Capítulo 24.
Shizuoka, Japón.
Pues bien, Genzo había salido airoso de su prueba, pero aun faltaba que Lily pasara la suya. Ella no sabía cómo tomarían los señores Wakabayashi el hecho de que su hijo menor se casara con una extranjera, y no cualquier extranjera, sino con una latina que provenía de una familia modesta. Lily presentía que era muy probable que los padres de Genzo desearan que él se comprometiera con una chica japonesa proveniente de una familia de renombre.
En esos momentos, Lily y Genzo se dirigían rumbo a la mansión en donde éste había pasado su infancia. La familia Wakabayashi los estaba esperando allí. A Lily le hubiera gustado muchísimo que Rika y Taro los hubiesen acompañado, pero no hubiese sido correcto llegar con dos invitados desconocidos más, así que Lily tendría que entrar sola a la cueva del lobo. Ella no sabía que esperar de sus suegros, Genzo jamás hablaba con nadie acerca de su familia y Lily no fue la excepción, así que ella desconocía por completo el carácter de los señores Wakabayashi y de los dos hermanos mayores de Genzo, sin mencionar que también tendría que vérselas con los abuelos, tíos, primos y demás.
El automóvil se detuvo por fin a la entrada de la mansión unos instantes para permitir que se abriera el portón y entrar después rumbo al estacionamiento. Cuando Genzo apagó el auto, Lily sintió que el momento de la verdad había llegado. Al bajar se arregló con cuidado la falda de seda blanca con adornos de flores lilas que llevaba y revisó el estado de su maquillaje en el espejo retrovisor, mordiéndose constantemente los labios.
¿Cómo me veo?.- le preguntó nerviosamente a Genzo, quien la contempló unos instantes con admiración antes de responder.
Ella llevaba un suéter blanco de cachemira que él le había regalado, la falda de seda blanca que le llegaba hasta los tobillos y botas blancas, y su largo y hermoso cabello le caía en cascada por la espalda.
Te ves bellísima. Cuando vistes de blanco pareces un ángel.- respondió él.- En realidad, te pongas lo que te pongas, siempre te ves como un ángel. Me gustas cuando vistes de azul, cuando vistes de lila, cuando vistes de blanco o cuando usas cualquier color. Pero me gustas más cuando no llevas nada encima.- y le guiñó un ojo con picardía.
¡Gen!.- protestó ella, avergonzada.- Ni se te ocurra decir eso enfrente de tus padres.
Tranquila, ellos te amarán tanto como lo hago yo.- él se acercó y la tomó por el rostro con suavidad.- Cualquiera se da cuenta de lo maravillosa que eres.
Ya, detente, bien sabes que cuando me haces cumplidos pierdo el control de mi misma.- susurró ella.
Una de las cosas que tanto me gustan de ti.- Genzo la besó y la estrechó entre sus brazos por unos momentos.- ¿Estás lista?
En realidad no, pero esto es algo inevitable.- replicó ella.- Vamos.
Lily tomó el ramo de azucenas blancas que había llevado como obsequio para sus suegros antes de tomar el brazo que le ofrecía Genzo y dirigirse con él rumbo a la enorme casa. En la entrada estaban ya esperándolos un enorme séquito de sirvientes, quienes saludaron muy cortésmente a la pareja. Era una idiotez, pero Lily se imaginó a una corte que festeja el regreso de su príncipe. El príncipe que regresaba en compañía de una doncella...
La familia Wakabayashi hizo acto de presencia. El padre de Genzo era un hombre alto y delgado, con el cabello negro entrecano y un bigote finamente recortado. Sus ojos oscuros eran idénticos a los de su hijo. La madre de Genzo era una mujer de facciones finas y estatura baja, con cabello suave de color castaño claro y llevaba puesto un lindo vestido negro estilo chino con un dragón bordado. Los hermanos de Genzo eran unos cuantos años mayores que él, más o menos de la misma estatura y con los mismos ojos y el mismo tipo de cabello. Ambos se veían muy serios y formales, aunque a Lily le pareció que el muchacho que usaba gafas le había guiñado el ojo.
