Capítulo 8.
Al día siguiente, en el hospital, Lily no podía concentrarse; su pensamiento se desviaba cada vez hacia el estadio principal, en donde jugaban en esos momentos las selecciones de Japón y Uruguay. Misaki, al notarla tan distraída, quiso saber la causa de su preocupación.
Lily, ¿qué te ocurre? ¿Pasa algo?.- le preguntó.
Eh... no, Misaki, gracias, solo estoy un poquitín cansada, ayer tuve un día agitado.- respondió la muchacha.
Supe que saliste con Wakabayashi a hacer algunas compras, ¿es cierto?
Sí, así fue, fue idea de Rika, ya que ella no podía acompañarme (¿cómo rayos se enteró Misaki tan pronto?), y pues como es una chica muy sobreprotectora no quiso que fuese yo sola.
Sí, lo sé, se preocupa demasiado.- dijo Misaki, riéndose.- Veo además que compraste un lindo ángel de cristal.- continuó, señalando el dije que ella traía.
¡Ah! Sí, pero no, o sea, este ángel fue un regalo de Wakabayashi.- respondió ella, sonrojándose a todo lo que daba.
¡Vaya! Es la primera vez que me entero que el reservado Genzo Wakabayashi le hace un regalo a alguien.
Ella no respondió y le dio la espalda, fingiendo que ordenaba unos papeles. ¿Por qué el solo escuchar el nombre de Wakabayashi la ponía tan nerviosa?
Sabes.- continuó Misaki.- me gustaría ser yo tu guía algún día. Tú sabes, salir a pasear por la ciudad.
Para Lily esto fue el acabóse, estaba segura que toda sus sangre se le había ido a la cara al oír ese ofrecimiento.
¿En... en serio? Bue... bueno, sería muy agradable Misaki.- respondió ella, dándole la espalda todavía.
Claro, cuando me recupere, y antes de que te marches, te pediré que salgas conmigo y espero que me digas que sí.
Afortunadamente el Dr. Shibazaki entró en esos momentos y ocupó toda la atención de Misaki, de manera que Lily no se vio obligada a responder.
Como ambos jóvenes pasaban todo el día en la clínica, almorzaban juntos para hacerse compañía en el restaurante ubicado en la acera de enfrente. Mientras esperaban sus alimentos, Misaki aprovechó para acercarse aun más a la joven (de manera sentimental, ¿eh?).
No sabes cuánto me alegra que estés conmigo en estos momentos, sería muy difícil para mí si estuviese solo.- comentó él.
Me da mucho gusto poder ayudarte, aunque solo sea con mi apoyo moral.- respondió ella.
Eso es más que suficiente.- él sonrió.- Por cierto, ¿te molestaría si te llamo Lily-chan? Porque te considero una gran amiga aunque lleve poco tiempo de conocerte.
¡Sería maravilloso que lo hicieras, Misaki! Te agradezco toda la confianza que me tienes.- respondió ella, muy emocionada.- ¿Y yo podría llamarte Taro? Bueno, si lo deseas...
¡Claro! ¿Por qué no?
Lily sabía que algo no andaba bien; o sea, Taro le agradaba muchísimo y sí, también le gustaba y era obvio que ella le gustaba a él, pero no podía dejar de sentir lo que sentía por Genzo y no sería correcto pensar que al lado de Misaki iba a olvidar a Wakabayashi. Sin embargo, ¿quién aseguraba que eso era cierto? Tal vez ella y Misaki estaban destinados a llevar una hermosa relación. Como sea, no lo sabría si no lo intentaba, pero de algo sí estaba segura: en cuanto sintiera que las cosas con Misaki no funcionarían, ella daría marcha atrás para no lastimarlo.
Esa tarde, cuando Wakabayashi llegó a la clínica, supo que las cosas habían cambiado entre Misaki y Lily, no solo por el tono cariñoso con el que se hablaban, sino también por la forma en cómo Misaki la miraba a ella, ya no había titubeo sino una confianza plena. Genzo no pudo evitarlo, sabía que lo que estaba sintiendo eran celos, y cada vez le era más difícil negar lo que ya era tan obvio. Nuevamente, se ofreció a llevar a Lily a la villa, pero ésta declinó su ofrecimiento, pretextando que tendría que quedarse a ordenas expedientes, así que Misaki y Wakabayashi se despidieron de la muchacha y se marcharon.
