¡Todo esto es de JKR, no mío! Excepto por unos pocos personajes que agregué.
Draco dibujando dragones pertenece a PikaCheeka, perdón por no haberlo mencionado desde el principio de MNS, creo que adopté la idea de forma subconsciente.
El cuervo de Severus pertenece a J. L. Matthews. Sólo lo tomé prestado porque es una mascota perfecta para Sevi y prometí devolverlo ileso.
Los catar, sin embargo, son míos y los amo, así que, por favor, no los uses sin pedirme permiso primero.
Nota de la autora:
¡Grrr! ¡Me han numerado! Odio ser numerada… ¡Y cambiaron mi nombre! Está bien, está bien, aquí está la historia por la que vinieron. *Silverfox trota a su madriguera haciendo pucheritos*
Nota de la traductora:
Silverfox es de Austria (no confundir con Australia) y su lengua materna es el alemán, pero escribió "Double 0 Seve... rus" en inglés, si deseas leer la versión original, puedes encontrarla en fanfiction.net y si deseas escribirle (en alemán o inglés, preferentemente), su dirección es silverfox@kabsi.at
Capítulo 3: CLASE CON LUCIUS
En algún momento durante la tarde o la noche Blaise y Theodore debieron encontrar un momento para hablar a solas, porque Severus notó que Theodore ponía un hechizo extra de protección en su baúl cuando se levantaron en la mañana y que el muchacho lo miraba sospechosamente a lo largo del desayuno.
Severus fingió ignorarlo mientras al mismo tiempo trataba de pensar en la mejor forma de abrir su baúl.
Sus horarios lucían prometedores al principio. La clase doble de Pociones era en la mañana. Todavía con Gryffindor, a pesar de que Albus no estaba contento con la idea de dejar que Lucius impartiera clase a esa combinación después de haberlo probado él mismo el año anterior.
Severus sonrió al pensar en eso. No era la mejor clase para que se estrenara un profesor principiante.
Después del almuerzo tenían Defensa con los Hufflepuffs y su nueva Cabeza de Casa, Remus Lupin. Esa era una de sus lecciones favoritas desde que Remus normalmente le permitía coenseñar en ella. A cambio de eso, Remus no era blanco de broma alguna durante la clase. No era que Remus temiese las bromas de Severus. Después de pasar su propio tiempo escolar con James y Sirius Black además de con Severus, era prácticamente inmune al miedo a las bromas.
Transfiguraciones, una vez más con Gryffindor, prometía ser el punto bajo del día. Su relación con Minerva MacGonagall había mejorado marginalmente con el trabajo en su proyecto, pero, si era completamente honesto consigo mismo, todavía le tenía miedo a ella. No era que fuera a permitir que alguien se diera cuenta de eso. Draco podía sospechar algo, pero ni siquiera Albus lo sabía.
La última clase sería Vuelo, de la cual estaba excusado gracias a su miedo a las alturas. Madame Hootch temía por sus escobas y Severus no se sentía tentado de informarle que ya era capaz de mantener una escoba bajo control, si tenía que hacerlo. Mientras ella creyera que era tan propenso a los accidentes aéreos como lo había sido en su primera infancia, se ahorraría las lecciones de Vuelo.
Eso habría sonado como un buen momento para ir a investigar los baúles, pero, desafortunadamente, los jugadores de Quidditch también estaban excusados de las clases de Vuelo. Eso significaba que Draco, como seeker del equipo, estaría libre para ayudarlo, pero también que Vincent y Gregory, los beaters del equipo, podrían aparecer en cualquier momento, al igual que Blaise, quien era uno de los tres chasers. El único de los habitantes de su dormitorio que seguramente estaría fuera del camino sería Theodore.
Pensándolo bien, tal vez esa era una oportunidad, a fin de cuentas. Cuando Remus Lupin pasó junto a él otra vez para entregarle sus horarios a algunos estudiantes de primer año, Severus lo sujetó por la manga.
-¿Tiene un momento, profesor? –nadie consideraría extraño que quisiera hablar con su Cabeza de Casa.
-Seguro, ¿de qué se trata, Severus? –el hombre lobo sonrió. Muchos Slytherins todavía parecían incómodos cerca de él a pesar de que ya no había más protestas contra una criatura de la oscuridad enseñando Defensa. El que Severus no demostrara ningún miedo delante de toda la escuela sería un buen ejemplo para los demás.
-¿Puedo ver los horarios para el sétimo año, por favor? –dijo Severus, en voz tan baja que ni él mismo pudo escucharse. Pero el fino oído de hombre lobo de Remus lo captó de todos modos.
-¿Estás considerando asistir a las clases de Defensa de sétimo año? –preguntó Remus, más audiblemente, presentándole una excusa perfecta.
-Si puedo arreglarlo con mi propio horario –confirmó Severus.
Remus hojeó su paquete de horarios por un momento hasta que encontró el de sétimo año.
-Aquí tienes –dijo, colocándolo en la mesa cerca del plato de Severus-. Lunes y viernes, ambos en la primera lección para Slytherin y Gryffindor. Ravenclaw y Hufflepuff en la lección siguiente, en ambos días, si recuerdo bien mi propio horario.
Severus contempló el horario, fingiendo pensar. El sétimo año tenía Herbología en la última lección de los lunes. Eso significaba que todos los de sétimo año estarían en el invernadero durante toda esa lección.
-No puedo faltar a Pociones –le dijo a Remus finalmente-. Pero podría ayudar un poco el viernes alguna vez.
