Capítulo 9.

Gwen estaba tranquilamente descansando en el cuarto de médicos cuando tocaron a la puerta. "¿Y ahora en qué lío se metió Lily?", pensó, mientras se levantaba a abrir. "Ya le voy a empezar a cobrar por cada favor que me pida..."

Sin embargo, al abrir la puerta, se vio frente a frente con el mismísimo Karl Heinz Schneider. Gwen momentáneamente se quedó sin habla.

Perdone, ¿está aquí la Dra. Gwen Heffner?.- preguntó cortésmente el joven alemán.

Sí, ella está, quiero decir, yo estoy... .- tartamudeó la chica, sin poder creer que su gran amor estuviera buscando por ella.- Yo soy Gwen Heffner. ¿En qué puedo ayudarle?

Disculpe que la moleste, doctora Heffner, pero me dijeron que usted fue quien atendió a Gino Fernández en días pasados, ¿es verdad?

Sí, ¿por qué? ¿Sufrió alguna complicación?

No, no es eso. En realidad, vengo a pedirle que me ayude a localizarlo. Quiero saber si él continúa en Hamburgo.

Gwen dudó. Ansiaba con toda su alma ayudar a su amor, pero al mismo tiempo no podía romper el voto de confianza que había entre médico y paciente, sobre todo porque Gino le había solicitado específicamente que no le dijera ninguna palabra acerca de su confesión a Schneider.

Pues... Discúlpeme, pero no puedo darle tal información, en verdad lo lamento, pero la confidencialidad es la base de nuestro trabajo...

Y yo lo sé, doctora Heffner.- la interrumpió Schneider.- Pero Fernández puede estar involucrado en un caso de secuestro. ¿Aun así se negaría a hablar?

Esta declaración volvió a dejar muda a Gwen por unos instantes.

¿Có... cómo dice? ¿Gino Fernández envuelto en un secuestro?

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Lily no salió de su habitación en toda la noche, y por la mañana, cuando Genzo se levantó, ella ya se había marchado al hospital. Wakabayashi hizo el intento de llamarla un par de veces, pero al ver que ella había dejado apagado su teléfono desistió. "¡Qué demonios!", pensó, "la Bundesliga ya comenzó, no tengo tiempo para andar pensando en otra cosa que no sea el fútbol, más cuando el partido contra el Bayern Munich está tan cerca...". De manera que le puso cierre a sus emociones, como estaba acostumbrado a hacer, y se dedicó a entrenar sin preocuparse por volver a llamarle.

Cada mes, un estudiante de medicina rotaba con el Dr. Stein en las sesiones de entrenamiento del Hamburgo y ésta vez era el turno de Michelle, la compañera de casa de Gwen.

Wakabayashi, ¿tienes un momento?.- Michelle se acercó al joven japonés al final del entrenamiento.

¿Qué ocurre?.- preguntó éste, de mala cara.

Bueno, es sobre Lily...

No me digas, ¿quieres saber qué fue lo que le hice ahora, no?

¡Ey, no tienes por qué hablarme así!

¡Siempre vienes a reclamarme cuando ella está triste o de mal humor! ¿Qué te hace pensar que soy yo el que la pone así? ¿Acaso crees que soy un desgraciado?.- gritó Genzo, cada vez más enojado.

¡No! ¡Cállate un momento!.- gritó Michelle.- ¡No me interesa saber si se pelearon o no, simplemente trato de decirte que a ella le pasa algo!

¿Ah sí? Pues qué perceptiva eres, claro que a ella le pasa algo, pero en todo caso no tienes por qué venir a preguntarme a mí, mejor ve y cuéntaselo a Stefan Levin, a ver si a él le importa.- Wakabayashi dejó a la joven con la palabra en la boca.

¿Qué demonios le pasa a este tipo?.- gruñó Michelle, mientras veía al joven alejarse.

Está celoso, eso es lo que le pasa. Como si no lo supieras... .- comentó Kaltz, quien "casualmente" pasaba por allí.

Pero es que ni siquiera me dejó explicarle... .- dijo Michelle, con voz angustiada.

¿Qué ocurre?.- algo en el tono de voz de la chica hizo reaccionar a Kaltz.

Pues es que tenemos razones para pensar que Lily puede estar enferma de algo serio. Ya van tres veces que desmaya en lo que va de la semana...

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Más tarde, Lily fue a visitar a su mejor amigo y a su prima al hotel en donde se hospedaban. Se sentía extremadamente triste y deseaba hablar con alguien que tuviera más tiempo de conocer a Wakabayashi que ella.

