Capítulo 11.
Rika, por su parte, no estaba pasándola del todo bien, al menos al principio. La fiebre había subido y se sentía muy mal; a pesar de tener los ojos cerrados sentía que todo daba vueltas a su alrededor. Lo único bueno era que Misaki estaba allí, poniéndole paños húmedos en la frente y vigilándola. Se estaba portando muy amable con ella, tan tierno como siempre solía ser. Tal vez era la gripe, pero en esos momentos sentía hacía él una emoción que no había experimentado antes.
En algún momento, ella abrió los ojos. Misaki le secó el sudor de la frente con suavidad.
Taro.- murmuró ella, llamándolo por su nombre por primera vez.- Nunca antes me habían tocado con tanta ternura.
Por respuesta, Misaki se inclinó y la besó en la frente. Ella cerró los ojos y cayó en un sueño reparador.
Al poco rato, cuando despertó, se sentía mucho mejor. Sin embargo, su bienestar no duró mucho tiempo, pues recordó las palabras que le había dicho a Misaki hacía poco rato.
"¡Válgame! ¿En serio le dije que nunca antes me habían acariciado así? ¿En qué rayos estaba yo pensando? ¡Ay, no! Soy una persona horrible, no sé como pretendo arreglar los problemas que tengo con mi novio si lo único que hago es pensar en cómo me cuidó su mejor amigo", pensó Rika.
Ése era el gran problema, que desde hacía un buen rato que solo pensaba en la forma tan diferente del trato que tenía Misaki para con ella, comparado con el que le deba Wakabayashi.
Y hablando del rey de Roma, Taro entró en esos momentos a la habitación, y al darse cuenta de que ella estaba despierta, se acercó hacia la cama, sonriéndole.
¿Cómo te sientes?.- le preguntó.
Un poco mejor, gracias.- respondió ella.
¿Necesitas algo? ¿Agua, jugo, té?
No, Misaki, muchas gracias. Qué pena, yo debería estar cuidándote a ti, no al revés.
No te preocupes por eso, luego me devuelves el favor.
De acuerdo.- Rika sonrió.- Este... Misaki...
¿Qué ocurre?
Bueno, es que... .- ella dudaba en preguntar, no sabía si sería correcto o no hacer el comentario; al final, se decidió.- Sobre lo que te dije hace rato, cuando tenía fiebre...
¡Ah! No te preocupes por eso, no hay problema. Después de todo, estabas delirando.
Ah... por supuesto.- respondió ella, un poco decepcionada.
"¿Así que no lo tomó en serio?", pensó Rika. "Debería de estar agradecida, entonces ¿por qué me desilusiona?"
Porque el comentario había sido cierto. Wakabayashi jamás la había acariciado con tanta suavidad como lo había hecho Misaki.
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Genzo y Lily caminaban por las calles de Tokio. Era una noche hermosa y fresca, aunque daba la impresión de que pronto comenzaría a llover. Vagaban sin rumbo fijo, como dos amigos que pasean por el puro placer de estar juntos. Sin embargo, parecía que la mente de Lily se encontraba en otro lado, pues había estado muy pensativa.
¿Qué te ocurre? Has estado muy callada desde que salimos del restaurante.- le preguntó Genzo.
Nada. Solo pensaba en algunas cosas.- respondió ella, vagamente.
En lo que te dijo Misaki, ¿cierto?
No. Pensaba en lo bien que cantaste hace rato.
Gracias. La verdad es que no tenía planeado hacerlo.
¿Cómo?
Pensé que no ganarías la apuesta, digo, no creí que no pudieses hacerlo, solo pensé que si tú hablabas el japonés tan mal como Rika habla el español, pues...
¡Ahhh! ¿Entonces por eso me retaste? ¡Tramposo!.- protestó ella.- O sea que no confiabas en que pudiese lograrlo.
No quise decir eso. Nunca dudé que tuvieses una gran voz, lo que no pensé fue que hablaras el japonés lo suficientemente bien como para que la máquina del karaoke no te castigara con una mala puntuación.
Ella lo miró con una mezcla de reproche y desilusión.
Por favor, no te lo tomes a mal, en realidad ése fue solo un pretexto para poder oírte cantar.- continuó Genzo.
¡Ja! ¿Esperas que te crea? ¿Por qué no me lo pediste directamente?
Porque deseaba ver como te desenvuelves en el escenario, y solo retándote subirías a cantar, pues conozco lo tímida que eres y sabía que si te lo pedía directamente te negarías.
No tiene sentido lo que dices, apenas acabas de conocerme, ¿cómo podrías saber que me negaría por que soy muy tímida?
Dime si estoy equivocado.- pidió él, cortando de tajo todas sus quejas.
No. No lo estás.- contestó ella, después de una larga pausa.
Caminaron varios minutos en silencio. Nuevamente la mente de Lily se había ido muy lejos...
Estás pensando en Misaki otra vez, ¿cierto?.- inquirió Genzo.- Dime qué fue lo que te dijo. No deseo entrometerme en sus asuntos, solo quiero saber qué es lo que te preocupa tanto.
Ella se detuvo y contempló el cielo encapotado con melancolía.
Parece que va a llover, el cielo se está nublando .- comenzó ella a cantar, pero no bien lo acabó de decir cuando empezaron a caer gruesas gotas de lluvia.
Genzo y Lily echaron a correr, en busca de refugio, hacia una parada de autobuses que estaba cerca de ellos, aunque antes él se quito el abrigo para ponérselo a ella.
¿Realmente deseas saber qué fue lo que Taro me dijo?.- preguntó Lily, una vez que ambos se encontraron bajo resguardo.
Sí. Quiero saber qué es lo que te ha tenido tan distraída.
Ella no lo miró, se dedicó a contemplar como caía la lluvia.
Me dijo... me dijo que yo le gusto muchísimo.- murmuró Lily, al fin. En ese momento, Genzo se arrepintió de haber sido tan insistente.
¿Y qué le dijiste?.- preguntó él, después de varios instantes de silencio.
Nada, no tuve tiempo de reaccionar, pues tú llegaste en esos momentos.
Pero, ¿qué piensas decirle?
No lo sé. Es que... Taro me agrada, es un chico muy tierno y dulce, pero... no me gusta de esa manera.
Wakabayashi no respondió. Lily iba a decir algo más, pero un trueno resonó tan cerca de ellos que la hizo sobresaltarse. Nunca le habían gustado las tormentas.
¿Qué ocurre?.- preguntó Genzo, pero Lily no pudo responder porque otro trueno cayó, esta vez mucho más cerca.
Lily no lo pudo evitar, el sonido la asustó tanto que, sin pensarlo, saltó y se abrazó a Genzo. No se dio cuenta de lo que había hecho hasta que sintió que él la tomaba entre sus brazos y le acariciaba el cabello con sus manos. Ella levantó la cara y lo miró directamente a los ojos, un poco asustada. Él no dudó esta vez: bajó la cabeza y cerró el espacio que había entre ambos con un beso en los labios.
Lily no se puso a pensar que estaba traicionando horriblemente a su prima, su mente quedó en blanco y simplemente se dedicó a disfrutar del beso más delicioso que le habían dado en su vida.
Notas:
Parece que va a llover, interpretada por Pedro Infante.
