Capítulo 20.

¿Cómo? ¿En Frankfurt?.- preguntó Misaki, extrañado.- ¿Qué anda haciendo Rika allá?

Buena pregunta.- comentó Genzo.

Bueno, según lo que me dijo mi tío, fue allí a donde Rika corrió a refugiarse.- explicó Lily.- Allá vive su abuela paterna, y aparentemente llegó con ella ayer por la noche, pidiendo refugio. Su abuela la recibió sin hacerle preguntas, pero llamó inmediatamente a su hijo, sin que Rika se enterara, para decirle lo que había ocurrido. Por eso mi tío llamó, quería saber qué era lo que había hecho que Rika se fuera a Frankfurt ella sola.

Insisto, de verdad que a ustedes les encanta huir de los problemas... .- murmuró Genzo.

Bueno ya, como sea, ¿qué piensas hacer, Taro?.- le preguntó Lily a su mejor amigo.

Ir a buscarla, ¿qué más?.- respondió éste.- No la voy a perder, eso te lo puedo asegurar. Tomaré el primer transporte que salga a Frankfurt. De alguna manera o de otra haré que me escuche.

¿Ahora mismo?

Ahora mismo, no voy a dejar pasar más tiempo.

Buena suerte.- le deseó Genzo.

Cuídate mucho, por favor.- pidió Lily.

Claro. Hasta pronto, amigos.

Misaki salió con paso firme del departamento. Genzo y Lily se quedaron cavilando unos instantes sobre el problema que tenían en ese momento.

¿Crees que debamos ir también?.- preguntó Lily, de pronto.

No, por ahora lo mejor será que dejemos que Misaki vaya solo.- contestó Genzo.- Deben arreglar sus diferencias primero y ya después harán las paces ustedes dos.

Ajá. Suponiendo que quiera hacer las paces...

No seas tonta, claro que lo querrá hacer. Cuando uno está enojado dice cosas sin sentido. Te ha pasado muchas veces conmigo, no sé por qué te sorprendes.

Tienes razón.- Lily sonrió tímidamente.- Y por cierto, ¿qué haces todavía aquí? ¿No saliste a correr hoy?

No, estaba esperando una llamada pero ya estoy por irme, ya no puedo seguir esperando más.

¿Una llamada a estas horas? ¿Tan temprano?

Sí, es de una persona que solo puede llamar a estas horas porque empieza sus labores muy temprano y no tiene oportunidad de comunicarse después.

Ya veo...

Bueno, ángel, me marcho ya.- dijo Genzo, acomodándose la gorra.- Tú deberías regresar a la cama otro rato.

Ya estoy despierta, dudo mucho que pueda volver a dormirme... .- protestó Lily.

Aun así, aunque no duermas deberías irte a recostar un rato.- Genzo se inclinó y besó a Lily con suavidad en la boca.- Te veo al rato, mi amor.

Lily le dijo adiós con la mano, al tiempo que él salía por la puerta. Ella se quedó sentada unos momentos más en el sillón, pensando en que sería una verdadera idiotez abandonar al hombre que amaba por irse a Munich. Se levantó y se dirigió hacia la cocina para prepararse una taza de té. Mientras estaba en eso, el teléfono volvió a sonar, pero ella no alcanzó a regresar a contestarlo por lo que se activó la contestadora.

Hola, Genzo, soy Nadia.- se escuchó una voz femenina.- Si estás allí contesta, por favor. Lamento mucho haberme tardado tanto en llamar pero tuve una emergencia... Pues parece que ya no estás... En fin, solo quería decirte que si lo deseas podemos volver a reunirnos el jueves por la mañana, a la hora en la que tu novia tiene cita con el médico para que así ella no se entere de esto. Bueno, si te parece bien, nos vemos en donde siempre a las diez en punto. Cuídate, Genzo.- y se cortó la llamada.

Lily se quedó petrificada a la mitad de la habitación, mirando el teléfono fijamente mientras los ojos se le llenaban de lágrimas.

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Misaki estaba por abordar un taxi cuando Natalie lo sorprendió.

¡Tarito! ¿A dónde vas, corazón?.- le preguntó la chica, más que dispuesta a colgarse de su cuello, pero el muchacho no se lo permitió.

¡No me llames corazón!.- gritó él.- ¿Cómo te atreves a buscarme después de lo que hiciste?

¿De qué hablas?.- preguntó ella, fingiendo inocencia.

¡No finjas! ¡Bien sabes de lo que hablo, te atreviste a decirle a mi novia que hemos estado viéndonos todo este tiempo, y peor aún, le dijiste que me besaste!

Pero si ya era hora de que ella se enterara de lo nuestro, solo así te dejará en paz y podremos ser muy felices...

¡Basta ya! ¿Qué no lo entiendes? ¡Entre tú y yo nunca ha habido nada! ¡Jamás podría ser feliz contigo porque te detesto! ¡Eres la persona más desagradable que he conocido!

Y sin decir nada más, Misaki subió al auto, pidiéndole al chofer que arrancara inmediatamente. Natalie lo observó irse, llorando con grandes aspavientos.

¡Taro! ¡Tarito, no me dejes!.- gritó.

Durante el forcejeo, Misaki tiró un folleto de la ciudad de Frankfurt, el cual cayó a pocos metros de donde estaba parada Natalie. Ella se agachó a recogerlo al tiempo que esbozaba otra sonrisa maligna. "Frankfurt. Con que allá es a donde vas", pensó.

