Capítulo 12.
Misaki esperaba sentado en una mesa cercana al río, en el mismo café al que Wakabayashi los había llevado a él y a Rika el primer día de su estancia en Hamburgo. Al pensar en Rika y en cómo había manejado la situación, se sintió como un idiota. Él rara vez perdía los estribos, y mucho menos con ella, pero la presión de su cita con Natalie Delacourt le ponía los nervios de punta. "Todo es por culpa de esa reportera", pensó.
Natalie llegó diez minutos tarde, con su rizado cabello flotando detrás de ella como una hojarasca de otoño. Si no fuera porque en verdad la detestaba, Misaki había podido llegar a pensar que era una chica muy linda.
Perdóname por la tardanza, Tarito, pero tuve que atender una llamada urgente.- lo saludó la chica, muy sonriente.- ¿Cómo has estado?
¿Cómo fue que consiguió mi número de teléfono?.- exigió saber Misaki, sin responder al saludo de la reportera.- Es un número confidencial...
No hay nada que sea imposible para mí cuando se trata de mi amado Taro Misaki.- respondió ella, sin dejar de sonreír.- No importa cuántas veces lo cambies, siempre lo averiguaré.
Misaki miró sorprendido a la muchacha, sin poder creer que en verdad hubiera una chica que estuviera dispuesta a tanto.
¿Y para qué me citó aquí, señorita Delacourt?.- preguntó, un poco más calmado.
Nuestra primera cita, mi querido Taro, para eso estamos aquí.
No hablará en serio...
Claro que sí. Vamos, ¿por qué te niegas tanto? Yo te amo de una manera en la que no te imaginas, estaría dispuesta a hacer cualquier cosa por ti... No hago más que pensar en ti todas las noches...
Natalie se interrumpió cuando llegó la mesera a tomar la orden.
Un café, por favor.- pidió ella.
Que sean dos.- rectificó él.
Bien, pues como te decía... .- continuó Natalie, una vez que les llevaron las bebidas.- No te imaginas lo que yo estaría dispuesta a hacer por ti. No tendrías motivo para envidiar a ningún otro hombre, porque yo te amaré tanto que no sentirás esa necesidad...
Señorita Delacourt.- la interrumpió Taro.- Me siento halagado, pero por favor, créame que yo estoy profundamente enamorado de mi novia. No pretendo herirla, solo quiero convencerla de que no puede haber algo entre usted y yo...
¡Soy mejor que ella!.- gritó Natalie, dando un puñetazo en la mesa.- Soy más hermosa, tengo una carrera exitosa, soy inteligente, divertida... ¿Qué tiene ella que no tenga yo?
No dudo que usted sea eso y mucho más, señorita Delacourt, y estoy seguro de que algún día encontrará al hombre que la valore como debe ser, pero debe entender... Que no se trata de quién es mejor...
¿Entonces de qué se trata?.- preguntó ella, con los ojos bañados en lágrimas.
Se trata de lo que ella me hace sentir... .- dijo Misaki, con voz suave.- Ella es la única mujer que me hace sentir que no me hace falta nada...
Natalie inclinó la cabeza y lloró por unos instantes, pero cuando volvió a levantar la mirada en sus ojos verdes se reflejó la ira.
¿Aunque ella sea una ofrecida?.- le preguntó. Esto hizo enojar a Misaki.
¡Basta ya! ¡Deje de hablar así de ella!.- gritó él, con un violento ademán que hizo que su taza se volcara, vaciándole todo el líquido encima de la camisa.
¡Oh! Deja que te limpie... .- pidió Natalie, tomando una servilleta, pero Taro la detuvo con un gesto.
No se moleste. Iré al sanitario a asearme.- dijo él.
Ni se te ocurra dejarme esperándote aquí por horas.- amenazó Natalie.
No lo haré.- respondió Taro. "Aunque ganas no me faltan", pensó.
Deja algo que me indique que vas a regresar.
Misaki la miró por unos momentos antes de sacar su teléfono y dejarlo sobre la mesa. Acto seguido, se dirigió al baño de hombres.
Natalie canturreaba la canción de Mío cuando el celular de Misaki comenzó a repiquetear. Sonó unas tres o cuatro veces antes de que se activara el desvío al buzón de voz. Minutos más tarde, un nuevo pitido indicó que Taro había recibido un mensaje de voz. Natalie tomó el teléfono, y después de asegurarse de que nadie estuviese cerca, entró al buzón para escuchar el mensaje.
Taro.- era la voz de Rika.- Lamento mucho haberme puesto así... Es solo que... Bueno, ya sabes cómo soy, pero es que de verdad que tengo miedo de que esa reportera haga algo para conquistarte... Perdona que haya sido tan tonta, perdóname por no haber confiado en ti... Búscame cuando regreses, si es que deseas que aclaremos esto... Te amo, Taro.
