Capítulo 2.

Esa tarde había muy poco trabajo en el hospital, así que Gwen y Lily se instalaron en el cuarto de médicos para descansar y chismorrear un rato.

¡Vaya que tuvimos suerte para cambiar turnos! Toda la tarde ha estado muy tranquilo, Otto me dijo que en la mañana estuvo fatal, tuvieron 20 ingresos.- comentó Lily, al tiempo que se servía un café.

Sip, pero ya nos tocaba, tenemos una suerte pésima con las guardias, siempre nos tocan las más pesadas.- le respondió Gwen.

Y que lo digas. Suerte de perro que nos cargamos las dos. Cambiando de tema, ¿qué vas a hacer en la noche?

Supongo que escuchar las quejas de la pobre Michelle. ¿Y tú? ¿Tienes planes con Wakabayashi?

Pues iremos al hotel en donde se hospeda mi prima, ¿recuerdas?

Oh, es cierto, lo olvidé. Y hablando de tu prima... ¿No piensas decirle la verdad?.- Gwen le dirigió a su amiga una mirada inquisitiva.

¡Por supuesto que no!

Tarde o temprano se va a enterar...

No lo hará, a menos que alguien le vaya con el chisme.- Lily miró a la chica con enojo.- Recuerda, si yo me hundo, tú te hundes conmigo...

Ya, cálmate Titanic, bien sabes que no voy a decirle nada, pero no puedes ocultarle algo así por mucho tiempo.

¡Bah! Sólo estará aquí por unas cuantas semanas, si seguimos el plan no tendrá por qué enterarse.

En esos momentos comenzó a escucharse una gran algarabía proveniente de las afueras del hospital, gritos, murmullos, todo un escándalo.

¿Por qué tanto escándalo?.- preguntó Gwen, muy extrañada.

Uh, pareciera que se va a armar un circo.- contestó Lily, mientras se asomaba por una ventana.- Hay muchísima gente afuera: reporteros, camarógrafos y como 40, 000 chicas.

¿El "mar de hormonas"?

Pues no parece el "mar de hormonas" de toda la vida, a éstas chicas nunca las había visto, y mira que ya las conozco muy bien, con eso de que siguen a mi novio todos lados.- respondió Lily, con un suspiro.

¡Válgame! Pareciera que toda la prensa alemana se ha dado cita en el hospital.- comentó Gwen, quien también ya se estaba asomando por la ventana.- Yo creí que tu romance con Wakabayashi ya había pasado de moda, tenían un buen de tiempo de no venir a molestarte.

Tocaron a la puerta. Instantes después entró Brunhilde, la jefa de enfermeras, quien se veía sumamente emocionada.

Disculpen, doctoras, pero tienen dos pacientes.- les dijo a las chicas.- ¡Y no van a adivinar de quienes se tratan!

Uhm, supongo que alguno de ellos es muy famoso, por el lío que hay afuera.- comentó Lily.

Los dos, doctora, los dos son muy famosos. Futbolistas reconocidos a nivel mundial.- respondió Brunhilde.

¿David Beckham y Ronaldo?.- aventuró Gwen.

¡No, por Dios! Si Beckham está aquí yo renuncio en este instante.- se quejó Lily.

No se preocupe doctora, no se trata de ese sujeto. Son dos futbolistas jóvenes y uno de ellos es muy querido en este país.

Bueno ya, déjese de misterios, ¿de quiénes se tratan?

Ni más ni menos que de Gino Fernández y Karl Heinz Schneider.- contestó Brunhilde, muy feliz.

Al escuchar el nombre de Schneider, Gwen se golpeó contra el marco de la ventana.

¿Cómo? ¿Qué es lo que andan haciendo esos dos en Hamburgo? ¿Y por qué están aquí? ¿Tuvieron un accidente o qué les pasó?.- inquirió Lily, muy divertida por la reacción de Gwen.

No lo sé con toda seguridad, doctora, parece ser que se involucraron en una pelea o algo así. Bueno, pues solo vine a avisarles, ambos se encuentran ya en los cubículos de observación, tienen varias heridas que deben suturarse.- respondió Brunhilde.

Muy bien, muchas gracias, jefa, iremos en este instante.- dijo Lily.

La jefa salió muy emocionada de la habitación, con todas las intenciones de ir a esparcir el chisme por todo el hospital, aunque a esas alturas era poco probable que alguien no se hubiese enterado ya.

¡Ay, cielos! ¡Schneider está aquí!.- gritó Gwen.- ¡Y justo cuando ando toda despeinada! ¡Ay, no, no, no! ¿Qué hago ahora?

Tranquilizarte, no podrás suturarlo si estás tan nerviosa.

¿Qué? ¿Qué yo lo suture?

¡Pues claro que tú lo vas a suturar! Ésta es tu oportunidad de hablar con él.

¡No! No puedo, no puedo, me voy a poner tan nerviosa que terminaré por coserle un ojo o igual termino por arrojarme a sus brazos. Tienes que atenderlo tú, ¡por favor!.- Gwen tomó a su amiga por las solapas de la bata y comenzó a sacudirla.

