Capitulo 2: Destreza

Daisuke llegó agitado hasta la casa su amada, nunca creyó que aquel sentimiento de protección galopara en su pecho. Usualmente hubiese tomado divertida la idea de su amigo, pero no. Ella iba a ser su esposa y no iba permitir que la deshonrará. Miró hacía arriba y notó como aun estaban encendidas las velas de su alcoba. Con gran agilidad alcanzó su balcón y entró sin dificultad.

Allí estaba tumbada leyendo una pequeña novela, de las cuales sólo los nobles tenían acceso , pero ella pertenecía a ese rango. Elevó su mirada hasta aquel hombre de camisa blanca, pantalones de montar, botas y capa, cuya espada digna de su cargo de espadachín colgaba de su cintura. Se sintió abrumada de tener a un hombre en su alcoba, no era digno de una mujer de sociedad estar con un hombre allí con el que no estaba casada aun.

-Daisuke, qué se supone que haces aquí? Mi padre pedirá tu cabeza si te ve

-Vengo a advertirte

-De qué?- preguntó ella saliendo de su cama con su camisón de dormir.

-De los planes de Dark, viene a cortejarte

- El joven Mousy?- volvió a preguntar nuevamente, pero casi no prestaba atención a sus palabras, estaba muy ocupada en admirar sus rasgos.

-Aja

-No debes preocuparte, lo alejaré como si fuera un perro con peste

-Segura?- desconfiaba de que una mujer pudiera rechazar los encantos de su amigo.

-Si- sintió la mano cálida de su prometido en su rostro y luego sus labios sobre los de ella. No era común que la besará, pero desde mañana lo vería en su lecho todas las mañanas hasta el fin de sus días. Se separaron con lentitud y antes que pudiera despedirse el desapareció por el balcón.

Miyuki se paró allí para esperar a Dark, pero antes había tomado precauciones y Daisuke esperaba entre las sombras de la casa. El joven Mousy salió raudo de su casa, sería una noche larga para él. Como era su costumbre, iba acompañado de su mensajero y dos amigos más, el capitán Keiji y su delegado Funabashi. Al arribar en la casa de la joven se llevó la sorpresa de que ella estuviera allí. Trepó con la agilidad de un gato de montaña, y se paró en frente de ella.

-Buenas noches, moza- le sonri

-Buenas noches, Mousy... es qué tu no estabas en la cárcel?

-Pues si tu amante no lo está, no veo porque yo debería- respondió con aire ofendido.

-Ha venido a esta noche- replicó ella coqueta

-Así ?- se acercó más y le retiró unos mechones de la cara para ponerlos detrás de sus orejas- y qué ha dicho?

-Que cierto moreno me venia a conquistar

Se acercó más a la dama que tenía enfrente, hasta que sus caras estuvieran al borde del roce. Cada uno sentía la respiración tranquila quemándoles la piel. Pero la mujer supo controlar las tentaciones y dio un paso hacia atrás, temerosa. Los ojos de le brillaron con malicia, olía el miedo.

Una ráfaga de viento sopló antes de que ellos volvieran a emitir sonido.

-No puedo realizar nada ante una mujer advertida, sin embargo...- colocó una mano en la mejilla de ella, sonrosada, y acercó sus labios, pero antes del roce escuchó un grito que lo hizo sobresaltar:

-Dark!!! Baja y pelea!! No voy a permitir que la toques- era su amigo, quien tenía empuñada su espada entre los roseadles. El moreno bajó, aunque muy molesto. Realizó un movimiento por encima del hombro y aparecieron sus compañeros. Daisuke estaba asustado, no podría pelear contra los cuatro.

-Cobarde- murmur

-Sabes, no tengo tiempo de ponerme a pelear...Keiji te encargas?

-S

Asintió con la cabeza a sus amigos y se echó a correr por los jardines hasta superar la valla. Montó el caballo que con anterioridad había dejado preparado. Su nueva parada sería el monasterio.

No tenía sueño aún, esa carta se lo había robado. Se sacó la cofia y se sentó delante del espejo, para cepillar. Lo llevaba corto, hasta la base del cuello. No eran las costumbres de la época, pero cuando el monseñor había descubierto que llevaba el cabello casi por la cintura la obligó a cortárselo. Sabía que algún día podría salir de allí y tener el cabello más largo y hermoso del pueblo. Ambición. No estaba bien que pensará en ello, pero parecía que aquella carta la hubiese corrompido.

Se levantó y fue hasta la ventana para ver la luna llena con las estrellas bailándole alrededor. Suspiró. Era una noche perfecta para el romance y ella estaba encerrada. Le dio un golpe con furia al vidrio.

Pasos en su corredor. Dio un brinco y se metió en su cama. Si la pescaban despierta la obligarían a arrodillarse en maíz para reflexionar. Cerró los ojos con fuerza y sintió como la puerta de su cuarto se abría lentamente.

-Riku, Riku... despierta- era la voz de la superiora

La chica fingió despertar y abrió lentamente los ojos.

-Qué sucede, superiora Emiko?

-Tengo noticias de tu padre, ha decidido que te quedarás de por vida aquí. Ha disuelto tu compromiso. Siento envidia de ti, no has conocido las tentaciones del exterior, no sufrirás con esta decisión.

-Oh...- respondió dolida, nunca saldría de allí. Esa boca fue su ejemplo de sabiduría por mucho tiempo, pero hoy le parecía vacía. No habría prados de hierba para ella.

-Que pases buena noche y no olvides tus oraciones- le sonrió la mujer desde la puerta. Tras ella apareció su amiga Risa.- Debes dejar dormir a la novicia

-Tengo noticias para ella- respondió de manera cortes pero con un dejo de molestia

-Las de su padre?- la miró con desconfianza

-No, de otra índole

-Pueden esperar?

-No

La madre superiora se fue y Risa entró al recinto exaltada, llevaba un bulto consigo. Cerró la puerta y luego desplegó un vestido blanco sobre la cama de la chica.

-Póntelo, la noche te espera- respondió con ojos brillantes

-Pero, Risa, no debo.. qué piensas hacer?

La mujer no le respondió y la ayudó a sacarse el camisón. Se colocó su nuevo vestido, el cual le ceñía el busto con un lazo de seda y poseía un gran escote. Se sentía hermosa mientras daba vueltas frente el espejo. De pronto un ruido en la ventana. Un hombre estaba en su balcón. Risa corrió a abrir el vidrio para que no hiciera más ruido y él entró. Riku sentí que el aire no le alcanzaba.

Él se inclinó y le besó la mano.

-Dark Mousy- se presentó mientras elevaba su mirada hasta el rostro de la joven.

Ella simplemente se desmayó y cayó en los brazos de su amado.