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Frankfurt, Alemania.

Rika estaba en la casa de abuela, pretendiendo fingir que no había ocurrido nada. Ella no le había hecho preguntas, así que no tuvo que inventar ninguna excusa tangible de por qué estaba allí. Sin embargo, no podría seguir ocultando por mucho tiempo el dolor de su corazón. Se sentía traicionada, humillada y muy poca cosa, sentía que no valía nada, las personas que más amaba no la valoraban en lo más mínimo. Había sido muy ingenua por pensar que había encontrado el amor verdadero. Era bastante obvio que Misaki nunca estuvo enamorado de ella., de lo contrario nunca la habría engañado. Rika no podía dejar de pensar en la cinta que Natalie le mostró. "Te odio, Taro Misaki, no sabes cuánto te odio", pensaba. Lo peor de todo es que ella sabía que eso último era mentira.

En eso estaba cuando su abuela tocó la puerta de su cuarto.

Rika, corazón, tienes visitas.- le dijo.

¿Quién es, abuelita?.- preguntó Rika, extrañada.- Si nadie sabe que estoy aquí.

No sé quien sea, pero es un muchacho muy apuesto.- dijo la señora, con una sonrisa pícara.- Te está esperando en la sala.

No quiero ver a nadie... .- comenzó a decir Rika, pero su abuela ya había salido de la habitación.

Rika se puso una sudadera grande y vieja y bajó a la sala, enfurruñada porque lo que menos quería era recibir visitas. Sin embargo, se quedó de una pieza al darse cuenta de quien se trataba. Allí, en medio de la sala de visitas, estaba parado Taro Misaki.

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Hamburgo, Alemania.

Gwen estaba por terminar su turno cuando recibió un extraño mensaje de texto de Lily. "Ven a verme cuando puedas. Me siento terriblemente mal", decía el mensaje. "¿Qué habrá pasado ahora?", pensó Gwen, preocupada, "¿Habrá vuelto a pelearse con Wakabayashi?".

En cuanto la dejaron salir, Gwen se dirigió presurosa hacia el departamento de Lily; al llegar, encontró a la muchacha llorando a lágrima viva.

¿Qué pasó?.- le preguntó a la acongojada chica.

¡Gwen! ¡Gen me engaña con otra!.- respondió Lily.

¿Qué dices? No hablarás en serio... .- Gwen se sorprendió mucho con la noticia.- ¿Pero qué te hace pensar eso? ¿No serán ideas tuyas?

¡Claro que no son ideas mías! La otra vez encontré un papel en su cuarto que tenía escrito el nombre de una chica, y esa misma chica lo ha estado llamando estos días...

¿Y eso que tiene que ver? Igual y solo es una pariente lejana...

¡No es una pariente lejana!.- Lily estalló.- ¡Sé que no lo es porque de lo contrario no harían planes para reunirse a mis espaldas!

¿Cómo dices?

Lily se levantó y rebobinó la cinta de la contestadora para que Gwen escuchara el mensaje que Nadia había grabado en la mañana.

¿Entiendes ahora?.- preguntó Lily, cuando terminaron de escuchar el mensaje.

Gwen no contestó nada al principio, pues de pronto había recordado que, hacía pocos días, había visto a Wakabayashi en compañía de una chica pelirroja.

¿Qué piensas hacer?.- preguntó la muchacha con suavidad.

No lo sé, no lo sé.- musitó Lily.- No dejo de pensar que todo esto es un castigo. Yo le quité el novio a mi prima y ahora otra chica me va a quitar a Genzo.

No digas tonterías...

¡Es la verdad!.- gritó Lily.- Además, ¿podía esperarse otra cosa? Desde hace tiempo que las cosas no marchan bien entre Gen y yo, y desde lo del aborto ya no ha vuelto a ser el mismo... Ya no me mira como antes, su mente siempre está en otra parte...

Debes entender que lo del aborto tampoco fue fácil para él... Y pues la noticia de que te aceptaron en Munich también le cayó como cubetada de agua fría... .- Gwen trataba de tranquilizar a su amiga.

No es solo eso. Tampoco fue lo de la plaza en Munich... Esto viene desde antes... Él y yo no tenemos mucho en común, o sea, a él le encantan los deportes y yo prefiero las artes. Él es muy serio y reservado y yo soy muy extrovertida y dicharachera...

Eso es parcialmente cierto, pero aun con esas diferencias ustedes comparten muchos gustos. Además, son el complemento perfecto, ambos se acoplan de maravilla, ¿qué nunca te has dado cuenta?

Lily solo movía la cabeza de un lado a otro, sin dejar de llorar. Gwen se acercó y abrazó a su amiga.

¿Qué vas a hacer entonces? ¿Vas a terminar con él?.- le preguntó.

No lo sé... Tal vez... Tal vez deba ir a esa cita...

¿Cómo dices?

Cancelaré mi cita con la Dra. Katherine el viernes, para poder ir a vigilarlos. De esa manera sabré si me está engañando.

¿Estás loca o qué te pasa?

Tal vez lo estoy, pero aunque me moriré de celos si veo a mi Gen con otra, prefiero eso a vivir con la duda y el temor.

Gwen le dirigió una mirada de compasión a la chica.