¡Ya, ya, está bien, pero suéltame! Yo atiendo a Schneider y tú a Fernández, ¿ok?.- dijo Lily mientras sujetaba a la muchacha por las muñecas para evitar que siguiera sacudiéndola.

¡Gracias, gracias! Y de paso intenta sacarle el chisme de por qué está aquí, ¿sí?

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Mientras tanto, Wakabayashi, Misaki y Rika se encontraban en un pequeño café situado a orillas del río Elba.

Vaya que Hamburgo es hermoso.- comentó Taro.- No dejo de maravillarme cada vez que vengo.

Claro, es muy lindo.- contestó Rika, vagamente.

¿Te sientes bien? Has estado distraída toda la tarde.- le preguntó Misaki.

Tal vez está cansada por el viaje.- comentó Wakabayashi.

No, no eso, pero no se preocupen, no me pasa nada, al menos a mí no, pero... .- Rika miró a Wakabayashi a los ojos.- ¿Pasa algo malo con Lily-chan?

¿Cómo?.- la pregunta tomó por sorpresa a Genzo.

Que si tiene problemas o está enferma o algo así.- insistió Rika.

No que yo sepa. Pero me sorprende que lo preguntes, no entiendo que te hace pensar en eso.- contestó Genzo.

Es que hace rato, cuando nos despedimos, la noté un poco nerviosa. O sea, la conozco de toda la vida y sé muy bien cuando me oculta algo, por eso te pregunto. Como que hay algo que la inquieta, pero obviamente no sé que es.- dijo Rika.

No debes preocuparte. Yo he cuidado muy bien de ella todos estos años y además la conozco tan bien como tú, si algo le estuviera pasando yo lo sabría.- le contestó Genzo.

No seas tan paranoica, corazón. Tú misma dijiste que el estar aquí le ha sentado muy bien.- terció Misaki, el tiempo que le tomaba una mano a la chica.

Rika les sonrió un poco avergonzada a ambos jóvenes.

Sí, tienen razón. Es solo que ella es como una hermana para mí, ya lo saben.

En esos momentos, el celular de Wakabayashi comenzó a repiquetear.

Y hablando de la reina de Roma... Es Lily, discúlpenme un momento, por favor.- comentó Genzo, levantándose de la mesa.

Taro, creo que en verdad hay algo raro aquí.- murmuró Rika, aprovechando que Wakabayashi se había marchado.- Pero no sé que es y eso me desespera.

Vamos, Wakabayashi ya nos dijo que Lily-chan está bien, y él la ve todos los días, creo que hasta incluso la conoce mejor que tú.- respondió Misaki, tratando de calmar a su novia.

Ajá, eso es cierto, pero mi intuición me dice que tal vez él también está mintiendo.

¿Y por qué habría de hacerlo?

Yo que sé, igual y es algo que los involucra a los dos y por eso lo niega todo.

¿No crees que exageras un poco? Y para empezar: ¿qué es lo que tanto te inquieta?

Pues todo el misterio que tiene Lily-chan con respecto al lugar en donde vive. O sea, todos estos años no ha querido darnos su dirección, nos conformamos con mandarle cartas a un apartado postal y cada vez que le pregunto el por qué, siempre finge demencia.

¿Pero qué tiene eso de extraño? No es nada fuera de lo común que alguien use un apartado postal para recibir la correspondencia.

Yo sé que no es nada fuera de lo común, y de hecho es algo que no me llamaría la atención de no ser porque Lily-chan se pone sumamente nerviosa cada vez que abordo el tema. Es muy mala para mentir, lo sabes, y cada vez que oculta algo se le nota en la cara.

¿Entonces crees que hay algún motivo oscuro y diabólico por el cual ella no quiere decirnos en dónde vive?

No te burles. No digo que tenga algún motivo oscuro y diabólico, pero de que tiene un motivo, lo tiene.

Tal vez ella y Wakabayashi se unieron a una secta religiosa... .- bromeó Misaki.

¡No juegues con eso!.- lo regañó Rika, al tiempo que le daba un cariñoso jalón de orejas.

Wakabayashi regresó, y se veía un tanto divertido.

¿A qué no adivinan qué pasó?.- les dijo a la pareja.

¿Qué ocurre?.- preguntaron ellos, al unísono.

Pero Wakabayashi no les pudo responder porque en esos momentos vio pasar afuera del café a Marie Schneider.

¡Vaya! Así que Schneider se trajo a toda la familia.- comentó Genzo.

¿Quién es ella?.- preguntó Rika.

Es Marie Schneider, la hermana de Karl.- le respondió Misaki.- ¿Pero qué anda haciendo aquí?

No lo sé, tal vez está buscando a su hermano, aunque aquí no lo va a encontrar. Si quiere verlo tiene que ir al hospital.- contestó Genzo.

Marie caminaba por la calle sin darse cuenta de que los jóvenes la observaban. Se encontraba sumamente angustiada, pues se había metido en un verdadero lío y no sabía cómo salir de él.