CAPITULO 11

REVELACIÓN

Mientras el bosque aún nos indicaba que faltaba algo de tiempo antes de llegar al pueblo, seguimos escuchando la historia del general con gran interés. Sobre todo mi padre parecía mostrar un gran interés en conocer el desenlace.

"Nada mas llegamos a casa, empecé a pensar que había cometido un grave error al aceptar a esa criatura a mi cargo. Para empezar, no era una chica muy saludable, y siempre mostraba una excesiva languidez. Le gustaba tener su habitación cerrada con llave durante las noches, y nunca bajaba de ella en las mañanas. Además, un día descubrimos por casualidad que en muchas de esas mañanas ella no estaba en su habitación, aunque lo raro de esto era que la puerta de su habitación seguía cerrada. Digo que no estaba porque en esas ocasiones se le vio caminando fuera del castillo; caminando como si fuera en trance. Lo único que concluí en ese momento es que era sonámbula. Que idiota fui."

"Pero esa preocupación pronto se desvaneció al aparecer una mucho mas grave: Mi pequeña Chiharu comenzó a verse bastante mal. Ella me contaba de aterradores sueños en los que veía cosas que le horrorizaban. Otras veces veía como si una especie de fiera rondara al pie de su cama y que esta le atacaba; incluso me dijo que algunas veces veía una silueta muy similar a la de Kotono. Después vinieron una serie de sensaciones, una era hasta cierto punto, placentera pues le recordaba la sensación de estar contra la corriente de un riachuelo. Después vino una que describía como si dos agujas al rojo se enterraran en su pecho muy profundamente. Por último se le presentó una sensación como si estuviera siendo estrangulada, y finalmente… mi pequeña… mi angelito… se quedó inconsciente."

Yo escuchaba cada frase del general con mucho interés, pero también con mucho miedo, puesto que lo que yo escuchaba eran mis propios síntomas. Me aterrorizaba saber que también podría morir como lo hizo mademoiselle Chiharu. ¡Pero me sorprendí aún mas al escuchar que los hábitos de esa chica eran exactamente los mismos de Tomoyo!

Al fin llegamos a las ruinas del pueblo. Era un lugar que en ese momento lucía triste, e incluso aterrador. El solo pensar que antes ese había sido un poblado bello y prospero, gobernado por la ilustre familia Daidouji me resultaba difícil de creer. El miedo me inundaba por completo mientras bajaba de la carroza. Todos guardábamos un silencio que a mi se me hacía sepulcral. Después de una pequeña caminata, estábamos dentro de las ruinas del castillo Daidouji.

-Y esto fue en otro tiempo, la opulenta residencia de la familia Daidouji.- dijo al cabo de un rato el general. -Fue una mala familia cuyos anales se escribieron con sangre. Es horrible que aún sigan atormentando a la raza humana desde lo más profundo de sus tumbas. Vengan. La capilla de los Daidouji se encuentra un poco mas abajo.- y el general señaló una edificación completamente gris.

Mientras bajábamos, se escuchaba el sonido de un leñador haciendo su trabajo, y el general pensó que no sería mala idea preguntarle si conocía donde estaba la tumba de la condesa Motoko.

-Tenemos un retrato de la condesa en casa, general. Supongo que le gustaría verlo.- dijo mi padre. -Le agradezco la oferta, mi buen amigo, pero no hace falta, ya que creo haber visto ya a la modelo, y eso es precisamente lo que vengo a confirmar a este pueblo olvidado de Dios.-

-¿Pero como?- dijo mi padre completamente sorprendido por ese comentario. -¡Si la condesa esta muerta desde hace mas de un siglo!-

-No tan muerta como creemos, según he oído.-

-Confieso, general, que usted me ha desconcertado por completo.-

-Por ahora solo me queda un consuelo, mi amigo. Un solo interés: Cobrar la venganza que el cielo reclama mientras aun exista una mano mortal para hacerlo.-

-¿Pero en que consiste esa dichosa venganza?- preguntó mi padre.