-Excelente –Remus sonrió otra vez-. Estaré esperando esas clases, entonces.
-Entraremos al dormitorio de sétimo año durante la lección de Vuelo –le informó Severus a Draco más tarde, de camino hacia la clase de Pociones.
Los únicos que estaban cerca de ellos eran de su mismo año y simplemente asumirían que estaban planeando otra broma pesada.
-¿Estás seguro de que deberíamos? –preguntó Draco, un poco nerviosamente-. ¿Y si nos atrapan?
-Estarán en Herbología en ese momento y casi todos los demás estarán en clase también. Nuestros compañeros de dormitorio no nos delatarán por jugarle una broma a los de sétimo –declaró Severus, para todos los posibles oyentes-. No es como si fuéramos a causar algún daño, a fin de cuentas.
Draco sonrió.
-De acuerdo, entonces. Sólo asegúrate de que padre no te oiga.
Para entonces ya habían llegado al calabozo de Pociones. La puerta estaba abierta, pero Lucius no estaba a la vista.
-Tiene mucho que aprender –comentó Severus crípticamente y se dirigió al armario de los estudiantes para tomar algunos ingredientes.
-Oh, Seveurs, por favor dime que no vas a iniciar otra rebelión en clase –suplicó Hermione Granger al ver eso-. Estoy muy atrasada con mis estudios gracias al asunto de Mary Sue.
-No lo haremos –le aseguró Severus-. Sólo estoy surtiéndome de utensilios para bromas.
-¿Estás diciendo que vamos a aceptar a un practicante de las artes oscuras como nuestro profesor? –preguntó incrédulo Harry Potter.
-¿Qué hay de malo con eso? –le preguntó calmadamente Severus a Harry-. ¿Tienes miedo de aprender un poco sobre pociones oscuras?
Harry frunció el ceño.
-Oh, vamos –le dijo Ron para sorpresa de todos-. Incluso puede ser interesante.
-¿Interesante? –Lavender Brown se quedó boquiabierta, mirando horrorizada a Ron-. Son artes oscuras.
-No es como si Ron estuviera planeando usarlas, Lavender –le recordó Hermione, enojada.
-Sin embargo, él tiene razón –dijo Harry-. Seremos capaces de defendernos mucho mejor si sabemos más al respecto.
-Lo que sería realmente intersante es saber si el professor Malfoy puede o no enseñar –recalcó Neville, con una insinuación de sonrisa burlona.
-No puede –Draco sonrió también-. Al menos, nunca lo ha hecho antes. Aunque normalmente aprende rápido.
-Tenemos una ventaja, ya que esta es su primera clase –le recordó Severus-. Será un gran espectáculo.
Lucius llegó cinco minutos tarde para encontrar la clase en caos. Severus y Draco estaban tratando de dibujar en la pizarra mientras una chica a la que nunca antes había visto estaba tratando de borrarla y Pansy Parkinson y otra chica estaban lanzando insultos de bastante mal gusto y riendo ante las disgustadas reacciones de los otros tres.
Otro grupo de estudiantes estaba vaciando el armario de los estudiantes, examinando los contenidos de varios frascos, mientras el resto de la clase hablaba ruidosamente y alguien había derramado un tintero frente a su escritorio.
-¡¿Qué significa esto?! –tronó Lucius y los estudiantes lo miraron sorprendidos-. ¡Vayan a sus asientos!
Obedientemente, los estudiantes dejaron lo que estaban haciendo y fueron a sus mesas. Cuatro trozos de tiza, una esponja y varios frascos resonaron contra el suelo.
Lucius los miró con enojo y caminó hasta su escritorio, pisando una de las tizas y pulverizándola bajo su zapato al caminar. Severus tuvo que luchar por contener la risa al ver que, a continuación, el profesor se apoyaba contra el escritorio con ambos pies en el charco de tinta. Argus Filch no estaría agradecido con el profesor por eso.
-Soy el profesor Malfoy –anunció Lucius. Desafortunadamente, no hubo exclamaciones de sorpresa o alegría-. Les enseñaré Pociones. Saquen sus calderos y comiencen.
Algunos estudiantes obedecieron y empezaron a sacar sus calderos, otros sólo intercambiaron miradas de confusión. Una Gryffindor de cabello revuelto levantó la mano.
-¿Tiene algún problema? –Lucius la miró con disgusto.
-Bueno, generalmente nuestros profesores inician sus lecciones pasando lista, lo que además le ayudaría a aprender nuestros nombres –le informó ella-. Se supone que debe llevar una lista de las ausencias y me parece que debe entregársela al director al terminar el día.
Lucius la miró enojado.
-¿Eso para qué?
-Para asegurarse de que nadie falte a clase, creo –comentó Severus calmadamente.
-Está bien, está bien –gruñó Lucius y tomó la lista
de la clase de su escritorio, con una mirada de disgusto-. Pasaré lista
mientras preparan sus calderos. ¡Tú! –señaló a la primera estudiante en la primera
fila-. ¿Cuál es tu nombre?
-Parvati Patil, professor.
Lucius frunció el ceño. Nunca antes había escuchado ese nombre. Probablemente una sangresucia. Y además en Gryffindor, según señalaba la lista. Marcó el nombre y estaba a punto de hablarle a su compañera cuando un escándalo cerca de él y de repente sintió los pies mojados.
