Capitulo 8: La mañana de una boda...
Riku entró velozmente a su habitación seguida por Hiwatari, que se veía muy enfadado. Ella se detuvo en el medio de su cuarto y lo miró con temor. La cara del chico se torno algo macabra.
-Sólo mírate- señaló, empujándola hasta que se viera delante del espejo- estás mojada, a medio vestir y desalineada...pareces una mujerzuela- agregó con asco.
-Calla y no me juzgues- ordenó ella, girando para verlo
-Eres una deshonra para esta familia- sentenció caminando hasta casi acorralarla contra una pared.
-Cállate
-Vendrá ahora un doctor para revisar que aún seas virgen
-Aun lo soy
-Eso espero...sino será una terrible vergüenza para mi tener de prometida a una ramera.
La chica alzó la mano para darle un bofetón, pero él ágilmente se la agarró.
-No te atrevas, mujer- la empujó lo suficiente para que se de un tumbo contra la pared- ...ramera...- giró sobre sus talones y salió de allí.
Riku se deslizó hasta el suelo y comenzó a llorar. Más tarde entró un amable doctor que la revisó y confirmó lo que ella decía.
Aquellos seis meses pasaron lentamente. Las hojas de los árboles cayeron lentamente, las flores se desvanecieron de los prados verdes y la lluvia invadió el pueblo. Al poco tiempo empezó el invierno y con él la nieve.
La chica aun tenía con ella la camisa blanca y el vestido azul, que los mantenía intactos en una baulera de su cuarto.
Incentivada por el ejemplo de Riku, Risa dejó los hábitos al poco tiempo que comenzó la primera garúa y luego se casó con Keiji en un hermosa ceremonia. El señor Harada coronó la situación bajo el nombre de 'enfermedad de Mousy', por todas las mujeres caían en la redes de él y sus amigos.
Una fría mañana, la nana despertó a la jovencita, que aun dormía.
-Riku, despierta... no querrás llegar tarde el día de tu boda.
-Qué?- gritó ella despertando de golpe sintiendo el sudor frío correr por su cuerpo, rodó la mirada por todo el lugar, primero la cara de espanto de su nana ante su grito y más lejos un gran vestido blanco.
-Vamos, debes tomar un baño
-No, nana, diles que estoy enferma...no puedo casarme, no puedo
-Señorita Riku, es por el joven Mousy, no?
-Sí
-Pero la guerra se ha prolongado mucho...
-Él está vivo, lo sé...
Eriol entró en el cuarto donde estaba su hija y su nana. Las miró con tranquilidad y avanzó hasta ellas. Riku suspiró, sabía que le pediría que saliera de su lecho y se preparará. El hombre le hizo una seña a la mujer y luego se sentó en la cama. La nana salió de allí en dirección al baño, para prepararlo.
-Riku, hija mía, hoy es un día muy importante para todos, en especial para mí que tengo que entregar a mi pequeña.
-Padre...tu sabes que yo...
-Lo sé, aún esperas a Dark... pero me da ira saber que desperdicias tu juventud en él
-Es que lo quiero tanto...- suspiró
-Hija, creo que es momento de que lo sepas, antes que el secreto me carcoma.
-Qué sucede? Me dan temor tus palabras- subió las cobijas con miedo.
-La noche de carnaval, Yuji Mousy y yo fuimos hasta un bar porque sabíamos que Dark y Daisuke se reunirían allí... ellos dos habían estado un año fuera sin razón alguna, pero luego descubrimos el porque.... una apuesta...los dos habían estado un año matando, conquistando y amarrocando dinero.
-Oh, Dios mío...no es verdad... si los dos son tan gentiles
-Pero no finaliza allí, luego saldar la deuda, comenzaron otra apuesta: 'conquistar una mujer comprometida y a una novicia antes de la boda del joven Niwa' Dark perdió y tuvo que pagarle a Daisuke
-Es decir que yo... era parte de una apuesta- comenzó a llorar
-No llores, Riku, no lo merece... por eso siempre me opuse, pero estabas tan enamorada...eres tan joven- extendió la mano y con el dorso de la misma le limpió las lagrimas.
Con decisión salió de la cama y se encaminó hacía la puerta, luego de ponerse la bata. Giró en sus talones, para ver nuevamente a su padre.
-Entonces haré lo me corresponde...- abrió la puerta y se marchó hacía el baño.
La gran tina de loza rebosaba de agua, donde flotaban pétalos de rosas. Se sacó las ropas con ayuda de una sirvienta, a la cual luego le indicó que se fuera. Se introdujo con lentitud en el agua caliente y, una vez dentro, comenzó a llorar nuevamente. Todo le recordaba a él, los pétalos que la rodeaban y se le pegaban en el cuerpo, el recuerdo de sus ojos, su sonrisa. Con furia se sacó las lagrimas y comenzó a enjabonarse. Una vez lista, salió de allí y se dirigió nuevamente a sus aposentos.
-La guerra, 2 días antes-
-Daisuke- gritó un hombre uniformado que luchaba contra otro- tengo que volver- le dio un último espadazo y lo mató- al pueblo, en dos días se casa Riku y debo evitarlo- siguió, venciendo a otro.
-Lo sé- respondió el pelirrojo, aplicándole unos golpes a su oponente.
Esa misma noche, envueltos en mantas oscuras, los dos mejores amigos escaparon de allí. Cabalgaron muchas millas, durmiendo en pequeños tramos, luchando con bandidos.
-Amigo mío, estoy echo un desastre- comentó el moreno, admirándose en un pequeño lago, donde paraban momentáneamente- sólo mírame- señaló, sus vestimentas sucias, su brazo y pecho tenían dos vendajes ya manchados de sangre, su pelo que alguna vez fue negro brillante, estaba opaco
-Realmente no estamos para presentarnos en una boda- respondió el pelirrojo, que estaba semicubierto de barro y herido en una pierna- pero debemos seguir, es probable que lleguemos en la mitad de la ceremonia.
Nuevamente montaron sus caballos, Wiz y Yuki, para poder seguir.
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Nana entremezcló perlas en el cabello de Riku, que ya había alcanzado sus hombros. Para finalizar le colocó un largo velo de seda. La chica miró sin interés el ramo de margaritas y supuso que estaría gran parte de la ceremonia estornudando. Se levantó del taburete y la nana salió de allí para ir anunciar que ya estaba lista. Riku se miró en el espejo, estaba triste. Hizo su mejor esfuerzo por embozar una sonrisa, pero no pudo. Ya habían pasado 6 meses y él no estaba allí, se suscitaban dos posibilidades: o murió en batalla o no recordaba que debía volver.
El padre nuevamente entró en cuarto para comunicarle que el carro estaba listo. Suspiró y con lentitud salió de allí.