-¡En decapitar al monstruo!- respondió el general de forma furiosa, mientras hacía el ademán de sujetar un hacha, para luego dejarla caer.

-¿Cortarle la cabeza?-

-Así es. Así se le dará muerte a esa aberración del infierno.-

Mientras el general hablaba, nos adentramos en el interior de las ruinas de la capilla de los Daidouji. Me sentía incomoda al pensar que los miembros de esa familia se encontraban sepultados en ese sitio.

-Sabe, creo que es justo que nos detengamos aquí para que su hija descanse de esta caminata. Además, así podré terminar de narrar mi historia.-

Y nos detuvimos en el mismo centro de la capilla. Yo me senté en el tronco cortado de un árbol, y mientras, llegó con nosotros uno de nuestros empleados a quien le pedimos que fuera por el leñador.

Al preguntarle al leñador si conocía sobre ese lugar, nos respondió que quien mejor nos podría responder eso era un viejo guardabosques, al que con gusto traería ante nuestra presencia. Cuando el general le preguntó el porque de que el pueblo hubiera quedado en ruinas, nos respondió lo siguiente:

-Fue perturbado por los que vuelven, señor. Varios fueron acosados hasta sus tumbas, identificados por los procedimientos habituales y exterminados del modo usual: por decapitación, por la estaca o por el fuego, pero no antes de que hubieran matado a muchos. Pero aun así el pueblo no quedo liberado, hasta que llegó un noble moravo. El, siendo tan hábil en esos asuntos como muchos de sus compatriotas, planeó una forma de destruir a la bestia. Se apostó en la torre de la capilla para esperar a que el vampiro saliera de su tumba. Una vez que lo vio salir, bajó a robarse el sudario del monstruo. Cuando este regresó y vio que no estaba su sudario, se puso furioso, y fue cuando vio al moravo, que lo retó a subir a la torre por su prenda. El vampiro subió velozmente a la torre, y justo cuando había llegado hasta lo alto, el moravo dio un rápido golpe con su espada, decapitando de una vez al monstruo. En cuanto amaneció, entrego el cuerpo a las autoridades, las cuales sin dilación lo empalaron y quemaron hasta reducirlo a cenizas. Obtuvo el permiso del jefe de la familia Daidouji para trasladar los restos de Motoko a otro sitio, pero con el paso del tiempo su ubicación se perdió y ningún ser entre los vivos sabe donde esta.-

Como se hacía tarde rápidamente, mandamos al leñador a que fuera a buscar ese viejo guardabosques que nos había mencionado, y mientras regresaba, terminamos de escuchar la historia del general.

"Como la salud de mi niña empeoraba y los esfuerzos de nuestro médico en nada ayudaban a su mejoría, mandé llamar a otro médico a que diera su opinión. Mientras ambos estuvieron en el cuarto de mi Chiharu, se oía como discutían vehementemente, y ellos salieron de esa habitación lanzándose recriminaciones.

-Caballero.- me dijo mi primer médico. -Mi colega parece sugerir que lo que usted necesita no es un doctor, sino un exorcista. Ja. Ja. Ja.-

-Disculpe.- dijo el otro médico. -Ya expondré mi punto de vista en otra ocasión, pero antes de irme debo sugerirle algo, general.- y dicho esto se sentó en una esquina y se quedó aparentemente pensando en alguna solución."

"Como ninguno de esos médicos me trajo alguna luz a mi problema, decidí salir a caminar para despejar mi mente y tratar de pensar yo mismo alguna solución. Como a los quince minutos, el médico que había mandado llamar me alcanzó y se veía muy apremiado. Me dijo que ninguna enfermedad natural y que los síntomas indicaban que la muerte ya estaba cercana. Cuando le pregunté que clase de mal era, me respondió que dejaba todo al respecto apuntado en una nota que me entregó, no sin antes decirme que no la leyera sino en presencia de un sacerdote, pues de otra forma quizás no le haría ningún caso. Antes de irse me dio la dirección de un hombre que tenía un conocimiento mucho mas amplio del tema, y me sugirió que lo contactara lo antes posible."