Lucius miró hacia abajo, a dos muchachos que estaban levantándose del suelo y recogiendo sus calderos.
-Lo siento, Greg, me resbalé con algo –dijo uno de ellos, sonrojándose-. Debí haber prestado más atención, me imagino. Llenaré otra vez tu caldero.
-Ah, está bien, Neville. No puedes cargar ambos a la vez –respondió Gregory Goyle, demasiado educadamente, en opinión de Lucius.
Sus botas probablemente estaban arruinadas.
-¡Fíjense por dónde caminan, par de idiotas! –rugió Lucius.
La chica de cabello revuelto levantó la mano otra vez.
-¿Sí, ahora qué? –Lucius estaba perdiendo rápidamente la paciencia.
-No se le permite hablar así frente a los estudiantes, profesor. Es un mal ejemplo.
Lucius se enfureció, pero la chica tenía razón.
-Está bien. ¡Tú! –ladró a la vecina de Patil-. ¡Tu nombre!
-Lavender Brown –respondió la chica, encogiéndose de hombros y volvió a su conversación con Patil.
-Yo soy Vincent Crabbe y él es Gregory Goyle –reportó servicialmente el siguiente muchacho.
-Ya lo sabía –gruñó Lucius, pero marcó los nombres de todos modos.
-Juliana Carlson –continuó la próxima chica-. Y Alice Mortimer.
Al menos los Mortimer eran sangre limpia.
-Theodore Nott y Blaise Zabini.
Mucho mejor. Los sangre limpia siempre eran mejores.
-Harry Potter y Ron Weasley.
Bueno, no todos los sangre limpia.
-Seamus Finnigan y Dean Thomas.
-Hermione Granger y Neville Longbottom.
Lucius casi se estremeció con el último nombre. ¡Maldito mocoso hijo de aurors!
-Draco Malfoy y Severus Snape, profesor –anunció Draco, realmente esforzándose por no reír.
-Ya sé quiénes son ustedes –le gruñó Lucius a su hijo.
-Estella Rashton –continuó la última chica, como si él no hubiera hablado-. Sin compañero, desafortunadamente.
-¿Sin compañero? –se enojó Lucius-. ¿Por qué no tienes uno?
-Un... creo que quizá se deba a que somos un número impar de estudiantes en esta clase –sugirió Estella cautelosamente.
-¡Bueno, empiecen a trabajar! –siseó Lucius.
Muchas manos se alzaron en el aire. Esta clase empezaba a ponerse peor y peor. ¿Cómo se suponía que pudiera pasar dos horas con esos idiotas?
-¿Qué pasa ahora, señor Crabbe?
Lucius parpadeó. ¿Qué se suponía que prepararan los alumnos de sexto año? Lanzó una mirada nerviosa en dirección a Severus Snape, pero el muchacho no recordaba nada tampoco. Oh, bueno, simplemente tenía que escoger una poción que conociera bien.
-Poción controladora de mentes –decidió.
Unas pocas manos descendieron, y entonces se alzaron otra vez.
-¿Sí, señorita Parkinson? –dijo Lucius entre dientes.
-¿Cuál, profesor? –preguntó Pansy-. ¿La versión estándar o la más reciente?
-La versión estándar –gruñó Lucius. Mejor mantener las cosas simples.
Aún así, la mayor parte de las manos permanecieron en el aire.
-¿Cuál es su problema, Longbottom? –le siseó Lucius a Neville.
Un año atrás, eso habría sido suficiente como para que Neville huyera corriendo del salón completamente aterrorizado. Ahora, se las arregló para responder con sólo un ligero temblor en la voz:
-¿No es ilegal la poción controladora de mentes, profesor Malfoy?
-Sólo para uso en humanos, entendiendo por "humanos" desafortunadamente humanos tanto como magos. Pero es perfectamente legal usarla en animales, lo que significa que no puede ser ilegal simplemente prepararla en clase y luego tirarla. Así que empiecen a trabajar.
Aún así las manos permanecieron.
Lucius señaló con la cabeza a la Gryffindor de cabello revuelto. Había olvidado otra vez su nombre, pero ya había notado que ella no se rendiría hasta que le diera la palabra.
-¿Sí?
-Se supone que usted debe hacer desaparecer las pociones, no tirarlas. Tirarlas podría ser peligroso –le informó ella.
-Sí, sí, por supuesto –siseó Lucius-. ¡Empiecen a prepararla!
Varias manos bajaron cuando gritó, pero nadie empezó a trabajar. Necesitaba ayuda. Desesperadamente.
-¿Draco? –su propio hijo no lo pondría en vergüenza, ¿verdad?
-¿Dónde encontramos la receta, profesor? –preguntó Draco suavemente-. No está en nuestros libros.
Oh, debería haber pensado en eso. Enojado, fue a la pizarra y escribió la receta.
Escuchó el apresurado rasgueo de las plumas… y todavía había manos arriba.
-¿Señor Snape?
-Sería más fácil para nosotros hacer esto si nos diera primero una lista de los ingredientes que vamos a necesitar –sugirió Severus.
-Estoy seguro de que pueden arreglárselas sin ella –decidió Lucius-. Todos los ingredientes están mencionados en la receta.
-Escribe primero los ingredientes –escuchó que le susurraba Severus a Draco.
Insubordinado pequeño... Lucius decidió fingir que no lo había escuchado.
-¿Y qué le pasa a usted, señor Weasley? –llamó al dueño de la última mano levantada.
