Hola chicos! Weno… he conseguido escribir dos capis más hoy. Pero ahora sí que hasta la semana que viene no es el gran final… Espero que al menos estos dos capítulos os duren hasta entonces. Un besillo muy gordo!

Harry y Hermione llevaban ya cinco horas en el estadio de los Yankees. En primera fila, habían visto llegar a toda la gente que ya estaba allí concentrada. Algunos aún estaban entrando en el recinto y desde aquella perspectiva los dos amigos podían ver lo abarrotado que estaba. Miles de cabezas se movían buscando un asiento, en las gradas superiores, mientras que algunos cuerpos se empujaban unos a otros, en la parte baja del estadio, buscando la visual perfecta para ver aparecer a su gran ídolo.

Todavía eran las diez y cuarto, pero el público empezaba a impacientarse y de vez en cuando se apoderaba de ellos una ola de entusiasmo en la que la multitud empezaba a vitorear el nombre de su artista o se dedicaba a soltar estridentes silbidos para provocar la salida anticipada de Georgia. Algunos de ellos hasta encendían sus mecheros, como si esta tenue luz pudiera estimular a la cantante para salir al escenario antes de lo previsto.

-¡Qué calor hace aquí!- se quejó Harry, que luchaba como podía para atornillarse al sitio que llevaba batallando horas. –Como no salga pronto, moriremos de asfixia- el muchacho se veía obligado a hablar unas cuantas octavas por encima de su tono normal, debido a la cantidad de ruido que había en aquel sitio. Hermione, que estaba pendiente de sus palabras, apenas podía oír lo que Harry decía.

-¿Qué has dicho?- le preguntó la muchacha, luchando con los codos para separar a una fan ansiosa que no dejaba de sostener una gran pancarta en donde estaba escrito: "Georgia, te queremos". Hermione tenía ganas de sacar su varita y convertir a aquella enana con pancarta en un poster tridimensional para que acompañara a su mensaje con todo el sentimiento.

-¡Nada! ¡Olvida lo que he dicho! ¿Es que no va a salir nunca?- preguntó Harry, desesperado.

Hermione, que había vuelto a perder el mensaje de su amigo, le dijo inmediatamente a Harry:

-¡Me pregunto cuándo va a salir! ¡Llevamos aquí mil horas!

Mientras tanto, en un camerino perdido por los bajos del escenario, Ginny Weasley caminaba de un lado a otro, perdiendo los nervios y la paciencia. Estaba tan frenética que no podía estarse quieta. En su mano temblaban todavía las letras de sus supuestas canciones, mientras que de un radiocasette salía su teórica voz, a un volumen muy poco deseable.

-No puedo hacerlo, Ron. Simplemente no puedo- dijo Ginny, pulsando el stop del radiocasete. La pequeña Weasley hasta estaba emocionada de haber aprendido tan rápido a usarlo. -¿Cómo esperan que cante así? ¡Yo no tengo esa voz! No la tendría ni aunque practicara canto de aquí al resto de mi vida- aseguró, nerviosa, la pelirroja. –Además, llevo toda la tarde intentando estudiar estas dichosas canciones y ensayando los dichosos bailes de Georgia… Pero no me sale ¡Yo no puedo hacer eso! ¿Qué… que voy a hacer?

Su hermano, que estaba pacientemente sentado a su lado mientras ella daba vueltas por la habitación, se le quedó mirando y dijo de repente:

-Estás preciosa, Gin….

Ginny, conmocionada por esas palabras tan sinceras e impropias de su hermano, cejó en su intento de que le diera un ataque cardíaco y se quedó clavada en el suelo, mirando su indumentaria.

-Gracias, Ron…- dijo sonrojándose -Pero ya sabes: es sólo maquillaje y un poco de ropa.

La verdad era que el trabajo que habían hecho con Ginny había quedado espectacular. Su belleza natural había quedado aún más resaltada después de la sesión estética a la que había tenido que someterse. La pelirroja estaba toda vestida de negro, enfundada en unos pantalones de cuero y con una especie de camisa blanca anudada a la cintura, por lo que su barriga salía a relucir, pero lo suficiente para que el detalle no quedara demasiado obsceno. Ginny nunca antes había estado tan provocativa ni tan atractiva. Su maquillaje era perfecto y su pelo caía por su espalda, perfectamente peinado y brillante.