"En cuanto se marchó, abrí el sobre donde se encontraba esa nota, y a pesar de lo que me dijo la leí en ese instante. Tal vez en otras circunstancias eso me habría divertido bastante, y es que el doctor aseguraba que mi Chiharu era atacada por un vampiro. Según el, los pinchazos que mi ángel describía eran causados por aquellas dos piezas dentales tan características de los vampiros, y la mancha que se veía cerca de su garganta era el lugar donde el vampiro la había mordido. Siendo honesto, todo eso me pareció una tontería y un desvarío de parte de ese médico, pero estaba tan desesperado que no dudé en seguir las indicaciones que estaban escritas en la nota."

"Esa noche me aposté en la antecámara de la habitación de Chiharu armado con una espada y la puerta entreabierta, a la espera de lo que pudiera suceder. Cerca de la una, vi un gran objeto negro que rápidamente se colocó sobre ella y comenzó a hincharse a gran velocidad. Sin esperar mas entré y esa cosa se deslizó al suelo con rapidez, y al seguirla con la vista, me encontré frente a Kotono que tenía una expresión feroz de alerta. Me lancé a golpearla pero ella lo esquivó moviéndose hacia la puerta mas rápido de lo que toma parpadear. Corrí a donde estaba esa bestia y sin cerrar los ojos, lancé un nuevo golpe, solo para ver que mi espada se rompía al chocar contra el muro, pues ella había desaparecido. Después de eso movilicé a todo el castillo para buscar a Kotono donde estuviera. Forzamos la puerta de su habitación, pero ella no estaba ahí. Antes de que amaneciera, mi dulce y tierna Chiharu, la mas hermosa de todas las flores, había muerto."

Después de contar esa parte el semblante del general reflejaba todo el dolor y el sufrimiento que traer eso de vuelta a su mente le provocaba. Nadie dijo una sola palabra. Mi padre salió un momento hacía una capilla lateral, mientras la señorita Mizuki permanecía a mi lado y yo seguí sentada. Tal vez ambas hubiéramos querido conversar un poco sobre lo que acabábamos de escuchar, pero no se necesitaba ser un genio para saber que eso sería de muy mal gusto. El general suspiraba con profunda tristeza, y la verdad es que esa historia me dejo bastante alterada al pensar que yo podría terminar igual. Me reconfortó mucho escuchar la voz de Tomoyo que decía que al fin había llegado y que anunciaba que pronto estaría con nosotros. Como dos minutos después, vi la frágil y sutil figura de Tomoyo entrar a las ruinas de la capilla a través de un arco decorado con unas grotescas gárgolas, pero eso no me importó al ver a mi adorada amiga llegar por fin a mi lado.

Estaba a punto de levantarme para saludarla, cuando el general lanzó un tremendo grito y, tomando el hacha que el leñador había dejado en el suelo, se lanzó hacia Tomoyo con obvios deseos de matarla. El ver esa escena me horrorizó por completo. Pensé que el general había enloquecido y que los recuerdos le hicieron confundir a mi amiga querida con el monstruo que mató a mademoiselle Chiharu. Por un momento imaginé a Tomoyo siendo despedazada por el general, cortándola con esa hacha.

Intenté gritarle a Tomoyo que escapara, pero esa intención se desvaneció ante lo que vi: el rostro de Tomoyo había cambiado por completo. Se veía terrible y grotesco, y siseaba mientras retrocedía algunos pasos.- ¡Muere, maldita!- gritó el general cuando trató de golpearla con el hacha, pero ella lo esquivó con mucha facilidad y le sujetó el brazo con su delicada muñeca. El luchaba con todas sus fuerzas, pero le resultaba imposible liberarse de esa mano que le aprisionaba. Fue la mano del general la que se abrió dejando caer el hacha, y antes de que esta tocara el suelo, Tomoyo había desaparecido.