-¿Cuáles son las propiedades de la poción controladora de mentes, profesor Malfoy? ¿No nos va a hablar al respecto? –preguntó Ron con entusiasmo.
¿Así que quería retrasar el comienzo del trabajo?
-Si siente tanta curiosidad sobre eso, puede escribir un ensayo al respecto. Sí, esa es una buena idea. Escribirán un ensayo sobre pociones controladoras de mentes como tarea.
Para horror de Lucius, más manos se alzaron en el aire después de que dijo eso.
-¿Qué tan largo quiere que hagamos el ensayo? –quiso saber Alice Mortimer, mientras que Parvati Patil estaba preocupada sobre cuándo tendrían que entregarlo y Estella Rashton quería una definición más exacta del tema después de que él decidió que diez pulgadas serían suficiente extensión.
-¡Oh, elijan su propio tema! –siseó él finalmente-. ¡Y empiecen a trabajar! No responderé más preguntas.
Finalmente se sentó en su silla, frente a los estudiantes, que lucían ligeramente confundidos, y tomó su ejemplar del Daily Prophet. Eso estaba mucho mejor. Ahora podría relajarse hasta que los estudiantes hubieran terminado.
Si tan solo no estuvieran hablando tan alto todo el tiempo.
-¡Silencio! –gritó Lucius sin apartar la mirada del periódico.
Por un segundo o dos hubo un completo silencio, entonces las conversaciones volvieron tan ruidosas como antes. Lucius decidió ignorarlos. Estaba leyendo un artículo muy interesante. Otro de los rehenes había sido encontrado muerto.
-¡Oh, no! ¡Alas de escarabajo! –gritó alguien-. ¡Olvidamos preparar alas de escarabajo!
-¡Uñas de topo! ¿Dónde están las uñas de topo? –gritó otra voz.
-¡No puedo encontrar plumas de búho negro!
-¿Cardos de luna? ¿Qué son los cardos de luna?
-Las cosas pequeñas con púas en el tercer estante. A la derecha. ¿Pero sabes cómo cortarlos? Se desmoronan cada vez que lo intento.
Sonido de pasos apresurados, golpes de puertas del armario cerrándose con fuerza, chillidos, colisiones, frascos rompiéndose... ¡BLAM!
Lucius sal´to para ver que el caldero de Gregory Goyle había explotado bañando todo a su alrededor con una caliente poción controladora de mentes. Aparentemente, el señor Goyle no había progresado lo suficiente con la pocíon para que ésta tuviera algún efecto mágico.
-¡Dejen de gritar y continúen trabajando! –ordenó Lucius antes de volver tras su periódico-. Señor Goyle, empiece de nuevo con otro caldero.
-Pero, profesor Malfoy, sólo tengo ese –gimió Gregory.
-Entonces tome uno de la oficina –Lucius se encogió de hombros. Snape tenía varios calderos de reserva guardados ahí, así que, ¿por qué preocuparse?
Las conversaciones, carreras, gritos y golpes de puertas se reanudó hasta más o menos la mitad de la segunda lección cuando un repentino "puff" alertó a Lucius sobre una gran nube de humo negro que se estaban elevando del caldero del muchacho Longbottom.
-Bueno, eso es mucho más interesante que lo que hizo mi poción –comentó Gregory Goyle en el repentino silencio.
-¡Profesor! ¿Qué hago ahora? –chilló Neville Longbottom.
Lucius contempló fascinado cómo más y más humo se elevaba del caldero y la habitación se oscurecía más y más.
-¡Quita eso del fuego, Neville! –ordenó la molestia de cabello revuelto.
-¡Todavía está humeando! –se quejó Longbottom momentos después.
Lucius ya no podía ver si eso era cierto o no. Apenas podía ver.
-¡Abran la ventana! –gritó en medio del caos de estudiantes confundidos.
¡SPLASH! Aparentemente, alguien había hecho caer un caldero.
-¡No hay ventanas aquí! –se escuchó la voz de la chica de cabello revuelto en alguna parte de la niebla.
-¡Entonces abran la puerta, maldita sea! –gritó Lucius-. ¡Ni siquiera puedo leer el periódico!
-No se supone que lea el periódico durante la clase –le informó la chica, pero alguien abrió la puerta de todos modos y el humo empezó a filtrarse lentamente hacia el corredor.
Cuando el conserje llegó corriendo con un extintor muggle en sus manos, un poco después, la clase era visible de nuevo en todo su esplendoroso desastre.
Filch se detuvo en la puerta, con los ojos agrandados por el horror.
-No llores, Argus –dijo Severus amablemente-. Al menos no puede empeorar.
-A menos que él incendie los muebles o haga un hoyo en la pared –le recordó secamente el conserje al muchacho-. Y esta es apenas la segunda lección del año.
Dio media vuelta y salió como un huracán.
-Puede limpiar esto usted mismo, Malfoy. Me niego a tocar su desastre –le oyeron gruñir desde afuera.
La clase estalló en risas ante el espectáculo de la cara asombrada de Lucius. Ron Weasley, aparentemente el dueño de la poción recién derramada, estaba rodando entre carcajadas sobre su mesa, convenientemente libre de caldero y de fuego.
-¡Detención, Weasley! –ladró Malfoy, silenciando efectivamente la clase-. ¡Ahora, muéstrenme sus resultados!
La poción de Draco se veía pasable. Las de Severus y la molestia de pelo revuelto estaban correctas, a juzgar por su apariencia. Desafortunadamente, no había animales con qué probarlas para asegurarse.