Padre, madre, qué gusto volver a verlos.- saludó Genzo, al tiempo que abrazaba a su madre y le estrechaba la mano a su padre.
Nos da gusto tenerte aquí, hijo.- contestó su padre.
¿Tuvieron buen viaje?.- preguntó su madre.
Muy bueno, en verdad, muchas gracias.- respondió Genzo.
¿A nosotros no nos piensas saludar, mal hermano?.- protestó el joven que tenía la apariencia de ser el mayor de los tres.
Todo a su tiempo, Touya.- replicó Genzo, al tiempo que los tres hermanos (¿no les sonó a zapatería? P) se saludaban efusivamente.
Lily observaba la escena unos cuantos pasos atrás, estrechando con fuerza el hermoso ramo de azucenas que llevaba en la mano. Cada vez se sentía más intimidada.
Quiero presentarles a mi prometida.- dijo Genzo, después de unos instantes.- Ella es Lily Del Valle.
Mucho gusto, señor y señora Wakabayashi.- dijo Lily, al tiempo que se inclinaba para hacer una graciosa reverencia.- Es un placer conocerlos.
Genzo nos mintió cuando nos habló de ti.- contestó el padre de Genzo, mientras tomaba una de las manos de la joven y se la besaba.- Eres mucho más bella de lo que él nos contó.
Muchas gracias.- Lily se ruborizó. Era de familia el don que Genzo tenía de perturbar a las mujeres con la mirada.
Sí, eres tan linda como una azucena.- la madre de Genzo sonrió.- Bienvenida a Japón, querida.
Gracias. Esto es para usted.- Lily le ofreció el ramo de azucenas.
¡Oh! Son hermosas, muchas gracias.
Hermano, preséntanos con tu novia.- intervino el muchacho de anteojos, con picardía.- No seas descortés.
Ajá. Lily, ellos son Touya y Kenji.- dijo Genzo.
Es un placer tenerla aquí, señorita Lily.- Touya besó la mano izquierda de Lily.
Qué suerte tuvo mi hermano de conseguirse a una chica tan linda.- Kenji besó la mano derecha de la muchacha.
No los atosiguen demasiado, tuvieron un viaje muy largo.- intervino la señora Wakabayashi.- Será mejor que vayamos adentro para mostrarles cuáles serán sus habitaciones. La servidumbre se encargará de su equipaje.
Sin embargo, una vez adentro, los detuvo una mujer de edad avanzada, enjuta y pequeña, quien llevaba puesto un kimono blanco y tenía una expresión severa.
No me dijeron que ya había llegado mi nieto.- dijo la señora, un poco molesta.- Llevo tiempo esperando su llegada y nadie tiene la decencia de avisarme.
No se moleste, abuela, tenemos poco tiempo de haber llegado.- contestó Genzo, saludándola con una inclinación del cuerpo.
Vaya, vaya, ¡pero qué grande y apuesto estás! Mira lo bien que te ha sentado el estar lejos de nosotros.- dijo la señora, con cierto reproche, como reclamando el hecho de que Genzo casi no se pusiera en contacto con su familia.
Usted sabe bien lo ocupado que estoy, abuela.- respondió Genzo.
Ajá, me sorprende que te hayas tomado la molestia de avisarnos que te vas a casar...
Por eso estoy aquí. Quiero presentarle a mi prometida, Lily Del Valle.
Lily se acercó e hizo una inclinación de 90 grados, tal y como le dijo Genzo que lo hiciera.
Es un placer conocerla, señora Wakabayashi.- dijo.
La anciana miró a Lily de pies a cabeza, con excesiva atención. Lily trató de no temblar ante la mirada escrutadora de la señora.
Es muy linda, sí.- la señora se paseaba alrededor de la muchacha mientras la seguía observando.- Un poco delgada, tal vez... Pero tiene buenas caderas, no tendrá dificultades para tener hijos.
Lily se sintió como una vaca que es valorada por un ganadero, en la espera de ser comprada.
Dime una cosa, niña. ¿Es cierto que trabajas?.- le preguntó la anciana.