-¿Sabes? Creo que, por mucho que te parezcas a ella, la tal Georgia Weasel se va a quedar muy impresionada si te ve esta noche ¡Eres mucho más guapa que ella!- le halagó, de nuevo, Ron.

Las palabras de su hermano habían calmado momentáneamente a Ginny, pero a los pocos segundos, después de ruborizarse por segunda vez, volvió a recordar que en pocos minutos tenía que dar un concierto y le entró de nuevo el ataque de pánico.

-¿Qué voy a hacer, Ron? ¡Me van a odiar! ¡Me van a echar a patadas del estadio!- comentó, desesperada.

-¿Y qué más da, Gin? Ni siquiera conoces a esa cantante y tú no eres una artista. Hazlo lo mejor que puedas, pero recuerda que no tienes nada que perder.

Ginny estaba muy sorprendida esa noche por los comentarios de su hermano. Generalmente Ron carecía de todo tipo de racionalidad y lógica, aunque en aquel momento se estaba mostrando mejor consejero, incluso, que la propia Hermione.

-¿Crees que estarán enfadados?- preguntó, de pronto, el muchacho.

-¿Quiénes? ¿Harry y Hermione?- dijo Ginny, dudando de a quién se refería. Al ver que asentía con la cabeza continuó hablando, -Bueno… no creo que les haga mucha gracia estar buscándonos y estoy segura de que lo están haciendo…

-No, no me refiero a eso…- dijo Ron, taciturno, bajando la cabeza y mirando sus propias manos.

-¿A qué, entonces?

-Pues… me pregunto si habrán visto… las fotos….- comentó Ron.

-¡Espero que sí! ¡Es la única manera de que se enteren que estamos aquí!- dijo Ginny, excitada por la idea de encontrar por fin a sus amigos. Pero, al reparar en la cara de su hermano, la pelirroja se dio cuenta de que él iba más allá y de que estaba intentando preguntar, a su manera, un tema que le inquietaba sobremanera. –Ah….. Te refieres a…. Tranquilo, Ron, podrás resolverlo con Hermione. Estará enfadada unos días, seguro, pero luego se le pasará al ver que vuelves a hacerle la vida imposible….

Ron, ahora un poco más animado, volvió a sonreír. Era la primera vez que hablaba con su hermana de ello. Y tampoco es que hubiera sido muy locuaz en esa ocasión, pero había momentos que con Ginny no eran necesarias las palabras para que ella entendiera lo que sentía: con una mirada bastaba.

-¿Y qué hay de ti y de Harry?- quiso saber, ahora, Ron.

-Oh… eso… eso está superado- mintió Ginny, tratando de convencerse a sí misma. –Además, tampoco creo que le haya importado demasiado verme con otro. Y ¡bueno! ¡Es que yo no he hecho nada! No como otros….

Mientras tanto, a los pies del escenario, Harry por fin había conseguido acercarse un poco más a Hermione después de paralizar disimuladamente con su varita a la enana que soportaba la pancarta. La cercanía hizo su voz mucho más audible y gracias a ello el muchacho pudo preguntarle a su amiga:

-¿Crees que se habrán besado?

-¿Quiénes?- dudó Hermione- ¿Ginny y el Troter ese?

Harry asintió tristemente con la cabeza, intentando no posar demasiado sus ojos en los de Hermione porque le daba vergüenza que ésta pudiera intuir lo que sentía.

-No creo, Harry. Conociendo a Ginny… no creo. Por mucho que ese Troter se parezca a ti, Ginny sabe que no eres tú y no es propio de ella conformarse con sustitutos- comentó Hermione, no sólo para animar a su amigo, sino también porque estaba segura de sus palabras. Harry, contento con esta respuesta, continuó mirando al escenario y decidió no seguir sacando el tema.