El resto de las pociones fallaron miserablemente. La de Weasley se había derramado, la de Longbottom se había evaporado, Goyle nunca terminó y el resto tenía cualquier tono, color y consistencia que no fuera el del espeso líquido negro que deberían haber sido.
Enojado, Lucius hizo desaparecer las pociones y envió a los estudiantes a almorzar, reteniendo solo a Weasley para acordar lo de su detención.
-Eso –le dijo Severus a Draco en el camino de salida- es el motivo por el que se supone que los maestros deben planear las lecciones. Acabas de ver un perfecto ejemplo de falta de planeamiento y organización.
-Fue peor que Dumbledore –dijo Draco, ligeramente perplejo-. Siempre creí que padre tenía autoridad.
-Tal vez mejore cuando sepa qué es lo que está haciendo –sugirió Severus.
****
Durante el almuerzo, Severus observó discretamente a sus sospechosos, tratando de memorizar exactamente con quiénes hablaban. Por supuesto, una conversación de sobremesa tenía muy poco significado, pero con el tiempo resultaría evidente quiénes eran sus amigos. Sabía, por supuesto, quiénes se llevaban bien con los de su propio año y un poco más por observar a los Slytherins en la sala común, pero tenía poca información sobre cómo interactuaban los de otras casas con los de diferentes años.
Por lo tanto, su atención se enfocó principalmente en los Ravenclaws.
Draco, entretanto, observaba la mesa de Gryffindor, pero Severus no tenía la menor ilusión de que estuviera vigilando a Quintus Palmer o a Caius Rude. Estaba preocupándose por Ginny otra vez, quien, a su vez, estaba preocupándose por su hermano.
Ron Weasley llegó junto con Lucius y trotó directamente hacia su mesa sin mirar a izquierda o derecha. Se sentó junto a Potter y una vez más pareció negarse a hablar con nadie. La detención que le había dado Lucius debía haberlo hecho encerrarse en sí mismo otra vez.
Defensa con su nuevo Cabeza de Casa, Remus Lupin, fue una clase bastante agradable. Unos cuantos Slytherins se quejaron un poco de que, siendo su Cabeza de Casa, Remus hibiera sido apenas un poquitín demasiado amable con los Hufflepuffs, pero a final de cuentas había ganado el favor de todos lo suficiente como para merecer su aprobación.
A diferencia de Albus Dumbledore y Mary Sue Blackwell, los Cabeza de Casa temporales del año anterior, Remus comprendía a los Slytherins y sabía lo que necesitaba para mantener la Casa bajo control.
Transfiguraciones no fue una experiencia agradable.
Por un lado, era con los Gryffindors otra vez. Potter no rompió la extraña tregua que habían iniciado el año anterior y Neville continuaba siendo amigable, pero el resto de ellos habían vuelto a burlarse e insultar a los Slytherins cada vez que tenían oportunidad. Sin embargo, comprendió Severus con sorpresa, no había habido auténticas peleas en Pociones a pesar del caos que ocasionara la actitud floja de Lucius.
La profesora MacGonagall entregó a todos plantas en maceta tan pronto como terminó de pasar lista.
-Su trabajo para hoy es envejecer sus plantas. En otras palabras, deben transfigurarlas en plantas mayores de la misma especie –explicó-. Sevuers, por favor, toma una enteramente verde para que no tengas que preocuparte por el color.
Severus sonrió apenado y escogió un bonito helecho, mientras Draco tomaba una violeta.
-Ahora, recuerden que es una transfiguración a pesar de que no se supone que cambien para nada el material del que está hecha la planta. También apreciaría que continuara siendo el mismo tipo de planta con el que comenzaron.
Desafortunadamente, no funcionó. Para gran diversión de los Gryffindors y también de Blaise, Theodore y las chicas, Severus se rindió finalmente para que MacGongall revirtiera su elecho de lo que parecía ser un trébol con pequeñas plumas verdes naciendo de sus hojas.
MacGonagall suspiró ante el espectáculo.
-¿Qué voy a hacer contigo? ¿No puedes al menos intentarlo? Se suponía que transformaras un helecho en un helecho más viejo. Ya es verde y todavía estará igual de vivo después de hacerlo que antes de hacerlo. ¿Cuál es el problema?
-¿Quería transformarse en un trébol? –sugirió Severus con su más lindo pucherito. Por una vez resultó ser una ventaja el que no hubiera podido envejecer su forma de niño en relación al año anterior. Severus sospechaba que, de hecho, ni siquiera tenía quince años, como habían asumido la primera vez, pero al menos lucía terriblemente adorable.
-Bueno, al menos lograste alterarlo –decidió Minerva-. Eso es una mejoría comparado con lo que logras normalmente con seres vivos. Pero de todos modos has fallado en la asignación.
La sonrisa de triunfo de Ron Weasley dolió todavía más que la mala nota. Si ese idiota no fuera el hermano de la novia de su mejor amigo, sería ahora el blanco de una broma realmente pesada. Pero bajo esas circunstancias, Severus sólo le dirigió su mirada gélida hasta que la sonrisa desapareció bajo la amenaza.
Sin embargo, los otros Gryffindors siguieron burlándose de él, y ni siquiera tenía a Greenie consigo.
Severus salió de Transfiguraciones de muy mal humor, lo cual mejoró tan pronto como llegó a la sala común de Slytherin y recogió a su erizo.