Natalie esbozó una sonrisa maligna, mientras borraba el mensaje de Rika.
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Mientras tanto, Michelle y Gwen trataban de convencer a Schneider de que la relación entre su hermana y Gino Fernández no era tan espantosa como él creía. Los tres daban vueltas alrededor del estadio del Hamburgo, pues las chicas no se animaban a decirle aun en dónde se encontraba Gino.
¡Oh, vamos Schneider! No seas tan testarudo, entiende ya que tu hermana no es ninguna niña.- dijo Michelle.
Sí, Karl, ella tarde o temprano se iba a enamorar de alguien.- apoyó Gwen.
No si yo puedo impedirlo.- gruñó Schneider.
No seas menso, en el corazón nadie manda, ni siquiera tu propia hermana podría dominar sus sentimientos. Cuando te enamoras de alguien no te pones a pensar en si estará bien o no, simplemente te enamoras y punto.- rebatió Gwen.- ¿Qué nunca te has sentido así?
Schneider dejó de caminar y miró a la chica de una manera muy profunda.
Hace un par de días hubiese dicho que no... Pero ahora, ya no estoy tan seguro... .- le dijo.
Gwen se sonrojó a más no poder. Michelle apenas y pudo evitar reírse.
Si quieren los dejo solos... .- murmuró.
No será necesario.- gritó Gwen, toda apenada.- Lo más importante ahora es convencer a Karl de que acepte el romance entre Marie y Gino...
Schneider suspiró, resignado.
Supongo que, aunque me niegue, ellos seguirán viéndose a escondidas, ¿cierto?.- comentó.
Es lo más seguro, lo han estado haciendo los últimos dos años y lo seguirán haciendo el tiempo que sea necesario.- respondió Michelle.
Y siempre encontrarán quién los ayude en sus escapadas, nunca faltan los "defensores del amor".- opinó Gwen.
Como Lily y Levin... Qué más da, pero si Fernández la hace sufrir, volveré a patearle el trasero.- dijo Schneider.
De eso no nos queda la menor duda.- dijo Gwen, muy sonriente, al tiempo que tomaba al joven del brazo.- Ahora sí te diremos en dónde está Gino, para que hables con él.
Gwen y Schneider comenzaron a caminar, pero se detuvieron al ver que Michelle seguía parada, observando algo que ellos no alcanzaban a ver.
¿Qué ocurre?.- preguntó Gwen, pero Michelle le hizo señas de que no hablara.
No hagan ruido, vengan... .- les dijo a los jóvenes. Éstos obedecieron.- ¿Ése no es Wakabayashi?.- continuó Michelle, señalando hacia un par de personas que hablaban muy cerca de ellos.
Sí, sí es él... Y parece ser que está hablando con una chica que no es Lily... .- murmuró Gwen.
Efectivamente, Genzo estaba platicando muy animadamente con una chica pelirroja, y, por lo que se alcanzaba a apreciar, ambos se veían muy felices...
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Misaki regresó a la mesa, con la camisa mojada pero limpia, y con los ánimos más calmados.
Bien, regresé.- le dijo a Natalie.- No te dejé esperando por horas.
Empiezo a creer que solo regresaste por tu teléfono.- le contestó ella.
Podría haberme comprado otro...
Seguro. En fin... ¿Me darás una oportunidad, Tarito?.- preguntó Natalie, con el tono de voz que usaría una niña consentida que desea que su padre la perdone por haber hecho travesuras.- No me respondas ahora. Piénsalo bien y después lo hablamos. Bien, debo irme ya, el deber me llama.- continuó, mientras se levantaba de su silla.
La actitud de Natalie era tan sospechosa que Misaki se preguntó qué podía haber pasado en su corta ausencia.
¿Qué ocurre? ¿Por qué te marchas tan de repente?.- le preguntó.
Si quieres me quedo contigo para siempre...
¿Qué hiciste? No se te ocurrió llamarle a Rika desde mi celular, ¿o sí?.- continuó él, ignorando el comentario de la muchacha.
No seas paranoico, Tarito. Por supuesto que no le llamé a tu novia. Y no lo haré mientras hagas todo lo que te diga.- Natalie le lanzó una mirada de advertencia.
No me amenaces... .- él le devolvió la mirada, desafiante.
No lo tomes como una amenaza, sino como una advertencia.
Natalie se inclinó y besó a Misaki en la mejilla; éste se hizo para atrás.
Pronto te darás cuenta de que estás saliendo con la chica equivocada. Y cuando ese momento llegue, yo estaré allí para consolarte. Por cierto, no te molestes en buscarme, yo me comunicaré contigo.
La muchacha se alejó con paso firme, mientras Misaki la miraba como si se hubiera vuelto loca.
Notas:
Interpretada por Paulina Rubio.