El estadio ya estaba repleto. Allí no cabía ni un alfiler y ya pasaban cinco minutos de la hora prevista para la entrada de Georgia en el escenario. En los camerinos, en esos momentos, todo bullía. Miles de técnicos corrían de un lado a otro, haciendo las últimas comprobaciones. Kathryn se dirigía, también a paso veloz, hacia el camerino de Georgia, donde habían estado encerrados durante las dos últimas horas, Ginny y Ron. La mujer, aún más nerviosa que la muchacha de Gryffindor, abrió la puerta del camerino y anunció que era la hora.

-¿Ya?- exclamó Ginny, asustada.

-Sí, ya, querida. Tu público te espera, ji ji ji- comentó Kathryn con un gran deje de emoción en su voz.

Ron se quedó mirando a su hermana con cara de resignación y se puso en pie para acompañar a ésta hasta las puertas del escenario.

-Vale, pero sólo saldré con una condición- dictaminó, sorpresivamente, Ginny.

Kathryn se asustó un poco al principio, pero luego fue toda oídos para escuchar lo que su querida artista tenía que decir.

-Saldré al escenario si Ron sale conmigo...

El varón de los hermanos Weasley se quedó de piedra al oír las palabras de la pelirroja. Sabía que tenía que apoyar a su hermana si querían salir de aquel embrollo, pero con toda sinceridad no tenía ninguna gana de salir al escenario para recibir miles de abucheos.

-No, no, no, ni hablar- se negó Ron.

-Roooon………- le imploró Ginny, perdiendo la paciencia y casi articulando su nombre con un tono imperativo. En sus ojos se podía ver una mezcla de miedo y amenaza, por lo que Ron se quedó callado, resignado a hacer lo que fuera y entonces Ginny dirigió su mirada hacia Kathryn para que ésta decidiera.

-Muy bien… supongo que siempre hay sitio para uno más en el coro….- concedió Kathryn. –¡Diré que pongan otro micro! Y encenderé una vela para que el Señor se apiade de nosotros….

Mientras tanto, lejos del estadio de los Yankees, en la otra punta de la ciudad de Nueva York, una chica pelirroja, enfundada en un chándal, estaba a punto de encender la televisión. Junto a ella había un chico de color que apestaba bastante a alcohol. La chica llevaba un bol de palomitas en la mano y tenía pinta de acabar de despertarse después de pasar muchas horas en la cama. El chico se había quedado dormido en el sofá con la boca abierta.

-Despierta, que va a empezar la función- dijo la chica, pegando un codazo al hombre dormido a su lado y alcanzando el mando a distancia. – No me perdería hoy las noticias por nada. Ji ji ji- se rió.

-¿Qué pasa hoy en las noticias?- preguntó el chico, agarrando a la chica por la cintura y cometiendo el error de abrir la boca, al permitir que por ella se escapara su mal aliento.

-¡Quita de ahí! ¡Apestas a alcohol!- le apartó, con muy mal humor, la pelirroja.

-¿Y tú qué crees? ¿Qué hueles a rosas?- se quejó el chico, todavía atrapando a la mujer por la cintura. –Bueno… dime… ¿qué es eso tan importante que sale en la televisión?- insistió.

-¡La cancelación de mi concierto, mendrugo! No puedo esperar para saber qué cara se le habrá puesto a la zorra de Charline cuando haya tenido que decir a la prensa que no hay concierto ¡Jaja! ¡Esto no me lo pierdo!

Georgia Weasel, sentada en aquel sillón de un apartamento de Nueva York, había encendido la televisión y estaba buscando el canal de las noticias para recrearse en la jugarreta que le había gastado a su manager. Georgia, que había estado dos días consecutivos de fiesta nocturna por la ciudad, había acabado durmiendo en el piso de un amigo con derecho a roce y había decido no asistir durante unos días a los eventos a los que tenía que acudir. Era su manera de hacerle la vida imposible a su manager, Charline, con quien nunca se había llevado especialmente bien.

Cuando por fin localizó un canal de noticias, Georgia se quedó mirando, expectante, la televisión, mientras su amante seguía acariciándole sin hacer mucho caso a lo que estaban diciendo en la pantalla.