-¡Sniff! –lo saludó Greenie alegremente, como si dijera "Ahí estás. ¿Cuándo comemos?"
Pero comer estaba lejos de la mente de Severus en ese momento. Puso al erizo en su mesa favorita junto al fuego y fingió estar haciendo su tarea de Pociones. Draco se sentó junto a él, pero se dedicó a vigilar la gente a su alrededor.
El ir y venir se detuvo pronto, indicando que la siguiente clase estaba a punto de comenzar. Ninguno de los dos muchachos se atrevió a consultar la hora con demasiada frecuencia.
Gregory y Vincent habían subido las escaleras mientras que Blaise estaba jugando ajedrez contra Iago Orsen, de cuarto año. Otro sospechoso, notó Severus. Aparentemente, los de cuarto año tenían una materia opcional a esa hora, porque dos más de ellos estaban en la sala común. Sin embargo, los otros dos sospechosos de cuarto año, Mattis Parker y Diana Badon estaban ausentes.
Los de primer año estaban agrupados alrededor de una de las otras mesas charlando excitadamente, probablemente todavía tratando de conocerse.
-Es hora –decidió Severus finalmente y se levantó, guadó sus cosas y caminó hacia las escaleras, como si se dirigiera a su dormitorio.
Pero, en cambio, se detuvo frente a la puerta que decía "Sétimo Año". No había nadie en el corredor y sólo se podía escuchar las fuertes risas de los de primer año en la sala común.
Los muchachos intercambiaron otra mirada y entraron en la habitación-
-Desorden –comentó Draco mirando a su alrededor mientras Severus ponía un hechizo guardián en la puerta.
Había ahí cinco camas y cinco baúles cerca de ellas.
-Prueba buscando en los estantes –sugirió Severus-. Es poco probable que nuestro traidor haya dejado algo sospechoso ahí, pero nunca se sabe.
Los estantes eran abiertos y no tenían candados, así que cualquier cosa que se pusiera ahí quedaba a la disposición de los compañeros.
-¿Cuáles pertenecen a nuestros sospechosos? –preguntó Draco, contemplando el revoltijo.
-Ni idea, pero las túnicas deben tener etiquetas con los nombres –respondió Severus, sin apartar la mirada del baúl frente al cual estaba arrodillado.
Un hechizo rápido y quedó abierto. Severus miró dentro y lo cerró de nuevo.
-Baúl equivocado –reportó y fue al siguiente-. Este es mejor –comentó una vez que lo abrió-. Esta es la cama de Lionel Bardon, Draco. Prueba con el segundo estante. Probablemente siguen el mismo orden que las camas.
Draco buscó en el segundo estante, pero, aparte del uniforme de Quidditch de Lionel, no encontró nada inusual.
-¡Hey, esta no es la capa estándar! –protestó Draco.
-No es contra las reglas tener tu capa hecha a la medida –respondió Severus mientras hojeaba un álbum de fotos que había encontrado en el baúl de Lionel-. Sospecho que tiene un hechizo ilegal para evitar que flamee demasiado con el viento, pero no estamos aquí para comprobar si Lionel hace trampa en Quidditch.
-¿Te diviertes con las fotos de familia? –bromeó Draco.
-Aparecen repetidamente algunos Death Eaters conocidos –respondió Severus seriamente-. Y Lionel parece tener muchos amigos en Durmstrang. Encontré cartas de ellos. Escritas en ruso.
-¿En ruso? –preguntó Draco, sorprendido. Había estado con Lionel en el equipo de Quidditch durante ya cuatro años y había pensado que conocía bastante bien al muchacho-. Nunca ha mencionado que sabe ruso.
-Sí, sospechoso, ¿verdad? Me pregunto por qué no asiste a Durmstrang.
El siguiente baúl era otro inocente, pero el cuarto resistió los intentos de Severus para abrirlo durante casi cinco minutos hasta que finalmente quedó abierto con un relámpago de algún hechizo desagradable. Pero Severus se había cubiertos prudentemente bajo la cama del dueño del baúl, donde el hechizo no pudo alcanzarlo y nunca averiguaron de qué se trataba.
-¿Eso era una alarma? –preguntó Draco nerviosamente.
-No, definitivamente era un hechizo ofensivo con el propósito de asustarnos. Una alarma habría sido ruidosa o habría tratado de pasar inadvertida, de modo que el dueño tuviera oportunidad de atraparnos desprevenidos –Severus salió de debajo de la cama y miró dentro del baúl-. ¡Ja! –exclamó triunfalmente-. Stephan LaCroix. Debí haberlo sabido.
Esta vez los resultados fueron más interesantes. Mientras que no había nada de interés en el estante de Setephan, su baúl contenía tres tipos de ingredientes ilegales para pociones, una pluma que Severus aseguró tenía alguna clase de hechizo oscuro y, en una caja que casi le arrancó un dedo a Severus, un extraño polvo blanco que Severus sólo olió cautelosamente antes de cerrar la caja a toda prisa y devolver todo al baúl.
-¿Qué era eso? –preguntó Draco con curiosidad, pero Severus ignoró la pregunta hasta que el baúl de Stephan estuvo otra vez bien cerrado.
-Cocaína –dijo finalmente.
-¿Co... qué?
-Una droga muggle. Muy peligrosa –Severus dudó-. Mantente alejado de Stephan, Draco. No aceptes nada que te ofrezca.
-Tú sabes que nunca me uniría a ellos –protestó Draco.