Sí, señora, soy doctora.- respondió Lily, con voz firme.
Vaya, vaya. Ninguna de las mujeres de mi familia ha trabajado jamás. Todas nos hemos dedicado en cuerpo y alma a nuestros maridos y familias. No sé como esperas hacer tú lo mismo, si te la vas a pasar encerrada en un hospital.
Planeo dividir mi tiempo entre mi trabajo y mi hogar.- contestó Lily, con voz un tanto vacilante.
Ajá. ¿Y qué harás cuando a tu marido le falte ropa limpia y tengas que atender varios pacientes al mismo tiempo? ¿No terminarás por descuidar a tu familia por estar cuidando a desconocidos?.- la anciana la fulminó con la mirada.
Eh... No... Yo... .- Lily ya no pudo resistirlo más y comenzó a tartamudear. La mente se le quedó en blanco y no supo qué responder.
Madre, no seas tan ruda con nuestra invitada.- intervino el padre de Genzo, en esos momentos.- Tuvo un viaje muy largo, debe estar muy agotada.
Me lo imagino... .- la señora miró con desdén a Lily.- Bien, entonces lo mejor será que se retire a descansar, mañana será un día muy agotador.
¿Y eso a qué se debe, abuela?.- inquirió Genzo. Algo le daba mala espina.
Pues a que tendremos que preparar a tu prometida. Todas las señoras de esta familia son expertas en el arte de la ceremonia del té, el uso del abanico, la sombrilla y el kimono, y tu esposa no será la excepción. Es una lástima que sea extranjera, si fuera japonesa no tendríamos que empezar desde cero. Además, la cena de compromiso es mañana por la noche, tenemos muy poco tiempo.- y después de dirigirle a Lily una nueva mirada de desdén, se alejó con paso majestuoso por la escalera que conducía al segundo piso.
Genzo, querido, tu habitación es la misma de siempre. Todo está igual que cuando te fuiste.- dijo la madre de Genzo.- Yo le mostraré a nuestra invitada sus aposentos. Ven conmigo, querida.
Lily siguió obedientemente a su futura suegra por la escalera, murmurando apenas un "con permiso" a manera de despedida. Genzo la observó irse un tanto preocupado; sabía que su abuela era una mujer muy severa que nunca aprobaría su matrimonio con una extranjera; trataría a Lily con rudeza hasta que ella demostrara ser digna de convertirse en su esposa, cosa que le desagradó en extremo. "Y es por esta razón por la que nunca veo a mi familia", pensó.
La señora Wakabayashi condujo a Lily hacia una de las habitaciones ubicadas en el ala oeste de la mansión, la cual estaba bellamente decorada con motivos y pinturas japonesas y las alfombras y los muebles más finos.
Ésta será tu habitación, querida.- le dijo a la muchacha.- Espero que estés cómoda. Cualquier cosa que necesites, no dudes en pedirla.
Muchas gracias, señora Wakabayashi, es hermosa.- contestó Lily.
¡Oh! Llámame Mei-Ling. Habemos suficientes señoras Wakabayashi en esta casa como para confundirnos. Además, pronto seremos suegra y nuera.- la señora sonrió.
Muy bien, Mei-Ling, será como usted guste.- Lily correspondió a la sonrisa.
Perfecto. Cenaremos en diez minutos, para que estés lista. No es necesario que te cambies para la cena, así estás preciosa. Con permiso.
Mei-Ling se retiró, dejando a Lily sumida en las dudas, el asombro y la desesperación.
La cena fue una verdadera tortura para Lily, pues la abuela de Genzo no dejó de atosigarla con preguntas sobre cómo pensaba hacerle para manejar una familia y un trabajo al mismo tiempo, además de que a eso se le agregó el hecho de que tuvo que soportar las severas miradas del abuelo de Genzo, quien no le dirigió ni una sola palabra pero la miró como si fuese una criminal.
Entre esto y el hecho de que a la noche siguiente sería la cena de compromiso, Lily estaba segura de que no conseguiría pegar un ojo en toda la noche.