Bien, amigo, supe que derrotaron a Uruguay 6 goles por 5, ¡es fantástico!.- le comentó Taro a Genzo en el camino.
Así es. Fue un partido reñido pero al final lo logramos.- contestó Genzo.
El resto del camino hablaron únicamente del encuentro, dejando de lado cualquier tema que pudiese resultar peligroso.
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Al otro día, Rika acompañó a Wakabayashi a recoger a Misaki, pues ella sentía que cada día que pasaba Genzo se alejaba más y más, y temía que fuese por el hecho de que ya casi no pasaban tiempo juntos. Durante el camino sus temores aumentaron, pues Wakabayashi apenas y respondía con monosílabos a sus comentarios.
Gen-san, dime qué es lo que te ocurre.- le preguntó a quemarropa, harta ya de sus evasivas.
No sé de que hablas.- respondió él.
Bien sabes de lo que hablo, llevas días sin decirme nada por tu propia voluntad, todo te lo tengo que sacar con tirabuzón. ¿Estás preocupado por las lesiones de tus manos?
No. Estoy bien, no me pasa nada.- en ese momento llegaron a la clínica y él aprovechó para dar por terminada la conversación.
Rika se sentía muy frustrada, le exasperaba que su novio no le confesara sus sentimientos, sin importarle que se tratara del hermético Genzo Wakabayashi.
Misaki y Lily estaban esperándolos ya, esta vez ella sí los acompañaría (muy probablemente debido a que Rika iba con ellos en esta ocasión), así que después de acomodar a Misaki en el auto, regresó al hospital para entregar la silla de ruedas; Genzo, ni tardo ni perezoso, se ofreció a acompañarla para evitar que Rika siguiera interrogándolo.
Taro notó que Rika estaba alicaída, y se preguntó si debía inmiscuirse o no.
Rika, ¿qué te ocurre?.- le preguntó, tras unos instantes de debate consigo mismo.
¡Ahhhh, Misaki! Es que realmente me desespera!.- respondió ella, un tanto furiosa.
¿Quién? ¿Wakabayashi? ¿Se pelearon o qué ocurrió?
Lo raro hubiera sido que no lo hubiésemos hecho. Así están las cosas desde que comenzó el Mundial, si tan solo me dijera qué es lo que le ocurre, me desespera no saber qué le pasa por la cabeza a ese hombre.
Pero tú bien sabes como es él, nunca habla de sus sentimientos.
Yo lo sé, entiendo que no le cuente sus problemas a medio planeta, ¡pero yo soy su novia! Se supone que para esto estoy, para que confíe en mí.
Entiendo como debes de sentirte, pero no puedes esperar que cambie su manera de ser de la noche a la mañana. Dale un poco de tiempo.
Supongo que tienes razón. ¡Oh, Misaki! Lo lamento mucho, soy una tonta. Te molesto con naderías cuando tú tienes un problema real.
No digas eso. Tú bien sabes que, a pesar de todo y pase lo que pase, siempre contarás conmigo.
Rika sonrió a modo de agradecimiento. Siempre había encontrado en Misaki palabras de consuelo. Y a él no le molestaba contarle sus temores, le tenía la misma confianza que ella le profesaba. Era muy, pero muy distinto a lo que tenía con Wakabayashi...
Lily y Genzo regresaron y se acomodaron en los asientos delanteros, pues Rika se había sentado en la parte posterior, a un lado de Misaki, para conversar con él y aquellos no quisieron pedirle que se cambiara de asiento para no molestarla. Durante el camino, y debido a la forma en como iban sentados, Taro entabló conversación con Rika mientras que Genzo y Lily discutían sobre el posible resultado que la selección nipona podría obtener en su próximo encuentro contra Italia. Misaki notó que Lily miraba nerviosamente por el espejo retrovisor cada 5 segundos, mientras que Genzo no dejaba de mirar a ésta de reojo. Rika, por su parte, no se daba cuenta de nada. De pronto, Misaki comenzó a comprender por qué Wakabayashi se había estado comportando de una forma tan extraña en los últimos días.