-Sí, confío en ti acerca de eso, pero hay otros peligros con Stephan que pueden ser igual de mortales. No está sólo con los Death Eaters y practicando Arte Oscura.
El baúl y el estante de Benjamín Davids resultaron ser completamente aburridos. No había ni tan siquiera un libro sobre Arte Oscura ahí.
-O tiene otro escondite o es inocente –decidió Severus mientras salían del dormitorio.
-Todavía tenemos cinco minutos antes de que termine la lección –recalcó Draco-. No volverán todavía y nada más tenemos un sospechoso en quinto año.
Severus sacudió la cabeza.
-No, no sabemos dónde están los quintos años ni cuál baúl pertenece a Hieronymus Mattels. Si están en clase de Pociones estarán aquí menos de cinco minutos después de terminada la lección. Es demasiado riesgo. Y además no queremos ser vistos saliendo del dormitorio de otro año, si podemos evitarlo.
*****
Ese día, después de cenar, la Casa de Slytherin recibió una sorpresa. Los últimos que faltaban acababan de entrar cuando la entrada secreta se abrió otra vez para dar paso a su Cabeza de Casa.
Remus sonrió, los saludó amablemente y eligió sentarse en un maltratado sillón que sólo Sabía que había sido su lugar favorito cuando todavía era un estudiante.
Los Slytherins guardaron silencio y todos los ojos se dirigieron hacia el profesor entre ellos. Algunos estudiantes incluso lucían hostiles.
No era realmente algo inusual. Severus visitaba con frecuencia la sala común y raramente llamaba la atención entre los estudiantes, pero era inesperado tratándose del hombre lobo y muchos no lo habían aceptado como su Cabeza de Casa, todavía.
-¡No queremos aquí a ningún apestoso perro Gryffindor! –Hieronymus Mattels llegó a desafiar a Remus.
El hombre lobo le sostuvo la mirada con calma.
-¿Cuál Gryffindor? –preguntó en su acostumbrado tono amable.
-Él es un Slytherin, pedazo de idiota –le informó Stephan LaCroix a Hieronymus, quien se sonrojó ligeramente, pero no retrocedió.
-Sigue siendo un perro –insistió.
-Lobo –corrigió tranquilamente Remus-. Le aconsejo no tomar la diferencia muy a la ligera, señor Mattels. Sé que está un poco retrasado en Defensa debido al maestro que tuvieron en primer año, pero debería ser capaz de conocer la diferencia. Una luna llena puede ser lo que separe entre la vida y la muerte.
Hieronymus dio un paso incierto hacia atrás, pero su hermano Maximius saltó para ayudarlo.
-¿Y qué haces aquí, Lobo? –demandó en el mismo tono de desafío que había usado su hermano.
Remus le sonrió al estudiante de tercer año.
-Bueno, como su Cabeza de Casa, vine a ver si todos ustedes, especialmente los de primer año, se encuentran bien, para escuchar cualquier problema que puedan tener y para tener algo de compañía. Esta es nuestra sala común, después de todo, y Severus me dijo una vez que encontraba muy agradable el pasar las tardes con su Casa.
-Bajo estas circunstancias, debo ir a la Biblioteca –anunció Maximius, y salió.
Unos cuantos lo siguieron. Su hermano, Blaise y Theodore, sus compañeros de tercer año Curtis Marston, Bran Lewis y Gaia Ushton, y Luisa Hunter-Moor, de segundo año. Todos ellos sospechosos, notó Draco.
-¿Deberíamos seguirlos? –le preguntó a Severus en voz baja.
-Necesito hablar con Remus –respondió Severus, sacudiendo la cabeza-. Terminemos esto y vamos con él.
"Esto" era su tarea de Pociones, la cual Severus había decidido hacer con la letra más diminuta que pudo lograr. A pesar de eso, ya había escrito el doble del largo requerido sin siquiera consultar un libro y sólo se detenía ocasionalmente para reírse un poco por lo bajo.
-¿Qué es tan divertido, por cierto? –preguntó Draco, que estaba trabajando con la ayuda de un libro de Pociones que bordeaba en las Artes Oscuras, regalo de su padre.
-Nada más estoy imaginando la cara del profesor Malfoy cuando lea mis referencias cruzadas sobre la poción de wolfsbane y otras pociones psicoactivas. Incluso tomé prestados algunos términos de la medicina muggle para hacerlo sonar más profesional.
-¿Le estás dando hechos erróneos?
-No, solamente estoy usando terminología altamente técnica –sonrió Severus-. Espero que tu padre no pueda leer más allá de la primera frase y el Lexicón de Pociones que está en mi laboratorio no lo ayudar a pasar de ahí.
-No podrás hacerte el tonto en esta clase después de esto –le advirtió Draco, a pesar de reírse.
-No, pero todavía puedo gastarle bromas. Podemos usar a Neville y Greg si necesitamos que alguien pase por estúpido. Es menos probable que espere algo desde esa dirección, ¿verdad, Greg?
-¿Uh? ¿Qué? Gregory Goyle levantó la Mirada de su ensayo, confundido.
-Eres mejor que yo fingiendo ser estúpido –repitió Severus.
-¿Por qué querrías que él hiciera eso? –preguntó Vincent, cautelosamente.
-Por el momento, no queremos, pero podríamos quererlo como parte de una broma en Pociones alguna vez –explicó Draco.
-Pero el profesor es tu padre –dijo Gregory, confundido.