Después de ver eso me quedé inmovilizada de terror. Estaba completamente confundida y asustada. Lo primero que hice al poder moverme fue tratar de llamar a Tomoyo, le gritaba con todas mis fuerzas para que me escuchara. -¿Se hacía llamar Tomoyo?- preguntó aun agitado el general. Solo le respondí con un movimiento de cabeza. -Si. Esa es Kotono. La misma persona que hace mucho tiempo solía llamarse Motoko, condesa de Daidouji. Váyase de aquí, señorita. Váyase de este suelo maldito lo mas aprisa que pueda. Vaya a donde el sacerdote y no salga de ahí hasta que regresemos. ¡Por favor huya y no regrese! ¡Quiera Dios que jamás vuelva a verla!-

Continuara…

Ya imagino lo que están pensando: ¿Cómo es posible que lo deje justo en lo más emocionante? Digamos que esto es lo justo. Digo, ya estamos a un solo capítulo de terminar con esta historia, y ahora que ya se han resuelto casi todas las dudas que había (Bueno, ni tan dudas.) no es tan malo dejar algunas mas para después como ¿Qué pasó con Tomoyo? ¿Dónde se encuentra su tumba? ¿Qué es lo que le espera tanto a ella como a Sakura? Esas y otras cosas las sabrán la próxima semana. Ahora respondamos sus reviews:

Celina Sosa: Como habrás visto, la historia del general tenía todo en común con la de Sakura. Hasta a la protagonista. Ahora solo prepárate para el final.

Lyz: Imagino que tus suposiciones eran correctas. Ya solo queda prepararse para lo que pasará al final de todo este lió. Espero que te esté yendo bien en tus exámenes y que logres aprobarlos sin mucha dificultad.

JKatty: Siempre me gusta dar ánimos, sobre todo si se trata de chicas tan lindas y hermosas como estoy seguro que eres tú. Espero que tengas mucha suerte en tu trabajo y debo decirte que tengo ya curiosidad de leer esa historia de "Ojos de fuego", sobre todo si es de Stephen King. Te daré un tip: si nunca has leído "El resplandor", no lo hagas, al menos, no hasta que hallas visto la película. Actúa Jack Nicholson en el papel principal y dirige Stanley Kubrick. Te la recomiendo ampliamente. También es de Stephen King así que se que la disfrutaras. Si no la puedes ver, entonces busca el libro. Igual y te encantará. Sobre los Final Fantasy, te recomiendo la historia del VI, que aquí conocimos como el III. Es la mejor de todas. También te agradezco por el review que mandaste al one-shoot que escribí sobre Tomoyo. Dios, Como quiero a esa chica. Me dio mucho gusto que te haya gustado. Solo me resta desearte suerte y que espero que hallas disfrutado este capítulo.

ultimate spider: Supongo que este capítulo te gusto bastante, y se que el final no te decepcionara. Nos veremos entonces.

Aneth: Ahora viste como terminó la historia del general. De hecho, viste como casi termina ya la historia. De la madre, o según yo "supuesta madre" me imagino que solo es una especie de sirviente que hace muy bien su papel, y digo imagino, por que el maestro Le Fanu nunca aclaró esa situación. Te quise dar mi dirección en Hotmail para que pudieras agregarme, pero hasta el último recordé que los signos ya no se pueden leer aquí, así que paraevitar mas líos lo haréyo mismo. Gracias por desearme suerte en los exámenes, que aún me faltan dos, o uno si exento una de mis materias, pero la verdad no creo hacerlo. Te deseo buena suerte en los tuyos, y de antemano, mi más sentido pésame por que tengas que esperar tanto antes de ser libre. Te veo luego.

Pues estos son todos por ahora. Espero verlos para disfrutar todos juntos del final de esta historia. Espero que mientras ese momento llega disfruten mucho de sus vidas. Hasta pronto.