Una mujer de pelo castaño estaba radiando las noticias, aunque en ese momento todavía estaba explicando las catástrofes mundiales:

………………..y nadie sabe a qué es debido el fenómeno paranormal que ha levantado los miedos londinenses. Lo único que ha podido explicar la policía ha sido que los vecinos vieron una luz verde muy brillante y cómo una persona escapaba de la casa. Sin embargo, los cuerpos de los fallecidos no muestran marcas de ningún tipo de agresión. El estudio forense tampoco ha dejado nada en claro, puesto que no hay indicios de una muerte por envenenamiento, electrocución o fallo de algún órgano vital. Muchas personas del vecindario han empezado a atribuir los acontecimientos a la magia negra, aunque por supuesto la Policía está intentando sacar conclusiones más plausibles, con la ayuda de médicos de todo el mundo. Las investigaciones demuestran que sólo existe un antecedente parecido a las catástrofes que se están sucediendo en Londres. Pero éste sucedió hace muchos años, en un pequeño pueblo inglés. En aquella ocasión fue asaltada la casa de los adinerados Riddle y nadie pudo explicar lo que…………………………………..

-Otra de esas muertes extrañas- comentó Georgia Weasel al muchacho que tenía a su lado. -¿Te has dado cuenta de que sólo ocurren en Inglaterra? Todo el mundo dice que es cosa de magia…. ¡Mira que son extraños los ingleses!- afirmó la americana, sin obtener respuesta del chico que estaba a su lado. La presentadora de las noticias, mientras tanto, ya había acabado de explicar aquella noticia tan extraña y en ese momento pasaba a otro tema de candente actualidad:

………………………Y ahora pasemos al apartado de espectáculos…………………….

-¡Ahí está! Ya verás que divertido….- se emocionó Georgia, agarrando un puñado de palomitas y tragándolo de un bocado.

La chica del Telediario continuó hablando:

…………………………….Georgia Weasel inaugura hoy su gira para el deleite de todos sus fans. Tras rumores que apuntaban a su desaparición, la cantante estuvo presente en el programa de la MTV de ayer y también se la ha visto muy bien acompañada últimamente. Su hermano, presente en la ciudad, estará con ella hoy en el concierto. Concierto del cual les mostraremos unas escenas a continuación…………….

-¿QUÉ?- La verdadera Georgia Weasel se desprendió del pulpo que tenía a su lado, se puso en pie, dejando caer al suelo todo el bol de palomitas que había preparado, y se acercó a la pantalla. En ella estaban retransmitiendo las imágenes preliminares de SU concierto, donde miles de fans esperaban ansiosos la entrada triunfal de su ídolo. Georgia, pensando que todavía estaba sufriendo alucinaciones por todas las drogas que había consumido las noches anteriores, se frotó los ojos para comprobar que era real lo que estaba viendo. Al ver que la escena no cambiaba, se quedó con la boca abierta, justo enfrente de la pantalla, tan cerca que estaba a punto de comérsela, y en ese momento vio cómo una chica pelirroja, mucho más atractiva que ella, salía al escenario y se quedaba plantaba frente al público, para el deleite de éste.

La cadena de televisión dejó de retransmitir imágenes en ese preciso segundo en el que Ginny se había lanzado al escenario. Las cámaras habían vuelto a enfocar a la presentadora, quien ahora estaba despidiendo el programa:

…………..Y eso ha sido todo por hoy. Esperamos que nuestra estrella internacional del Pop, Georgia Weasel, tenga mucho éxito con su gira. Nosotros nos despedimos hasta mañana. A la misma hora, todo noticias…….

Georgia, todavía presa del shock, logró incorporarse malamente, aunque pasado un minuto reaccionó, se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo y empezó a gritar:

-Me han sustituido. ME HAN REEMPLAZADO ¿PERO QUIÉN COÑO ES ESA TIA? ¡TENGO UN CLON!- sus malos modales y su mal humor hicieron que su amante, que todavía reposaba en el sillón, pegara un bote, sin saber muy bien lo que estaba ocurriendo, pero ligeramente asustado. -¡Ponte los pantalones! ¡Nos vamos al estadio!- le ordenó.