-¿Y? ¿No puedo gastarle una broma inofensiva a mi padre? –sonrió Draco.
Más o menos un minuto después, Severus terminó y él y Draco se dirigieron a la mesa de Severus.
-¿Tienes miedo de que te digan "mascota del profesor" porque él es tu padre? –preguntó Vincent de repente.
Draco se sorprendió. Esa era una deducción bastante complicada tratándose de Vincent, incluso habiendo tenido tiempo para pensarlo.
-No lo he meditado todavía –admitió-. Pero realmente no lo quiero aquí supervisando toda mi vida y con unas cuantas bromas puedo devolverle el favor.
-¿Vamos a pelear contra el profesor Malfoy como lo hicimos con Mary Sue? –preguntó Gregory a Vincent con preocupación.
Vincent miró pensativo a Draco y Severus.
-No lo creo, Greg. Al menos no todavía.
Remus sonrió cuando los dos muchachos se sentaron junto a él.
-¡Ah, Severus! ¿Te gustaría que empezáramos a planear tus visitas a mis clases de Defensa? Tengo conmigo los horarios y el calendario –y, para sorpresa de Severus, sacó el horario de todas las materias, en lugar de sólo el de la suya.
-¡Gracias, Remus, es una gran idea! Déjame echarle una mirada.
-Tómate tu tiempo, compañero –Remus sonrió benignamente-. No tengo prisa hoy. Sin embargo, Albus dijo que deberías ir a su oficina antes de la hora de dormir.
-¿Qué es lo que quiere? –preguntó Severus, sorprendido-. No he hecho verdaderas travesuras, todavía.
-Creo que simplemente quiere monitorearte más de cerca este año –Remus se encogió de hombros-. Tú sabes, hablar contigo, antes de que hagas algo.
En otras palabras, Albus quería informes regulares. Severus se preguntó si debería mencionarle la cocaína. Debería ser confiscada, pero si Stephan descubría que su baúl había sido registrado, tendría sospechas.
Pero en ese momento necesitaba concentrarse en los horarios. Su próxima oportunidad debería ser la clase de Cuidado de las Criaturas Mágicas en la cuarta lección del día siguiente. ¿Theodore tomaba Criaturas?
Le parecía que sí, pero no estaba completamente seguro. Draco debería saberlo, pero no podía preguntarle en ese momento si riesgo a que alguien los escuchara.
Por otro lado, era bien conocido que había abierto los baúles de sus compañeros de dormitorio el año anterior, así que si Theodore lo pillaba registrando el de un compañero de sexto año, eso no sería considerado demasiado sospechoso.
Sin embargo, tenía que preguntarle a Draco sobre las chicas. Todos los demás años tenían una materia obligatoria durante esa lección, lo que la convertía en una gran oportunidad para registrar los baúles de algunas chicas. Realmente no quería ser atrapado en los dormitorios de ellas.
La última lección del martes era una hora de estudio para su grupo y aquellos de sétimo año que no llevaban Runas Antiguas estarían por ahí, pero esa era su oportunidad de registrar el dormitorio de un nivel inferior. Con un poco de suerte, podrían registrar los de quinto y cuarto año el día siguiente. Si dejaba a las chicas para próxima semana, podría hacerlo fácilmente.
El miércoles tenía Aritmancia en la primera lección, pero Draco estaba libre para hacer algo de espionaje. Sin embargo, los de sétimo año estarían por ahí, y los de tercer año tenían Cuidado de las Criaturas Mágicas y Estudios Muggles a esa hora. Y Draco no era tan bueno como él registrando.
Severus sonrió de repente. Draco podía buscar en el dormitorio de primer año. No deberían saber todavía ningún hechizo de cerradura que valiera la pena y era probable que resultara interesante.
La segunda lección era otra hora de estudio, pero no una muy prometedora. Tanto los de sétimo como los quinto tenían materias opcionales y el tercer año tenía también una hora de estudio. Eso dejaba sólo el dormitorio de segundo año, donde su único sospechoso era Elton Rover. El tercer año debía ser mucho más interesante.
Su próxima oportunidad sería la primera lección del jueves. Otra clase de Cuidado de las Criaturas, lo cual significaba que tendría que trabajar sin Draco. Una hora de estudio para los de quinto y sétimo año, lo cual significaba que no había oportunidad de entrar a los dormitorios de las chicas. Podía ir entonces al de los chicos de tercer año, sin embargo, y con eso terminarían todos los dormitorios de los varones, pero luego tendría otra hora de estudio en la primera lección del jueves, con sólo los de su mismo año y los de cuarto por ahí.
Tal vez debería usar el jueves para su propio año y el viernes para el tercero, dejando la cuarta lección del martes para los dormitorios de las chicas. Pero el tiempo no bastaría para más de un dormitorio.
En otras palabras, tomaría cuatro semanas registrar los dormitorios de todos sus sospechosos. Y eso solo porque no tenía sospechosas en sétimo y quinto año.
Continuar
Notas:
¿Qué pondrá Lucius a hacer a Ron para su detención? ¿Mejorará su forma de enseñar? ¿Y qué hará nuestro traidor? (comentarios sobre la posible identidad del traidor, como siempre, serán leídos con gran interés, pero no serán respondidos aún). Por favor, comenten.
En el próximo capítulo:
Sevi entra al dormitorio de las chicas, Draco tiene que llevar a Ginny a la enfermería y Lucius tiene que detener una pelea.