Hola, Lily-chan, ¿cómo estás?.- le preguntó Misaki, mientras Rika la abrazaba con suavidad.

Pues no muy bien.- contestó la chica, quien se veía muy alicaída.

¿Estuvo feo anoche?.- terció Rika.

Mucho, creo que esta vez ha sido la peor...

Taro y Rika se miraron y movieron la cabeza, pesarosos.

Genzo puede ser muy cruel cuando se enfada.- comentó Rika, acariciando la larga cabellera castaña de su prima.

¿Naaa, tú crees?.- preguntó Lily, con sorna.- Es que aun no lo entiendo... ¿Por qué es tan celoso?

Creo que es debido a su misma personalidad... .- sugirió Rika.- Siempre ha tenido un carácter fuerte.

¡Pero precisamente por eso es que no lo entiendo!.- refunfuñó su prima.- O sea, es un hombre muy seguro de sí mismo, sabe lo que tiene y lo que puede conseguir, ¿por qué es tan inseguro cuando se trata de nuestra relación?

Porque ustedes en verdad se aman, y él lo sabe perfectamente.- intervino Misaki, dejando a las dos chicas un poco perplejas.

Eso no tiene sentido, Tarito.- dijo Rika.- ¿Sería todo lo contrario, no? Si Genzo sabe que Lily lo ama tanto como él a ella no tendría por qué preocuparse.

En eso estoy de acuerdo.- apoyó Lily, mirando a Taro como si éste viniera de otro planeta (el planeta del Fútbol, por ejemplo P).

Al contrario, tiene mucho sentido.- respondió Misaki, mostrando una de sus tiernas sonrisas.- Les diré como creo yo que él ve las cosas: cuando amas a alguien con fuerza y eres correspondido, esa persona se vuelve muy importante para ti, porque te hace experimentar sensaciones que nadie más te ha hecho sentir. Y mientras más amas a esa persona y más importante se vuelve, mayor es tu temor a perderla. Y cuando se llega a este punto, hasta el hombre más seguro de sí mismo comienza a portarse como un idiota. Y me parece que es esto lo que le está pasando a Wakabayashi: tiene mucho miedo de perderte, Lily-chan.

Las dos chicas miraron a Misaki muy conmovidas y un tanto sorprendidas. Les parecía un poco increíble que alguien de la generación Tsubasa pensara de esa forma tan bella acerca del amor; aunque, si alguien de ellos debería de tener esa clase de opinión, ése era Taro Misaki.

¡Qué tierno eres, Taro!.- dijo Rika, sonriéndole a su novio de una manera muy dulce.

Me cae, eso que ni qué.- Lily le guiñó el ojo.- ¿Pero como sabes tanto sobre el asunto?

Es que yo paso por la misma situación.- respondió Misaki, volviendo a sonreír.

Acto seguido, se acercó a su novia y la besó con suavidad en la mejilla. Ella simplemente se sonrojó.

Con tanta miel me voy a volver diabética... .- murmuró Lily, fingiendo desagrado por tanta cursilería, aunque en el fondo le agradaba mucho comprobar que el amor entre ellos seguía presente.

Así que tenle paciencia a Wakabayashi, habla con él y arreglen sus diferencias.- sugirió Misaki.- No pierdas todo por una discusión tonta.

Eh... Supongo que tienes razón, pero... .- Lily titubeó unos instantes, en sus ojos se reflejó la duda.

¿Qué ocurre?.- le preguntó Rika, temiendo una nueva sorpresa.

Bueno, es que... Hay algo que tengo que decirles... Yo... .- comenzó a decir la muchacha pero su bendito teléfono comenzó a sonar, avisando que tenía un nuevo mensaje de texto.

¿Es Genzo?.- preguntó Rika.- Tal vez él también desea hacer las paces...

No.- respondió Lily. Su rostro tenía una expresión extraña.- Es Levin... Debo irme. Y muchas, muchas gracias por el consejo. Cuídense, nos veremos pronto.

La chica se alejó tan velozmente que Rika y Taro se preguntaron cual sería la emergencia.

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Más tarde, esa misma noche, Misaki notó que tenía un nuevo correo de voz. Pensando en lo peor, lo revisó y se quedó helado al escuchar la voz que tanto temía oír.

Taro.- era Natalie.- Necesito verte mañana, es importante. Te espero en el Café del Elba a las cinco de la tarde. Si faltas a nuestra cita, le contaré a tu novia lo que pasó el otro día. Te quiero, Taro.

Misaki colgó el teléfono, enfurecido, mientras pensaba qué otra trampa podría estar preparando la reportera.