la voz ni una vez desde que se habían reunido todos en Grimauld Place, ni si quiera cuando averiguó que los chicos habían estado espiando la cocina. Y el profesor Dumbledore estaba apagado. Nada quedaba de la vitalidad que caracterizaba al anciano, y aunque seguía esforzándose en detener los planes de Voldemort, las escasas veces que los chicos le habían visto en el cuartel general de la Orden les pareció más viejo y cansado que nunca. Todos cargaban con el peso de la tristeza y el remordimiento, pues todos ellos se consideraban en mayor o menor medida responsables de lo ocurrido. Ya fuera por lo que habían hecho o por lo que habían dejado de hacer.
- Yo creo que tienen razón- dijo Ginny mientras se levantaba-.Hay momentos en la vida en que uno tiene que enfrentarse solo a sus demonios, por peligroso que pueda ser.
- Pero somos sus amigos, Ginny- Hermione ya no podía contener las lágrimas, que resbalaban lentamente por sus mejillas. Ron, por su parte, se mantenía en silencio, mirando preocupado a su amiga-. Nos preocupamos por él, y lo sabe. Él no nos dejaría fuera.
- Ya lo hizo, ¿no? Os pidió que no le escribierais, que necesitaba estar solo. George y Fred han acertado, tenéis que madurar de una vez. Harry lo está pasando mal por lo de Sirius y es muy egoísta por vuestra parte esperar que se preocupe por vosotros, que estáis arropados por vuestras familias, cuando él acaba de perder lo más parecido a un padre que ha conocido nunca.
Y dejando a Hermione con la boca abierta, Ginny salió de la habitación en busca de sus hermanos. El rostro de Hermione se congestionó y la poca entereza que le quedaba se quebró. Tapándose la cara con las manos, estalló en sollozos e hipidos, descargando la congoja que había estado reteniendo. Ron, dubitativo, pasó un brazo por el hombro de su amiga, que agarrándolo fuertemente, escondió la cara en su pecho. Rojo de vergüenza, Ron la acompañó en silencio.
Desde ese día, las cosas estaban aún peor. En seguida descubrieron que Harry y Hedwig no eran lo único que había desaparecido del nº 12 de Private Drive. Todas las cosas de Harry, el baúl, la Saeta de Fuego, los libros de Hogwarts…, todo lo relacionado con el mundo mágico también había desaparecido. Eso solo dejaba lugar a una conclusión, Harry había desaparecido de Private Drive por propia voluntad. A la culpa que sentían por lo sucedido en el Departamento de Misterios, se añadió que se responsabilizaran de la desaparición de Harry y la tensión por ignorar su paradero y su estado. Todos, y no solo en la orden, si no el mundo mágico al completo, estaban pendientes de cualquier indicio que les llevara a encontrar a Harry… o su cadáver. A medida que pasaban los días, se hacía más y más difícil mantener la esperanza.
La ausencia de actividad mortífaga era, en contra de lo que cabría esperar, no era una noticia bien recibida. ¿Cómo interpretarla? ¿Estaban buscando a Harry también? En ese caso, debían darse prisa en ser los primeros en encontrarle. ¿Ya tenían a Harry en su poder? En ese caso, ¿estaban disfrutando del padecimiento de sus enemigos, esperando el momento apropiado para que la noticia de su muerte fuera un golpe aún más duro? ¿O tenían otros planes para él?
Y por si todo esto fuera poco, desde la discusión que tuvieron en la habitación de las chicas, los jóvenes se habían dividido en dos facciones, los gemelos y Ginny por un lado y Hermione y Ron por el otro. A penas se dirigían la palabra y procuraban pasar el menor tiempo posible juntos. Los tres Weasley creían que Ron y Hermione habían presionado demasiado a Harry los últimos días en Hogwarts el año anterior, forzándole su compañía e insistiendo en hacerle hablar contra su voluntad, y que esa era la razón de que Harry se hubiera encerrado y aislado. Los consideraban responsables de la huída de Harry. Ron y Hermione, por su lado, habían llegado a la misma conclusión, por eso no tenían el valor de acercarse a sus amigos. Y los adultos estaban demasiado preocupados por Harry como para hacer más que tímidos esfuerzos para que se reconciliaran. La señora Weasley estaba especialmente asustada de llevar a alguno de sus hijos a seguir el ejemplo de Harry.
Hermione lloraba a menudo en el hombro de Ron, lo que añadía a este algo más de lo que sentirse culpable, pues a veces se sorprendía pensando en lo agradable que era tenerla en sus brazos. ¿Cómo podía pensar en algo así cuando su mejor amigo podía estar muerto o agonizando? Ron nunca hubiera creído que llegaría a desear que Hermione no estuviera tan cerca de él, pero le remordía la conciencia descubrirse oliendo su pelo, o fantaseando con tenerla en sus brazos sin que hubiera lágrimas en sus ojos. Pero lo peor de todo para Ron era el sentir envidia de su amigo Harry, de que las lágrimas que derramaba Hermione no fueran por él. Se pasaba las noches en vela, dándole vueltas, asegurándose que lo hacía por ella, que ella le necesitaba y el no podía hacer otra cosa, que sus motivos no eran egoístas. Pero la conciencia de Ron no dormía tranquila, pues sabía cuantas veces había soñado con tenerla entre sus brazos.
Hermione agradecía enormemente el apoyo de su amigo. No sabía como podría afrontar todo lo que estaba ocurriendo si hubiera estado sola. No se percataba del daño que le estaba haciendo a su amigo con su comportamiento. Estaba demasiado ocupada sintiéndose culpable por su comportamiento egoísta con Harry para darse cuenta del que tenía con Ron. Y se sentía doblemente culpable al ver que era incapaz de pensar en nada que les fuera útil en la búsqueda. Pasaba la noche aferrada a la almohada, incapaz de levantarse a consolar a Ginny, a la que oía intentado llorar en silencio, y esforzándose en alejar de su cabeza todo lo que no fuera un plan que les llevara a encontrar a Harry.
A falta de dos semanas para el inicio de curso, un comentario sin importancia de la señora Weasley hizo saltar una chispa en su cerebro. Había encontrado una forma de conseguir información sobre Harry.
